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Francia: Macron anuncia proyecto para legalizar eutanasia restringida

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció este domingo la presentación de un proyecto de ley para permitir que pacientes puedan «pedir que se les ayude a morir».

 

El mandatario, en entrevista con los diarios parisinos Liberation y Le Croix, reconoció que lo emocionó la carta que recibió de la célebre cantante francesa Françoise Hardy, enferma de un cáncer linfático desde 2004.

 

Macron aclaró que la ley que se presentará al Consejo de Estado y al Consejo de Ministros en abril, para pasar al Parlamento un mes más tarde, «no es un suicidio asistido» ni «una eutanasia como tal», porque se incluirán una serie de criterios que restringen su acceso, alejando esta norma de la legislación suiza, país que recientemente ayudó a morir al cineasta parisino Jean-Luc Godard (91 años).

 

El presidente citó cuatro condiciones: será reservado para las personas mayores de edad; los afectados tendrán que tener un discernimiento claro (lo que excluye a los enfermos de Alzheimer); tendrán que sufrir una enfermedad incurable con un pronóstico fatal a corto o mediano plazo; y se evaluará el sufrimiento físico y psicológico del paciente.

Fuente: https://alertas24.com/internacionales/macron-anuncia-proyecto-para-legalizar-eutanasia-restringida/

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Eutanasia: un derecho fundamental

Por: Víctor Arrogante

LAS COSAS YA NO PUEDEN SER COMO ANTES Y MENOS SI SON SOMETIDAS A PRINCIPIOS MORALES VINCULADOS A LA IGLESIA CATÓLICA, QUE NO SOLO NO PROMUEVE LA FELICIDAD, SINO QUE SIEMBRA EL SUFRIMIENTO PARA ACCEDER AL «REINO DE SUS CIELOS».

Si vivir con dignidad es un derecho, también lo es morir dignamente. Un derecho para poder ejercer la última libertad. Hace unos días, el Congreso de los Diputados rechazó las enmiendas a la totalidad del PP y Vox a la proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia. La proposición de ley aún debe pasar por la Comisión de Justicia, ser debatida en la Cámara Baja, ir al Senado y volver al Congreso para la aprobación definitiva; todo está en marcha y espero poder utilizar sus mecanismos cuando llegue la ocasión.

«Quien quiera vivir que viva, pero a los demás que nos dejen morir dignamente». Con estas palabras de Fernando Cuesta, enfermo de ELA, que tuvo que viajar a Suiza para poner fin a su vida, arrancó en el Congreso de los Diputados la toma en consideración de la proposición de ley para regular la eutanasia en España presentada por el PSOE en el pasado febrero. Recibió el apoyo de 201 votos, 2 abstenciones, y 140 en contra (PP y Vox), que acusan al resto de partidos de querer aprobar la norma, para ahorrar en pensiones y tratamientos médicos. Estos grupos siempre han sido indeseables, pero en esta ocasión vuelven a representar las vergüenzas de España

«El sufrimiento no tiene ideología», insistió la diputada socialista y exministra de Sanidad María Luisa Carcedo. El texto aprobado, convierte la eutanasia en un derecho que será incorporado a la sanidad pública, para quienes lo soliciten y sufran una enfermedad grave e incurable o «invalidante», que cause un sufrimiento insoportable. Las cosas ya no pueden ser como antes y menos si son sometidas a principios morales vinculados a la iglesia católica, que no solo no promueve la felicidad, sino que siembra el sufrimiento para acceder al «reino de sus cielos», que no es sino una aberrante idea que avaló la esclavitud y ahora el trabajo precario indigno.

El recuerdo de quienes han muerto en España sin la eutanasia legalizada −Ramón Sampedro, Maribel Tellaetxe o María José Carrasco−, ha sido una constante en un debate que ha tenido momentos con una alta carga emocional y que se ha crispado cuando el indeseable diputado del PP, José Ignacio Echániz, ha acusado a los impulsores de la ley de querer ahorrar a costa de «los más vulnerables».

Pablo Echenique, de Unidas Podemos, ha mostrado su orgullo por participar en la tramitación: «Nadie tendrá que hacer como Ángel Hernández», encausado por ayudar a morir a su esposa, sino que quienes requieran la eutanasia podrán hacerlo en la sanidad pública. Echenique ha calificado a PP y Vox de «gente sin escrúpulos».

El Parlamento holandés viene tramitando un polémico proyecto de ley, por el que los progresistas del D66, defienden el derecho de los mayores de 75 años que, aun estando sanos, opten por solicitar la eutanasia al considerar que han vivido bastante. Esta iniciativa provocó alarma entre los socios conservadores de la coalición de Gobierno, que están en contra de legalizar esta opción. Unos 10.000 holandeses mayores de 55 años mostraron su interés en ello. El problema es cada vez mayor, cuando la diferencia entre la vida biológica y la vida biográfica aumenta gracias a los avances médicos. La gente deja de formar parte del sistema laboral a los 67 años, pero vive más que antes, sin participar en la sociedad y con quejas como la soledad o los achaques de la vejez.

Actualmente la eutanasia está considerada como un homicidio, por lo que el objeto de la Proposición de Ley «es regular el derecho que corresponde a toda persona que cumpla las condiciones exigidas a solicitar y recibir la ayuda necesaria para morir, el procedimiento que ha de seguirse y las garantías que han de observarse». Esta ley supone una regulación histórica en España y en el resto del mundo.

Eutanasia y muerte digna, no son conceptos idénticos, aunque si conexos. La eutanasia es un derecho individual subjetivo de las personas ante situaciones en las que, sin estar abocadas a un proceso de muerte inminente, deciden, por su situación de invalidez o sufrimiento solicitar ayuda para morir anticipadamente. Esto, según defiende el PSOE, da seguridad jurídica a los profesionales que participan de esta práctica sin obligarles a ello. La muerte digna, en cambio, engloba la serie de derechos y garantías de todas las personas a una asistencia sanitaria y social en el final de sus vidas que respete su autonomía y su voluntad para morir en condiciones dignas. Se trata del rechazo a la obstinación terapéutica, la garantía de unos cuidados paliativos integrales, intimidad, acompañamiento y apoyo. También consiste en establecer un régimen que obliga y dota de seguridad jurídica de todos los profesionales implicados

La regulación de la eutanasia exige una regulación no solo sanitaria, sino también civil y penal, pues exige la derogación parcial del artículo 143 del Código Penal (1.- El que induzca al suicidio de otro será castigado con la pena de prisión de cuatro a ocho años). La muerte digna, ya contemplada en varias comunidades autónomas, es una cuestión de legislación sanitaria y no demanda cambios en el CP. A día de hoy, la eutanasia, considerada como un homicidio, es ilegal en España, mientras que la sedación terminal sí está permitida. El PSOE ha venido insistiendo en que son dos debates muy diferentes, y por eso han de caminar por carriles distintos.

El PSOE abre la puerta al suicidio médicamente asistido, aunque solo en condiciones de enfermedad incurable o discapacidad crónica (no válido para cualquier situación), y con presencia del facultativo hasta el final. El PSOE calcula que todo el proceso, desde la petición hasta la resolución final, no debería tardar menos de 32 días. En el suicidio médicamente asistido, el médico indica al paciente qué fármaco debe ingerir por sus propios medios para morir. Este supuesto es legal en Suiza (y en algunos estados de EEUU) y ha generado un cierto «turismo de la muerte».

La ley de la eutanasia divide a los partidos entre una medida «garantista» y los cuidados paliativos. Para el PSOE, la Ley es una respuesta jurídica, sistemática, equilibrada y garantista. No solo busca la legalización, sino también controlar todo el proceso, desde la información al paciente hasta la labor del médico. Consideran que de aprobarse la ley, se introduciría en el ordenamiento legal «un nuevo derecho individual». Podemos, que ya había registrado su propuesta sobre la eutanasia antes que el PSOE, respalda de manera casi total la iniciativa. No considera que este cambio tenga que asentarse «en el sufrimiento del paciente», sino en la «libertad de decidir». «No es una competencia para ver quién sufre más, sino cuando alguien dice no puedo más y en el camino me quedo«.

La eutanasia conecta con un derecho fundamental de la persona constitucionalmente protegido como es la vida, pero que se debe conectar con otros derechos y bienes, igualmente protegidos por la Constitución, como son la integridad física y moral de la persona (artículo 15 CE), la dignidad humana (artículo 10), el valor superior de la libertad (art. 1.1), la libertad ideológica y de conciencia (art. 16) o el derecho a la intimidad (art. 18.1). Cuando una persona plenamente capaz y libre se enfrenta a una situación vital que a su juicio vulnera su dignidad e integridad, el bien de la vida puede decaer en favor de los demás bienes y derechos. No existe un deber constitucional de imponer o tutelar la vida a toda costa y en contra de la voluntad del titular del derecho a la vida. En estos casos, el Estado está obligado a proveer un régimen jurídico que establezca las garantías necesarias y de seguridad jurídica.

Junto con la Ley propuesta por el PSOE, hay que promover el derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida, y a elegir libre y legalmente el momento y los medios para finalizarla; especialmente el derecho de los enfermos terminales e irreversibles a morir sin sufrimientos, si este es su deseo expreso.

La legalización y regulación de la eutanasia se asientan sobre la compatibilidad de unos principios esenciales que son basamento de los derechos de las personas, y que son recogidos en la Constitución. De un lado, los derechos fundamentales a la vida y a la integridad física y moral, y de otro, bienes constitucionalmente protegidos como la dignidad, la libertad o la autonomía de la voluntad.

Si el Sistema difícilmente es capaz de proteger mi vida y que se desarrolle dignamente y en bienestar, al menos que me de protección para que el fin de mi vida sea cómo y cuando yo quiera. Vivir puede ser una maravilla, dejar de vivir, hacer desaparecer la vida, es como un acto de magia, que los magos conocemos; como cuando hacemos desaparecer una paloma blanca entre sedas de colores.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/eutanasia-un-derecho-fundamental/

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Uruguay: Según encuesta del SMU, 82% de los uruguayos está de acuerdo con la eutanasia

América del Sur/Urugay/Ladiariaeducacion.uy

El relevamiento lo realizó Equipos Consultores.

La Comisión de Bioética y Derechos Humanos del Sindicato Médico del Uruguay (SMU), en el marco de los 100 años de la institución, planteó el tema de la eutanasia y el final de la vida realizando diferentes actividades.

Para profundizar en el tema encomendó a Equipos Consultores un sondeo del que surgió que el 82% de los encuestados manifestó estar de acuerdo en que un médico pudiera poner fin a su vida en el caso de tener una enfermedad con sufrimientos insoportables.

Según el informe que publicó el SMU en su página web, la aprobación de la eutanasia es más frecuente entre la población de Montevideo en el rango de edad de 30 a 44 años y mayor en mujeres que en hombres, en los que tienen una autoidentificación ideológica de izquierda y en los que no tienen una autoidentificación religiosa.

Con relación al suicidio asistido, 44% contestó afirmativamente “y sin dudas” a la posibilidad de que un médico le proporcione los medios necesarios para que la propia persona le ponga fin a su vida; 18% respondió “probablemente sí”, el 23% se manifestó en contra “con toda seguridad” y un 11% “creía que no” pero no estaba seguro.

Además, 52% de las personas estuvo de acuerdo en interrumpir tratamientos inútiles, 24% con prolongar la vida artificialmente y 22% en dejar la libre evolución de la enfermedad.

93% de los encuestados manifestó que el médico debe comunicar claramente la situación de enfermedad a los pacientes y /o a sus familiares, mientras que 73% afirmó que el paciente debía conocer su situación de enfermedad, 16% afirmó que sólo la familia debía conocerlo.

La encuesta fue realizada entre el 13 y el 14 de mayo de 2020 sobre una muestra representativa de la población del Uruguay mayor de 18 años. La modalidad utilizada fue la telefónica mediante aparatos móviles.

Julia Galzerano, responsable de la Comisión, dijo que “sumando las respuestas de quienes están plenamente convencidos y quienes están convencidos sobre la eutanasia y el suicidio médicamente asistido se llega a un 80% de personas a favor en nuestro país”.

“Nos parece que a los uruguayos les interesa el tema y que es necesario hablar del mismo. Si nos basamos en esta encuesta de opinión, la gente tiene la idea de que se necesita legislar en el tema eutanasia, sobre todo a quienes tienen enfermedades, la están pasando mal y sin alternativas terapéuticas”, dijo, según el portal del SMU.

Cabe recordar que el diputado colorado Ope Pasquet presentó, el 11 de marzo, un proyecto de ley para legalizar la eutanasia y el suicidio médicamente asistido.

El legislador sostiene que “toda persona adulta es dueña de su propia vida y debe poder disponer de ella, mientras no haga daño a otros”, lo que se trata de un criterio “radicalmente liberal” que “impregna nuestras leyes, que no castigan la tentativa de suicidio”.

Fuente:https://ladiaria.com.uy/articulo/2020/6/segun-encuesta-del-smu-82-de-los-uruguayos-esta-de-acuerdo-con-la-eutanasia/

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Aid to dying: What Jainism – one of India’s oldest religions – teaches us

Asia/India/Junio 2016/Autor: Editor / Fuente: theconversation.com

Resumen:  El 9 de junio, una ley que permite a los pacientes con enfermedades terminales para poner fin a su vida con la ayuda de un médico entró en vigor en California, abre las discusiones acerca de si la vida humana debe ser prolongada en contra del deseo de morir en paz y con dignidad. Un debate similar, pero diferente, ha tenido lugar en la India durante los últimos años, pero a la inversa.

On June 9, a law allowing patients with terminal illnesses to end their lives with help from a physician came into effect in California, opening conversations about whether human life should be prolonged against the desire to die peacefully and with dignity.

A similar yet different conversation has been taking place in India for the past several years, but in reverse.

In one of India’s religious traditions, Jainism, those at the end of life can choose to embrace a final fast transition from one body to another. However, a recent court case has challenged the constitutionality of this practice. As an expert in the religions of India and a frequent visitor, I have been following this issue with keen interest.
A rite to final passage

While on a visit to a Jain university in Ladnun, Rajasthan in western India in 1989, I had an opportunity to observe the practice of “Sallekhana” or “Santhara,” a somber rite through which one fasts to death.

A group of enthusiastic nuns rushed me in for a blessing being imparted to an octogenarian nun, Sadhvi Kesharji, who had taken this vow 28 days earlier. The nun had been diagnosed with a fatal kidney disease and been treated, but to no avail.

It was an auspicious moment. Her spiritual preceptor, Acharya Tulsi, praised her six decades as a nun and noted the lightness of her spirit and the strength of her resolve which guaranteed safe passage into her next incarnation.

This is not the only such case. It is estimated that some 200 Jains, both lay and monastic, complete the final fast each year. Jains living elsewhere in the world observe the practice as well.

For example, two Jain women who were born in India but spent most of their adult lives in the United States chose to fast in the last days prior to death. Vijay Bhade, a Jain woman from West Virginia, entered a fast unto death in 1997. A more recent case was Bhagwati Gada, from Texas, who suffered from advanced stage cancer and decided to fast unto death in 2013, after going through multiple rounds of chemotherapy.
Who are the Jains?

Jainism arose more than 2,800 years ago in northeast India. It teaches a doctrine proclaiming the existence of countless eternal souls who, due to their actions or karma, bind themselves to repeated lifetimes.

These souls could manifest as elemental beings in the earth or water or fire or air. They could evolve to become micro-organisms and plants or eventually take forms as worms, insects, birds, reptiles or mammals.

By committing acts of goodness, they might take human form and ascend to a place of everlasting freedom at the highest limits of the universe, from which they continue to observe forever the repeated rounds of existence experienced by the many souls below.

Jains do not believe in a creator God or an external controller. All experiences, good and bad, are due to one’s own exertions. The key to spiritual ascent resides in the performance of five vows also shared by Yogis and Buddhists in India: nonviolence, truthfulness, not stealing, celibacy and nonpossession.

Jains believe the practice of these vows helps release fettering karmas that impede the energy, consciousness and bliss of the soul. Every ethical success lightens the soul of its karmic burden. Mohandas Gandhi, the well-known leader of India’s independence, who grew up in the company of Jains, employed these vows personally and as a collective strategy of nonviolence to help India overcome the shackles of British colonization.
Freedom yes, but can there be coercion?

Up until recent years, the fast unto death process has been celebrated with newspaper announcements that laud the monks, nuns, laymen and laywomen who undergo this vow. But of late, questions are being raised whether it can result in coercion and cruelty.

In 2006, a young lawyer in Rajasthan, Nikhil Soni, challenged the constitutionality of this act, stating that it violates the anti-suicide laws that had been in put place by the British to stop the immolation of widows on their husband’s funeral pyre. The practice of widow burning has endured, despite many efforts to abolish the practice.

The high court of Rajasthan ruled in favor of Soni in 2015, effectively making the practice of fasting to death punishable by law. However, some weeks later, the Supreme Court of India placed a stay on this ruling. The case is still awaiting its final verdict. Observant Jains claim this is an important part of their faith.

Entering the fast requires counsel and permission from one’s spiritual advisor. And the process of rejection of food is gradual. First, one takes some yogurt, then only milk, then only juice, eventually moving from water to total rejection of any nutrition or hydration.

Physicians state that this is not death by starvation but by dehydration. The body automatically goes into a state of ketosis (when the body starts to break down stored fat for energy), often accompanied by a peaceful state.
Rights versus rites approach

What can we learn from such spiritual practices?

Debates on end of life focus on the “rights” approach, thus appealing to the rational mind. Spiritual traditions on the other hand assert that it makes no sense to prolong suffering. They use a “rites” approach to the inevitable passing of the human body.

Jains believe that the soul has always been here, that the soul cannot be destroyed and that through the process of death, one transitions to a new body.

The Jain tradition shows how we can move without attachment into death rather than clinging to life. In their acceptance of the inevitable, they set an example that death is not an evil but an opportunity to reflect on a life well-lived and look forward to what lies ahead.

Fuente de la noticia: https://theconversation.com/aid-to-dying-what-jainism-one-of-indias-oldest-religions-teaches-us-60828

Fuente de la imagen: https://62e528761d0685343e1c-f3d1b99a743ffa4142d9d7f1978d9686.ssl.cf2.rackcdn.com/files/126173/width926/image-20160610-29225-9kpg6l.jpg

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