Peligros del llamado Estado comunal

Por: Roberto Patiño

En todos estos años que hemos acompañado a las comunidades a través del trabajo de Caracas Mi Convive y Alimenta La Solidaridad, hemos podido constatar que en los sectores populares se concentra buena parte del reservorio de valores democráticos y liderazgos que siguen activos en nuestra sociedad.

El trabajo en las comunidades, cuando es organizado, voluntario, comprometido y, sobre todo, libre del chantaje desde el poder, termina siendo una herramienta para la mejora de la calidad de vida de las familias y, además, una escuela de formación en valores ciudadanos y de nuevos liderazgos. El venezolano, expuesto a una de las mayores crisis humanitarias conocidas en nuestra historia, ha reforzado sus convicciones democráticas cuando se organiza para hacer frente a sus problemas.

Sin embargo, en medio de este fortalecimiento del liderazgo en el ejercicio de lo “público”, hemos visto con preocupación que el régimen ha vuelto a poner en la mira de sus ataques a las ONG, al tiempo que anuncia nuevas leyes (Ley del Parlamento Comunal y Ley de las Ciudades Comunales) que podrían tener efectos muy peligrosos sobre estos viveros de democracia.

Aunque de momento no conocemos los detalles de estas leyes, que serán aprobadas sumariamente por una Asamblea Nacional sumisa a las órdenes de Nicolás Maduro, ya sabemos, por experiencia en las propias comunidades, que los intentos de avanzar hacia la conformación del llamado “Estado comunal” que lleva adelante Miraflores son siempre formas de organización vertical, militarizadas, en las que la democracia interna está supeditada a la lealtad política y la autonomía de las comunidades y de los individuos es carcomida, desde adentro, en nombre de fidelidades revolucionarias.

El régimen ha detectado el peligro que representa para su subsistencia, que los ciudadanos se organicen, el “poder” ha entendido que estas formas de trabajo civil representan uno de los últimos reservorios que quedan de las prácticas democráticas en el país, por eso quieren volver a ocupar estos espacios con sus “leyes comunales”.

Esta es la razón del ataque del régimen a las ONG. Nuestra presencia, acompañando a los nuevos líderes y las formas de organización popular, es un apoyo necesario para que los las personas puedan hacer frente a la crisis humanitaria, sin tener que perder su libertad.

Es necesario alertar a los venezolanos que estamos frente a una situación que nos convoca a todos por igual, el riesgo de que el régimen busque tomar los viveros de liderazgo y democracia que hay en Venezuela para poner, en su lugar, cuarteles donde solo se trabaje para garantizar la lealtad y fidelidad a un proyecto político.

Tenemos que preguntarnos: ¿Qué aspiramos para nuestro país?, ¿viveros de democracias o cuarteles ideológicos?

Fuente e Imagen: https://www.elnacional.com/opinion/peligros-del-llamado-estado-comunal/

Comparte este contenido:

Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico: La juventud, por un programa universal y común para la transformación social y política

No podemos hacer una propuesta sobre un nuevo Foro Social Mundial, sin tener en cuenta de que el mundo será totalmente diferente. Con la crisis sistémica abierta en 2008 y profundizada luego del crack sanitario y económico del Covid-19, las inmensas mayorías del planeta están siendo empujadas a los límites de la mera subsistencia. La pobreza extrema ya afecta al 10% de la población mundial y se prevé que el desempleo llegue en 2021 a niveles nunca antes vistos.

Del otro lado del tablero, una aristocracia financiera y tecnológica global concentra y centraliza las riquezas a una escala planetaria a partir de controlar la red financiera y la denominada cuarta revolución industrial. Una Plutocracia global, con 28 corporaciones (BlackRock, CitiGroup, Goldman Sachs, JP Morgan, entre otras) controlando más del 40% de la red financiera mundial y cinco empresas tecnológicas angloamericanas (las denominadas “GAFAM”) controlando el mundo virtual, ha sometido a su lógica de dominación a los pueblos y ha capturado, como nunca, los resortes del poder mediático, judicial y político en los Estados-Nación.

Al mismo tiempo, hace suya toda una dinámica de “gobernanza global” que empuja la destrucción del planeta y de la humanidad.

Pero los pueblos están de pie, incluso a pesar de la pandemia. La lucha está en las calles, en América latina, en África, en Asia y en Medio Oriente. Y por eso el Foro Social Mundial debe romper con su quietud y volver a ubicarse como un espacio de articulación social y política a una escala universal.

Los jóvenes, las mujeres, los campesinos, los estudiantes, los trabajadores ocupados y desocupados, los indígenas, los migrantes, deben ser los protagonistas en la búsqueda de construir una fuerza social y política que, aunque diversa, esté dispuesta a cambiar de raíz un sistema social en franca descomposición.

Por lo expuesto es que proponemos la siguiente hoja de ruta:

●       Coordinar una misma agenda de discusión en diferentes niveles: local, nacional, regional e internacional.

●       Establecer planes de acción con objetivos claros e instancias de auto-evaluación periódicas.

●       Terminar con el colonialismo cultural: Ver el mundo con ojos de los pueblos del antes llamado tercer mundo, no con el de las ONG europeas.

●       Aprovechar las herramientas de la virtualidad a sabiendas que las grandes transformaciones exigen la presencia de calles.

●       Configurar escenarios de “guerrilla” comunicacional, de protesta social, de organización política y de agenda de transformaciones. Estamos en una guerra cultural y, dentro de ella, seguimos perdiendo (el campo popular) la guerra comunicacional, la batalla de las ideas. Es necesario apropiamos de las herramientas, construir agendas comunes y medios para difundirlas, para imponer algún imaginario popular-colectivo.

●       Comprometer a las grandes personalidades a participar militantemente del FSM, sin perder de vista que las y los protagonistas deben provenir de la organización popular, sin exclusiones ni mezquindades, sin feria de vanidades.

Sugerimos los siguientes puntos para la construcción de esa agenda común que permita construir, de cara a eventual nuevo encuentro del Foro Social Mundial un Programa Común y Universal de transformación de la realidad social y política:

●       Transnalización del capital: ¿Gobernanza global o Unidad protagónica de los Pueblos?

●       ¿Estado Nacional/Transnacional o Estado Comunal/Universal?

●       Aristocracia financiera y tecnológica versus economía productiva, solidaria y popular

●       El futuro del trabajo: Economía de plataformas, cuarta revolución tecnológica.

●       Un sujeto social universal: El feminismo.

●       Clases subalternas: La construcción de la unidad en la diversidad.

●       Explotación laboral, precarización, tercerización y primer trabajo

●       Recursos Naturales y Medio Ambiente: ¿Extractivismo o cuidado?

●       La construcción de la Paz como la alternativa de los Pueblos: Guerras de Cuarta y Quinta Generación, Derecho Humanitario y mecanismo protagónico de los Pueblos.

Sobre los autores: Somos jóvenes uruguayos, argentinos, chilenos -profesionales universitarios, trabajadores, campesinos, desempleados- militantes de distintas organizaciones del campo popular, que compartimos nuestras experiencias laborales, académicas y políticas en el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). La mayoría de nosotros no hemos participado en el FSM, pero como parte del futuro que se quiere construir, queremos tener voz en los debates

Fuente: https://rebelion.org/la-juventud-por-un-programa-universal-y-comun-para-la-transformacion-social-y-politica/
Comparte este contenido: