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El feminismo: de la ilustración a la globalización

Rosario Herrera

En la teoría feminista
Se plasman los efectos reflexivos
de las luchas de las mujeres
por su liberación.
Celia Amorós

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No deja de sorprender la actualidad en problemas, conceptos rectores, líneas de pensamiento, posiciones filosóficas, perspectivas teóricas, programas, movimientos sociales y contexto histórico-político, una obra colectiva sobre el trayecto histórico, político y cultural que va desde el feminismo ilustrado hasta la globalización”, muy bien pensada, erudita y con un elenco de filósofas especialistas en el tema cinco estrellas, coordinada por la prestigiada teórica y luchadora feminista española, la Dra. Celia Amorós, a quien hace algunos años tuve el honor de hospedar y dialogar durante una larga caminata por Morelia, en el marco de una conferencia magistral sobre filosofía y feminismo que dictó en Morelia, y a quien años más tarde volví a encontrarme en la UNED de Madrid, España, ella como profesora e investigadora y la que escribe como estudiante del doctorado de su departamento: Filosofía Moral y Política. Siempre aguda y polémica, sin dejar de ser, haciendo honor a su apellido, amorosa. Una obra en cuya coordinación la acompaña, la Dra. Ana Miguel Álvarez, filósofa española, profesora e investigadora titular de la universidad Rey Juan Carlos de Madrid, temprano destacada por su tesina sobre “Marxismo y Feminismo en Alexandra Kolantai” (la voz de Galicia (1 de noviembre de 2006), su brillante tesis doctoral defendida en la Universidad Autónoma de Madrid, “Élites y participación política en la obra de John Stuart Mill” y sus novedosos textos sobre Flora Tristán y el feminista Quasim Amin, que incluye en esta magna obra (Celia Amorós y Ana de Miguel, Teoría feminista: de la ilustración a la globalización, Madrid, Minerva, 2005).

Desde el Primer Tomo, estamos ante un espléndido libro colmado de profundos pensamientos filosóficos rectores: 1) conceptualizar es político; el feminismo es una teoría crítica de la sociedad; 3) las tesis de la teoría feminista pueden ser exploradas en las redes de Movimiento Feminista, cual laboratorios de experimentación con los conceptos y teorías que desafían los códigos patriarcales dominantes; 4) el problema toral del feminismo es la ceguera de las tradiciones emancipatorias ante el sistema de dominación patriarcal; una ceguera que sigue afectando a la sociedad y exigiendo la imperiosa llamada de Mary Wollstonecraft: “Que las feministas ilustradas dejen de sacar brillo a sus cadenas y se dispongan a quitárselas”. Algo que recuerda unas palabras de Karl Marx: “El esclavo besa sus cadenas”. Una terrible verdad que si la hubiera profundizado, se le habría adelantado a Sigmund Freud, en la invención del discurso psicoanalítico.

Tres volúmenes que recogen el trabajo de una década, con doctos ensayos de investigación de numerosas y doctas pensadoras, que sistematizan el movimiento social feminista y sus teóricas, que tratan de ponerle nombre al sistema de dominación humana patriarcal más “antiguo del mundo” (Kate Millet).

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“De la Ilustración al Segundo Sexo”, es el tema del Tomo 1, la llamada “Primera Ola”, cuyo programa resume esta explosiva fase a través de una red conceptual que se despliega en estas tesis principales: 1) La teoría feminista es un corpus conceptual y reflexivo que se despliega en una práctica escritural y dialógica que plasma los efectos reflexivos de las luchas de las mujeres por su liberación” (Celia Amorós); 2) la teoría feminista no es un pensamiento lineal ni homogéneo de acuerdo a las luchas; 3) la trayectoria va de los agravios y quejas de las mujeres contra el poder usurpador patriarcal del que se asume como amo y/o es levado a ese rango, hasta “las vindicaciones” que se expresan la denuncia de la crisis de legitimidad de este “poder” en las luchas por la ciudadanía de las mujeres en la Revolución Francesa y que llega hasta el Movimiento Sufragista; 4) la obra de la filósofa existencialista Simone de Beauvoir [Le deuxieme sexe, Gallimard, 1949 (El segundo sexo, Madrid, Aguilar, 1972)], es la articulación entre las preguntas últimas de esta primera fase y la apertura de los nuevos ámbitos temáticos de la llamada “Segunda Ola” del feminismo.

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Del feminismo liberal a la posmodernidad, es el corpus del volumen 2, al filo de la “Segunda Ola”, que recorre la fase de las movilizaciones feministas de los 60 y 70 del siglo pasado, teniendo como horizonte el mayo del 68 y los movimientos estudiantiles mundiales, con sus militantes de la New Left y del Movimiento Pro Derechos Civiles de los afroamericanos, pero donde las mujeres experimentan el sexismo, por lo que se plantean su autonomía, y en el plano teórico, independizarse de la absorción de sus problemas por los paradigmas vigentes: el marxismo y el psicoanálisis, que gesta el “feminismo radical”, para dar cuenta de la opresión de las mujeres en todas sus tan frívolas como intolerables facetas. Y donde surgen paralelamente el feminismo socialista y el feminismo cultural, con su puesta en cuestión de los ideales ilustrados desde la perspectiva de la posmodernidad, que le plantea al feminismo emancipatorio inexcusables retos.

Un segundo tomo abundante en pensamientos filosóficos y propuestas: 1) el feminismo liberal de la posguerra, a través de la pluma de Betty Friedan y la fundación del feminismo liberal, a través de la aguda lectura de Ángeles Perona; 2) lo personal es político: el surgimiento del feminismo radical a cargo de Alicia Puleo; 3) “La dialéctica del sexo” de Shubmith Firestone: modulaciones feministas del freudomarxismo, por una autorizada freudomarxista como Celia Amorós; 4) la teoría de las mujeres como clase social, a través de los agudos pensamientos de Christine Delphy, Lidia Falcón y Asunción Portolés, que llevan hasta sus últimas consecuencias la lucha de clases al corazón de la dominación patriarcal, 5) el feminismo socialista estadounidense de la

“Nueva Izquierda” y las teorías del sistema dual (capitalismo+patriarcado), bajo la conducción de Cristina Molina Petit; 6) teoría del feminismo radical: política de la explotación sexual (Kathleen Barry); 7) los debates del feminismo cultural a cargo de Raquel Osborne; 7) la diferencia sexual como diferencia esencial de Lucy Irigaray y Luisa Posada Kubissa; 8) el pensamiento de la diferencia sexual en el feminismo italiano, representado obviamente por Luisa Muraro, con su polémica tesis del “orden simbólico de la madre”, conducido por Luisa Posada Kubissa y 9) el feminismo y la posmodernidad: una difícil alianza (Seyla Benhabid).

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De los debates sobre el género al multiculturalismo, es el título del Tomo 3, que se sitúa en el horizonte de la globalización y la dilución de las fronteras, que exige una agenda feminista global, de acuerdo a sus exigencias. Los movimientos “queer”, que llevan a debate hasta el mismo concepto, en los países coloni8xados por Occidente, donde surge un “feminismo poscolonial”: los ecofeminismos que dan forma a la convergencia de ciertas perspectivas feministas y la problemática ecológica, como “la feminización de los flujos migratorios”, que hace apremiante la contrastación de los derechos humanos de las mujeres con el fenómeno de la multiculturalidad.

El acceso a las nuevas tecnologías, los procesadores, los sitios virtuales y el ciberfeminismo, que liga a nuevos sujetos emergentes a las anónimas relaciones con el capital y el trabajo en lo que llama el filósofo catalán Eugenio Trías llama “El Casino Global”, que obligan a un nuevo orden de género y, necesariamente, a que la teoría feminista se haga cargo de un nuevo e inmenso material de reflexión.

Fuente del articulo: http://michoacantrespuntocero.com/el-feminismo-de-la-ilustracion-a-la-globlalizacion/

Fuente de la imagen: http://michoacantrespuntocero.com/wp-content/uploads/2015/11/Imagen-de-la-cabecera-de-la-marcha-de-Madrid-.jpg

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Libro: Género y globalización

Género y globalización

Alicia Girón. [Coordinadora]

Magdalena Valdivieso. Silvia Berger. Ivonne Farah. Cecilia Salazar de la Torre. María Luisa González Marín. Consuelo Ahumada Beltrán. Patricia Rodríguez. Blanca Pedroza. Alba Carosio. Gioconda Espina. Alejandra Arroyo. Eugenia Correa. [Autoras de Capítulo]

Colección Grupos de Trabajo.
ISBN 978-987-1543-16-8
CLACSO.
Buenos Aires.
Agosto de 2009

El presente libro es lectura obligada para quien desee estudiar el efecto de la crisis económica actual en el género y su desenvolvimiento en el marco de la globalización. En palabras de una de las exponentes más importantes de los movimientos feministas: “los avances en la reflexión feminista sobre globalización, economía y género han sido sustanciales en el último período en América Latina, como lo demuestran los artículos en este libro. De ser una reflexión casi inexistente a los ojos de la disciplina económica y de la sociedad, ha pasado a ser una perspectiva reconocida, visibilizando nuevas conexiones y ambivalencias, aportando nuevas categorías de análisis y complejizando el conocimiento y la búsqueda de alternativas […] En todos los procesos de ajuste estructural, las mujeres han funcionado como un factor oculto de equilibrio para absorber los shocks de los programas de ajuste de la economía, tanto intensificando el trabajo doméstico para compensar la disminución de los servicios sociales por la caída del gasto público, como por el hecho de que la privatización de los sistemas de seguridad social ha incidido en mayor medida en las mujeres por su papel en la reproducción (costos sociales de la maternidad asumidos individualmente, por ejemplo). Así, su posición en la familia y en el mercado de trabajo las ubica como parte de la estrategia desreguladora del mercado. En todos los casos, al no tomar en cuenta el valor del trabajo reproductivo, las mujeres tienden a doblar su carga de trabajo en la sociedad, mucho más en tiempos neoliberales, en los que las responsabilidades de los Estados frente al bienestar de la ciudadanía son desplazadas a lo privado”.

Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=4&campo=titulo&texto=genero

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Entrevista a Ulrika Holmström: “La igualdad de género es una prioridad del gobierno sueco”

09 Octubre 2016/Fuente: /Autor: Ben Davis Min

A su paso por Buenos Aires, luego de haber participado en el Foro Internacional sobre Derechos de las Mujeres y el Desarrollo organizado por la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID), en Costa do Sauípe, concedió una entrevista a Notas Ulrika Holmström, miembro de la Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional, especialista en cuestiones de género y reconocida feminista. Estudió Ciencias Políticas e Historia Económica Internacional en la Universidad de Estocolmo. Habla perfectamente en castellano y portugués.

-¿Qué significa ser feminista?

-Significa reconocer que existe una desigualdad sistémica entre mujeres/niñas y hombres/varones y tener la decisión de querer cambiar esa realidad.

-¿Cómo han sido tus comienzos en el trabajo de cuestiones de género?

-Empecé a trabajar con una ONG sueca llamada Fórum Syd, que es una organización de la sociedad civil. Después me surgió una oportunidad de trabajar en Angola como asesora, en tareas relacionadas con asuntos de igualdad de género. Y ahí también trabaje para otra organización sueca que se llama Grupos África de Suecia. Hoy en día la organización trabaja dando apoyo financiero y trabajando en conjunto con ONGs locales. Trabajé en Angola en tareas súper interesantes, porque el país había estado muchos años en guerra y justo cuando yo llegue en 2002, se había firmado un acuerdo de paz.

-¿Es parecida la problemática de la mujer de Angola a la de las mujeres suecas?

-Mucho no, porque los contextos son muy diferentes. En Angola hay una alta presencia de la pobreza y una gran mortalidad materna. Esa situación no tenía nada que ver con Suecia, donde un parto no es peligroso para la mujer. Y la situación de pobreza es totalmente diferente. El contexto de la posguerra también era totalmente diferente. Los problemas tenían que ver con la falta de infraestructura básica.

Pero después también había problemas en común también. Eso fue interesante porque, por ejemplo, la violencia de género es un problema importante en Suecia también y era un problema grande en Angola. El dominio de los hombres en muchas áreas de decisión también, así como las ideas sobre la sexualidad de las mujeres. Esas eran notas comunes a ambas culturas.

-¿El tema de la sexualidad de la mujer es similar en la mujer angoleña y sueca?

-Hay problemas en común en relación a cómo se ve la sexualidad de las mujeres y la de los hombres. Como por ejemplo en caso de una violación cuando se insinúa que la mujer tuvo alguna culpa o se cuestiona la ropa que llevaba… El hecho de que a veces los hombres dominaban el discurso en las conversaciones y las mujeres quedaban afuera. Eso en Suecia pasa también.

-¿Trabajaste en Argentina?

-Si en 2008/2009 trabajé como asesora de género en la Fundación Mujeres en Igualdad (MEI). Es un contexto muy diferente, con otro nivel de educación, pero también con algunas problemáticas muy específicas de aquí. Por ejemplo, en América Latina la cuestión de los femicidios es un problema muy grande, los números son horrendos. Otro problema muy grave en Argentina es la trata humana.

-¿Acerca de tu tarea actual: estás trabajando en una organización estatal?

-Sí, se llama SIDA, en español es ASDI (Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional). Y trabajo en el área de igualdad de género.

-¿Que es lo que hace el gobierno sueco concretamente por la igualdad de género?

-La igualdad de género ha sido una prioridad desde hace muchos años, pero más ahora que tenemos un gobierno feminista. Es un gobierno que tenemos desde hace un año y que se declaró como el primer gobierno feminista. También declararon una política exterior feminista. Hay un plan de acción y tenemos una embajadora por la igualdad de género. Este gobierno le está poniendo muchísimo énfasis a este tema.

En mi trabajo lo que hacemos en esa área es apoyar a las instituciones en los países donde trabajamos. El apoyo puede ser al Estado, en el caso de que se trate de un Estado democrático y transparente, como también puede ser un apoyo a la sociedad civil, ONGs, por ejemplo un apoyo a organizaciones de mujeres, organizaciones de derechos humanos u otras áreas donde es relevante la perspectiva de género. Mi trabajo es ayudar a mis colegas, sobre todo a los que trabajan en las embajadas, porque tenemos personal de la Agencia en las embajadas. Y yo trabajo con ellos para asegurar que todo el dinero que va para algún programa, a algún proyecto que termine beneficiando a las mujeres. Que haya una perspectiva de género, que se haga un análisis y que se puedan medir los resultados.

-Uno de los puntales del Estado de bienestar fue la asistencia médico sanitaria, ¿cómo está el tema actualmente en Suecia?

-Toda esa área está bastante bien cubierta en Suecia, el aborto es legal, y es accesible. Sobre el aborto hay un consenso bastante amplio. Aunque ahora aparecieron algunas voces que lo están cuestionando nuevamente. Y con relación a los partos, Suecia es un lugar relativamente seguro para tener un hijo, pero ahora se han empezado a ver problemas que muchos adjudican a falta de recursos. Por ejemplo, a una mujer la pueden mandar a otra ciudad a tener su hijo porque no hay lugar y eso es una problemática que se ha vuelto cada vez más visible. La atención debe ser igual para suecos y para inmigrantes.

-¿Crees que existe una relación entre pobreza e igualdad de género?

-Sí, veo muchas relaciones. Por un lado vemos que de los más pobres las mujeres son la mayoría. Las mujeres pobres están afectadas por una doble discriminación. Están en una situación más complicada. Y por otro lado, para trabajar contra la pobreza uno de los factores más importantes es tratar de generar más equilibrio entre hombres y mujeres, porque hay una relación entre los derechos de las mujeres y la pobreza. Además la pobreza tiene muchas dimensiones. Puede ser falta de recursos o dinero, pero también puede ser la falta de voz, de tiempo, de poder de decisión. Estos factores forman parte de lo que puede ser la pobreza. Y las mujeres lo viven muchas veces de otra manera que los hombres.

-¿Es posible lograr la igualdad de género habiendo una gran desigualdad económica en la sociedad?

-Yo creo que está muy relacionado con la economía. Si hay mucha división en la sociedad es difícil lograr la igualdad de género. La igualdad de género está relacionada con otros tipos de desigualdades.

-Estuviste en el Foro Internacional de AWID por el Derecho de las Mujeres, en Brasil ¿cuál fue tu experiencia?

-Fue súper interesante. Es una red de organizaciones de mujeres y cada cuatro años organizan un foro feminista. Los hubo en Estambul, en Bangkok, en Ciudad del Cabo en Sudáfrica. Es un gran foro de encuentro del movimiento feminista en el mundo. Y este año eran más de 1800 personas de 140 países. Había un montón de seminarios que pasaban simultáneamente. Un tema del que se habló mucho fue la falta de recursos para las organizaciones de las mujeres, otro tema tratado fue el papel de las corporaciones multinacionales y de las relaciones desiguales de comercio entre los países que afectan a las mujeres. Se habló mucho también de todo el dinero que se gasta en armas comparado con el dinero que va para proyectos de paz. Son una gota en el océano por comparación y eso habla un poco de lo absurdo que es el mundo.

Me parece que este encuentro en Brasil fue muy interesante porque estaba muy representado el universo de organizaciones que luchan por los derechos de las mujeres, que es una fuerza increíble. Yo viajé mucho y en todos los países existen este tipo de organizaciones y se parecen. El tipo de trabajo que hacen, el compromiso que hay y las cosas increíbles que generan con muy poquitos recursos. Y eso es lo que tenemos que cambiar, sobre todo nosotras que tenemos un país que se declaró feminista, tenemos que generar más recursos para ese trabajo.

Fuente de la entrevista:https://notas.org.ar/2016/10/05/ulrika-holmstrom-suecia-feminismo-recursos/

Fuente de la imagen: https://notas.org.ar/wp-content/uploads/2016/10/Ulrika-680×365.jpg

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Entrevista Argentina Casanova:“El papel que desempeñan los medios no es pasivo ni inocente”

04 Septiembre 2016/Fuente: Rebelión/Autora:Fernanda Sánchez Jaramillo
Argentina Casanova, comunicadora profesional, activista mexicana contra la violencia de género.En esta entrevista que aborda el papel y uso del lenguaje de los medios de comunicación sobre la violencia de género.
Fernanda Sanchez Jaramillo (FSJ): ¿Qué papel cumplen los medios de comunicación en la multiplicación de la violencia contra la mujer? 

-Andreina Casanova (AC)
: Junto a quien comete el feminicidio o la tortura, un medio que le da cobertura – la mayoría de las veces- con un discurso cuyo efecto es sembrar terror en otras mujeres alecciona y multiplica su efecto a través de las redes sociales. Por sí mismo, el “terrorismo sexista” de los medios debe ser visibilizado para ser desmontado. El papel que desempeñan los medios de comunicación no es pasivo ni inocente.-FSJ: ¿Qué elementos se requieren para informar con rigor sobre violencia contra la mujer? 

-AC: Identificar los elementos que criminalizan a las víctimas de la violencia feminicida y evitar hacer uso de estos; además, comprender y asumir que existe responsabilidad social de los medios de comunicación como reproductores de la violencia, pero también entender su rol en la prevención, evitando la reproducción de modelos, estereotipos y figuras sexistas o discriminatorias que naturalizan la violencia contra niñas y mujeres. -FSJ: ¿Qué se debe evitar al reportar sobre violencia contra la mujer? 

-AC: Exhibir los cuerpos desnudos, sus rostros, ofrecer datos personales que faciliten su identificación y de familiares, ya que esto contribuye a la violencia comunitaria. Evitar aportar elementos que contribuyan a la criminalización en la sociedad y, por el contrario, ocultar o minimizar aquellos que permiten comprender los contextos de violencia e identificar las intersecciones de la discriminación. Los medios “ocultan”, por ejemplo, los datos cuando son menores de edad, su situación de discapacidad y violencias previas para evitar que haya una “idenficación o empatía” con la víctima y, en cambio, generan morbo y enjucian con frases como estas: “era puta”, “era bailarina”, era “mala madre”, “era drogadicta”, todo lo que apunta a justificar la violencia y al agresor.

-FSJ: ¿Es “epidémica” la violencia contra la mujer en México? 

-AC: Recientemente la ONU consideró la violencia contra la mujer como una “pandemia mundial”, que afecta a algunos países, entre ellos México. Esto se relaciona con las anquilosadas estructuras de género que contribuyen a la violencia; además de ser, en sí mismas, formas de violencia contra las mujeres pues restringen el pleno desarrollo y la libertad de elegir sobre las vidas y los cuerpos de las mujeres. La ONU estima que 70% de las mujeres sufren violencia en su vida. 

-FSJ: ¿Los medios revictimizan a la mujer, a su familia y a las supervivientes de violencia?

-AC: Sí, por supuesto. En el ensayo Los derechos humanos de las mujeres y la criminalización de las identidades femeninas en las coberturas periodísticasi expongo este proceso de victimización. Cuando las mujeres son víctimas de un hecho de violencia que vulnera su dignidad, lo que tenemos son páginas de periódicos, notas en radio o en televisión en las que entrevistan a familiares o a las mismas víctimas, se replica información en la que sus datos personales son expuestos con la consecuente sobre-victimización y riesgo de discriminación en sus espacio de trabajo y convivencia social. Incluso en casos de víctimas de violencia sexual la información se convierte en un factor detonador de violencia comunitaria y/o escolar. 

-FSJ: En México varios medios de comunicación parecen haberse especializado en la necrofilia, relatan el número de muertes y de muertas, pero… ¿Analizan la violencia machista contra las mujeres? 

-AC: Creo que se ha abordado una cobertura necrofílica, pero no con perspectiva de género. Por eso proponemos una metodología más allá del “uso del lenguaje incluyente” o que evite la criminalización. Proponemos una pauta de análisis que identifique, y elimine, los elementos de la criminalización y la discriminación y la cobertura periodística que contribuyen al terrorismo sexista. El terrorismo sexista de los medios se manifiesta en cinco formas: por un lado, está lo que Rita Segato ha llamado “pedagogía de la crueldad”; una segunda forma es la criminalización de las identidades femeninas; la tercera, la reproducción de los discursos patriarcales de control, especialmente sobre el cuerpo de las mujeres; la cuarta es la propaganda-proclama de los hechos violentos contra el cuerpo de las mujeres y, la quinta, violenta y alecciona. Así las he clasificado para el análisis para “desmontar” estas formas de redacción, edición, estilo y diseño periodístico. 

-FSJ: ¿Qué impacto tiene en una niña o en una adolescente la información que recibe a través de los medios? 

-AC: La propaganda-proclama de la violencia ocurre cuando la cobertura hace apología de los hechos violentos, que se cometen contra el cuerpo de las mujeres, naturalizándolos, e incluso utilizando palabras que las despojan de su identidad y su condición de persona para referirse a ellas como cosas sin vida y sin valor. Un ejemplo son los títulos de noticias como: “Encuentran enmaletada”. Los medios pueden ser reforzadores de estereotipos/roles y las coberturas-enfoque-lenguaje, son distintas formas de una violencia, estableciendo causas-efectos ligadas a conductas femeninas, es decir, plantean lógicas de castigo frente a ciertos actos de las mujeres. Por eso encontramos portadas ilustradas con hechos que relacionan una mujer desnuda tipo playboy y, simultáneamente, la fotografía de una víctima de violación o feminicidio desnuda. El impacto de esos enfoques es el terror en el cual vivimos las mujeres en México en donde hemos aprendido que transgredir tiene consecuencias que se pagan con la vida. 

-FSJ: ¿Pueden los medios contribuir a disminuir la violencia contra la mujer?

-AC: Sí. Creo que el trabajo de análisis, observación, monitoreo y documentación tiene como fin encontrar esos “hilos conductores” que atraviesan estas coberturas y plantear su deconstrucción a partir de nuevas propuestas y ejercicios. Personalmente creo que no se trata solo de incorporar un lenguaje incluyente o evitar la discriminación, ya que la información visual, el lugar que se otorga a las notas, la forma como se aborda, lo que se enuncia y lo que se omite contribuye a la criminalización y al terrorismo en las coberturas periodísticas. 

-FSJ: Finalmente ¿Qué impacto tienen las guías para periodistas que muchas veces permanecen en los escritorios sin ser utilizadas? 

-AC: He mirado muchas guías y creo que cada una tiene sus propios aportes, pero no bastan. Se requiere el compromiso de los propietarios de los medios, la aprobación y aplicación de leyes que sancionen la apología a la violencia y los discursos de odio; además el compromiso del profesional de la comunicación. En México hemos formado redes y alianzas de comunicadoras feministas, periodistas con perspectiva de género.

Fernanda Sánchez Jaramillo periodista colombiana, maestra en relaciones internacionales.

Fuente de la entrevista: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216011
Fuente de la imagen:http://www.rebelion.org/imagenes/0_98.jpg
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Entrevista a Liliana Daunes: “El feminismo es una manera de pararse en el mundo”

28 agosto 2016/Fuente: revistaajo/Autora: Andrea Pérez Calle

Liliana Daunes está convencida de que el lenguaje, en tanto construcción cultural, tiene que poder contener todas las formas posibles de ser y amar. Para ella, el nosotros puede ser “nosotres” y el todos puede ser “tod@s”. La mirada, o más bien la voz, de una radialista feminista.

–¿Cuáles son los temas de la denominada “agenda de las mujeres”?

–Yo creo que el tema fundamental es la violencia, las violencias. Esto está muy claro en uno de sus extremos: la violencia expresada en el femicidio o feminicidio. Pero hay violencias que forman parte de las capas anteriores a llegar a la muerte de la mujer. Así que cuando hablo de las violencias también hablo de la prostitución, en tanto mercantilización del cuerpo; de la violencia que se ejerce al no tener todo el derecho sobre nuestros cuerpos, al no estar expresado en leyes la posibilidad del aborto. Y después también está toda esa serie de violencias que no son del ámbito de lo particular o familiar, sino que están ligadas a lo institucional, como por ejemplo la violencia obstétrica y la violencia laboral, que significa que por el mismo trabajo las mujeres cobren menos de dinero. Creo que la violencia, en sus distintas formas y grados, es el eje fundamental de esa agenda.

Pero además está el horizonte de la libertad, de las libertades. El horizonte feminista contra todas las opresiones, el horizonte feminista que tiene en cuenta el racismo, el colonialismo, que tiene en cuenta esos otros horizontes por construir que hacen también que la lucha o la mirada sea de clase. La lucha contra todas las opresiones y contra todas las explotaciones.

Un feminismo que está pensando en esas libertades de las mujeres, pero que también piensa en las libertades de los varones, porque está pensando en un horizonte de libertad para la sociedad. Un feminismo que no tiene en cuenta sólo a las mujeres con esa construcción cultural que se ha realizado sobre nosotras específicamente, sino que también contempla a las lesbianas, a las compañeras trans, a toda esa diversidad en la que nos reconocemos.

–Por lo que decís, el feminismo es una forma de vida, un modo de ser social. ¿Es el feminismo entonces un sistema de valores?

–Sí claro, el feminismo es un sistema de valores, es una filosofía, una postura política, una herramienta de análisis. El feminismo es una manera de pararse en el mundo, donde hay una búsqueda de horizontalidad, porque a lo primero que apunta es a estar en contra de la verticalidad que nos propone el sistema patriarcal. Cuando yo hablo de horizontalidad y libertad, medio que estoy queriendo decir lo mismo. Esa es la aspiración del feminismo y es hacia donde apuntamos. Quizás suene utópico, pero en verdad es humanista y para mí, además, es conseguible en los milenios que sean necesarios.

En este contexto, es importante que hablemos de feminismos, porque no hay una única mirada, sino que hay distintas miradas sobre esa aspiración. Una está más cercana de lo que puede llamarse feminismo popular, pero hay otro montón de mujeres, movimientos de mujeres o mujeres que no se autodenominan feministas, pero que en su accionar, en sus aprendizajes y en sus maneras de relacionarse con las otras, dan cuenta de una impronta feminista que tiene que ver con la idea de la liberación.

–Se habla de feminismos porque se reconocen los grises. Sin embargo, cuando se habla de machismo, se habla de machismo en singular. No parecerían admitirse grados en ese caso. ¿Por qué no se habla de machismos?

–Me estás interpelando, porque no tengo una respuesta para esa “ese” que le agregamos o le quitamos. Pero yo creo en los machismos en cuanto a esto que decís de los grados. Porque incluso hay compañeros que se están organizando, que están armando talleres y compartiendo lecturas que tienen que ver con tratar de ir alejándose de ese machismo, incluso en camino a ir destruyendo sus propios machismos.

En este sentido, ellos hablan de micromachismos, lo cual me parece interesante. Porque es, en pasos dados respecto a la violencia, una toma de conciencia con una o uno mismo para que la violencia no esté internalizada, pese a que ellos se reconocen en pequeños actos de machismos o privilegios que el sistema les ha dado a los varones. De a poco, comienzan a reconocerlo.

Yo creo que es lógico en el marco de la lucha o confrontación que hablemos de machismo y no de machismos, porque eso nos sintetiza un enemigo claro al que hay que desarmar, pero que en realidad es el sistema patriarcal. De todos modos, dentro de ese machismo, hay diferentes grados y me parece que sería correcto decirlo así.

–¿En qué lugar de la lucha por los derechos de las mujeres ubicamos a los hombres?

–El asunto está es si los tenemos que ubicar nosotras o se tienen que ubicar los compañeros. Me parece que hay una tarea, primero, de sensibilidad, de poder asumir esta situación de privilegios y reflexionar a través de grupos personalizados. Por un lado, los compañeros y por el otro, nosotras. Las mujeres precisamos nuestros propios espacios de reflexión, porque eso está muy ligado a la identidad y el empoderamiento como mujeres. Reconocernos.

Pensá que en los casos de mujeres víctimas de violencia, es muy difícil poder expresarse si no se crea un ámbito de confianza y en ese ámbito de confianza se siente la hermandad de las otras. Cargamos con mucha historia de sumisión, de dolores y temores que, quizás, en grupos mixtos sería muy difícil expresar. Por eso, en general, seguimos cuidando el ámbito específico del encuentro entre y de mujeres.

Pero de todos modos, invitamos a nuestros compañeros a que haya momentos de reflexión grupal. Y el intercambio se da, precisamente, en otros momentos en los que compartimos; en el espacio político, en el movimiento, en la organización barrial, en el ámbito familiar, porque feminista se es en todos los momentos del día. Se es feminista en la discusión con los hijos y las hijas, en el ámbito familiar, me parece que se es feminista en la relación con las amigas y los amigos, aunque ellos y ellas no lo sean. Nosotras tenemos que provocar cambios en nuestros entornos.

Y por último, me parece importante en este trabajo de reflexión que hacemos con otros y otras, que siga habiendo un momento de reflexión interno y de laburo con la propia subjetividad. Tu subjetividad y la mía están absolutamente atravesadas por lo cultural y esa cultura está totalmente atravesada por el patriarcado. Es con eso que tenemos que reflexionar y pelear también en el ámbito más íntimo que tengamos, para poder charlarlo y accionar con las otras.

–Decís que ser feminista es una forma de mirar el mundo, construir otro sistema posible de valores. Pero como nacemos y nos criamos con el patriarcado, a muchas nos cuesta asumirnos en esa definición. Es complejo cambiar el paradigma. Vos te hiciste feminista. Por ende, atravesaste un proceso con muchas contradicciones. Arrancaste, según dijiste, tomando “conciencia de género”. ¿Qué supone eso y cómo se practica en materia de comunicación?

–Yo tomé esa conciencia en mi laburo como comunicadora y en los encuentros nacionales de mujeres. En un viaje que realicé en algún momento de mi vida fuera del país, me encontré con amigas que eran feministas o que sin serlo del todo estaban ahí, metidas en lecturas y reflexiones de género. Conocí en España una librería de mujeres y me di cuenta que había cuestiones que estaban específicamente dedicadas a pensarnos como mujeres.

A partir de ese viaje, ya de regreso a Argentina, participé en la radio del encuentro de mujeres de Rosario, que fue un momento de inflexión bien fuerte e interesante. En este cuarto encuentro, una de las cosas que discutimos, porque cada vez eran más las mujeres que participaban, era si lo que importaba era lo numérico, es decir la cantidad de mujeres que nos juntáramos, o no nos importaba ser menos pero sí resguardar y crecer en la reflexión y no arrancar de cero cada vez explicando o compartiendo lo ya resuelto y construido.

De alguna manera, se decidió priorizar el multiplicarnos y tener la constancia en cada encuentro de responder esas preguntas que le surgen a quienes participan por primera vez. Y entre ellas, la pregunta de la conciencia de género y todas las palabras que la definen. Libertad, empoderamiento, que es un concepto muy importante porque es sentir que una tiene el poder sobre sí misma. Eso es, poder sobre la palabra, sobre la expresión, sobre el deseo y el cuerpo. Es sentir que estás decidiendo vos y no que decide este sistema del que hablamos y donde estamos tan atravesadas por los mandatos. Empoderarse es escucharse, es poder comenzar el diálogo con una misma para poder después dialogar con las demás.

–¿Qué rol ocupa la educación, más específicamente la escuela, en esto de desarmar patriarcado?

–Tengo que aclarar que yo creo en la educación popular. Nosotras vamos a seguir trabajando desde afuera de la educación formal. Pero sí quiero exigirle a la educación formal que tome todos estos temas que se van viendo como adelantos y que los ponga en un valor bien alto. Todos esos avances o derechos conquistados los consiguió la lucha de las mujeres y aunque una ley tenga el nombre de tal o cual legislador o legisladora, todas sabemos que fue la lucha de la gente la que transformó esa realidad.

Así que me parece que la etapa que falta es que eso que hoy es ley se vea reflejado en los manuales de la educación formal, porque todavía estamos discutiendo si educación sexual sí, si educación sexual no, si familia de una manera o familia de otra. Y quizás en lo urbano sea más simple revelarse, pero en la Argentina profunda, en la Argentina de provincia, no es tan así.

Esa mujer que está dentro de la radio a veces habla raro. Dice palabras que no existen. Nosotres, nosotroas. Vaya a saber de donde las saca, pero las usa con soltura. No se repliega ante la chicana del colega y la extrañeza del oyente. Para Liliana Daunes, esas “búsquedas” que terminan en la creación de palabras que incluyan a todos “no deforman el lenguaje, sino que lo completan”. Esta vieja –por experimentada– radialista sostiene que el lenguaje es una construcción cultural – “bastante sexista, por cierto”– que es susceptible de romperse y reinventarse. Por eso, entre otras formas, defiende el uso del arroba (@) para dirigirse a tod@s. 

–Ensayas fórmulas para transformar el lenguaje para que sea más inclusivo. Sin embargo hay muchas periodistas y comunicadores que cuestionamos –posiblemente porque no lo comprendemos o nos interpela– la incorporación de palabras como “nosotres” o “nosotr@s”. ¿Qué explica su utilización? 

–Cuando se habla de una reunión de padres, en general no se están nombrando a las madres, que son en su mayoría las que van a esas reuniones. Entonces, a partir de ese ejemplo tan pequeñito, digo: integremos esas dos cuestiones. Estamos invisivilizando a esas madres que participan de esas reuniones.

A mi me dicen que cuando digo “las y los” estoy perdiendo el tiempo. Sin embargo, yo creo que hay que buscar, esforzarse un poco y encontrar maneras de integrar. Tener cierto laburo con el lenguaje para poder buscarle una vueltita. De eso se trata. Estamos hablando de personas y no tenemos por qué dar por sentado su género. Tampoco es que tenemos que estar todo el tiempo diciendo “las enfermeras y los enfermeros, el médico y la médica”. Pero sí, en algún momento, se tiene que hacer notar que están contemplando que ahí hay hombres y mujeres laburando. O en todo caso, sumar la E que es la alternativa para poder decir que es un enfermero o enfermera trans. Lo enunciamos en algún momento y luego seguimos… NO hace falta estar todo el tiempo con E, con el los o las.

Lo que sí digo es que el lenguaje es una construcción. Y que por ende, nosotras también lo podemos intervenir, romper y volver a construir. Podemos proponer nuevos moldes, podemos equivocarnos y decir: “esto no sirve” o “esto sí sirve”. Yo empecé con el “nosotroas” y me puse absolutamente feliz cuando estuve en Chiapas y descubrí que las y los zapatistas también usan ese modo, pero sólo que cambian la acentuación. Y ahí pensé que es claro, que estamos en una búsqueda y que el asunto es no tener temor frente a quien dice que eso no sirve, que está mal. A mi me lo han dicho y me lo dicen mis compañeros y yo les digo que nosotras usamos esos términos para visibilizar. Yo creo que es eso, que es una forma de visibilizar, que es necesaria. Y que una vez que te empieza a interpelar  entrás en búsqueda.

No tenemos por qué ahorrar palabras para nombrarnos si la intención es, precisamente, integrar al otro, a la otra.

–¿Como estás viviendo como militante feminista y comunicadora el resurgimiento del lenguaje y los símbolos eclesiásticos? 

–Yo creo que ha sido una jugarreta muy difícil de sortear para las argentinas. Sabemos que la iglesia es una de las patas fundamentales del patriarcado y que el Papa sea argentino hizo, primero, olvidar quien era Bergoglio con toda su carga histórica, y segundo, que es real que hizo renacer la fe y sus símbolos.

A mi me parece que es cierto que en su discurso viene planteando cosas novedosas y entonces se le empieza a prestar atención, incluida gente que no está atravesada por lo religioso empieza a decir “qué importante el Papa”. Pero para mí la iglesia sigue siendo la misma que en algún momento armó la inquisición, que quemó brujas. Yo no adhiero a las religiones, aunque tengo mi parte mística en cuanto a creer que hay una energía maravillosa en el mar, que le puedo celebrar a Iemanjá y que la Pachamama me encanta, entonces cada agosto hablo de esa pacha y hablo de esas energías que nos alimentan. Pero al final tengo 200.000 diosas o no sé qué.

Pero esta cuestión del Papa, lamentablemente, aquí nos puso una traba en cuanto a conseguir la ley del aborto, por ejemplo, porque si bien el oficialismo no se venía alineando en los primeros tiempos a la Iglesia, a partir de la asunción de Bergoglio hubo una alineación muy clara y en lo político tiene muchos resultados. Y lo que se viene, en cualquier caso, es más difícil aún.

La estructura de la Iglesia como freno al movimiento de mujeres es fuerte, es importante. Habrá que seguir batallando.

–Tenés casi tanta cantidad de años de radio, como años de militancia feminista. ¿Vos militas la comunicación para que sea feminista o pones a la comunicación, en tanto herramienta, al servicio de la militancia feminista?

–Una de mis militancias es que la comunicación sea también pasional, que no sea sólo un divertimento. El sentir, el ser feminista es un ejercicio permanente, cotidiano y es el lugar desde el que una se para. Entonces desde ese lugar creo que la comunicación es una herramienta importante para militar el feminismo o los derechos de las mujeres o, como me gusta decir, luchar contra las opresiones, porque parada desde ese lugar, con una mirada clara desde la lucha y el accionar de las mujeres, estamos hablando de los compañeros y compañeras Quom que están acampando en la 9 de Julio y que también son invisibilizados. Y estamos hablando de tantos otros temas que no forman parte de la agenda de los medios.

Y también militar la comunicación, como la comunicación en sí. Que la comunicación sea algo que comunique en serio, más allá de los estados anímicos de cada una de esas personas que la ejercen. Me parece que es una combinación de esas cuestiones que preguntas.

Pero me parece que lo fundamental es empoderarse en la comunicación también. Saberse con esas herramientas, que la comunicación no sea algo lineal ni una bajada de línea, solamente. Hay que tener en claro hacia donde quiero ir y qué quiero decir. Lo artístico y lo político tienen una interrelación muy fuerte…Qué te digo y cómo te lo digo, porque la comunicación no es sólo palabra, también es estética. Y en esas estéticas es que vamos encontrando diferentes formas de decir.  Ahí está de nuevo la idea de lo artesanal…

–¿Qué opinás del periodismo militante?

–Que es parte de la militancia partidaria. Yo siempre he sido una periodista militante, yo soy militante de la comunicación y soy militante feminista, yo soy militante de los derechos humanos. Yo siempre he sido una comunicadora militante.

Ahora, ¿me están hablando de partidos políticos? Bueno, para quienes creen fervientemente en eso, es real que como regla de juego es más claro tener en claro de qué lado están. Saber dónde cada uno está parado. Pero también sabemos que si los políticos de hoy para mañana cambian sus direcciones, también en el periodismo lo pueden hacer, diciéndotelo o no diciéndotelo. Como regla de juego quizás es mejor que la gente sepa donde está parado ese comunicador o periodista, pero de todas maneras están hablando de una militancia partidaria.

A mi no me asombra porque desde que tomé conciencia y soy comunicadora que soy militante también.

–Tu trabajo como comunicadora va y viene entre los medios populares, alternativos o comunitarios y los medios tradicionales. Intervenís con tu discurso en espacios donde hay recelo a esas ideas o posturas. ¿Es consciente el desafío de habitar y resistir desde la grieta?

–Por esas ideas en algunos momentos no he tenido laburo, pero es verdad que la grieta la he conseguido en los medios públicos, que es real que tienen una manera diferente a los medios comerciales, donde posiblemente te marquen una editorial y te manejen un tiempo que en los medios públicos lo podemos manejar nosotros. Además, por lo menos en la experiencia que he tenido tanto en Radio de la Ciudad como en Radio Nacional, no se han metido específicamente con la producción, con el laburo concreto. Eso es bastante piola, haber logrado eso desde la grieta.

Sin embargo, ahora que pienso también es real que en Radio Nacional yo comencé haciendo un programa todos lo días, La Juana Pimienta, y bueno, en algún momento se resolvió que no fuera todas las noches, sino que fuéramos menos. Por eso nosotras, un poco en broma, un poco en serio, hablamos del Rincón Violeta de la Radio Pública. Pero además recuerdo que se nos había pedido que no fuera un programa de mujeres o para mujeres. Como que se nos había puesto cierto límite. Así fue que armamos ese espacio. Viste que no hay nada peor que una prohibición para tratar de revelarme.

Fuente de la entrevista: http://www.revistaajo.com.ar/notas/4485-el-feminismo-es-una-manera-de-pararse-en-el-mundo.html

Fuente de la imagen:http://t1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcR0JFmVQx8R0gvrTs5xHO0sihhhDZsY3_1PjJamdjDf4lc2XNQzK7KR

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Entrevista a Virginie Despentes: “El feminismo ha sido la revolución más importante del siglo XX”

10/07/2016/Fuente:Periódico Diagonal /Autora: Elisa G. McCausland

La escritora y cineasta responsable de Teoría King Kong (Melusina, 2007) y Fóllame –novela y película–, Virginie Despentes, tiene una presencia intimidante, pero unas maneras cálidas. Se siente muy cómoda entre libros.

En la habitación en la que estamos hay varias estanterías y, antes de comenzar la entrevista, su vista se posa en los lomos de algunos de ellos, siempre a la caza de algo interesante. Tiene curiosidad por saber el punto de vista de los otros, curiosidad que se explica por una necesidad de saber sobre contextos parecidos al que actualmente se está viviendo en Francia.

Incide en su edad, 47 años, y en lo ilusionada que está por la fuerza demostrada en La Noche en Pie (Nuit Debout). Esta emoción contrasta con el sentido de la novela que ha venido a promocionar a la Feria del Libro de Madrid, Vernon Subutex 1(Penguin Random House, 2016), primer episodio de un relato poliédrico donde se exponen las hebras de todo un tejido generacional.

Entendiendo que el final de esta novela es un principio, pues estamos ante una trilogía, me gustaría comenzar preguntándote por la generación que retratas, una generación perdida pero resistente, que ha llegado tarde a las batallas por el capital simbólico que se libran en las redes sociales, en internet, pero que, a pesar de haber sido atropellada por el presente, se mantiene, sobrevive.

Lo que a mí más me interesa de toda esta cuestión es un tipo de guerra de clases que es declarada desde arriba, que ha sido mucho más violenta, potente e inteligente de lo que esperábamos la gente de mi generación. Es una derrota de la clase media, ahora precariado. Y mi sensación es de sorpresa; mi generación no se esperaba este ataque, no podríamos haber advertido cómo hemos perdido todo. Cierto es que lo vimos venir, pero no creímos que fuera tan fácil. Es la velocidad lo que nos ha desconcertado. Por eso me interesaba especialmente la alegoría, el símbolo de cómo ha desaparecido el disco, parecido a cómo desapareció la Alemania del Este.

El hecho clave es que mi generación, al menos la gente de mi alrededor, no esperábamos quedarnos sin nada a los cincuenta. Al estar entre dos generaciones, la tuya y la de mis padres, puede que hayamos resultado ser los más confundidos: hemos visto todo un mundo desaparecer, no entendemos muy bien dónde encajamos y nos sentimos entre dos realidades; pero, a la vez, como te comentaba antes, no nos ha pillado desprevenidos del todo. Es la velocidad lo que nos ha desconcertado. No tenemos recursos, pero tenemos una super forma física que nos empuja a preguntarnos: Y ahora, ¿qué hacemos?

Lo ves como un potencial.

Veo a mi alrededor que, para sobrevivir, tendremos que convivir, de manera colectiva, porque no vamos a tener muchas otras opciones. Es probable que nos toque experimentar otras maneras de envejecer, tejiendo redes de solidaridad, pues no tenemos recursos materiales, pero sí fuerza física y ganas de hacer cosas.

En ese sentido, ¿detectas una falta de confianza en las instituciones, en ese supuesto Estado del bienestar?

En Francia está completamente destruido. La pregunta de sí o no al Estado era una cuestión candente en los 80, incluso en los 90; ahora no tiene sentido, el 1% ha acabado con él. Están destruyendo todas las instituciones públicas, como aquí, pero en Francia lo veo más cerca. Desde hace dos legislaturas, y no van a acabar mañana.

Lo que está ocurriendo en Francia lo veo claramente como una violación: van a descomponer el Estado, te guste o no te guste; pero mejor si lo que quieren de ti te lo pueden arrancar por la fuerza. Las instituciones, tal y como yo las conocí, están totalmente destruidas; y si todavía existen, están tan corrompidas que da igual.

Estamos ante los albores de una nueva explotación laboral. Una en la que la mayoría de la gente será completamente inútil. No estoy hablando de un lumpen proletariado; me refiero a auténticos inútiles. Entonces, ¿qué harán con esta gente? Entramos en la lógica del campo de explotación, de concentración.

Creo que no sería descabellado pensar que en la cabeza de los poderosos pueda haber ciertas ideas relacionadas con la explotación del cuerpo; reservas con las que poder experimentar para farmacéuticas, por ejemplo.

Lo que puede que no sepan es que la resistencia va a ser feroz, ya sea en forma de terrorismo islámico o extrema izquierda. Y que nuestro conocimiento de la historia es mucho más sofisticado de lo que creen. En Francia es evidente estos días, el país funciona con nuestra fuerza y somos cada vez más numerosos. Después de las huelgas, somos más conscientes de que podemos parar el país.

Se espera, entonces, una resistencia.

Lo pienso y lo espero. Quizás lo pienso porque lo espero. Ensayos como La doctrina del shock (Paidós, 2007), de Naomi Klein, te permite entender hasta qué punto está sistematizada esta forma de control. Asimismo, pienso que no se dan cuentan de que tenemos una gran cantidad de herramientas a nuestro alcance, y aquí veo internet con mucho espíritu crítico, pero también veo el potencial de la herramienta para saber, para aprender.

Donna Haraway, en sus últimos textos, habla sobre estas situaciones antagónicas haciendo fuerza a la vez. Por ejemplo, la resistencia de la extrema izquierda en Francia coexiste con la resistencia del terrorismo islámico. Coexisten, pero no se encuentran, porque no tienen nada que ver la una con la otra.

En Vernon Subutex 1 hay diferentes retratos de aquellos y aquellas que entendieron y vivieron la industria cultural en los 80 y los 90; personajes que lograron vivir de ella. Además, tu novela parte de un desahucio, en París. Me preguntaba qué pensabas sobre la responsabilidad de la llamada “clase creativa” (Richard Florida) sobre todo lo que ha supuesto la gentrificación, no sólo urbana, sino cultural. O lo que es lo mismo, hasta qué punto la industria cultural, también la musical, ha sido cómplice de la situación presente.

Para mucha gente en los 90 el único destino posible era el neoliberal. Creímos que podríamos entrar en este juego y salir limpios, pero con el cambio de siglo nos dimos cuenta de que nadie sale limpio de ahí. Sales muerto, vaciado de tu contenido. Y aquí veo la figura de Kurt Cobain y de la propia Nirvana como un síntoma interesante, pues era cómplice, pero, a su vez, fue el primer sorprendido por el éxito. Ocurrió también en el ámbito del arte, o en el de la novela, y no era algo que muchos de nosotros buscáramos, simplemente sucedió. Como una ola que te arrolla y de la que te preguntas ‘mierda, cómo salgo’. No encontramos la respuesta.

“Lo que más me impacta al ver de vuelta los movimientos sociales es la falta de películas, de novelas que inviten a la acción”

Pero creo que ser cómplice o no, no es lo más importante. A mi lo que más me impacta al ver de vuelta los movimientos sociales es la falta de películas, de novelas que inviten a la acción. Es como si el arte, la cultura estuvieran en un estado de depresión. Y no es que la gente no espere nada del arte, tiene más que ver con una cierta incapacidad para producir canciones, películas, novelas, textos políticos… y no sé a qué es debido.

Con ser cómplice me refería a cómo los artistas son utilizados para gentrificar espacios, incluso sin que ellos sean conscientes de ello.

Esto es muy interesante. En París, los barrios que se gentrifican son aquellos en los que la gente como yo puede vivir. Quizá lo que deberíamos estudiar es por qué no podemos entrar en los barrios de las clases altas, aquellos que no necesitan de la gentrificación.

Yo vivo en un barrio del norte de París que se llama Belleville, que está sufriendo un proceso de gentrificación. Sin embargo, no me siento como un agente de limpieza. Siempre he vivido en barrios populares, y no tengo dinero para costearme una casa en los barrios pudientes. ¿Cómo infiltrarnos en estos últimos? Nosotros, artistas, deberíamos pensar más en cómo entrar en los barrios ricos y destruir, metafóricamente, estas zonas ultra protegidas.

La tensión que, creo, existe en esto que estamos hablando, y en la novela, es catalizada por tu protagonista, Vernon, en una inercia suicida impensable en estos tiempos donde el pragmatismo siempre gana la batalla.

Inercia suicida es una buena descripción. En estos momentos, me encuentro entre el pesimismo total y la necesidad de una alternativa. Y, a la vez, me fascina este sistema que le pide a las víctimas que respondan del mismo. Es como pedirle a las mujeres, que somos las principales víctimas, que hagamos algo, cuando lo interesante sería que los hombres comenzaran a cambiar de actitud. Creo que es más importante saber quiénes son los poderosos, cuáles son sus agendas, para así disparar al sistema en la sien, y traer algo diferente.

“No tenemos que sentir demasiada culpabilidad por un sistema que nos oprime con tanta fuerza”

No tenemos que sentir demasiada culpabilidad por un sistema que nos oprime con tanta fuerza. Hay que cuidar de no hacernos demasiado daño a nosotros para estar fuertes, para resistir. También porque no es justo sentirse sucio por formar parte de un juego que no hemos elegido. No obstante, soluciones de verdad no tengo, pero la búsqueda me parece importante.

¿Cómo ves el presente del feminismo, tanto en el ámbito de internet como en la influencia del mismo en la actual cultura popular?

El tema del feminismo lo veo muy complejo. Están ocurriendo muchas cosas al mismo tiempo. Internet ha transformado la realidad de toda una generación: todos los textos, todos los artículos, muchos libros están accesibles para cualquiera, algo que era imposible hace quince años.

El ecosistema social ha cambiado. Por ejemplo, ante una violación, ahora es posible no sentirse tan aislada como antes. Algo parecido ocurre con la comunidad feminista. Gracias a ella, las chicas de veinte años tienen la posibilidad de acceder a una cultura que a nosotras nos costó toda una década adquirir. Espero mucho de las feministas jóvenes; tengo curiosidad por saber qué tipo de síntesis van a hacer del presente. Por ejemplo, plantearte el género y la raza ahora me parece mucho más complejo que antes, y eso es un progreso. Y es que, con internet, es difícil ignorar otros feminismos, la interseccionalidad.

Por eso estoy esperanzada con todo lo que está por venir de estas mujeres jóvenes que tienen a su alcance tantas herramientas. A la vez, tengo la sensación de que, desde que yo tuve veinte años a ahora, el mundo ha cambiado radicalmente. Nadie lo reconoce, pero la práctica militante del feminismo de estos últimos cuarenta años, en sus múltiples manifestaciones, lo ha cambiado todo. Incluso a aquellas mujeres que dicen que el feminismo no les interesa.

¿El feminismo ha cambiado entonces la ficción?

Sí. Ahora existen personajes que eran impensables en los 90. Cuando publiqué Fóllameel mundo era completamente diferente al de ahora, y me encanta que hayamos avanzado. Pero, al mismo tiempo, otras cuestiones evolucionan muy lentamente en el ámbito público.

Los hombres siguen teniendo el poder de la palabra, en asambleas, en política. En Francia, en barrios precarios musulmanes, tanto las chicas jóvenes como las mujeres de mi edad defienden discursos reaccionarios mediados por la religión.

Pero, a su vez, estas mujeres son testigo de todo lo que está ocurriendo, de un escenario en el que hay otras posibilidades, por lo que no querría dejar de subrayar que, desde mi punto de vista, el feminismo ha sido la revolución más importante del siglo XX, y veo interesante que unos y otras lo estén descubriendo.

Creo que estamos en un momento muy interesante para imaginar otras formas de relación, otras ficciones. Tu ensayo Teoría King Kong, sin ir más lejos, supuso para toda una generación el poder imaginar, por medio de una metáfora tomada de la película de Peter Jackson, la posibilidad de otra sexualidad, “polimorfa e hiperpotente”. Echo de menos el riesgo. Parece que ya nadie quiere imaginar otros mundos más allá del nuestro.

Lo hemos comentado antes. Parece que hemos perdido la potencia, la chispa, e internet no parece que esté ayudando en este tema. Pero, cuando te digo que espero los textos de las feministas jóvenes es sincero. También espero otros puntos de vista desde el feminismo.

“Los hombres tienen que pensar que la violación es asunto suyo; nosotras estamos hartas”

Estoy cabreada con los hombres. No termino de entender por qué en cuestiones tan graves como la violación son las mujeres las que se reúnen para hablar de ello y no los hombres; más aún cuando esto ocurre en ámbitos de la izquierda y de los movimientos sociales.

Los hombres tienen que pensar que la violación es asunto suyo; nosotras estamos hartas. Si no os importan nada nuestros problemas, por favor, decidlo de manera clara y tendremos una guerra. Pero, si vamos a vivir juntos, sentaos a pensar y actuar en consecuencia. Sed feministas, pero sedlo de verdad.

Fuente de la entrevista://www.diagonalperiodico.net/culturas/30868-virginie-despentes-feminismo-revolucion-importante-siglo-xx.html

Fuente de la imagen: https://www.diagonalperiodico.net/sites/default/files/styles/cuerpo_630x426/public/foto/despentes_virginie_jfpagacgrasset.jpg?itok=rkiY3uat

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Feminismos Europeos 1700-1950 «Una historia política»

por OFFEN,KAREN

ISBN: 9788446032694
Editorial: AKAL
Fecha de la edición: mayo 2015
Encuadernación: 00
Nº Páginas: 560
Colección: FUniversitaria
En esta ambiciosa obra, rescata Karen Offen la historia de las luchas que libraron las mujeres europeas (y también los hombres) en contra de la dominación masculina. A lo largo de un recorrido de 250 años -desde la Ilustración hasta la era atómica-, la autora se marca diversos objetivos. Para lectores menos especializados y para aquellos que estén interesados ante todo en la crónica histórica, ofrece un estudio comparativo de gran aliento sobre los desarrollos feministas en las distintas sociedades europeas, así como una relectura de la historia europea desde una perspectiva feminista. En otro nivel, al ofrecer un análisis histórico amplio y preciso, el libro pretende desenmarañar algunas percepciones erróneas y arrojar luz sobre algunos confusos debates contemporáneos sobre la Ilustración, la razón, la naturaleza, la igualdad frente a la diferencia, y lo público frente a lo privado. La autora plantea que los feminismos históricos tienen mucho más que ofrecernos que meras paradojas lógicas y contradicciones, que tienen mucho más que ver con la política sexual que con la filosofía. Las victorias feministas no están relacionadas, en sentido estricto, con esgrimir las razones correctas, ni el género es tan solo «una categoría útil de análisis»; la diferencia sexual se encuentra en el corazón mismo del pensamiento y la política humana.

Fuente:

http://www.libreriaalberti.com/libros/feminismos-europeos-1700-1950-una-historia-politica/9788446032694/

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