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El peor día: el petróleo de EE.UU. termina a US$ -37 (sí, eso es un número negativo)

América del Norte/ EE.UU/ 20.04.2020/ Fuente: cnnespanol.cnn.com.

Los precios del petróleo en Estados Unidos quedaron en negativo el lunes por primera vez: el gran colapso petrolero de 2020 dio un giro extraño.

El crudo terminó a US$ -37,63 por barril, marcando la única vez que ha estado por debajo de cero desde que los futuros del petróleo comenzaron a cotizarse en NYMEX en 1983.

El colapso histórico muestra cuán terriblemente se ha sobreabastecido el mercado petrolero. Hay temores reales de que el mundo pronto se quede sin lugares para almacenar barriles.

Los productores están PAGANDO esencialmente para deshacerse de sus barriles.

Parte del motivo por el cual el petróleo era tan volátil es que el volumen de negociación fue muy ligero en el contrato de mayo, que vence el martes. Esa baja liquidez preparó el escenario para el escenario inusual de precios negativos.

Aunque el contrato de mayo se volvió negativo, el contrato de junio todavía se cotizaba por encima de los US$ 20 por barril. El crudo Brent, el punto de referencia mundial, cotizaba por encima de los US$ 25.

El crudo terminó a US$ 18,27 el barril el viernes, lo que significa que colapsó en más del 200% en un día.

 

Fuente de la noticia: https://cnnespanol.cnn.com/2020/04/20/el-peor-dia-el-petroleo-de-ee-uu-termina-a-us-37-si-eso-es-un-numero-negativo/

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Lawfare y guerra asimétrica vs. Venezuela

Por: Carlos Fazio

En la coyuntura de la llamada “epidemia del siglo”, la diplomacia de guerra de Estados Unidos ha decidido profundizar su guerra no convencional, asimétrica, contra Venezuela. Con una serie de acciones sucesivas que pretenden generar miedo y pavor (shock and awe) en filas “enemigas”, la administración Trump activó el 26 de marzo pasado el miserable plan diseñado por el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el representante especial para Venezuela, Elliott Abrams, cuyo objetivo final es intentar producir un “cambio de régimen” en el país que tienen la reservas probadas de hidrocarburos más grandes del mundo.

Ese día, en lo que parece marcar un nuevo punto de no retorno ahora bajo la pantalla judicial del golpismo (Lawfare), el fiscal general de EU, William Barr, anunció cargos criminales por narcoterrorismo, tráfico de cocaína, lavado de dinero y corrupción contra el presidente constitucional y legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro; una docena de altos funcionarios civiles y militares así como dirigentes del proceso bolivariano −e, incluso, un par de generales prófugos de la justicia venezolana−, bajo la grotesca argumentación de “haber participado en una asociación delictiva” que involucraría a una “organización terrorista extremadamente violenta” –las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC−, así como de “conspirar” para utilizar la venta de drogas como un “arma” contra Estados Unidos.

El 31 de marzo, en otra inadmisible intromisión –que viola  el Derecho internacional y los principios de la Organización de las Naciones Unidas, entre ellos, el de no intervención, la libre determinación de los pueblos  y la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales−, Pompeo y Abrams hicieron público su “plan” denominado eufemísticamente “Marco para la transición democrática en Venezuela” (cuyo único fin es el derrocamiento de Maduro), lo que fue seguido, el 1 de abril, por el anuncio de Donald Trump, del lanzamiento de un nuevo operativo militar naval antidrogas en aguas del Caribe y el Pacífico.

Trump, quien apareció flanqueado en la Oficina Oval por el secretario de Defensa, Mike Esper, y el jefe del estado mayor, general Mark Milley, dijo que las operaciones marítimas antinarcóticos estarán dirigidas contra lo que, afirmó, es una “creciente amenaza” de “narcotraficantes y terroristas” que buscarán “aprovecharse” de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus para introducir drogas a EU y afectar a la ciudadanía.
A su vez, el secretario Esper identificó a Venezuela como una amenaza en particular, al acusar al “régimen ilegítimo de Maduro” de depender de las ganancias del narcotráfico para mantenerse en el poder. Con lo cual, se cumplirían los propósitos encubiertos denunciados a mediados de marzo por el canciller venezolano, Jorge Arreaza, de que en el marco de una nueva fase de agresiones unilaterales estadunidenses contra su país, el Pentágono y el jefe del Comando Sur, Craig Faller, estaban contemplando un “bloqueo naval” a Venezuela, acción reconocida por la ONU como “uso de la fuerza”; medida que podría ser reforzada en la coyuntura con acciones coercitivas bajo el paraguas de la Organización de Estados Americanos (OEA), vía el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), ambos, viejos instrumentos de la guerra fría al servicio de Washington.

Pino Arlacchi y los bulos de la CIA y el Pentágono

En el marco de la nueva fase de guerra híbrida de EU contra el proceso bolivariano de Venezuela, cabe recordar que el 15 de abril de 2019, durante una sesión de preguntas y respuestas en la Universidad de Texas, el secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó entre risas y aplausos: “Yo era director de la CIA (Agencia Central de Inteligencia). Mentimos, engañamos y robamos. Teníamos hasta cursos de entrenamiento”. (Aunque la transcripción oficial del Departamento de Estado no incluyó esas aseveraciones, sí quedaron registradas en video).

La confesión de Pompeo vino a confirmar lo que es público y notorio y está registrado en cientos de documentos oficiales y literatura sobre la CIA de los últimos 60 años. Pero no deja de ser grave que el jefe de la diplomacia estadunidense se refiera a sí mismo como mentiroso y ladrón. Máxime, en la actual coyuntura, cuando expertos comunicacionales del Pentágono y la CIA han echado a andar una nueva etapa de la guerra no convencional contra Venezuela, diseñada en base a operaciones de guerra psicológica, propaganda encubierta y mensajes indirectos a través de los medios de difusión masiva (radio, televisión, prensa escrita, Internet), direccionadas a conseguir el control y la manipulación de la llamada opinión pública mediante distorsiones informativas (noticias intoxicadas).

Al respecto, las acusaciones del fiscal general William Barr contra el presidente Maduro, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno, el ministro del Interior, Néstor Reverol y el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, entre otros, de emprender junto con las FARC una “conspiración narcoterrorista” para inundar a EU de cocaína, no admite la prueba del ácido. La teoría de un “narco-Estado” en Venezuela es pura ficción y las agencias estadunidenses lo saben.

Tras enterarse del insólito entuerto, el ex vicesecretario de la ONU, Pino Arlacchi, ex director ejecutivo del Programa Antidroga de la organización mundial (UNODC, por sus siglas en inglés), escribió en su cuenta de facebook: “La acusación a @Nicolás Maduro por tráfico de drogas es una basura política. En 40 años de experiencia antidroga y como Vice Secretario ONU, nunca me  topé con #Venezuela, siempre lejos de los circuitos: EEUU primer consumidor, Colombia productor”.

Luego, en un artículo firmado difundido por Telesur, Arlacchi señaló que al conocer la noticia  de la acusación contra Maduro y miembros de su gobierno por tráfico de drogas, se quedó “sin palabras”. Escribió que al observar la persecución contra Venezuela ha visto muchas cosas, “pero honestamente no pensé que la asociación delictiva en el poder en los Estados Unidos llegaría a tanto”. Y añadió: “Después de robar $ 5 mil millones de los recursos financieros de Venezuela depositados en bancos de 15 países. Después de establecer un bloqueo de toda la economía del país a través de sanciones atroces, con el objetivo de golpear a la población civil para empujarla a rebelarse (sin éxito) contra su gobierno. Y después de un par de intentos de golpe fallidos, aquí está el tiro final, la calumnia más infame”.

Tras considerarlo como un “episodio de guerra asimétrica”, Arlacchi, quien se desempeñó como director ejecutivo de la UNODC entre 1997 y 2002, argumentó que “el golpe es tan fuera de medida”, que no cree que tenga consecuencias relevantes en Naciones Unidas ni en la Unión Europea. “No hay la más mínima evidencia” para apoyar esa “calumnia” que “sólo existe en la fantasía enferma de Trump y sus asociados”.
Agregó que bastaría consultar las dos fuentes más importantes sobre el tema: el Informe Mundial sobre Drogas 2019 de la UNODC y el último documento de la DEA, Evaluación Nacional de Amenazas de Drogas 2019, para verificar sus dichos. Según este último, el 90% de la cocaína introducida en los EU proviene de Colombia, el 6% de Perú y el resto de orígenes desconocidos.  Pero según Arlacchi, es el informe de la ONU el que proporciona la imagen más detallada, mencionando a México, Guatemala y Ecuador como los lugares de tránsito de drogas a los Estados Unidos. Y la evaluación de la DEA cita a los famosos narcos mexicanos como los mayores proveedores en el mercado estadounidense.

“No hay rastro de Venezuela en ninguna página de los dos documentos. Y en ningún otro material de las agencias anticrimen de los Estados Unidos en los últimos 15 años (conozco muy bien el tema) se mencionan hechos que puedan conducir indirectamente a las acusaciones lanzadas contra el presidente legítimo de Venezuela y su gobierno. Por lo tanto, es exclusivamente basura política, que espero será tratada como tal fuera del sistema político mediático de los Estados Unidos”, remató Arlacchi.

Un informe de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca, publicado el pasado 5 de marzo, señala que los cultivos de hoja de coca en Colombia aumentaron en 4 000 hectáreas, para alcanzar las 212 000; mientras que la producción de cocaína creció en un 8 %, pasando de 879 toneladas a 951, cifras que marcan récords históricos.

De las tres fuentes citadas y los dichos de Arlachi, se desprende que si EU quisiera realmente combatir el tráfico de drogas el objetivo sería Colombia, no Venezuela. Otro blanco sería perseguir a los cárteles que distribuyen la droga en EU, que se quedan con la mayor parte de la ganancia y la lavan allí.

Para complementar lo anterior, un informe reciente de The Washington Office on Latin America (WOLA), consideró “exagerado” el papel que se le otorga a Venezuela en el comercio transnacional de drogas. De acuerdo con la Base de Datos Antidrogas Consolidada Interagencial (CCDB) del gobierno de EU, citado por WOLA, en 2018 pasaron por Venezuela 210 toneladas métricas de cocaína y en ese mismo lapso pasó aproximadamente 10 veces más cocaína (2,370 toneladas métricas) por Colombia y siete veces más (1,400 toneladas métricas) por Guatemala.

En declaraciones a BBC Mundo,  el director de WOLA, Geoff Ramsey, dijo que la afirmación de que Maduro está “inundando” deliberadamente EU con cocaína es “absurda”. Y al igual que Arlacchi, remitió a los propios datos de la DEA. Según Ramsey, el Departamento de Justicia de EU se ha visto sometido a una fuerte presión para formular esas acusaciones por parte de sectores duros de la oposición venezolana y la comunidad de exiliados en Miami, utilizando el mismo guión usado por el gobierno de George H.W. en Panamá, en 1989,  en el marco de la guerra fría.

La judicialización (lawfare) de la política de cambio de régimen de la administración Trump se centrará ahora en cuerpos de seguridad como el FBI y la DEA, con apoyo de las unidades militares desplegadas en el Caribe y el Pacífico y los llamados “contratistas privados de seguridad”. Cabe recordar que al actual fiscal general de EU, William Barr, le correspondió redactar en 1989 la justificación legal para la invasión de Panamá y para que el FBI pudiera ingresar a tierra extranjera sin el consentimiento del gobierno anfitrión. Asimismo, Barr fue quien gestionó el indulto del genocida Elliott Abrams, inculpado por el caso Irangate.

Sobre la DEA y el desertor Alcalá

Cuando el pasado 26 de marzo el fiscal Barr acusó a Nicolás Maduro y once funcionarios de alto rango (además de dos militares desertores) de formar parte de una  “conspiración narcoterrorista” y puso precio a sus cabezas, aseveró que todos formaban parte de un denominado Cártel de los Soles.
Para entonces, hacía años que las usinas de la guerra sucia en los sótanos del Pentágono y la CIA venían fabricando la trama conspiracionista, que fue sembrada de manera intermitente −con mayor profusión en 2015−  en los medios hegemónicos de Occidente adscritos a la también llamada guerra de cuarta generación.

Entre los carteles difundidos a la manera del Lejano Oeste por el Departamento de Justicia y la DEA el 26 de marzo último, con sus logotipos y una leyenda que decía “REWARD OF UP TO $ 10,000,000.00 U$S” (Recompensa de hasta 10 millones de dólares), y que incluía sendas fotos de los buscados por pertenecer al Cártel de los Soles, figuraron los de dos ex generales retirados prófugos de la justicia venezolana: Hugo Carvajal Barrios y Cliver Alcalá.

Un día antes (25 de marzo), en Caracas, el vicepresidente de Comunicación e Información venezolano, Jorge Rodríguez, había develado un nuevo plan terrorista para asesinar de manera selectiva a altos funcionarios gubernamentales, incluido el presidente Maduro. La revelación se basaba en informaciones de medios de prensa colombianos, del 23 de marzo, sobre la incautación de un arsenal de guerra compuesto por 26 fusiles de asalto AR-15 y otros insumos bélicos, en la localidad de La Ciénaga, Barranquilla, que iban a ser introducidos a Venezuela por la frontera de Paraguachón, en el estado Zulia.

En ese contexto, el primero en reaccionar horas después del anuncio del fiscal Barr en Washington, fue Cliver Alcalá, militar desertor y prófugo de la justicia venezolana, acusado el 31 de agosto de 2019 −junto con Julio Borges y la ex fiscal venezolana Luisa Ortega Díaz− de haber participado en un plan para colocar aparatos explosivos en el Palacio de Justicia y sedes de la Policía Nacional y la Dirección de Inteligencia Militar, y vinculado en el intento de golpe de Estado  del 30 de abril de ese año.

Radicado en Barranquilla, Colombia,  y entrevistado por locutores de la emisora colombiana W Radio, Alcalá confesó ser parte de la trama para cometer actos terroristas en Venezuela con la asesoría de expertos estadunidenses, y se adjudicó la propiedad de las armas incautadas en La Ciénaga el 23 de marzo anterior.

Afirmó que ese arsenal había sido financiado con dinero suministrado por el diputado venezolano Juan Guaidó y que el gobierno de Iván Duque estaba al tanto de esos planes y había facilitado medios para la logística. En el audio Alcalá expresó literalmente: “Las armas incautadas en Colombia pertenecen al pueblo venezolano, en el marco de un pacto, o de un convenio, firmado por el presidente Guaidó, el señor J. J. Rendón, el señor Vergara y asesores norteamericanos. Desde hace muchos meses vengo trabajando en la conformación de una unidad Libertad para Venezuela. A la reunión con los asesores norteamericanos me envió el señor Juan Guaidó y aportamos ahí, junto a militares venezolanos (…) hacer una unidad militar”.
En otra parte de la entrevista radial, Alcalá dijo: “Estoy en mi casa, no estoy huyendo, me informaron de la posibilidad de un falso positivo”. Es decir, temía que lo asesinaran. El 27 de marzo fue detenido y trasladado en un avión de la DEA a Nueva York.

Un día después, la agencia Reuters, desde Washington, difundió un cable según el cual el ex jefe de la inteligencia  militar de Venezuela, Hugo Carvajal, otro hombre clave del presunto Cártel de los Soles y con paradero desconocido en España, donde se había exiliado, también estaba en proceso de entregarse a las autoridades estadunidenses.

Carvajal, el Cartel de los Soles y la prensa amaestrada

Junto con los de Cliver Alcalá y Diosdado Cabello, el nombre de Hugo Carvajal había formado parte del núcleo duro del supuesto Cártel de los Soles, según la trama fabricada por la DEA y la CIA para implicar al ex presidente Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, en una presunta conspiración criminal con la guerrilla de las FARC colombiana, para “inundar” de cocaína a Estados Unidos.

La maquinación, que tuvo su punto culminante en 2015,  estaba inscrita en la primera fase de la Operación Libertad Venezuela (Venezuela Freedom), perfilada en el “Informe sobre Venezuela” elaborado en 2012 por el director nacional de Inteligencia de EU, James R. Clapper, que ponía énfasis en la agitación propagandística de temas tales como el desabastecimiento programado de alimentos y medicinas, el incremento inusitado de precios, los apagones eléctricos generalizados, la delincuencia y la violencia criminal como parte de un proceso de descomposición político-social e ingobernabilidad inducido que utilizó entonces el accionar de bandas criminales (bacrim), narcotraficantes, grupos paramilitares y pranes con sus ejércitos de malandros.

En ese contexto, y como parte de la guerra irregular para desestabilizar al nuevo gobierno de Maduro, los guionistas de los servicios de inteligencia estadunidenses fueron sembrando en medios occidentales, su nuevo invento: el Cártel de los Soles.

El primer diario elegido para desatar el circo mediático fue el ABC de España, que a partir de su corresponsal en Washington, Emili J. Blasco, en enero de 2015 comenzó a difundir “primicias” con base en “fuentes cercanas” a una investigación abierta por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York. “El jefe de seguridad del número dos chavista deserta a EE.UU. y le acusa de narcotráfico”, decía el titular de la nota. El blanco del despacho era el entonces presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, sindicado en la fabulación como el “cabecilla” del Cártel de los Soles y “operador” del “narcoEstado” venezolano. Y estaba dirigido a dividir a la interna chavista en la transición generada por la muerte del líder del proceso bolivariano, Hugo Chávez, en 2013. Pero ya ahí aparecían implicados varios militares y el entonces gobernador de Aragua, Tareck Al Aissami.

Sin una sola prueba y con eje en los testimonios dudosos de un escolta desafecto, Blasco utilizó la socorrida fórmula de la guerra fría, “fuentes cercanas”, para encubrir las filtraciones de la CIA, la DEA y el Departamento de Justicia. Asimismo, para construir sus argumentos,  utilizó en un par de ocasiones el verbo “especular”, enemigo del periodismo de investigación.

El 19 de mayo de 2015, según reportó en una investigación Fernando Casado (“El nuevo invento para atacar a Venezuela: El Cártel de los Soles”, 1 de junio de 2015), una nueva filtración llegó a las páginas de The New York Times: “EEUU centra su amplia investigación  sobre cocaína en altos oficiales venezolanos”. Con un tono menos amarillista que el de ABC, el influyente diario neoyorkino daba como fuente a la DEA, pero la falta de pruebas seguía estando presente.

Tres días después era The Wall Street Journal, el que con  filtraciones de agentes de la DEA y fiscales federales de Nueva York y Miami, reforzaba el bulo sobre el Cártel de los Soles: “Oficiales venezolanos sospechosos de convertir el país en un centro de distribución internacional  de cocaína”. Igual que los anteriores, la falta de pruebas, persistía.

El 24 de mayo, Jackson Diehl, uno de los editorialistas estrella de The Washington Post, venía a sumarse al cacareo mediático anglosajón. Diehl tituló su artículo de opinión “Un cártel de la droga en el poder en Venezuela” y trató como hechos fehacientes la “información” que publicó. Su fuente, que utilizó como prueba, eran supuestos correos electrónicos extraídos de la computadora del jefe de las FARC, Raúl Reyes, que ni la Suprema Corte de Justicia de Colombia había validado. Es decir, seguía sin haber pruebas sólidas.

Como suele ocurrir con la siembra de “carne podrida” en los medios, y en este caso a partir de la declaración de un desertor, Diehl, del Washington Post, tomó como referencia las notas publicadas en el ABC y The Wall Street Journal. Es decir, a partir de informaciones no verificadas, se utilizó a la prensa como prueba de lo que dice la prensa, para ir fabricando una “noticia”, que, a fuerza de repetición, se vuelve “verdad”.

En el marco de la guerra no convencional asimétrica en curso, los objetivos de las operaciones psicológicas e intoxicación (des)informativa del Pentágono, la CIA y la DEA habían sido expuestos por el general John Kelly, jefe del Comando Sur, el 12 de marzo de 2015 ante el Comité Senatorial de los Servicios Armados del Congreso de Estados Unidos. Kelly dijo que las acciones estaban  dirigidas a generar una situación de caos y desestabilización política en Venezuela, combinándose con  acciones callejeras y el empleo dosificado de la violencia armada, etapa que incluyó a las guarimbas con su casi medio centenar de muertos, los asesinatos selectivos, sabotajes contra instalaciones estratégicas y acciones paramilitares desde la frontera colombo-venezolana.

En ese marco de la noticia como espectáculo para encubrir propaganda de guerra, el 20 de mayo, la intriga sobre el Cártel de los Soles sería retomada por el diario español El País, en un reportaje que tituló “Nueva luz sobre el misterioso cartel de los Soles”. Pero más allá de lo  enigmático del titular, no aportaba nada nuevo y fue una oda a la especulación.

Cinco días después, la revista Newsweek en español reproducía en su portada el rostro de Diosdado Cabello con un titular que rezaba: “El más buscado”. La publicación estadunidense reproducía una entrevista a Juan Forero, el periodista de The Wall Street Journal que había divulgado una “primicia” sobre el Cártel de los Soles. Como expresó Newsweek, “lo que para muchos era un secreto a voces, ahora estaba asegurado por un diario con el prestigio de The Wall Street Journal”.

El mecanismo para dejar plantada en la opinión pública una confabulación sin pruebas sólidas, había funcionado a la manera de un lavado de información, donde la fuente original de la filtración, en este caso la DEA −y de manera encubierta la CIA−, la más de las veces quedaba oculta.

No obstante, como mencionó Fernando Casado en la investigación citada, el origen de la cadena había sido el diario ABC de España, que reprodujo una “primicia” de su corresponsal en Washington, Emili J. Blasco, célebre por otra “exclusiva” de 2012 a raíz de la enfermedad del presidente Hugo Chávez, que entonces se convirtió en trending topics y dio la vuelta al mundo: “A Chávez le queda un año de vida a menos que acepte un tratamiento intensivo”. Blasco utilizó como  fuentes “informes confidenciales elaborados por informantes con acceso al equipo médico de Chávez, manejados por servicios de inteligencia” (sic). Blasco ocultó que su fuente era la CIA, porque entonces su credibilidad habría sido nula. Pero meses después, el ex director del diario ABC, Ángel Espósito, entrevistado por Casado, reconoció: “ABC tiene acceso a una información de la CIA, ABC publica la información de la CIA, ABC no dice ‘ABC considera que a Chávez le queda un año’. ABC publica un informe de la CIA, de su corresponsal en Washington”.

Sin embargo, ABC y Blasco, autor del libro por encargo Bumerán Chávez, habían ocultado que su fuente era la CIA y manejaron como propia la información con subterfugios como “informes confidenciales” manejados por “servicios de inteligencia”. Es decir, fuentes anónimas y difusas, sin legitimidad periodística.

Tres años después, Blasco y el ABC habían vuelto a las andadas, ahora con la “primicia” sobre el mito del Cártel de los Soles. Sólo que en esta ocasión, el nuevo director del periódico madrileño, Bieito Rubido,  reconoció que había una relación entre su medio y los servicios de inteligencia de EU: “Lo que publicamos siempre es cierto. En este caso las fuentes son muy serias: desde la inteligencia española, hasta la CIA y la DEA” (Ver “Denuncia sobre Diosdado Cabello por narcotráfico ‘está más que contrastada’: Director del diario ABC”, NTN24, 27 de enero de 2015).

Invención de los laboratorios de la guerra sucia, sin una sola evidencia y sin que se diera cuenta del decomiso de una sola panela de cocaína en Estados Unidos u otra parte del continente con su logo, pronto, el expediente del cártel de los generales y la fabulación del narcoEstado venezolano quedarían eclipsados en el marco de la segunda fase de la Operación Libertad Venezuela del Comando Sur, que requirió del posicionamiento mediático de una “crisis humanitaria” (por falta de alimentos, medicamentos, agua y electricidad) y una matriz de opinión que manejara a nivel internacional el escenario de que la nación sudamericana estaba “cerca del colapso” y de una “implosión”, como recurso para facilitar una “intervención humanitaria” a “pedido” de la ONU o la OEA.

El plan conspirativo y de guerra psicológica del Pentágono contemplaba entonces una “fase terminal” del proceso venezolano hacia julio-agosto de 2016.  Y para ello, Washington intensificó su política  de “cerco y asfixia” contra el gobierno de Nicolás Maduro, que en el marco de la Guerra de Espectro Completo elaborada en junio de 2000 por la Dirección de Políticas y Planes Estratégicos del Ejército de EU (ver documento Joint Vision 2020), intensificó el empleo de recursos diplomáticos, de información, militares, económicos, financieros, de inteligencia y jurídicos, y echó mano de grandes corporaciones y lobbys empresariales, operadores políticos de la derecha internacional y sus intelectuales orgánicos, actores no estatales (ONGs), jerarcas de la Iglesia católica y agrupaciones estudiantiles.

El caso Carvajal y el relato novelado de la DEA

Tras cuatro años de permanecer en las sombras, la construcción ficticia del Cártel de los Soles reaparecería en España luego de la detención por la Policía Nacional, el 12 de abril de 2019, del  ex jefe de los servicios de inteligencia y contrainteligencia militar de Venezuela entre 2000 y 2011, Hugo Carvajal.

En febrero de ese año, luego de la fabricación made in USA del diputado Juan Guaidó como “presidente encargado” de Venezuela, y en vísperas del 23/F −el enésimo “Día D” para derrocar a Maduro, que tuvo como epicentro pantalla a la ciudad colombiana de Cúcuta en el fracasado intento de introducir “ayuda humanitaria” a Venezuela−, Hugo Carvajal, discípulo de Chávez en la academia militar, defeccionó, llamó a sus ex pares a la rebelión y dio su apoyo al “autoproclamado” impuesto por el trío John Bolton, Mike Pompeo y Elliott Abrams.

En medio de amagos y preparativos de invasión y cuando se estrechaba el cerco militar del Pentágono a Venezuela, Carvajal, según relató su esposa Angélica Flores al diario El País, huyó en marzo siguiente a Madrid con la ayuda de agentes del Centro Nacional de Inteligencia español (CNI), que incluso lo fueron a esperar al aeropuerto de Barajas. En abril, cuando iba camino a reunirse con agentes del CNI y ofrecer información, Carvajal fue capturado por una orden de extradición de Estados Unidos, y su caso fue ventilado en la tercera sala penal de la Audiencia Nacional.

El 13 de septiembre de 2019, en el marco de la comparecencia de Carvajal ante la Audiencia Nacional, el titular de primera plana del diario español El Mundo decía: “Hugo Chávez ordenó ‘inundar EEUU de cocaína de las FARC’”. El cintillo destacaba: “El Mundo accede al informe secreto de la DEA de Estados Unidos sobre Venezuela”. En interiores, el periódico afirmaba haber tenido acceso en “exclusiva” al informe de la DEA que el día anterior el Departamento de Justicia de EU había remitido a la Audiencia Nacional.

El “informe secreto” no agregaba nada nuevo sobre la trama divulgada en 2015 por la prensa mercenaria occidental, ni tampoco a la recopilación publicada en mayo de 2018 por la fundación estadunidense InSight Crime, bajo el título “Venezuela: ¿Un Estado mafioso?” La investigación de ese centro de investigación sobre crimen organizado patrocinado por Open Democracy −del magnate George Soros, ligado al Grupo Carlyle del clan Bush−, que volvía a dar por cierta la existencia del Cártel de los Soles, adolecía de los mismos defectos de los bulos periodísticos mencionados arriba: se basaba en supuestos y creencias y no presentaba evidencias sólidas, pero fue evidente que había sido elaborado para poder justificar, a posteriori, las prácticas de la guerra judicial (lawfare) que, con apariencia de legalidad, habían venido siendo utilizadas por Washington y sus aliados contra países considerados enemigos.

Carvajal rechazó, por falsas, las acusaciones de la justicia estadunidense, y sus abogados calificaron la petición de Washington como “persecución política”; subrayaron que la acusación se basaba en el testimonio de una decena de “delincuentes confesos” que no conocían al ex militar; denunciaron la “ligereza” con la que EU vinculaba a Carvajal con el Cártel de los Soles –dijeron que igual podrían haberlo relacionado “con el Ku Klux Klan o la Asociación Nacional del Rifle”− y pidieron la denegación de la extradición por no cumplir los requisitos y principios básicos, formales y no informales.

Fue evidente que la filtración de la justicia de EU al diario El Mundo buscaba presionar a los magistrados de la Audiencia Nacional. Sin embargo, el 16 de septiembre el tribunal colegiado denegó la extradición por considerar que la reclamación de EU estaba fundamentada “en una motivación política” y había sido gestada “dentro de la estrategia política estadunidense respecto a Venezuela”.

Los magistrados resaltaron “la falta de un verdadero relato de hechos concretados en la persona del reclamado” y argumentaron que la “conducta” que las autoridades estadunidenses  imputaban a Hugo Carvajal “se refiere indudablemente al ejercicio del servicio de inteligencia militar”. Relataron, asimismo, que la justicia de EU había fundamentado su reclamación en delitos de asociación ilícita para involucrarse en narcoterrorismo y para importar cocaína controlada dentro de Estados Unidos desde un lugar fuera del país, además de un delito de uso o posesión de armas de fuego.

Sin embargo, el tribunal advirtió que esa solicitud “está acompañada sólo de la declaración jurada de un agente de la DEA a cargo de la investigación” y “no se precisa qué actos concretos de carácter delictivo” realizó Carvajal. Por lo que el tribunal consideró la descripción de los hechos “huérfana de determinación”, y señaló que la declaración del agente de la DEA “no puede utilizarse para integrar el necesario relato fáctico que se precisa para atribuir a Carvajal los delitos de los que se le acusa”. Es más, el tribunal reprochó a EU que sus acusaciones estaban dirigidas a “una conducta abierta, abstracta e inconcreta en tiempo, lugar y actos que realizados formasen parte del delito imputado”.

Hugo Carvajal quedó en libertad provisional, con prohibición  de salir de España y debía presentarse cada 15 días en el juzgado. El 8 de noviembre la Fiscalía apeló el fallo de la Audiencia Nacional, y el Tribunal Supremo autorizó la extradición a EU. Varios magistrados no estuvieron de acuerdo con la decisión mayoritaria y, además, denunciaron presiones del consejero jurídico de la embajada de España en Washington, Jorge Carrera Domenech. Uno de los jueces plasmó su desacuerdo al salvar su voto y consideró que la investigación por narcotráfico contra Carvajal respondía “mucho más a lo que sería una especie de narrativa o relato novelado de un ataque conspirativo” contra EU “por parte de un enemigo de dicho Estado, que a una descripción jurídica de hechos delictivos concretos”.

Enterado de la situación por un periodista que lo quiso entrevistar, Carvajal se dio a la fuga y Elliott Abrams calificó la huida como una “vergüenza” para el gobierno de España. Desde entonces el tema había desaparecido del circo mediático, hasta que el pasado 26 de marzo el fiscal William Barr revivió el caso de Hugo Carvajal y la ficción sobre el Cártel de los Soles.

En un año electoral en EU, la nueva ofensiva de la Casa Blanca, que incluye un renovado cerco naval a Venezuela en el Caribe, está dirigida a boicotear las negociaciones del gobierno de Maduro con partidos de oposición, y se da cuando en medio de la pandemia del coronavirus que sumió en una grave crisis sanitaria a la administración Trump, ha quedado evidenciada la declinación de la industria del shale (gas/petróleo lutita) basada en la fracturación hidráulica (fracking), con la quiebra el 1 de abril de la productora Whiting Petroleum Corporation (con proyectos en Dakota del Norte y Colorado), primera víctima de la guerra de precios del crudo, que en los próximos días podría arrastrar a otras 50 compañías del sector. Con lo que Venezuela, con las reservas más grandes de hidrocarburos del mundo, vuelve a ser el objetivo principal de Washington, en su pugna geopolítica con las potencias que le disputan la hegemonía del sistema capitalista.

Fuente e imagen: https://www.telesurtv.net/opinion/Lawfare-y-guerra-asimetrica-vs.-Venezuela-20200405-0019.html

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EU prohíbe venta de ventiladores pulmonares a Cuba

América/Estados Unidos/14/04/2020/Autor: Entre noticias/Fuente: rubenluengas.com

La medida tiene lugar mientras Naciones Unidas y muchos de sus países miembros se pronuncian en contra de las sanciones unilaterales y convocan a la cooperación internacional en el enfrentamiento a la pandemia que ha plagado de enfermedad y muerte al mundo.

La maldad del Gobierno estadunidense contra Cuba se evidencia cada día, ahora con la prohibición de la venta de ventiladores pulmonares a la isla, fundamentales para la atención a los enfermos de la Covid-19.

Según el director general de América Latina y el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Eugenio Martínez, varias de las compañías proveedoras de estos equipamientos médicos informaron a la empresa Medicuba que no podrán continuar las ventas al ser adquiridas por firmas estadounidenses.
En denuncia publicada en su cuenta de Twitter, el funcionario señaló que la suspensión está vinculada a las sanciones emanadas de las leyes y disposiciones establecidas por el Gobierno de Estados Unidos contra cualquier empresa de ese país que comercie con Cuba.
Medicuba, la entidad exportadora e importadora del Ministerio de Salud Pública, dio a conocer que fue notificada por los fabricantes IMT Medial AG y Acutronic, que pasaron a ser propiedad de la empresa estadounidense Vyaire Medical Inc., con sede en Illinois.
Esa compañía le comunicó a la entidad de la isla que “la directriz corporativa que tenemos hoy día es suspender toda relación comercial con Medicuba”, nuevo castigo que se suma a la larga lista del criminal bloqueo de Washington contra la isla.
Vyaire Medical le informó a Cuba que “la única forma de que podamos reanudar el trabajo conjunto es por medio de una licencia OFAC que expide el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y que todavía no la tenemos”.
La medida tiene lugar mientras Naciones Unidas y muchos de sus países miembros se pronuncian en contra de las sanciones unilaterales y convocan a la cooperación internacional en el enfrentamiento a la pandemia que ha plagado de enfermedad y muerte al mundo.
Una vez más, el gobierno del presidente Donald Trump se ensaña en su política genocida contra Cuba, tratando de provocar más víctimas y el caos en la isla, afectada como la mayoría de los países del planeta por la Covid-19.
La más reciente mentira estuvo a cargo del subsecretario de Estado interino para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael Kozak, quien la pasada semana divulgó en su cuenta de Twitter que Estados Unidos “Exportó millones de dólares de productos médicos” a Cuba en 2019.
De inmediato, la nueva campaña de desinformación fue desmentida por el vicepresidente de Medicuba, Lázaro Silva, quien en declaraciones a la agencia estadounidense Associated Press negó la farsa de los funcionarios estadounidenses.

“Invito a que muestren las evidencias de que a Medicuba le han estado vendiendo medicamentos, y Medicuba es el único que importa medicamentos”, señaló.

Silva reconoció que “el bloqueo tiene un gran impacto en la vida cotidiana de la población” y añadió que “hay un grupo de recursos que nosotros adquirimos y que comprar en Estados Unidos nos favorecería porque es un mercado mucho más cercano”.

El vicepresidente de Medicuba explicó que en años anteriores el país hizo contacto con alrededor de 60 compañías estadounidenses de insumos médicos, pero en lo que va de año solo Bayer y Eli Lilly contestaron.
Dijo que la primera respondió tener vencida la licencia que otorga la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), del Gobierno de Estados Unidos, mientras la otra avisó del cese de su relación comercial hasta nuevo aviso.

Una vez más resulta evidente que el único objetivo de la Casa Blanca no ha cambiado en 60 años: destruir la Revolución cubana, y para lograrlo cualquier método resulta válido. Nada le importa la salud del pueblo cubano.

Tampoco que brigadas de profesionales de la salud de la isla apoyen la lucha contra la pandemia en 59 países. “Debería darles vergüenza”, escribió en Twitter la embajadora cubana en Canadá, Josefina Vidal, hasta hace poco negociadora de la isla en diálogos con Washington.

“En lugar de atacar a Cuba y sus médicos comprometidos deberían preocuparse de los miles de estadounidenses enfermos que sufren y mueren… debido al descuido escandaloso de su gobierno y la incapacidad de su sistema de salud fallido para cuidarlos”, comentó.

Fuente e imagen: http://rubenluengas.com/2020/04/eu-prohibe-venta-de-ventiladores-pulmonares-a-cuba/

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Estados Unidos podría perder para siempre su posición de superpotencia mundial

Por: Patrick Cockburn

Estados Unidos podría estar alcanzando su “momento Chernobyl” al ser incapaz de liderar el combate contra la epidemia de coronavirus. Como ocurrió en 1986 con el accidente nuclear de la Unión Soviética, un cataclismo está sacando a la luz los fallos sistémicos que ya han debilitado la hegemonía mundial estadounidense. Sea cual sea el resultado de la pandemia, hoy en día nadie está mirando a Washington para buscar soluciones a la crisis.

La pérdida de influencia de Estados Unidos fue perceptible esta semana en la reunión virtual de líderes mundiales donde Estados Unidos se dedicó a intentar convencer a los demás de que firmaran una declaración que hacía referencia al “virus de Wuhan”, como parte de una campaña para culpar a China de la epidemia de coronavirus. Uno de los rasgos principales de las tácticas políticas del presidente Trump es demonizar a los demás para desviar la atención de sus propias limitaciones. El senador republicano por Arkansas Tom Cotton redundó en el tema afirmando que “China desencadenó esta plaga mundial y hay que exigirle responsabilidades”.

El fracaso de Estados Unidos va mucho más allá del estilo político tóxico de Trump: La supremacía mundial estadounidense posterior a la Segunda Guerra Mundial ha estado basada en su capacidad única para conseguir sus objetivos mediante la persuasión, la amenaza o el uso de la fuerza. Pero la incapacidad de Washington de responder de forma adecuada ante el coronavirus demuestra que las cosas han cambiado y cristaliza la percepción de que la competencia de EE.UU. está desvaneciéndose. Este cambio de actitud es importante porque las superpotencias, como el Imperio Británico, la Unión Soviética en el pasado reciente o Estados Unidos en la actualidad, dependen para el mantenimiento de su supremacía de cierto grado de fanfarronería. No pueden permitir que su imagen todopoderosa se cuestione demasiado a menudo porque no pueden permitirse el lujo de fracasar: la crisis del Canal de Suez de 1956 hizo pedazos la exagerada imagen de fortaleza del Imperio Británico, y lo mismo ocurrió con la Unión Soviética tras la guerra en Afganistán en la década de los 80.

La crisis del coronavirus es el equivalente de Suez y Afganistán para los Estados Unidos de Trump. En realidad, esas crisis se empequeñecen cuando se las compara con la pandemia del Covid-19, que tendrá un impacto mucho mayor porque cualquier persona del planeta es una víctima potencial y se siente amenazada. Enfrentada a una megacrisis de este volumen, la incapacidad de la administración Trump de responder y asumir el liderazgo de manera responsable está resultando extremadamente destructiva para la posición de EE.UU. en el mundo.

La decadencia de Estados Unidos suele contemplarse como la otra cara de la moneda del ascenso de China –y China, de momento al menos, ha logrado controlar su propia epidemia. Son los chinos quienes están enviando respiradores y equipos médicos a Italia y mascarillas a África. Los italianos se han dado cuenta de que los otros estados de la Unión Europea han ignorado su petición desesperada de equipo médico y solo China ha respondido. Una organización de beneficencia china envió 300.000 mascarillas a Bélgica en un contenedor que llevaba escrito el lema: “La unión hace la fuerza”, en francés, flamenco y chino.

Es posible que estos ejercicios de “poder blando” tengan una influencia limitada una vez se pase la crisis, aunque probablemente aún falte mucho para eso. Pero, mientras tanto, el mensaje que se percibe es que China puede proporcionar equipo y expertos médicos esenciales en un momento crítico y Estados Unidos no. Estos cambios en la percepción no van a desaparecer de la noche a la mañana.

Desde que Estados Unidos destacó como superpotencia mundial tras la Segunda Guerra Mundial ha habido a montones de profecías anunciando su declive. Sin embargo, la proclamada caída del Imperio Americano ha ido posponiéndose o ha sido testigo de otras decadencias más rápidas, especialmente la de la Unión Soviética. Los críticos de la hipótesis de la “decadencia estadounidense” explican que, aunque Estados Unidos ya no domine la economía mundial tanto como anteriormente, todavía mantiene 800 bases en todo el mundo y un presupuesto militar de 748.000 millones dólares.

Sin embargo, la incapacidad de Estados Unidos de ganar las guerras en Somalia, Afganistán e Irak a pesar de su destreza técnica muestra lo poco que ha conseguido a pesar del descomunal gasto.

A pesar de su retórica belicosa, Trump no ha comenzado ninguna nueva guerra, pero ha utilizado el poder del Tesoro de Estados Unidos en lugar del Pentágono. Al imponer duras sanciones económicas a Irán y Venezuela y amenazar a otros países con la guerra, ha demostrado hasta qué punto Estados Unidos controla el sistema financiero mundial.

Pero estos argumentos sobre el ascenso o declive de Estados Unidos como potencia económica y militar olvidan un punto fundamental que debería ser obvio. Su auténtico declive como superpotencia tiene menos que ver con las armas y el dinero (como muchos piensan) y mucho más con el propio Trump, que representa tanto el síntoma como la causa de dicho declive.

Dicho de forma sencilla, Estados Unidos ya no es un país al que el resto del mundo quiera emular o, en todo caso, quienes lo desean suelen ser demagogos o déspotas autoritarios y nativistas (xenófobos –N. d. T.). Su admiración es por tanto bien recibida: y si no, fíjense en el caluroso abrazo que dedicó Trump al primer ministro nacionalista indio Narendra Modi y su relación con la nueva generación de tiranos como Kim Jong-il de Corea del Norte o el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman.

Los gobernantes demócratas y los despóticos saldrán reforzados de la pandemia, al menos en una primera instancia, pues en épocas de crisis agudas las personas quieren confiar en sus gobiernos, pensar que van a salvarles porque saben lo que están haciendo.

Pero los demagogos como Trump y sus equivalentes en todo el mundo no suelen ser muy buenos resolviendo verdaderas crisis, porque han accedido al poder explotando odios étnicos y sectarios, usando a sus adversarios como chivos expiatorios y dando bombo a sus supuestos logros míticos.

Un ejemplo de ello es el presidente de extrema derecha brasileño, Jair Bolsonaro, quien acusa a sus oponentes y a los medios de comunicación de “engañar” a los brasileños sobre los peligros del coronavirus. Es tal la laxitud del gobierno a la hora de forzar algún tipo de confinamiento en Río de Janeiro que, al menos en tres favelas, los narcotraficantes locales han intervenido para declarar un toque de queda a partir de las 8 de la noche que ellos mismos se encargan de hacer cumplir.

Trump siempre se ha destacado por saber explotar y acentuar las divisiones de la sociedad estadounidense y por proponer soluciones simplonas para crisis ficticias, como la construcción del famoso muro para detener la entrada de inmigrantes centroamericanos en el país. Pero ahora que debe afrontar una verdadera crisis, está apostando a que será de corta duración y menos grave de lo que la mayoría de los expertos predicen. Las encuestas afirman que su popularidad ha aumentado, probablemente porque las personas asustadas prefieren oír buenas noticias antes que malas. Hasta ahora, los peores brotes de la epidemia se han producido en Nueva York, Boston y otras ciudades en las que Trump nunca gozó de mucho apoyo. Si se propaga con la misma intensidad a Texas y a Florida, incluso la lealtad de sus más fervientes seguidores podría evaporarse.

Estados Unidos se ha debilitado como país porque está dividido, y esa división se profundizará mientras Trump esté al mando. Hasta la fecha ha evitado provocar crisis graves y su mala gestión de la epidemia de coronavirus demuestra que hacía bien en evitarlas. Está polarizando un país ya bastante dividido, y esa es la verdadera razón por la que Estados Unidos está en decadencia.

Patrick Cockburn es un periodista irlandés galardonado con numerosos premios internacionales (entre otros el premio Orwell en 2009, al Reportero del Año 201 de, Gran Bretaña). Ha escrito tres libros sobre Irak, el último de ellos The Rise of Islamic State.

Fuente: https://rebelion.org/estados-unidos-podria-perder-para-siempre-su-posicion-de-superpotencia-mundial/

Fuente Original: https://www.counterpunch.org/2020/03/31/trumps-chernobyl-moment-the-us-may-lose-its-status-as-world-superpower-and-not-recover/

Ilustración: Nathaniel St. Clair.

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EU pierde 10 millones de empleos en sólo dos semanas

América del Norte/Estados Unidos/05-04-2020/Autor(a): David Brooks/Fuente: www.jornada.com.mx 

Nueva York. Las consecuencias económicas del manejo de la crisis del coronavirus han dejado a 10 millones de trabajadores en el desempleo en las pasadas dos semanas, cifra sin precedente en la historia de Estados Unidos, mientras la pandemia, lejos de culminar, sigue clausurando más zonas del país y abrumando a su fraccionado e insuficiente sistema de salud a tal extremo que ahora el superpoder está recibiendo apoyo caritativo internacional.

Mas de 6.6 millones de estadunidenses solicitaron beneficios de desempleo la semana pasada, reportó ayer el Departamento de Trabajo.

Combinado con los 3.3 millones de desempleados registrados la semana anterior, un total de 10 millones de trabajadores se quedaron sin empleo en sólo dos semanas, un número sin precedente en un periodo tan breve.

Pero estas cifras únicamente registran los que tienen derecho a estos seguros de desempleo estatales, y no a los que no tienen acceso a este tipo de asistencia oficial, entre ellos gran parte de la comunidad inmigrante indocumentada.

La devastación económica, resultado en gran medida por el manejo tardío y caótico de la pandemia por el gobierno federal, apenas se está registrando, provocando cada vez más dudas sobre un retorno a la normalidad y alarmas de una recesión no sólo profunda, sino posiblemente mucho más extendida de lo que se contemplaba apenas hace unas semanas.

En el plazo inmediato, algunos pronostican una tasa de desempleo de 10 por ciento, el triple del nivel que prevalecía hace sólo un mes, con otros ofreciendo cifras mucho más altas. Algunos economistas ya contemplan la posibilidad de que el desplome en la actividad económica podría ser de las dimensiones del peor momento de la Gran Depresión en los años treinta.

Mientras tanto, en medio de todo esto, Donald Trump envió un mensaje furioso al liderazgo demócrata, acusándolo de fomentar división en un juego político en medio de una pandemia, en respuesta al anuncio de que los demócratas en el Congreso iniciarán una investigación sobre la respuesta a la crisis por la Casa Blanca. Y una vez más, Trump regresó a su contraataque de siempre: esto es una cacería de brujas.

Pero cada vez hay más evidencia de que el mal manejo de la crisis durante los últimos dos meses por el gobierno de Trump multiplicó las consecuencias que hoy día abruman a un país con ahora aproximadamente 80 por ciento de su población nacional bajo algún tipo de cuarentena, y que enfrenta el colapso en varias partes de su sistema de salud.

Estados Unidos sigue como el número uno en el mundo en casos de contagio, más de 234 mil, y el número de muertes como resultado ya supera 5 mil 700.

La reserva de emergencia de equipo de protección personal, como mascarillas, guantes y batas del gobierno federal, está casi agotada, mientras continúa la carencia de aparatos de asistencia respiratoria por todo el país, lo cual está llevando a que doctores en lugares como Nueva York tengan que tomar decisiones innecesariamente difíciles sobre cuál paciente merece o no vivir.

Ante ello, se están aceptando donaciones caritativas del exterior. Algunos observadores señalan que Estados Unidos, antes proveedor de asistencia humanitaria internacional, se está volviendo en país receptor, al aceptar un cargamento de mascarillas medicas y otro equipo enviado el miércoles a Nueva York después de que Trump aceptó el ofrecimiento de asistencia de su hómólogo ruso, Vladimir Putin.

Hace un par de semanas, el multimillonario asiático Jack Ma y su fundación Alibaba en China anunció una donación médica privada a Estados Unidos de un millón de mascarillas y 500 mil pruebas diagnosticas. Una entrega de equipo médico a Cuba por el mismo Ma fue frenada hace unos días debido a las medidas del embargo estadunidense.

Pero un sector de la economía parece estar experimentando un auge: el de las armas de fuego personales. Hay un incremento en la demanda, con la Oficina Federal de Investigación recibiendo durante marzo 3.7 millones solicitudes de verificación de historial que son necesarias para autorizar algunas ventas de pertrechos, más que en cualquier otro mes en tiempos recientes.

El gobierno de Trump proclamó que durante la pandemia las tiendas de armas de fuego son negocios esenciales, permitiendo que sigan abiertas, al igual que farmacias y supermercados.

Algunos doctores están rogando que la gente evite disparar, para dejar lugar en los hospitales a los enfermos de Covid-19.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/04/03/politica/002n2pol

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Niños migrantes bajo custodia de EEUU dan positivo por coronavirus

América del Norte/Estados Unidos/29-03-2020/Autor(a) y Fuente: www.telemundochicago.com

Actualmente hay alrededor de 3,500 niños bajo custodia del gobierno estadounidense.

Tres niños migrantes que se encuentran bajo custodia del gobierno estadounidense en una instalación de Nueva York dieron positivo al nuevo coronavirus, informaron el jueves las autoridades.

La Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), que forma parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos, dijo que ha suspendido las liberaciones en las instalaciones de Nueva York que albergan a niños migrantes que fueron detenidos por las autoridades fronterizas sin la compañía de sus padres o de un tutor.

Cinco miembros del personal y un contratista en tres instalaciones de Nueva York también dieron positivo a la enfermedad COVID-19, así como un trabajador de un centro de Texas y un tutor en el estado de Washington, informó la oficina en un comunicado.

El anuncio se produjo un día después de que defensores de derechos de los inmigrantes pidieron a un juez federal de Los Angeles que ordenara la liberación de unos 1,200 niños migrantes que han estado bajo custodia del gobierno por más de 30 días debido a las preocupaciones en torno al coronavirus.

El juez programó una videollamada al respecto para este viernes.

La ORR se encarga de la custodia y cuidado de los niños migrantes que fueron detenidos mientras cruzaban la frontera sin la compañía de un adulto. La dependencia tiene contratos con albergues a lo largo y ancho de Estados Unidos para acoger a los menores hasta que puedan ser entregados a tutores adecuados, por lo general familiares.

Actualmente hay alrededor de 3,500 niños bajo custodia de la ORR.

Fuente: https://www.telemundochicago.com/noticias/inmigracion/ninos-migrantes-bajo-custodia-de-eeuu-dan-positivo-por-coronavirus/2076785/

Imagen: https://www.jornada.com.mx/2018/10/23/

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¿Qué Pasará Con Los Programas Educativos En Prisiones Durante La Pandemia COVID-19?

Por: Paola Estrada Villafuerte

Ante la pandemia del coronavirus, los programas de educación penitenciaria enfrentan un futuro incierto.

Desde hace varias semanas, frente a la rápida propagación del coronavirus (COVID-19), el sistema educativo en todo el mundo se encuentra en pausa. Universidades y centros de aprendizaje de todos los niveles alrededor del mundo han cancelado clases y desalojado a todos sus estudiantes tras el aviso de emergencia de salubridad emitido. El traslado de sesiones a modalidad en línea ha sido la alternativa más viable para muchas instituciones. Aunque el cambio hacia plataformas virtuales es ya en sí un reto bastante complejo, este escenario se potencializa para aquellos en un estado de mayor vulnerabilidad. Si a este contexto le añadimos el persistente estigma e indiferencia asignados a espacios como los centros educativos en prisiones, el futuro del aprendizaje para los individuos que conforman esta comunidad, se torna sumamente incierto.

Hablar de estos alumnos en sistemas olvidados, para los cuales el aprendizaje vía internet no es una opción, significa iluminar una empatía constantemente negada a causa del espacio social que se les ha preasignado. Sin embargo, un obstáculo en particular para la discusión en torno a esta entidad educativa, es la falta de recursos que existen para su análisis.

¿Cómo funcionan los sistemas educativos en prisiones de Estados Unidos y México?

Second ChancePell, programa educativo para las prisiones en Estados Unidos y una de las pocas organizaciones en esta área, estima entre los datos aproximados que existen, que de los 2.2 millones de personas encarceladas, sólo alrededor de 11,000 están recibiendo algún tipo de educación. Durante más de 20 años, Bard Prison Initiative, un programa dirigido por Bard College ha dado a cientos de presos en el estado de Nueva York acceso a una educación universitaria, sin costo alguno. El documental College Behind Bars (Universidad tras las rejas) sigue a varios estudiantes del programa quienes combinan clases y tareas en medio de la vida en prisión. Dirigido por Lynn Novick, el documental ofrece un vistazo a la vida en la prisión y cómo el rigor y la estructura de la educación pueden ayudar a las personas a sobrevivir su tiempo en prisión y salir adelante una vez que salgan. «Un amigo mío me obligó a ingresar al programa [Bard College]. Probablemente sea el gesto más amable y amoroso que alguien haya hecho por mí», confiesa uno de los reclusos.

En el caso de México, los datos se vuelven aún más inaccesibles, dada la diferente estructura en la que este se establece. Según el INEGI, de las 229,000 personas privadas de la libertad, sólo el 11 % realiza actividades de aprendizaje. Es importante señalar, que en Estados Unidos, la mayoría de las jurisdicciones no tienen un mandato para apoyar la educación superior en cárceles, y en México, el presupuesto asignado a esta área alcanza apenas el 1 %, cinco veces menor a la destinada para compra de materiales eléctricos o lámparas.

Efectos del acceso a la educación en cárceles y centros penitenciarios 

Investing in futures, estudio que analiza los efectos positivos tras mejorar el sistema educativo dentro de cárceles, menciona que con un mayor acceso a la educación en centros penitenciarios, las personas anteriormente encarceladas volverían a ingresar al mercado laboral con habilidades y calificaciones competitivas, lo que llevaría a mayores tasas de empleo y mayores ganancias. Además, las empresas en industrias en expansión posteriormente tendrían un grupo más grande de solicitantes de empleo potenciales, y estima que el estado, ahorraría una gran cantidad de dinero a través de tasas de reincidencia más bajas que producirían estos programas de educación superior.

“El estudio me salvó del olvido. Me dio la posibilidad de superarme”.

Como ejemplo ideal tenemos a Noruega, con prisiones que cuentan con áreas de estudio, recreación, y espacios comunes abiertos. No es sorpresa que este país cuente con la tasa más baja de reincidencia criminal en el mundo, con un 20 %, mientras que en EE.UU., el 76 % de las personas que salen de la cárcel regresan a ella en los siguientes cinco años. «Las autoridades de EE.UU. y Reino Unido tal vez deberían preguntarse qué ha pasado con los millones de dólares y libras esterlinas que han gastado en encerrar a gente detrás de todos esos alambres y muros», dice Eberhardt, director de la prisión en la Isla Bastoey, para BBC News.

Igualmente, el aspecto de socialización es un recurso muy importante que el aprendizaje cara a cara ofrece a los alumnos. La interacción con profesores e información del mundo exterior, determina un prototipo sano que se espera el individuo mantenga mientras se encuentra en esta etapa de rehabilitación. Afirmaciones como las siguientes dicen mucho acerca de los resultados que tienen este tipo de relaciones interpersonales en los estudiantes.

«Antes de llegar a esta instalación [cárcel], había estado en [prisión federal] por tanto tiempo, que olvidé cómo comunicarme con personas del exterior. Pero al estar en el programa universitario me estoy acostumbrando nuevamente al interactuar con mis instructores y oradores [externos] que entran. Antes, era como si hubiera olvidado cómo tener una conversación en la que me trataran como a un humano. Interactuar en discusiones con maestros, que realmente se preocupan por mí, me socializa para estar en un punto donde puedo hablar contigo hoy y sentirme cómodo», menciona un estudiante para New America.

“Hay muchas formas de fugarse de la prisión”, explica Ethel Flores Castillo, para Reporte Índigo, “pero la mejor que yo encontré para liberarme dentro de la cárcel fue la lectura. Iniciar un proceso formal de estudio. Sumida en los libros de texto intenté no sentirme presa, traté de gritarle al mundo, desde mi encierro, que pese a todo, allí estaba yo, que seguía viva, que me aferraba a mí misma.

“Los presos somos asesinos”, dice Roberto Solís, de la cárcel de Mil Cumbres en Morelia, México, “porque todos los días despertamos con la única finalidad de matar el tiempo. No tenemos otro propósito más allá que vivir el día a día, y para eso nos las averiguamos de mil formas: desde meternos en el remolino de nuestros pensamientos hasta fingir que nos queremos, que nos importamos a nosotros mismo y que nos dedicamos a estudiar. En la cárcel pretendemos ser lo que no hicimos en libertad”.

El estudio me salvó del olvido, dice Félix Cerda, “Me dio la posibilidad de superarme. Me sacó del estado de estigmatización.


¿Cómo están respondiendo estos programas educativos ante la pandemia del COVID-19?

Las limitaciones en los programas educativos se hacen aún más evidentes en medio de la crisis sanitaria que se atraviesa. El acceso a internet en la mayoría de las prisiones en Estados Unidos está totalmente prohibido, por lo que se descarta la utilización de este recursos durante este periodo. Además, todos los materiales, como textos, cuadernos o plumas que se llegan a utilizar durante las sesiones, deben ser aprobados por distintos comités al inicio del semestre, dejando un margen mínimo para añadir o cambiar la estructura de las sesiones en caso de situaciones inesperadas como esta.

“Para nuestros estudiantes, venir a clase es lo más destacado de su semana porque pueden participar e interactuar”.

En México, además de todas estas restricciones, tenemos presentes las otras condiciones que obstaculizan aún más la creación de soluciones para los alumnos. La encarcelación en masa es uno de los principales conflictos. En la mayoría de estos centros, no se tienen espacios dignos para dormir, y ni hablar de los miles de casos de violación a derechos humanos en un sistema penitenciario que se encuentra en constante deterioro. Todos estos impedimentos, en conjunto con la epidemia del COVID-19, han generado que la mayoría de los programas educativos en prisiones desistan de seguir dando clases. Estas sesiones fueron recortadas de manera abrupta, y los profesores no tuvieron oportunidad de comunicarse con sus estudiantes. Actualmente, muchísimos alumnos están en la oscuridad y no saben cuándo se reanudarán sus clases (si acaso estas continuan).

Algunas de las medidas que ciertas prisiones han tomado, es el aprendizaje remoto a través de correspondencia, pero a causa de los reglamentos estipulados, este se ha convertido en un proceso frustrante y bastante lento para la mayoría de los profesores. Los materiales, como lecturas y ejercicios didácticos, se deben empaquetar en sobres individuales y, al ser objetos que provienen del exterior, deben mantenerse en cuarentena por varios días antes de ser revisados minuciosamente para finalmente  entregarse a los alumnos.

“Asistir de manera semanal [a clase], cambia no solo a los estudiantes, sino también a la cultura de la prisión. Pero si esto persiste durante meses, me temo que la cultura carcelaria cambiará para peor».

Por otro lado, en algunas instalaciones con ciertas configuraciones técnicas más avanzadas, se ha optado por sesiones sincrónicas vía videoconferencia. Este, aún siendo el escenario ideal para estos alumnos, representa una gran pérdida en el avance dentro de la educación superior dentro de prisiones. Eliminar lo que representa para estos alumnos, el único tipo de conexión humana con el que tienen contacto, significa un retroceso en el importante proceso de rehabilitación que se debe seguir.

“Para nuestros estudiantes, venir a clase es lo más destacado de su semana porque pueden participar e interactuar. Mi preocupación es que sacarnos de las cárceles nos quitará esta oportunidad. Y si esto se extiende hasta meses, va a tener un grave impacto no solo en nuestros estudiantes sino también en la cultura de las instalaciones. “Asistir de manera semanal, cambia no solo a los estudiantes, sino también a la cultura de la prisión. Pero si esto persiste durante meses, me temo que la cultura carcelaria cambiará para peor». Así lo indicó uno de los profesores para New America.

Además, al redirigir los planes de lectura y educación hacia procesos remotos, más fáciles de manejar para las instituciones gubernamentales, existe el temor en la comunidad de que la forma en que los programas respondan en la crisis actual sentará un precedente para la educación a distancia en el futuro. La inquietud continúa ya que, por ahora, todos los esfuerzos dirigidos a estas comunidades se encuentran priorizando las alternativas que se tendrán que generar en motivo de servicios de salud y prevención de contagio justo en estos espacios tan vulnerables.

El proceso que se está viviendo, espera abrir una puerta a las oportunidades de aprendizaje que se brinde a esta área de la población, para mejorar en el futuro la distribución de educación en las prisiones de Estados Unidos y México. El aumento del acceso a la información y los recursos tecnológicos, según menciona la organización Ithaka SR, otorgaría a estos programas una flexibilidad mucho mayor en el futuro y brindaría a los estudiantes una experiencia educativa más rica y equitativa. En este momento de crisis, es una buena oportunidad para aquellos centros penitenciarios y prisiones que no cuentan con un modelo educativo establecido, el impulsar la búsqueda de soluciones educativas proactivas para esta área de nuestra comunidad.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/programas-educativos-en-prisiones-covid-19

 

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