Gobernadores y legisladores mayoritariamente republicanos, de más de una docena de estados, están luchando por darle a los padres más control respecto a lo que sus hijos aprenden en las escuelas públicas, apostando por los llamados “proyectos de ley de derechos de los padres” como un ganador político. Pero a los educadores les preocupa que facultar a los padres para vetar libros y lecciones de historia empujaría a muchos profesores, ya estresados, a abandonar la profesión.
Durante la pandemia, muchos padres se han erizado ante las decisiones de los administradores escolares en lo referente al aprendizaje en persona, las mascarillas y las cuarentenas. El recién elegido gobernador republicano de Virginia, Glenn Youngkin, había hecho de la participación de los padres en la educación un pilar central de su exitosa campaña, emitiendo un anuncio en el que un padre se mostraba molesto por la tarea de su hijo de secundaria de leer “Beloved”, de Toni Morrison, en una clase de inglés de nivel universitario. La victoria de Youngkin motivó a los grupos de defensa de los derechos de los padres y a los políticos republicanos de todo el país, contribuyendo a allanar el camino para los proyectos de ley de derechos de los padres.
Según el proyecto de ley de Georgia, los padres podrían acceder a los expedientes escolares de sus hijos y revisar “todo el material didáctico” usado en las aulas de sus hijos, y los funcionarios escolares tendrían tres días para presentar los documentos, con algunas excepciones.
La versión de Iowa permitiría a los padres disponer de información acerca de los profesores de sus hijos, acceder a todos los expedientes escolares relacionados con ellos y tener derecho a revisar “los libros de texto, los artículos, los esquemas, los folletos, las presentaciones, los videos y cualquier otro material similar” usado en el aula. El mes pasado, el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, prometió impulsar la modificación de la constitución de su estado para ampliar la participación de los padres.
Un proyecto de ley de Utah permitiría a los padres negarse a estar de acuerdo con que sus hijos participen en lecciones escolares que consideren objetables, así como demandar a las escuelas o a los funcionarios de educación ante cualquier infracción percibida de sus derechos como padres. Un proyecto de ley en Florida permitiría a los padres demandar por supuestas violaciones de una carta de derechos de los padres que se promulgó el año pasado. Y un proyecto de ley de Missouri permitiría al fiscal general del estado demandar a las escuelas.
“El papel del gobierno estatal y local es apoyar y ayudar, en lugar de interferir o entrar en conflicto con la autoridad primaria de los padres para la educación de sus hijos”, afirma la legislación de Utah.
El proyecto de ley de Indiana relaciona explícitamente los derechos de los padres con la continua controversia de la forma en la que las escuelas discuten la raza y el racismo. Exige la creación de comités de revisión de los planes de estudio que estén dirigidos por los padres, e igualmente la publicación en internet de todos los materiales didácticos. También prohibiría la enseñanza de ocho conceptos diferentes relacionados con la raza y la religión, incluida la idea de que “un individuo, en virtud de su sexo, raza, etnia, religión, color, origen nacional o afiliación política, es inherentemente racista, sexista u opresivo, ya sea consciente o inconscientemente”.
Algunos críticos de los proyectos de ley de derechos de los padres los tachan de postura política, ya que muchos de los mismos derechos ya están recogidos en la legislación estatal. La Ley Federal de Derechos Educativos y de Privacidad de la Familia también incluye algunos derechos de los padres, como la posibilidad de acceder a los expedientes educativos y a algunos datos personales, así como de modificar los expedientes.
No es raro que los distritos escolares locales reciban objeciones por parte de los padres en lo que respecta a los materiales de clase, los recursos complementarios o ciertos libros de la biblioteca, y existe un “proceso exhaustivo” para registrar esas preocupaciones, dijo Terry Spradlin, director ejecutivo de la Asociación de Consejos Escolares de Indiana. Los padres también pueden relacionarse con las escuelas a través de las organizaciones de padres y maestros y los grupos de mejora escolar, o a través de eventos y actividades extracurriculares, dijo.
Spradlin señaló que el proyecto de ley de Indiana, además de crear un comité, permitiría al Departamento de Educación del estado revocar o suspender las licencias de los educadores o administradores escolares que enseñen los conceptos prohibidos o se nieguen a permitir que los padres vean el material o el plan de estudios.
“Hay más grandilocuencia política que un valor o impacto legítimo sobre lo que debe enseñarse”, dijo Spradlin. “Creo que [el proyecto de ley] podría tener un efecto profundo, expulsando a más educadores de las aulas y obstaculizando realmente su habilidad y capacidad para enseñar el plan de estudios de forma eficaz”.
Neal McCluskey, director del Centro para la Libertad Educativa de Cato Institute, un centro de estudios libertario, dijo que los legisladores del Partido Republicano le están señalando a “los padres más insatisfechos” que sus preocupaciones están siendo escuchadas—especialmente cuando se trata de cómo las escuelas discuten la raza y la identidad de género. Señaló que tan pronto como Youngkin se convirtió en gobernador, emitió una orden ejecutiva que prohibía a las escuelas la enseñanza de “conceptos inherentemente divisivos”, como la teoría crítica de la raza, marco académico que se ha convertido en un término para los críticos que no quieren que las escuelas se centren en la raza y el racismo al enseñarle a los estudiantes acerca de la historia de Estados Unidos.
“Eso es darle a un grupo particular de padres lo que quieren; empoderar a los padres”, dijo McCluskey.
Susan MacManus, analista política y distinguida profesora emérita de la Universidad del Sur de Florida (USF), dijo que los partidarios de estos proyectos de ley están reaccionando a lo que perciben como un constante “bombardeo de su ideología particular”, ya sea religiosa o política, en los medios de comunicación convencionales.
Incluso antes de la pandemia, dijo MacManus, muchos padres sentían que estaban perdiendo el control sobre la educación de sus hijos, debido a los sofisticados planes de estudio, los diferentes métodos de enseñanza y sus propias agendas ocupadas. Las frustraciones surgidas ante el cierre de escuelas, las normas de uso de mascarilla y las cuarentenas no han hecho más que exacerbar esos sentimientos. Incluso la incapacidad de un padre de ayudar a su hijo con un problema de matemáticas puede alimentar este descontento, dijo.
“Mucho de esto proviene del tiempo que los padres sienten que tienen con sus hijos, e incluso de los medios de comunicación que tienen con ellos”, dijo MacManus. “¿Cuántos padres saben siquiera qué es TikTok? Siento que no saben realmente cómo comunicarse con sus hijos”.
Marshawn Wolley, padre de un alumno de cuarto grado en una escuela pública de Indiana, dijo que los legisladores que están impulsando el proyecto de ley de allí ignoran las preocupaciones de los padres negros, quienes están principalmente preocupados por la brecha de rendimiento racial y los problemas de disciplina escolar.
“Tienes padres en los suburbios que expresan una preocupación sobre un tema falso, y ahora ambas cámaras de la legislatura se activan y se mueven”, dijo Wolley, un consultor con sede en Indianápolis, que ayuda a las empresas a lidiar con cuestiones de diversidad. “El proyecto de ley que avanza es desproporcionadamente perjudicial para los estudiantes de color”.
Añadió que está muy preocupado por cómo se le enseñará a su hijo la historia afroamericana.
“¿Cómo se puede enseñar Jim Crow y no causar malestar por lo que algunas personas le hicieron a otras personas? Y ¿por qué querríamos ocultar eso?” preguntó Wolley. “¿Por qué querríamos ser imparciales cuando se trata de la esclavitud? ¿Por qué querríamos ser imparciales con respecto a Jim Crow?”.
“Es un intento de blanquear la historia y hacerla neutra, cuando en realidad la incomodidad está en aprender sobre los desafíos y cómo hemos superado las situaciones, para no repetir algunas de estas cosas”.
Glenda Scherer, una madre que impulsa un proyecto de ley de revisión por parte de los padres en Oregón, dijo que le preocupa menos lo que las escuelas enseñan en comparación a si están enseñando lo que corresponde para cada grupo de edad. Scherer, quien fue profesora de inglés durante una década, dijo que se le debería de permitir a los padres opinar en las reuniones escolares, seleccionar el plan de estudios y, a pesar de la pandemia, visitar las escuelas en cualquier momento.
“Me parece una locura que ahora mismo no puedo entrar en la escuela de mi hijo para nada. Algo de esto se basa en lo que ocurrió durante la pandemia, pero creo que es importante tener una visión general de que los padres son los que mejor conocen a esos niños”, dijo Scherer. “En lugar de dejar fuera a los padres, las escuelas deben recibirnos”.
Pero Christianne Beebe, una maestra de escuela primaria en Brownsburg, Indiana, dijo que muchos de los padres que ha visto plantear preocupaciones en las redes sociales ni siquiera tienen estudiantes en las escuelas públicas. Con demasiada frecuencia, dijo, los legisladores descartan automáticamente la experiencia de los educadores acerca de qué y cómo enseñar.
“Tenemos que seguir considerando lo más importante que ocurre en un aula, y las personas que deberían tomar estas decisiones son nuestros profesores”, dijo Beebe. “Ellos entienden la pedagogía. Entienden su contenido”.
En los últimos dos años, la profesión docente se ha vuelto más estresante, en parte debido a la escasez de profesores y al aumento de la carga de trabajo. Y algunos educadores citan el vaivén político de las políticas educativas como uno de los factores que contribuyen a ello.
Una encuesta reciente de la Asociación Nacional de Educación, que representa a los profesores, reveló que el 55 por ciento de los educadores está pensando en dejar la profesión antes de lo previsto, con un mayor porcentaje de profesores negros e hispanos, con un 62
y el 59 por ciento, respectivamente, planeando su renuncia. Muchos temen que los ataques a una plantilla frágil se traduzcan en una escasez aún mayor.
Pero McCluskey, de Cato Institute, predice que el alivio de la pandemia “bajará la temperatura”, aunque los debates continúen.
“Creo que se verá un descenso en el número de profesores que abandonan la profesión o que dicen que van a abandonarla”, dijo McCluskey. “No preveo un final inmediato de estos debates más bien filosóficos y políticos que tenemos, los cuales se encapsulan en el debate sobre la llamada teoría crítica de la raza y los estudiantes transgénero”.
Alex Patton, consultor y encuestador republicano con sede en Gainesville, Florida, dijo que “muchos de estos proyectos de ley son parte de la guerra cultural”. Los debates actuales, dijo, suelen estar motivados por “cómo definimos lo que no somos”.
“[Los padres dicen]: ‘Me defino como alguien que es un buen padre y no parte de esa maquinaria educativa de élite’, y ese mensaje se vende muy bien”, dijo.
Algunos legisladores republicanos preferirían debatir otros temas, pero entienden el clima político actual, dijo Patton, por lo que no se opondrán públicamente. Hasta que los votantes no exijan más a los políticos, estos seguirán eligiendo “el camino fácil”, añadió.
“Las discusiones políticas legítimas se están ahogando por la política y se están ahogando por los gritos”, dijo Patton. “Ambas partes están tratando de ganar la pelea de gritos, y, en esta etapa, los republicanos simplemente son mejores en eso”.
Fuente: https://www.chicagotribune.com/espanol/sns-es-proyectos-ley-llevarian-muchos-profesores-abandonar-profesion-20220217-itdl7jd7z5cuhce4mkkbvpkgse-story.html