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Liberad las semillas

La privatización de la vida es una de las consecuencias más salvajes del capitalismo. Si las semillas están patentadas no se pueden guardar de un año para otro para plantarlas. Es un delito. La capacidad de reproducción de la vida se ha privatizado gracias a la presión de las Corporaciones Transnacionales y a la connivencia de los gobiernos. Esta situación no sólo tiene graves consecuencias que se desencadenan sobre la soberanía alimentaria de países enteros, sino por la penalización de aquello que los campesinos y campesinas de todo el mundo llevan haciendo desde el año 7.000 a.C.

Las semillas no entienden de ratios de producción, ni de ahorro de costes, ni de optimización de insumos. Las semillas simplemente se reproducen y esto pone muy nerviosas a las grandes corporaciones. Tres han sido los mecanismos que han utilizado para conseguir la mercantilización y privatización de la vida: uno biológico (la hibridación), uno genético (los organismos genéticamente modificados) y uno legal (las patentes). Gracias a estos tres mecanismos, los agricultores y agricultoras de todo el mundo han dejado de poder realizar esa tradición milenaria que supone recoger la cosecha, secar las semillas y guardarlas para los próximos años. La mejora de las semillas mediante técnicas tradicionales es un proceso eminentemente colaborativo, cuanta más gente implicada, mejor. Baggett, un agricultor de Estados Unidos, consiguió un brócoli cuyo tallo era más largo y por tanto la cabeza de la planta estaba más alejada del suelo y era más fácil de cosechar. Usó el método tradicional: cruzó un brócoli con otro, identificó la mejor variedad y guardó las semillas para el año siguiente. Esto fue repetido durante décadas y Bagget consiguió un brócoli tan «separado» que los gorriones usaban sus ramas para posarse. Bagget utilizó una planta que había sido cultivada en los años 50 por la Universidad de Massachusetts. Inició su proceso de mejora de la planta en 1966 y fue ayudado y seguido por Myers, otro agricultor de la zona de Oregón.

 

Bagget and Myers compartieron su conocimiento con otros agricultores y agricultoras a lo largo de los Estados Unidos. El problema apareció cuando su versión mejorada del brócoli llegó a manos del departamento de brócoli de la Royal Sluis, una empresa holandesa que tenía granjas de investigación en California. Gracias a los tentáculos de distintas consolidaciones corporativas su semilla acabó en la corporación de de semillas vegetales más grande del mundo, Seminis, la cual en 2005 fue absorbida por la corporación de tecnología agrícola más grande del mundo, Monsanto. En el año 2011 Seminis recibió la Patente US 8.030.549 «Brócoli adaptado para facilitar la cosecha» cuya principal característica identificativa era tener una cabeza lo suficientemente separada del suelo como para facilitar su cosecha. Más de un tercio del material de la planta patentada venía de las mejoras realizadas por Bagget.

 

Los abogados de Seminis comenzaron a llamar a Myers, pidiendo más ejemplos de semilla de brócoli. La Patente US 8.030.549 cubría sólo unas pocas variedades de la planta y la corporación quería patentar la «característica», es decir, todos los brócolis adaptados para facilitar la cosecha. Seminis necesitaba otras plantas para comprar y probar que su invención era absolutamente novedosa. La petición de patente fue denegada, pero Seminis ha recurrido y el proceso puede estar abierto durante años.

 

El amparo de la ley y la connivencia de los gobiernos

 

En Estados Unidos, la Ley de Protección de Variedad de Semillas (PVPA en su acrónimo inglés) de 1970 permitió a los y las agricultoras guardar las semillas y replantarlas (pero no intercambiarlas y venderlas). Las patentes de uso, son sin embargo, absolutas, sin excepciones, no se pueden guardar las semillas ni cruzarlas. Las patentes empezaron con los granos, sobre todo con maíz y trigo, pero en la actualidad abracan a gran variedad de lechugas y están llegando a las zanahorias, cebollas, brócoli, coliflores y otros vegetales.

 

En los 80 la ingeniería genética superó todas las expectativas. La industria se consolidó y las grandes corporaciones compraron pequeños agricultores que no podían competir. En Estados Unidos empezó a ser legal patentar semillas como si fueran invenciones privadas y se extendieron las patentes a todas las formas de vida desarrolladas a través de la ingeniería genética. En el año 2001 la corte extendió estos derechos al cultivo tradicional, por lo cual, una planta obtenida a través de un cruce de semillas, podía ser patentada.

 

Guardar semillas se vuele un crimen con las patentes. La consolidación de la industria genética y las restricciones impuestas por la propiedad intelectual, han llevado a que los y las agricultoras cada vez tengan menos opciones y trabajen de manera más aislada, además de a una reducción de la riqueza natural del mundo vegetal. En el corto plazo puede que las consecuencias sean tener menos variedades de tomate en la mesa, pero en el largo plazo, las consecuencias pueden ser devastadoras, atacando a la propia resiliencia de la agricultura. El tener acceso a una amplia gama de semillas es para los agricultores fundamental. Cada vez que la protección de los derechos intelectuales de las corporaciones se ponen encima de la mesa, una línea genética se reduce.

 

En torno a los años 90 las grandes corporaciones empezaron a utilizar la metáfora del software para aplicarlo a las semillas. Las consideraban un bien comercializable, cuyo código pertenecía a un sistema de mayor envergadura perteneciente a la corporación y que incluía pesticidas, herbicidas, etc. Se calculó que por aquella época, el negocio de las semillas a nivel global estaba en torno a los 14.5 mil millones de dólares. En torno a 2013 había crecido un 250%, a los 39.5 mil millones de dólares y hay estimaciones de que para 2018 serán 52 mil millones.

 

La Iniciativa de Semillas de Código Abierto

 

Volviendo a Myers, harto del acoso de Seminis para patentar su brócoli fácil de cosechar, fundó junto con otros colegas, la OSSI, la Open Source Seeds Initiative, o lo que es lo mismo, la Iniciativa de Semillas de Código Abierto, en el año 2012. Su finalidad era restablecer el intercambio libre de semillas creando una reserva de semillas que no pueden ser patentadas, «un parque nacional de germoplasma» [1] lo llama uno de sus fundadores.

 

Precisamente utilizando la metáfora del software utilizado por las corporaciones, OSSI decide inspirarse en el software de código abierto. La idea es utilizar la misma herramienta que las corporaciones pero con la finalidad contraria: crear y reforzar el intercambio y la creación conjunta. El objetivo práctico de OSSI es crear una reserva de germoplasma, pero en realidad estamos hablando de redistribuir el poder en el mundo. Estamos hablando de luchas de base y de reconocimiento del derecho natural de la vida a reproducirse a sí misma sin pertenecer a nadie.

 

Jack Kloppegurg, otra de las personas implicadas, reconoce que las semillas es uno de los recursos que siempre ha pertenecido al área de los bienes comunes, los recursos naturales que son públicos de manera inherente, como el aire, el sol o la lluvia, pero gracias a las patentes, esta riqueza cultural, estos recursos que pertenecen a todos, han entrado en la lógica mercantilista para el beneficio privado. El problema de las patentes no es sólo éste, sino que también tienen un efecto disuasorio: las personas ya no intercambian semillas por miedo a las multas, aunque sus plantas no hayan sido genéticamente modificadas. Si una corporación consigue demostrar que el material genético de su maíz patentado y el maíz de un agricultor privado es muy similar, este último puede ser acusado de cometer un delito contra la propiedad intelectual.

 

Lo que distingue a las semillas OSSI es su etiqueta, la cual reza: «Tienes la libertad de utilizar las semillas OSSI de la manera que desees. A cambio, te comprometes a no restringir el uso de estas semillas o sus derivados mediante patentes u otros medios. Asimismo debes incluir esta etiqueta en cualquier intercambio que realices con estas semillas o sus derivados».

 

En la actualidad hay más de 20 compañías de semillas que promueven semillas de código abierto. La página web de OSSI conecta a compradores y empresas de variedades OSSI tratando de crear una red de intercambio de semillas que proteja los bienes comunes, y en última instancia, la vida.

 

 

Notas

 

[1] El germoplasma es el conjunto de genes que se transmite por la reproducción a la descendencia.

20-04-2016

 

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En Puerto Rico: jóvenes, universitarios y agroecologistas

19 DE ABRIL DE 2016/ POR EMMANUEL A. ESTRADA LÓPEZ/ DIÁLOGO VERDE

En la UPR se desarrolla un movimiento estudiantil agroecológico que busca, entre teoría y práctica, concienciar sobre la importancia de la seguridad alimentaria y la responsabilidad con el ambiente.
Preparan su cosecha sin arar mucho, a machete; un rototiller, a lo sumo. Lo hacen sin pesticidas, herbicidas ni agrotóxicos. Lo hacen por compromiso social y político.

Lo hacen, más que todo, por amor a la tierra. Como proyecto de vida.

En Mayagüez, en Ponce, en Utuado y en Río Piedras, estudiantes universitarios han abrazado la agroecología para aportar su granito –o más bien granote– de arena en garantizar una seguridad alimentaria, solucionar los problemas ambientales, y educar sobre la importancia de la labor agrícola para esta y las próximas generaciones.

Desde producir alimentos que consumen o reparten hasta visitar escuelas y ayudar a niños a crear sus propios huertos ecológicos, estos alumnos de distintos campus de la Universidad de Puerto Rico (UPR) se han encargado de enseñarle a los más grandes –y de concienciar a los más pequeños– que la agricultura ecológica es viable. Así lo sueñan. Y así lo creen posible.

El regreso a la tierra
Lo que se palpa –en la calle, en las fincas, en los periódicos, en la universidad– es cierto: cada año, más estudiantes ingresan a estudiar agricultura. Así lo evidencia las estadísticas de estudiantes matriculados en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) y en la UPR en Utuado, donde se ofrecen los programas de ciencias agrícolas a nivel sistémico.

En el RUM, el incremento comienza en el año académico 2007-2008, con 888 estudiantes matriculados en los doce programas de bachillerato, incluyendo preveterinaria. Para el 2015-2016, la matrícula subgraduada fue de 1,363 estudiantes, o 53.5% de aumento en ocho años.

Un patrón similar se ve en la UPR en Utuado, donde a excepción del año académico 2011-2012 (cuando se reportó la matrícula más baja de estudiantes a nivel sistémico tras la huelga estudiantil), la matrícula ha ido en aumento.

Para Nelson Álvarez Febles, experto en agroecología y uno de los primeros en publicar extensamente sobre el tema en Puerto Rico, asuntos como la preocupación por la disponibilidad de alimentos locales, un interés por lo ecológico, y el deseo de estilos de vida más saludables son razones que mueven a la juventud a estudiar agricultura y considerar prácticas agrícolas sustentables.

A eso se suma la búsqueda de opciones laborales con cierta independencia, las oportunidades en la economía local ante la crisis aquí, en Estados Unidos e internacionalmente, y “en cuanto a la agroecología, el interés por una alimentación sana, una coherencia ideológica con principios políticos y una responsabilidad social”, agregó el experto.

Son, en síntesis, las mismas razones que mencionaron los universitarios.

RUM: construyendo el sueño de un futuro agroecológico

En un huerto de poco más de 200 pies, Iván Vallés, Harrison Rodríguez y Carlos Reyes han cosechado maíz, calabaza, yuca, viandas, guineos, tomates, yautía, quimbombó, berenjena, cilantro y arroz.

Junto a una veintena de estudiantes, conforman la Asociación de Estudiantes Agricultores (AEA), que desde el 2009 cultiva agroecológicamente en un predio de la Finca Alzamora del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).

Pero antes de la siembra estuvo la protesta.

“[El huerto] lo conseguimos luego que en el 2009 se desató una lucha en la Finca Alzamora porque iban a construir una carretera. Un grupo de estudiantes comenzaron a oponerse al proyecto, y se creó un movimiento que defendía los suelos de las fincas. En ese proceso la AEA adquirió estos predios en la finca para llevar a cabo sus prácticas, y hasta el sol de hoy todavía lo tenemos”, explicó Vallés, de 24 años.

Paralelo a la manifestación, el huerto también se configuró como una manera de colectivizar los huertos individuales que algunos miembros de la AEA tenían en sus casas u hospedajes.

“Íbamos todos a la casa de cada uno a trabajar nuestros diferentes huertos. Cuando se da la lucha de la Finca Alzamora, entonces logramos conseguir un huerto común para todo el mundo trabajarlo y ahora el caso es distinto: ninguno tenemos huertos. Todos venimos aquí”, añadió Vallés.

La importancia del huerto ecológico de la AEA, además, es ofrecer un lugar de práctica distinto al enfoque agrícola que se prioriza en el RUM, que no cuenta formalmente con cursos ni laboratorios sobre agroecología.

“Aquí en el RUM no se practicaba [la agroecología] y la filosofía de producción es una filosofía convencional o industrial. Esta es una de las iniciativas estudiantiles que trabaja con la agroecología y que reta a la institución y le demuestra que haciendo agricultura ecológica se puede producir alimentos”, señaló Reyes, de 22 y estudiante de horticultura.

Más allá de quedarse en la universidad, y poniendo en práctica la dimensión social de la agroecología, los estudiantes han llegado hasta las escuelas públicas aledañas al RUM para educar a los niños y construir huertos.

Rodríguez y Vallés limpian la composta con una tómbola para obtener la tierra que usarán para sembrar. (Ricardo Alcaraz / Diálogo)

“Ahora mismo estamos trabajando en la Escuela Intermedia José Gautier Benítez, del barrio París, cerca del RUM. Ahí nosotros nos dedicamos a reconstruirle su huerto, y los estudiantes integraron un huerto vertical con materiales reciclados”, indicó Rodríguez, de 20 años y estudiante de industrias pecuarias.

Para Vallés, su esperanza es que la agroecología pase a ser el modelo de desarrollo agrícola en Puerto Rico y que se visibilicen los esfuerzos que ya se están dando.

“Actualmente hay muchas personas y muchas iniciativas, pero todavía no se ha creado una política pública a nivel estatal, así que aspiramos a que no solo trabajando desde nuestro huerto sino desde todos los huertos en la Isla podamos construir un futuro agroecológico para Puerto Rico” expresó.

UPR en Ponce: conciencia de lo orgánico, importancia de lo local

Todo empezó con una preocupación por el estado de la seguridad alimentaria en el País.

Desde el 2014, sobre 30 estudiantes de la UPR en Ponce, organizados como la Coalición Estudiantil Pro-Agricultura (CEPA), mantienen el Huerto Atabey, un terreno en el mismo centro del campus que utilizan para concientizar no solo sobre dicho asunto, sino de la problemática de las semillas genéticamente modificadas y el mal uso del agua.

En un terruño de poco más de 60 pies, Eduardo Llegus, junto Víctor Irgoyen, Alan Figueroa y el CEPA, ha cosechado guineos y plátanos, berenjenas, quimbombó, lechuga, yuca, orégano, romero, cilantro, albahaca, guanábanas, girasoles, habichuelas, espinaca y lechosa.

“Una de nuestras críticas mas exhaustivas es que el puertorriqueño debe eliminar por completo el estigma social de que la agricultura es para los jíbaros de la montaña o que es la última opción laboral. Es totalmente absurdo considerarlo así porque el agricultor es el sustento principal de un país libre”, puntualizó Llegus, de 23 años y estudiante de biomédica.

Parte del Huerto Atabey, en la UPR en Ponce. (Suministrada)

El Huerto Atabey surgió cuando el profesor José Villalón le propuso a varios estudiantes realizar un proyecto de concienciación sobre la seguridad alimentaria en Puerto Rico. Desde entonces, han incorporado otras problemáticas ambientales, como la contaminación ambiental y el uso desmedido de químicos en las fincas comerciales.

“Una de las características es que todo lo que se siembre en el huerto debe ser orgánico. Está prohibido utilizar semillas genéticamente modificadas. Este es otro de los fines del huerto, crear conciencia del problema que tanto el País como el mundo tiene debido a este tipo de semillas. El huerto es sin fines de lucro, y todas las semillas, materiales y demás han sido donados por agrónomos comprometidos con el proyecto y también por la UPR, que nos ha facilitado herramientas de trabajo”, agregó Llegus, quien preside la organización.

La agroecología, como concepto, contempla una dimensión sociopolítica. En esa línea, el CEPA –al igual que los agroecologistas del RUM– han establecido el Programa de Adopción de Escuelas, donde destinan miembros de la asociación para trabajar, levantar y gestionar un huerto escolar con los estudiantes, padres y maestros de la escuela seleccionada.

Y para mitigar la falta de secuencias curriculares sobre agroecología en la UPR en Ponce, los universitarios están preparando cursos de educación continua sobre técnicas básicas agrícolas, compostaje, manejo sustentable de materiales y agroforesteria, que se ofrecerán el campus ponceño.

“Nos preocupa la situación actual del Acuífero del Sur y su mal manejo por parte de diferentes agencias o entidades jurídicas. Puerto Rico debe utilizar sus recursos naturales de forma sustentable y armónica con la ecología ya que de esta forma garantiza a largo plazo su uso eficiente”, subrayó Llegus.

UPR en Utuado: sembrando la agroecología en la academia

El movimiento agroecológico en la ‘Universidad de la Montaña’ es tal, que solo falta que la Junta Universitaria y la Junta de Gobierno del primer centro docente del País aprueben el bachillerato en agricultura agroecológica.

Reyes levanta la yuca que acaba de sacar del huerto del MEA en la UPR en Utuado. (Suministrada)

Es lo menos que esperan Jesef Reyes, de 19 años, y Yonalis Rivera, de 20 años. Ambos estudian el grado asociado en horticultura. Si quisieran obtener el bachillerato en esa misma disciplina, tendrían que matricularse en el RUM. De ahí que la posibilidad de un bachillerato en la UPR en Utuado se presente como una opción de estudios más completa. La propuesta cuenta al momento con el apoyo estudiantil y docente.

Reyes y Rivera forman parte del Movimiento Estudiantil Agroecológico (MEA), fundado en el 2015. En el huerto del grupo han cosechado parcha, papaya, batata, yautía, malanga, yuca, maíz, diferentes variedades de granos y habichuelas, lechuga, tomate, berenjena, plantas repelentes para plagas y otras beneficiosas para polinizadores. De esos mismos cultivos, esperan poder montar un comedor social, a tono con la gestión –también liderada por estudiantes– que se hace en otras unidades de la UPR.

Para ambos universitarios, el asunto de que vivamos en un país donde la mayoría de los productos importados cuando en Puerto Rico mismo hay terreno para cultivar y jóvenes dispuestos a trabajar –y el hecho de que los alimentos menos saludables e importados sean más accesibles al consumidor– les resulta alarmante.

“Hay que sembrar sí o sí, aunque hayas estudiado otra profesión. Todo el mundo debe saber sembrar y producir su propio alimento, ya que es un requisito básico de la vida”, puntualizó Reyes, quién también forma parte del Proyecto de Café El Cormo.

UPRRP: el huerto como respuesta a la crisis

Julio Andino recuerda muy bien lo que sucedió con el carguero El Faro en octubre de 2015.

“Estamos tan acostumbrados a que los barcos lleguen que no creemos posible que dejen de llegar. No podemos ni debemos esperar a que dejen de llegar para tomar acción. Debemos, como país, ser proactivos y dejar de ser reaccionarios ante los problemas”, expresó Andino, de 28 años, maestro y exalumno de la Facultad de Educación del Recinto de Río Piedras.

Miembros del AUUF preparan el terreno para la siembra. Justo al fondo, la Escuela de Bellas Artes del Recinto de Río Piedras. (Suministrada)

Andino le da una mano –o dos, propiamente– a Gabriela Collazo, Odette González y 25 miembros más que desde el 2010, en un terreno entre la Escuela de Arquitectura, la Escuela de Bellas Artes y las residencias estudiantiles, cultivan agroecológicamente el Huerto Semilla. Están organizados como el colectivo Agricultura Universitaria por una Urbe Fértil (AUUF).

“Siento el llamado de trabajar por una vida digna, justa y de calidad para todos y todas, seres humanos y no humanos. Hoy estamos viviendo como la visión de ‘desarrollo’ nos ha encaminado a un momento de crisis en todos nuestros sistemas de organización: el social, económico y político, llevándonos por el medio todo aquello que nos da vida y sustento, nuestra tierra”, manifestó Collazo, de 24 años y técnica de laboratorio de la Facultad de Ciencias Naturales.

En Huerto Semilla, el colectivo siembra actualmente cilantrillo, eneldo, arúgula, kale, mostaza, mezclum salad, pepinillo, melón cantaloupe, melón de agua, cherry tomato, tomate, berenjena, ají dulce, repollo, calabaza, habichuelas, gandules, bok choy, maíz, lechuga romana y girasol silvestre.

El AUUF entiende que si bien la comunidad universitaria está alerta a lo que sucede en el campus y en el País, no lo está tanto en “el trabajo de la tierra en colectivo, y en cómo esta labor une masas, unifica los pueblos y sienta las bases para la autogestión. Esto se está despertando en el presente, no sólo en los espacios internos que nos brinda la universidad y en sus estudiantes, sino afuera también: en los mercados agrícolas y proyectos agroecológicos”.

Como el ciclo de la vida o la forma del planeta Tierra, estudiantes del AUUF enseñan muestran parte de la lechuga cosechada. (Suministrada)

Más que un salón de clases improvisado, el huerto “es una ruptura para atender los retos de la actualidad, como la crisis alimentaria, el cambio climático, la crisis económica, el aumento en las enfermedades crónico-degenerativas, la marginación de la mujer y otros sectores, el desempleo, la desigualdad social y el desafiante control del mercado”, apuntó González, de 24 años y estudiante de nutrición y dietética.

Después de la universidad

Mientras muchos estudiantes se gradúan sin tener un panorama claro de qué quieren hacer con sus vidas, los universitarios agroecológicos lo tienen bien clarito.

“Yo personalmente quisiera conseguir una finca y desarrollarla agroecológicamente porque en la medida en que se desarrollen este tipo de proyectos y se vinculen entre sí es que vamos a poder crear una agricultura para el futuro de Puerto Rico. Ahora mismo hay mucha agricultura a pequeña escala que está bien fragmentada, no hay unas redes distributivas eficientes, y eso hace que muchos agricultores pierdan las cosechas y se le haga bien difícil echar pa’ lante su agronegocio”, mencionó Vallés.

Por su parte, Llegus destacó que “la agricultura siempre ha sido una opción laboral y de forma de vida para los puertorriqueños”. El joven indicó que muchos de los miembros de la CEPA ha proseguido estudios graduados en agronomía, ciencias ambientales, salud ambiental y ecología.

En el movimiento agroecológico –y en su vertiente estudiantil no ha sido la excepción– la mujer juega un papel protagónico. En la foto, compañeras del AUUF. (Suministrada)

“Podemos unificar y lograr una utópica soberanía alimentaria desde la base popular, retornar a nuestras raíces. Existen oportunidades de agroempresarismo. El área de manejo sustentable es uno poco explorado y con mucho potencial, el negocio de la composta tiene un elaborado sistema a largo plazo que serviría como fuente de empleo”, elaboró.

Desde Utuado, Rivera entiende que la agricultura “sí es una opción laboral ante la crisis. Es fuente de alimento y materia prima, de donde se derivan otros productos. Además, comer es una necesidad básica y el hecho de producir tus propios alimentos te hace independiente, te reconecta con la tierra y te empodera”.

Los miembros de la AUUF, a su vez, reconocen la agroecología como “lo que es y será nuestra realidad laboral. El huerto ha sido parte de esa formación. Consideramos esto como nuestra forma de vivir, un proyecto de vida”.

Fuente de la noticia: http://dialogoupr.com/jovenes-universitarios-y-agroecologistas/

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Día de la Tierra, una celebración para cuidar nuestro hogar

Hoy se conmemora el Día de la Tierra en muchos países de todo el mundo. Una efeméride instaurada en 1970 por el Senador estadounidense Gaylord Neson para crear conciencia en temas como la superpoblación mundial, la contaminación y la conservación de la biodiversidad.

21 abril 2016/Fuente: http://www.lr21.com.uy/

http://https://www.youtube.com/watch?v=ug39P7ZFopg&feature=youtu.be

Si bien el 20 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Naturaleza, instaurado por la ONU, son dos celebraciones que no deben confundirse entre sí.

La celebración nació luego de que el Senador Gaylord Nelson y grupos de estudiantes y ambientalistas lograron presionar al Gobierno de EE.UU. para la creación de una agencia ambiental. Manifestaciones, marchas, protestas y muchos simposios educativos en cientos de centros educativos y universidades en todo el país lograron la creación de la Environmental Protection Agency(Agencia de Protección Ambiental) y una serie de leyes destinadas a la protección del medio ambiente.

El calentamiento global y otros flagelos ambientales

El calentamiento global es un fenómeno complejo y sus impactos y consecuencias a gran escala aún no pueden predecirse con certeza. Cada año los científicos tienen más información sobre cómo el calentamiento global impacta en los ecosistemas de todo el mundo y en los delicados balances de las temperaturas de los océanos, entre otros posibles cambios.

El derretimiento de los glaciares es una de las amenazas constantes del calentamiento global. Si los polos se deshicieran totalmente, el nivel de los océanos aumentaría, desplazando a cientos de miles de personas de zonas costeras, además de modificar las temperaturas de las aguas, hecho que impacta en la vida de miles de especies marinas.

Bosques, granjas y ciudades enfrentarán severas problemáticas por el calentamiento global. Escasez de energía o agua podría volverse un hecho habitual si las temperaturas de la Tierra siguen aumentando a causa del efecto invernadero.

Estados Unidos sigue siendo el país más contaminante del mundo. Si bien los estadounidenses solamente representan el 4% de la población mundial, generan el 25% de los gases de bióxido de carbono debido a la combustión de combustibles fósiles. De hecho EE.UU. emite más bióxido de carbono que China, India y Japón juntos.

calentamiento global

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Cómo generar educación ambiental

Por: Cristian Frers

La educación ambiental es un proceso integral, sistemático y permanente de información, formación y capacitación formal, no formal e informal, basado en el respeto a todas las formas de vida, por el que las personas, individual y colectivamente, toman conciencia y se responsabilizan del ambiente y sus recursos, mediante la adquisición de conocimientos, aptitudes, actitudes, valores y motivaciones que le facilitan comprender las complejas interrelaciones de los aspectos ecológicos, económicos, sociales, políticos, culturales éticos y estéticos que intervienen en el ambiente.

Desde tiempos remotos la tierra ha representado fuente de vida para el hombre, proveyéndolo de todo cuanto ha necesitado para subsistir. De esta manera el hombre ha explotado, y continúa haciéndolo, los recursos que le brinda la naturaleza, sin embargo en las tres últimas décadas se ha hecho evidente la explotación indiscriminada e inconsciente de los recursos naturales renovables y no renovables.

En la actualidad no hay un solo lugar exento de contaminación ambiental; en las grandes ciudades los asentamientos humanos propician problemas de basura, insalubridad, contaminación del aire, falta de zonas verdes y consecuentemente escasez de flora, drenajes en malas condiciones, contaminación del agua, entre otros factores, y aunque estos problemas de contaminación tienen muchos puntos en común con los problemas rurales, su origen es diferente ya que en estas zonas el uso de insecticidas, plaguicidas, fertilizantes, zonas de quema, contaminación del agua, entre otros problemas, son los que agudizan los problemas de contaminación y los que a la par exigen una pronta y rápida solución, que no llegará a menos que se implante un programa urgente de educación ambiental, que tenga objetivos educativos integrales y multidisciplinarios, que llegue a toda la población.

Más allá de la educación tradicional, es decir, del simple hecho de impartir un conocimiento, la educación ambiental relaciona al hombre con su medio ambiente, con su entorno y busca un cambio de actitud, una toma de conciencia sobre la importancia de conservar para el futuro y para mejorar nuestra calidad de vida.

En la escuela se pueden desarrollar actividades para el mantenimiento de la infraestructura educativa, concienciar a los niños y jóvenes en la importancia del uso racional y la conservación de los recursos, involucrar a la comunidad educativa para que participe activamente en actividades ambientales promovidas por la escuela.

Plantear un proyecto general, luego un proyecto diario, así como estrategias basadas en contenidos no es difícil para los alumnos si se les brinda la oportunidad de hacerlo, lo importante es buscar que el maestro cumpla sus intenciones educativas a través de lo que el niño construya como conocimiento y que realmente se obtengan hechos educativos transformadores de actitudes y conductas con fines útiles en la vida diaria, como en este caso en que los niños se dan cuenta de un problema de su propia realidad y con base en éste buscan la reflexión, la creatividad, la construcción de su propio saber, de sus propias ideas, lo que hace más real lo que el niño vive en la escuela y no lo aísla de ella.

La educación ambiental se plantea como objetivo lograr una población ambientalmente informada, preparada para desarrollar actitudes y habilidades prácticas que mejoren la calidad de vida. Los seis objetivos fundamentales de la educación ambiental son:

– Propiciar la adquisición de conocimientos para la comprensión de la estructura delambiente, que susciten comportamientos y actitudes que hagan compatibles la mejora de las condiciones de vida con el respeto y la conservación del medio desde un punto de vista de solidaridad global para los que ahora vivimos en la tierra y para las generaciones futuras.

– Propiciar la comprensión de las interdependencias económicas, políticas y ecológicas que posibilite la toma de conciencia de las repercusiones que nuestras formas de vida tienen en otros ecosistemas y en la vida de las personas que lo habitan desarrollando el sentido de responsabilidad.

– Lograr el cambio necesario en las estructuras, en las formas de gestión y en el análisis de las cuestiones referentes al medio que posibiliten un enfoque coherente y coordinado de las distintas políticas sectoriales en el ámbito regional, nacional e internacional.

– Ayudar a descubrir los valores que subyacen en las acciones que se realizan en relación con el medio.

– Orientar v estimular la participación social y la toma de decisiones tanto para demandar políticas eficaces en la conservación y mejora del medio y de las comunidades.

– Introducir en los contextos educativos formales y no formales la educación ambiental como dimensión curricular en un proceso integrador de las diferentes disciplinas que permita un análisis crítico del medio en toda su globalidad y complejidad.

La educación es, a la vez, producto social e instrumento de transformación de la sociedad donde se inserta. Por lo tanto, los sistemas educativos son al mismo tiempo agente y resultado de los procesos de cambio social. Ahora bien, si el resto de los agentes sociales no actúa en la dirección del cambio, es muy improbable que el sistema educativo transforme el complejo entramado en el que se asientan las estructuras socioeconómicas, las relaciones de producción e intercambio, las pautas de consumo y, en definitiva, el modelo de desarrollo establecido.

A nivel formal la educación ambiental actúa principalmente en instituciones educativas y gubernamentales, actuando como eje transversal para que los egresados y funcionarios de dichas instituciones, aprendan a vincular sus funciones con la conservación y protección del ambiente.

A nivel informal, La educación ambiental tiene más radio de acción y puede ser más poderosa. Desde la comunidad organizada, Ong’s y conservacionistas, hasta los medios de comunicación, todos ellos representan una gama rica de oportunidades para impartir educación ambiental y así poder llegar a miles de personas y propiciar y conseguir un cambio de actitud favorable hacia la conservación de los recursos naturales.

La clave está en la inserción en el sistema formal de educación oficial complementándose con la educación informal.

Todo esto es necesario para crear una conciencia educativa urgente, hoy por hoy no han tenido los resultados esperados, y esto se debe en mucho a que la educación que se imparte en las escuelas ha estado aislada, al margen de la sociedad que la rodea, en vez de incluirla como una parte integral que da vida y forma a los contenidos escolares. Concebir que lo que se enseña en la escuela es un aprendizaje aislado es precisamente la causa de que aún no haya una educación social que formule y lleve a cabo propuestas concretas de cuidado hacia el cada día más deteriorado ambiente. Si se persiguen objetivos donde los niños, los maestros y la comunidad en general trabajen, con el apoyo de campañas visuales y programas en los medios masivos de comunicación, entonces la educación social con respecto al cuidado del ambiente podría estar cerca de lograrse.

En definitiva, la educación ambiental es un proceso integral, sistemático y permanente de información, formación y capacitación formal, no formal e informal, basado en el respeto a todas las formas de vida, por el que las personas, individual y colectivamente, toman conciencia y se responsabilizan del ambiente y sus recursos, mediante la adquisición de conocimientos, aptitudes, actitudes, valores y motivaciones que le facilitan comprender las complejas interrelaciones de los aspectos ecológicos, económicos, sociales, políticos, culturales éticos y estéticos que intervienen en el ambiente.

La educación ambiental en Argentina está poco más que en pañales, pese a los esfuerzos y los planes oficiales que se están tratando de implementar, tanto en el Ministerio de Educación de la Nación como en los organismos equivalentes de las provincias, debido a: La falta de conexión entre las medidas individuales que se implementan y la problemática social, el carácter temporal de las acciones propuestas (no conducen a la formación de hábitos), no se permite desarrollar la creatividad de los sujetos, ya que no hay continuidad entre el contenido que se transmite y las concepciones y representaciones de los sujetos y para finalizar, la falta de la información sobre los problemas locales en conjunción con la problemática nacional. La asistencia oficial es escasa o prácticamente nula. Esto se debe, principalmente, a la precaria importancia que frecuentemente se da a la educación, tanto desde el estado como otros sectores de la sociedad, se traduce como una contracción del sistema educativo público, como efecto de un presupuesto bajo y la ausencia de un debate acerca de la calidad y beneficios de la educación impartida.

Para encontrar una vida en armonía con el ambiente, lo primero que debe realizarse es obtener una población consciente de su pertenencia al todo que lo rodea. Se debe educar a las personas desde la infancia para que aprendan el cuidado necesario para no malgastar los recursos del planeta, para no ensuciar su entorno y para convivir con su vecino. www.ecoportal.net

Publicado originalmente en: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Educacion-Ambiental/Como_generar_educacion_ambiental

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EE.UU: Students from UMass and Harvard are arrested in protests over fossil-fuel

 

América del Norte/EE.UU/Abril 2016/Fuente:The Chronicle/Autor:Courtney Kueppers
Resumen: Cerca de 15 manifestantes fueron detenidos después de negarse a salir de las instalaciones del  edificio Whitmore en la Universidad de Massachusetts en Amherst. Los manifestantes, solicitan que el sistema universitario se desprenda de participaciones en empresas de combustibles fósiles.

About 15 protesters were arrested on Tuesday night after refusing to leave the Whitmore Administration Building at the University of Massachusetts at Amherst. The protesters, who have called on the university system to divest holdings in fossil-fuel companies, began their sit-in on Monday morning, according to the Daily Hampshire Gazette.

The protesters called for Martin T. Meehan, the university’s president, and Victor Woolridge, its Board of Trustees chairman, to commit to full fossil-fuel divestment by Wednesday.

On Tuesday evening university officials responded to the demands by releasing a statement that said, “UMass system leaders today said they would advocate for a policy that would see the five-campus UMass system divest and prohibit direct investment in fossil-fuel companies.”

“Although we find ourselves meeting in a moment of contention,” Mr. Meehan said in the statement, “I embrace and I believe that the university leadership broadly shares the goals that the divest-campaign students have been advocating for.”

Edward Blaguszewski, a university spokesman, said in a statement quoted in the Gazette that ”despite the pledge of advocacy for divestment from fossil fuels by Meehan and Woolridge, the student protesters chose to continue their occupation of the Whitmore Administration Building after it was closed for business. … Following the students’ continued insistence to remain in the building, UMass Amherst officials decided about 9 p.m. to order about 15 protesters removed from Whitmore and to charge them with trespassing.”

Protesters told the newspaper that the officials’ statement had not fulfilled their demands.

“They didn’t give us any commitment on our divestment asks,” Mica Reel, a university sophomore, told the newspaper. “They don’t understand the urgency with which they need to act, but student leaders and community members do.”

Meanwhile, four Harvard students in the group Divest Harvard were arrested earlier in the day on Tuesday for occupying the Boston Federal Reserve building to protest the “Harvard Management Company’s investment in the fossil-fuel industry,” according to The Harvard Crimson.

In a statement cited by the Crimson, Jeff Neal, a university spokesman, said, “Like many peer institutions, Harvard is already acting on climate change through research that occurs across disciplines and throughout the world; through teaching and learning, by providing our students with the tools to confront this issue for generations to come; and on our campus, where we have already reduced our greenhouse-gas emissions by more than 20 percent.”

Last year Divest Harvard occupied Massachusetts Hall, home to the office of President Drew G. Faust, according to the Crimson.

At the time, Ms. Faust told the student newspaper that she wished the group “would focus on accomplishing what we want to accomplish, which is have an effect on climate change, rather than on one particular instrument, which they seem focused on almost to the point of forgetting about what the outcome for such an action would be.”

 

Fuente de la noticia:http://chronicle.com/blogs/ticker/students-demanding-fossil-fuel-divestment-are-arrested-at-umass-and-harvard/110338

Fuente de la imagen: http://inthesetimes.com/article/19059/at-9-campuses-students-up-the-ante-against-fossil-fuel-investment-with-dive

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Con cara y ojos

Amb cara i ulls,[1] dice una importante expresión en catalán que deberíamos conocer –pues a los seres humanos nos cuesta prestar atención a lo que no tiene cara y ojos. Nuestra naturaleza de simios supersociales nos lleva a magnificar las interacciones y conflictos personales –y tendemos a ignorar lo demás. Pero el calentamiento climático no tiene cara y ojos,[2] la acumulación de capital no tiene cara y ojos, la maquinización del mundo no tiene cara y ojos… Nos cuesta Dios y ayuda hacernos cargo de las dinámicas sistémicas, y de los aspectos estructurales de la realidad.

 


[1] En castellano viene a significar “como debe ser”, “como mandan los cánones”, “como Dios manda”.

[2] En un artículo titulado “Ojalá que el sexo gay causara el calentamiento climático”, el psicólogo de Harvard Daniel Gilbert identifica cuatro grandes dificultades psicológicas que explican parcialmente la pasividad e inacción con que (no) abordamos el calentamiento climático –y, más por extenso, la crisis socioecológica mundial–. “¿Por qué estamos menos preocupados por el desastre más probable? Debido a que el cerebro humano ha evolucionado para responder a las amenazas que tienen cuatro características – características que el terrorismo tiene y que el calentamiento global no tiene.

En primer lugar, el calentamiento global no tiene bigote. ¡No es broma! Somos mamíferos sociales cuyos cerebros están altamente especializados en pensar en los demás congéneres. La comprensión de aquello en lo que están los otros -lo que saben y quieren, lo que están haciendo y planificando- ha sido tan crucial para la supervivencia de nuestra especie que nuestros cerebros han desarrollado una obsesión con todas las cosas humanas. Pensamos en las personas y sus intenciones; hablamos sobre ellos; los buscamos y los recordamos.

Por eso es por lo que en EEUU nos preocupa más el ántrax (con un número de muertes anuales de aproximadamente cero) que la gripe (con un número de muertes anuales que oscila entre un cuarto de millón y medio millón de personas). La gripe es un accidente natural, y el ántrax es una acción intencional humana, y la más pequeña acción capta nuestra atención de una manera en que el mayor accidente no lo hace. Si dos aviones hubieran sido alcanzados por un rayo y se hubiesen estrellado contra un rascacielos de Nueva York, pocos de nosotros lograríamos nombrar la fecha en que ocurrió.

El calentamiento global no está tratando de matarnos, ¡qué vergüenza! Si el cambio climático hubiese sido encaminado hacia nosotros por un dictador brutal o un Imperio del Mal, la guerra contra el calentamiento sería la máxima prioridad de esta nación.

La segunda razón por la que el calentamiento global no pone el cerebro en alerta naranja es que no viola nuestra sensibilidad moral. No hace que nos hierva la sangre (al menos no en sentido figurado) porque no nos obliga a considerar pensamientos que nos parezcan indecentes, impíos o o repulsivos. Cuando las personas se sienten insultadas o disgustadas, generalmente hacen algo al respecto, tal como golpearse las cabezas mutuamente, o votar. Las emociones morales son los llamamientos del cerebro a la acción.

A pesar de que todas las sociedades humanas tienen reglas morales acerca de la comida y el sexo, ninguna tiene una regla moral sobre la química atmosférica. Y así, nos indigna cualquier violación de protocolo excepto la del Protocolo de Kyoto. Sí, el calentamiento global es malo, pero no nos hace sentir náuseas o enfado o desgracia, y por lo tanto no nos sentimos obligados a embestir contra él como sí que lo hacemos contra otras amenazas trascendentales para nuestra especie, como la quema de banderas nacionales. El hecho es que si el cambio climático lo causaran las relaciones homosexuales, o la práctica de comer gatitos, millones de manifestantes estarían concentrándose masivamente en las calles.

La tercera razón por la que el calentamiento global no desencadena nuestra preocupación es que lo vemos como una amenaza para nuestro futuro – no para nuestra sobremesa. Como todos los animales, los humanos somos rápidos en responder a peligros evidentes y presentes, por lo que nos lleva sólo unas milésimas de segundo agacharnos cuando una pelota de béisbol díscola viene a toda velocidad hacia nuestros ojos.

El cerebro es una máquina “aparta-del-camino” magníficamente diseñada que constantemente está inspeccionando el medio ambiente para identificar las cosas fuera de cuyo camino hay que apartarse justo ahora. Eso es lo que hicieron los cerebros durante varios cientos de millones de años – y a continuación, hace tan sólo unos pocos millones de años, el cerebro mamífero aprendió un nuevo truco: predecir el momento y el lugar de ciertos peligros antes de que realmente sucedieran.

Nuestra capacidad para esquivar lo que todavía no está sucediendo es una de las innovaciones más impresionantes del cerebro, y sin ella no tendríamos hilo dental o planes de jubilación 401(k). Pero esta innovación está en las primeras etapas de su desarrollo. El dispositivo que nos permite hacer frente a pelotas de béisbol visibles es antiguo y seguro, pero el complemento técnico que nos permite responder a amenazas que se ciernen en un invisible futuro todavía está en fase de pruebas.

No hemos progresado lo suficiente en el truco de tratar el futuro como el presente en que pronto se convertirá porque sólo hemos estado practicando durante unos pocos millones de años. Si el calentamiento global le sacara de vez en cuando un ojo a alguien, la OSHA (Occupational Safety & Health Administration) lo aniquilaría por vía legal.

Hay una cuarta razón por la que parece que no podemos ponernos nerviosos por el calentamiento global. El cerebro humano es extremadamente sensible a los cambios de luz, sonido, temperatura, presión, tamaño, peso y casi todo lo demás. Pero si la tasa de cambio es lo suficientemente lenta, ese cambio va a pasar desapercibido. Si la intensidad del zumbido de un refrigerador fuera aumentando poquito a poco a lo largo de varias semanas, el aparato podría estar cantando como una soprano a fin de mes y nadie se daría cuenta.

Debido a que apenas se notan los cambios que se producen gradualmente, aceptamos cambios graduales que rechazaríamos si llegasen de repente. La densidad de tráfico de Los Ángeles ha aumentado dramáticamente en las últimas décadas, y los ciudadanos lo han tolerado sin más que con los gruñidos de rigor. Si el cambio hubiese ocurrido en un solo día del verano pasado, los angelinos habrían cerrado la ciudad, llamado a la Guardia Nacional y linchado a todos los políticos que pudieran caer en sus manos.

Los ecologistas se desesperan por la velocidad con que está avanzando el calentamiento global. De hecho, no está ocurriendo lo suficientemente rápido. Si el presidente Bush pudiera meterse en una máquina del tiempo y experimentar un solo día del año 2056, volvería al presente conmocionado y espantado, dispuesto a hacer todo lo necesario para resolver el problema.

El cerebro humano es un notable dispositivo diseñado para estar a la altura de las ocasiones especiales. Descendemos de cazadores-recolectores cuyas vidas fueron breves, para quienes la mayor amenaza era un hombre armado con un palo. Cuando los terroristas atacan, respondemos con fuerza aplastante y resolución firme, igual que lo harían nuestros antepasados. El calentamiento global es una amenaza mortal precisamente porque no hace que se dispare la alarma del cerebro, lo cual nos deja profundamente dormidos en una cama que está ardiendo.

Aún está por ver si logramos aprender a estar a la altura de nuevas ocasiones.” Daniel Gilbert, “If only gay sex caused global warming”, Los Angeles Times, 2 de julio de 2006 (traducción de Jorge Riechmann).

 

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Académicos, intelectuales, movimientos sociales exhortan al Gobierno Nacional a «Detener el Ecocidio Minero.

En un documento que acompañan con su firma, donde exhortan al Gobierno Nacional, titulado, Detener el ecocidio minero en la cuenca del Orinoco es urgente, académicos, intelectuales, ambientalistas, indigenistas, periodistas, defensores de derechos humanos, movimientos sociales…, manifiestan su preocupación sobre las dramáticas e irreversibles consecuencias ambientales que produciría el Arco Minero del Orinoco.
En el documento señalan: La minería a cielo abierto y el uso de cianuro que ella supone han sido prohibidas en varios países y regiones del mundo, dado que es una de las actividades industriales más agresivas y letales, en términos ambientales, sociales y culturales.
Más adelante agregan: El Arco Minero, cuyos impactos se sumarían a los del  proyecto de la Faja Petrolífera del Orinoco, se desarrollaría en el medio de la cuenca hidrográfica más importante del país, amenazando con secar en una gran proporción y contaminar aún más fuentes de agua vitales para el sostenimiento del  ecosistema  y la vida humana.
Concluyen diciendo: ¡NO AL ARCO MINERO! ¡SI A LA VIDA, NO A LA MINERÍA! ¡EL AGUA VALE MÁS QUE EL ORO!
Proponen además a sumarse a este reclamo señalando: Si Ud. quiere suscribir esta declaración, envíe su nombre (y si desea, alguna adscripción social o institucional) al correo electrónico: aguasiorono@gmail.com
A Continuación el documento completo y la lista de las primeras firmas nacionales :
Detener el ecocidio minero en la cuenca del Orinoco es urgente
Un exhorto al Gobierno Nacional
Un llamado a las defensoras y defensores de la vida, a las organizaciones y movimientos sociales, al pueblo venezolano.
Desde mediados de febrero de este año, en el marco de la llamada Agenda Económica Bolivariana y la activación de los “Motores Productivos”, el gobierno nacional ha decidido poner definitivamente en marcha la megaminería en Venezuela, a una escala nunca antes vista.
Uno de los proyectos bandera de esta nueva expansión del extractivismo es el Arco Minero del Orinoco, anunciándose con orgullo un proyecto que implica la apertura a unas 150 compañías internacionales, de un vasto territorio de más de 111.000 kms2, el doble de la superficie correspondiente a la Faja Petrolífera del Orinoco y con una extensión equivalente a todo el territorio de Cuba o de Bulgaria.
Bajo acuerdos muy flexibles y favorables para las compañías transnacionales, y basado en la liberalización y desregulación de zonas completas contempladas como “Zonas Estratégicas de Desarrollo Nacional”, se está impulsando la megaminería a cielo abierto de oro, diamantes, coltán, entre otros, en una zona caracterizada por  un delicado equilibrio  ecológico, de gran importancia  para el desempeño  integral de la vida en el país.
La minería a cielo abierto y el uso de cianuro que ella supone han sido prohibidas en varios países y regiones del mundo, dado que es una de las actividades industriales más agresivas y letales, en términos ambientales, sociales y culturales. Eso lo ha reconocido el propio Ministerio del Ambiente venezolano cuando se le revocó la concesión a la minera canadiense Gold Reserve Inc. en el año 2009. EN LOS ANTECEDENTES DE ESTE TIPO DE EXPLOTACIONES NO FIGURAN CASOS EN LOS QUE NO SE HAYAN CAUSADO SEVEROS DAÑOS SOCIOAMBIENTALES IRREVERSIBLES. NO EXISTE LA MEGAMINERÍA “AMIGABLE CON EL AMBIENTE”.
La enorme remoción de la capa superficial de tierra que provoca esta minería, amenaza con una severa depredación de importantes y delicadas áreas naturales, como por ejemplo las Reservas Forestales del Imataca o del Caura. Las cantidades de agua dulce usadas para obtener solo un gramo de oro superan con creces a otras actividades industriales y agroindustriales. Son conocidos los crecientes problemas de contaminación y acceso al agua de la región norte de Venezuela, que junto a la creciente situación de inestabilidad climática y vulnerabilidad energética, como la que atraviesa la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar en estos  momentos, se verían agravados por el incremento de la minería.
El Arco Minero, cuyos impactos se sumarían a los del  proyecto de la Faja Petrolífera del Orinoco, se desarrollaría en el medio de la cuenca hidrográfica más importante del país, amenazando con secar en una gran proporción y contaminar aún más fuentes de agua vitales para el sostenimiento del  ecosistema  y la vida humana.
De llevarse a cabo lo acordado por el gobierno para el Arco Minero, varios pueblos indígenas se verían seriamente vulnerados. En la actualidad, los ye´kuana y sanemá en la cuenca del río Caura, o los warao en el Delta del Orinoco, por mencionar sólo algunos, padecen los efectos de la contaminación con mercurio, enfermedades y agresiones por parte de diversos actores, producto de la minería ilegal. También se ven afectados los e’ñepa, kari’ña, pemón, mapoyo, wotjüja, y yabarana entre otrosUna escala mayor de actividad minera podría generar la destrucción de sus bases materiales de vida, su desarraigo, la violación de sus derechos humanos y, en última instancia, su desaparición.  Por ello consideramos la necesidad de difundir  un alerta al respecto.
La vida en Venezuela, incluso en las ciudades, es posible gracias a sus fuentes de agua, a sus ciclos hídricos, a su biodiversidad y a su complejo y delicado entramado ecológico. La enorme devastación ambiental que conlleva el proyecto del Arco Minero del Orinoco tendría un impacto tremendo sobre ella.
La imposición de este enorme sacrificio sobre la vida social y natural se plantea en nombre de la “estabilización económica”, el “desarrollo” y la “diversificación” de la economía. Sin embargo, este proyecto refuerza el carácter rentista y extractivista de la economía venezolana, incrementando sus niveles de dependencia y vulnerabilidad, nuestra sumisión al capital foráneo, y alejándonos de la construcción de un modelo de economía sostenible, inclusivo y centrado en la vida.
Esta declaración es un llamado de atención y una convocatoria ante el peligro que se cierne sobre nuestro país derivado de los planes  de expansión minera. Estamos ante una oleada sin precedentes de mercantilización de la naturaleza. NOS MANIFESTAMOS EN CONTRA DE ESTE PROYECTO ECOCIDA Y ETNOCIDA.
Adherimos a lo ya expresado por algunas personalidades y organizaciones populares en el sentido de realizar todas las acciones conducentes a la INTRODUCCIÓN DE UN RECURSO DE AMPARO PARA DETENER ESTE PROCESO DE ACTIVACIÓN DEL ARCO MINERO DEL ORINOCO. Exhortamos a la demarcación de tierras de todos los pueblos indígenas del país, como lo consagra la constitución, y clamamos por el respeto de las figuras existentes de protección de áreas naturales en las cuales se ESTABLECE UNA PROHIBICIÓN PERMANENTE DE LA MINERIA.
Exigimos a las autoridades que se saquen a la luz pública los contenidos de los convenios mineros firmados o por firmar.
Apoyamos y exhortamos a la difusión y despliegue de una campaña de información a toda la población venezolana para que esta conozca las particularidades, riesgos y consecuencias de la megaminería.
Invitamos a la organización y movilización de la ciudadanía en torno a las exigencias y compromisos de participación democrática y protagonismo que deben acompañar la construcción de consensos sociales sobre las conveniencias y/o inconveniencias de la opción minera.
Apoyamos la promoción de un Foro Nacional sobre minería y nos manifestamos  a favor de la multiplicación y difusión de amplios debates sobre el modelo de sociedad que queremos, así como la sistematización de propuestas y alternativas que existen, y que están vinculadas a políticas públicas de estímulo a la agricultura en diversas escalas, usos diferentes de las reservas naturales, como el turismo sustentable, proyectos de energías sostenibles, o una nueva arquitectura de distribución de las rentas que reconozca la diversidad cultural  y que tenga un sentido de justicia social y ambiental, entre varias propuestas más.
La defensa de la vida y el ambiente son una obligación de Estado, y es un derecho y un deber de todas y todos los venezolanos, consagrado en la Constitución de la República (arts. 127, 128 y 129).
Decimos ¡NO AL ARCO MINERO!
¡SI A LA VIDA, NO A LA MINERÍA!
¡EL AGUA VALE MÁS QUE EL ORO!
Si ud. quiere suscribir esta declaración, envíe su nombre (y si desea, alguna adscripción social o institucional) al correo electrónico:aguasiorono@gmail.com
Primeras firmas Nacionales
  1. Dr. Esteban Emilio Mosonyi, Rector de la Universidad Nacional Experimental Indígena del Tauca
  2. Ana Elisa Osorio, Ex Ministra del Ambiente
  3. Edgardo Lander, Universidad Central de Venezuela
  4. Lusbi Portillo, Sociedad Homo et Natura
  5. Francisco Javier Velasco, antropólogo y ecólogo social
  6. Víctor Álvarez, Premio Nacional de Ciencia
  7. Santiago Arconada Rodríguez, Universidad Nacional Experimental Indígena del Tauca
  8. Emiliano Teran Mantovani, Universidad Central de Venezuela, ICTA-UAB
  9. Lenin Cardozo, Fundación Azul Ambientalistas
  10. Ronny Velásquez, antropólogo/ Universidad Central de Venezuela
  11. Atenea Jiménez, Red Nacional de Comuneros y Comuneras
  12. Nelson Muñoz, Frente de Resistencia Ecológica del Zulia (FREZ)
  13. Marea Socialista
  14. Alejandro López González, Centro Socio-Economico del Petroleo y Energías Alternativas, Universidad del Zulia.
  15. Paulino Nuñez, CADTM-AYMA
  16. Humberto Márquez, periodista
  17. Antulio Rosales, University of Waterloo
  18. Carlos Carcione, coordinador del equipo de investigación de Marea Socialista
  19. José Angel Quintero Weir, Wainjirawa
  20. Simón Rendón, Coordinador del Centro Ecológico Social “Bolívar en Martí”
  21. Douglas Bravo
  22. Oly Millán Campos, Plataforma para la Auditoria Pública y Ciudadana
  23. Tariana Salazar, Instituto de Estudios Avanzados / Red Nacional de Comuneros
  24. Asamblea de Militantes
  25. María Suárez Luque, Fundación Temendauí de la Amazonía Venezolana
  26. Aquarela del Sol Padilla, escritora/documentalista
  27. Rafael Uzcátegui, Provea
  28. Nicanor Alejandro Cifuentes Gil, Biólogo Universidad Bolivariana de Venezuela / Frente de Resistencia Ecológica del Estado Zulia
  29. Valentina Álvarez Fabro, artista plástica
  30. Liliana Buitrago Arévalo, Investigadora y activista social
  31. María Centeno, arquitecta/artista visual
  32. Marianela Yánez Ontiveros, periodista
  33. Manuel Izaguirre, arquitecto
  34. Juan Carlos La Rosa, Organización Intercultural Wainjirawa, Fundación Indígena para la Educación Propia
  35. Maritza García Larralde, artesana
  36. Argelia Bravo Melet, artista plástica y documentalista
  37. María Antonieta Izaguirre, psicóloga
  38. Daniel Ramírez, urbanista USB/Asamblea de Ciclismo Urbano de Caracas
  39. Mariana Rodríguez
  40. Leonardo Nazoa, matemático/CENDES-UCV
  41. Pedro Sanz, arquitecto
  42. Alejandro Bruzual, Celarg
  43. Ramón Casanova, Profesor investigador, UCV
  44. Elsa Gabriela Rodríguez, socióloga
  45. Stella Jacobs, cineasta
  46. Carlos Bracho, Universidad Bolivariana de Venezuela
  47. Eduardo Carrera, Grupo ambientalista WAKU
  48. Nelson Oyarzábal, antropólogo
  49. Dayaleth Alfonzo, Université d’Avignon – Universidad Bolivariana de Venezuela
  50. Ana Mercedes Carvallo, esmaltista y orfebre
  51. Beatriz M. Bermúdez Rothe, antropóloga
  52. Elizabeth  Zamora, profesora /Universidad Central de Venezuela
  53. Indira Rodríguez, Asistente de Educación Inicial / Grupo Ambientalista Waku
  54. Thairon Martínez, Productor nacional independiente, Guarataro Films.
  55. Patricia Granados, Ingeniero de Producción
  56. Isabel Alfonzo Ríos, Ingeniero en Energía y Ambiente
  57. Beatriz Pantin
  58. Fresia Ipinza
  59. José Romero Losacco, Universidad Bolivariana de Venezuela
  60. Marx Gómez, Laboratorio de Ecología Política del Centro de Estudios de la Ciencia (IVIC)
  61. Marhylda Victoria Rivero Corona, Laboratorio de Ecología Política del Centro de Estudios de la Ciencia (IVIC)
  62. Manuela Blanco, antropóloga y cineasta
  63. Diana Ovalles, Periodista/Colectivo Panacuate/Las Vainas son Verdes
  64. Cristóbal  Alva, periodista/colectivo Panacuates
  65. Marianela Tovar, historiadora Universidad Central de Venezuela
  66. Delia Polanco, Docente-Investigadora Facultad de Agronomía, UCV
  67. Yolanda Serres Voisin, docente investigadora
  68. Dr. Marcos Rosa-Brussin, Profesor Titular, Jubilado de la UCV, FÍsIco Química, Petróleo y Petroquímica, y Ambiente
  69. Nereida Carrión, Profesor Titular Jubilado de la UCV, Dra. Química analítica, investigadora  en Ambiente
  70. Gabriel Gil, Campaña Venezuela libre de Transgénicos
  71. Gloria Iraima Mogollón Montilla, Docente investigadora Universidad Central de Venezuela, Especialidad Lingüística y Literatura
  72. Cariaco (Colectivo Amplio para la Retoma e Investigación de la Agricultura Campesina y Originaria)
  73. Daniel Gil Rosado, músico
  74. Dra. Tibisay Pérez, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)
  75. León Moraria, Escritor/Vanguardia Antiminera
  76. Jorge Ernesto Rodríguez Rojas, Profesor Titular, Facultad de Ciencias y Tecnología, Universidad de Carabobo
  77. Pedro Ortega Osuna, Dr. en Química
  78. Leonor Fernández, PDVSA GAS
  79. Enrique Rey Torres, sociólogo/CELARG
  80. Tania Abreu Petkoff, Colectivo EcologArte
  81. Elías Capriles, Profesor jubilado de filosofía, Universidad de los Andes (ULA)
  82. Francisco Javier Ruíz Marfil, Centro de Estudios de las Transformaciones Sociales, Ciencia y Conocimientos del IVIC
  83. Francia Medina, Antropóloga, Escuela de Antropología, Universidad Central de Venezuela
  84. Livia Vargas-González, profesora universitaria Sociología-UCV.
  85. Rongny Sotillo, comunicador visual
  86. José Luis Revete, educador
  87. Vladimir Aguilar Castro, Universidad de Los Andes, Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI)
  88. María Victoria Canino, Socióloga, Laboratorio de Ecología Política del Centro de Estudios de la Ciencia (IVIC)
  89. Nayralda Lobo, Comunicadora Social, Laboratorio de Ecología Política del Centro de Estudios de la Ciencia (IVIC)
  90. Vera Sanoja Zerpa, Socióloga, Laboratorio de Ecología Política del Centro de Estudios de la Ciencia (IVIC)
  91. José Miguel Cruces, Biólogo (UNESR)
  92. María Angela Petrizzo, Colectivo Comunalizar Conocimiento
  93. Marianicer Figueroa, Colectivo Comunalizar Conocimiento
  94. Nury León
  95. Proyecto Génesis 2001
  96. Alejandro Ochoa Arias, ULA
  97. Francisco Tiapa Blanco, ULA
  98. Pedro Rivas, ULA
  99. Lourdes Contreras Dávila, Universidad Politécnica Territorial de Mérida Kleber Ramírez (UPTMKR)
  100. Myriam Anzola
  101. Dania Roa
  102. Colectivo Kinkalla Visual
  103. Darwin Suarez Bustamante, Sociólogo
  104. Maria de los Angeles Querales, Publicista
  105. Ángela Rodríguez Torres, OJOS ILEGALES Audiovisuales
  106. Francisco Elias Prada, OJOS ILEGALES Audiovisuales
  107. Francisco Issa, Colectivo La Mancha
  108. Oscar Sotillo, Colectivo La Mancha
  109. Janette Rodríguez, Colectivo La Mancha
  110. Dayana Lopez Villalobos, Colectivo La Mancha
  111. Gastón Fortis, Colectivo La Mancha
  112. César Santana, Colectivo La Mancha
  113.  Jouseline Rodríguez, Colectivo La Mancha
  114. Leila Medina, Colectivo La Mancha
  115. Roger Altuve, Colectivo La Mancha
  116. Luis Méndez, Colectivo La Mancha
  117. Sandra Velásquez, Colectivo La Mancha
  118. Magda Meneses, Colectivo La Mancha
  119. Luisa Herrera, Colectivo La Mancha
  120. Petra Meneses, Colectivo La Mancha
  121. Yakeline Rodríguez, Colectivo La Mancha
  122. Juan Carlos Sotillo, Colectivo La Mancha
  123. Michael  Urbina, Colectivo La Mancha
  124. Luis Ruiz, Colectivo La Mancha
  125. Moises Mirele, Colectivo La Mancha
  126. Oscar Fernández, Colectivo La Mancha
  127. Pablo Zapata, artista audiovisual
  128. Maria Daniela Torres
  129. Gloria A. Monasterios, Profesora-investigadora UCV y Colegio Universitario de Caracas
  130. Jessica Luna, Estudiante, UCV/UBV
  131. Natasha García Riveiro, Docente de la UNEARTE
  132. Carmen Helena Parés Urdaneta, Fundación OGA
  133. Carmelo Antonio Raydan Ríos, Docente del PFG de Comunicación Social de la UBV
  134. Osvaldo Enrique Peñaloza Acuña, Colectivo Cumbe/UBV
  135. Jenny Gabriela Farías Suárez, Comunicador Social, LUZ/UBV
  136. Beatriz Pestana Osuna, artista gráfica
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