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Educatrónica, autonomía comunitaria y sociedad sustentable

Lev M. Velázquez Barriga[1]

Es la primera vez en dos décadas que, siendo docente de tele-secundaria, dispongo de una televisión inteligente y un decodificador de señal para la programación de educación a distancia (EDUSAT), aunque sin internet wifi y con dificultades para acceder a la red insostenible del móvil personal. En ninguno de los centros escolares he contado con una computadora para uso pedagógico; por supuesto, no soy la excepción de los profesores y las escuelas rurales, más bien parece la regla.

En estas circunstancias, en las que las escuelas no han superado del todo las carencias de infraestructura de la tercera revolución industrial: microelectrónica, informática computacional e internet; ya están bien adentrados otros avances mundiales, científico tecnológicos de cuarta generación, que nos colocan frente a nuevas necesidades, retos y debates; los de la educatrónica, robótica e inteligencia artificial.

Sobre los tres tópicos anteriores, se desarrolló un curso-taller interinstitucional CREFAL, SEP, SEE y el IISUE-UNAM[2], al que asistimos docentes de educación básica y después alumnos de comunidades. Ciertamente se trató de un trayecto de formación donde se apremió más lo práctico que la teoría; no obstante, se pueden hacer algunas reflexiones propias y referir otras que fueron colocadas por el equipo de asesores, como posicionamientos epistémicos personales y orientaciones éticas y pedagógicas del grupo de investigadores de la UNAM.

Partimos de la necesidad de aprender de origen los lenguajes, principios y bases de la programación, robótica y la IA para el desarrollo autónomo de las tecnologías convergentes; es decir, en la independencia de los intereses mercantiles y rentables de las Big Tech[3], cuyas orientaciones fundamentales son la alfabetización 3.0 y 4.0 para el consumismo de la estantería material  y digital de Lego, Google for Education y otros mega corporativos.

Estas empresas del edunegocio, no son las únicas, pero sí las más presentes en la recolonización cultural escolar, cuyo territorio fue invadido en décadas anteriores por el enfoque de estandarización basado en competencias del Banco Mundial y de la administración gerencial escolar de la OCDE. Antes como ahora, estamos ante ese latente proceso de privatización silenciosa de la educación, a través de modelos empresariales de aprendizaje, transferencias de las economías familiares y salarios docentes a la adquisición de ferretería tecnológica, que no deja de tener un sentido instrumental u operacional de la educación y la tecnología.

Uno de los modelos pedagógicos de la privatización silenciosa más recurridos por las narrativas de multilaterales, organismos empresariales y gubernamentales, es el STEM; que para expiarse de culpas o exfoliarse de críticas, por su clara filiación al reduccionismo productivista de las empresas hegemónicas del capitalismo de la era digital, se ha propuesto agregar a este acrónimo anglosajón la A de arte y la H de humanidades; sin embargo, esto no cambia las nociones que los mega corporativos del imperio norteamericano GATAM (con inclusión de Tesla) o del este asiático BATX[4] que, tras el reseteo mundial de la educación in/pos pandémico, expanden con mayor intensidad la idea de que es urgente formar un tipo de capital humano apropiado para las economías conectadas en sus (recalco el posesivo en plural) plataformas online.

De ahí que, las alianzas estatales con sus instituciones públicas de educación superior, sea un imperativo necesario para fomentar la autodeterminación del bien común en sus sectores estratégicos tecnológicos; además, porque es posible recurrir a experiencias y construcciones propias de metodologías del aprendizaje y el desarrollo de habilidades que han sido pensadas en contextos para la resolución de necesidades humanas y endógenas; cuando esto sucede, las comunidades de aprendizaje que se apropian de los lenguajes y las bases de las ingenierías convergentes, son capaces de crear propuestas utilizando materiales accesibles, reciclables, incluso, resignificando tecnologías comunitarias, justo como sucedió en este curso con los docentes de educación básica.

Para separarse de la noción consumista de lo social, que reduce al ser y la naturaleza como insumos rentables, una vía del pensamiento epistémico es la del “homo complexus, veritas complexa”[5]; entonces, la educatrónica no tendría como objetivo crear robots o la programación de algoritmos, sino el desarrollo integral de la persona, la comprensión y el abordaje de la realidad a partir del diálogo de conocimientos y saberes, para crear soluciones posibles a problemáticas planteadas por una comunidad local/global o propuestas de bienestar social, teniendo como puente estas nuevas tecnologías.

Aquí, podemos abrir otro debate: el lugar para la enunciación de la verdad y la construcción del conocimiento y su validez, tampoco son los dispositivos de las Big Tech ni las inteligencias artificiales o los buscadores digitales de información; todos ellos se producen también desde un territorio político e ideológico de clase social, en tanto burguesías hegemónicas y emergentes del capitalismo cognitivo, digital y de plataformas. Cada sociedad plurinacional o comunidad, que es capaz de tejer alianzas con sus instituciones educativas públicas, saberes e intereses propios, puede tomar otro sentido común, en el que el conocimiento se enuncia y se valida desde el territorio de la soberanía histórico, cultural y científica de los pueblos, por encima de las oligarquías económicas.

Pese a las agendas globales para un mundo mejor, tal es el caso de los ODS[6],  discutidas y supuestamente promovidas por estos oligarcas de la tecnología que se reúnen en el Foro Económico Mundial, no sólo evaden educar para una economía solidaria, tampoco lo hacen para una ciudadanía de paz y la sustentabilidad planetaria, sin pobreza ni deterioro ambiental; baste ver los anaqueles de juguetería, repletos de lego y marvel, que son para el desarrollo de habilidades STEM, pero construyendo máquinas robóticas de guerra.

Si el actual modelo educativo de nuestro país, quiere construir una verdadera Nueva Escuela Mexicana, debería seguir fortaleciendo estas alianzas públicas, tomar distancia de la privatización silenciosa de propuestas de desarrollo tecnológico empresarial (como el STEM) y recuperar las propias, continuar con el impulso a los trayectos de formación que den sentido a la autonomía profesional de los maestros y la autodeterminación de las comunidades.

 

Referencias

[1] Doctor en Pedagogía Crítica y profesor rural de telesecundaria. Como @levmx666 en la red social X.

[2] Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL); Secretaría de Educación Pública (SEP); Secretaría de Educación en el Estado de Michoacán (SEE); Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México (IISUE-UNAM).

[3] Big Tech  (Gigantes Tecnológicos).

[4] Acrónimos en español: Ciencias Tecnología Ingeniería Matemáticas (STEM);  Google Amazon Tesla Apple Microsoft Meta (GATAM) y Baidu Alibaba Tencent Xiaomi (BATX).

[5] Hombre complejo, realidad compleja.

[6] Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

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Opinión | Hermanos y condiscípulos: piezas clave en la educación global

Por: Andrés García Barrios

En esta nueva entrega de la serie “Testimonio de un autodidacta”, Andrés García Barrios da a conocer cuatro principios básicos para redirigir el mundo.

Testimonio de un autodidacta

De las muchas formas de autodidactismo que existen, mi visión se limita por el momento a una sola: la que yo mismo he practicado siempre. Es una visión radical que, de plantearse en términos teóricos, partiría más o menos de la siguiente afirmación:  La ausencia de vínculos sólidos con una madre amorosa, desde el nacimiento, deja a quien la sufre en una especie de intemperie, en la cual aprender a sobrevivir a toda costa de forma autónoma desplaza en buena medida al aprendizaje social estructurado (incluyendo en éste a la educación que se da en casa).

Aclaremos un par de términos: llamo amor materno al tipo de afecto que establece con el bebé una relación de “mío”, “mi bebé”, por lo que también puede provenir del padre, así que habría que llamarle mejor amor materno/paterno. Por otra parte, con “sobrevivir a toda costa” me refiero a ese tipo de situación que nos narra la fábula del ratón que cae en la cubeta de leche y, sin resignarse a hundirse, patalea hasta que convierte la leche en espesa crema y apoyado en ésta logra saltar fuera.

Queda claro que el ratón ─o sea, el lector de la fábula─ ha aprendido algo en esta experiencia: a saber, que no resignarse trae buenos resultados. Sin embargo, si continúa su vida por el camino autodidacta, pronto tendrá también que aprender en carne propia que patalear fue una solución dentro de una cubeta de leche, pero que no lo es en otras circunstancias. Entrará entonces en un proceso de prueba y error, engaño y desengaño, que le llevará mucho tiempo recorrer, pues para colmo se trata de un camino lleno de falsos éxitos que a la larga resultan muy desafortunados (estoy pensando en la niñita que, al no conseguir que le cumplan un capricho, patea lo que cree que es un muro, y como en realidad se trata de una mampara, hace tambalear ésta: convencida entonces de su enorme fuerza y de que puede tirar el edificio entero, amenaza con hacerlo si no se le consiente: le llevará años darse cuenta de que no es tan fuerte).

Seguramente ese largo recorrido se acortaría si el pequeño ratón fuera a la escuela y un maestro roedor le explicara el valor de no resignarse y algunas formas de hacerlo con éxito, de tal manera que al enfrentar un peligro el animalito pudiera poner en práctica lo aprendido sin necesidad de constatarlo antes por sí mismo.

Desafortunadamente, un autodidactismo tan radical como el que describo no es opcional: quien se ve sometido a él, tendrá que recorrerlo, mientras que quien tenga la fortuna de recibir amor materno/paterno “de leche y miel” (como dice Erich Fromm, quien distingue el amor maternal que solo alimenta ─leche─ por el que también brinda dulzura ─miel─) seguramente se librará de muchas lecciones basadas en el sufrimiento, y eso por el simple hecho de que ese amor nos equipa de confianza en nosotros mismos y en lo que podemos aprender, así como en los demás y en lo que pueden enseñarnos.

La fábula, y en general las fábulas ─género didáctico por excelencia─ nos muestran que la vida nos impone retos, para enfrentarlos necesitamos aprender algo; si aumentan los retos, aumenta la necesidad de aprendizaje. Por eso, en nuestra hiperdesafiante sociedad contemporánea, se ofrecen miles de cursos, tutoriales, conferencias, seminarios, diplomados, carreras… A la vez, millones de personas insisten en la necesidad de educar con amor y criar hijos y estudiantes que confíen en sí mismos y en los demás, lo cual es un requisito sine qua non para que la sociedad se convierta en un lugar floreciente, lleno de retos y de personas preparadas y contentas para hacerles frente.

El problema es que en los hechos, los retos aumentan enormemente mientras que el amor se reduce, con la fatal consecuencia de que la sociedad se marchita (cosa que empieza a dejar de ser una metáfora y se ha vuelto real, dadas las grandes crisis del agua, que obviamente no son sólo un reto natural sino también un desafío a la inteligencia emocional para afrontarlas).

En algunos aspectos, el mundo ha alcanzado condiciones de supervivencia en la que los retos inéditos imponen la necesidad de improvisar y asumir un radical proceso autodidacta. Es en este momento (que también podemos llamar “bomberazo mundial”) cuando las personas que por alguna circunstancia se la han pasado sobreviviendo, tienen mucho que aportar. Un ejemplo son nuestros jóvenes, quienes a toda prisa ─como el ratón del cuento─ han puesto manos a la obra, recurriendo a un autoaprendizaje de ritmo alocado con la esperanza de sacar al mundo adelante. No se les puede reprochar que lo hagan con los recursos que tienen a su alcance. Creo, de hecho, que todos debemos unirnos a su cruzada y aportar todo lo sepamos sobre cómo sobrevivir a la propia ignorancia, cosa en la que muchos somos expertos, aún sin saberlo: quizás no sea tan difícil hacerlo y sólo baste con una introspección sincera y con dar a los demás nuestro testimonio personal (tal como nos invita a hacerlo el pedagogo y psicoanalista Massimo Recalcati).

Yo por mi parte he empezado esta serie de escritos sobre autodidactismo para poner mi experiencia personal al servicio de mis lectores, de tal suerte que si hay en ella algún valor para el autoaprendizaje, puedan aprovecharlo. Por eso hablé ya en artículos pasados de la relación con mi madre enferma, frágil y presente/ausente; con mi padre, cuya ansia de cariño unida a su inseguridad personal lo hizo darme un amor titubeante; y con mi nana, que logró rellenar ambas lagunas con notable eficacia. Toca el turno a mis hermanos, cinco inocentes ratones que antes que yo ya habían caído en la cubeta de leche, y con los cuales aprendí muchas de mis técnicas de supervivencia.

*

La relación con los hermanos es única. Mientras que los padres tienen algo de objeto sagrado, de intocables, lo que nos une con nuestras hermanas y hermanos es por completo distinto. Se trata de una relación entre pares y por lo tanto, para empezar, es el inicio de toda ética: ellos son los primeros sujetos en nuestro entorno, las primeras personas que reconocemos como afines a nosotros, las primeras a las que no podemos tratar como objetos (¡inténtalo y verás!). Con nuestros hermanos aprendemos la inmensa lección de que sólo podemos tomar a los demás como medios para nuestros fines si violentamos el principio social/familiar de la igualdad, es decir si traicionamos también algo dentro de nosotros (esta experiencia se repetirá con los primos ─hermanos de distintos papás, como dice mi amado primo Gerardo─, con los amigos del vecindario y por supuesto con nuestros compañeros de escuela, compensando así a quien no tiene hermanos).

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Con los hermanos ─y con los amigos y condiscípulos─ uno aprende los tres movimientos clave de la relación entre pares: defenderse, ser solidario y colaborar. En cuanto a defenderse, nuestro cuerpo viene equipado biológicamente para reaccionar ante una agresión. Sin embargo, a este “arco reflejo” se suman formas más sofisticadas a través de las cuales aprendemos a “negociar” con los oponentes nuestras respuestas. Un medio para aprender a hacerlo es el juego, que establece normas para la agresión y la defensa; por eso el juego tiene que ser entre pares, es decir, entre hermanos, amigos, condiscípulos, seres que acaten todos las mismas reglas (el gran gozo de jugar con los padres, con los maestros o con cualquier autoridad es justamente ver cómo éstos se convierten en nuestros pares por un rato).

Por su parte, la solidaridad también tiene un componente instintivo: surge como empatía inmediata, como un súbito ponerse en los zapatos del otro y comprender casi de forma inconsciente que no puede hacer algo él solo. Está presente en muchos animales y en los homo sapiens adquiere también una dimensión cultural de grandes proporciones. Se da entre todo tipo de personas pero un ejemplo que deja claro su alcance es lo que nos ocurre cuando brindamos ayuda a una autoridad (autoridad que para nuestra mente infantil es, por definición, infalible). Auxiliarla en su debilidad, representa para nosotros el movimiento contrario al del juego: es decir, en vez de vivirlo como un descenso de lo sagrado/infalible hacia nosotros se da como un ascenso nuestro hacia ese ámbito, haciéndonos experimentar sensaciones sublimes (¡yo ayudé a mi papá… al jefe… al policía!) y preparándonos para ocupar un día ese puesto.

Pues bien: con los hermanos, esa verticalidad desaparece y tiende a convertirse en lo que he llamado el tercer movimiento de la relación entre pares: la colaboración. Colaborar es crear soluciones juntos. Como movimiento instintivo es el más evolucionado, y en el terreno cultural humano alcanza su sofisticación más alta. Empieza, como digo, como un acto instintivo en que me veo en el otro y lo ayudo a superar un obstáculo; al mismo tiempo, al espejearme en él, testifico y asumo mi propia debilidad y cuento ahora con su ayuda futura. Se forma así un bucle de colaboración (“hoy por ti, mañana por mi”) que permite no sólo apoyarse uno a otro en momentos distintos sino también participar juntos, de forma simultánea, en el desarrollo de dispositivos de bienestar mutuo.

Algunos creemos que el nivel más alto de este fenómeno se da en lo que el filósofo alemán Karl Jaspers llama “comunicación existencial”, y que yo de forma muy libre resumo en la siguiente frase: “Si me ayudas a entender lo que quiero decirte, me será más fácil explicártelo”. La idea, que parece un trabalenguas, es en realidad ─al menos para mi─ una especie de mágico abracadabra para abrirnos a la existencia de los otros. Su verdad no es tan inusual como parece: se cumple todos los días, por ejemplo, cuando en una plática “leemos la mente del otro” y le adelantamos la palabra o la idea que está buscando. Esto ─y todos los movimientos humanos que se le parecen─ son desde mi punto de vista magia pura capaz de despertar los resortes más sutiles de la realidad.

*

¿Qué ocurre cuando la autoridad es titubeante e insuficiente? Como dije arriba, una de las características del amor de los padres es que establecen una plena igualdad entre los hijos: es decir, como objetos sagrados que son, difunden esa sacralidad hacia la relación entre los hermanos, ubicándolos como iguales. Por eso, sin la presencia de una autoridad amorosa, la igualdad sagrada (es decir, la que no se cuestiona) se pierde y las relaciones humanas tienen entonces que fundarse en principios “profanos” ─culturales y personales─ cuya característica principal es justamente ser cuestionables: rige así una moralidad pragmática que se adapta de forma medio improvisada a las distintas situaciones, o por el contrario, que se impone por la violencia y es por completo inflexible. Otra forma de describir lo anterior es la diferencia que hace cierta ciencia psicológica entre familias disfuncionales estables y disfuncionales inestables, donde estas últimas tienen ventaja sobre las primeras, cuya inflexibilidad puede tener afectos atroces.

Mi familia era una extraña combinación de ambas.

Mi padre ─médico rigurosamente científico y de formación militar─ turnaba su rigidez con un carácter humanitario y artístico, mezcla de amor/veneración a la ética, y por otra parte a la literatura, la pintura y la música (él mismo pasaba las tardes tocando en el piano a los grandes clásicos). Además, poseía una intuición espiritual que en lo amoroso era profunda, pero muy titubeante en cuanto a los dogmas de su religión.

Me da la impresión de que, en presencia de un amor materno sólido, estas características que describo habrían hecho de nuestro hogar un sitio estable, ciertamente superpoblado (¡éramos seis hermanos!) pero con una buena combinación de cariño, disciplina, conocimiento y arte, no carente de la testarudez necesaria para enfrentar al mundo. Sin embargo, la frágil presencia de mi madre (descrita en mi primer artículo de esta serie) y el traslado de buena parte de su amor hacia el corazón de mi nana, colocó a la familia entera en un lugar distinto.

Era un hogar movedizo e imponente, rígido y titubeante. Unas de sus reglas eran inflexibles, otras, provisionales. Cuatro o cinco rutas quedaban claras y las demás prescribían pronto. La razón y la lógica creaban por momentos una atmósfera de tranquilidad, prontamente violentada por necesidades psíquicas e incluso materiales más urgentes. Por todas partes, una espiritualidad viva pero atemorizada huía de los dogmas religiosos, y se agazapaba aquí y allá, resurgiendo en forma de espanto en cualquier rincón. La ciencia intentaba poner orden. Se daba al conocimiento y a la disciplina una confianza casi desesperada y se hacía del arte un refugio a tanto dolor. La esperanza pataleaba, entre dudosa y enloquecida… Había violencia y amor.

Y sin embargo, con todo eso, el hogar no apagaba su fuego, gracias justamente a que estaba superpoblado y a que todos, exactamente todos, poníamos de nuestra parte sin resignarnos nunca.

*

Mi familia ─y con esto termino─ era muy parecida al mundo de hoy.

No creo exagerar al decir que en la época actual ─momento de improvisación y en muchos sentidos autodidacta─ la experiencia de familias como la mía puede sernos útil. Ciertamente, muchos ponderamos el valor de la ciencia, de la educación, del arte y de tantas otras herramientas simples y complejas, tratando de erigirlas como bastones de mando para la gobernabilidad del desastre. Sin embargo, quisiera recordar aquí cuatro principios básicos que por propia experiencia considero ─igual que mucha más gente, académica o no─ anteriores a cualquier intento de redirigir el mundo:

  1. Cuidemos a la naturaleza como a una madre enferma.
  2. Honremos a la tecnología como a una nana que cubre las carencias de la madre de forma amorosa y prudente, sin querer sustituirla.
  3. Ejerzamos la autoridad sin miedo, es decir, no para demostrar poder sino para dar confianza.
  4. Veneremos la igualdad entre los seres humanos.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/opinion-piezas-clave-en-la-educacion-global/

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Siete ideas para llevar la creatividad a las aulas universitarias

Por: Educación 3.0

Emplear la metáfora, el storytelling o huir de la clase magistral son algunas de las estrategias que permiten llevar la creatividad a las aulas de la universidad y mejorar la experiencia de aprendizaje del alumnado. Nos cuenta cómo desarrollarlas la docente universitaria Lola Costa Gálvez.

Hablar de creatividad en la docencia es tratar una cuestión recurrente, pero ¿qué es exactamente? Puede ser parte de la identidad docente, servir de modelo y referente para el alumnado, pero, sobre todo, es útil para llamar la atención de los estudiantes y convertir su experiencia de aprendizaje en algo memorable, significativo e impactante. Según el psicólogo estadounidense Guildford, se expresa de cuatro maneras: mediante la fluidez, la flexibilidad, la originalidad y el análisis. Y es que aunque cualquier persona puede ser creativa no todo el mundo se considera creativo. Su desarrollo, junto con la innovación, ha sido señalado por voces expertas como una de las claves de la universidad del futuro.

A continuación, expongo siete estrategias para que el personal docente universitario emplee la creatividad en sus clases.

Índice de contenidos

Utilizar la metáfora como hilo conductor 

Podemos imaginarnos y hacer imaginar al alumnado que nuestra asignatura es una cocina, un viaje, un club deportivo o un videojuego. Además de hacer la materia más atractiva, conseguimos una planificación docente consistente y comprensible a lo largo del tiempo.

Usar el storytelling

Creatividad Aulas Universitarias

Muchos docentes comienzan su lección con una historia o introducen una en algún momento de la sesión. Hacer un uso consciente de la narrativa potencia el impacto que tienen en el alumnado estas historias; lo ideal es inventar las nuestras o cocrearlas en el aula.

Aleatorizar la participación de manera llamativa

Creatividad Aulas Universitarias

La creatividad nos permite aleatorizar la participación en clase de manera que llame la atención del alumnado. Algunas ideas para fomentarla son emplear ruletas, cartas o papeles ‘secretos’ con los nombres de los estudiantes.

Utilizar técnicas de creatividad para generar ideas

Metodologías docentes como el learning by doing promulgan la práctica deliberada. Podemos usar las técnicas creativas para que el alumnado genere ideas y así eliminar a los ‘enemigos’ de la creatividad, concentrarse en el trabajo y sacar el mejor rendimiento. Algunas de las más populares son: las relaciones forzadas, el SCAMPER (Sustituir, Combinar, Adaptar, Modificar, Propósito, Eliminar y Reorganizar o Revertir) y los seis sombreros para pensar.

Dar un feedback amable

La retroalimentación debe ser edificante ya que es la base de la evaluación formativa. Usar estrategias que nos permitan dar una retroalimentación original puede motivar a los estudiantes, por ejemplo a través de sellos con comentarios recurrentes, códigos de colores o insignias para marcar los niveles de desempeño.

Jugar con los ambientes de aula

Aunque es una tendencia más propia de otras etapas educativas a muchos docentes universitarios les gusta ambientar su aula. En este sentido, es evidente que la creatividad aporta: ya sea para crear aulas temáticas o para dar pequeños toques que introduzcan al alumnado en la actividad o en la lección.

‘Romper’ la clase magistral

Mucho se ha escrito sobre la fatiga que produce escuchar a una persona más de 20 minutos y, sin embargo, la mayoría de clases magistrales supera ese tiempo. Buscar estrategias creativas para ‘romper’ la dinámica es primordial para captar la atención de los estudiantes. Además del uso de metodologías activas como la clase inversa, el seminario participativo o la tecnología pueden ayudarnos a crear recursos gamificados que interpelen al alumnado durante el transcurso de la lección.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/ideas-creatividad-universidad/

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Noam Chomsky y la causa palestina

Por: Tercera Información

El legendario filósofo Noam Chosmky cumplió el 11 de diciembre 95 años. A lo largo de su vida ha analizado y escrito varios libros sobre la historia de «Israel» y Palestina. Revisitarlos hoy es fundamental para encontrar una forma de pacificar el conflicto en la región.

Noam Chomsky, uno de los intelectuales más importantes del mundo que no necesita presentación, es famoso por sus precisos análisis de cuestiones geopolíticas y de la política exterior de Estados Unidos. Sus contribuciones a la erudición política y su crítica incisiva le han convertido en una de las principales autoridades en política mundial, aportando argumentos e ideas críticas para debates complejos como el actual conflicto entre «Israel» y Palestina y el papel de Estados Unidos. La perspectiva y la investigación únicas de Chomsky han dejado una huella indeleble en el estudio de la política y la diplomacia.

El conflicto entre «Israel» y Palestina, un asunto de larga data, ha recibido una gran atención por parte de académicos, políticos y activistas de todo el mundo. Dentro de este debate, las aportaciones de Chomsky revisten especial importancia. A lo largo de su vida, este distinguido lingüista y comentarista político examinó ampliamente este conflicto a través de sus obras escritas.

En sus primeras obras, como Guerra o paz en  Oriente Medio (1975) y El triángulo fatal: Estados Unidos, Israel y Palestina (1983), Chomsky criticó duramente la política de «Israel». Destacó que la creación de «Israel» en 1948 provocó la expulsión de cientos de miles de palestinos, un acontecimiento conocido como la Nakba, que en su opinión no se había abordado ni remediado lo suficiente.

La opinión de Chomsky sobre la Nakba (el desplazamiento palestino que se produjo durante y después de la invasión israelí de 1948 y la creación del Estado de «Israel») es de profunda preocupación y condena. Chomsky reconoce la Nakba como un acontecimiento central y definitorio del conflicto entre «Israel» y Palestina y la considera una injusticia histórica. He aquí los principales ejes de la perspectiva de Chomsky sobre la Nakba.

Injusticia histórica

Chomsky sostiene que la creación de «Israel» en 1948 provocó la expulsión y el desplazamiento forzoso de cientos de miles de palestinos de sus hogares y que este acontecimiento tuvo consecuencias duraderas y devastadoras para el pueblo palestino. Para él, reconocer la Nakba es esencial para comprender las causas profundas del conflicto entre «Israel» y Palestina.

Entiende que las cuestiones sin resolver derivadas de la Nakba, como el derecho al retorno de los refugiados palestinos, siguen siendo fundamentales para la dinámica del conflicto y apoya la reivindicación palestina del derecho al retorno, un aspecto clave para abordar las injusticias históricas de la Nakba. Reconocer y abordar el derecho al retorno es fundamental para cualquier resolución justa y duradera del conflicto.

Pertinencia permanente

Chomsky afirma que la Nakba no es solo un acontecimiento histórico, sino un problema actual. Subraya que el legado de la Nakba sigue marcando las vidas y aspiraciones de los refugiados palestinos y sus descendientes hasta el día de hoy y argumenta que reconocer la Nakba y sus secuelas es una responsabilidad moral y política.

Para el filósofo, reconocer el sufrimiento del pueblo palestino y comprometerse a hacer frente a las injusticias históricas derivadas de los acontecimientos de 1948 es esencial para encontrar una solución justa y duradera al conflicto entre «Israel» y Palestina. Su punto de vista destaca la importancia de reconocer las injusticias históricas y abordar sus consecuencias como parte de un debate más amplio sobre la paz y la reconciliación en la región.

La crítica de Chomsky a la ocupación israelí de los territorios palestinos es un tema recurrente en sus libros. El triángulo fatal aborda ampliamente esta cuestión. El detallado análisis de Chomsky revela su preocupación por el hecho de que la construcción de asentamientos israelíes en estas zonas ocupadas complique aún más la posibilidad de una solución de dos Estados, solución que considera necesaria para una paz duradera. Las opiniones del intelectual sobre la ocupación de los territorios palestinos y la construcción de asentamientos israelíes forman parte integrante de su análisis del conflicto.

Siempre ha expresado su profunda preocupación por estas cuestiones, que desempeñan un papel crucial en su valoración crítica. Su trabajo nos muestra que la ocupación israelí de los territorios palestinos, incluidos Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este, es una violación directa del derecho internacional. En varias ocasiones ha citado resoluciones de las Naciones Unidas y principios jurídicos —incluida la Cuarta Convención de Ginebra— que declaran ilegales estas ocupaciones y la ocupación continuada de «Israel».

Chomsky cree que la ocupación israelí es el principal obstáculo para lograr una solución pacífica al conflicto, ya que perpetúa las tensiones, obstaculiza el desarrollo económico y erosiona gradualmente la confianza necesaria para unas negociaciones significativas entre israelíes y palestinos. El filósofo ha criticado duramente la política israelí de construcción de asentamientos en los territorios ocupados. Los considera no solo una violación del derecho internacional, sino también una estrategia deliberada para crear «hechos sobre el terreno» que dificulten cada vez más el establecimiento de un Estado palestino viable. Los asentamientos, afirma, fragmentan los territorios palestinos y hacen menos probable una solución de dos Estados.

Su historial de conferencias, clases, entrevistas y producción teórica hace hincapié en el impacto de la ocupación y los asentamientos en los derechos y la vida cotidiana de los palestinos. Sostiene que los palestinos que viven en estas zonas se enfrentan a graves restricciones de desplazamiento, acceso limitado a la tierra y los recursos y frecuentes enfrentamientos con el Ejército israelí. Estas condiciones han llevado a una situación en la que muchos palestinos sufren una falta de libertades básicas y de dignidad.

Además, Chomsky señaló que la expansión de los asentamientos contribuye a los cambios demográficos en los territorios ocupados, incluido un número cada vez mayor de colonos israelíes. En su opinión, este es un factor que complica la perspectiva de una solución de dos Estados, ya que los asentamientos están profundamente arraigados e interconectados con la sociedad israelí.

Chomsky pide la intervención internacional para resolver la cuestión de la ocupación y los asentamientos. Cree que la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, debería utilizar su influencia para presionar a «Israel» para que detenga la construcción de asentamientos y entable negociaciones con los palestinos. Las opiniones del autor sobre la ocupación y los asentamientos son una parte central de su crítica más amplia a las políticas israelíes y al papel de Estados Unidos en su apoyo. Defiende una solución justa y duradera al conflicto que reconozca los derechos y aspiraciones de israelíes y palestinos y respete el derecho internacional.

Violaciones de los derechos humanos

En varios libros, entre ellos Gaza en crisis: reflexiones de la guerra de «Israel» contra los palestinos (2010) y Conversaciones sobre Palestina (2015, en coautoría con Ilan Pappé), Chomsky llama la atención sobre las violaciones de los derechos humanos que sufren los palestinos que viven bajo la ocupación israelí. Las palabras de Chomsky siempre han alertado sobre una serie de violaciones de los derechos humanos e injusticias que sufre la población palestina que vive bajo la ocupación israelí y también han puesto de relieve cómo los palestinos de los territorios ocupados se enfrentan a importantes restricciones a su libertad de movimiento.

Los militares israelíes han establecido puestos de control, barreras y controles de carretera que dificultan a los palestinos ir a trabajar, a la escuela o incluso acceder a los servicios básicos. Chomsky nos demuestra que estas restricciones afectan gravemente a la vida cotidiana de los palestinos y ha criticado la construcción de la barrera de separación, a menudo llamada «barrera israelí de Cisjordania» o «Muro del apartheid». Considera que esta barrera, que «Israel» erigió para separar Cisjordania de «Israel», es un símbolo de injusticia que perturba a las comunidades palestinas, las aísla de su tierra y agrava las dificultades a las que se enfrentan en su vida cotidiana.

Chomsky también expresó su preocupación por el trato que reciben los prisioneros palestinos bajo custodia israelí. Refuerza los informes que existen desde hace tiempo según los cuales muchos palestinos, incluidos niños, son detenidos y sometidos a tratos vejatorios, como detención prolongada sin juicio, confinamiento en solitario y presuntos casos de tortura, lo que supone una nueva violación de las normas internacionales de derechos humanos.

Chomsky criticó lo que califica de castigo colectivo contra las comunidades palestinas. Esto incluye medidas como la demolición de casas y acciones punitivas contra comunidades enteras en respuesta a las acciones de individuos, y argumenta que estas prácticas violan el principio de responsabilidad individual y causan sufrimiento a personas inocentes. El célebre intelectual se ha pronunciado abiertamente sobre el bloqueo de la Franja de Gaza, en vigor desde 2007, lo considera una forma de castigo colectivo contra la población de Gaza y ha llamado la atención sobre las graves consecuencias humanitarias del bloqueo, como las restricciones a la circulación de personas y mercancías.

También ha criticado a «Israel» por fomentar el desplazamiento de sus ciudadanos a los territorios ocupados, lo que contribuye a la desposesión de los palestinos. La perspectiva de Chomsky sobre las violaciones de los derechos humanos y las injusticias en el conflicto palestino-israelí es una parte central de su crítica más amplia a las políticas israelíes y al papel de Estados Unidos en el apoyo a estas políticas en Oriente Medio. Pide que la comunidad internacional preste más atención a estas cuestiones y subraya la necesidad de respetar el derecho internacional y las normas de derechos humanos para hacer frente a los continuos desafíos de la región.

El papel de Estados Unidos

El análisis en profundidad de Chomsky gira generalmente en torno a la implicación de Estados Unidos. El apoyo militar y económico estadounidense a «Israel» refuerza y sostiene la ocupación. En El triángulo fatal se aborda este tema en profundidad, afirmando que Estados Unidos, en tanto superpotencia mundial, tiene la responsabilidad moral y política de fomentar una solución justa y duradera al conflicto.

Chomsky, conocido crítico de la política exterior estadounidense, ha argumentado que Estados Unidos presta un apoyo sustancial a «Israel» por varias razones interconectadas. Para nosotros está claro que Estados Unidos ve a «Israel» como un aliado estratégico en Oriente Medio: su importancia geopolítica de la región —incluidas sus reservas de petróleo y su papel político mundial— lleva al país a considerar a «Israel» un socio valioso para proteger sus intereses. Chomsky argumenta en este artículo que Estados Unidos ve a «Israel» como un socio estable y fiable en una región caracterizada a menudo por la inestabilidad política.

Al apoyar a «Israel», Estados Unidos pretende mantener una sensación de orden y estabilidad, que sirve a sus intereses y a los de sus aliados regionales, destacando el influyente papel de los grupos de presión pro-«Israel» en Estados Unidos, especialmente organizaciones como el Comité Americano-Israelí de Asuntos Públicos (AIPAC). Estos grupos tienen una gran influencia financiera y política, y animan a los políticos estadounidenses a apoyar a «Israel».

Estados Unidos tiene una larga historia de apoyo a «Israel», que se remonta a su creación en 1948. Las conexiones culturales, religiosas e históricas contribuyen a conformar este apoyo. Chomsky destaca los beneficios económicos que supone para Estados Unidos su relación con «Israel», ya que Estados Unidos es uno de sus principales proveedores de ayuda y equipamiento militar, lo que a su vez refuerza económicamente la industria militar estadounidense.

El autor sugirió que el recuerdo del Holocausto, junto con un sentimiento de culpa, influyeron en el apoyo de Estados Unidos a «Israel». Algunos ven la creación del Estado israelí tras la Segunda Guerra Mundial como una forma de rectificar los errores del pasado. Aunque Estados Unidos no es oficialmente un Estado religioso, Chomsky sostiene que los factores religiosos influyen en el apoyo a «Israel». Para muchos estadounidenses, «Israel» tiene un significado religioso similar al de Tierra Santa para el cristianismo, lo que puede moldear la opinión pública y las decisiones políticas. Algo similar ocurrió durante el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro en Brasil.

Los políticos estadounidenses a veces utilizan el apoyo a «Israel» para atraer a bloques específicos de votantes, especialmente judíos estadounidenses, que pueden sentir una fuerte conexión con Israel basada en lazos culturales e históricos. Estos factores, en opinión de Chomsky, contribuyen al multifacético apoyo a «Israel» en Estados Unidos. Esta perspectiva, de más está decirlo, ofrece un punto de vista alternativo al discurso dominante: la opinión pública sobre el tema es diversa y existen varias interpretaciones de los factores que influyen en la relación entre ambos países.

Noam Chomsky sobre Hamas

Noam Chomsky ha criticado en ocasiones las políticas estadounidenses hacia Hamas y ha abogado por un enfoque más matizado hacia el grupo político. Ha defendido que Hamas, como partido político electo en los territorios palestinos, no debe considerarse una organización terrorista. Sostiene que comprender los factores políticos y sociales que contribuyeron a la aparición de Hamas es esencial para abordar el conflicto palestino-israelí.

Aunque no respalda ni apoya al grupo, Chomsky ha abogado por el compromiso diplomático y las negociaciones como forma de abordar las causas profundas del conflicto. Su perspectiva hace hincapié en la importancia de considerar el contexto político y social más amplio a la hora de debatir sobre Hamas y subraya la importancia de comprometerse con el contexto político y social en el que opera Hamas.

Perspectivas sobre la paz

El escepticismo de Chomsky sobre las perspectivas de paz en el conflicto palestino-israelí es otro tema destacado en sus obras y conferencias. Sostiene que las condiciones para una solución de dos Estados se han deteriorado constantemente debido a la expansión de los asentamientos israelíes, los cambios en la dinámica política y la violencia constante.

En Gaza en crisis plantea que es necesaria la presión internacional sobre «Israel» para que cambie su política y cree que la solución de los dos Estados, con «Israel» y Palestina conviviendo en paz y seguridad, es el camino más viable para una resolución duradera. Sin embargo, expresa su profunda preocupación por la disminución de las probabilidades de una solución de este tipo debido a la continua expansión de los asentamientos israelíes en los territorios ocupados y sostiene que los asentamientos están dificultando cada vez más el establecimiento de un Estado palestino viable.

El pensador afirma que las condiciones para la paz se han deteriorado constantemente con el paso del tiempo. Atribuye este deterioro al conflicto en curso, a las políticas israelíes de asentamientos, a la cambiante dinámica política y a la violencia. Estos factores, afirma, han dificultado la celebración de negociaciones significativas. Chomsky ha apoyado el movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), cuyo objetivo es presionar económica y políticamente a Israel para que resuelva las causas profundas del conflicto.

Aunque Chomsky aboga principalmente por una solución de dos Estados, reconoce a quienes han propuesto una solución de un Estado (en el que israelíes y palestinos compartan un único Estado democrático). Aunque no es su planteamiento preferido, lo considera una opción si la solución de los dos Estados resulta inalcanzable. Sin embargo, también ha expresado su preocupación por los posibles retos y complejidades de una solución de un solo Estado.

La perspectiva de Chomsky, en definitiva, hace hincapié en la necesidad de reevaluar el conflicto actual y renovar el compromiso de encontrar una solución justa y duradera. Destaca el papel de la presión internacional y de un cambio en el statu quo para crear condiciones que conduzcan a negociaciones significativas y a un camino hacia la paz. Sus reflexiones sobre el conflicto palestino-israelí, minuciosamente detalladas en sus obras, conferencias y entrevistas, ofrecen una visión profunda del contexto histórico, los problemas contemporáneos y las posibilidades futuras de este conflicto.

Se esté o no de acuerdo con sus fundamentos teóricos, los libros de Chomsky invitan a sus lectores a explorar esta cuestión desde un punto de vista analítico, crítico, histórico e inteligente. Sus contribuciones nos desafían a replantearnos la forma de ver el mundo y a buscar activamente una solución justa y duradera para Palestina.

Fuente: Jacobin

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/opinion/13/12/2023/noam-chomsky-y-la-causa-palestina/

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Opinión | Guerra, paz y un Santa Claus anti consumista

Por: Andrés García Barrios

Desde que hace más de tres décadas empecé a hacer teatro de divulgación científica, mis ensayos literarios se inclinaron sobre todo al tema educativo. Esto se acentuó desde que escribo para el Observatorio del IFE, donde casi siempre combino lo pedagógico con algún otro asunto, como ciencia, arte, lingüística, filosofía, etcétera. Ahora, este diciembre, el tema será la Navidad e inevitablemente la religión que le da origen.

Hablar de religión (o quizás prefiramos el término espiritualidad) obliga a todo el que publique en un medio laico, a ser discreto y a tener presente la mala reputación de esos términos. Estoy convencido de que, en muchísimos casos, esa mala reputación se debe a la también mala, muy mala educación que hemos recibido en materia de eso que llamamos lo espiritual. El dicho Más vale prevenir que lamentar se aplica perfectamente en este caso, dada la pésima experiencia que en general tuvimos desde la infancia con todo lo que suene a iglesiaclerodogma, religión, pecado, culpa y cosas por el estilo; después, cuando fuimos más grandes (y estábamos ávidos de conocimiento confiable), con el horror que sentíamos al encontrar esos términos en textos que dañaban o al menos ofendían nuestro criterio (y que aún lo dañan y ofenden).

¿Podré yo hacer en este texto algo distinto? He intentado ─siempre que puedo─ demostrar que en general no estamos bien enterados acerca de qué es realmente eso de la espiritualidad. A los cientificistas he intentado hacerles ver que lo teológico e incluso lo místico están presentes en grandes pensadores del siglo XX, incluso en aquellos de corte analítico que han cimentado la teoría actual de la ciencia; a los racionalistas, les he insistido que nombres como el de Agustín de Hipona y Tomás de Aquino ─padres privilegiados del catolicismo─ se repiten una y otra vez en la filosofía contemporánea. Y en última instancia, he querido convencer a mis lectores de que, si de verdad queremos renunciar a lo religioso, vale la pena tener claridad ─al menos claridad personal─ de qué es de lo que nos estamos alejando.

A pesar de esta aparente firmeza mía, confieso que mientras escribo esto me tiño de cierto rubor y cierta vergüenza; quizás sea porque yo mismo fui criado en el centro de una coalición entre lo religioso y lo científico, en la cual el criterio de la ciencia acabó prevaleciendo; y sin embargo una y otra vez vuelvo a mis orígenes y me asalta la añoranza por ese algo desconocido y trascendente.

A mediados del siglo pasado la filósofa española María Zambrano lamentaba que su Dios era apenas tolerado. Hoy es mucho más frecuente ver a personas de muy diversos medios, incluidos los académicos, mostrando abiertamente su interés por la espiritualidad. Esto no significa que siempre se trate de una espiritualidad consistente y seria. Ciertamente, nuestro mundo posmoderno ha caído en el extremo de intentar que todas las afirmaciones individuales sean aceptadas. Yo no creo que deba ser así; pero tampoco creo que los criterios científicos y racionales puedan definir el valor de toda “verdad”. Mucho mejor me parecería ir en busca de una educación que nos ayude a acercar nuestro pensamiento a eso que sabemos que nunca podremos saber, y por lo tanto, a una resignación ante nuestra ignorancia (resignación que puede ser entendida también como resignificación del conocimiento humano en términos un poco más humildes).

Los siguientes textos son una reflexión acerca de temas que, por estar en época navideña, pueden ser un poco mejor tolerados por aquellos que aún se escandalizan ante la posibilidad de vincular la educación con cualquier cosa que suene a espíritu. El primer texto es un acercamiento a la Navidad desde una perspectiva nada idílica pero sí próxima a los jóvenes estudiantes, que están despertando a este mundo tan maravilloso como de barbarie; es también una forma de mostrarles a ellos un tipo intuitivo de interpretación del arte. El segundo texto ─más explícitamente pedagógico─ es una crítica a los rituales canónicos y una reflexión digamos “navideña” sobre cómo una verdadera educación espiritual podría estar presente desde la infancia en nuestras vidas.

Pasión Navideña

El 26 de abril de 1937, en el marco de la Guerra Civil Española, varias escuadras de aviones alemanes e italianos sobrevolaron un pequeño pueblo del País Vasco, llamado Guernica, y bombardearon y ametrallaron a sus habitantes. Fue una cruel matanza. Las causas han sido analizadas por varios estudiosos y casi todos ellos concluyen que se trataba de un ensayo para entrenar a las tropas nazis, que años más tarde ─en la gran guerra que ya se preparaba─ lo repetirían en otros lugares del mundo. La estrategia fue impulsada por el general ─y después dictador español─ Francisco Franco, quien quiso imputarle la masacre a sus enemigos republicanos, pero no tuvo éxito.

Apenas enterado de aquel terrible suceso, el pintor español Pablo Picasso decidió plasmar el tema en el cuadro que el gobierno republicano le había encargado hacía poco. El Guernica ─así se llamó la obra─ representó a España en la Exposición Internacional de París y suscitó todo tipo de comentarios aprobatorios y desaprobatorios, para con los años constituirse en uno de los grandes iconos de la pintura universal.

Confieso que en mi juventud, mi idea del cuadro coincidía con la de los críticos alemanes presentes en París, que decían que aquello no era más que “garabatos que cualquier infante puede pintar”. Pero yo era un ignorante, igual que esos críticos. Recuerdo que una de las cosas que no entendía era cómo la destrucción de un pueblo entero podía representarse con la imagen de unas cuantas personas en una estrecha habitación. A pesar de su tamaño (casi ocho metros de largo por tres y medio de alto), la obra no tenía la espectacularidad que según yo merecía el tema, más acorde con un paisaje interminable de casas incendiadas y personas huyendo, como ocurre en esos cuadros de guerra que yo había visto en autores clásicos.

El cuadro acabó expuesto muchos años después en el Museo Reina Sofía de Madrid, a donde tuve la fortuna de ir a verlo. Aunque en materia de arte yo ya había avanzado un poco, el cuadro no logró conmoverme. Lamentando mi impasibilidad, compré ahí mismo un folleto sobre la obra y me fui a una cafetería a leerlo. Aquel texto si me provocó una verdadera epifanía: la palabra Nacimiento, que saltó sobre mi desde aquellas páginas, en alusión a esos pequeños retablos artesanales que representan el natalicio de Jesús, me reveló de golpe todo el sentido del Guernica. ¡¿Cómo había podido pasar tanto tiempo sin que yo oyera esa explicación del cuadro, conocida por todos los expertos?! Fui a la portada del folleto… ¡y ahí estaba todo!, la Navidad transfigurada en un drama infernal, con su estrechísimo establo, su Virgen María y el niño Jesús muerto en sus brazos, San José también asesinado en el piso,  la estrella de Belén en lo alto, degradada hasta convertirse en un foco eléctrico; la paloma, apenas delineada, símbolo de un Espíritu Santo caído y moribundo; la mula y el buey, invertidos en un toro enfurecido y un caballo herido por una lanza en el costado, como anticipación de Jesucristo en la cruz; y finalmente, esas tres figuras femeninas que irrumpían en la escena, desesperadas y sufrientes, y que bien podían representar ─en esta subversión del Portal de Belén─ a los Reyes magos.

Era todo.

No quedaba duda, el Guernica era la representación de la muerte de Jesús apenas nacido. Volví las páginas apresurado para seguir leyendo detalles de aquella explicación, pero donde yo había encontrado ésta ahora no había nada: ni portal, ni Navidad, ni Jesús muerto. Yo había leído mal: la palabra nacimiento en realidad no hacía referencia a los nacimientos tradicionales sino a algo así como el nacimiento de una nueva época inaugurada por el famoso cuadro. Yo me lo había inventado todo.

Rápidamente traté de averiguar en otras fuentes si aquella versión mía existía ya, pero tampoco encontré nada. Ningún crítico aludía a esta interpretación que inesperadamente yo había hallado, y sólo años después pude encontrar el texto de un conocedor que coincidía conmigo. Ahora, hace muy poco, he descubierto algunos ensayos que también lo hacen. Las versiones difieren en algunos matices, por ejemplo en el significado de las tres presencias femeninas o en el del ave, pero refieren a la misma mitología que aquella mañana me convenció rotundamente.

Tal vez Picasso no tenía esa versión en mente, o no la tenía de forma consciente; o tal vez sí la tenía pero nunca la reveló para no ofender a millones de creyentes. Entiendo que tampoco quiso hablar nunca del “significado” de su obra. Sin embargo, si fue consciente de ella, habrá sabido también que, no por no hacerla explícita, el Guernica dejaría de ser un rayo fulminante ante los ojos de quienes habían traicionado a la República Española para supuestamente defender al catolicismo.

Sea cual sea la versión que tengamos del Guernica, la muerte de aquellos hombres, mujeres e infantes del pueblito vasco se emparenta con la de tantas otras poblaciones civiles, y hoy se extiende inevitablemente hacia la tragedia de las incursiones en Israel y la mucho más atroz de los bombardeos sobre Gaza. Por eso sugiero que, al menos en esta temporada, miremos por un momento el cuadro de Picasso con ojos navideños para mantener presentes esas tragedias que nos envuelven; también, que volteemos con una sonrisa triste hacia esa casi invisible flor en la mano del San José muerto, último reducto ─roto pero aún presente─ de la esperanza.

Santa Claus y la culpa

En mi juventud hubo un tiempo en que busqué en la religión el sentido de la vida. Era la religión que me habían inculcado mis padres, pero cuyo catecismo había aprendido sobre todo de mi abuela. Por eso, el día que ─dejándome llevar por un impulso─ entré a la iglesia y comulgué por primera vez en muchos años, fue a ella a quien me acerqué a contárselo. Llena de dicha, exclamó: “Qué alegría, ¿y con quién te confesaste?” El cielo que yo ya sentía cerca volvió a su lejano sitio: había olvidado que, para poder comulgar, uno debía haberse confesado por lo menos una vez en el último año.

─ No lo hice ─le dije.

También su cielo se vino abajo, mucho más abajo que el mío: en un instante su rostro se desencajó y pareció perder un par de kilos. Aquello era un pecado grave.  Afortunadamente, yo ya había pasado suficiente tiempo alejado de la religión como para que aquel susto de mi abuela no solo no me atemorizara sino que, por el contrario, me hiciera alejarme aún más del catolicismo.

No pasaron muchos años antes de que mi hermana mayor, quien también se hallaba en indagaciones espirituales, me pidió que asistiera a visitar a un sacerdote que para ella había sido un gran preceptor. El padre Manuel Jiménez Fernández era uno de los grandes sabios mexicanos de la iglesia católica: teólogo, historiador, consejero del Concilio Vaticano II, participante en las excavaciones del monasterio de los esenios en Qumrán… Fue él quien en la larga hora y media que me dedicó, aclaró, entre otras cosas, mis dudas sobre aquel grave pecado que supuestamente había yo cometido tiempo antes.  “No, nada de pecado ─me dijo─. Hiciste bien en comulgar. Dios no pone obstáculos a quien quiero acercársele.”

Fue también el padre Jiménez quién me explicó que en siglos anteriores la confesión no era un acto de una sola y rápida sesión sino un largo proceso de autoconocimiento que implicaba numerosos encuentros.

Hace apenas unos días volví a toparme con el polémico tema de la confesión mientras revisaba el segundo capítulo de uno de los libros más bellos e inquietantes que he leído en torno a la pedagogía y el psicoanálisis. Se trata de La causa de los niños, escrito en los años ochenta por la gran psicoanalista y pedagoga francesa Francoise Doltó (muchos de mis lectores han oído de ella), quien no por estar ligada a la ciencia dejó nunca de reconocer públicamente su catolicismo y de hacer frente a las críticas que continuamente recibía por ello. En el capítulo del que hablo, titulado Dejad que los niños vengan a mí (conocida frase de Cristo en el evangelio), Doltó profundiza en cuestiones que se pasan por alto cuando uno piensa en los sacramentos de la confesión y la comunión. A mí me sirven ahora para reflexionar sobre la forma en que la mala educación religiosa, el pésimo catecismo que tantos de nosotros recibimos, ha influido para que interpretemos la espiritualidad de forma equivocada.

No quiero plantear aquí preguntas sobre la realidad de lo espiritual en nuestras vidas; primero prefiero señalar, siguiendo a Doltó, algunos de los obstáculos que enfrentamos cuando queremos indagar sobre esa posible realidad. La pedagoga francesa nos explica cómo, a principio del siglo XX, durante el papado de Pío X, se redujo a siete años la edad mínima para recibir la primera comunión, precedida ésta siempre de una primera confesión. “Este decreto de la Iglesia católica ─nos dice Doltó, dolorosamente─ culpabilizó de forma inútil a todas las generaciones de nuestro siglo, en nombre del mismo Jesús a quien supuestamente los niños podrían acercarse.” La explicación que da a esta radical afirmación es la siguiente: a esa edad, ningún infante puede realizar una verdadera revisión de sus actos bajo un enfoque espiritual. Pequeñas y pequeños de siete años solo alcanzan a valorar las consecuencias de su forma de actuar por la reacción de los adultos, es decir, por si les agradan o desagradan a éstos. Un infante así, “es feliz o desdichado según que reciba felicitaciones o castigos por parte de sus educadores”. Es una edad en la que, si se le orilla a “confesarse”, el niño y la niña confundirán “la imaginación con el pensamiento, el deseo inconsciente con la acción, el decir con el hacer y, lo que es peor, a Dios con sus padres y maestros”. El pequeño que se confiesa, “calibra el bien y el mal ante Dios según los caprichos o las neurosis” de los adultos más cercanos, de tal suerte que los sacramentos sólo “inducen en él culpabilidad en vez de confianza en sí mismo y en los demás”, que es su verdadera misión. Con esa “desconfianza de si y de los demás”, con ese “miedo a las experiencias” ─sigue Doltó─, la culpabilidad acaba extendiéndose por todas partes.

Muchos dirán que son casos aislados aquellos en los que los infantes hacen la primera comunión antes de los nueve años o diez. Opino que esto no importa. En realidad, dada la inmadurez que abunda en nuestro mundo, no es raro que los fieles se acerquen al confesionario con esta triste y nada espiritual confusión entre lo divino y lo humano. Muchos sabemos, además, que esa confusión que Doltó refiere a padres y maestros, se extiende también hacia los sacerdotes en general (símbolo de autoridad como pocos) y se recrudece en el confesionario: arrodillados ahí, la mayoría de infantes y adultos creen que deben rendir cuentas de sus actos al hombre vestido de sotana que está frente a ellos, y avergonzados esperan su reprobación y su perdón, cuando el verdadero arrepentimiento no tiene nada que ver con rendir cuentas, ni con ser reprobado o sentirse avergonzado, y mucho menos con ser perdonado por otro ser humano.

Llevando esto al contexto navideño, es justamente la confusión entre los planos divino y humano lo que fomenta que, tras acercar a niñas y niños a un Santa Claus misterioso que los ama (es decir, alguien bastante cercano a Dios), perversamente acabemos  pidiéndoles que se resignen a qué todo eso era solo una mentira de los adultos (¿una más?). A mi parecer, una correcta educación espiritual  permitiría que los infantes creyeran plenamente en ese ser amoroso que piensa en ellos y desea su felicidad, y los iría acompañando durante el desengaño de la parte fantástica (por ejemplo, la de que Santa fabrica o compra los juguetes de la publicidad y recorre en una sola noche todos los hogares del mundo), teniendo siempre el cuidado de no lastimar el vínculo amoroso con un ser trascendente.

Termino este texto recomendando a todos que vean ese maravilloso clásico del cine que se llama Milagro en la calle 34 (yo conozco la versión de 1947, que está en Youtube), para que al menos por unas horas recuperemos al auténtico Santa, emisario de Dios, ser genuinamente espiritual… y por lo tanto un poco loco si se le compara con nuestra navidad humana, demasiado humana.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/opinion-guerra-paz-y-un-santa-claus-anti-consumista/

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PISA también certifica el empeoramiento de la equidad del sistema educativo

Por : 

Los datos de rendimiento del alumnado por nivel socioeconómico, por origen migrante y por género empeoran en la mayor parte de las comunidades autónomas según un informe publicado por EsadeEcPol y Save the Children y elaborado por Lucía Cobreros y Lucas Gortázar en el que analizan estas variables con los microdatos de PISA 2022 en comparación con la edición de 2018.

Es verdad, España ha aguantado mejor que muchos de nuestros países vecinos, la bajada de la última edición de PISA. Un descenso que no solo se justifica por la pandemia y el cierre de escuelas (que también), sino que viene siendo casi un clásico, lento pero implacable, desde hace una década.

En cualquier caso, además de que las puntuaciones en el examen internacional, dedicado esta edición a las matemáticas, hayan caído (diez puntos, frente a los 20 de la media de la OCDE y el total de la UE), hay otros datos preocupantes que se desprenden de este último informe. Los sacan a la luz EsadeEcPol y Save the Children y tienen que ver con la equidad.

Las dos organizaciones han querido poner el foco en algunos de los asuntos que trabaja el informe en relación a la equidad del sistema educativo, como son las diferencias de resultado en función del estatus socioeconómico de las familias, del origen migrante (primera o segunda generación) del alumnado y del género. Las diferencias en estas puntuaciones siempre han estado presente, pero ahora han ahondado la distancia.

El gráfico muestra cómo el factor socioeconómico, el llamado índice ISEC, explica una parte del resultado que sacan chicas y chicos en las pruebas de matemáticas. Como se aprecia, la mitad de las autonomías han mejorado o igualado el porcentaje que este índice impacta en la evaluación. Cantabria es la que mejora más llamativamente, mientras que Cataluña, País Vasco y Castilla-La Mancha.

Junto a esto habría que tener en cuenta los porcentajes de repetición que bajaron en todas las comunidades autónomas gracias a la política más o menos pública de aprobado general tras el cierre de escuelas en 2020. Las cifras, a pesar de este salto abajo no alcanzan las de la OCDE o la UE, salvo el caso de Cataluña, comunidad que ya era cercana a ambas.

Capítulo aparte merece la puntuación del alumnado migrante, ya sea de primera o de segunda generación. Es decir, que hubiese migrado desde su país de origen o que hubiese nacido en España de madre y padre extranjero. Las puntuaciones siempre han sido más bajas que las del resto del alumnado, una constante que se mantiene.

Las y los investigadores han querido eliminar el impacto que tiene el ISEC, además de ser migrante, en las puntuaciones en PISA para igualar las condiciones con las de sus compañeras y compañeros nativos. En todas las comunidades autónomas las cifras mejoran, pero en algunas de ellas siguen siendo tan altas como para que PISA las considere un curso completo.

En este punto hay que recordar que la OCDE asegura que una diferencia de 20 puntos en la evaluación PISA equivale a un curso lectivo completo. En País Vasco, la diferencia media del alumnado migrante es de 70 puntos, más de tres cursos. Cuando se descuenta el ISEC baja a 35,2, todavía por encima de un curso completo, casi dos. La misma diferencia media del estudiante migrante en España. En el otro lado de la gráfica, Andalucía, autonomía en la que prácticamente no existe ninguna distancia y cuando se elimina el índice socioeconómico y cultural, el estudiantado migrante pasa por encima del nativo.

Una cosa que aflora entre los datos del estudio de EsadeEcPol y Save the Children es el hecho de que en varias comunidades autónomas, el alumnado migrante consigue mejores resultados en matemáticas que el nativo, tanto el de primera como el de segunda generación. Según Lucas Gortázar, director de Educación de EsadeEcPol, no es algo tan extraordinario ya que en el informe que elaboró Save the Children en 2018 sobre equidad ya apareció este hecho. Según el investigador, “habla bien del proceso de integración”.

Otro de los asuntos recurrentes en PISA cuando se centra en Matemáticas es la diferencia entre chicas y chicos a favor de estos últimos. Nuevamente, las cifras señalan una diferencia que ha aumentado desde la última evaluación. Solo en cuatro comunidades las cosas han mejorado. Baleares, Andalucía, Canarias y La Rioja, aunque es esta última la que realmente marca la diferencia.

El documento, además de poner negro sobre blanco todos estos problemas, así como también las diferencias entre los centros urbanos y rurales, a favor de los primeros por culpa del ISEC principalmente, aborda algunas posibles líneas de acción con la idea de mejorar la situación del sistema educativo.

Seis son las propuestas que han elaborado conjuntamente las dos organizaciones para intentar mejorar la inequidad del sistema educativo. Algunas ya son viejas conocidas de ambas organizaciones que llevan algunos años colaborando en diferentes estudios. Entre ellas, la “mejora del acceso” a la educación de 0-3 años para niñas y niños de entornos socioeconómicamente deprimidos y para migrantes. Como aclara Lucía Cobreros, otra de las investigadoras del EsadeEcPol que ha participado en la elaboración del documento, principalmente se trataría de plazas gratuitas, principalmente e, idealmente, públicas.

También apuestan, como en varios de sus escritos, en la gratuidad de la red concertada con un equilibrio complejo entre la elección de centro y la planificación de la red escolar de manera que se luche contra la segregación escolar que agrupa a estudiantes por nivel socioeconómico y por origen nacional o étnico.

La extensión de la jornada escolar sería otra de las medidas. Una extensión en la que no entran si pasa por la jornada partida o por el aumento de las actividades extraescolares en el propio centro escolar. “La idea con esta medida es garantizar que estén en el centro más tiempo”, explica Cobreros y que se garantice que todo el alumnado tiene acceso, algo que pasaría por la gratuidad de servicios como el comedor, el transporte escolar y el acceso a materiales educativos.

También defienden más tiempo para hacer tutorías de apoyo y refuerzo individualizadas o en grupo pequeño tanto dentro como fuera del horario escolar. A esto habría que sumar alguna clase de formación docente que se centre en la gestión de la diversidad en el aula y en “cambiar creencias y prácticas pedagógicas relacionadas con la repetición de curso”, puesto que España sigue estando a la cabeza de la OCDE y de Europa en dicho índice.

Finalmente, apuestan por un aumento de recursos y una reducción de las ratios alumnado/profesorado en los centros que escolaricen al alumnado más desfavorecido, aunque el documento no explica más en relación a cómo podría acometerse esta última propuesta, en qué centros, con qué clase de alumnado o cuál debería ser el porcentaje a partir del cual recibiese esos recursos materiales y humanos extra.

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Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2023/12/12/pisa-tambien-certifica-el-empeoramiento-de-la-equidad-del-sistema-educativo/

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Ideas para llevar a cabo un encuentro literario en el aula

Por: Educación 3.0

Estas actividades fomentan la lectura y la escritura de los estudiantes, y desarrollan sus habilidades de expresión. María Pareja, docente de Lengua Castellana y Literatura y escritora, nos cuenta cómo realizarlos en los centros.

La mayoría de los docentes nos preguntamos qué podemos hacer para dinamizar las lecturas dentro del aula. Además, la nueva ley educativa (LOMLOE) reconoce que el fomento del hábito y del gusto por la lectura impacta directamente y de manera positiva en la mejora de la comprensión lectora, la capacidad de expresarse, la gestión de la información, el pensamiento crítico y el aprendizaje de nuevos conocimientos entre los estudiantes. ¿Es tan importante destinar tiempo a la lectura? ¿Debemos los docentes reforzar las actividades que la fomenten? En este sentido los encuentros literarios son una herramienta que pueden ayudar a que los jóvenes lectores se involucren en las lecturas que les proponemos.

Beneficios de los encuentros literarios

Los encuentros literarios proporcionan una serie de beneficios y ventajas entre los estudiantes:

  • Interacción social. Fomentan la discusión y el intercambio de ideas, lo que puede hacer que la lectura sea más atractiva. Los estudiantes se preparan para el encuentro con el escritor, piensan en qué preguntarle, reciben ‘feedback’ al texto, incluso en las charlas les hacen recomendaciones para continuar la historia o modificarla. Por tanto, ante la posibilidad de esta interacción, su lectura es más atenta.
  • Variedad de géneros y autores. Muestran al alumnado una amplia gama de géneros y autores, lo que les permite descubrir sus preferencias e indagar en las experiencias literarias que vive cada escritor. Exponer a los jóvenes a esta comunicación, más personal, les posibilita conocer otras formas de vida, ampliando así sus horizontes para el futuro.
  • Fomenta la escritura. Estas visitas pueden inspirar a los estudiantes y acercarlos al mundo de la escritura. Es muy interesante, desde mi punto de vista, vincular este encuentro a posibles concursos literarios o procesos de escritura en los que el propio invitado les anime a seguir escribiendo o les ofrezca consejos para mejorar su escritura. Por ejemplo, en estos encuentros les solemos regalar poemarios o textos encuadernados con dibujos que elaboran tras la lectura. También pueden añadir música al texto que hemos leído o crear audiovisuales. De esta forma, la experiencia acaba siendo muy enriquecedora para todos los que participan en ella.
Encuentros Literarios
  • Desarrollo de habilidades de expresión. Ofrecen a los menores la oportunidad de expresar sus pensamientos de manera articulada y persuasiva delante de un auditorio. Una buena forma de conseguirlo consiste en proponer al alumnado que presente al escritor en cuestión.
  • Motivación y conexión. Estos eventos generan entusiasmo por la lectura al ofrecer un espacio para compartir y descubrir libros interesantes. Los encuentros se pueden llevar a cabo de forma presencial, pero también virtual y, en estos casos, se pueden unir otros centros educativos. A través de la plataforma eTwinning es posible contactar con otros docentes de centros europeos y cooperar en estas actividades.
  • Perduran en la memoria. Estas actividades se salen de la práctica habitual de las clases. Por esta razón y si se les involucra, pueden perdurar en la memoria de los asistentes y dejar una impresión duradera asociada a la lectura. Además, si los temas que se tratan o el libro les ha impactado, es muy posible que extraigan un aprendizaje que les acompañará de por vida.

Cómo llevar a cabo un encuentro literario

En ocasiones, el docente piensa que realizar estos encuentros es una tarea muy complicada o que solo se pueden organizar con el consenso de todos los profesores del departamento o del centro. Aunque supone una tarea adicional a nuestro trabajo diario, los beneficios de fomentar la lectura a través de estos encuentros son muy valiosos. Yo suelo contactar con los escritores a través de correo electrónico o redes sociales ofreciéndoles visitar el centro y participar en un encuentro literario con los estudiantes. También resultan de utilidad las siguientes ideas:  

  • Programas de lectura. Una posibilidad es a través de los programas de fomento de la lectura promovidos por el Ministerio de Cultura y Deporte, como el Programa de Actividades Literarias en Institutos de Enseñanza Secundaria. Con él se puede traer a cualquier escritor que tenga, al menos, tres obras publicadas por cuenta ajena. El único inconveniente es que no se suele conceder todos los años a los mismos centros.
  • Editoriales. SM, Anaya o Santillana también gestionan estas visitas y pueden ayudar a organizar encuentros literarios en los centros educativos sin coste para el centro.
Encuentros Literarios
  • Bibliotecas escolares. Éstas reciben fondos para organizar las tertulias. La dotación económica en bibliotecas escolares varía según la comunidad autónoma y el programa específico. En este caso los escritores deben poder facturar para cobrar las charlas.
  • Economía del centro. Algunos centros reparten el dinero por departamentos y, en estos casos, el área lingüística puede invertir una parte de esta cantidad en tertulias y encuentros literarios. También, y cuando el escritor es cercano suele estar encantado por participar en este tipo de eventos y, en muchos casos, está dispuesto a hacerlo de manera altruista. No obstante, es importante recordar que los centros educativos también disponen de fondos (en algunos casos) para cubrir gastos de desplazamiento, lo que significa que al menos se podría considerar la posibilidad de financiar el trayecto del escritor hasta el centro.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/encuentro-literario/

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