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La deforestación amazónica no paró de aumentar durante el gobierno de Bolsonaro

Los últimos estudios indican que este mes se produjo la mayor cantidad de incendios intencionales desde 2010.

La deforestación de la Amazonia es la principal crítica medioambiental que ha recibido el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y uno de los puntos que usan sus contrincantes en la elección presidencial que se celebra este domingo. La falta de recursos para la protección y la flexibilización de los controles que instaló en su gobierno pusieron a varios países europeos en contra del mandatario.

Los últimos datos recogidos por el Instituto Brasileño de Investigaciones Espaciales (INPE), la entidad que monitorea la deforestación de la Amazonia utilizando imágenes satelitales, concluyeron que durante setiembre de este año se produjo en la zona la mayor cantidad de incendios intencionales desde setiembre de 2010. Un estudio anterior, realizado por la misma entidad, había revelado que durante el gobierno de Bolsonaro la cantidad de área devastada en la selva aumentó sucesivamente cada año luego de varios años de reducción.

Área desforestada de la selva amazónica en Brasil

En kilómetros cuadrados

Bolsonaro y la selva: un balance | Brasil en DW | DW | 22.09.2022

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Los gases de efecto invernadero baten récords

Ginebra, Suiza –

La abundancia de gases de efecto invernadero que retienen el calor en la atmósfera alcanzó un nuevo récord el año pasado, con un aumento superior a la media de la década 2011-2020, y la tendencia se mantiene en 2021, advirtió este lunes 25 un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

La concentración de dióxido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero más importante, “superó el hito de las 400 ppm (partes por millón) en 2015 y solo cinco años después rebasamos las 413 ppm”, expuso el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

“Esto no es una mera fórmula química y unas cuantas cifras en un gráfico. Conlleva repercusiones negativas de primer orden para nuestra vida cotidiana y nuestro bienestar, para el estado de nuestro planeta y para el futuro de nuestros hijos y nietos”, afirmó Taalas.

Junto a esa concentración de CO2, que es 149 por ciento más alta que la de los niveles preindustriales (1850-1900) están las de otros gases de efecto invernadero, el metano (CH4), 262 por ciento más alta, y el óxido nitroso (N2O), 123 por ciento por encima de los niveles de referencia.

A ese ritmo “el incremento de la temperatura a finales de este siglo superará de lejos el objetivo establecido en el Acuerdo de París, de limitar el calentamiento global a 1,5 o dos grados centígrados por encima de los niveles preindustriales», dijo Taalas.

El Acuerdo de París de 2015 es un compromiso de 192 signatarios para trabajar por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, de modo que en 2050 la temperatura no se eleve más de 1,5 grados sobre los niveles de la era preindustrial y a fines de siglo no supere el umbral de dos grados.

El CO2 es un gas que se caracteriza por su larga duración y, por tanto, el nivel de temperatura actual persistirá durante décadas, aunque se alcance un nivel neto cero, es decir, si se capturan tantas emisiones como las que se arrojan a la atmósfera.

Aproximadamente la mitad del CO2 emitido actualmente por las actividades humanas permanece en la atmósfera, mientras que los océanos y ecosistemas terrestres absorben la otra mitad

Taalas comentó que “la última vez que la Tierra registró una concentración comparable de CO2 fue hace entre tres y cinco millones de años. La temperatura era de dos a tres grados más elevada, y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual, pero entonces no había 7800 millones de personas en el planeta”.

Si el CO2 es responsable de 66 por ciento del efecto invernadero, el metano aporta 16 por ciento y, aunque en parte procede de fuentes naturales, como los humedales, 60 por ciento de sus emisiones la originan actividades humanas como la ganadería de rumiantes, el cultivo de arroz y la explotación de combustibles fósiles.

El óxido nitroso también procede en parte de fuentes naturales y en parte de actividades como el uso de fertilizantes nitrogenados en la agricultura, la quema de biomasa y diversos procesos industriales.

El informe indicó que la ralentización económica causada por la covid-19 no tuvo ningún efecto evidente en los niveles atmosféricos de los gases de efecto invernadero ni en sus tasas de aumento, aunque sí se produjo un descenso transitorio de las nuevas emisiones

Un resultado previsible del calentamiento será la proliferación de fenómenos meteorológicos extremos, tales como episodios de calor intenso, lluvias fuertes, derretimiento de las masas de hielo, subida del nivel del mar y acidificación de los océanos, con repercusiones socioeconómicas de gran alcance.

La OMM alerta sobre la posibilidad de que, en el futuro, los océanos y los ecosistemas terrestres pierdan su eficacia como “sumideros”, decreciendo su capacidad de absorción del CO2 y actuando como reguladores que evitan mayores aumentos de temperatura.

El cambio climático en curso y sus retroalimentaciones, como sequías más frecuentes e incendios forestales más numerosos e intensos, podrían reducir la capacidad de los ecosistemas terrestres para absorber CO2. Una evidencia es que parte de la Amazonia pasa de ser sumidero a fuente de carbono.

La absorción en los océanos también podría disminuir debido al aumento de la temperatura de la superficie del mar, a la disminución del pH (potencial de hidrógeno) por la captación de CO2, y a la ralentización de la circulación oceánica meridional, consecuencia del incremento de la fusión del hielo marino.

El informe de la OMM fue divulgado a pocos días de iniciarse en Glasgow, Reino Unido, el 26 período de sesiones de la Conferencia de las Partes (COP26) en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Allí se evaluará la situación del acuerdo de París.

De cara a esa cita, Taalas afirmó que “debemos transformar nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte y todo nuestro estilo de vida. Los cambios necesarios son asequibles desde el punto de vista económico, y viables en el plano técnico. No hay tiempo que perder”.

https://www.pressenza.com/es/2021/10/los-gases-de-efecto-invernadero-baten-records/

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Informe del Banco Mundial: El 6% de la población norteafricana se verá obligada a migrar como consecuencia de la crisis climática

Un informe del Banco Mundial estima que 216 millones de personas serán migrantes climáticos en 2050. África será el continente más afectado por el cambio climático: 115 millones de personas se verán afectadas por los fenómenos asociados al calentamiento global.

Los pasos atrás en la lucha contra la erradicación de la pobreza y las consecuencias de la pandemia del covid-19 han impactado en las previsiones sobre la crisis climática y el efecto que tendrá en las subregiones más afectadas por los fenómenos asociados al calentamiento global.

El Banco Mundial ha publicado esta semana su segundo informe Groundswell (“Mar de fondo”), que se plantea para “Actuar sobre la migración climática interna”. Los modelos empleados por este organismo han calculado que en el año 2050, 216 millones serán migrantes climáticos en seis regiones: África del Sur, Norte de África, Asia del Sur, Asia oriental y Pacífico, América Latina y Europa Oriental y Asia central.

En algunos lugares, recuerda el informe, se pone en riesgo la habitabilidad, lo que incrementará esos desplazamientos y la situación de pobreza y carencia material. El África por debajo de la línea del Sáhara podría generar hasta 85,7 millones de migrantes climáticos internos; Asia oriental y el Pacífico, 48,4 millones; Asia meridional, 40,5 millones; África del Norte, 19,3 millones; América Latina, 17,1 millones; y Europa del Este y Asia Central, 5,1 millones.

Algunos países acumularán las peores consecuencias en términos de desplazamiento. Es el caso de Bangladesh, donde casi una de cada cuatro personas se verán obligadas a migrar.

Las sequías en el norte de África tendrán un efecto importante. Sin medidas paliativas, el Banco Mundial estima que hasta el 6% de la población de Marruecos, Argelia, Libia, Túnez y Egipto se verá obligada a la migración.

Eso concentrará a mitad de siglo aun más población en los núcleos urbanos: Tanger, Casablanca, Trípoli, o El Cairo serán receptores de la población migrante desde los campos yermos por la falta de agua.

En gran parte de la subregión, explica el informe, “la precipitación media durante la temporada de lluvias (octubre a marzo) ha disminuido en las últimas décadas, con los descensos más fuertes en las partes mediterráneas de Marruecos y Argelia y en partes de Libia”.

Controversias y reducción de daños

Pese a que no existe oficialmente la figura del refugiado climático, el informe del Banco Mundial añade nuevos puntos de vista para que la migración en base a estos fenómenos, tanto aquellos de aparición repentina —DANA, olas de calor—, como de aparición lenta —sequías o subida del nivel del mar— comience a hacerse un hueco en la legislación internacional.

“El Comité de Derechos Humanos de la ONU”, explica el informe reconoció en el año 2020, en el caso de Teitiota v. Nueva Zelanda, que los Gobiernos deben tener en cuenta las violaciones de derechos humanos causadas por la crisis climática al examinar casos de deportación de solicitantes de asilo.

Ese estatus del refugiado climático, necesaria en los protocolos internacionales, se verá reflejado en los tres escenarios que plantea el Banco Mundial que, significativamente, toma el escenario pesimista como el de referencia para el informe. Esos 216 millones de personas obligadas a migrar se darán en el caso de que persista la tendencia actual de emisiones globales de gases de efecto invernadero combinado con los niveles de desigualdad actuales.

La reducción de las emisiones y un desarrollo más igualitario pueden reducir hasta un 80% las previsiones bajo el marco de referencia pesimista, haciendo que el desplazamiento por motivos de clima solo afecte a 44 millones de personas en lugar de a 216 millones.

“Si no se adoptan medidas, se prevé que la potencia del cambio climático para impulsar la migración aumentará hasta mediados de siglo y los años posteriores”, alerta el informe, que presenta cuatro tipos de medidas para evitar los peores escenarios: reducción de emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero, integrar la migración interna provocada por impactos climáticos en la planificación del desarrollo verde, la estrategia de adaptación para favorecer el desarrollo sumando a las personas migrantes y focalizar políticas.

Fuente: https://rebelion.org/el-6-de-la-poblacion-norteafricana-se-vera-obligada-a-migrar-como-consecuencia-de-la-crisis-climatica/

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Mundo: 1.000 millones de niños están gravemente expuestos a los efectos de la crisis del clima según UNICEF

Los niños de la República Centroafricana, el Chad y Nigeria se encuentran entre los más vulnerables a los efectos del cambio climático, según el primer Índice de Riesgo Climático de la Infancia de UNICEF.

Los jóvenes que viven en la República Centroafricana, el Chad, Nigeria, Guinea y Guinea-Bissau son más vulnerables a los efectos del cambio climático, un fenómeno que pone en peligro su salud, su educación y su protección y los expone a enfermedades mortales, según un informe que ha publicado hoy UNICEF.

La crisis climática es una crisis de los derechos del niño: Presentación del Índice de Riesgo Climático de la Infancia” es el primer análisis exhaustivo de los riesgos climáticos desde la perspectiva de los niños. En el índice, los países se clasifican en función de la exposición de los niños a las perturbaciones climáticas y medioambientales, como los ciclones y las olas de calor, así como su vulnerabilidad a esas perturbaciones según su acceso a los servicios esenciales.

Presentado en colaboración con Viernes para el Futuro cuando se conmemora el tercer aniversario del movimiento mundial de lucha por el clima de los jóvenes, el informe revela que alrededor de 1.000 millones de niños (casi la mitad del total de 2.200 millones que hay en el mundo) viven en uno de los 33 países considerados “de muy alto riesgo”. Estos niños se enfrentan a la combinación letal de estar expuestos a múltiples perturbaciones climáticas y medioambientales y ser altamente vulnerables debido a la precariedad de los servicios esenciales que reciben, como el agua y el saneamiento, la atención médica y la educación. Los resultados del informe muestran la cantidad de niños afectados en la actualidad y revelan unas cifras que seguirán empeorando a medida que los efectos del cambio climático se aceleren.

“Por primera vez disponemos de un panorama completo que nos revela dónde y de qué forma los niños son vulnerables al cambio climático, y se trata de un panorama mucho más grave de lo que podíamos imaginar. Las perturbaciones climáticas y medioambientales están menoscabando la totalidad de los derechos de los niños, desde su acceso a un aire limpio, alimentos y agua potable, hasta su derecho a una educación, a una vivienda, a estar protegidos contra la explotación e incluso a sobrevivir. La vida de prácticamente todos los niños resultará afectada”, declaró Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF. “Los niños llevan tres años alzando la voz desde todos los rincones del mundo para pedir que se tomen medidas. UNICEF respalda su reivindicación en favor del cambio con un mensaje irrefutable: la crisis del clima es una crisis de los derechos de los niños”.

El Índice de riesgo climático para la infancia revela los siguientes datos:

  • 240 millones de niños están muy expuestos a las inundaciones costeras;
  • 330 millones de niños están muy expuestos a las inundaciones fluviales;
  • 400 millones de niños están muy expuestos a los ciclones;
  • 600 millones de niños están muy expuestos a las enfermedades transmitidas por vectores;
  • 815 millones de niños están muy expuestos a la contaminación por plomo;
  • 820 millones de niños están muy expuestos a las olas de calor;
  • 920 millones de niños están muy expuestos a la escasez de agua;
  • 1.000 millones de niños están muy expuestos a niveles cada vez más elevados de contaminación atmosférica[1].

Si bien casi todos los niños del mundo corren el riesgo de sufrir alguna de estas amenazas climáticas y medioambientales, los datos revelan que los países más afectados se enfrentan a crisis múltiples y a menudo solapadas que podrían mermar el progreso en materia de desarrollo y aumentar las carencias de la infancia.

Se estima que 850 millones de niños (uno de cada tres en todo el mundo) viven en zonas donde se solapan al menos cuatro de las perturbaciones climáticas y medioambientales anteriormente citadas. Además, nada menos que 330 millones de niños (uno de cada siete en todo el mundo) viven en zonas afectadas como mínimo por cinco peligros considerables.

Del mismo modo, el informe revela incoherencias entre los países donde se generan las emisiones de gases de efecto invernadero y aquellos en los que los niños sufren las peores consecuencias del cambio climático. En conjunto, los 33 países “de muy alto riesgo” emiten tan solo el 9% de las emisiones mundiales de CO2. Por el contrario, los 10 países que generan más emisiones representan casi el 70% de las emisiones mundiales. Sin embargo, solo uno de estos países se encuentra clasificado como país “de muy alto riesgo” en el índice.

“El cambio climático es profundamente desigual. Aunque ningún niño es responsable del aumento de las temperaturas mundiales, ellos sufrirán las peores consecuencias. Los niños de los países menos responsables sufrirán más que nadie”, afirmó Fore. “Sin embargo, todavía nos queda tiempo para actuar. Mejorar el acceso de los niños a los servicios esenciales, como el agua y el saneamiento, la salud y la educación puede aumentar notablemente su capacidad para sobrevivir a los peligros del clima. UNICEF insta a los gobiernos y a las empresas a escuchar a los niños y dar prioridad a las medidas que los protejan de los efectos del cambio climático, al tiempo que aceleran el trabajo para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero”.

Si no se toman las medidas necesarias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero cuanto antes, los niños seguirán sufriendo más que nadie. En comparación con los adultos, los niños necesitan más alimentos y agua por cada unidad de peso corporal; tienen menos capacidad para sobrevivir a los fenómenos meteorológicos extremos; y son más susceptibles a las sustancias químicas tóxicas, los cambios de temperatura y las enfermedades, entre otros factores.

“Seguirán surgiendo movimientos de jóvenes activistas por el clima que continuarán creciendo y luchando por lo que es justo porque no tenemos elección”, afirmaron Farzana Faruk Jhumu (Bangladesh), Eric Njuguna (Kenya), Adriana Calderón (México) y Greta Thunberg (Suecia), pertenecientes al movimiento Viernes por el Futuro y coautores del prefacio del informe, al que también prestan su apoyo. “Debemos afrontar los hechos, reconocer que el cambio climático es una crisis y actuar con la premura necesaria para garantizar que los niños de hoy hereden un planeta habitable”.

UNICEF exige a los gobiernos, las empresas y los actores relevantes que tomen medidas como las siguientes:

  1. Aumentar las inversiones destinadas a la adaptación y la resiliencia al clima en los servicios más importantes para la infancia. Si queremos proteger a los niños, a las comunidades y las personas más vulnerables de los efectos más graves del cambio climático que ya están comenzando a surgir es necesario adaptar los servicios más importantes, como los sistemas de agua, saneamiento e higiene y los servicios de salud y educación.
  2. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. A fin de evitar los peores efectos de la crisis climática, es necesario emprender acciones contundentes de inmediato. Antes de 2030, los países deben reducir sus emisiones un 45% como mínimo (en comparación con los niveles de 2010) para impedir que la temperatura aumente más de 1,5ºC.
  3. Proporcionar a los niños educación sobre el clima y competencias ecológicas, ya que son fundamentales para su adaptación y su preparación ante los efectos del cambio climático. A pesar de ser los menos responsables, los niños y los jóvenes sufrirán las desastrosas consecuencias de la crisis del clima y la inseguridad del abastecimiento de agua. Tenemos el deber de actuar en defensa de todos los jóvenes y de las generaciones futuras.
  4. Incluir a los jóvenes en todas las negociaciones y las decisiones relacionadas con el clima a nivel nacional, regional e internacional, incluida la COP26. Los niños y los jóvenes deben participar en todos los procesos de formulación de decisiones relacionadas con el clima.
  5. Garantizar que la recuperación de la pandemia de COVID-19 sea respetuosa con el medioambiente, genere bajas emisiones de carbono y beneficie a todo el mundo, de una forma que no ponga en peligro la capacidad de las generaciones futuras para abordar y responder a la crisis climática.

Fuente: https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/1000-millones-ninos-gravemente-expuestos-efectos-crisis-del-clima

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Mundo: Los árboles tropicales acortan su vida por encima de los 25 grados

Los árboles tropicales acortan su vida por encima de los 25 grados

Los árboles tropicales acortan su vida cuando la temperatura supera el umbral de los 25 grados, por lo que es probable que su mortalidad se acelere en esas regiones, lo que influirá en la regulación del CO2, uno de los principales gases de efecto invernadero, indica un estudio que publica hoy Pnas.

Esta es la primera vez que un grupo de científicos ha proporcionado evidencias claras sobre la influencia del aumento de temperatura en la duración de la vida de los árboles tropicales.

Aunque las selvas tropicales solo representan el 7% del total del suelo, albergan alrededor del 50 % de las especies animales y vegetales, y otro tanto de las reservas forestales de carbono de la Tierra.

Por ello, «pequeños cambios» en el funcionamiento de los bosques tropicales pueden cambiar significativamente los niveles atmosféricos de CO2, el gas de efecto invernadero antropogénico más importante, recuerda la Universidad de Leeds, en Reino Unido, que firma el estudio junto a la de Sao Paulo, Brasil.

El equipo estudió durante cuatro años los anillos internos de más de 100.000 árboles de 400 especies en 3.000 ubicaciones por todo el mundo.

Esta es la primera vez que un grupo de científicos ha proporcionado evidencias claras sobre la influencia del aumento de temperatura en la duración de la vida de los árboles tropicales.

Aunque las selvas tropicales solo representan el 7% del total del suelo, albergan alrededor del 50 % de las especies animales y vegetales, y otro tanto de las reservas forestales de carbono de la Tierra.

Por ello, «pequeños cambios» en el funcionamiento de los bosques tropicales pueden cambiar significativamente los niveles atmosféricos de CO2, el gas de efecto invernadero antropogénico más importante, recuerda la Universidad de Leeds, en Reino Unido, que firma el estudio junto a la de Sao Paulo, Brasil.

El equipo estudió durante cuatro años los anillos internos de más de 100.000 árboles de 400 especies en 3.000 ubicaciones por todo el mundo.

Estos resultados son una señal de advertencia de que, «junto con la deforestación, el calentamiento global añade un estrés adicional en los bosques tropicales de la Tierra», agregó.

En los trópicos, los árboles crecen, de media, el doble de rápido que en las regiones más frías del mundo, pero también tiene una vida más corta, unos 186 años, frente a 322.

Si los árboles tropicales mueren antes, afectará a cuánto carbono pueden capturar esos bosques, aumentado la preocupación sobre el futuro potencial de los bosques para compensar las emisiones de CO2 de la quema de combustibles fósiles, destacó Locosselli.

El estudio también muestra que los efectos de la temperatura en la longevidad de los árboles se verán exacerbados por las condiciones de sequía.

Fuente: EFE.
Fuente de la Información: https://www.ultimahora.com/los-arboles-tropicales-acortan-su-vida-encima-los-25-grados-n2918605.html

 

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Peligroso: El metano en la atmósfera alcanza un récord

en la atmósfera alcanza un récord

Los productores de petróleo y gas en Europa se comprometen a informar sobre las emisiones de metano, pero las principales empresas estadounidenses no lo hacen.

Más de 60 compañías de petróleo y gas se comprometieron hoy a informar las emisiones de metano, ya que las Naciones Unidas informaron que los niveles atmosféricos de gases de efecto invernadero alcanzaron un nivel récord.

El plan de la Asociación de metano de petróleo y gas (OGMP) de la Coalición de Clima y Aire Limpio asigna a las empresas la tarea de informar sobre las emisiones de metano, tanto de sus operaciones principales como de las empresas conjuntas. Como parte del marco voluntario, las empresas compartirán sus propios objetivos de reducción de metano con OGMP, una iniciativa gestionada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

El plan renueva un marco OGMP existente y pide a las empresas que describan cómo lograrán sus objetivos de reducir las emisiones de metano. Las 62 empresas que se han unido a OGMP representan aproximadamente el 30% de la producción mundial de petróleo y gas, según la asociación. El grupo dijo que busca lograr una reducción del 45% en las emisiones de metano de la industria del petróleo y el gas para 2025.

Los objetivos individuales de las empresas, que incluyen empresas europeas como Equinor ASA, Total SE y Royal Dutch Shell PLC, se revisarán periódicamente, en línea con un “objetivo común de reducir continuamente las emisiones de gases de efecto invernadero”. El metano es el componente principal del gas natural.

Mark Brownstein, vicepresidente de energía del Environmental Defense Fund, dijo que si bien el marco es voluntario, sigue siendo una “contribución importante para promover la causa” de la reducción de las emisiones de metano de petróleo y gas.

EDF ha trabajado con Climate & Clean Air Coalition desde 2014, dijo Brownstein, y ayudó a llevar OGMP y el marco de informes de metano a su forma más reciente.

“Por primera vez, las empresas se comprometen a medir regularmente sus emisiones de metano utilizando estrictos estándares basados ​​en la ciencia, en lugar de estimaciones de ingeniería”, dijo Brownstein.

Según el informe de la Organización Meteorológica Mundial, una agencia de la ONU, el metano alcanzó un nuevo récord en 2019 y ha aumentado un 161% por encima de los niveles preindustriales “debido al aumento de las emisiones de fuentes antropogénicas”, incluida la industria de los combustibles fósiles.

Aproximadamente el 60% del metano emitido a la atmósfera proviene de fuentes creadas por el hombre, como el desarrollo de combustibles fósiles, vertederos, quema de biomasa y agricultura, según el informe de la OMM.

Según Brownstein, las estimaciones de emisiones de metano basadas en cálculos de ingeniería de la industria a menudo subestiman la cantidad real de emisiones provenientes de las operaciones de petróleo y gas. Llamó al marco del petróleo y el gas “un paso adelante” porque pasa a informar datos basados ​​en mediciones de campo y monitoreo continuo. El conjunto de tecnologías de monitoreo disponibles para las empresas abarca desde el uso de drones hasta satélites.

Aún así, aunque la asociación “se aplica a todos los segmentos del sector del petróleo y el gas donde se pueden emitir cantidades importantes de metano”, no se aplica a fragmentos como el refinado de petróleo y la fabricación de productos químicos, así como el “uso final del gas”.

Tampoco incluye actualmente a las principales empresas estadounidenses de petróleo y gas, que históricamente se han quedado a la zaga de sus homólogos europeos en lo que respecta a los objetivos climáticos.

Manfredi Caltagirone, oficial del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, dijo que aunque las empresas estadounidenses no participan en este momento, la asociación está hablando con varias empresas y señaló que “muchas empresas miembros de OGMP tienen activos en los EE. UU.”

Brownstein, luego de Caltagirone, dijo que “independientemente de si las empresas estadounidenses u otras compañías petroleras nacionales se unen, el proceso de transparencia en sus emisiones comienza con este nuevo programa”.

El programa de OGMP está destinado a complementar esfuerzos como el proyecto MethaneSAT de EDF, una iniciativa para medir las emisiones por satélite, dijo. Este tipo de iniciativas voluntarias también deben ir acompañadas de regulaciones, dijo, como las que se están desarrollando en la Unión Europea.

“Los programas voluntarios son un complemento de la acción del gobierno, pero no la sustituyen”, dijo Brownstein.

Advirtió que “el grado en que esta estrategia voluntaria resulte en reducciones de emisiones reales y sustanciales tiene mucho que ver con si las empresas que se están comprometiendo con este programa cumplan con lo que se están comprometiendo y cómo lo hacen”.

Por Carlos Anchondo.

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/paises/peligroso-el-metano-en-la-atmosfera-alcanza-un-record/

 

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“Cada vez son más frecuentes los movimientos que se plantan contra la inacción climática”

“Cada vez son más frecuentes los movimientos que se plantan contra la inacción climática”

Samuel Martín-Sosa y Joao Camargo publican Manual de lucha contra el cambio climático (Libros en Acción)

El año 2019 fue, tras 2016, el más caluroso desde que se iniciaron los registros de temperaturas (datan de 1850, de la manera en que son actualmente conocidos); además, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de Naciones Unidas, las medias más elevadas de las que se tiene referencia son las de los periodos 2015-2019 y 2010-2019. “La temperatura media mundial se ha incrementado cerca de 1,1ºC desde la era preindustrial y el contenido calorífico de los océanos ha alcanzado niveles récord”, advirtió el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, el pasado 15 de enero.

En cuanto a los gases de efecto invernadero, las concentraciones de CO2 en la atmósfera alcanzaron el pico de 407,8 partes por millón en 2018, “y en 2019 no dejaron de aumentar”; las de metano y óxido nitroso también alcanzaron en 2018 cotas máximas respecto a la época preindustrial (aumentos del 259% y del 123%, respectivamente). En octubre de 2019 se produjo otro hito: el nivel medio del mar a escala mundial llegó a la cota más elevada desde que empezaron –hace más de dos décadas- los registros de alta precisión por satélite.

“La pérdida de masa de los glaciares durante el periodo 2015-2019 es la más elevada de todos los quinquenios de los que se tienen datos”, concluye el informe United in Science coordinado por la OMM. Fenómenos que pueden relacionarse con el cambio climático fueron, en enero de 2019, las inundaciones en el norte de Argentina, diferentes departamentos de Uruguay y -en marzo- el área metropolitana de Sao Paulo.

En septiembre de 2019 los medios internacionales informaron de la sequía e incendios forestales en Indonesia, a finales de año en Australia y durante el verano en Alaska y Siberia. El ciclón Idai causó, en marzo, centenares de muertes en Mozambique, Zimbabue y Malaui; y en agosto, una ola de calor provocó decenas de muertos en Japón. Los cambios en el clima están favoreciendo la expansión de enfermedades como el dengue (2,7 millones de casos en América Latina, entre enero y octubre de 2019). Por otra parte, el pasado 7 de noviembre Intermón OXFAM alertaba en un comunicado: “Etiopía, Somalia, Sudán del Sur y Sudán se han enfrentado a la vez al desplazamiento de cerca de 750.000 personas debido a los conflictos y de 350.000 a causa de fenómenos meteorológicos extremos”.

El investigador y activista Joao Camargo y el responsable del área de Internacional de Ecologistas en Acción, Samuel Martín-Sosa, parten de un diagnóstico similar en el Manual de lucha contra el cambio climático, editado en septiembre de 2019 por Libros en Acción. Subtitulado Nada volverá a ser como antes, ni el clima, ni la sociedad, el libro de 288 páginas se define como “de divulgación científica, para los que no son especialistas”; y también como una guía “para aprender y enseñar a combatir”. Los autores citan investigaciones como la de Cristophe McGlade y Paul Ekins, del University College London, publicado en enero de 2015 en la revista Nature: un tercio de las reservas globales de petróleo, la mitad de las gasísticas y un 80% de las carboníferas deberían permanecer sin explotación en el periodo 2010-2050, para satisfacer el objetivo de los 2ºC (límite sobre el aumento de la temperatura media mundial acordado en la Cumbre de París).

Frente a la competencia, la competitividad y la violencia, “como característica masculina y fuerte”, que ha conducido a la realidad actual, el manual plantea la alternativa de un mundo nuevo -“también más duro”- pero en el que se respete el medio ambiente y la igualdad entre las personas; y que plantee, como fin, la distribución de la riqueza (presentado el 20 de enero, el informe de OXFAM Tiempo para el cuidado apunta que los 22 hombres más ricos del mundo poseen una riqueza mayor que todas las mujeres de África; además, el 1% de la fracción más opulenta tiene una riqueza de más del doble que la de 6.900 millones de personas).

¿Quiénes son los responsables del cambio climático producido por la acción humana?, se preguntan Samuel Martín-Sosa y Joao Camargo. Cerca de un centenar de empresas productoras de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) causan el 71% de las emisiones de gases de efecto invernadero. A partir de fuentes como la base de datos The Carbon Majors, destacan a China Coal, las petroleras estadounidenses Chevron y ExxonMobil; Aramco (Arabia Saudí); BP (Reino Unido); Gazprom (Rusia), Shell (anglo-holandesa), National Iranian Oil; Energa y Weglowa (Polonia), Pemex (México) o Coal India.

El manual también detalla los nombres de algunas de las personas “responsables”, siguiendo el Decolonial Atlas; por ejemplo Michael Wirth, director ejecutivo de Chevron; Ryan Lance, de ConocoPhillips (Estados Unidos); Dai Houliang (Sinopec), Tim McKay (Canadian Natural); Patrick Pouyanné, de la francesa Total; Bob Dudley (BP), Ben Van Beurden (Shell), Roberto Castello Branco (Petrobras), Vagit Alekperov, de la petrolera Lukoil (Rusia) o Josu Jon Imaz (Repsol), entre otros.

En 2018, China fue el principal emisor de CO2 procedente de combustibles fósiles, seguido de Estados Unidos, la Unión Europea e india; sin embargo, las emisiones de dióxido de carbono anuales de Estados Unidos, consideradas por habitante, son muy superiores a las de China. Asimismo, matizan los autores del texto, “China e India son importantes emisores de efecto invernadero (y productores de carbón), pero gran parte de los bienes que producen se exportan a los países ricos”.

El libro menciona otros actores contaminantes; en junio de 2019, el informe Costs of war de la Universidad de Brown (Estados Unidos) señalaba que, entre 2001 (invasión de Afganistán) y 2017, el ejército estadounidense emitió 1.200 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero; el Pentágono es el principal consumidor institucional de petróleo del mundo, añadía el documento. Además, si las fuerzas armadas norteamericanas fueran un país, “su consumo de combustible las situaría en el puesto 47 de los principales emisores, entre Perú y Portugal”, concluyen los investigadores B. Neimark, O. Belcher y P. Bigger (“El ejército de Estados Unidos contamina más que 140 países: se impone reducir esta maquinaria de guerra”, revista The Conversation, julio 2019).

En el capítulo titulado “¿Qué puedo hacer yo?”, Samuel Martín-Sosa y Joao Camargo defienden que la asunción individual de culpas supone “ignorar a los verdaderos culpables -todo un sistema que provoca cambio climático-, y abrir el camino a la depresión y la impotencia”. Y destacan el ejemplo de acciones colectivas, como la promovida en mayo de 2016 por el movimiento Ende Gelände, en la que participaron 3.500 activistas de 12 países; bloquearon durante dos días la mina de lignito a cielo abierto de Welzow-Süd, en el estado alemán de Brandeburgo, y una central eléctrica cercana.

O las protestas en Seattle contra los planes de prospección petrolífera de la multinacional Shell en Alaska (2015); las resistencias en Italia contra el gasoducto Transadriático (TAP), de 878 kilómetros, que forma parte del Corredor Meridional del Gas (cadena de gasoductos para el transporte desde Azrebaiyán hasta Europa); asimismo las manifestaciones, en julio, de indígenas maoríes contra la construcción de centenares de viviendas en tierras sagradas de la Península de Ihumatao (Nueva Zelanda).

“Comprar productos ‘verdes’ tranquiliza nuestras conciencias, pero no resuelve la crisis climática”, afirman los dos autores; apuestan por un activismo “paso a paso”, que podría empezar por la asociación en grupos de consumo agroecológico y la adquisición de productos de temporada; participar en cooperativas para consumir electricidad de origen renovable; en las redes de economía social y solidaria; y en la vida en comunidad o municipios en transición. El paso siguiente es la desobediencia civil, apuntan Samuel Martín-Sosa y Joao Camargo; por ejemplo desde 2015, la alianza Ende Gelände desarrolla campañas contra las minas de carbón en Renania y la región de Lausacia. También en Reino Unido surgió en otoño de 2018 el movimiento Extinction Rebellion (XR), cuando 1.500 personas participaron en una acción de desobediencia civil en Londres. Los grupos de XR se han ido extendiendo por todo el mundo y, ya en abril de 2019, se organizaron movilizaciones en más de 80 ciudades de 33 países.

Salir a la calles y a las plazas, y desobedecer. Constituyó otro hito la huelga que inició la joven de 15 años, Greta Thunberg, en el verano de 2018, por la falta de acción política ante la crisis climática; su protesta ante el Parlamento de Suecia, en horario escolar, fue el antecedente del movimiento internacional Fridays For Future. En cuanto a la plataforma By 2020 We Rise Up, fue promovida en 2019 por más de una treintena de grupos –la mayoría europeos- que reivindican la justicia climática y tienen como objetivo la coordinación entre las luchas (convocaron, junto a XR, acciones de desobediencia en octubre de 2019 contra la pasividad de los gobiernos, en Madrid, Londres, Buenos Aires, Nueva York o Melbourne, entre otras capitales). “Cada vez son más frecuentes los movimientos en los que un montón de gente se planta”, concluyen los autores.

Fuente de la Información: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=264934

Autor: Enric Llopis

 

 

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