¡Maestros sin maltrato, sin miedo!

Méxicanos Primero

Alejandro Ordóñez González

Los actos de vejación en contra de los maestros chiapanecos en la ciudad Comitán de Domínguez ilustran la definición de terrorismo que propone Noam Chomsky: el uso calculado de la violencia, o la amenaza del uso de la misma, para conseguir objetivos religiosos, políticos o ideológicos (tal, el caso). Resultará inadmisible que quede impune quien violenta a otro ser humano y será intolerable que no se ubique y castigue a quien aún planea, organiza, financia y ordena intimidar, coercionar e infundir miedo a los maestros.

En semanas pasadas, con la separación del servicio del personal docente faltista, se envío un mensaje claro del cumplimiento de la ley sobre aquellos que incumplen su responsabilidad. El irse a paro y abandonar a los niños puede y debe tener como consecuencia el despido. De no hacerlo, estaríamos validando el anteponer los derechos e intereses de los adultos sobre el derecho de la infancia a una educación de calidad; esto supondría que los niños son menos importantes o que “pierden menos”, absurda e inaceptable conclusión.

Así, la ley tiene que aplicarse para las autoridades locales y federales que incumplieron este martes 31 de mayo con una responsabilidad: garantizar la seguridad de los maestros que sí cumplieron  con la ley y defendieron el derecho de los niños al oponerse a la suspensión de clases. Los sucesos previos evidencian el abandono en el que hemos tenido a los maestros. Ahí, rodeados por una turba de ‘no-educados’, no estuvimos para defender a seis valientes; no hubo suficientes padres de familia ni compañeros para evitar la humillación; tampoco intervinieron los opositores a la reforma –sus ‘colegas’- ni sus líderes sindicales; no estuvo ahí la policía ni el gobernador de Chiapas, ni el Secretario de Educación; tampoco estuvimos ahí los activistas y defensores de derechos humanos. Esas seis personas, tuvieron que soportar un momento terrible de sus vidas, solos.

La profesión del maestro -la más noble y digna- no puede ser la más expuesta al maltrato, al desprestigio, a la generalización ni al menosprecio. Si ya la desinformación en la que han vivido los maestros (particularmente lo respectivo a su evaluación) es motivo de alarma, la lista de adeudos del Estado hacia ellos incrementa la crisis: formación inicial y continua de calidad; procesos de ingreso y promoción transparentes; canales eficientes para la denuncia y atención; representación sindical íntegra; una evaluación del desempeño holística, participativa y justa; etcétera.

La vigilancia del ausentismo en las escuelas no puede responder a la coyuntura política. Ésta debe estar activa durante todo el ciclo escolar y para todo el personal del sistema educativo (comenzando por las autoridades), pues toda falta injustificada perjudica a nuestras niñas y niños al arrebatarles la oportunidad de aprovechar el tiempo dedicado a su máximo logro de aprendizaje.

Para estar más cercanos a nuestros maestros podemos comenzar por estar presentes como observadores ciudadanos en los procesos de evaluación docente (registro en:www.observadores.mexicanosprimero.org). Redoblemos la exigencia al Estado y aprovechemos esta oportunidad de participación para fomentar que maestras y maestros se sientan plenos en el ejercicio de su profesión y en el goce de su vocación. Para evitar que un maestro viva con miedo de ser maestro, tenemos que estar con ellos, acercando la información que requieren, recuperando su voz y asegurando que existan salidas adecuadas a las problemáticas que enfrentan en el día a día.

Más allá de la averiguación y del castigo a responsables que promete la SEP y otras tantas instancias gubernamentales, urge que las maestras y maestros que sí están cumpliendo con su responsabilidad y que libremente deciden priorizar a sus niños, tengan certeza de que hay un Estado capaz de protegerlos. No sería sorpresa que el día de hoy, los seis maestros agredidos ya estén de vuelta en sus escuelas con la frente en alto, no por ellos, sino por sus niños, por quienes todos nos debemos.

 

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/maestros-sin-maltrato-sin-miedo/

Fuente de la imagen:http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/05/agresion-maestros-chiapas2-e1464743122415-300×203.jpg

Comparte este contenido:

Pegar para educar

Por: fundación amigos de Rimkieta

Estoy de vuelta en Rimkieta después de unas semanas en Barcelona. Vengo renovada, con mucha energía y con el convencimiento de que, después de los acontecimientos que, durante estos dos últimos años han golpeado el país (amenaza de ébola, sublevación popular con dimisión del Presidente, un año con un Gobierno de transición, intento de golpe de Estado, un ataque terrorista, un asalto a un depósito de armas, incendios…), ahora más que nunca, tenemos que seguir en Rimkieta, fieles a nuestra máxima de perseverar más que abarcar. 

Y es que nuestro papel aquí es el de “facilitar” el desarrollo, a largo plazo. No tenemos prisa. Y para ello hay que estar y estar muchos años, intentado hacer lo que hacemos con la perfección posible.

No se trata “sólo” de proporcionar cosas materiales (comida, cuidados médicos, becas escolares, bicicletas, árboles, etc.). También intentamos generar cambio en esta sociedad respetando siempre las tradiciones y la cultura.

Acontecimientos diarios me recuerdan lo que debió de ser la sociedad de la España de los años 30 y todo lo que esta sociedad tiene todavía por andar.

Uno de ellos, es el caso de K. Sadia, una de las niñas del proyecto de “Formación de niñas sin escolarizar”. Es una de esas niñas que no tienen fecha de nacimiento. Saben el año, 2006, pero no el día ni el mes… A Sadia la abandonó su madre a los 4 años y el padre se fue a vivir a Costa de Marfil, quedando a cargo de su abuela, viuda. Al ser una niña de “acogida”, aunque sea en casa de un familiar, Sadia desde pequeña se tuvo que encargar de todas las tareas del hogar, hasta que entró en el proyecto de la FAR. Igual de importante es escolarizar a las niñas del proyecto como llevar a cabo la sensibilización con las familias de acogida para que las liberen de sus obligaciones en casa de modo que puedan estudiar y jugar como corresponde a las niñas de esas edades.

Un día Sadia vino a clase con un corte en la mejilla. Le preguntamos cómo se lo había hecho. Su abuela le había golpeado con el cable del cargador de un móvil… Convocamos a la abuela para que nos diera su versión de los hechos y nos confirmó que efectivamente, así había sido. La causa: Sadia había pedido permiso para ir a jugar con sus amigas, pero la abuela no le había dejado, pues debía quedarse a limpiar la ropa. Se enzarzaron en una discusión y la abuela acabó golpeándola con el cargador. La abuela nos mostró su arrepentimiento y prometió no volver a hacerlo. Pero pegar a los niños, y cuando digo pegar no me refiero a un “cachetillo” si no a pegar de verdad, a humillar, está a la orden del día aquí. No sólo en casa, si no también, y en mayor medida, en los colegios. Cada año tenemos casos de niños y niñas de los proyectos que han querido abandonar el colegio por constantes palizas de los profesores, o que han abandonado sus casas, sobre todo los chicos, por el mismo motivo. La violencia sólo genera miedo en un niño y no puede ser un método de disciplina pues no le ayuda a reflexionar y a saber qué es lo que no ha hecho bien.

Pegar a los niños es tan corriente aquí que una de las profesoras que tuvimos en los inicios del proyecto de niñas sin escolarizar, el primer día de clase trajo entre su material una “chicotte” de caucho (https://fr.wikipedia.org/wiki/Chicotte), a la vista, sin esconderla, con toda la naturalidad, entre los bolis, los libros de texto y las libretas… No sé muy bien por qué… pero aquí la tengo, en un cajón del despacho. Quizás porque cada vez que lo abro, me sirve de recordatorio de la gran distancia que tenemos todavía que recorrer y lo importante que es “permanecer más que abarcar”, porque para enseñarles a pescar no sólo basta con darles la caña, si no que hay que pescar juntos muchos años. Y en ello estamos, gracias a todos los que nos soportáis con vuestra ayuda económica vuestro apoyo espiritual y vuestras muestras de cariño.

*Articulo tomado de: http://www.amigosderimkieta.org/es/blog/pegar-para-educar.html

 

Comparte este contenido: