España/05 de Diciembre de 2016/El Comercio
«La actual escuela tiene un papel reproductor de la pobreza y la exclusión». Con esta contundente afirmación inició Enrique Javier Díez, profesor de la Universidad de León y coordinador del Área Federal de Educación de IU, su conferencia en el Ateneo Obrero de Gijón, dentro del ciclo del grupo Eleuterio Quintanilla para abordar la relación entre pobreza, exclusión social y educación.
Díez planteó una serie de vías que seguir para tratar de acabar con esa situación. Entre otras, «blindar» la inversión educativa. «Debemos reocupar las calles con una marea verde tal que obligue a nuestros gobernantes a revertir los recortes educativos», sostuvo al tiempo que señaló a la LOMCE como elemento «consolidador» de un modelo escolar que «perpetúa» la pobreza y la exclusión social.
Un sistema integral de becas y ayudas al estudio que se concedan sin criterios competitivos sino solo porque se justifica la necesidad, gratuidad de los servicios de comedor y transporte escolar, bancos de libros libres y la apertura de cada centro a su entorno fuera del horario lectivo son otras de las iniciativas que planteó Díez, quien abogó por adoptar medidas que promuevan e incentiven la «colaboración efectiva entre la familia y la escuela». «Ocho de cada diez personas cuyos padres no alcanzaron la Primaria no han conseguido completar los estudios de Secundaria», detalló.
También defendió la necesidad de que la educación inclusiva esté garantizada en todos y cada uno de los centros educativos. Para prevenir el fracaso escolar, remarcó, «no es suficiente la escolarización completa en la etapa obligatoria». Ampliar la cobertura del primer tramo de Educación Infantil y avanzar hacia la gratuitad en la oferta universitaria son, desde su punto de vista, dos elementos clave. «¿Cómo podemos cambiar nuestra forma de entender la pobreza y la exclusión en nuestro centro educativo?», se preguntó el coordinador del Área Federal de Educación de Izquierda Unida. Y acto seguido enumeró las que considera pueden ser unas pautas a seguir: desinvisibilizar la pobreza, analizar sus causa en el trabajo que se hace día a día en el aula abordando «cómo se convierte a las víctimas en culpables», cambiar las prácticas educativas que lo alientan favoreciendo, por ejemplo, el trabajo cooperativo y romper los guetos. Y es que, remarcó, la pobreza y la exclusión se vive de «manera especial» entre los niños y adolescentes afectados por ella por la «propia dificultad de entender su situación de empobrecidos y expulsados de los bienes que los demás disfrutan».
Estrategias integrales
Así, Díez insistió en que la multidimensionalidad de los problemas relacionados con la pobreza infantil hace que haya que construir respuestas que incluyan estrategias integrales, sistémicas y articuladas, implicando a las políticas educativas, de salud y sociales, con la meta de «romper el círculo vicioso de la reproducción intergeneracional de la pobreza».
Fuente: http://www.elcomercio.es/gijon/201611/18/actual-modelo-escuela-perpetua-20161118001931-v.html