El Gran Reseteo y la Agenda 2030

Por: Jorge Salazar García

Pocos creen que el Capitalismo se encuentra en crisis irreversible. Algunos lo niegan convenientemente mientras aprovechan las ventajas que el mercado les ofrece. Sin embargo, el surgimiento de planes para rescatarlo con el Nuevo Orden Mundial, el Neoliberalismo, la Agenda 2030 y el Gran Reseteo evidencian su agotamiento. Algunos agoreros visualizaron el declive, pero negaron su esencia  autodestructiva culpando a sus víctimas. Por ejemplo, Friedrich Hayek en su obra “Camino de Servidumbre” (1944) señaló a los trabajadores y al Estado como obstructores del modelo. La inflación y recesión económica son resultado del intervencionismo Estatal debido a que el “poder nefasto de los sindicatos” le lleva a aumentar salarios y prestaciones (gasto social) socavando la base sacrosanta del capitalismo: la acumulación privada. Ergo, los gobiernos debían controlar los sindicatos y privilegiar la estabilidad monetaria a cualquier costo. Por esa razón el Estado debería estar al servicio del mercado y fomentar una sociedad híper-individualista. De lo contrario, ni la libertad económica, política ni los valores “democráticos” y morales advendrían, afirmaba.

Desde entonces, los E.U.A. se enfocaron a desmantelar los Estados Nación transformándolos en Estados gerenciales al gusto de las oligarquías. Terminada la gran guerra (1945), el imperio decidió “vender” su modelo, sobre todo a los países del bloque socialista y tercermundistas, originando la Guerra Fría sostenida contra la URSS. La caída del muro de Berlín (1989) proporcionó el pretexto perfecto para imponer su Nuevo Orden Mundial unipolar. Naturalmente siempre ofreciendo la zanahoria de buscar el bien común acompañada del garrote.

Su primer laboratorio fue Chile. Instituirlo implicó un sangriento golpe militar (1973); le siguió Inglaterra, donde apoyando a Margaret Thatcher (1979), que destruyó el sindicalismo; después, en casa, colocaron a un pelele en la presidencia, Ronald Reagan (era actor) y, en México impusieron al banquero Miguel De la Madrid (1982-88). En ninguno de los países mencionados se generó una sociedad próspera, libre, democrática ni segura con su modelo, pues, este resultó un total fiasco. En los Estados donde se aplicó radicalmente, el atraso social, los fraudes electorales, el crimen, la pérdida de valores y el rompimiento del tejido, sentaron sus bases. Fue, eso sí, sumamente lucrativo para los inversionistas, para quienes el sistema continúa siendo exitoso. Como lo afirmó el premio nobel de economía (2001), Joseph Stiglitz: los capitalistas “Perfeccionan habilidades para quitarle el dinero a la gente sin contribuir al progreso social. Crean riqueza arriba pero también crean miseria abajo. Cambiar eso implicaría el suicidio dado que la esencia del Sistema es esa: apropiarse de la riqueza social. Actualmente, no obstante que sus promotores son ya dueños de bosques, minas, recurso energéticos, playas, infraestructura, industrias, bancos, etcétera, la tasa de acumulación de capital sigue en declive. Demasiada depredación, pobreza e inequidad, finalmente, afectan las ganancias.

De eso se percató la élite de Davos (lugar de placer dónde se reúnen anualmente los beneficiarios del modelo; Salinas, Slim y Zedillo incluidos). Allí se expresan autocríticas y derraman una que otra lágrima de cocodrilo por el daño causado al Mundo. Nada de aceptar culpas o enmendar el camino. Actualmente continúan manteniendo la economía en recesión económica permanente y el planeta al borde del colapso por la sobre-explotación depredadora que le impusieron.

El Gran Reinicio

De todo echan mano para lavarse la cara. Esa es la función, por ejemplo, del economista Klaus Schwab, fundador (1971) del Foro Económico Mundial. En 1973, este señor, junto con la Organización Internacional para la Cooperación Público-Privada diseñó el plan de rescate del Capitalismo. En ese mismo año perfiló su seudoteoría “Stakeholder Capitalism” (de las partes interesadas), afinada en 1979. También escribió el libro “Covid-19, El Gran Reinicio” (2020) donde reporta que la pandemia exhibió la insostenibilidad del antiguo sistema y advirtió que el quebranto de la cohesión social, la falta de igualdad de oportunidades y la  exclusión, “podrían acarrear la desintegración social y el colapso político”. Al respecto, su fiel aliado Antonio Guterres (Secretario General de la ONU), el 3 de junio 2020, expresó: “El Gran Reinicio es un reconocimiento de que esta tragedia humana debe ser una llamada de atención. Debemos construir economías y sociedades más equitativas

Obviamente el Gran Reinicio significa “borrón y cuenta nueva”. Puesto en marcha en 2015 con la agenda 2030, su propósito es reconfigurar el sistema sin reconocer que el problema de fondo es el Capitalismo, como lo hizo alguna vez el astrofísico inglés Stephen Hawking. Sólo lo reacomodan a las nuevas condiciones que imponen al mundo la 4ª revolución industrial, el calentamiento global y la disminución de reservas de combustibles fósiles. Gracias a ese garlito pretenden seguir sustituyendo gobierno por gerentes de sus negocios y globalizar el recetario del Consenso de Washington (1989), contando con la complicidad de los organismos internacionales (BM, OMS, FMI, OCDE, ONU…), comandados por el Departamento del Tesoro Norteamericano. Este año (2022), designaron a sus nuevos chivos expiatorios: la pandemia, la guerra en Ucrania, la recesión económica y el cambio climático.

Agenda 2030.

La propuesta para “humanizar” el capitalismo se formalizó en la ONU el 2015.  Allí se presentó la “Agenda para el Desarrollo Sostenible” con el propósito de poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas de las personas en 15 años. Evidentemente, dicha propuesta, provino de ¡los mismos verdugos! y aunque fue aprobada por unanimidad no todas las naciones la firmaron. Quienes sí lo hicieron, se obligaron a cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) contemplados. Al ser Enrique Peña Nieto uno de los signatarios del documento, tales Objetivos (combatir la pobreza, cero hambre, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, reducción de las desigualdades, etc.) fueron incorporados al Proyecto Alternativo de Nación de AMLO. Tatiana Clouthier mencionó, como un motivo de su renuncia, bloqueos a la Secretaría de Economía para cumplir con la Agenda. (https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/development-agenda/).

Stakeholder Capitalism.

Ahora vuelven a pregonar que existen tres tipos de capitalismo (¿malo, malísimo y pésimo?): el de las partes interesadas (stakeholder capitalism), el de Estado y el de accionistas. La meta del tercero es aumentar los beneficios a los inversionistas. En el segundo, la rectoría de la economía recae en el Estado. El nombre del primero lo acuñó Schwab desde 1973 cuando logró convocar a 1000 compañías a las cuales, expropiando el término “Estado de Bienestar” después pidió procurar, además de su ganancias, beneficios ambientales, sociales, pagar impuestos, cero tolerancia a la corrupción, servir a sus clientes, respetar la competencia y los derechos humanos. Reunidas de nueva cuenta el 24 de septiembre de 2020, las trasnacionales dieron otro empujón a la Agenda 2030. Gustosos, el príncipe de Gales, socios de las grandes empresas telefónicas, cerveceras, farmacéuticas, alimentaria, financieras, petroleras (Ignacio Galán de Iberdrola), automovilísticas, embotelladoras (CocoCola)…, y la fundación Schwab ratificaron el acuerdo.

¿Cómo les va…?

El modelo continúa produciendo escombros. Es eficientísimo arrasando con todo lo que tenga valor; quiebra gobiernos incapacitándolos para recuperar su soberanía en la conducción y diseño de sus políticas. Kármicamente la avaricia de las corporaciones convoca el apocalipsis hasta en su lugar de origen. El mismo gobierno yanqui se hunde con el descomunal endeudamiento ocasionado por  privilegiar a los insaciables y voraces “machuchones”. De una deuda total de 31 billones de dólares, 24 billones pertenecen a los corporativos (Dpto. del Tesoro). Esa es una de las razones del porqué los yanquis no pueden estar sin guerras, las necesitan como el aire que respiran.

¿Cambio o extinción?

Es necesario aclarar que  lo bueno de los ODS es irrefutable; lo nefasto es que, al quedar bajo el control de los codiciosos, nunca se cumplirán y perpetúan la re-victimización y marginación de los afectados. La única salida es la caída del sistema neoliberal. Es eso o el apocalipsis. Lo que venga lo construirán los rebeldes a la cultura del híper-individualismo, superficialidad y el consumismo irracional. Esa es la esperanza que anima a los europeos a sublevarse contra sus gobiernos títeres. Dos cosas son ya imparables: la desglobalización política-económica y la multipolaridad.

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Notas para una lectura crítica de Covid-19: el gran reinicio, de Schwab y Malleret (2020). Corte I

Por: Fernando J. Gómez


Apertura

Antes que nada quisiera agradecer a Luis Bonilla Molina por llamar mi atención sobre este y otros textos, que definen problemáticas de absoluta actualidad y de creciente relevancia.

Estas líneas proponen introducir una lectura crítica del texto de Schwab – Malleret que fue presentado al público en junio de 2020. Unas pocas notas biográficas de los autores son presentadas en el libro, aquí un resumen antojadizo: Klaus Schwab nació en Ravensburg, Alemania, en 1938. Es el fundador y director general del Foro Económico Mundial; es Doctor en Economía por la Universidad de Friburgo y Doctor en Ingeniería por el Instituto Federal Suizo de Tecnología. Thierry Malleret (1961, París, Francia) se formó en la Sorbona y en la Escuela de Estudios Superiores de Ciencias Sociales de París, así como en St. Antony’s College, Oxford. Es Doctor en Economía y posee Maestrías en Economía e Historia.

En la segunda carilla de la edición digital en español del texto que nos ocupa se lee, en letras mayúsculas:

COVID-19: EL GRAN REINICIO

RESETEO MUNDIAL

EL RELÁMPAGO ANTES DEL TRUENO

FORO ECONÓMICO MUNDIAL

WORLD ECONOMIC FORUM

FORO DE DAVOS, SUIZA

¿Por qué estas líneas? Se considera relevante la propuesta de adentrarse en el texto, ya que el mismo analiza y aporta reflexiones en cuanto al mundo globalizado, hiperconectado, pero desfalleciente y a punto de sucumbir, que fue afectado y transformado de manera radical por la pandemia de COVID-19. Por lo tanto, dicho interés se corresponde con el interés por la pandemia actual y las posibles transformaciones de las que, según la apuesta de los autores, ésta será motor. Es posible adelantar lo siguiente: esas posibles transformaciones son en realidad inquietantes.

Puede que la pandemia por sí sola no transforme el mundo por completo, pero es probable que acelere muchos de los cambios que ya se estaban produciendo antes de que estallara, y que a su vez pondrán en marcha otros cambios. (p. 11)

Los movimientos de (¿infames?) engranajes que se conectan, globalizados, son tratados como elementos sobre los que deducir conclusiones: en el texto la edición no es ingenua. Interesa resaltar que ya en la introducción, plantea abiertamente el “fracaso de la gobernanza y el liderazgo globales” (p. 10). Algo grávido de consecuencias tal como es planteado, ya que sin esfuerzos coordinados globalmente la salida de la pandemia y la recuperación se alejan fatalmente.

Esta anhelada recuperación contiene un alto porcentaje de incertidumbre que podría llamarse sistémica y no susceptible de ser evitada o sustraída a la suma final. Aparece inmediatamente la pregunta por el qué podemos hacer mejor, y la consideración de que el capitalismo neoliberal no cumplió todas sus promesas; por lo que en el libro se augura su desintegración final. Entre otras afirmaciones destacadas, que se leen apenas iniciado el libro, los autores plantean que: el Covid 19 hirió de muerte al neoliberalismo.

Continuaremos viéndonos sorprendidos tanto por la rapidez como por lo inesperado de dichos cambios, ya que al combinarse provocarán consecuencias de segundo, tercer, cuarto y sucesivos órdenes, efectos en cascada y resultados imprevistos. (p.11)

Este texto, escrito especialmente para las, les y los lectores de nuestro portal Otras Voces en Educación, abordará sólo lo atinente a la introducción y al punto uno del capítulo primero de Covid 19: el gran reinicio. Esta decisión es tomada teniendo en cuenta que en ese tramo del texto se tratan elementos que conforman un marco conceptual. Y que ese marco conceptual servirá para sostener las reflexiones y las preguntas que contiene en los restantes puntos y capítulos. Todo un arsenal para producir sentidos y cuestionamientos, pero que ofrece una imagen de conjunto. Se espera que quienes nos lean, se interesen también por la lectura del texto original.

La pandemia y los reinicios

Así es que los autores deciden considerar tres reinicios principales (que incluyen categorías y conceptos tanto como procesos y conflictos). Reinicio Macro, Reinicio Micro (Industria y empresa) y Reinicio individual. Este último aspecto (reinicio individual) es definitorio para justificar la curiosidad de un psicoanalista. (Creo que por eso estoy aquí, escribiendo).

Cada uno de estos temas, los tres reinicios, desglosados desde una mirada precisa, constituyen los capítulos del texto (son tres). Se suman a éstos una breve introducción y una conclusión. Una estructura limpia, consistente, clara. Las predicciones toman la vía del discurso Amo que se apresura a bautizar a su cría.

Dada su naturaleza intrínsecamente disruptiva, las epidemias han demostrado a lo largo de la historia ser agentes de cambios duraderos y a menudo radicales, provocando disturbios y enfrentamientos entre poblaciones y derrotas militares, pero también impulsando la innovación, modificando las fronteras nacionales y, a menudo, allanando el camino a las revoluciones. (p.11)
Dicen los autores que los confinamientos y otras medidas restrictivas, como las aplicadas para evitar la propagación de la COVID-19 han sido una práctica habitual durante siglos (p.12).
La idea de confinar a la población durante 40 días («cuarentena» viene de quaranta, que significa «cuarenta» en italiano) se originó sin que las autoridades entendieran realmente lo que querían contener, pero estas medidas fueron una de las primeras formas de «salud pública institucionalizada» y ayudaron a legitimar la «acumulación de poder» por parte del Estado moderno. (p. 12)

Agregan los autores: “En realidad, la pandemia está agravando dramáticamente los peligros que ya existían y que llevamos demasiado tiempo sin afrontar adecuadamente.” (p. 13). Concluyen al respecto que por la pandemia se acelerarán tendencias inquietantes que se han ido gestando durante mucho tiempo. ¿A qué se refieren?

Nada se ajusta al patrón y la magnitud del sufrimiento humano y la destrucción económica causados por la pandemia actual. Sus consecuencias económicas, en particular, no guardan semejanza con ninguna otra crisis de la historia moderna. (p. 14)
Dicho esto, la Segunda Guerra Mundial podría ser, pese a todo, uno de los anclajes mentales más pertinentes para intentar analizar lo que se avecina. La Segunda Guerra Mundial fue la guerra transformadora por excelencia, ya que no solo provocó cambios fundamentales para el orden mundial y la economía global, sino que además alteró por completo las actitudes y convicciones sociales que finalmente allanaron el camino a la adopción de políticas y disposiciones del contrato social radicalmente nuevas (como la incorporación de la mujer al trabajo antes de adquirir el derecho al voto). (p. 14)
Cuando menos, como argumentaremos, la pandemia acelerará cambios sistémicos que ya eran evidentes antes de la crisis: el retroceso parcial de la globalización, el creciente alejamiento entre Estados Unidos y China, la aceleración de la automatización, la preocupación por el incremento de la vigilancia, el creciente atractivo de las políticas de bienestar, el auge de los nacionalismos y el consiguiente miedo a la inmigración, el creciente poder de la tecnología o la necesidad de que las empresas refuercen todavía más su presencia en internet, entre muchos otros. (p. 15)

Resulta interesante hacer notar que el texto no está centrado en lo terrible que se acelera por la pandemia (concepto de Cisnes Negros) sino que también enfoca en lo que (la pandemia) en cuanto a tendencias o invenciones particulares fortalezca y que puedan resultar positivas para la humanidad. La idea de un futuro sustentable, limpio, consciente, en el que la sociedad civil finalmente encuentra canales para influir (¿accountability social?) la imagen del mundo, podría ser resultado de los cambios que vendrán.

El primer capítulo, Reinicio macro, es el más extenso. Se destaca para una lectura crítica, ya que en su primer apartado incluye lo que se denomina un marco conceptual constituido por categorías que permiten comprender los sucesos actuales y su posible evolución. Esta consideración es fundamental ya que ofrece en acto la puesta en juego de ciertas operaciones discursivas:

En la primera etapa de nuestro viaje exploraremos cinco categorías macro que constituyen un marco analítico integral para comprender los hechos que se están sucediendo en el mundo en la actualidad y cómo podrían evolucionar. Para facilitar la lectura, nos desplazaremos temáticamente por cada uno de ellos por separado. En realidad, son categorías interdependientes, y empezaremos por ahí: nuestro cerebro nos hace pensar de forma lineal, pero el mundo que nos rodea no es lineal, sino complejo, adaptativo, rápido y ambiguo. (p.18)

Para trabajar dentro del primer capítulo, se plantean como subtítulos cinco categorías, a saber: Reinicio económico, Reinicio Social, Reinicio geopolítico, Reinicio ambiental, Reinicio tecnológico. Cada uno de éstos resulta un mundo complejo de interrelaciones e influencias. Para analizar estos reinicios los autores anuncian un marco conceptual constituido por tres características definitorias del mundo actual. El autor de estas líneas (tendidas sobre el papel para Otras Voces en Educación)  debe disculparse: es difícil no recoger el texto de manera literal, ya que se apunta a destacar elementos presentes en el discurso. Esto es una lectura crítica. De no utilizar el texto de manera literal (o citar textualmente) se pierde la posibilidad de realizar inducciones (críticas) basadas en el mismo.

 

El marco conceptual ofrece: tres características definitorias del mundo actual

El reinicio macro se producirá en el contexto de las tres principales fuerzas seculares que determinan el mundo actual: interdependencia, velocidad y complejidad. Estas tres fuerzas influyen en mayor o menor medida sobre todas las personas, no importa quiénes sean o dónde se encuentren. (p. 18)

Entonces: interdependencia, velocidad y complejidad son tres características definitorias del mundo actual. El campo de acción de estas tres categorías son todas las personas. Su acción no es planteada como homogénea (en cuanto a intensidad) pero sí como omnipresente. Todos y cada uno sin importar quién sea o dónde esté.

Esto lleva a considerar lo siguiente como algo destacado: la linealidad de nuestro pensamiento contrasta con lo adaptativo, rápido y ambiguo que resulta el mundo que nos rodea. Por eso el marco conceptual refuerza las categorías de interdependencia, velocidad y complejidad. Para entender el mundo que viene deben ejercitarse, pero también éstas se encuentran (o se presentan) inefables, como motor de lo real constitutivo de ese mundo futuro.

Interdependencia, velocidad y complejidad contrastan con nuestro viejo pensamiento del siglo XX. Habrá que dejarlo atrás. Y el dejar atrás no es una metáfora ingenua, nunca. Las oleadas de neoliberalismo, en otras palabras, las políticas genocidas en nuestra América, implementadas de la mano de dictaduras o democracias (estas últimas, de Fujimori a Bolsonaro) consienten un discurso modernizador. ¿Supervivencia darwinista que cala hondo en el imaginario social?

Respecto a la Interdependencia

“Si tuviéramos que elegir una sola palabra que condensara la esencia del siglo XXI, esa palabra tendría que ser «interdependencia».” (p. 18) El texto de Schwab – Malleret advierte que esta interdependencia, en un mundo hiperconectado, aparece como un subproducto de la globalización y el progreso tecnológico. Se puede definir como “la dinámica de la dependencia recíproca de los elementos que componen un sistema” (p. 18).

Considerados de forma aislada, los riesgos individuales, sean de carácter económico, geopolítico, social o ambiental, dan la falsa impresión de que pueden ser contenidos o mitigados; en la vida real, la conectividad sistémica demuestra que este es un constructo artificial. En un mundo interdependiente, los riesgos se amplifican entre sí y, de este modo, producen efectos en cascada. Es por este motivo que el aislamiento o la contención son incompatibles con la interdependencia y la interconexión. (p. 19)

Respecto de la pandemia y la maquinaria de todo tipo (máquina rizoma podemos decir) puesta a contener o conjurar este fenómeno, en pleno 2020 afirmaban lo siguiente:

A los epidemiólogos, especialistas en salud pública, economistas, sociólogos y demás científicos y expertos que tienen la misión de ayudar a los responsables de las decisiones a comprender lo que se avecina les resulta difícil (y a veces imposible) cruzar los límites de su propia disciplina.  (p. 20)

Algo que no deja de ser una especie de profecía autocumplida respecto de los viejos modos de pensar ligados a finales del siglo XX. La hiperespecialización en el propio campo, implica levantar fronteras al pensamiento de la complejidad. La estructura epistemológica se ve conmovida, la pandemia que se inicia en Wuhan (China), opera como un catalizador también en este sentido.

Es por esta razón que resulta tan extremadamente difícil resolver dilemas complejos, como la contención de la pandemia frente a la reapertura de la economía. Es comprensible que la mayoría de los expertos acaben por especializarse en campos cada vez más acotados. Por lo tanto, carecen de la amplitud de miras precisa para combinar las numerosas perspectivas distintas que conforman la visión panorámica que los responsables de las decisiones tanto necesitan. (p. 20)

Respecto a la Velocidad

Los autores afirman que el progreso tecnológico y la globalización, principales responsables de la interdependencia, han creado una “cultura de la inmediatez”, en este sentido un elemento destacado para explicar el asombroso incremento de la velocidad a la que parece moverse el mundo, es internet (p. 22). En efecto: todo se mueve, o parece moverse, mucho más rápido que antes.

Más de la mitad (52 %) de la población mundial dispone actualmente de conexión a internet, frente a menos del 8 % hace 20 años; en 2019, se vendieron en todo el mundo más de 1.500 millones de teléfonos inteligentes, un símbolo y vector de velocidad a través del cual se puede contactar con nosotros en cualquier momento y lugar. Hay ya unos 22.000 millones de dispositivos conectados a la internet de las cosas (IdC) en tiempo real, desde automóviles hasta camas de hospital, redes eléctricas y bombas de agua, pasando por hornos de cocina y sistemas de regadío. Cabe esperar que lleguen a ser unos 50.000 millones o más en 2030. (p. 22)

Respecto a la Complejidad

La complejidad se relaciona con aquello que no comprendemos o nos resulta difícil de comprender. En cuanto a los sistemas complejos se destaca que están formados por múltiples elementos que mantienen entre sí una serie de interacciones complejas. Remarcaremos aquí la idea de interacciones complejas ya que implica alteración mutua, afectación. Avancemos, un poco a tientas, pero con esas referencias.

Los sistemas complejos a menudo se caracterizan por la ausencia de nexos causales visibles entre sus elementos, lo que hace que sean prácticamente imposibles de predecir. En lo más profundo de nuestro ser, notamos que cuanto más complejo es un sistema, mayor es la probabilidad de que algo salga mal y de que se produzca un accidente o una aberración y se propague. (p. 26)
Y en las primeras semanas de 2020, ¿cuántas personas con poder de decisión fueron capaces de prever el alcance de los estragos que podría causar una posible pandemia en los sistemas sanitarios más sofisticados del mundo y que infligiría un daño tan importante a la economía global? (p. 27)

Resulta de las ideas que aportan los autores que sobre estos objetos es impotente nuestro pensamiento lineal. En el texto se afirma que esta dificultad se encuentra en primera línea para hacer frente a los desafíos que impuso la pandemia ya que como se verá se debe definir a la pandemia como un sistema adaptativo complejo.

Una pandemia es un sistema adaptativo complejo que comprende numerosos componentes o elementos de información diferentes (tan diversos como la biología o la psicología), cuyo comportamiento está influenciado por variables tales como el papel de las empresas, las políticas económicas, la intervención gubernamental, la política sanitaria o la gobernanza nacional. Por esta razón, puede y debe considerarse una «red viva» que se adapta a circunstancias cambiantes… no algo inamovible, sino un sistema de interacciones complejo y adaptativo. (p. 26)
La cuestión fundamental en este punto es que la complejidad pone límites a nuestro conocimiento y comprensión de las cosas; por lo tanto, puede que la creciente complejidad actual sea literalmente abrumadora para la capacidad de los políticos en particular y de los órganos de decisión en general para tomar decisiones con conocimiento de causa. (p. 29)

Últimas imágenes ¿sin naufragio?

Un objetivo de estas breves e imperfectas líneas, ha sido aportar al interés de los lectores de nuestro portal Otras Voces en Educación, sobre un libro que debe ser abordado en profundidad. Analizar los puntos que siguen en el texto de Schwab – Malleret puede resultar una viaje lleno de sobresaltos para el lector, pero sin dudas no lo dejará indiferente. Las predicciones (inciertas) abundan tanto como las certezas. En estas últimas líneas es importante no dejar pasar la preocupación vertida por los autores al inicio del texto: la incompetencia de la gobernanza y el liderazgo globales ¿deberán tomar ese lugar las corporaciones? ¿Serán acaso tareas para la Inteligencia Artificial? ¿Volverán a estar a la altura de las circunstancias los gobiernos y las naciones? El punto es analizado, se insta a la lectura atenta y a leer entre líneas.

Cerramos aquí esta primera entrega de nuestras notas para una lectura crítica. Habiendo diseccionado lo que los autores refieren como un marco conceptual, entendemos que puestos a trasluz presentan lo fundamental para comprender la importancia del mismo. De aquí en adelante, el texto Covid 19: el gran reinicio. El relámpago antes del trueno, desarrolla su plan. Una brillante y destacada propuesta sobre el presente y el futuro que (como sus influyentes autores) tendrá repercusiones en múltiples ámbitos. Las ideas vertidas sobre la interconexión no dejan de ser profundas e inequívocas como aquello que trabaja (tal como Lacan dice del inconsciente y del analizante) y que están transformando nuestras sociedades. Comprometernos en el estudio de otros discursos, quizá algo lejanos, es tan importante como profundizar en los temas ligados a nuestros intereses más afines.

PD1:

Dos referencias sobre pandemia y mundo del trabajo: “En el ámbito laboral, se obtienen beneficios a expensas del capital, ya que los salarios reales tienden a aumentar después de una pandemia.” (p. 31) Luego de una pandemia los trabajadores podrían obtener mejoras salariales, los autores citan un ejemplo histórico, al que califican de extremo, pero que resulta un ejemplo repetido (¿o una conclusión parcial?) “los trabajadores ganan poder en detrimento del capital.” (p. 32.). Sin embargo algo más adelante en el texto afirman lo siguiente:

A diferencia de lo ocurrido en pandemias anteriores, no está nada claro que la crisis de la COVID-19 incline la balanza a favor del trabajo y en contra del capital. Por razones políticas y sociales, podría ser así, pero la tecnología cambia las cosas. (p. 32)

Una referencia de lectura imprescindible nos lleva a recordar que el texto Covid 19: el gran reinicio, debe ponerse en relación con un libro publicado en 2016, cuyo autor es Klaus Schwab y que lleva por título: La cuarta revolución industrial. Las premisas planteadas con anterioridad reflejan en la actualidad una serie de reflejos impactantes. De hecho en una entrevista Schwab afirma que no sólo el Covid – 19 tuvo gran cuota de responsabilidad en el tema de pérdida de empleos, sino que también debe considerarse la cuarta revolución industrial.

PD2:

Para finalizar, otra cita inquietante pero necesaria:

Dentro de algún tiempo (que pueden ser meses o años), habrá dos clases de personas que se encuentren en una situación laboral especialmente sombría: los jóvenes que accedan por primera vez a un mercado laboral devastado por la pandemia y los trabajadores susceptibles de ser reemplazados por robots. Estas son cuestiones fundamentales en la intersección de la economía, la sociedad y la tecnología, cuyas implicaciones definirán el futuro del trabajo. La automatización, en particular, será motivo de gran preocupación. La tesis de que la tecnología siempre ejerce un efecto económico positivo a largo plazo es bien conocida. La esencia del argumento es que la automatización es disruptiva, pero mejora la productividad y aumenta la riqueza, lo que a su vez genera mayores demandas de bienes y servicios y, por tanto, la necesidad de nuevos tipos de empleos para satisfacer esas demandas. Esto es correcto, pero ¿qué sucederá entre el presente y el futuro? (p. 44, negritas en el original)

Sobre las referencias bibliográficas, todas las citas corresponden a:

Schwab, K. Malleret, T. (2020). Covid-19: el gran reinicio. El relámpago antes del trueno. Colonia/Ginebra, Suiza: Forum Publishing.

Fuente:  el autor escribe para OVE

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¿Fin del neoliberalismo? El reseteo capitalista y las posibilidades de una nueva etapa de revueltas sociales

¿Fin del neoliberalismo? El reseteo capitalista y las posibilidades de una nueva etapa de revueltas sociales

Luis Bonilla

  1. ¿fin del neoliberalismo?

Una parte importante de la izquierda internacional ha anunciado el fin del neoliberalismo y la vuelta al papel central del Estado. Esto pareciera indicar la posibilidad de una vuelta a la tutela del Estado sobre lo público, habidas cuentas del desastroso panorama que se mostró con el COVID-19, como resultado de la liberalización ocurrida en las últimas décadas en los sistemas de salud, seguridad social, educación.

Pero eso no es del todo cierto. El neoliberalismo es solo una expresión del capitalismo, no una ideológica separada de él. Dos factores limitan la posibilidad de entender lo que está ocurriendo; primero, el precario análisis del impacto de la aceleración científico-tecnológica en la reconfiguración del modo de producción capitalista y, segundo, los atascos para entender las dinámicas de conformación de un nuevo imperio global en el marco de la internacionalización del capital. En este último caso, el dogmatismo impide ver el nuevo curso de las contradicciones inter capitalistas, una de cuyas variantes más importantes es la integración turbulenta, no la resolución por vía militar.

Dani Rodrik postuló un teorema de las tensiones que genera la internacionalización del capital, compuesto por globalización económica, democracia política y Estado que resulta útil para ilustrar mi punto de vista. Rodrik plantea que en el ascenso de la globalización económica se estableció una alianza con las democracias políticas para generar una progresiva integración del capital burgués nacional al de las corporaciones globales, lo cual requería de una disminución del peso y la importancia mediadora del Estado.  Un ejemplo de ello lo podemos ver con la reestructuración neoliberal del gobierno de Salinas de Gortari en México[1], entre otros.

En ese tinglado de contradicciones y aperturas, el Estado fue perdiendo fuerza para limitar el proteccionismo al capital nacional y, producir su integración con el capital trasnacional, algo que en ningún caso fue incruento. Donald Trump y la fracción burguesa que él representa, lo que intentó fue intentar recuperar el papel del Estado para mediar en esta integración, para que fuera menos cruenta de lo que estaba siendo para algunos capitalistas gringos, sin que ello significara realmente romper con las dinámicas globalizadoras.

Entonces, lo que está ocurriendo es un resurgir del Estado en su relación armónica con la globalización y en detrimento de las democracias, para garantizar la nueva ola de reestructuración capitalista mundial y un modelo autoritario y fascista de contención a la protesta y los reclamos sociales.

Lo que está amenazado no es el neoliberalismo, sino el modelo político de democracia liberal que ha constituido el estandarte narrativo del capitalismo industrial en la primera y segunda revolución industrial

Pero este debate no es exclusivo de las izquierdas, en virtud que desde la lógica del capital se comienza a hablar del fin de una era. Klaus Schwab, uno de los fundadores del Foro Económico Mundial, publicó el 14 de octubre, 2020, un artículo titulado “Debemos superar el neoliberalismo en la era post-COVID”[2] , en el cual no esconde su preocupación por la estabilidad del sistema capitalista en la post pandemia. Señala en ese artículo:

“La única respuesta aceptable para una crisis semejante es intentar aplicar un “Gran Reinicio” de nuestras economías, políticas y sociedades. En verdad, éste es un momento para reevaluar las vacas sagradas del sistema pre-pandemia, pero también para defender ciertos valores de larga data. La tarea que enfrentamos es la de preservar los logros de los últimos 75 años de una manera más sostenible” (WEF,2020).

La crisis económica del 2008 y su larga onda, que vuelve a emerger con el cisma económico de 2019 y se agudiza con la crisis del COVID-19, obliga a reconfigurar los componentes del modelo de Rodrik. Lo que estamos presenciando es un mayor vínculo entre el Estado y la globalización en detrimento de las democracias.  El capitalismo neoliberal necesita Estados nacionales de contención y represión, ante las brutales condiciones de vida de la población trabajadora en la pandemia y post pandemia. Esto va a significar un giro drástico a viejas y novedosas formas de autoritarismo, algunas formas de ellas presentadas como soluciones democráticas.

El 7 de noviembre, 2020, Klaus Schwab advertía que le preocupaba el riesgo de estallido de una crisis social[3]. Es el mismo personaje que junto a Thierry Malleret presentaron el texto “Covid-19: el gran reinicio” (2020) en el cual plantean una ruta para la brutal reestructuración que emprende el capital y, que tendrá un efecto terrible en el mundo del trabajo, la seguridad social, la formación profesional, los bienes y servicios públicos durante los próximos meses y años.

La OIT[4] estimaba en septiembre de este año que durante el COVID-19, solo en América Latina y el Caribe, se habían perdido 34 millones de empleos, cifra que en noviembre se ubicaba en 47 millones, una quinta parte del empleo logrado en 2019 en la región. Si a esto le sumamos los efectos que tendrá la caída del PIB regional, que el Fondo Monetario Internacional (FMI)[5] ubica en noviembre,2020, en 8,1%, el escenario en tan aciago como en el resto del mundo. Si, además, a esto le agregamos los efectos que tendrá el desembarco de la cuarta revolución industrial en la sociedad en general, como se mostró en la educación con millones de niños, niñas y jóvenes fuera del modelo de educación virtual en casa, estaríamos a las puertas de una situación de elevación exponencial de la exclusión.

Ese realineamiento entre Estado y globalización, por la profundidad de la reestructuración en curso, pero fundamentalmente por la necesidad que tiene el capital de hacerlo en el menor tiempo posible, generará una nueva ola de autoritarismo.  No pretendo afirmar que se acabarán las elecciones y los parlamentos, sino que estos cada vez más serán una cortina de humo ante un endurecimiento de los controles y las disposiciones autoritarias. Contener, reprimir, controlar, adormecer, conducir en tranquilidad esta transición, son los signos que parecieran determinar un mayor deterioro de las instituciones democráticas.

Ello no niega el emerger en el futuro no próximo, de una nueva correlación entre democracia y Estado cuando el cambio se asiente y la globalización domine la cotidianidad de lo público.

  • La reforma global presentada como actualización científica-tecnológica

La esencia del texto de Schwab & Mallaret, COVID-19: el Gran Reinicio (2020), no es otra cosa que una justificación teórica-conceptual y, construcción de hoja de ruta para tomar acciones que le permitan al capitalismo disminuir los efectos directos y profundos que tendrá en los próximos meses y años la aceleración de la innovación.

Uno de esos aspectos es el empleo, con los nuevos formatos y demandas de formación profesional. La OIT comienza a advertir sobre la necesidad urgente de trabajar en la “Formación profesional como respuesta a la crisis y en las estrategias de recuperación y transformación productiva post COVID-19”[6].  Una parte muy importante del empleo mundial se ha comenzado a reconfigurar como indica la OIT, y por ello:

El gran espacio de la formación profesional en el corto plazo está enfocado en facilitar el acceso a opciones de recalificación o reconversión laboral para los trabajadores que han perdido sus empleos. Estas opciones deben prever la familiarización con habilidades digitales, así como las llamadas competencias de empleabilidad que tienen una demanda transversal y pueden ser útiles para el empleo en un amplio rango de ocupaciones”. (Documento citado, 2020:4)

Este nuevo matrimonio post pandemia, entre la globalización económica neoliberal y el Estado, tratará –como lo ha hecho desde los ochenta- de construir hegemonía respecto al traslado de muchas de las responsabilidades de los Estados nacionales a la población.  En este caso enfatizando sobre el compromiso individual de actualizarse para poder entrar a un mundo del trabajo cada vez más tecnologizado.  Aunque el desembarco pleno de la cuarta revolución industrial en el corto plazo, sea solo una quimera para América Latina y el Caribe, no por ello dejará ser el centro de las narrativas reformistas por venir.

Esta situación adquiere características aún más conmovedoras en la región, en un momento en el cuál una parte importante del gran capital trasnacional pretende “africanizar” a América Latina, es decir, convertirla en un conglomerado de territorios importantes para el extractivismo, con un capítulo especial en las “tierras raras” necesarias para el mundo tecnologizado.  Es evidente la caída de la inversión del gran capital en infraestructura en la región, en contraste con un creciente traslado de grandes volúmenes de dinero a África, una región que de partida ofrece mayor flexibilización laboral y gobiernos menos comprometidos con la agenda social; sin dejar de mencionar la precaria existencia de sindicatos en el continente africano, algo que atrae el interés del capital chino, ruso, turco, norteamericano.

Cuando se leen los documentos de análisis de este año, adelantados por las llamadas bancas de desarrollo, los organismos multilaterales especializados, los foros económicos globales y los “think tank”, se hace evidente que estamos a las puertas de un nuevo ciclo de reformas estructurales del capital que usaran los efectos dramáticos de la pandemia como un factor a favor, para adormecer conciencias y evitar resistencias, presentando las reformas por venir, como un camino para retornar a la situación del 2019.

  • Causas de potenciales revueltas

Millones de seres humanos han sido lanzados al desempleo absoluto, mientras otros tantos comienzan a ver amenazados sus empleos por el desembarco de la virtualidad y la epistemología digital en el mundo del empleo. Millones de niños, niñas y jóvenes han sido expulsados de los sistemas escolares motivado al modelo de educación y universidad en casa. Las más afectadas en ambos casos son las mujeres y las minorías poblacionales. Esta situación está literalmente limitando las posibilidades de alimentación, vivienda, estudio, salud e incluso interacción social para millones de personas.

Si a eso le sumamos la reestructuración de los sistemas de jubilaciones y pensiones en distintos países, la caída del poder adquisitivo del salario real de les trabajadores, los ajustes salariales muy por debajo de la inflación, las amenazas a la libertad sindical y de contratación colectiva, la elevación exponencial del ejercito de reserva industrial con el agravante que su formación para el empleo no se corresponde a las necesidades de la industria y el empleo actual,  la situación es explosiva.

Ciertamente el capital intentará nuevas formas de adormecimiento social, pero de mantenerse la tendencia no serán suficientes. Las explosiones podrán ser multisectoriales e intersectoriales, rompiendo muchas de las viejas formas de resistencia. Si la tendencia de exclusión y explotación se mantiene durante los próximos meses y años, estaremos presenciando revueltas intermitentes. La apuesta debe ser por lograr juntar las pequeñas lucecitas en un gran levantamiento que de vuelta a la sociedad de exclusión.

  • La izquierda anticapitalista y las correlaciones de fuerzas

Esta situación plantea un desafío para la izquierda anticapitalista, que es aún pequeña y marginal, aunque aún con mucha capacidad de influir en las narrativas e imaginarios de lucha. Para ello, los viejos esquemas de partido síntesis de la verdad revolucionaria, clasismo revolucionario que desestima las olas de cambio radical impulsada por las clases medias, son inminentes y necesarias.

Estamos ante una encrucijada para el relato y las praxis emancipadoras. El autoritarismo amenaza y se muestra de manera nítida, es hora de pensar, actuar, reflexionar y actuar de manera transformadora. Algunos elementos a ser tomados en cuenta para impulsar un debate anticapitalista epocal pasan:

  1. Caracterizar el proceso de estructuración del imperialismo del siglo XXI;
  2. Estudiar el impacto de las revoluciones industriales en los distintos momentos políticos, sociales, económicos, culturales y tecnológicos del capitalismo;
  3. Revalorar el papel de la clase trabajadora desempleada en la transformación radical de la sociedad. Esto tiene un capítulo central en la sindicalización del desempleo;
  4. Explorar formas novedosas de articulación entre el movimiento social emergente (feminismos, ecologismos, diversidades sexuales, etc.), así como con las capas de trabajadores (con empleo o no) movilizados. El tema d la seguridad social del mundo del trabajo se convierte en un aspecto central en esta activación de la acción transformadora de la sociedad;
  5. Asumir consignas anti capitalistas históricas, que adquieren especial valor transicional, como el no pago de la deuda externa, impuesto a las grandes fortunas y ganancias, transparencia de la gestión pública, Estado de derecho
  6. La construcción colectiva de una agenda socialista radical en el siglo XXI, que rompa con las ideas de autoritarismo, partido vanguardia, liderazgos perpetuos, economía cerrada, entre otros aspectos, que han caracterizado al socialismo del siglo XX.

Son tiempos de tormenta, son tiempo de cambios radicales.

Bibliografía

CEPAL / OIT (Nov., 2020). Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe. Número 23. La dinámica laboral en una crisis de características inéditas: desafíos de política. Disponible en https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—americas/—ro-lima/—sro-santiago/documents/publication/wcms_760451.pdf

Rodrik, Dani (2012). La paradoja de la globalización. Antonio Bosch Editor. España Schwab, K y Mallaret Th (2020) Covid

Schwab, K & Mallaret Th (2020) COVID-19: el Gran Reinicio. Ediciones Amazon. Libro digital


[1] En el caso de Venezuela, se intentó hacer durante la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez, quien al no lograrlo generó contradicciones interburguesas nacionales que aún hoy persisten.

[2] https://es.weforum.org/agenda/2020/10/debemos-superar-el-neoliberalismo-en-la-era-post-covid/

[3] https://elpais.com/economia/2020-11-07/klaus-schwab-fundador-del-foro-economico-mundial-me-preocupa-el-riesgo-de-estallido-de-una-crisis-social.html

[4] https://www.ilo.org/americas/sala-de-prensa/WCMS_756717/lang–es/index.htm

[5] https://www.trt.net.tr/espanol/economia/2020/10/14/fmi-pib-de-america-latina-tendra-una-caida-del-8-1-en-2020-1509022

[6] https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—americas/—ro-lima/documents/publication/wcms_756090.pdf

Autor. Luis Bonilla – Molina

Fuente de la Información: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2020/11/12/el-reseteo-capitalista-y-las-posibilidades-de-una-nueva-etapa-revueltas-sociales/

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