Abelardo Carro Nava
Las fallidas políticas educativas que, en los últimos sexenios se han implementado en nuestro país, pueden entenderse a partir de su finalidad política. No hay más.
Y es que, con el transcurrir de los años, los fracasos de diversos programas que, en pro de la modernidad y el progreso tecnológico se ejecutaron en México, tienen sumido a nuestro país en un atraso digital de magnitudes considerables. Quién no recuerda el Programa Enciclomedia durante el periodo de Vicente Fox, el de Habilidades Digitales para Todos (HDPT) en el sexenio de Felipe Calderón y, recientemente, el de la entrega de laptops y tabletas para estudiantes de 5º y 6º grado de educación primaria, aunado al Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD) que operó de 2014 a 2016, y el conocido como Programa de Inclusión Digital (PID) que se implementó a partir de 2016. Todos ellos: un rotundo fracaso. ¿Las razones? Son muchas y muy variadas, sobre todo si consideramos que todas estas iniciativas han sido pensadas desde el escritorio de una élite dominante que, sabedora de las desigualdades que imperan en el territorio mexicano, las han echado a andar, aunque, en los hechos, el Sistema Educativo Mexicano (SEM) no estaba, ni ha estado, listo para ello.
¿Cuántas escuelas contaban con energía eléctrica e infraestructura adecuada para instalar los equipos que Enciclomedia requería?, ¿cuántas escuelas contaban con los equipos mínimos y necesarios, los servicios de internet y las condiciones óptimas de infraestructura para la instalación o acceso a las aulas telemáticas que el PHDT demandaba?, ¿qué paso con las laptops y las tabletas que fueron entregadas a algunos alumnos del total que se tenía contemplado durante el sexenio peñanietista? En efecto, las respuestas a tales interrogantes usted las conoce, pero también, si tiene duda de los resultados que arrojaron dichos programas, puede consultarlos en el documento: “Evaluación de la política pública de infraestructura y equipamiento en educación básica” dado a conocer, por la Auditoría Superior de la Federación, hace unos años (https://www.asf.gob.mx/Trans/Informes/IR2016ii/Documentos/Auditorias/2016_1782_a.pdf).
Sí, aunque usted no lo crea, han sido tres largos sexenios (dieciocho años) en los que se nos ha vendido la idea de la modernidad y progreso para favorecer los aprendizajes de los alumnos y, como he dicho, los resultados han sido magros, por no decir: pésimos. ¿Se imagina usted la cantidad de dinero que se ha invertido en cada uno de estos programas? Según el documento que arriba refiero, entre 2008 y 2016, el gobierno federal ha gastado más de 30 mil millones de pesos para incorporar las tecnologías de la información y el conocimiento (TIC) a las escuelas de educación básica. Sí, leyó usted bien: 30 mil millones de pesos. Una cantidad importante pero que, en los hechos, no ha favorecido ni el aprendizaje ni el acceso a las TIC en el territorio mexicano.
Ciertamente, habrá quién me diga que estas propuestas fueron viables porque todo gobierno tiene el propósito de establecer mecanismos a través de los cuales se atiendan las necesidades y demandas globales. Es decir que, de no implementar tales acciones, nuestro país no estaría a la par de las grandes naciones donde programas similares, probablemente, pudieron haber tenido éxito. Sin embargo, los resultados nos han demostrado que del dicho al hecho hay mucho trecho, y que contar con un equipo de Enciclomedia en una escuela, pero sin que ésta tenga electricidad, es una falacia, por donde quiera que se vea.
Ahora bien, ¿qué puede esperarse de la tan anunciada estrategia Aprende en Casa II? Como bien sabemos, a cuenta gotas va circulando la información sobre la forma en que operara tal esquema que, a decir del Secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, propiciara que los estudiantes aprendan durante el confinamiento. No obstante, y aunque tal propuesta difiere en cuanto a lo que pretendían lograr los programas de los sexenios referidos, el hecho de emplear el televisor como medio de trasmisión de los contenidos, poco favorecerá el aprendizaje que, se espera, logren los estudiantes. Esto, porque indiscutiblemente un actor fundamental en el proceso educativo, es el maestro. Sí, un maestro que no fue considerando como ese agente que hace uso de distintos recursos para que sus alumnos se acerquen al conocimiento requerido.
Y es que, como seguramente usted imaginará, las autoridades locales, de muchos estados, han comenzado a girar instrucciones para que, los profesores, sigan los canales de televisión en los que se trasmitirán los contenidos para que, a partir de éstos, se trabaje con sus alumnos. ¿Dónde queda la autonomía del docente en tal propuesta? Aunado a ello, un asunto que no es menor, es el hecho de que además de que los maestros y maestras deberán estar atentos a esos canales televisivos, también deberán emplear otros recursos, tecnológicos y digitales, para encomendar a sus alumnos diversas actividades, tareas, proyectos, entre otros, mismos que serán evaluados con la idea de retroalimentar a sus educandos. ¿Qué otra cosa tendrán que hacer los docentes? Entre planear, elaborar videos, diseñar otros materiales didácticos, buscar otras herramientas que apoyen su ejercicio, poca vida tendrán éstos. Ya lo imagino.
Sí, en reiteradas ocasiones se ha dicho que no había otra forma o estrategia mediante la cual, se iniciara el ciclo escolar. Y hay algo de razón en ello. Lo que me parece poco sensato, es que no se hayan considerado las experiencias que profesores de diversos contextos adquirieron a partir de la declaratoria de emergencia sanitaria por el Covid-19, así como también, el que se hayan considerado las televisoras que, como bien se diría hace tiempo, eran parte de la mafia del poder. ¿Por qué no se fortalecieron las televisoras del estado? En fin. No todo es Tv Azteca ni la educación se da a través de una televisión a menos que hoy se cumpla aquello que, parafraseando a Carlos Monsiváis, se dijo: la televisión se ha convertido en la verdadera Secretaría de Educación Pública.
Con negritas:
Recientemente, el presidente López Obrador, anunció que se está trabajando para que, las escuelas y los alumnos, cuenten con acceso a la tecnología e internet de manera gratuita. No estaría de más que, tal programa, partiera del diagnóstico y análisis de los resultados que han tenido los programas de los anteriores gobiernos. Los fracasos han sido, y son, evidentes. Ojalá y se tomen como un referente para que no se cometan los mismos errores y sea éste, un fracaso más porque priorizó lo político en lugar de lo educativo.
Fuente: https://profelandia.com/de-enciclomedia-a-tv-azteca/