Programas y plataformas digitales: ¿maestros enseñarán inglés sin hablarlo?

 Abelardo Carro Nava

Durante el sexenio de Vicente Fox, uno de los programas que fue anunciado con bombo y platillo porque, se cuenta, era el favorito del presidente, fue el que muchos colegas conocimos como Enciclomedia; éste pretendió ser un sistema de educación en línea que, particularmente, estaba conformado por una base de datos didácticamente diseñada y planeada a partir de los libros de texto gratuitos de quinto y sexto grados de educación primaria. Para que funcionara, en ciertas aulas se tendría que colocar un pizarrón electrónico mediante el cual, tanto alumnos como maestros, tendrían acceso a una versión digital e interactiva de los libros de texto de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Para el logro de este y otros propósitos, este equipo tendría que estar conectado a una computadora, equipo de audio y, cuando así se “pudiera”, a internet. Su anuncio hizo pensar a propios y extraños, que ahora sí la educación mexicana podría ser equiparable a la que se brindaba en aquellos países denominados de primer mundo. ¿Quién no pensaría que este sistema de aprendizaje que se presentó como una herramienta informática para facilitar el uso de las nuevas tecnologías en los salones de clases nos llevaría a ello?

No obstante, lo anterior, este programa fracasó debido a varias cuestiones entre las que destacan: la imposibilidad de contar con energía eléctrica en muchas escuelas para el funcionamiento del equipo, la imposibilidad de contar con internet en buena parte de los centros escolares, la escasa o nula capacitación que se brindó al profesorado mexicano, la falta de mantenimiento y actualización de los equipos, entre otras. En este sentido no hay que perder de vista las observaciones que, en su momento, emitió la Secretaría de la Función Pública en la auditoría 034/05, puesto que en ésta se señala que, en este programa, fueron prácticamente “inexistentes los indicadores para medir la eficiencia, eficacia y el grado de avance de los objetivos generales y específicos del programa, así como los lineamientos normativos para la operación de éste” (Aviles, 2006), esto, a pesar de que como bien apuntó Zebadúa en un artículo de opinión en 2009, Enciclomedia “arrancó el 13 de agosto de 2004 en el ciclo escolar 2004-2005 y se instaló en más de 21 mil aulas de 7 mil 211 centros escolares, con una población estudiantil beneficiada de 685 mil 711 alumnos… con un costo de 23 mil 498 millones de pesos – a pagar en cinco años – por la instalación de mil equipos multimedia en salones de quinto y sexto grado” (Crónica, 2009).

Pasado el tiempo y con la llegada de Felipe Calderón a la Presidencia de México, prácticamente Enciclomedia llegó a su fin; se transitó hacía algo que llegamos a conocer como Habilidades digitales para todos. El propósito de este programa fue el impulsar el desarrollo y utilización de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en las escuelas de educación básica para apoyar el aprendizaje de los estudiantes, ampliar sus competencias para la vida y favorecer su inserción a la sociedad del conocimiento (SEP, 2009-2012); para el logro de tal objetivo, se pretendió modernizar el uso de los equipos de las escuelas, principalmente en las aulas en las que se habían instalado Enciclomedia durante el gobierno anterior, dotándolas, según se dijo, de un software sofisticado e internet. Para 2012, como bien afirma Moreno (2016), “las aulas telemáticas recibieron 3 mil 175 millones de pesos y HDT 521 millones 938 mil 900 pesos (pero) la Auditoría Superior de la Federación reportó que el programa no cumplió con el objetivo”.

Las principales razones por las que este programa fracasó, al igual que el del sexenio anterior, tuvieron que ver con los incontables problemas que significaba determinar el ancho de banda que sería empleada para el empleo de los equipos y, con ello, se lograra el acceso y conectividad requerida tal y como Hernández (2012) lo reveló en su momento: “datos de la SEP revelaron que el HDT falló en el cumplimiento de su meta, ya que para diciembre de 2012 había proyectado conectar a la web a 98 mil 128 aulas de secundaria, y solamente 13.4 por ciento tiene conectividad”. Afirmación que, de alguna forma, refuerza lo que en su momento la Auditoría Superior de la Federación reportó en cuanto a que este programa no cumplió con su objetivo.

Ahora bien, con la llegada de Peña Nieto a Palacio Nacional, Enciclomedia y Habilidades Digitales para Todos quedaron sepultados, en primera instancia, se puso en marcha algo que conocimos con el nombre de Inclusión y Alfabetización Digital pero luego, fue sustituido por el programa @prende.mx 2.0, ambos, con la intención de que los alumnos consiguieran las habilidades digitales para el Siglo XXI. El primer programa tenía como propósito fortalecer el sistema educativo mediante la entrega de dispositivos personales (lap top y tabletas), precargados con contenido que, según se dijo, reducían la brecha digital, incentivaban el uso de las TIC en el proceso de enseñanza aprendizaje y fomentaban la interacción entre los actores de ese sistema educativo. La inversión, tal y como lo he señalado en otro de los artículos que publiqué en este espacio y que llevo por título “¿La educación pública ya está equipada?”, ascendía a poco más de 3,700 millones 869 mil 669 pesos, sin embargo, la Auditoría Superior de la Federación, detectó una serie de insuficiencias en la aplicación de éste dado que la SEP no había otorgado información que demostrara el beneficio que tenían los niños con las computadoras, subrayando que carecía de evaluaciones y un plan integral que explicara la razón por la que comenzó su pilotaje en Colima, Tabasco y Sonora, así como la cantidad de alumnos que tenían equipos y la dificultad que tenían sus usuarios para conectarse a internet (Carro, 2021). Obviamente este programa fracasó y, las computadoras portátiles y tabletas, pasaron a la historia como un dato más de un proyecto fallido.

Por su parte, el segundo programa que se puso en marcha en este sexenio (@prende.mx 2.0), tenía como objetivo fomentar el uso de las TIC para el desarrollo de las habilidades digitales y pensamiento computacional, necesarios en el contexto social y económico del Siglo XXI, para ello se pensó, que se equiparían con aulas digitales las escuelas de nivel básico y se capacitaría a los docentes para que enseñaran a sus alumnos; sin embargo, según los datos consultados el 21 de enero de este año y que expuse en el mismo artículo citado en el párrafo anterior, solamente se instalaron 64 aulas, 1 estaba por instalarse y 761 tenían el status  “canceladas” (Carro, 2021). La razón por la que este programa también falló, puede hallarse en lo que la misma SEP reportó en diciembre de 2017, dado que esta dependencia determinó insolventes todas las ofertas para instalar en mil aulas de primarias públicas de 16 estados el nuevo sistema para desarrollar el pensamiento computacional de estudiantes y maestros (Carro, 2021). De nueva cuenta, insisto, otro programa falló, sin que al momento en que cierro estas líneas se haya sabido de alguna sanción administrativa para los ejecutores de esos programas por dichos fallos y, mucho menos, una sanción mayor por el manejo discrecional de los recursos que la Auditoría Superior de la Federación reportó por esos tiempos.

Pasados algunos años y meses desde que el gobierno peñanietista dejó Palacio Nacional y, en su lugar, ingresó el lopezobradorismo; el Secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, anunció con bombo y platillo que, en este sexenio, los maestros enseñarían inglés sin saber hablarlo y, para ello, se pondría en marcha una plataforma digital (Alemán y Vicenteño, 2019), sin embargo este funcionario no dio más detalles sobre tal asunto y, por tal motivo, me atreví a nombrar a esta plataforma como “unknown” (desconocida), puesto que poco o nada se sabe sobre ella, tampoco se sabe si ésta es parte de un programa o una plataforma fincada en otro programa como el @aprende.mx 2.0, pero lo más preocupante, es que nada se sabe sobre sus fundamentos, sus orientaciones didácticas y pedagógicas, su política lingüística, su financiamiento, su capacidad de acceso y conectividad, entre otras cuestiones.

Lo anterior, como parece obvio, ha generado una serie de reacciones en el magisterio y en los profesores que laboran en el Programa Nacional de Inglés (PRONI); primero, porque como se sabe, los maestros de educación básica han tenido que impartir dos asignaturas más a las establecidas en la currícula “vida saludable y educación socioemocional” y, tal parece que en próximos días, también impartirán inglés. Esto porque en al menos tres entidades del país (Zacatecas, Puebla y Nuevo León), las Secretarías de Educación recientemente emitieron un comunicado mediante el cual se convoca a los profesores frente a grupo y a directivos, a una capacitación sobre el funcionamiento de la plataforma para la enseñanza del idioma inglés. Insisto, ¿cuál es el fundamento en ello?

Por lo que toca a los profesores que laboran en el PRONI, hace unos días publiqué un artículo titulado “El PRONI: entre la corrupción y el limbo” (Carro, 2021), en el que expuse un breve análisis sobre los claroscuros por los que ha atravesado este programa, pero también, sobre la situación que hoy día viven cientos de maestros que, curiosamente, no han sido contratados o recontratados, para que aporten sus saberes y haceres en la enseñanza del inglés a los alumnos de educación básica.

Desde luego, el anuncio hecho por Esteban Moctezuma en 2019, los comunicados que emitieron estas Secretarías hace unos días, las “irregularidades” en el proceso de contratación y recontratación de los profesores PRONI derivado de unas Reglas de Operación que dan un inmenso poder a los estados y la falta de contratación y recontratación de los mismos en diversas entidades del país dado el “recorte presupuestal” anunciado por el Gobierno Federal para este año, nos obligan a pensar que estamos ante la posible sustitución del profesorado en inglés para dar paso a una plataforma “unknown” de la que, como he dicho, poco se sabe y, de la cual tendrían que hacer uso los docentes frente a grupo aún sin saber inglés tal y como lo apuntó el Secretario. ¿Hay lógica en ello? Es decir, ¿no es necesario tener un conocimiento en cuanto a la morfología y fisiología del individuo que aprende inglés?, ¿no es necesario tener un conocimiento en cuanto al vocabulario y gramática de la lengua que se enseña y que, por obvias razones, el alumno aprende?, ¿acaso no es necesario tener un conocimiento pleno del sistema lingüístico que se enseña?, ¿acaso un maestro de educación básica puede enseñar inmunología en una facultad de medicina cuando no fue parte de su formación profesional?

Desde hace unos años, diversos países han integrado en sus sistemas educativos estrategias para que los alumnos tengan la oportunidad de aprender inglés; el uso de programas y plataformas como las que he mencionado han sido algunas de estas estrategias, pero también, la contratación de especialistas para que asuman esta responsabilidad en las escuelas. Como hemos visto, para el caso mexicano, las primeras no han tenido el resultado esperado: han fallado. Los segundos, viven en la incertidumbre en estos momentos dado el desasosiego que ha generado su contratación o recontratación para la enseñanza del inglés. Lo anterior, si se suma al grueso de actividades que profesores frente a grupo realizan en estos días, podría generar un problema mayúsculo del que no se obtendría nada bueno. ¿Acaso los maestros frente a grupo no se encuentran atiborrados de materias y de trámites administrativos sin sentido?

Es cierto, todos los programas señalados tuvieron como “propósito” brindar un apoyo al maestro que se encontraba frente a grupo, pero también, el que nuestro país avanzara hacía la consolidación de un sistema que brindara, a sus estudiantes y profesores, el acceso a las tecnologías de comunicación y a la tan anhelada sociedad del conocimiento. Recuerdo muy bien que, por esos años, tales acciones generaron una idea un tanto errónea entre el magisterio puesto que quedó en evidencia que jamás podrían ser sustituidos los maestros y que, las herramientas que la SEP ofrecía, eran eso, herramientas; sin embargo, lo que acontece en nuestros días puede ofrecernos varios indicios que podrían llevarme a asegurar, que los profesores que enseñan inglés en las escuelas a través del PRONI, pueden ser sustituidos por una plataforma “unknowm”. En cualesquiera de los casos, espero equivocarme en esta afirmación porque, de lo contrario, la sentencia que Estaban Moctezuma lanzó en 2019 se habrá cumplido “Maestros enseñarán inglés sin saber hablarlo”. Craso error sería este en la nueva escuela mexicana, craso error sería de un gobierno que, según se dijo, sería diferente pero que, en los hechos, está anteponiendo el empleo de una plataforma para la enseñanza del inglés y no a los profesionales en esta materia porque, indiscutiblemente hasta nuestros días, varios de éstos docentes no tienen una certeza laboral que les permita brindar el servicio profesional y educativo para el cual se formaron.

Con negritas:

Independientemente de las filas y fobias, de los colores y los partidos, de las simpatías y antipatías, se ha preguntado en manos de quién ha estado y estará la educación en México.


Referencias:

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De Enciclomedia a Tv Azteca

 Abelardo Carro Nava

Las fallidas políticas educativas que, en los últimos sexenios se han implementado en nuestro país, pueden entenderse a partir de su finalidad política. No hay más.

Y es que, con el transcurrir de los años, los fracasos de diversos programas que, en pro de la modernidad y el progreso tecnológico se ejecutaron en México, tienen sumido a nuestro país en un atraso digital de magnitudes considerables. Quién no recuerda el Programa Enciclomedia durante el periodo de Vicente Fox, el de Habilidades Digitales para Todos (HDPT) en el sexenio de Felipe Calderón y, recientemente, el de la entrega de laptops y tabletas para estudiantes de 5º y 6º grado de educación primaria, aunado al Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD) que operó de 2014 a 2016, y el conocido como Programa de Inclusión Digital (PID) que se implementó a partir de 2016. Todos ellos: un rotundo fracaso. ¿Las razones? Son muchas y muy variadas, sobre todo si consideramos que todas estas iniciativas han sido pensadas desde el escritorio de una élite dominante que, sabedora de las desigualdades que imperan en el territorio mexicano, las han echado a andar, aunque, en los hechos, el Sistema Educativo Mexicano (SEM) no estaba, ni ha estado, listo para ello.

¿Cuántas escuelas contaban con energía eléctrica e infraestructura adecuada para instalar los equipos que Enciclomedia requería?, ¿cuántas escuelas contaban con los equipos mínimos y necesarios, los servicios de internet y las condiciones óptimas de infraestructura para la instalación o acceso a las aulas telemáticas que el PHDT demandaba?, ¿qué paso con las laptops y las tabletas que fueron entregadas a algunos alumnos del total que se tenía contemplado durante el sexenio peñanietista? En efecto, las respuestas a tales interrogantes usted las conoce, pero también, si tiene duda de los resultados que arrojaron dichos programas, puede consultarlos en el documento: “Evaluación de la política pública de infraestructura y equipamiento en educación básica” dado a conocer, por la Auditoría Superior de la Federación, hace unos años (https://www.asf.gob.mx/Trans/Informes/IR2016ii/Documentos/Auditorias/2016_1782_a.pdf).

Sí, aunque usted no lo crea, han sido tres largos sexenios (dieciocho años) en los que se nos ha vendido la idea de la modernidad y progreso para favorecer los aprendizajes de los alumnos y, como he dicho, los resultados han sido magros, por no decir: pésimos. ¿Se imagina usted la cantidad de dinero que se ha invertido en cada uno de estos programas? Según el documento que arriba refiero, entre 2008 y 2016, el gobierno federal ha gastado más de 30 mil millones de pesos para incorporar las tecnologías de la información y el conocimiento (TIC) a las escuelas de educación básica. Sí, leyó usted bien: 30 mil millones de pesos. Una cantidad importante pero que, en los hechos, no ha favorecido ni el aprendizaje ni el acceso a las TIC en el territorio mexicano.

Ciertamente, habrá quién me diga que estas propuestas fueron viables porque todo gobierno tiene el propósito de establecer mecanismos a través de los cuales se atiendan las necesidades y demandas globales. Es decir que, de no implementar tales acciones, nuestro país no estaría a la par de las grandes naciones donde programas similares, probablemente, pudieron haber tenido éxito. Sin embargo, los resultados nos han demostrado que del dicho al hecho hay mucho trecho, y que contar con un equipo de Enciclomedia en una escuela, pero sin que ésta tenga electricidad, es una falacia, por donde quiera que se vea.

Ahora bien, ¿qué puede esperarse de la tan anunciada estrategia Aprende en Casa II? Como bien sabemos, a cuenta gotas va circulando la información sobre la forma en que operara tal esquema que, a decir del Secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, propiciara que los estudiantes aprendan durante el confinamiento. No obstante, y aunque tal propuesta difiere en cuanto a lo que pretendían lograr los programas de los sexenios referidos, el hecho de emplear el televisor como medio de trasmisión de los contenidos, poco favorecerá el aprendizaje que, se espera, logren los estudiantes. Esto, porque indiscutiblemente un actor fundamental en el proceso educativo, es el maestro. Sí, un maestro que no fue considerando como ese agente que hace uso de distintos recursos para que sus alumnos se acerquen al conocimiento requerido.

Y es que, como seguramente usted imaginará, las autoridades locales, de muchos estados, han comenzado a girar instrucciones para que, los profesores, sigan los canales de televisión en los que se trasmitirán los contenidos para que, a partir de éstos, se trabaje con sus alumnos. ¿Dónde queda la autonomía del docente en tal propuesta? Aunado a ello, un asunto que no es menor, es el hecho de que además de que los maestros y maestras deberán estar atentos a esos canales televisivos, también deberán emplear otros recursos, tecnológicos y digitales, para encomendar a sus alumnos diversas actividades, tareas, proyectos, entre otros, mismos que serán evaluados con la idea de retroalimentar a sus educandos. ¿Qué otra cosa tendrán que hacer los docentes? Entre planear, elaborar videos, diseñar otros materiales didácticos, buscar otras herramientas que apoyen su ejercicio, poca vida tendrán éstos. Ya lo imagino.

Sí, en reiteradas ocasiones se ha dicho que no había otra forma o estrategia mediante la cual, se iniciara el ciclo escolar. Y hay algo de razón en ello. Lo que me parece poco sensato, es que no se hayan considerado las experiencias que profesores de diversos contextos adquirieron a partir de la declaratoria de emergencia sanitaria por el Covid-19, así como también, el que se hayan considerado las televisoras que, como bien se diría hace tiempo, eran parte de la mafia del poder. ¿Por qué no se fortalecieron las televisoras del estado? En fin. No todo es Tv Azteca ni la educación se da a través de una televisión a menos que hoy se cumpla aquello que, parafraseando a Carlos Monsiváis, se dijo: la televisión se ha convertido en la verdadera Secretaría de Educación Pública.

Con negritas:

Recientemente, el presidente López Obrador, anunció que se está trabajando para que, las escuelas y los alumnos, cuenten con acceso a la tecnología e internet de manera gratuita. No estaría de más que, tal programa, partiera del diagnóstico y análisis de los resultados que han tenido los programas de los anteriores gobiernos. Los fracasos han sido, y son, evidentes. Ojalá y se tomen como un referente para que no se cometan los mismos errores y sea éste, un fracaso más porque priorizó lo político en lugar de lo educativo.

Fuente: https://profelandia.com/de-enciclomedia-a-tv-azteca/

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