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Vídeo de la NASA muestra cómo la Tierra se calienta aceleradamente

Redacción: Milenio

La agencia espacial afirma que 2019 fue el segundo año más caliente del que se tenga registro en el planeta, sólo después de 2016.

Aunque aún existen muchos escépticos sobre las consecuencias que sufrirá la Tierra a causa del calentamiento global, en la actualidad ya se registran afectaciones en los ecosistemas del planeta.

La NASA dio a conocer un estremecedor vídeo en el que muestra el incremento acelerado de las temperaturas en el mundo.

La agencia espacial afirmó que 2019 fue el segundo año más caliente del que se tenga registro en el planeta, sólo después de 2016, y que la Tierra alcanzó temperaturas de hasta 1.1 grados centígrados más que las registradas en la década anterior, lo que representa un panorama poco alentador.

En el vídeo se muestra la evolución de las temperaturas del planeta desde la década de 1880 hasta la actualidad, y observa cómo las corrientes de aire de la Tierra se han calentado aceleradamente de forma drástica.​

El calentamiento global ya ha provocado incendios a lo largo del planeta, el derretimiento de los glaciares y el incremento de problemas como sequías e inundaciones.

A continuación te mostramos el vídeo en el que la NASA muestra cómo la Tierra «arde» en la actualidad.

https://twitter.com/NASA_es/status/1217479078128898048

Fuente: https://www.milenio.com/ciencia-y-salud/nasa-apocaliptico-video-muestra-acelerado-calentamiento-global

 

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África arde más que la Amazonia

África/29 Agosto 2019/El país

Unos 10.000 incendios están activos solo en Angola y Congo frente a los 2.127 de Brasil. Los campesinos usan los fuegos como técnica agrícola, pero un 10% queda fuera de control

En plena agitación mundial por los incendios en la cuenca del Amazonas, una imagen de satélite difundida hace unos días por la NASA y analizada por Weather Source revelaba que en África central había más incendios que en Brasil. Solo en Angola y el sur de la República Democrática del Congo (RDC) había más de 10.000 fuegos activos, frente a los 2.127 del país sudamericano. Durante la cumbre del G7 en Biarritz, el presidente francés, Emmanuel Macron, llegó a anunciar la posibilidad de desbloquear fondos para combatir el fuego también en el continente africano. Sin embargo, según los expertos, no son fenómenos comparables. La mayor parte de los incendios en África, y ocurre cada año, responde a técnicas agrícolas ancestrales usadas por el hombre en actividades agrícolas y pastorales, están controlados y no afectan a grandes masas boscosas sino a pastizales y tierras de cultivo.

Una imagen de satélite muestra el fuego que cruza por Angola, Zambia y el Congo, el pasado 25 de agosto.
Una imagen de satélite muestra el fuego que cruza por Angola, Zambia y el Congo, el pasado 25 de agosto. NASA REUTERS

“El uso del fuego para cazar, favorecer las mejores plantas para la alimentación o la fibra, la limpieza para la agricultura y el pastoreo, facilitar los viajes y controlar las plagas está bien documentado, es tradicional y continúa en la actualidad en muchas partes de África”, asegura Peter Moore, especialista en gestión de fuegos del departamento de Bosques de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). Es el sistema preferido por la mayor parte de campesinos, especialmente en zonas donde tienen escasos ingresos y la agricultura no está mecanizada, ya que es más económico, puede acabar con ciertas plagas y enfermedades y las cenizas del matorral quemado aportan nutrientes a los futuros cultivos, aunque a medio plazo y sin una gestión adecuada de su alcance e intensidad aceleran la erosión del suelo.

La imagen del satélite muestra que además de Angola y la RDC, Zambia, Mozambique o Madagascar también sufren el mismo fenómeno. Sin embargo, se estima que nueve de cada diez fuegos en África no crean grandes daños, sino más bien beneficios a la comunidad. Tosi Mpanu Mpanu, negociador congolés en las conferencias sobre el clima de Naciones Unidas, incide en que “en la Amazonia, el bosque arde sobre todo a causa de la sequía y el cambio climático. Pero en África central se debe esencialmente a técnicas agrícolas”, informa AFP.

África arde más que la Amazonia

Ante la alarma incipiente, el Gobierno de Angola ha querido salir al paso para advertir de las comparaciones entre lo que sucede en este país africano y Brasil, que pueden conducir, asegura en un comunicado, “a una dramatización de la situación y a la desinformación de las mentes más imprudentes”. Según el Ministerio de Medio Ambiente angolés se trata de fuegos que los agricultores generan cada año al final de la estación seca. “En esta época del año y en numerosas regiones de nuestro país se producen incendios por parte de los campesinos en fase de preparación de las tierras debido a la proximidad de la estación de lluvias”, añade el comunicado.

Desde luego, también hay riesgos. Moore explica que, según los estudios más recientes, cada año arde entre el 3% y el 4% de la superficie terrestre del Planeta. Y aunque la tendencia es descendente en África (300 millones de hectáreas quemadas en 2016 frente a 340 millones en 2003), se trata de uno de los continentes más afectados. Se calcula que el 10% de los incendios se escapan de control y son los responsables del 90% de la superficie que arde. “Estos son los que causan la pérdida de vidas, daños materiales e impacto ambiental. Son incontenibles hasta que cambia el clima o las condiciones del combustible que los hace arder. En muchos países de África la capacidad de manejo de incendios no está bien desarrollada”, añade Moore. En el origen suelen estar los accidentes, falta de comprensión del riesgo, malas prácticas o descuidos. En 2016 la superficie quemada fue seis veces España.

Los colectivos defensores del Medio Ambiente alertan de que esta técnica de desbroce y quema provoca una grave deforestación y pérdida de la biodiversidad, así como la erosión de la tierra. La deforestación es real, aunque la causa principal no es la quema sino la tala. Según aseguró Mpanu Mpanu a AFP, “la cubierta forestal de la RDC ha pasado del 67% al 54% de su territorio entre 2003 y 2018”. El propio presidente Tshisekedi aludió a la pérdida de árboles en la cuenca del río Congo, la segunda masa forestal del Planeta, en su discurso de investidura. En un país donde solo el 9% de la población tiene acceso a electricidad, la madera es una importante fuente de energía y se permite la tala artesanal, que en ocasiones esconde los intereses de empresas madereras.

África arde más que la Amazonia

Emisiones a la atmósfera

Otro aspecto de los incendios tiene que ver con sus emisiones de gases nocivos a la atmósfera. «Cuando se usa el fuego para transformar áreas forestales en tierras abiertas hay una adición neta de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Combustibles que no se suelen quemar, como turberas y selvas tropicales, contribuyen de manera intensa a dichas emisiones», explica Moore. Sin embargo, cuando se quema un terreno y la vegetación se regenera con el tiempo, esas plantas eliminan el de la atmósfera a medida que crecen.

La FAO propone mejorar las habilidades de las comunidades en la gestión de incendios a partir de sus propias tradiciones y conocimientos, teniendo en cuenta el impacto positivo que tienen la mayoría de los fuegos controlados. Al mismo tiempo, recomienda mejorar sus capacidades para la extinción y la comprensión de los riesgos. “Los incendios forestales dañinos”, como los que atraviesa en la actualidad el Amazonas, “no son una emergencia sin precedentes. La combinación de políticas, planeamiento y gestión desfasadas han creado un contexto en el que los incendios generan daños y pérdidas”, concluye Moore.

Fuente e imagen: https://elpais.com/sociedad/2019/08/28/actualidad/1566978341_414043.html

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¿Catástrofe? Advierten que en menos de 100 años la Tierra será 2 grados más caliente

Por: Ecoportal

Es muy probable para el año 2100 la temperatura global haya aumentado 2 grados centígrados (o 3,6 grados Fahrenheit). Esa es la conclusión más amenazante a la que llegaron dos estudios diferentes, usando metodologías completamente distintas, que fueron publicados en la revista científica Nature Climate Change este lunes.

primer estudio usó análisis estadísticos para demostrar que hay un 95% de probabilidades de que la Tierra se caliente más de 2 grados al final del siglo y apenas un 1% de posibilidades de que el aumento esté por debajo de los 1,5 grados.

“Nuestro modelo se basa en información que ya muestra el efecto de las políticas existentes para mitigar la emisión (de gases de efecto invernadero). Alcanzar el objetivo de un calentamiento menor 1,5 grados requerirá que la intensidad de carbono desminuya mucho más rápido que en el pasado reciente”, sostuvo Adrian Raftery, autor de este trabajo.

El segundo estudio analizó las pasadas emisiones de gases de efecto invernadero y la quema de combustibles fósiles para demostrar que incluso si los humanos dejáramos de quemar combustibles fósiles ya mismo, la Tierra seguirá calentándose, con una temperatura aumentará en unos 2 grados para 2100.

Además, concluyó que si las emisiones continúan por más de 15 años, un escenario mucho más probable que  la interrupción súbita, la temperatura de la Tierra podría aumentar incluso en 3 grados. “Aunque dejemos de quemar combustibles fósiles hoy, la Tierra seguirá calentándose lentamente”, señaló Thorsten Mauritsen, autor del segundo estudio.

Evaluados en conjunto, los resultados similares de las dos investigaciones presentan una cruda realidad.

Los estudios fueron terminados antes de que Estados Unidos se retirara del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, por decisión del presidente Donald Trump.

“Claramente, la salida de EE.UU. del Acuerdo de París hará que sea mucho más difícil alcanzar nuestros objetivos de aumentar 1,5 o máximo 2 grados”, explicó Raftery.

¿Por qué 2 grados?

La marca de los 2 grados fue establecida por el Acuerdo de París firmado en diciembre del 2015. Pero ya había sido propuesta como límite por el economista de Yale William Nordhaus, en 1977.

Según los investigadores, el clima se está calentando desde que comenzó la quema de combustibles fósiles en el siglo XIX, durante la Revolución Industrial.

Si sobrepasamos esa marca, los científicos estiman que la vida en nuestro planeta como la conocemos hoy cambiará por completo. Entre las posibles consecuencias están un aumento del nivel del mar, extinciones masivas, sequías extremas, incremento de los incendios forestales, huracanes más intensos, reducción de cultivos y de agua fresca y derretimiento del hielo en el Ártico.

El impacto en la salud humana también será profundo. Las temperaturas cada vez más altas y los cambios en el clima empeorarán la calidad del aire y habrá más contaminación de agua y de alimentos, así como más infecciones transmitidas por mosquitos y garrapatas y un mayor estrés parte la salud mental, según un reciente reporte de la Sociedad del Consorcio Médico en Clima y Salud.

Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 12,6 millones de personas mueren globalmente por culpa de la contaminación, los climas extremos y las enfermedades relacionadas con el clima. Se espera, según el organismo internacional, que entre el 2030 y el 2050 el cambio climático cause unas 250.000 muertes adicionales.

El impacto de nuestro pasado

El primer estudio usó información de población, emisiones de carbono y producto interno bruto de 152 países, durante los últimos 50 años.

El otro hallazgo interesante que encontraron Raftery y sus colegas en esa investigación fue que la población no es un factor que influya en el tema.

“Eso se debe al hecho de que buena parte de la población del futuro crecerá en África, en países cuyasemisiones de carbono son actualmente muy bajas”, explicó Raftery.

En el segundo estudio, Mauritsen y su coautor Robert Pincus combinaron observaciones del calentamiento global pasado y de cuánto calor y cuánto carbono está siendo absorbido por el océano. Su descubrimiento radica en que aunque el CO2 dura muchísimo tiempo en la atmósfera, la capacidad de absorción del océano tal vez reducirá los cálculos del calentamiento global en 0,2 grados.

El problema es que “el estudio no se preocupa por las emisiones futuras”, indicó Mauritsen. “Nuestro estudio puede ser una referencia para calcular lo lejos que estamos de alcanzar varios objetivos relacionados con la temperatura”, añadió.

¿Qué podemos hacer?

Los investigadores aseguran que la clave para evitar estas preocupantes conclusiones está en un cambio de las políticas públicas.

“Los próximos años serán fundamentales en la lucha contra el cambio climático”, aseguró Dargan Frierson, coautor del primer estudio. “¿Trabajaremos en instalar energías limpias o nos quedaremos estancados con las viejas fuentes de contaminación? Si no actuamos rápidamente, es mejor que nos preparemos para las consecuencias severas de vivir en un mundo mucho más caliente”, sentenció.

“Solo hay dos caminos realistas para evitar un desastre a largo plazo: aumentar los incentivos financieros para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar considerablemente los recursos para hacer investigación que nos lleve al menos a implementar reparaciones tecnológicas parciales”, consideró por su parte Dick Startz, economista y coautor del segundo estudio.

“Nada es gratis. Pero las dos opciones son mejores que la catástrofe que se dibuja al final del camino”, concluyó.

Ecoportal.net

CNN

https://cnnespanol.cnn.com/

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Educación para la prevención ecológica: el cambio climático

Por: EducaBolivia

El presente  artículo explica en un lenguaje sencillo acerca del cambio climático con el objetivo  de que se discuta en las unidades educativas, estimule el debate entre docentes y estudiantes, creando sinergias entre la educación y la ciencia. Nuestro país  no está ajeno a los efectos y el artíiculo muestra  las señales de los últimos años.

¿Qué es el clima?
El clima es resultado de la compleja relación entre la atmósfera, los océanos, las capas de hielo, los organismos vivientes, los suelos, sedimentos y rocas. Sin embargo, la atmósfera es uno de los factores más importantes que determina el clima global.

¿Qué es el cambio climático?
Es la modificación acelerada de procesos y factores climáticos (lluvias, temperatura, humedad, vientos) provocada directa e indirectamente por actividades humanas que alteran la composición global de la atmósfera, acumulando excesivas concentraciones de gases de efecto invernadero.

¿Qué son los gases de efecto invernadero?
La atmósfera (la capa de gases que rodean la tierra) está constituida principalmente por nitrógeno (N2), oxígeno (O2) y otros gases que regulan el sistema climático, llamados gases de efecto invernadero.

Estos gases de efecto invernadero que forman parte de la atmósfera, en condiciones normales, absorben parte de la energía solar y permiten mantener una temperatura habitable, con un promedio anual de 15º C.

Si no hubiese atmósfera, la temperatura promedio del planeta sería de 20º C bajo cero.

Los gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono (CO2), el vapor de agua (H2O), el metano (CH4) y el Óxido nitroso (N2O).

¿Cómo inicia todo?
Al ser la atmósfera un componente muy importante del clima, su contaminación provoca el calentamiento global (que modifica el factor temperatura)

¿Qué es el calentamiento global?
Es el incremento de la temperatura que en las últimas décadas ha sufrido el planeta, por el acelerado aumento de la concentración de gases de “efecto invernadero” en la atmósfera.

¿Cómo entender el cambio climático?
La tierra recibe energía del sol en forma de radiación y, a su vez, la superficie de la tierra “devuelve”  radiaciones.

El problema del cambio climático inicia cuando los gases de efecto invernadero se acumulan en exceso, especialmente desde la llegada de la era industrial por uso de combustibles fósiles, provocando una acelerada y peligrosa modificación climática en el planeta (más calor… más vapor… Alteración de las corrientes marinas de viento… más lluvia pero irregularmente concentrada…)

Estudios de los niveles de concentración de CO2 de los últimos mil años, comparados con los niveles promedio de temperatura, nos muestran que a mayor concentración de CO2 la temperatura global es mayor.

En los últimos cien años el incremento de la temperatura fue de 0,6º C.

Si el aumento de concentraciones de CO2 continúa en la misma tendencia, la temperatura del planeta en los próximos cien años podría aumentar 5º C, desencadenando complejos efectos.

Efectos del cambio climático
Si permitimos que la temperatura en el siglo XXI suba 2º C, las consecuencias para el planeta podrían ser fatales:

– Veranos más largos y más calientes.
– Inviernos más cortos y más fríos.
– Derretimiento de los hielos polares y retroceso de glaciares.
– Aumento del nivel de los océanos.
– Aumento y redistribución de lluvias con severas inundaciones y sequías.
– Inundaciones en costas de mar.
– Grandes poblaciones convertidas en “refugiadas del cambio climático”.
– Suelos fértiles convertidos en desiertos.
– Tornados, huracanes y tsunamis más fuertes y frecuentes.
– Conflictos por menor disponibilidad de agua dulce.
– Cambios de ecosistemas y pérdida de especies por dificultad de adaptarse.
– Nuevas enfermedades; rebrote y desplazamiento de las endémicas.

El cambio climático en Bolivia
El cambio climático tiene consecuencias en Bolivia. Veamos las señales de los últimos años:

Los nevados están retrocediendo: el Illimani podría desaparecer en 50 años y el Chacaltaya prácticamente ha desaparecido ya.

En Chuquisaca el calor ha recrudecido y la sequedad aumentó en los valles, agudizando la desertización.

En los Yungas el límite superior del bosque en ceja de monte ha subido cerca a 400 metros en los últimos 30 años.

Las zonas productoras de quinua al sur de Potosí se están extendiendo porque el frío es «menos duro». Lo malo es la erosión de esos suelos frágiles: más de cinco mil kilómetros cuadrados se han convertido en desiertos los últimos años.

Paradójicamente, las inundaciones y desbordes de ríos son más intensos y frecuentes, lo que ha contribuido a los recientes desastres en el Beni.

¿Cómo mitigar el cambio climático?
Se afirma que el cambio climático es inevitable; pero debemos disminuir sus consecuencias y desacelerar el proceso.

Aunque Estados Unidos, China y Australia son los que aportan más CO2 a la atmósfera; es importante como país adaptarnos a la adversidad del cambio climático en áreas de seguridad alimentaria, ganadería, recursos hídricos y salud.

En Bolivia se debe evitar la eliminación de bosques, los incendios forestales y respetar la vocación de uso de suelos; además de promover la reforestación.

Además, para reducir las emisiones de CO2, se debe reemplazar la gasolina y diésel de los automóviles por el gas natural vehicular, abundante en el país.

Igualmente se debe cambiar la matriz energética de industrias, residencias y establecimientos comerciales y públicos, para utilizar gas natural.

Otro consejo destinado a conservar los bosques es utilizar las hojas de papel por las dos caras. Esto salvaría varios árboles, porque una tonelada de papel ahorra 17 árboles centenarios.

Si los bolivianos, que no aportamos mucho al problema, implementamos estas sencillas medidas contribuiremos a mitigar los efectos del cambio climático y, aunque nuestro aporte a este problema global es mínimo, el sumir estas acciones nos daría el sustento moral para exigir que el resto de los países, sobre todo los que más emisiones de CO2 producen, lo hagan también.

El cambio climático tiene para Bolivia efectos de los que no podemos huir, porque el cambio climático no tiene fronteras.

El efecto invernadero, en condiciones normales, es útil porque permite la vida en el planeta. Ya el calentamiento global provocado por las actividades humanas la está amenazando.

La excesiva contaminación atmosférica provocada por las acciones humanas provoca el cambio climático.

No debemos perder de vista la corresponsabilidad internacional en el tema del cambio climático; pero tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados, porque los efectos del cambio climático no tienen fronteras.

El autor, Edwin Alvarado Terrazas

FUENTES CONSULTADAS:
– Arana, Ivar. Vulnerabilidad y adaptación al Cambio Climático en Bolivia
– Gore, Alan Jr. Una verdad incómoda
– Liberman, Máximo. Calentamiento global, observaciones en la agricultura del altiplano
– LIDEMA. Campaña global ¡alto al cambio climático!

Fuente: http://www.educabolivia.bo/index.php/docente/actualidad-y-docencia/4587-educacion-para-la-prevencion-ecologica-el-cambio-climatico

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Fracking: 8 gravísimos efectos secundarios

Por: Ecoportal.07-09-2016

“Además de la confirmación de varios científicos de todo el mundo, de que el proceso de fractura hidráulica llamada fracking provoca terremotos, existe una lista de efectos secundarios de toda índole, que se acrecienta día a día de manera preocupante.”

Es innegable que el proceso genera puestos de trabajo, gas natural, petróleo e ingentes ganancias, por lo cual es defendido por las empresas y apoyados por muchos gobiernos, pero los peligros ambientales, de salud y de seguridad siguen aumentando.

Este es un resumen de los diversos “efectos colaterales” que podría tener la perforación de un agujero en la superficie de la tierra, en el que se inyectan productos químicos tóxicos a una alta presión y luego se bombea el agua residual a gran profundidad.

Contaminación del agua

Durante el proceso de fractura hidráulica, una importante cantidad de gas metano y otros productos químicos tóxicos se filtran desde el pozo y contaminan las inmediaciones de las aguas subterráneas, que suelen ser la fuente hídrica para el consumo de las comunidades locales.

Un solo pozo puede producir casi cuatro millones de litros de aguas residuales, que contiene elementos radiactivos como el radio y varios hidrocarburos cancerígenos, como el benceno; las concentraciones de metano son 17 veces mayores en las napas subterráneas cercanas a los sitios de fractura, que en los pozos normales. Sólo entre un 30 y un 50% del fluido de fracturación se recupera; el resto se deja en el suelo y no es biodegradable.

Escasez de aguas

Casi el 90 % del agua utilizada en fracking nunca regresa a la superficie. Dado que el agua se retira definitivamente de su ciclo natural, esta es una mala noticia para los afectados por la sequía o la escasez.

La reorientación de los suministros de agua para la industria de la fractura hidráulica, no sólo hace que los precios del agua se encarezcan, sino que también reduce la disponibilidad de la misma para otros usos, como el riego de cultivos.

Graves secuelas en la salud

El fluido residual dejado por el proceso de fractura hidráulica se deposita en fosas a cielo abierto para que se evapore, lo que libera peligrosos compuestos orgánicos volátiles a la atmósfera, contaminando el aire, generando lluvia ácida y aumentando los índices de ozono a nivel del suelo.

La exposición a partículas de sulfuro de hidrógeno e hidrocarburos volátiles puede provocar problemas de salud, como asma, dolores de cabeza, presión arterial alta, anemia, ataques al corazón y cáncer y puede tener un efecto perjudicial sobre los sistemas inmunológico y reproductivo, así como en el desarrollo embrionario.

Un gas asesino

Un estudio reciente de la Universidad Johns Hopkins, encontró que los hogares ubicados en zonas suburbanas y rurales cercanos a los sitios de fractura hidráulica, en general tienen una concentración de radón un 39 % más alta, que aquellos ubicados en áreas urbanas sin fracking.

El radón (la segunda causa mundial de cáncer de pulmón después del tabaquismo) es un gas radiactivo natural, inodoro, insípido, invisible y soluble, por lo que algunos restos disueltos pueden aparecer en los pozos de agua y en las napas subterráneas y otros dispersarse por el aire.

Partículas mortales

Además de agua y productos químicos tóxicos, el fracking requiere el uso de arena fina o frac, que ha impulsado el auge de la extracción y molienda de la misma, en muchos puntos del planeta.

Estas pequeñas partículas de sílice pueden dificultar la respiración y causar irritación respiratoria, tos, obstrucción de las vías y una mala función pulmonar, pero la exposición crónica o a largo plazo puede provocar inflamación pulmonar, bronquitis, enfisemas y una enfermedad grave conocida como silicosis, una forma de fibrosis pulmonar.

Terremotos

Se ha confirmado que el proceso de fractura hidráulica provoca terremotos. En concreto, durante los últimos siete años, ciertas regiones geológicamente estables han experimentado movimientos en las fallas que no se habían movido en millones de años, a causa del fracking. Además, es difícil o imposible predecir dónde ocurrirán los sismos ocasionados por esta práctica.

Está fehacientemente comprobado que el aumento de dicha actividad coincide con la inyección de aguas residuales en pozos diseñados y aprobados para este fin. Tras años de incertidumbres, muchos gobiernos han acabado por darle la razón a los científicos, el de Francia fue uno de los primeros.

¿Más “efecto invernadero”?

El gas natural es principalmente metano, un gas de efecto invernadero tan potente, que atrapa 85 veces más calor que el CO2. Debido a las fugas de metano durante el proceso de fractura hidráulica, el fracking puede ser peor que la quema de carbón.

Está comprobado que incluso pequeños escapes en el sistema de producción y distribución del gas natural puede tener un gran impacto a nivel climático, el suficiente como para echar por tierra todo el beneficio de la conmutación de la producción de energía térmica por carbón a gas.

¿Quid pro quo?

Por último y no menos importante, detrás del fracking hay muchísimo dinero en juego. Hablamos de cantidades astronómicas que son las que acaban por “convencer” a los gobiernos, que acepten que sus territorios sean hollados de esta manera, aun a sabiendas de las perniciosas consecuencias que este método puede acarrear.

A cambio de unos cuantos puestos de trabajo reales, pero no siempre estables, de tener una fuente de gas natural “en casa” y de apoyos económicos subrepticios, en muchos lugares del mundo, en este instante se está practicando fracking, sin ninguna consideración por la salud de los pobladores cercanos, las terribles consecuencias climáticas y los daños irreparables al Medio Ambiente.

Ecoportal.net

Ecoticias

http://www.ecoticias.com/

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Educación para la prevención ecológica: el cambio climático

Por: Educabolivia 

El presente  artículo explica en un lenguaje sencillo acerca del cambio climático con el objetivo  de que se discuta en las escuelas, estimule el debate entre docentes y estudiantes, creando sinergias entre la educación y la ciencia. Nuestro país  no está ajeno a los efectos y el artíiculo muestra  las señales de los últimos años.

¿Qué es el clima?
El clima es resultado de la compleja relación entre la atmósfera, los océanos, las capas de hielo, los organismos vivientes, los suelos, sedimentos y rocas. Sin embargo, la atmósfera es uno de los factores más importantes que determina el clima global.

¿Qué es el cambio climático?
Es la modificación acelerada de procesos y factores climáticos (lluvias, temperatura, humedad, vientos) provocada directa e indirectamente por actividades humanas que alteran la composición global de la atmósfera, acumulando excesivas concentraciones de gases de efecto invernadero.

¿Qué son los gases de efecto invernadero?
La atmósfera (la capa de gases que rodean la tierra) está constituida principalmente por nitrógeno (N2), oxígeno (O2) y otros gases que regulan el sistema climático, llamados gases de efecto invernadero.

Estos gases de efecto invernadero que forman parte de la atmósfera, en condiciones normales, absorben parte de la energía solar y permiten mantener una temperatura habitable, con un promedio anual de 15º C.

Si no hubiese atmósfera, la temperatura promedio del planeta sería de 20º C bajo cero.

Los gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono (CO2), el vapor de agua (H2O), el metano (CH4) y el Óxido nitroso (N2O).

¿Cómo inicia todo?
Al ser la atmósfera un componente muy importante del clima, su contaminación provoca el calentamiento global (que modifica el factor temperatura)

¿Qué es el calentamiento global?
Es el incremento de la temperatura que en las últimas décadas ha sufrido el planeta, por el acelerado aumento de la concentración de gases de “efecto invernadero” en la atmósfera.

¿Cómo entender el cambio climático?
La tierra recibe energía del sol en forma de radiación y, a su vez, la superficie de la tierra “devuelve”  radiaciones.

El problema del cambio climático inicia cuando los gases de efecto invernadero se acumulan en exceso, especialmente desde la llegada de la era industrial por uso de combustibles fósiles, provocando una acelerada y peligrosa modificación climática en el planeta (más calor… más vapor… Alteración de las corrientes marinas de viento… más lluvia pero irregularmente concentrada…)

Estudios de los niveles de concentración de CO2 de los últimos mil años, comparados con los niveles promedio de temperatura, nos muestran que a mayor concentración de CO2 la temperatura global es mayor.

En los últimos cien años el incremento de la temperatura fue de 0,6º C.

Si el aumento de concentraciones de CO2 continúa en la misma tendencia, la temperatura del planeta en los próximos cien años podría aumentar 5º C, desencadenando complejos efectos.

Efectos del cambio climático
Si permitimos que la temperatura en el siglo XXI suba 2º C, las consecuencias para el planeta podrían ser fatales:

– Veranos más largos y más calientes.
– Inviernos más cortos y más fríos.
– Derretimiento de los hielos polares y retroceso de glaciares.
– Aumento del nivel de los océanos.
– Aumento y redistribución de lluvias con severas inundaciones y sequías.
– Inundaciones en costas de mar.
– Grandes poblaciones convertidas en “refugiadas del cambio climático”.
– Suelos fértiles convertidos en desiertos.
– Tornados, huracanes y tsunamis más fuertes y frecuentes.
– Conflictos por menor disponibilidad de agua dulce.
– Cambios de ecosistemas y pérdida de especies por dificultad de adaptarse.
– Nuevas enfermedades; rebrote y desplazamiento de las endémicas.

El cambio climático en Bolivia
El cambio climático tiene consecuencias en Bolivia. Veamos las señales de los últimos años:

Los nevados están retrocediendo: el Illimani podría desaparecer en 50 años y el Chacaltaya prácticamente ha desaparecido ya.

En Chuquisaca el calor ha recrudecido y la sequedad aumentó en los valles, agudizando la desertización.

En los Yungas el límite superior del bosque en ceja de monte ha subido cerca a 400 metros en los últimos 30 años.

Las zonas productoras de quinua al sur de Potosí se están extendiendo porque el frío es «menos duro». Lo malo es la erosión de esos suelos frágiles: más de cinco mil kilómetros cuadrados se han convertido en desiertos los últimos años.

Paradójicamente, las inundaciones y desbordes de ríos son más intensos y frecuentes, lo que ha contribuido a los recientes desastres en el Beni.

¿Cómo mitigar el cambio climático?
Se afirma que el cambio climático es inevitable; pero debemos disminuir sus consecuencias y desacelerar el proceso.

Aunque Estados Unidos, China y Australia son los que aportan más CO2 a la atmósfera; es importante como país adaptarnos a la adversidad del cambio climático en áreas de seguridad alimentaria, ganadería, recursos hídricos y salud.

En Bolivia se debe evitar la eliminación de bosques, los incendios forestales y respetar la vocación de uso de suelos; además de promover la reforestación.

Además, para reducir las emisiones de CO2, se debe reemplazar la gasolina y diésel de los automóviles por el gas natural vehicular, abundante en el país.

Igualmente se debe cambiar la matriz energética de industrias, residencias y establecimientos comerciales y públicos, para utilizar gas natural.

Otro consejo destinado a conservar los bosques es utilizar las hojas de papel por las dos caras. Esto salvaría varios árboles, porque una tonelada de papel ahorra 17 árboles centenarios.

Si los bolivianos, que no aportamos mucho al problema, implementamos estas sencillas medidas contribuiremos a mitigar los efectos del cambio climático y, aunque nuestro aporte a este problema global es mínimo, el sumir estas acciones nos daría el sustento moral para exigir que el resto de los países, sobre todo los que más emisiones de CO2 producen, lo hagan también.

El cambio climático tiene para Bolivia efectos de los que no podemos huir, porque el cambio climático no tiene fronteras.

El efecto invernadero, en condiciones normales, es útil porque permite la vida en el planeta. Ya el calentamiento global provocado por las actividades humanas la está amenazando.

La excesiva contaminación atmosférica provocada por las acciones humanas provoca el cambio climático.

No debemos perder de vista la corresponsabilidad internacional en el tema del cambio climático; pero tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados, porque los efectos del cambio climático no tienen fronteras.

El autor, Edwin Alvarado Terrazas

FUENTES CONSULTADAS:
– Arana, Ivar. Vulnerabilidad y adaptación al Cambio Climático en Bolivia
– Gore, Alan Jr. Una verdad incómoda
– Liberman, Máximo. Calentamiento global, observaciones en la agricultura del altiplano
– LIDEMA. Campaña global ¡alto al cambio climático!

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El Carbono. La nueva medida de todas las cosas

Por Silvia Ribeiro

La devastación ambiental que caracteriza nuestro tiempo no tiene precedentes en la historia del planeta ni las culturas. Han habido civilizaciones que han provocado desastres ambientales, pero nunca antes se habían mundializado, desequilibrando los propios flujos y sistemas naturales que sostienen la vida en el planeta. El capitalismo y su “civilización petrolera”, el modelo de producción y consumo industrial, basado en combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) provocó este desastre en poco tiempo, acelerado en las últimas décadas.

Los problemas ambientales son graves, con fuertes y desiguales impactos sociales y el cambio climático es uno de los principales. Pero no son causados por toda “la humanidad”. Más que la era del antropoceno, como algunos la llaman, vivimos la era de la plutocracia, donde todo se define para que los muy pocos ricos y poderosos del mundo puedan mantener y aumentar sus ganancias, a costa de todo y todos los demás. Esta absurda injusticia social, económica, ambiental, política, requiere de muchas armas para mantenerse y una de ellas es la guerra conceptual. Inventar conceptos que oculten las causas y características de la realidad, que desvíen la atención de la necesidad de cambios reales y profundos y mejor aún, que sirvan para hacer nuevos negocios a partir de las crisis.

En este contexto, el ensayo La métrica del carbono: ¿el CO2 como medida de todas las cosas? , de Camila Moreno, Daniel Speich y Lili Fuhr, editado recientemente por la Fundación Heinrich Böll, es un aporte importante (http://mx.boell.org/es/metrica-del-carbono).

Muestra cómo ante la convergencia de graves crisis ambientales locales, regionales y globales, junto a las crisis económicas y financieras, se echa un fuerte foco de luz sobre el cambio climático – que Nicholas Stern llamó “la mayor falla de mercado que el mundo ha atestiguado”, al tiempo que se posicionan las unidades de CO2 (dióxido de carbono) como medida para definir la gravedad del problema y sus posibles soluciones. Así, otros temas quedan en la oscuridad del contraste de ese rayo de luz y todo se reduce a contar emisiones de CO2 a la atmósfera. Las autoras no dejan duda de que el cambio climático es real y grave, pero cuestionan “¿Es más importante y más urgente que la pérdida de biodiversidad, la degradación del suelo cultivable, el agotamiento del agua dulce? ¿Acaso es posible considerar cada uno de estos fenómenos como algo independiente y separado de los otros?”.

“La manera cómo describimos y enmarcamos un problema, determina en gran medida el tipo de soluciones y respuestas que podemos considerar”, plantean. Justamente debido a la gravedad de la crisis ambiental, tenemos que evitar este “epistemicidio ecológico” en curso que reduce la óptica, elimina conocimientos y destruye alternativas.

Se sabe bien cuáles son las causas del cambio climático, y los principales rubros industriales que lo provocan: alrededor del 80 por ciento se debe a la explotación y generación de energía, al sistema alimentario agroindustrial y al crecimiento urbano (construcción, transporte), basados en el uso y quema de petróleo, gas y carbón. Todo esto emite CO2 y otros gases de efecto invernadero (GEI), metano, óxido nitroso y otros.

Se sabe también que lo necesario son reducciones reales, en su fuente y en la demanda, de todos esos gases y cambiar las causas que las originan. Y se sabe que existen alternativas reales, diversas, descentralizadas y viables; quizá el ejemplo más fuerte es que 70 por ciento de la humanidad se alimenta de agricultura campesina y agreocológica, pescadores artesanales y huertas urbanas, que no emiten gases de efecto invernadero.

Pero las propuestas dominantes –de instituciones y gobiernos- no son éstas, sino otras principalmente basadas en mercados de carbono y altas tecnologías que permitirían seguir emitiendo GEI como siempre, al ser “compensados” absorbiendo el carbono emitido y almacenándolo en fondos geológicos, es decir, formas de geoingeniería.

La propuesta de “compensación” (offset en inglés) se viene desarrollando hace años, asociada a los esquemas de pagos por servicios ambientales, por biodiversidad, etc, componentes esenciales de la llamada “economía verde”. Se trata de justificar la destrucción en un lugar, mientras en otro otros se supone la “compensan” con algún pago, como si fuera lo mismo dejar sin bosques o agua a un pueblo entero en un país o región, porque hay una comunidad que los cuida en otra parte. Esos pagos generan “bonos”, instrumentos financieros especulativos que son comerciados en mercados secundarios.

Ahora, para que todo pueda ser medido en unidades de CO2, todos los gases se traducen a la abstracción de “CO2equivalente”, sin considerar si se trata de gases emitidos por una trasnacional minera que devasta ecosistemas y pueblos, por la quema de un bosque o el estiércol de algunos animales de un pastor. El concepto de “cero emisiones netas”, no reducciones reales sino compensadas, completa esta operación (http://www.alainet.org/es/articulo/170440). De esta forma, la “economía del carbono” podría englobar todos los rubros anteriores, para convertirse en la nueva “moneda” de cambio, que justifica la contaminación y produce ganancias para quienes la causan.

No solamente se pierden de vista las causas del cambio climático, también de esta forma, se simplifica burdamente la consideración de los otros graves problemas ambientales y las interacciones entre todos ellos y se eliminan del campo de análisis y acción los impactos sociales, el sistema que los provoca y las verdades soluciones.

Fuente: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Cambio-Climatico/El-Carbono.-La-nueva-medida-de-todas-las-cosas

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