El presupuesto para la nómina docente en el centro de interés de la neoprivatización educativa

Los aterradores números de la OIT

Los datos de seguimiento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) al empleo, en el marco del Coronavirus, evidencian la crisis del sistema financiero internacional, pero también el curso de la reingeniería en el mundo del trabajo. De 3.300 millones de trabajadores que conforman la fuerza laboral global, 2.000 millones lo hacen desde el empleo informal, siendo estos últimos los más vulnerables. En el sector informal 1.200 millones de empleos son altamente inestables y son los que más rápido están siendo alcanzados por los efectos de la pandemia. En el primer ciclo (enero-abril) del Coronavirus se están perdiendo 195 millones de empleos y el impacto continúa expandiéndose. No sería atrevido plantearse que si la cuarentena se prolonga hasta julio el desempleo podría duplicarse.

El cálculo lo hacen a partir del número de horas efectivas que se están perdiendo en la actividad económica mundial, vinculados en su mayoría al sector manufacturero, comercial e independiente. Se establece que el impacto en la región de América puede llegar a los 24 millones de pérdidas de empleo, siendo Asia y el Pacífico la región mas afectada con la perdida de 125 millones de empleos.

En la segunda edición del Informe del Observatorio de la OIT sobre el “Covid-19 y el mundo del trabajo: estimaciones, actualizaciones y análisis” (07-04-2020) se establecen rangos de empleos en los cuales las repercusiones actuales de la crisis sobre la producción económica son “bajos”, bajos-medios”, “medios”, “medio-altos” y “altos”.  Entre los considerados bajos en esta etapa está el sector de la enseñanza que representa el 5,3% de empleo mundial y el 1,23% en su relación salarial en función de los ingresos mensuales promedio por sector/ingresos totales promedios a nivel mundial. Sin embargo, la OIT está viendo lo actual, no la tendencia que esto marcará en el mundo de la educación.

El Banco Mundial (2018) estima que la curva promedio de inversión en educación en el mundo, entre 2000 y 2018, oscilo del 4,163% del PIB al 4,487%. Esto no niega que países como Cuba destinan el 13% de su PIB a lo educativo mientras que en África encontramos indicadores muy por debajo de la media mundial. Sabemos que en muchos de nuestros países el peso presupuestario de la nómina docente puede ir del 75% al 85% de los recursos destinados a la educación. Esta cifra debe ser valorada en el marco del acuerdo de Incheón, Corea (2015) en el cuál se contempló que el 6% del PIB de cada país, debe ser el mínimo del PIB  destinado a educación.

En la actual recesión económica y en el marco de la reestructuración capitalista a gran escala que tiene como telón de fondo la pandemia del Coronavirus, surgen presiones para el asalto de los dineros públicos como uno de los paliativos para salir de la crisis capitalista global. En ese contexto la profesión docente se convierte en blanco de las apetencias de la lógica mercantil.

En ese marco debemos valorar lo que está ocurriendo con la cuarentena y la convocatoria de los ministerios a la educación virtual. Como he insistido en mis artículos, mientras los gobiernos se muestran incapaces y desbordados para garantizar internet, computadoras y contenidos, las trasnacionales de la informática, arquitectura de la nube y contenidos educativos digitales, tienen más de una década preparándose para la actual coyuntura pedagógica, para el día “D” que les posibilite la construcción de hegemonía sobre el inicio del tránsito entre la tercera y cuarta revolución industrial a nivel de lo escolar.

Las transnacionales de la informática ya habían capturado el porcentaje educativo destinado a la actualización tecnológica (computadoras, redes, proveedores de internet, impresoras, softwares privativos), el cuál llegaba por distintas vías a las cinco más importantes empresas proveedoras de equipos tecnológicos en el mundo. Ahora su mirada está colocada en un nuevo nicho presupuestario.

Entre el 2005 y la actualidad, Google, Microsoft, Discovery Education, Pearson Educación, entre otras desarrollaron una batería de contenidos interactivos, ágiles, con la lógica de imagen sonido y brevedad que caracteriza a la comunicación del siglo XXI. Son propuestas que se encuentran en el formato de la educación bancaria virtual pero que resultan atractivas ante el vacío de alternativas, tanto de los ministerios de educación como de los movimientos magisteriales.

La crisis del Coronavirus ha construido hegemonía sobre la necesidad de vincular el mundo virtual con los procesos de enseñanza-aprendizaje. Pero ¿de dónde saldrán los enormes recursos presupuestarios y financieros que se requiere para ello? Más aún en un marco de recesión global. Y las miradas del mercado global, preocupado por  reactivar la economía y construir las condiciones de posibilidades para el modelo de gobernanza de la cuarta revolución industrial, se posan sobre el apartado presupuestario que se usa para el pago de nómina docente.

No ha terminado de ser controlada la pandemia y ya muchos gobiernos están suscribiendo acuerdos con Pearson Educación o Google para ayudar a resolver la coyuntura y establecer un vínculo de largo alcance en materia formativa. Se trata de la operacionalización del Apagón Pedagógico Global (APG) que vengo denunciado desde 2015.  Ante la carencia de uso del mundo digital en el aula, por resistencias o falta de formación de los docentes para ello, la virtualidad comienza a disputar el otrora espacio hegemónico de los y las maestras(os) como líderes de los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Por ello, lo que viene a nivel de propaganda, una vez superada la crisis del Coronavirus, será la profundización de la campaña de desprestigio a los docentes y la profesión docente, acusándonos a les maestros(as) de obsoletos ante la vorágine de la aceleración de la innovación. Esta será la tensión de los meses y años siguientes al retorno a la “normalidad” escolar, una vez superada la pandemia.

Como hemos aprendido no siempre el capital logra sus propósitos. Las luchas y las resistencias serán muy importantes para sostener la escuela pública, presencial, científica y popular. Pero ello demanda una actualización urgente del magisterio, sus gremios y las praxis de construcción de alternativas. Tenemos que aprender a trabajar el mundo digital en el aula en diálogo e interacción permanente con la presencialidad, el afecto, el diálogo y el encuentro. Una parte del mañana dependerá de nuestra disposición, voluntad y de la capacidad de aprender lo nuevo rápidamente. El capital juega lo suyo, los trabajadores de la educación tendremos que hacer lo propio desde una perspectiva humanista y anticapitalista.

Fuente: El autor escribe para OVE

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Vivir aislado en medio de la precariedad. La cuarentena en los barrios populares

América/Argentina/25/03/2020/Autora: Laura Vales/Fuente: pagina12.com.ar

Cuatro millones de personas viven hacinadas y sin posibilidad de trabajar en casa. Hasta lavarse las manos es complejo.

El enfoque informativo predominante supone que toda la Argentina tiene las posibilidades de aislamiento de la clase media. En el país, sin embargo, cuatro millones de personas viven en barrios populares, de urbanización precaria, lo que en muchos casos significa condiciones de hacinamiento y ninguna posibilidad de hacer trabajo en casa. A eso se suman dificultades más básicas: lavarse frecuentemente las manos es una recomendación difícil cuando la red de agua potable es una canilla de uso compartido en un pasillo. Estas condiciones instaladas por la pobreza estructural, las de un país que no es Italia ni España, están enfrentando al Estado y especialmente a la militancia social a pensar otras medidas para que la cuarentena pueda implementarse. Especialmente en el conurbano, donde los funcionarios, intendentes y referentes barriales señalan que la clave, en los días que vienen, va a ser garantizar la distribución de alimentos. En este marco, el gobierno nacional analiza para el caso de que el confinamiento deba prolongarse ampliar la asistencia económica a los que dependen enteramente de changas y no tienen planes sociales. Las estimaciones no oficiales señalan que están en esa situación un millón de argentinos.

Desde diciembre, un importante sector de los movimientos sociales ingresó a cargos de gestión en el gobierno. En el ministerio de Desarrollo Social hay una secretaría y dos direcciones a cargo de referentes de las organizaciones; entre ellos está el coordinador de Somos Barrios de Pie, Daniel Menéndez, que hoy es uno de los encargados de armar un plan de realización de pequeñas obras locales para que menos personas se desplacen buscando changas. Mariel Fernández, formada en la militancia del Movimiento Evita, es intendenta de Moreno, un municipio que condensa en dos datos la vida precaria, ya que tiene 500 mil habitantes y un solo hospital. Fernanda Miño, militante de la villa La Cava, en San Isidro, es secretaria de Integración Sociourbana, una dirección del Estado creada para resolver el problema del acceso al agua en las villas y asentamientos. En los cuatro mil cuatrocientos barrios populares del país, el 93,5 por ciento no tiene acceso formal a la red de Agua Potable. Estos dirigentes contaron a Página/12 cómo ven, desde su condición de militantes en contacto directo con la realidad de los asentamientos y desde su posición como funcionarios que participan en el diseño de políticas, la atención de la pandemia en los barrios populares.

Los barrios populares . Con un click en el link, se accede al mapa de la pobreza estructural en la Argentina

Refuerzo alimentario

«Resguardarse en la casa es un elemento importante, pero que no alcanza en los sectores más humildes, que no tienen las condiciones de la clase media», señala Daniel Menéndez, subsecretario de Promoción de la Economía Social. Es sábado al mediodía y él está en un comedor en Villa Inflamable. «Lo que estamos viendo, en general, es que la gente está en la puerta de la casa pero sin salir del barrio, como si fuera un domingo. La actividad comunitaria sí es mayor, porque hay más gente entregando viandas en los comedores y aumentó el número de familias y de chicos que vienen a pedir a alimentos». En este sentido, lo que se ve venir es un esquema en el que la militancia social cubra la logística necesaria para que las familias no se queden sin alimentos.

Para Menéndez «es impensado que la gente de los sectores populares se recluya en sus casas como puede hacerlo la clase media, porque las casas son de una precariedad en muchos casos muy grande, porque hay problemas de hacinamiento, entonces hay que encontrar mecanismos para que la comunidad, en el barrio, pueda pensarse como una unidad de aislamiento. En ese sentido, sabiendo que puede haber movimiento, que el movimiento esté organizado para que haya trabajo, que haya actividad y posibilidad de acceder a los alimentos».

El ministerio de Desarrollo Social apura por esto la realización de pequeñas obras de infraestructura en los barrios para generar trabajo local, que ayude a limitar la circulación de las personas y funcione, a la vez, como un paliativo para la caída de las changas.

Hoteles y hospitales

«Ayer nos reunimos con los supermercadistas de Moreno para que entiendan que van a tener que hacer donaciones, y también para que garanticen stock de mercadería para que los comedores escolares puedan armar las bolsas de alimentos», contó Mariel Fernández, intendenta del distrito del conurbano con un solo hospital para 500 mil habitantes. «Estamos haciendo todos los esfuerzos pero hay realidades objetivas».

Ubicado en el segundo y tercer cordón, Moreno es uno de los seis municipios del Gran Buenos Aires con niveles más altos de Necesidades Básicas Insatisfechas, de acuerdo a datos del Observatorio de la Universidad de General Sarmiento. Sobre el aislamiento, la intendenta apunta que «en realidad, lo que intentamos hacer es que la gente se quede en el barrio. Estar adentro es difícil por el tema de la precariedad de las viviendas; no es lo mismo que en una familia de los sectores medios altos, que tiene las comodidades para quedarse en su casa. Yo insisto mucho en que hay garantizar el alimento, porque nadie puede quedarse si no lo tiene».

El viernes, la Nación envió a la intendencia 10 millones de pesos para alimentos y la compra de materiales de construcción que permitan generar las primeras obras de mejoramiento y empleo local. También el gobernador Axel Kicillof destinó una partida de 300 millones a distribuir entre los 135 municipios de la provincia en la emergencia sanitaria. Aunque –paradojas de las decisiones rápidas en tiempos de crisis– Moreno, por tener un solo hospital, recibirá menos que otros distritos, ya que el índiice de reparto es la coparticipación, que destina más fondos cuando se tienen más hospitales.

La preocupación está puesta en la demanda de salud que va a producirse en el pico del contagio, esperado para finales de abril o principios de mayo. Ya está anunciado que en Moreno se va a construir uno de los 5 hospitales modulares destinados al Conurbano pensados para la internación de pacientes con coronavirus. Como en otras localidades, el municipio tomó la idea de utilizar los hoteles sindicales para las personas que necesiten aislamiento. Hay un solo hotel, del Sindicato del Seguro, que se puso a disposición.

Un trabajo típico de Moreno es el de los vendedores de plantas, que se abastecen en los viveros locales y viajan 50, 60 y hasta 80 kilómetros por día buscando ventas. El ministro de Economía, Martín Guzmán, anunció obras de mejoramiento en los barrios para evitar los desplazamientos. Foto: Bernardino Avila

Donde falta el agua

La secretaria de Integración Sociourbana, Fernanda Miño vive en La Cava, la villa más emblemática de San Isidro. «Los barrios son un mundo aparte», indica. «Más allá de lo difícil que es respetar la cuarentena para cualquiera, la casa es chica, hay muchas situaciones familiares, indefectiblemente los vecinos salen a los pasillos o a la calle más cercana. No vamos a hacer cola al supermercado porque no hay plata para llenar la heladera, pero si a la única canilla de agua la tenés en la esquina de tu casa no te queda otra que salir», dice a Página/12. A su criterio, el principal obstáculo para sostener el aislamiento en las villas y asentamientos de Buenos Aires es el hacinamiento, y en el interior la falta de agua.

Explica también que el mapa de barrios populares con las 4400 urbanizaciones precarias del país fue armado tomando las viviendas en las que faltan dos o más de los servicios de agua, electricidad o cloacas. «En general, es el agua, que llega a las casas conectada irregularmente y puede no ser potable, y la cloaca. Sumados a la falta de trabajo y al tema del alimento, la pandemia viene a desafiar todavía más la posibilidad de salir adelante de las personas más vulneradas. Y también creo que va a hacer más difícil la concientización de lo que significa la pandemia, porque la gente no tiene el recurso para prevenirse».

Miño cree que las municipalidades van a tener que asumir el trabajo de ir a los barrios, llevar los bolsones a cada casa en lugar de hacer ir a la gente a un lugar donde puede amontonarse, hacer ruedas sanitarias con los elementos básicos. «Siempre hay una organización social, además, que se pone esto al hombro, que se pone el guante y el barbijo y sale a repartir».

Estudian ampliar las medidas para los trabajadores informales

El gobierno nacional analiza implementar otras medidas de ayuda para las personas de sectores vulnerables que dependen de actividades informales y no perciben ningún ingreso del Estado, en el caso de las medidas de aislamiento se prologuen más allá de estos diez días. La idea es la de un subsidio de 5 mil pesos durante tres meses. En el país hoy existen tres grandes esquemas de cobertura: la Asignación Universal por Hijo, los planes sociales y las jubilaciones y pensiones. Por afuera de eso hay una población que están entre los 40 y 60 años, que tiene hijos ya mayores de 18 años, por lo que ya no recibe la AUH y carece de empleo formal.

El comercio en las ferias, los talleres familiares, las pequeñas obras de construccion, la venta ambulante, los puestos de comida al paso, el manejo de remises, pequeñas verdulerías, almacenes y peluquerías abiertos por vecinos en sus casas son algunas de las actividades dentro de una infinidad de rebusques no registrados, con ingresos de subsistencia y por afuera de la figura del monotributo. La informalidad hace imposible medir cuántos están en esta situación. Hay referentes sociales que hacen una estimación, en el aire, de un millón de personas. El parate en la actividad puede, claramente, dejar a esta franja sin ninguna vía de ingresos.

El programa de trabajo local

Daniel Arroyo, ministro de Desarrollo Social, adelantó que se preparan políticas específicas para un universo de alrededor de un millón de personas en el país.

El programa de pequeñas obras de infraestructura en los barrios populares para generar trabajo local tiene el objetivo de limitar la circulación de las personas y funcionar, a la vez, como un paliativo para la caída de las changas. La medida fue anticipada el martes por el ministro de Economía, Martín Guzmán. El ministerio de Desarrollo Social que conduce Daniel Arroyo confirmó a su vez un paquete destinado para los sectores más vulnerables.

Las obras en las que se piensa son de mejoramiento, como pintar escuelas, hacer veredas, arreglar centros comunitarios, con un criterio de permitir a las personas trabajar en el barrio, sin tener que viajar. Todavía no está definido cuál será el pago por estos trabajos. Un criterio cercano es el que se utilizó en febrero con los arreglos de escuelas, cuando los trabajadores cobraron el doble de un plan social, es decir 17 mil pesos, aunque también está en estudio un esquema de módulos o complementos.

El Estado Nacional, por otra parte, reforzó los ingresos de los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo y de planes sociales con un bono de 3000 mil pesos. Este plus abarcó a 556 mil personas.

La decisión de las obras a realizar estará a cargo de unidades ejecutoras integradas por los intendentes, las gobernaciones y los movimientos sociales.

El paquete combina ingresos con trabajo: al bono se le sumará el envío de insumos, materiales y herramientas para hacer posible la realización de las obras de infraestructura en salitas sanitarias, clubes de barrio, escuelas o viviendas precarias.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/254728-la-cuarentena-en-los-barrios-populares

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Empleo informal: el 13% de trabajadores tiene educación universitaria

Perú / www.gestion.pe / 17 de Mayo de 2017

La población ocupada con empleo informal superó los 11.2 millones, lo que significa el 68.6% del total de ocupados, precisó el INEI

Entre febrero y abril el empleo informal aumentó en mayor proporción en las mujeres en 5.7% (280,000) y en los hombres en 2.7% (157,400), informó hoy el INEI.

Por grupos de edad, se incrementó en la población de 25 a 44 años de edad en 6.8% y entre los que tienen de 45 y más años de edad en 4.5%, mientras que disminuyó en 1.5% entre los ocupados menores de 25 años de edad.

Según nivel de educación alcanzado, la población con empleo informal aumentó entre los que tienen educación superior; así entre los que tienen superior no universitaria se incrementó en 8.9% y entre los que lograron estudiar educación universitaria en 13.1%.

Del total de los que tienen empleo informal el 29.9% tiene educación primaria, 45.3% educación secundaria, el 11.8% superior no universitaria y el 13% educación universitaria.

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En los meses de análisis se registró que la población ocupada con empleo informal, – es decir los ocupados sin beneficios sociales o que trabajan en unidades de producción no registradas – alcanzaron los 11 millones 214 mil 800, lo que significa el 68.6% del total de ocupados.

Comparado con similar trimestre móvil del año anterior la población con empleo informal se incrementó en 4.1% (437,400). Según área de residencia, este tipo de empleo se incrementó en el área urbana en 6.8% (475,200), mientras que en el área rural disminuyó en 1% (37,800). El 33.2% de los ocupados del área rural tienen empleo informal y en el área urbana 66.8%.

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Según sexo
La tasa de empleo informal es mayor en las mujeres (71,3%) que en los hombres (66.5%). Asimismo afecta a la población joven menor de 25 años de edad, el 85.3% de los ocupados de este grupo de edad tienen empleo informal.

Asimismo, el 94.9% de los ocupados con educación primaria o menor nivel tienen esta condición, mientras que la menor tasa de empleo informal presentan los ocupados con educación universitaria con 37.9%.

Fuente:http://gestion.pe/economia/empleo-informal-13-trabajadores-tiene-educacion-universitaria-2189827

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