Mates chinas en aulas inglesas

Europa/Reino Unido/20 Agosto 2017/Fuente:lavanguardia /Autor: CARINA FARRERAS

En el informe de PISA 2015, publicado este año por la OCDE, los estudiantes ingleses habían bajado la puntuación en matemáticas, situándose en una discreta posición de 492, en la media, pero alejados de la cabecera claramente marcada por países de origen asiático además de Estonia, Suiza, Canadá y Finlandia. Los asiáticos, además de estar en un buen lugar en conjunto, tienen una gran proporción de alumnos “excelentes” (uno de cada cuatro).

En un marco de preocupación por el descenso de la competencia matemática de los niños ingleses, considerada una competencia clave para el futuro del país, el gobierno británico apuesta por introducir cambios en la escuela importando metodologías como la china. Según The Guardian, el próximo curso la editorial Harper Collins traduciría del chino 36 libros de matemáticas de primaria. Oxford University Press ya publica Inspire Maths, basado en material de Singapur.

El Ministerio de Educación británico está dispuesto a pagar la formación en matemáticas chinas de profesores de apoyo de primaria y liberar a los maestros para que aprendan la nueva metodología. Los expertos creen que este esfuerzo puede ser vano porque resulta difícil trasladar a las aulas anglosajonas lo que sucede dentro y fuera de las chinas.

En la metodología china, según The Guardian, cada lección se concentra en un solo concepto matemático, que se trabaja en gran profundidad

En la metodología china, según The Guardian, cada lección se concentra en un solo concepto matemático, que se trabaja en gran profundidad, y la clase no se mueve hasta que cada niño ha dominado bien la lección. Si aún así queda algún rezagado, los profesores se ocupan fuera de la clase de enseñarle la materia hasta que aprende de modo que a la siguiente clase todos parten de la misma base. De hecho, los profesores de primaria, a diferencia de los maestros generalistas de España, son especialistas en la materia que se han formado cinco años en enseñanza de primaria de matemáticas. Su horario laboral se divide entre las horas de clases (pocas), la evaluación de los resultados obtenidos, generalmente realizada con otros compañeros que han asistido como observadores al aula, y la preparación de materiales y retos motivadores creados en función de las aficiones de los alumnos.

A diferencia de Europa, que enseña la mecánica de las matemáticas (la fórmula) en China se explica su significado y se usan todo tipo de material manipulativo o tan antiguos como el ábaco. Para el matemático Claudi Alsina, el tablero con bolas, que dejó de utilizarse en Europa en la edad media, es fundamental porque se sabe que en la mente del que aprende se activa con la visualización, “ver el movimiento del ábaco facilita el cálculo mental”.

A su juicio, no sirve sólo traducir los libros porque es un tema de actitud de los alumnos, de las familias y de la sociedad. “Las familias orientales aprecian al máximo el aprendizaje de las matemáticas hasta el punto que se ve bien dedicar clases extraescolares a esta materia cuando aquí el tiempo libre se conciben para otro tipo de aficiones”, añade. Los profesores son buenos, los alumnos aplicados y las familias apoyan. “En España, depende del profesor”, continúa, “si tienes suerte, puedes aprender de forma fabulosa, pero si no la tienes…”. No obstante, destaca que actualmente existe un amplio movimiento de innovación docente, que hace uso de las nuevas tecnologías, que enseña por competencias, para no sólo saber sino saber cómo aplicar.

La metodología canadiense o finlandesa coincide con la china en tratar de captar el interés del alumno y en proponer retos atractivos. Difiere de la china en la exigencia y expectativa puesta en el alumno y en la menor importancia de los deberes. El canadiense John Might, creador del programa Jump Math, premiado como uno de los mejores proyectos del mundo, apunta a los profesores como la clave del todo el proceso. Su interés es terminar de una vez por todas con la fortuna o desgracia de que “toque” un buen profesor, como manifestaba el doctor Alsina.

“Todos los profesores deben estar bien formados para atraer a los alumnos y proponer que resuelvan problemas desafiantes”, explica Might. A su juicio, la enseñanza debe ser más conceptual, “para que el aprendizaje tenga sentido” y, como los asiáticos, se debe procurar la progresión de todo el alumnado. “A un edad tan temprana como 10 años sólo el 50% de los alumnos está al nivel que pensamos que es normal y eso no hace reflexionar a los profesores que siguen creyendo que la culpa es de los niños”. Por ello aboga por desmenuzar los conceptos, no querer ir rápido, dar poca información en cada clase y repetir mucho. Aprender de forma cooperativa mediante retos. “Es un aprendizaje progresivo, aparentemente lento pero, sin duda, sólido”. Como define Carlos Dorce, profesor de la UB, la enseñanza de las matemáticas debería ser como la de la música, que llega a toda la clase aunque sólo los más aventajados terminan afinando el violín.

Fuente de la noticia: http://www.lavanguardia.com/vida/20170818/43623030339/colegios-britanicos-utilizan-libros-texto-orientales.html

Fuente de la imagen: http://www.lavanguardia.com/r/GODO/LV/p4/WebSite/2017/08/18/Recortada/img_tperez_20170815-174247_imagenes_lv_getty_gettyimages-452995672-007-kE0E-U435

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México: Imparte UAT cursos a profesores de educación básica

América del Norte/México/20 Agosto 2017/Fuente: metronoticias/Autor:metronoticias

En el marco de la vinculación institucional, la Unidad Académica Multidisciplinaria de Ciencias, Educación y Humanidades (UAMCEH) de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), llevó a cabo un amplio programa de capacitación y actualización para profesores y directivos de educación básica de Tamaulipas.

El Director de la UAMCEH, Obidio Sánchez López, informó que en base a las acciones de vinculación que impulsa el Rector Enrique Etienne Pérez del Río, el programa se llevó a cabo en acuerdo con autoridades de la Secretaría de Educación en Tamaulipas (SET).

En este marco, comentó que se dieron un total de 11 cursos de capacitación a 31 grupos donde se concentran 1121 Docentes y Técnicos docentes de Educación Básica (Preescolar, Primaria y Secundaria), Supervisores Escolares y Directores de Escuela de diversos municipios de la Entidad.

Destacó que en los cursos se abordaron los temas: Evaluación del aprendizaje, enseñanza y evaluación del inglés; La investigación de campo y la práctica docente; Estrategias didácticas, enseñanza y evaluación de las matemáticas; Gestión y liderazgo para la función directiva; estrategias para la comprensión de textos; autorregulación de las conductas y emociones; La inclusión educativa y los objetos de aprendizaje, entre otros.

Añadió que los cursos se impartieron en la modalidad en línea y fueron diseñados por profesores de la UAMCEH a solicitud expresa de la Dirección de Formación Continua y Actualización Docente de la Secretaría de Educación de Tamaulipas (SET), que responden al perfil, parámetros e indicadores para Educación Básica y a los lineamientos para la operación de la Estrategia Nacional 2017.

Fuente de la noticia: http://www.metronoticias.com.mx/nota.cgi?id=307717

Fuente de la imagen: http://www.metronoticias.com.mx/fotos/uat-tam-36741.jpg

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Educar profesores que son o serán educadores de adolescentes

Por: Jaume Funes

Innovarse, renovarse, para educar y trabajar con adolescentes es fundamental ya que suelen sumarse a cualquier cambio y normalmente se apuntan rápidamente a cualquier movida social.

Los abismos escolares de la secundaria

Las distancias entre la escuela oficial y la escuela necesaria, entre la vida del alumnado del siglo XXI y la dinámica del aula, llegan a su valor máximo cuando se trata de la educación secundaria. Suelo repetir que la crisis más aguda de todo el sistema educativo hace tiempo que está situada en la secundaria. Año tras año se ahonda el abismo entre las propuestas de la escuela oficial (que tiende a retroceder) y la realidad de las adolescencias actuales. De hecho, buena parte del actual sector innovador, de los profesionales de la educación que siguen trabajando para renovar la escuela, está hoy entre los que construyen cada día una escuela secundaria diferente. Son profesionales que consideran imposible seguir engañando a sus adolescentes con propuestas trasnochadas de aprendizaje. Lo mismo ocurre con grupos de madres y padres sensibles, impotentes ante las contradicciones educativas que descubren cuando cada día han de convencer a su hijo o hija sobre la bondad de acudir a clase. Con nombres diversos, las redes de innovación, los movimientos de padres y del profesorado proponen que “repensemos juntos la educación secundaria”.

Una parte de esas propuestas para pensar la escuela secundaria que necesitamos hoy tiene que ver con cómo formar el futuro nuevo profesorado y cómo poner a punto al profesorado actual que, por decirlo con un ejemplo, anda más centrado en cómo controlar los móviles que en descubrir qué última foto colgaron sus alumnos en Instagram antes de entrar en clase. Esta preocupación sobre cómo “educar a los educadores” que conviven con los chicos y chicas adolescentes, cómo educarnos mutuamente para ser adultos útiles en las vidas adolescente suele ser el tema de bastantes de los espacios de reflexión que comparto. Con el ánimo de ser un estímulo más para ampliar la reflexión, resumiré en este artículo cinco propuestas de “formación”. Son cinco propuestas globales para ayudar a los actuales profesores a innovarse (no sólo renovarse) y para formar los futuros evitando que, una vez más, se produzca un traspaso -con algún maquillaje de pedagogía- entre el paro de los titulados que estudiaron para otra cosa y la oferta de trabajo en la enseñanza que vuelve a ampliarse.

Educadores modernos de adolescentes cambiantes y sociedades confusas

No obstante, antes de formular las cinco propuestas tengo que hacer diversas advertencias. No se puede hacer una propuesta de formación sin resolver (al menos por mayoría social simple) dos viejos, muy viejos, debates. El primero de ellos aclarar cuál es el encargo que la sociedad adulta y los gobernantes hacen al profesorado de secundaria: ¿instruir, educar, acompañar? Si continuamos afirmando que su función es la transmisión del conocimiento y hacemos caso a los padres que reclaman su derecho a educar en exclusividad en la familia, no vale la pena pensar en cómo formar al profesorado. El segundo debate, responde a la eterna pero falsa confrontación entre la lógica de la materia y la lógica educativa del sujeto que aprende. Si no es necesario, si no hay que tener en cuenta quién es y cómo vive el alumno al que pretendemos enseñar, no hay que por qué preocuparse de cómo formar al profesorado para descubrirlo. La geografía o la gramática, eternas, son nuestra guía y hemos de seguir a los profesores que odian cualquier referencia a la pedagogía, al contexto social o al humanismo.

Además, al innovarnos pensando en cómo ser útiles a los adolescentes o al considerar cómo deberían ser los futuros profes de la secundaria, deberíamos tener presente que la renovación o la formación inicial han de referirse a tres aspectos y no tanto sólo a uno de ellos (suele ser más habitual pensar que se trata tan solo de resolver déficits en la innovación didáctica y se acepta esta formación sin entrar para nada en las relaciones educativas). Si, primero tenemos que conocer –o actualizar nuestro conocimiento- sobre cómo se enseña y cómo se aprende hoy. No podemos esconder que un parte singular de las dificultades y los conflictos actuales entre los adolescentes y la escuela proviene de la ausencia de pedagogías y didácticas mínimamente actualizadas, respetuosas con la realidad de cómo se accede al saber hoy. Formamos, nos formamos, para ser modernamente competentes al enseñar.

El segundo aspecto es considerar cómo aprenden los chicos y chicas adolescentes. Descubrir y considerar cuáles son las formas básicas de aprender de cada momento evolutivo (las claves del desarrollo) y buscar las didácticas adecuadas en la adolescencia. Finalmente, nos formamos (pensamos, compartimos, descubrimos) sobre las adolescencias, para ser expertos en conocer sus mundos, para comprender sus lógicas, para ser adultos próximos a sus vidas. A los tres aspectos hay que referirse para pensar en cómo educar educadores. Los tres están en las preocupaciones del actual profesorado activo, que cada día intenta resolver el triple dilema de cómo hacer lo que le dicen que tiene que hacer, cómo hacer próxima la escuela a sus adolescentes y cómo ayudar a aprender siguiendo las propuestas didácticas verdaderamente renovadoras que su profesionalidad implicada le ha hecho descubrir.

Los cinco paquetes de la formación

Aclarados los preámbulos inevitables trataré de sintetizar los cinco “paquetes” básicos de formación-reflexión-práctica que necesitamos hoy para conseguir tener otra educación secundaria. Un cambio que en una gran parte depende de tener una mayoría de profesorado que se renueva o se forma de otro modo. Estos serían los cinco grandes aprendizajes:

1. Aprender a descubrir y a tener en cuenta las realidades cambiantes de los adolescentes (de cada chico o chica, de los grupos, de las adolescencias dominantes en el territorio y en cada momento, en cada curso).

2. Aprender a construir una relación de influencia, una relación educativa (de cada educador adulto y del equipo educativo como tal).

3. Aprender a descubrir y diferenciar los “problemas” adolescentes, los “problemas sociales” y los personajes adolescentes que viven momentos problemáticos.

4. Aprender la adaptación de metodologías y didácticas innovadoras al mundo adolescente y a su inmersión diversa en la sociedad digital, virtual y en red.

5. Aprender a ayudar en la construcción de personas y ciudadanos, a hacer de la educación un reducto contra el conservadurismo.

Aprender a mirar sus adolescencias y conseguir que nos permitan pintar algo en sus vidas

El primero de los aprendizajes, o del proceso compartido para innovarnos, conduce a dominar la secuencia de verbos que permiten descubrir sus vidas: mirar, ver, escuchar, observar, atribuir significado, preguntar, estudiarlos, devolverles nuestras lecturas de su realidad. Cada uno de los verbos  requeriría un artículo y todos tienen que ver con la necesidad de educar la mirada. Ahora, tanto sólo destacaré que hay que dominar tres herramientas: tener una pauta compartida sobre cómo hacer una observación sistemática del alumnado; utilizar “cuadernos de campo” para anotar la vida, y tener espacios de equipo para compartir las “lecturas” de las adolescencias que juntos educamos y no siempre interpretamos igual.

El segundo grupo tiene que ver con cómo conseguir convertirse en adultos positivos (de forma diversa y no con el mismo grado de intensidad para todo el mundo) para los chicos chicas que educamos. Hay que pensar qué quiere decir leerlos en positivo a pesar de sus “impertinencias”, qué significa estar disponibles, ser accesibles, tener actitudes flexibles. Las grandes habilidades a aprender tienen que ver con la gestión de los conflictos y con la capacidad de hacerlo sin tener un reglamento que lo prevea todo e incluya respuestas y sanciones tasadas. Es aquello que se suele definir como aprender a tener ascendencia sin reclamar tener poder. Aprender a controlar la inseguridad que provoca que te muevan continuamente “la silla” y te hagan preguntas impertinentes. En el fondo, de lo que se trata es de aprender a acompañar un tiempo a personajes que surfean por la vida hasta que encuentran una playa medianamente segura al final de sus adolescencias.

Aprender a descubrir sus bagajes vitales y contribuir a mantener el deseo de saber

Aprender a leer “problemas” comporta saber descubrir la diferencia entre los “problemas” de la adolescencia y la adolescencia como problema. El profesorado de secundaria tiene que ser algo así como un grupo social de “influencers” que difunde una lectura sensata de la adolescencia en una sociedad que los ve siempre a partir del desastre y la necesidad de control. La formación tiene que ver con cómo considerar educativamente las diversidades adolescentes, las “malas compañías”, el imaginario colectivo sobre el “buen adolescente”.

Hay que aprender a saber cómo considerar las realidades sociales en las pretensiones de educar, cómo tener en cuenta que a veces somos el único adulto positivo que tiene el alumno. Aprender a descubrir por qué no sirven las respuestas a las dificultades que colocan el adolescente en un callejón sin salida. También es inevitable aprender a trabajar con otros profesionales que pueden estar en sus vidas y saber compartir acompañamientos. Queda, además, saber qué hacer con padres y madres preocupados razonablemente, con los pasotas de todo tipo, con personajes que complican las adolescencias de sus hijos.

Las didácticas adolescentes son una adaptación a la lógica adolescente de las didácticas mínimamente adecuadas que, como ya he dicho, tenemos que dominar porque forman parte de la competencia profesional básica. Sin embargo, hay que advertir que la renovación y la innovación son especialmente necesarias en esta etapa porque los adolescentes suelen sumarse a cualquier cambio y normalmente se apuntan rápidamente a cualquier movida social. En clave adolescente (antes y ahora), las didácticas tienen dos componentes que hay que dominar. Por un lado, la adolescencia es un tiempo para probar y experimentar y por eso necesitan aprender descubriendo y experimentando (nunca soportando memorizaciones impuestas por los adultos). Por otro, si son adolescentes en la medida que son en grupo (o en soledades difíciles) también pueden y deben aprender en grupo. Hay que aprender a enseñar y educar de forma social.

Diga lo que diga el currículum formal el gran peligro de la adolescencia no es que no lo dominen, sino que renuncien a pensar y se agoste definitivamente su deseo de aprender. La competencia básica para la que debemos ser competentes es saber cómo conseguir que sepan pensar, no dejen de pensar. El no va más de esta parte de la formación sería descubrir cómo transmitir cada día a los adolescentes nuevas razones, nuevos argumentos, nuevos motivos para seguir viniendo al instituto a aprender.

Aprender a ser radicales como los adolescentes

A veces se olvida que, si hablamos de renovación o de innovación, si hay que cambiar la escuela, es fundamentalmente porque va dejando demasiados chicos y chicas fuera de circulación. Necesitamos formarnos, ponernos al día, porque la escuela sigue siendo un elemento clave en la construcción de las personas. Aprendemos más y diferente porque sabemos que al educar humanizamos. Además, como que la tendencia dominante es suprimir de la escuela éticas y ciudadanías hay que formarse para conseguir que el adolescente descubra que no es nada ni nadie sin los otros y que, dado que sus colegas y él consideran que el mundo es una mierda, tendremos que influir para que piensen en cómo cambiarlo.

Pero, formarse para hacer esto es asumir que educar no puede estar situado nunca entre las lógicas conservadoras de la sociedad.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/15/educar-profesores-que-son-o-seran-educadores-de-adolescentes/

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