Por: Maylín Vidal
La exhortación fue formulada por el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el británico Guy Ryder, quien destacó en su discurso de apertura el compromiso histórico de esa organización desde su nacimiento en 1919 por acabar con este flagelo.
Hemos avanzado mucho en este empeño, solo en el período desde la primera conferencia hace 20 años en Noruega, el trabajo infantil se redujo en casi 100 millones en todo el mundo, señaló.
Sin embargo, remarcó, esta es la realidad que nos trajo a Buenos Aires, todavía existen 152 millones de niños y niñas víctimas del trabajo infantil, casi uno de cada 10 en el mundo y de ellos la mitad realiza labores peligrosas.
Con el reto imperioso y el objetivo 8.7 de la agenda 2030 de Naciones Unidas de poner fin al trabajo infantil en todas sus formas de aquí a 2025, y al trabajo forzoso antes de 2030, los delegados vertieron iniciativas y compromisos de todos los sectores para combatir este flagelo.
Las metas no pueden ser más claras, ni tampoco la incómoda realidad de que si no hacemos más y si no lo hacemos mejor no lo vamos a conseguir, advirtió el director de la OIT en su llamado.
Para el alto directivo hay cuatro pilares esenciales para ello: la plena aplicación de las normas internacionales de trabajo relevante, políticas del mercado del trabajo bien concebidas y centradas en los ámbitos donde se encuentran la mayor parte del trabajo infantil, la protección social contra la pobreza y seguridad, y la educación universal de calidad accesible a todos.
Que no existan niños trabajadores ni esclavos en el futuro, que todos los jóvenes en edad laborar tengan acceso a oportunidades de trabajo decente, expresó.
Buenos Aires congregó a disimiles voces y activistas que año tras año han combatido este flagelo que desgraciadamente hoy, en siglo XXI, persiste, con cifras impactantes.
De los 152 millones de niños y niñas en estas condiciones, 73 millones lo hacen en sus peores formas. Además 25 millones de personas siguen siendo objeto de trabajo forzoso, entre ellos cuatro millones de niños mientras que en todo el mundo hoy existen al menos 71 millones de jóvenes desempleados.
Al tomar la palabra, el premio Nobel de la Paz 2014, Kailash Satyarthi, una de las varias figuras invitadas a la cita, apuntó que si la infancia está en peligro, la humanidad no tiene futuro.
En su brillante discurso significó que cuando se habla de trabajo infantil no se habla de cifras sino de personas, de seres humanos con sueños de estudiar, de ser mejores cada día, de nuestros niños.
Satyarthi pidió dejar de lado la retórica y pasar a la acción, ‘globalizando la compasión que está en cada uno de nosotros’, para que ningún menor de edad se vea forzado a trabajar.
Para Daniel Funes de Rioja, vicepresidente de esta cuarta conferencia, se hace necesario dar un paso decidido y efectivo para terminar con este flagelo. El directivo hizo un llamamiento a la comunidad internacional para encarar esta problemática.
En tanto, el también vicepresidente del encuentro, Gerardo Martínez, consideró que hay que volver a poner en la mesa de debate internacional esta temática trascendente para los derechos humanos laborales y civiles.
Aspiramos a una sociedad que no sea cómplice de estas prácticas, empresarios que deben honrar su accionar procediendo en el marco de la ley y respetando los derechos humanos laborales y civiles y gobiernos que cumplan con su rol, expresó.
De igual forma resaltó que las estadísticas de 2017 sobre esclavitud moderna no son solo una metodología para contar esta injusticia. Son un reconocimiento del fracaso del sistema en la globalización, afirmó.
Jornadas enriquecedoras de debates con metas muy claras fue el saldo de esta conferencia internacional donde hubo una gran representación de la región.
Cuba, por ejemplo, trajo sus experiencias sobre cómo erradicar el trabajo infantil.
En declaraciones a Prensa Latina, la directora de Relaciones Internacionales y Comunicación Social del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Miriam Lau, significó la importancia de que su país estuviera presente en esta cita.
El gobierno cubano, dijo, concede especial importancia a la participación en esta cuarta conferencia.
Nuestra isla tiene compromisos asumidos con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en virtud de la ratificación de los convenios 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo y el 182 sobre las peores formas del trabajo infantil y lo relativo al trabajo forzoso.
Además, explicó, es miembro de la iniciativa regional América Latina y el Caribe libre de trabajo infantil.
La funcionaria subrayó que la nación caribeña tiene logros que mostrar en este sentido y pone a disposición de los países que lo soliciten sus experiencias acumuladas durante todos estos años de Revolución.
La aplicación práctica del principio de eliminación de erradicación del trabajo infantil, además de las normas jurídicas vigentes que conceden derechos y protegen las garantías establecidas, se fundamenta en las medidas que adopte el Estado para garantizar la educación gratuita hasta los más altos niveles educativos, consideró. A eso se suma la formación de la familia en el principio y responsabilidad de los padres en el cuidado y atención de sus hijos y la formación de los valores sociales de los ciudadanos, entre otros.
La Declaración de Buenos Aires (subtítulo)
Con las miradas puestas en redoblar los esfuerzos para erradicar de una vez el trabajo infantil, la Conferencia concluyó con la Declaración de Buenos Aires y la presencia del presidente argentino Mauricio Macri.
Nos sentimos muy orgullosos de que hayan elegido nuestro país para seguir ratificando el compromiso que tenemos todos en la lucha por la erradicación del trabajo infantil y forzoso y a la vez generar empleo de calidad para los jóvenes, apuntó el mandatario.
En su discurso, Macri resaltó que actualmente hay un único camino para erradicar esta problemática que, señaló, solo trae más pobreza, desempleo y destrucción de oportunidades.
La declaración recoge casi un centenar de ‘promesas’ con medidas concretas para avanzar hacia la erradicación del trabajo infantil y forzoso y la generación de empleo de calidad para los jóvenes.
En el documento se trazaron las metas para eliminar de manera definitiva este flagelo y se insta a gobiernos, interlocutores sociales, organizaciones de la sociedad civil y a las partes interesadas a adoptarlas.
Las acciones están divididas en tres áreas: política y gobernanza; conocimientos, datos y supervisión; y alianzas e innovación, partiendo por ratificar los compromisos internacionales de erradicar el trabajo infantil para 2025.
Entre los principales acuerdos adoptados se señaló la necesidad de respetar, promover y proteger los derechos humanos, en particular los principios y derechos fundamentales en el trabajo y los derechos del niño.
A eso se añade la necesidad de ser sensibles a las cuestiones de género, edad, discapacidad y origen, según proceda y garantizar que los niños.
Por otro lado los participantes declararon el compromiso de varias acciones e instaron a la comunidad internacional a comprometerse con ellos.
En el caso de la política y gobernanza insistieron en la necesidad de acelerar los esfuerzos encaminados a poner fin al trabajo infantil en todas sus formas de aquí a 2025.
También generar las condiciones que propician el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para los jóvenes, y erradicar el trabajo forzoso de aquí a 2030, abordando al mismo tiempo las causas profundas del trabajo infantil y del trabajo forzoso.
Además, trabajar para armonizar, con carácter de urgencia y a los niveles correspondientes, las políticas, estrategias y planes de acción con plazos precisos que sean pertinentes para la erradicación del trabajo infantil y del trabajo forzoso, en consonancia con la Agenda 2030.
En el punto tres dedicado a las alianzas e innovación se insiste en la necesidad de promover la participación activa de todos los Estados, de los interlocutores sociales y de otras partes interesadas, en la Alianza 8.7, con miras a desarrollar enfoques colaborativos para la erradicación del trabajo infantil y del trabajo forzoso.
El encuentro en Buenos Aires reafirmó el rumbo, pero sobre todo la necesidad de aunar alianzas y crear un gran frente combativo que entrelace a gobiernos y sectores de la sociedad civil para poner fin a un fenómeno que hoy lacera el sano crecimiento de los menores de edad en el mundo.