La COVID-19 y la contradicción Capital-Vida

Por: Daniel Álvarez González

EL SISTEMA TIENE QUE ELEGIR ENTRE SU COLAPSO A FAVOR DE LA VIDA O SU SUPERVIVENCIA EN DETRIMENTO DE ÉSTA. Y PARECE QUE EL CAPITALISMO AGONIZANTE PREFIERE MORIR MATANDO PARA PODER SEGUIR EXPLOTANDO UN DÍA MÁS.

Esta pandemia que se ha extendido por todo el globo está demostrando ser de gran interés sociológico, pues como afirma Luis Gonzalo Seara (1983) la sociología es el acercamiento crítico a la realidad, la cual se presenta como una aventura dialéctica que hay que descifrar. Y esta situación de crisis sanitaria representa todo un reto que han de abordar también los científicos sociales.

Los aspectos políticos, económicos, culturales y sociales de esta epidemia global deben tratarse desde una perspectiva que tenga en el punto de mira el sistema capitalista, pues es la clave para comprender con mayor precisión los procesos que se están sucediendo y están por suceder alrededor del mundo por culpa del contexto de crisis que estamos viviendo. Esto ha de ser así porque las contradicciones del sistema se agudizan y pasan a ser más claras, más fáciles de identificar. Los problemas estructurales derivados de la pandemia muestran con más evidencia las disfunciones del capitalismo.  Para comprender el porqué podemos recurrir a lo que Ulrich Beck (2002) llamó “la sociedad del riesgo” y de cómo esta tiene un marcado carácter de clase. Estamos siendo observadores de cómo los gobiernos al servicio del capital atienden con urgencia y preponderancia los asuntos económicos y tratan la emergencia sanitaria como algo secundario que hay que superar a cualquier coste –humano- para salvaguardar los intereses de la economía de mercado. Frente a esta situación cobra más sentido que nunca el concepto de nuda vida que plantea Giorgio Agamben (1998), pues la vida no vale nada, el coste social de la pandemia ha de ser alto para que el sistema pueda sobrevivir. La mercancía trabajo, el factor humano, es prescindible y sustituible gracias a que el capitalismo se ha procurado tener siempre a mano un gran ejército de reserva disponible para que, en caso necesario, ocupe los puestos en sus máquinas para que todo siga funcionando.

Esta es la lógica del capitalismo, inhumana pero racional. Sopesa pros y contras, los costes y beneficios de no parar la economía. La contradicción fundamental se da entre la vida en un sentido humanista y colectivo, y la acumulación a través de mandar a una muerte segura a aquellos que generan la riqueza que acaba en manos privadas. El sistema tiene que elegir entre su colapso a favor de la vida o su supervivencia en detrimento de ésta. Y parece que el capitalismo agonizante prefiere morir matando para poder seguir explotando un día más. Se ha hecho manifiesto –como en otras ocasiones a lo largo de la historia- que para que la rueda del capital pueda seguir girando tienen que llevar al matadero a la clase obrera para lubricar con su sangre los engranajes de la máquina del Das Kapital. La élite burguesa occidental no parece que vaya a sacrificar sus ganancias y propiedades, pero sí parece que están dispuestas a que miles de trabajadores pasen a formar parte de las estadísticas que recogen los fallecimientos por la Covid-19. Es el daño colateral necesario para que no caiga su imperio del dinero. Queda demostrado así que los riegos se acumulan “abajo” y las riquezas “arriba” (Beck, 2002), que son los trabajadores los que dan su vida para que otros puedan vivir cómodamente.  Aunque lo quieran ocultar, la lucha de clases está muy presente en esta pandemia y, desgraciadamente, será la clase trabajadora la que pagará doblemente esta crisis: primero con su vida y después con el sudor, precariedad y explotación más severa que vendrá con la recesión económica que dejará la pandemia. Como siempre, los desposeídos serán los encargados de reanimar al monstruo estertoroso que nos condenará, más si cabe, a ser los esclavos que lo mantengan en su fase terminal.

Pero quizá podamos aprender algo de aquellos países que con su actuación han demostrado anteponer la vida a la economía porque son conscientes de que ésta última está subordinada a la anterior, no al revés. Me refiero al caso particular de la gestión de la crisis del Gobierno chino, cuyo país ha sido vilipendiado por la prensa occidental –mercenaria y sensacionalista que no ha sido nada rigurosa- que ha repetido constantemente que China mentía y ocultaba datos. La realidad es que el Gigante Asiático ha demostrado ser un ejemplo en la lucha contra el Coronavirus –incluso la OMS, nada sospechosa de ser prochina, ha apoyado las políticas llevadas a cabo por su gobierno-, pero en parte esto no sólo ha sido gracias a las medidas adoptadas de un confinamiento estricto o a la gran capacidad de movilizar medios y recursos para construir un hospital totalmente equipado en 10 días para atender y tratar a los afectados por el virus en la ciudad epicentro de la pandemia. Hay un elemento que hay que tener en cuenta para comprender el porqué del éxito –si lo comparamos con países occidentales- de las medidas adoptadas, y es que la sociedad china ha demostrado tener un gran sentido de la responsabilidad colectiva ligada, a su vez, a una tradición de la disciplina. Quizá estos valores tan importantes –entendidos por algunos pensadores occidentales como técnicas de dominación- sean herencia del socialismo chino, que han elevado la consciencia colectiva de gran parte de su sociedad, demostrando que son un pilar fundamental en tiempos difíciles.

Pero no sólo tenemos el ejemplo de China, sino que otros países asiáticos como Vietnam han demostrado su madurez ejemplar con la estrategia adoptada para frenar al Coronavirus, dejando al descubierto la decadencia de las sociedades occidentales.

En las sociedades occidentales estamos viviendo un fenómeno de infantilismo que pone en riesgo la salud pública. Negar nuestra responsabilidad colectiva y anteponer los derechos individuales por encima de todo, es decir, la ideología dominante liberal del sistema capitalista, es un peligro para la vida. La superestructura ideológica del capitalismo amenaza la supervivencia en tanto en cuanto rechaza la responsabilidad colectiva para enfrentar la pandemia. Cuando se antepone el individuo a la sociedad, el egoísmo frente a la solidaridad, acabamos siendo testigos de protestas –en plena crisis sanitaria mundial- en las que se reivindica nuestro derecho a ir a la peluquería, al gimnasio o a la casa de la playa. Los aspectos más subjetivos del capitalismo son necesarios para que la contradicción vida-capital sean pasados por alto por la sociedad. La esfera ideológica sirve para agudizar, a la vez que para ocultar, los problemas sistémicos del capitalismo. La ideología imperante en occidente es un obstáculo más que dificulta la lucha contra el virus, pues alimenta y trata de legitimar sus lógicas. Poner la vista en Asia quizá estimule a la clase trabajadora para imaginar que otro modelo de sociedad es posible y que sí puede contenerse el virus. Y digo imaginar, porque el proyecto de la clase trabajadora ha de ser el de un proceso transformador que nos lleve al socialismo, pero en estos tiempos en los que anda desamparada y sin rumbo, necesita de un acicate que le dé esperanza.

Una cosa está clara y es que la pandemia más peligrosa, la que más mata y matará si no ponemos remedio, es la del Capitalismo.

Daniel Álvarez es graduado en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid.

Fuente e imagen:  https://nuevarevolucion.es/la-covid-19-y-la-contradiccion-capital-vida/

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El Acaso y la Violencia Sexual, Epidemia Global.

Por: Jesús Hernández Cuellar. Contacto Magazine. 01/12/2017

EL MUNDO ENTERO VIVE BAJO ESTE FLAGELO DESDE TIEMPOS INMEMORIALES

* La Policía de Los Angeles tiene 28 investigaciones en marcha, con 10 detectives dedicados a quejas procedentes de la industria del cine y los medios, pero Hollywood es sólo la punta del iceberg.

* Entre 2005 y 2015, la Oficina de Igualdad en el Empleo de Estados Unidos recibió unas 85 mil quejas de acoso sexual.

* Solamente en la Ciudad de México, 60.2% de mujeres encuestadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía dijo haber sufrido alguna forma de violencia sexual a lo largo de su vida, así como 38% en todo el país.

* Según United Nations Women, 35% de mujeres a nivel global ha experimentado violencia física o sexual, entre ellas 120 millones de niñas que han sido obligadas a tener relaciones sexuales.

Nadia Puente, una niña de nueve años aficionada a tocar el piano, caminaba de su escuela a su casa en Santa Ana, California, el 20 de marzo de 1989, cuando un hombre en un vehículo se acercó a ella diciendo que era maestro y que necesitaba ayuda para cargar unos libros. Nadia se prestó de voluntaria para auxiliar al supuesto profesor. No se supo más de ella hasta el día siguiente, cuando su cadáver apareció en un depósito de basura del Parque Griffith de Los Angeles, a 63 kilómetros de distancia de donde se cometió el crimen. Había sido secuestrada, violada y asesinada por asfixia en un motel del condado de Orange.

Reportaje Especial

Su asesino, Richard Lucio de Hoyos, fue capturado en Texas días después, enjuiciado y condenado a muerte en 1993. Luego de múltiples apelaciones, la Corte Suprema de California ratificó en julio de 2013 la condena que había recibido dos décadas atrás. Ahora se encuentra, junto a otros 730 reos, en el corredor de la muerte en espera del día de su ejecución. Sin embargo, ningún prisionero ha sido ejecutado desde 2007 en California.

El Uniform Crime Report (UCR) de 2017, preparado por el F.B.I. con ayuda de organismos policiales de toda la nación norteamericana, señala que en 2016 se reportaron 95.730 violaciones sexuales en Estados Unidos. Esta cifra revela un aumento de 4.9% con respecto a 2015, y de 12.4% comparado con 2012. Otras muchas pudieron haber ocurrido y no fueron denunciadas ante las autoridades.

El centro de ayuda a víctimas de violaciones Blue Grass subraya que aproximadamente 70% de los asaltos sexuales no se reportan a la policía, y que solamente 30% de las víctimas recibe atención médica por las lesiones que sufrió durante el asalto. También indica que el costo total para la sociedad de estos ataques se calcula en 127 mil millones de dólares al año. Según Blue Grass, “si se toma en cuenta la atención médica a corto plazo, los servicios de salud mental y la pérdida de productividad, así como el dolor y el daño que sufren las víctimas, el costo por asalto sexual es de aproximadamente 110 mil dólares”.

Violencia sexual

Por otra parte, la Red Nacional contra el Abuso, las Violaciones y el Incesto (RAINN, por sus siglas en inglés), la mayor organización de Estados Unidos contra la violencia sexual, destaca en su página web que cada 98 segundos una persona es asaltada sexualmente en este país, y cada ocho minutos una víctima es un menor de edad. A pesar de ello, según la RAINN, solamente seis de cada mil delincuentes sexuales termina en la cárcel. De los encarcelados por delitos sexuales que son liberados, 60% es arrestado de nuevo por otro delito en menos de cinco años, y 51% en menos de tres.

De acuerdo con estadísticas de esa organización, siete de cada 10 violaciones sexuales son cometidas por un conocido de la víctima; 45% por un allegado; 28% por un extraño; y 25% por un ex esposo, ex novio o ex novia.

El “Efecto Weinstein”

En octubre de 2017, el diario The New York Times y la revista The New Yorker publicaron una ola de denuncias de acoso y violaciones sexuales en Estados Unidos. La figura central del nuevo escándalo ha sido el productor de Hollywood, Harvey Weinstein. Más de 50 mujeres han dicho que este hombre, ganador del Oscar en 1999 por Shakespeare in Love y de cinco premios Tony por producciones de obras teatrales y musicales, había abusado de ellas.

“Entiendo que la forma en que me he comportado con mis colegas en el pasado ha causado mucho dolor y sinceramente pido disculpas por ello”, declaró Weinstein al Times, pero su abogada, Lisa Bloom, se apresuró a aclarar que su representado “descarta muchas de las acusaciones por ser evidentemente falsas”.

Una de las principales denunciantes fue la actriz, escritora y activista Ashley Judd, lo cual provocó que Weinstein fuera expulsado de la junta directiva de su propia compañía, la productora The Weinstein Company, empresa fundada en marzo de 2005 por él y su hermano Bob. Poco después, la actriz norteamericana de origen español Paz de la Huerta, reveló que Weinstein la había violado dos veces en el apartamento de ella en Nueva York. El laureado productor también fue expulsado de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. A partir de entonces, la ola de denuncias de abusos sexuales que se ha desatado ha sido llamada “el efecto Weinstein”.

Antes y después de conocerse el escándalo Weinstein, otras personalidades del espectáculo y la política también han sido acusados por sus presuntas víctimas de delitos similares. Entre ellos se encuentra el actor Kevin Spacey, el conductor de televisión Charlie Rose, el también actor Sylvester Stallone, el conductor de televisión Bill O’Reilly y el comediante Bill Cosby. El diario neoyorquino Daily News tiene una galería de fotos de 35 famosos acusados de acoso y violaciones sexuales. Hace más de cuatro décadas, en marzo de 1977, el director de cine Roman Polanski fue acusado de violar a la niña de 13 años de edad Samantha Jane Gailey. El día antes de su sentencia, Polanski huyó a Londres, Gran Bretaña, y luego a su natal Francia. Desde 2005, la Interpol tiene en sus manos una orden de captura contra el realizador galo.

La Policia de Los Angeles, a cargo de la seguridad pública de Hollywood, anunció en noviembre de 2017 que tenía 28 investigaciones en marcha, con 10 detectives dedicados solamente a quejas procedentes de la industria del cine y los medios de comunicación. El jefe de la policía angelina, Charlie Beck, dijo a finales de noviembre que “esto no termina aquí”, agregando que esperaba “otras muchas denuncias”.

Donald Trump

El presidente Donald Trump también ha sido acusado de acoso sexual por 15 mujeres desde la década de los años 80.

Políticos en la mira

Pero Hollywood parece ser únicamente la punta del iceberg. Los políticos también han sido blanco de denuncias, el primero de ellos el propio presidente Donald Trump. El empresario y líder político de la derecha norteamericana ha sido acusado de manoseos y besos indeseados por 15 mujeres desde la década de los 80. Pero lo más crítico para Trump fue la revelación, durante su campaña electoral de 2016, del audio de una conversación que sostuvo en 2005 con un periodista. En esa ocasión, Trump dijo que un famoso como él “puede hacer cualquier cosa” con una mujer, inclusive “besarla … y no esperar más, agarrarle el …. (la vulva)”. Trump dijo entonces que se trató simplemente de “una broma íntima entre hombres”, y que nunca había hecho lo que dijo.

Entre las denunciantes de Trump estuvo su primera esposa, Ivana, quien dijo que su ex la había violado durante el litigio de divorcio que ambos sostuvieron en 1989. Posteriormente, Ivana se retractó de su acusación. Asimismo, la empresaria Jill Harth demandó a Trump en 1997 por acoso sexual no violento, durante la ruptura de un contrato comercial entre ambos. Un arreglo entre las partes sobre el contrato, hizo que Harth retirara la demanda.

Otro político que ha estado en la mira es el candidato republicano al Senado por Alabama, Roy Moore. Este hombre de 70 años afronta cinco acusaciones de conducta inapropiada con menores de edad. La primera denuncia vino de una mujer llamada Beverly Young Nelson, ahora de 56 años, quien dijo que Moore abusó de ella en 1977. Posteriormente, otra mujer, Leigh Corfma, denunció que el ahora aspirante al Congreso la violó en más de una ocasión en 1979, cuando ella tenía 14 años de edad.

Moore fue elegido dos veces juez estatal, y las dos veces fue destituido de ese cargo por la Corte Suprema de Alabama, por no cumplir la Constitución de Estados Unidos. Después de la denuncias de abuso sexual, varios líderes republicanos han pedido a Moore que retire su postulación al Senado.

Los políticos californianos no escapan a las acusaciones. Un grupo de 147 mujeres demócratas y republicanas dedicadas a la política y el cabildeo en Sacramento, la capital de California, hizo pública una carta denunciando maltratos y humillaciones sexuales, de sus colegas del sexo masculino. Seis de ellas tienen puestos en alguna de las dos cámaras estatales y dos son legisladoras retiradas. La carta se dio a conocer el 17 de octubre de 2017, y el diario Los Angeles Times se hizo eco de la misma.

“Como mujeres líderes en política en un estado que se presenta como líder en justicia e igualdad, se podría asumir que nuestra experiencia ha sido distinta (a la de mujeres en otros ámbitos como la industria del cine). Pero no lo ha sido. Cada una de las que firmamos hemos sido objeto o testigos de algún tipo de trato deshumanizador por parte de hombres en nuestros lugares de trabajo”, dice la carta.

Un demócrata prominente y ex estrella del programa televisivo Saturday Night Live, el senador Al Franken, es otro que se ha visto en problemas. Cuatro mujeres lo han acusado de manosearlas de manera inapropiada. Una de ellas, Leeann Tweeden, conductora de radio en Los Angeles, dijo que el senador le había puesto la lengua en su boca durante un viaje de apoyo a las tropas norteamericanas en 2006. Esta mujer también dio a conocer una foto en la que aparece Franken con sus manos sobre el pecho de ella mientras dormía en un avión militar.

Por ahora, Franken se ha disculpado, pero ha dicho que no tiene planes de renunciar a su puesto en el Senado. Algunos expertos han dicho que si aparecen más denuncias, su carrera política podría estar en peligro.

Niñas nigerianas protestan contra Boko Haram.

Niñas nigerianas protestan contra los secuestros, violaciones y asesinatos del grupo radical islámico Boko Haram.

Una epidemia global

No sólo Hollywood es la punta del iceberg. También todo este fenómeno que saltó a la luz en octubre de 2017 en Estados Unidos, lo es. El mundo entero vive bajo el flagelo de la violencia sexual desde tiempos inmemoriales.

En el país africano de Nigeria, Boko Haram, grupo radical afiliado a Al Qaeda, secuestró a 276 niñas en la localidad de Chibok en abril de 2014. El propósito era convertirlas en esclavas sexuales. Algunas inclusive fueron testigos de ejecuciones a sangre fría, otras fueron obligadas a matar para salvar sus propias vidas. Muchas regresaron a la libertad embarazadas o con hijos, tres años después.

Según United Nations Women, 35% de mujeres a nivel global ha experimentado violencia física o sexual, entre ellas 120 millones de niñas que han sido obligadas a tener relaciones sexuales. Además, 750 millones de mujeres y niñas, vivas hoy día, fueron obligadas a contraer matrimonio antes de los 18 años.

En Egipto, de acuerdo con U.N. Women, 99% de las mujeres encuestadas en siete regiones del país, dijo haber sufrido acoso sexual.

Otro estudio, pero de la Organización Mundial de la Salud, revela que en Etiopía, 71% de las mujeres ha experimentado actos de violencia a manos de sus propias parejas, y 50% de las mujeres de Tanzania ha sufrido lo mismo.

Solamente en la Ciudad de México, 60.2% de mujeres encuestadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía dijo haber sufrido alguna forma de violencia sexual a lo largo de su vida, así como 38% en todo el país.

Pero esta crisis no afecta solamente a los países en vías de desarrollo. La Europa desarrollada también presenta cifras escalofriantes. 52% de las mujeres de Dinamarca ha sufrido algún tipo de violencia física y sexual, así como 47% de las de Finlandia, 46% de las suecas, 45% de las holandesas, y 44% de las inglesas y francesas, según la Agencia para los Derechos Fundamentales de la Unión Europea.

Por su parte, el tráfico humano o trata de personas es uno de los flagelos que castiga a mujeres, niños y niñas, ya sea en su modalidad sexual o laboral. Cifras de Naciones Unidas indican que en este mismo momento, 2.4 millones de personas son víctimas de este fenómeno que representa la tercera actividad ilegal más lucrativa del mundo después del tráfico de drogas y armas. Este negocio produce 32 mil millones de dólares al año.

Más allá de la trata, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en América Latina, dos millones de niñas, niños y adolescentes son víctimas de explotación sexual, comercial o laboral.

(Hernández Cuéllar, autor de la columna Cafe Impresso, es director y editor de Contacto Magazine, revista que fundó en julio de 1994 en Los Angeles, California. Es también autor del libro ¡Última hora! – Manual para el consumidor de noticias de la era digital. Desde 1981 ha trabajado en todo tipo de medios: agencias de prensa, diarios, radio, televisión, semanarios, internet, revistas y redes sociales. Fue redactor de la agencia EFE en Cuba, Costa Rica y Estados Unidos, así como editor metropolitano del diario La Opinión de Los Angeles, California, e instructor de periodismo de la Universidad de California en Los Angeles, UCLA).

*Fuente: www.contactomagazine.com/articulos/violencia-sexual-epidemia1117.htm#.WiHGjiPhC_G

Fotografía: contactomagazine

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