En primera persona: Empecé con el activismo medioambiental a los 10 años
Rebajar la edad para votar a 16 años cambiaría cómo los políticos ven a la juventud.
Āniva Clarke , asesora infantil del Comité de los Derechos del Niño.
Una asesora del Comité de los Derechos del Niño para un medioambiente limpio y sano cuenta a Noticias ONU como desde que era niña estuvo en la lucha contra el cambio climático y la degradación de nuestros ecosistemas, demostrando científicamente por ejemplo como era necesario prohibir las bolsas de plástico de su uso cotidiano.
El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas ha publicado esta semana una guía sobre los derechos del niño y el medioambiente, con especial atención al cambio climático.
Las recomendaciones especifican las medidas legislativas y administrativas que los Estados deben aplicar de forma urgente para hacer frente a los efectos adversos de la degradación del medioambiente y el cambio climático, garantizar un mundo limpio, saludable y sostenible y preservarlo para las generaciones futuras.
La adopción de la guía, conocida formalmente como Observación General nº 26, tiene lugar tras dos rondas de consultas con los países, las instituciones nacionales de derechos humanos, las organizaciones internacionales, la sociedad civil, los expertos en el ámbito y los niños.
Āniva Clarke, miembro del Equipo de Asesoria Infantil. Clarke, una joven de 17 años de Samoa, una isla del Pacífico Sur, fue una de las asesoras del Comité para esta importante Observación y cuenta a Noticia ONU su experiencia en la lucha por un medioambiente sano y limpio.
Experimentos con el plástico
“Actualmente estoy cursando mi último año de la escuela secundaria en Nueva Zelanda y este año me he enfocado en ser la prefecta jefa de mi escuela, además de trabajar con el Equipo de Asesoría Infantil.
Pero empecé con el activismo medioambiental a los 10 años, cuando crecía en Samoa.
Empecé participando en un concurso de oratoria en el que hablé de cómo el cambio climático estaba afectando el medio ambiente en Samoa y de cómo los jóvenes de la isla continuamente se enfrentaban a las consecuencias del cambio climático.
Ese mismo año, también hice un proyecto para una feria de ciencias porque estaba muy intrigada por el problema de las bolsas de plástico en Samoa, las cuales no estaban prohibidas en ese entonces.
Cada vez que ibas a un supermercado, te daban tus compras en una bolsa de plástico.
Y era un gran problema porque el país estaba contaminado con bolsas.
Así que hice un experimento donde traté de descomponer varias bolsas para ver cuál se descomponía mejor.
Aún las bolsas de plástico que llevaban la etiqueta de compostables no se descomponían en el tiempo que estaban supuestas a descomponerse.
Así, usé ese experimento científico para comprobar que necesitábamos prohibir las bolsas de plástico y buscar opciones alternativas como las bolsas de tela.
Hacer más por el medioambiente
Después de esto, realmente me animé a querer hacer más con el medio ambiente.
Cuando tenía unos 11 años, me ofrecieron la oportunidad de ser la miembro juvenil de Women in Climate Change (Mujeres Contra el Cambio Climático), una organización regional en el Pacífico, dirigida por su líder Langley Puy de Sherrell Jackson.
Gracias a ello pude dar varios discursos y talleres medioambientales por toda Samoa.
Esta experiencia me animó a crear un club de medio ambiente en mi escuela primaria cuando estaba en el octavo año. Creo que tendría unos 12 años.
Y así empezamos un club de medio ambiente llamado Eco Tour. La palabra «tour» en samoano significa guerrero. Así que era Eco Guerrero.
Hicimos muchos proyectos en nuestra escuela y también animamos a otras escuelas a hacer lo mismo mediante auditorías de residuos.
Hicimos limpiezas y “miércoles sin residuos”, en los que motivábamos a la gente a erradicar el plástico proveniente de sus loncheras y a usar opciones reutilizables.
Realmente funcionó porque vimos una gran reducción en el plástico que encontrábamos en los botes de basura escolares.
Animada a seguir
Todo este trabajo en la comunidad me hizo pensar que esto era algo que quería seguir haciendo.
A partir de ahí, pasé a formar parte de la Red Internacional de los Derechos del Niño (CRIN) como asesora climática en 2020, cuando tenía 14 años.
Esa fue una gran oportunidad para crear contactos más allá de la región del Pacífico y trabajar en otras regiones.
Y luego, eso me permitió ir al Taller Internacional de los Derechos del Niño en Indonesia. La Convención sobre los Derechos del Niño en Indonesia fue en 2019, donde fui a educarme. (…) Todo esto me permitió convertirme en una asesora infantil para CRIN y luego me convertí en asesora para la Observación General.
Una de las primeras cosas que hice fuera de la escuela (…) fue el proyecto Fina Finau, que era un proyecto de liderazgo y un programa de tutoría sobre talleres de activismo climático, y fue y aún es dirigido por Sabrina Sulawai Mahuka, en la Samoa Americana.
Una isla pequeña con grandes impactos
Samoa está muy expuesta al cambio climático. Es una isla pequeña; un grupo de islas pequeñas. Sin embargo, no está tan afectada como otras islas del Pacífico, como el cercano Chokilau, que es un atolón muy pequeño y donde los efectos del cambio climático son muy, muy graves.
Pero eso no significa que los efectos del cambio climático en Samoa no sean tan malos porque son de hecho muy graves. Y como yo he crecido allí, he visto cómo ha cambiado con el tiempo.
El nivel del mar de las playas que solía visitar cuando era más joven, por ejemplo, ha cambiado en los últimos 15 años.
Muchos de los árboles que solían estar lejos, más arriba en el litoral, ahora están erosionados y se pueden ver sus raíces porque la arena ha disminuido a causa del aumento del nivel del mar.
Y lo mismo ocurre con la pérdida de biodiversidad. Tenemos un animal en vía de extinción, un pájaro único llamado paloma manumea. Se ha vuelto cada vez más raro verlo y no ha sido citado desde hace ya varios años.
Hay muchos esfuerzos de conservación para proteger la manumea, pero la pérdida de esa biodiversidad es cada vez más común.
Y luego las temperaturas, así como probablemente muchos otros países se han dado cuenta, particularmente en Europa en el verano pasado, la temperatura está aumentando y por lo tanto en Samoa se puede ver cómo el clima está cambiando.
Normalmente tenemos dos estaciones, la seca y la húmeda. La última vez que estuve en Samoa, que fue en julio, se suponía que era la estación más seca, pero el clima era tan impredecible y terminó por convertirse en lluvia.
Llovía todos los días. Cuando era más joven eso nunca pasaba, durante el periodo de julio siempre estaba muy seco y no teníamos suficiente agua. Ese contraste extremo demuestra lo grave que se está volviendo el cambio climático.
Y luego también las catástrofes naturales mucho más frecuentes, como los ciclones. Y no se trata solo de Samoa, sino de los países de todo el Pacífico.
Vanuatu, por ejemplo, ha experimentado una gran cantidad de ciclones en el pasado. Pero creo que han tenido dos en tan solo los últimos días. El aumento de la frecuencia demuestra lo mucho que el clima está cambiando.
El blanqueamiento del coral también es un gran problema en Samoa. Cuando voy en kayak y miro el coral, están todos blanqueados y muertos, y eso está teniendo un gran impacto en nuestras costas, así como en los ecosistemas dentro de nuestros océanos. Se están volviendo menos diversos y diferentes clases de peces han tenido que migrar a charcas de aguas debido al cambio climático.
Activismo en Samoa
Creo que hay mucho activismo en Samoa que está marcando la diferencia. Muchas ONGs y proyectos en marcha están dando un gran paso en la dirección correcta.
Pero creo que necesitamos ayuda de los países más grandes y de sus gobiernos, los que más contaminan y crean las mayores huellas de carbono del cambio climático y los que deben reconocer que estamos intentando poner de nuestra parte para reducir el impacto de esta crisis.
Sin embargo, debido a nuestro pequeño tamaño, el trabajo que realizamos no tiene el suficiente impacto en el clima de todo el planeta como para revertir los efectos que está sufriendo nuestro país.
Y por eso creo que es importante que los países más grandes reconozcan el trabajo que estamos intentando hacer y los llamamientos que estamos intentando sean escuchados, en lugar de ver a Samoa como una pequeña isla del Pacífico en una vasta región. Porque a menudo ven el Pacífico como un océano en vez de una comunidad.
Creo que es el mayor problema que debemos reconocer, porque nosotros somos el futuro. Porque a medida que los adultos mayores empiezan a fallecer y nos convertimos en la próxima generación, lo que es inevitable, vamos a tener que ser nosotros los que nos enfrentemos a estos problemas del cambio climático.
Y aunque digan: ‘Oh, esto no será un problema que tengamos que resolver hasta 2050 o 2030’, para entonces, ya no seremos los jóvenes. Seremos los líderes, los científicos, los políticos que tendrán que idear soluciones para tratar de revertir los problemas creados por las personas que nos precedieron.
Para evitar tener que llegar a ese punto en el que no podamos revertirlo, necesitamos que los adultos escuchen lo que tenemos que decir. Porque un día vamos a ser los que dirijamos este mundo y queremos vivir en un planeta seguro y limpio, y en el que tengamos la confianza de que podremos sobrevivir como raza humana.
Hacerse escuchar
Sí, creo que podemos cambiar lo que está sucediendo, porque pienso que el poder viene de la juventud y los niños de hoy intentan que marcar la diferencia. Intentamos que se nos escuche.
Intentamos ser parte de las discusiones donde se toman estas decisiones cruciales sobre temas globales. Pero hay tantas restricciones que nos impiden influir tanto como podríamos, por ejemplo, la norma sobre la edad para votar. No podemos votar hasta los 18 años.
Y hasta entonces, los políticos no nos escuchan.
Lo harán de manera genuina, no oirán lo que tenemos que decir, porque no somos la población a la que intentan apelar.
Creo que uno de los principales problemas para que se escuche la voz de los niños es que no tenemos voz en la esfera política, que es donde se toman las decisiones más importantes a nivel mundial sobre el medio ambiente y sobre el mundo que nos rodea.
Por eso creo que la voz de los niños no se escucha lo suficiente.
Bueno, creo que es una especie de punto de vista un poco conflictivo, porque obviamente no creo que la edad para votar deba reducirse a los 10 años o algo así, esa edad es bastante temprana y muchos niños en ese punto de su vida todavía no están completamente informados sobre las decisiones que se toman globalmente.
Pero creo que reducir la edad de votación a los 16 años tendría un gran impacto en cómo los políticos ven a la juventud como una población a la que apelar.
Y creo que a los 16, votar no es algo que consuma todo tu espacio mental y aún puedes enfocarte en la escuela, puedes dedicarte a otras cosas; es simplemente algo que permitiría hacer oír tu voz y que se escuchen tus opiniones.
Aunque esto pueda cambiar a lo largo de los próximos años mientras estoy en la universidad, mi objetivo final es trabajar como abogada medioambiental y de derechos humanos. En los próximos 10 años, tendré 27.
Me gustaría entrar en el gobierno y trabajar en Asuntos Exteriores o en el Ministerio de Medio Ambiente y poder opinar en las decisiones que se tomen sobre nuestro medio ambiente.
Bueno, al ritmo actual no creo que se esté haciendo lo suficiente para proteger a nuestro planeta de la crisis climática. Muchos gobiernos se han comprometido a alcanzar diferentes objetivos medioambientales. Pero para ser sincera, no creo que muchos de esos gobiernos cumplan esas promesas y realmente necesitamos hacer algo al respecto.
Cómo funcionaba la tierra
Creo que es importante señalar algo en esta entrevista acerca del Pacífico, y es que la gente del Pacífico vive de la tierra. Todo lo que hacemos se basa en nuestra tierra y eso es evidente en todas nuestras creencias, religiones y tradiciones ancestrales; en la comprensión de cómo funcionaba el mundo que nos rodeaba antes de que la ciencia moderna hubiera demostrado estas funciones a través de descubrimientos científicos.
Teníamos esa misma comprensión a través de un conocimiento indígena que procesaba de manera diferente cómo funcionaba la tierra.
Hace miles de años, sabíamos cómo viajar, sabíamos cómo encontrar tierra y nuevas direcciones y cómo llegar a lugares a través de las estrellas. Y sabíamos que teníamos una comprensión de cómo funcionaban nuestros entornos. Esto se ha demostrado a través de los diferentes edificios que se han descubierto a lo largo del Pacífico.
Esta antigua comprensión de nuestro entorno y la conexión indígena que no muchas otras culturas tienen, demuestra que tenemos las respuestas y que debemos hacer todo lo posible para proteger el Pacífico y el mundo antes de que sea demasiado tarde.
Creo que hay que esforzarse más por encontrar personas que tengan la pasión y que estén haciendo el trabajo de base comunitario en el Pacífico, y darles la oportunidad de subir al escenario mundial y compartir lo que creen.
Asesora para el Comité
Ser una asesora infantil ha sido una gran oportunidad y estoy muy agradecida por ello.
Creo que también ha sido una gran oportunidad para ampliar mis conocimientos sobre los derechos humanos y, en particular, los derechos de los niños, y comprender mejor cómo funcionan estos asuntos, especialmente en las Naciones Unidas.
En cuanto a la Observación, creo que puede marcar una diferencia, porque todos los países del mundo forman parte de la Convención sobre los Derechos del Niño (excepto
Estados Unidos y Somalia) y eso significa que la mayor parte del mundo tiene que cumplir con las regulaciones que el Comité emita.
Al esbozar una Observación General oficial sobre los derechos de los niños a un entorno sano, se obligará a los gobiernos a reconocer que no tenerlo compromete el futuro de los jóvenes y, por tanto, se les animará a tomar medidas para proteger el medio ambiente antes de que sea demasiado tarde.
Creo que ciertos recursos como la Carta de las Naciones Unidas, ayudan a que los jóvenes tengan una comprensión de cómo la Observación General está ayudando y protegiendo su futuro, porque a menudo cuando se ejecutan estos métodos globales de toma de decisiones, los jóvenes alrededor del mundo no alcanzan a entender cómo se van a ver beneficiados en el futuro, por lo que creo que los recursos, las herramientas y todo lo que se ha invertido en hacer la Observación General tan grande como es, va a marcar una gran diferencia.