Todos ellos son la representación de la generación de los ninis, jóvenes entre los 15 y 24 años que ni estudian ni trabajan, y por ende no tienen oportunidades para acceder a un empleo formal. De ahí la creciente preocupación del sector privado para visibilizarlos y dejarlos de ver como una población marginada.
“Los jóvenes son el 16% de la población mundial, por lo que son considerados la generación más numerosa de la humanidad. (…) Globalmente 71 millones de jóvenes están desempleados, principalmente las mujeres”, explica Lyana Latorre, directora del área de Corporate Social Engagement en Arcos Dorados, la franquicia más grande del mundo de McDonald´s, y una de las multinacionales que siempre ha trabajado con jóvenes.
De acuerdo al estudio “Perfil juvenil urbano de la inactividad y el desempleo en el país”, realizado por el Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, esta situación ha tocado más a las ciudades intermedias, como Cartagena y Cúcuta, llegando a tener en Colombia a 580.000 ninis, de los que 370.000 son mujeres y 212.000 hombres.
Y es que ser joven hoy en día es estar atrapado en el círculo vicioso de querer trabajar, pero no encontrar trabajo por falta de experiencia. En Colombia, 1 de cada 6 jóvenes se convierte en “nini” (ni estudia, ni trabaja) y 6 de cada 10 “ni-ni” son mujeres.
Por esto la importancia de enfocar esfuerzos, desde diversos sectores, en estos jóvenes que no solo son sujetos improductivos, sino que al no hacer parte una actividad educativa, no consiguen experiencia y se marginan en los espacios económicos y sociales.
“Que un joven termine sus estudios es una opción para que sea un nini o no. Por eso hay que atraerlos, porque es una generación buena y creativa que trabaja de otras maneras y las empresas y gobierno tienen que entenderlos, y acomodarse a que son muchachos que buscan otras oportunidades”, agrega Latorre. Quien, además, expone que la informalidad laboral es otro factor que contribuye a esta problemática.
La educación y los ninis
“Los ninis generalmente duplican la tasa nacional de desempleo y es ahí donde se genera una gran dificultad, pues si no están trabajando o haciendo una trayectoria mínima todo se vuelve un círculo vicioso: no lo contratan porque no tiene experiencia, pero cómo va a tener experiencia si no le dan trabajo”, dice Iván Jaramillo, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario.
Según el informe del Observatorio, este fenómeno se da principalmente porque para los jóvenes la educación no es atractiva, no les parece rentable o los sistemas de retención educativa no están funcionando. Lo que se traduce en que casi el 50% de los ninis alcanzan una educación media y un 9% solo tienen la primaria o ningún tipo de estudio.
Esta problemática se traduce para los expertos en una mezcla entre una mala educación y la desvinculación de la educación formal con el mercado laboral. Por esto resulta necesario buscar un modelo de enseñanza que garantice la permanencia de los jóvenes en las instituciones y a su vez que su formación esté enfocada en lo que requiere la industria.
“Un muchacho que dejó de estudiar en quinto bachillerato es muy difícil traerlo al sistema. Así que lo primero es que termine sus estudios básicos, luego que el mercado también les de esas oportunidades que están pidiendo y para eso se tiene que dejar de pensar en sistemas de trabajo rigurosos y estructurados, porque eso no les sirve a los ninis”, dice Latorre.
El estudio “Ninis en América Latina, 20 millones de jóvenes en busca de oportunidades”, presentado en 2016 por el Banco Mundial, arrojó que en Latinoamérica se calcula que hay más 20 millones de ninis. Lo que para el Observatorio Laboral es una cifra alarmante por su aumento y por el hecho de que en un 80% este grupo de jóvenes pertenecen a estratos bajos, lo que se traduce en que no tiene estudios académicos, ni habilidades y conocimientos necesarios para ingresar al sector laboral.
Para el Banco Mundial el aumento de esta población no solo tiene consecuencias hacia ellos mismos, sino que también hacia la sociedad, puesto que en los países en los que hay mayor delincuencia y violencia, la situación presenta cifras más altas.
“A los jóvenes hay que escucharlos y darles oportunidades. Por ejemplo, en Arcos Dorados creemos en los jóvenes porque vemos todos los días lo que son capaces de hacer en nuestro negocio. Su inexperiencia la compensan con creces en la rapidez con la que aprenden, la motivación de cumplir su rol y el sentido de comunidad y colaboración que desarrollan entre ellos para trabajar en equipo.
Crear más primeros empleos para asegurar el futuro de nuestros jóvenes es una oportunidad que Colombia no se puede perder, por eso nosotros nunca hemos pedido experiencia y si hemos empleado a más de 73.000 personas en América Latina y el Caribe”, comenta Lyana Latorre.
Por su parte, Iván Jaramillo expone: “En Latinoamérica hay reformas que promueven el empleo en jóvenes y en Colombia hace dos años se creó la Ley 1780, que aunque tiene fuertes problemas de enfoque, promueve el empleo y emprendimiento juvenil, lo que demuestra que hay una preocupación desde la política pública por estos jóvenes”.
¿Cómo identificar a un nini?
Ser joven implica enfrentarse continuamente a las críticas de otras generaciones, a sentir que no confían en sus capacidades y a demostrar todas las habilidades que se tienen. Sin embargo, ser un nini o no, varía de acuerdo a las condiciones económicas, sociales y demográficas. Estas son las señales que indican si se es o no un nini:
– La edad de un nini está entre los 15 y 24 años.
– La mayoría proviene de estratos bajos.
– Están más en las ciudades que en el campo.
– Su nivel educativo no sobrepasa el bachillerato.
– Las mujeres nini en su mayoría se dedican al hogar.
– Viven del apoyo de sus familias.
– Creen que la educación no es el mecanismo para alcanzar las expectativas laborales.
– Creen que el dinero pagado para su experiencia es muy bajo y el tiempo para ascender es mucho, por esto prefieren quedarse en casa.
– Los nini no son Millennials. El concepto Millennials está más aterrizado a jóvenes que están en procesos educativos y tienen trayectoria laboral.
Para ponerle un freno a esta problemática, el estudio del Banco Mundial sugiere que se implementen programas de capacitación y emprendimiento, así como servicios públicos de empleo que les permita a todos estos jóvenes emplearse.