Page 2 of 2
1 2

La risa influye en el rendimiento escolar

Por: Azucena García

Los profesores que integran el humor en el aula llegan mejor a los alumnos, que se sienten más motivados y capaces para superar las dificultades

Libros, deberes, estudio… y risa. El humor en el aula es una herramienta que se debe tener en cuenta en el momento de enseñar. Reírnos genera un bienestar físico y emocional, potencia la motivación y las ganas de aprender. Los efectos de la risa en el aula ayudan a mejorar el rendimiento académico. No es cuestión de caer en la carcajada sin más, sino en el refuerzo positivo de los alumnos más jóvenes para crear en ellos unos hábitos de estudio que se prolonguen en la etapa adulta. En este artículo se explica cómo.

Efectos de la risa en clase

La risa potencia las actitudes positivas. Cuando reímos se liberan endorfinas que proporcionan una sensación de bienestar. Pero el simple hecho de sonreír ayuda a esa mejoría. De ahí que la risa se emplee para eliminar tensiones e, incluso, para aliviar el dolor. En el aula, es un instrumento para mejorar el rendimiento académico de los estudiantes.

Al reírse, los alumnos se sienten motivados, están receptivos y se favorece el estudio

Al reírse, los alumnos se sienten motivados, con ganas de adquirir conocimientos, estimulados para el aprendizaje. Están receptivos y se favorece el estudio. Se calcula que los niños ríen unas 300 veces al día -los adultos, menos de 30-. Aprovechar estos momentos para facilitarles el gusto por los libros resulta sin duda muy beneficioso.

A su vez, la alegría que se crea en el aula refuerza las relaciones entre los estudiantes y el vínculo con el profesorado. Reír juntos une y aumenta la confianza entre quienes comparten ese momento. La pedagoga y psicóloga Celia Rodríguez Ruiz asegura que la risa refuerza las habilidades sociales y favorece la concentración. «Estar relajados y positivos contribuye a relacionarnos de forma efectiva y hace que la concentración sea más efectiva», subraya.

No obstante, en su tesis ‘El uso del humor en la enseñanza: una visión del profesorado de ELE’, Francisco Manuel Rivero González señala que todavía hay resistencias a introducir el humor en el aula por el miedo a perder el control de la clase, a no tener gracia suficiente, impartir contenidos serios que no se prestan al humor o la preocupación por ofender a alguien.

Cómo potenciar la risa en el aula

El humor en el aula, en especial en edades tempranas, motiva hacia el estudio y ayuda a generar unos hábitos que se mantendrán en la edad adulta. Germán Payo, director del programa «Educa desde el Humor», insiste en la idea de que «el humor es una herramienta para relacionarnos». Sin conceder a esta capacidad más importancia que al hecho de ser «un buen profesor», defiende que quien enseña con humor «comunica mejor, se relaciona, motiva y conecta con el alumnado».

No hay que caer en el exceso hasta el punto de que los estudiantes se rían del profesor. Se debe buscar el equilibrio. Y este es tan importante que hasta algunos centros, como la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, han creado un «Aula del Humor», para el conocimiento y el estudio de este fenómeno, además de organizar distintas actividades que lo promueven.

El juego en clase es un aliado de la risa, de los buenos momentos y de la unión del grupo. Germán Payo añade otras ideas para potenciar el buen humor: «Clases activas, participativas, entretenidas con juegos de aprendizaje, con temas serios y ejemplos divertidos que ilustren los conceptos que explicamos». La actitud del profesorado es fundamental. Incluso ellos se benefician de la risa, al reducir su nivel de estrés. Introducir un chiste, una frase divertida o una broma en el momento oportuno es un recurso didáctico que proporciona una risa sana para todos.

El programa «Aulas Felices», implantado en España y países como México o Colombia, se basa en la psicología positiva. Dirigido a alumnos entre 3 y 18 años y de descarga gratuita en Internet para que cualquier centro cuente con él, proporciona ideas al profesorado para introducir el humor en el aula, a la vez que se fomenta la autonomía, la iniciativa y el denominado «aprender a aprender».

Tomado de: http://www.consumer.es/web/es/educacion/escolar/2014/01/17/219078.php

Imagen: https://www.google.com/search?q=aulas+de+humor&espv=2&biw=1366&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiO8o_yt8PNAhXMGx4KHfUmDRUQ_AUIBygC#tbm=isch&q=aulas+con+risa&imgrc=90tdWxjQ71RclM%3A

Comparte este contenido:

El uso de los juguetes y sus beneficios

PadresHoy/14 de abril de 2016/Por María Eugenia Vilardo

Los juegos y juguetes son un estímulo muy importante en el desarrollo de
cada niño. El mejor juguete es el que más se adecue al momento del
desarrollo del niño

El uso de los juguetes posibilita la acción y estimula los procesos
mentales y físicos del niño. Cada objeto o juego suele presentar diversas
utilidades sobre las que se pueden desarrollar habilidades. Por ejemplo,
una pelota tiene como función principal impulsar la actividad motora gruesa
y los movimientos finos de la mano; pero también actúa sobre la percepción
de la forma, la sensibilidad táctil, la discriminación visual, entre otras
propiedades. Así, los juguetes abarcan un amplio rango de posibilidades de
estimulación.

Un mismo objeto, juego o juguete puede usarse durante mucho tiempo, si se
le va modificando la complejidad de la propuesta al niño, de modo que
implique una continua estimulación. Por ejemplo, los cubos pueden ser
usados por el bebé para tomarlos, golpearlos entre sí, tirarlos. Al gatear,
llevará las piezas de un lugar a otro; sentado, llenará y vaciará las
piezas en un recipiente. A los dos años, el niño empezará a realizar
construcciones simples como una fila o una torre; a los tres años, será
capaz de construir torres más complejas, puentes, trenes, etc. El juguete
es el mismo, lo que ha variado es su forma de utilizarlo, según la
evolución de sus procesos físicos y psíquicos.

El mejor juguete es aquel que mejor corresponda al desarrollo del niño y
satisfaga las necesidades que caracterizan su personalidad en formación.
Por ello, es indispensable el conocimiento de las particularidades del
desarrollo infantil y brindar aquellos juegos que sirvan de estímulo para
alcanzar un nivel de desarrollo posterior.

En cada juego, el niño buscará nuevas formas de acción pero el adulto
deberá estimularlo a utilizar sus recursos físicos y mentales. Un juego en
sí mismo no enseña a los niños a actuar, se requiere de la intervención del adulto, para que oriente al niño
a asimilar las relaciones y funciones de los objetos o juguetes. Posteriormente serán ellos mismos quienes aplicarán los conocimientos adquiridos, generalizarán relaciones y descubrirán por su propia acción
nuevos medios y formas de actuación con los juguetes.

Tipos de juegos según la edad del niño

Los niños juegan de diversas formas, dependiendo de su personalidad y de
sus capacidades, intereses o necesidades personales. Pero principalmente,
el juego se presenta de acuerdo a la etapa o evolución del niño. Así
tenemos:

0 a 2 años: En esta etapa el juego del niño se centra en sí mismo, en su
cuerpo y en la exploración de los objetos que le rodean, este tipo de juego
«solitario» es lo que hace que los niños de esta edad se deleiten agitando
sonajas, tirando pelotas o armando rompecabezas solos.

2 a 3 años: Esta edad comprende el «juego paralelo», a los niños les gusta
jugar en compañía de otros pero aún no interactúan completamente con ellos.

3 a 4 años: En esta etapa el niño juega con otros compañeros pero cada uno
le da un uso diferente, no hay roles específicos para cada niño (juego
asociativo).

4 a 5 años: Aquí el niño ya interactúa completamente con los demás, de
manera más organizada, asumiendo roles para obtener un producto o cumplir
una meta. A esto se denomina «juego cooperativo».

A medida que el niño evoluciona, el juego se hace más complejo, con temas
más imaginarios, con reglas y detalles más estructurados.
Fuente: www.padreshoy.uy/el-uso-los-juguetes-y-sus-beneficios-n891987

Comparte este contenido:
Page 2 of 2
1 2