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5 propuestas para acabar con la violencia machista en las relaciones de pareja

Coral Herrera Gómez

 1. Educación en Igualdad, Diversidad, Sexualidad y Emociones. 
No sirve de nada que enseñemos a poner condones a la gente joven, si no les enseñamos a tratarse bien cuando se juntan en pareja. No sirve de nada que les enseñemos en un gráfico cómo son los genitales masculinos y femeninos, si no les explicamos que hay niñas con pene y niños con vagina. No sirve de nada que se aprendan la lista de los reyes godos si luego no saben cómo gestionar un duelo romántico y cómo separarse con amor y cariño.

Si, los niños y las niñas necesitan aprender a respetar y a valorar la diversidad: sólo así podríamos acabar con el acoso escolar hacia las personas raras que no se adaptan a los cánones de la «normalidad» patriarcal y hegemónica: todos somos únicos y diferentes, pero tenemos los mismos derechos. Ningún amor es ilegal, y todos tenemos derecho a amar a quien queramos: sólo con estos principios podríamos acabar con la violencia hacia gays, lesbianas, personas transexuales, y gente diversa e inclasificable.

También necesitan aprender a gestionar sus emociones: sus miedos, su rabia, su deseo sexual, su alegría y su euforia, su tristeza, su ira, sus frustraciones. No es justo que sólo les ofrezcamos una solución terapéutica cuando ya han sufrido y están sufriendo horrores: los y las psicólogas están ahí no sólo para ayudar cuando estamos viviendo situaciones dolorosas, sino para ayudar a la gente a construir sus propias herramientas y estrategias para gestionar sus sentimientos.

También es fundamental enseñar a los niños y a las niñas lo que es el feminismo y para qué sirve y la importancia de los derechos humanos de las mujeres, para ello es preciso que todas las asignaturas estén atravesadas por una perspectiva de género de manera que las mujeres que se borraron del mapa, vuelvan a estar presentes. matemáticas, políticas, gobernantes, poetisas, artistas, astrónomas, doctoras, guerrilleras, filósofas, novelistas, químicas, físicas, periodistas han de ser rescatadas del olvido para que los niños y las niñas entiendan por qué fueron borradas e invisibilizadas.

Por último, tendríamos que dotar al alumnado de las herramientas precisas para defenderse de los estereotipos, los roles y los mitos de los productos culturales, para que puedan leer entre líneas los mensajes de violencia y machismo que les envían a diario a través de los medios de comunicación, y puedan neutralizar y cuestionarlos. No sirve de mucho educarlos en la cultura del buen trato y el amor si al llegar a casa consumen sin filtros historias en los que el protagonista resuelve siempre sus conflictos utilizando la violencia.

2. Transformar la industria cultural, la publicidad  y la producción audiovisual: otras historias son posibles, otros héroes y heroínas son posibles, otros finales felices son posibles. En la actualidad, los medios incentivan y promueven el machismo a través de sus noticias: nos presentan los asesinatos de mujeres como crímenes pasionales, nos ofrecen los cuerpos de las mujeres como mercancía para usar y tirar, para comerciar y para violar, nos bombardean con sus estereotipos sobre la masculinidad y la feminidad, y nos imponen la cultura de la violencia romántica como algo «natural» y «normal».

Los dueños de los medios, los productores de las películas, los guionistas, los directores, los jefes de informativos, son en su mayoría hombres machistas. Por eso hay que acabar con el monopolio que ostentan, y promover otras producciones culturales alternativas que promuevan la diversidad, la igualdad y el fin de la violencia. También hay que motivar a los y las periodistas para que se formen en temas de género e igualdad: otra comunicación es posible.

3. Feminismo para hombres: el  feminismo trabaja en el empoderamiento de las mujeres, pero es esencial trabajar también con hombres. Para que podamos elegir buenos compañeros o compañeras de vida, es esencial promover la autonomía económica y emocional de las mujeres, pero no sirve de nada concienciar a la mitad de la población si la otra mitad sigue anclado en la cultura patriarcal, sin conocimientos y sin herramientas para salir de ella. Tampoco sirve de mucho encarcelar a los hombres: es más efectivo educarles para que aprendan a resolver sus conflictos y problemas sin violencia.

Así pues, necesitamos muchos talleres, mucha formación y sensibilización, y muchas alianzas con los hombres feministas e igualitarios para poder acabar con la masculinidad patriarcal y la violencia machista.

4. Lo Romántico es político, la violencia de género por tanto también es un asunto político porque nos afecta a todas y a todos: el machismo mata muchas mujeres a diario en todo el mundo. Es esencial acabar con el negacionismo: cada vez son más las personas que niegan la existencia de la violencia de género pese a las escalofriantes cifras de mujeres asesinadas, violadas, acosadas, maltratadas, esclavizadas, mutiladas genitalmente. . Hay que desmontar las tesis del neomachismo que promueven la idea de que el feminismo es un movimiento de mujeres que odian a los hombres. El desprestigio del término «feminismo» ha creado términos como el hembrismo y el feminazismo que solo sirven para deslegitimar la lucha por la igualdad y los derechos humanos de las mujeres.

Es esencial, por tanto, explicarle a la gente lo que es el feminismo, para qué sirve el feminismo, y acabar con el ataque constante a las activistas y ciberactivistas por parte de grupos organizados de machistas que niegan la desigualdad y la violencia, o que tratan la violencia como un asunto individual que pertenece a la intimidad de las personas y sus familias. Sufrir violencia no es un asunto de «mala suerte», ni debe culpabilizarse a las víctimas que la sufren, pues es un asunto estructural que afecta a millones de personas en todo el planeta.

5. Otras formas de querernos son posibles: urge despatriarcalizar el amor romántico y desmitificar la violencia pasional.Tenemos que acabar con las guerras románticas y los mitos románticos que nos hacen creer este tipo de monstruosidades.
– Quien bien te quiere, te hará llorar; los que más se pelean son los que más se desean; del amor al odio hay un paso.
– Las mujeres y los hombres solo están completos cuando encuentran a su media naranja, siempre del sexo opuesto, eso sí.
– El amor de verdad todo lo puede, si amas te cambiará la vida, la magia del amor lo hace todo posible, sólo tienes que aguantar y esperar.
– Para ser felices en el amor hay que sufrir mucho, y hay que sacrificarse mucho, y hay que saber
– Los celos y la posesividad es una prueba de amor, la violencia y los malos tratos son una prueba de amor. aguantar los golpes y las desgracias.
– El eje de la vida de una mujer es el amor de un hombre, y los hijos e hijas que tenga con el hombre, no hay nada más importante para nosotras que el amor.
– Yo soy una mujer especial, por eso algún día vendrá a salvarme un príncipe azul guapo y millonario. 
– Yo soy una buena mujer, pero las demás son todas unas zorras que quieren quitarme a mi novio y yo tengo que estar alerta para impedirlo.
– Yo soy un buen hombre pero tengo que protegerme de todas las zorras que me quieren por mi dinero y mi virilidad, y escoger a la mujer buena que me querrá incondicionalmente y nunca me traicionará.
– Yo soy un hombre y aunque quiero a mi esposa tengo derecho a gozar de los cuerpos de otras mujeres, pagando o sin pagar. Mi esposa no tiene el derecho de gozar con otras personas porque no es un privilegio sólo reservado a los hombres.

Hay muchos otros mitos románticos que legitiman esta cultura del odio romántico y la batalla de los sexos, por eso es tan importante desmontarlos y promover otras formas de quererse y de relacionarse. 

Es posible construir relaciones más allá de la desigualdad, la dependencia y la violencia, es posible disfrutar del amor y construir relaciones sanas, libres, igualitarias, y diversas.

Fuente: http://haikita.blogspot.com/
Fuente de la imagen: https://i.ytimg.com/vi/zAhrWQ_oN8g/maxresdefault.jpg
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*Demasiado feministas para la academia

La universidad ha sido, y lo es cada vez más, una estructura de exclusión y privatización, según la autora

Lucía Egaña

Periódico Diagonal

Como otras 20.000 personas más, hace menos de dos meses defendí mi tesis doctoral. En un breve plazo de tiempo, el reino de España ha producido más doctores que nunca en la historia de su academia, hoy en vías de reforma con el Plan Bolonia. Ante las “nuevas” lógicas mercantiles de la universidad, los “viejos” programas de doctorado han sido sometidos a una inminente clausura, arrastrando con ello la desaparición forzada de su alumnado. A esto se le ha llamado “extinción”.

Y en esta categoría “extinta”, como si de animales raros o pequeños dinosaurios enquistados en la academia se tratara, nos encontramos hoy unas 20.000 personas que hemos tenido que salir del paso para abrir terreno a la velocidad. Así ha sido que la universidad española ha tenido que deshacerse de este excedente de doctoras que representaban un modo de producción académica basada en la lentitud y la baja productividad, según criterios mercantiles.

En este contexto de desaparición forzada, había que hacer aquello que nunca tuvimos tiempo para hacer, desplazado por incontables motivos, las emergencias cotidianas y el pluriempleo: la tesis. Algunas de aquellas personas que teníamos pendiente la redacción del manuscrito nos caracterizábamos por no haber tenido becas de doctorado, por trabajar en muchas cosas y ninguna a la vez, en general personas con más de 35 años, muchas migrantes, viviendo en pisos compartidos. Personas que –ante currículos heterogéneos, por decirlo de forma elegante– quedábamos descalificadas de la mayoría de las becas doctorales o postdoctorales, y con ello, fuera de los canales oficiales de la trayectoria académica.

Por otro lado, al doctorarnos, también quedábamos fuera del mercado laboral tradicional, una suerte de “pringadas sobrecualificadas” con estudios superiores, pero demasiado heterogéneas. Como escribió la poeta tortillera valeria flores: “Dema­siado intelectual para el activismo, demasiado activista para la academia, demasiado feminista para la poesía, demasiado radical para la pedagogía, demasiado política para ser maestra, demasiado disidente para la política de la identidad, demasiado tortillera para ser maestra, demasiado maestra para la jerarquía del saber, demasiado tímida para la oratoria política, demasiado provinciana para la capital, demasiado prosexo para un feminismo que aún teme hablar de sexo, demasiado teórica para ser trabajadora”.

La universidad ha sido, y lo es cada vez más, una estructura de exclusión y privatización. Plantea formas para trazar trayectorias profes­ionales que requieren mucho tiempo o dinero, y una dedicación poco compatible con las vivencias de precariedad que definitivamente impiden dedicarse a una sola cosa a la vez. Muchas de las personas que han acabado la tesis ahora son profesoras asociadas, ese espacio académico en el que la promesa de futuro es lo que mantiene con vida un trabajo infravalorado a la vez que altamente rentabilizado por la institución.

Máquina de las miserias

La universidad, entonces, es una máquina que se alimenta de las miserias de las asociadas. Como indica Elena Fraj, profesora asociada en el Departamento de Diseño e Imagen de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, en la universidad se conjugan un sistema neo­liberal (competitividad y medición de la producción del conocimiento desde criterios exclusivamente de mercado) con uno feudal (relaciones de poder entre miembros del campo académico). En esta encrucijada, el 80% del profesorado precario son mujeres, mientras que el 80% que tiene contrato son hombres. ¿Y cuántas son migrantes, cuántas negras, cuántas feministas, cuántas lesbianas, cuántas trans? Las activistas que hemos podido llegar al punto de acabar una tesis, con toda la presión que esto significa, muy difícilmente podremos optar a espacios de poder, o como mínimo, a espacios laborales estables. Pero ¿alguna vez deseamos formar parte de los espacios de poder?

Estas preguntas emergen de los espacios en blanco que crea la intersección entre precariedad, exclusión y activismo feminista y sexo-disidente. Mi historia para llegar a ser doctora es parte de una experiencia común –y de una condición– invisibilizada entre procesos protocolares institucionales, plazos ministeriales y un nuevo modelo de capitalización y privatización que reduce la financiación pública y aumenta el coste de las tasas por crédito al alumnado.

Me apunté al programa de doctorado en 2006, hace diez años, para alargar mi visado de estudiante. Sumo privilegio aquel de poder acceder a la universidad como espacio de “legalización” de una misma en un contexto migratorio que busca extinguir tus posibilidades de permanencia. No todas han podido hacerlo. Por otro lado, mi sobrecualificación se conjuga con un vivir con menos de lo que se considera un sueldo mínimo en este país. Un conflicto de clase entroncado en las incongruencias propias de la precariedad ilustrada de la que formo parte.

Quiero reivindicar la experiencia de las activistas feministas y sexo-disidentes que, con mucho esfuerzo, han terminado el proceso del doctorado desde un lugar extraño, porque la academia es incómoda para muchas, pero especialmente para las que nos sentimos “fuera”, aunque se nos premie con pequeños reconocimientos y logros, como permitirte acabar una tesis doctoral en condiciones de autoexplotación.

¿Qué significa ser feminista, transfeminista, disidente sexual y además pobre, migrante en el contexto del reino de España? Son condiciones que te obligan a olvidar el “cuarto propio”, buscándolo en bibliotecas públicas, o, como diría Gloria Anzaldúa, haciéndote escribir en el autobús, en la fila del paro, en el trabajo durante la comida, entre el dormir y el estar despierta.

Muchos discursos y vivencias están presentes, aunque invisibles, en los procesos de redacción de una tesis buscando agujerear los protocolos académicos. Conozco a muchas compañeras que han querido torcer el lenguaje, contaminar el canon, retribuir al feminismo la constante discriminación académica y, sobre todo, a la invisibilización de la experiencia activista dentro de esta esfera.

Las bolleras, las transfeministas, las disidentes sexuales que no logran separar la vida del activismo ni de una investigación regulada por los procesos institucionales y vetustos de una academia en descomposición, no buscan, en primera instancia, ser parte de esta estructura. Se trata, más bien, de ir dejando las marcas de algunos procesos marginales, sacarlos de su lugar invisible, del pie de página, de ser ese bicho incómodo al que no pueden matar. Y así aspirar, de forma utópica y colectiva, a una tenue politización de los pactos con la institución, a contaminar sus registros acostumbrados a la propia recursividad. Hacer que esa casa pierda los papeles y facilitar un cambio de roles para que cada vez sea más evidente que la universidad es ese lugar incómodo e inadecuado que habitualmente significamos nosotras.

Fuente del artículo: https://www.diagonalperiodico.net/saberes/30006-demasiado-feministas-para-la-academia.html

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Feminismo y prostitución: Breve genealogía hasta nuestros días

Marina Pibernat Vilas

El debate sobre prostitución no es nuevo dentro del feminismo. Ésta vieja institución socio-económica ha atravesado sin problemas los sucesivos sistemas políticos, culturales y de producción que se han dado a lo largo de la historia.

Limitándonos al contexto europeo, en el s. XVIII feministas e ilustradas – como Mary Wollstonecraft u Olympe de Gouges – asistieron al acontecer del nuevo orden social ligado a la eclosión del capitalismo industrial. A inicios del s. XIX pudieron dar cuenta de cómo aquellas transformaciones habían afectado a las mujeres. Habían sido excluidas de los grandes discursos filosóficos de la igualdad que motivaron y legitimaron ideológicamente los cambios sociales, políticos y económicos, pero sufrieron todas las desventuras que la acumulación de capital produce. Por ejemplo, el aumento de la prostitución, que se nutrió de la miseria urbana y desprotección social de las mujeres.

En 1840, Flora Tristán denunció en Mujeres Públicas el funcionamiento de las redes de proxenetas y burdeles de Londres. Describió amargamente los mecanismos de engaño y captación de mujeres jóvenes. Alejadas de sus familias, eran retenidas en los burdeles; primero los importantes y, a medida que su salud se resentía, eran trasladadas a otros de más baja categoría. Unos diez años después, morían a causa de múltiples enfermedades.

Tristán señala como culpables a los industriales de la época y su hipócrita moral corrompida por la riqueza generada por el nuevo modelo económico liberal. Muchos después, Carole Pateman definiría la prostitución como una práctica por la que los hombres se aseguran el acceso grupal y reglado al cuerpo de las mujeres. Este acceso depende del capital del que se disponga, así que se trata de una cuestión intrínsecamente relacionada con el reparto desigual de la riqueza.

Con el sufragio, feministas de clase alta como Emmeline Pankhurst, educadas para no ser más que las respetables esposas sin voz ni voto de los industriales, denunciaron la doble moral sexual de sus esposos y hablaron en favor de la abolición de la prostitución. Como ocurre a las abolicionistas hoy día, fueron acusadas de puritanas. En 1921, la feminista y comunista Aleksandra Kolontái describió la prostitución como una oscura herencia capitalista sin cabida en una sociedad basada en la igualdad social y económica.

A mediados del s.XX se publicó El Segundo Sexo. Simone de Beauvoir analizaba ahí la consideración social de las mujeres, incluyendo la prostitución y contemplando la vieja figura de la hetaira. Como la geisha, la hetaira es la prostituta que ve aumentado su valor de mercado gracias a la distinción de la opinión y las habilidades artísticas. Es la prostituta hecha a medida de la élite cultural y económica. Y ésta, a su vez, la proyectó para el consumo cultural masivo con la “vedette” del star system hollywoodiense.

La más pobre de las putas, distinguida de las hetairas, la geisha y el mito de Marilyn Monroe – así como la contrapartida de todas ellas, la figura de la esposa y madre abnegada – tienen en común una existencia definida por su sumisión a los intereses sexuales, afectivos, reproductivos y sociales de los hombres. Y esto no cambiará por mucho que llamemos “trabajadora sexual” a la prostituta.

Actualmente encontramos voces defensoras de la prostitución como salida laboral para las mujeres con pocas alternativas, alegando que es una profesión como cualquier otra, a la que hay que reconocer unos derechos laborales cuando se ejerce libremente. Estos argumentos descansan indefectiblemente en el ideal liberal de la libre elección, una mina de oro legitimadora para multitud de discriminaciones.

No sorprende esta reelaboración de la legitimación, que se concreta a la práctica en una mejora del servicio y más respetable acceso grupal y reglado de los hombres al cuerpo de las mujeres. Pero es irónico que precisamente la regidora de feminismos del ayuntamiento de Barcelona, Laura Pérez, sostenga estos argumentos, que demuestran una preocupante falta de conocimiento de la historia y teoría feministas. Recientemente Pérez criticó una iniciativa abolicionista del Movimiento Democrático de Mujeres por su ligereza, partidismo y comodidad. “Las prostitutas también son mujeres” dice, como si las feministas abolicionistas arriba mencionadas no lo hubiesen notado.

Contrariamente a la tradición feminista, Pérez bien se guarda de señalar el origen de la prostitución: el derecho tácito del hombre a acceder al cuerpo de las mujeres mediante el pago. Su defensa de los derechos laborales de las prostitutas esconde eficazmente la aceptación de la demanda masculina de mujeres. Nada más ligero, partidista y cómodo que obviar las causas y actuar sobre las consecuencias, y nada más cínico que hacerlo con aires filantrópicos mientras se acusa a la oposición de no querer mejor la situación de las prostitutas.

En el contexto actual de creciente desigualdad, como en Barcelona, florece el discurso legitimador de la prostitución. Desde activistas hasta intelectuales pasando por representantes políticas se esfuerzan por defender esta institución basada en la sumisión de la mujer y la desigualdad económica, presentándola socialmente como una opción liberadora cuando se elije por voluntad propia. Pero ¿Quién se beneficia? Fácil: el cliente. Ciertamente, los engaños del proxenetismo se han sofisticado muchísimo desde que Flora Tristán paseaba por Londres.

* Marina Pibernat Vila es miembro del Movimiento Democrático de Mujeres (MDM)

Fuente: Feminismo y prostitución: Breve genealogía hasta nuestros días

Fuente de la foto: http://1.bp.blogspot.com/-OUCmAd9MCP4/Vifn6JanFCI/AAAAAAAAAtw/Pst3zlegOX8/s1600/prostitucion-codigo-barra_big.jpg

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Chávez y su impulso para construir el Socialismo Feminista

POR ALBA CAROSIO

 7 MAR, 2016

chafemiFeminismos en Venezuela ha habido desde el siglo XIX, sin embargo, las ideas de emancipación de las mujeres se mantuvieron durante el siglo XX como un conjunto de propuestas que sólo lograban resonancia entre grupos pequeños. Para el pensamiento común y corriente era invisible la opresión de las mujeres, y predominaban prejuicios que identificaban el feminismo como odio hacia los hombres.Se necesitó el liderazgo, la valentía y creatividad del eterno Chávez, para romper con estos preconceptos, y que el término feminismo dejara de ser entendido como maligno y peligroso. Se necesita sensibilidad y empatía para comprender que la situación de las mujeres en la sociedad es injusta y limitante.

También, es preciso tener enorme deseo de cambiar el mundo y todas las injusticias que contiene, para sostener ideas justas aunque no sean populares, y pedagógicamente irlas haciendo carne y centro del cambio social. Ímpetu y vehemencia en la lucha por la justicia social, y esa manera tan suya ver la necesidad de transformación en el entorno inmediato, fue lo que llevó al Comandante Chávez a declararse feminista en múltiples oportunidades y a impulsar un conjunto de medidas para las mujeres venezolanas y la equidad e igualdad de género dentro de la sociedad.Fue la comprensión de que no es posible construir una sociedad realmente igualitaria, sin que la igualdad sea también entre mujeres y hombres, lo que lo llevó a ver y decir claramente que sin feminismo no hay socialismo.

En Las Líneas de Chávez (8/3/2009) fue contundente al expresar: “Sin la verdadera liberación de la mujer, sería imposible la liberación plena de los pueblos y soy un convencido de que un auténtico socialista debe ser también un auténtico feminista”. Entendió mejor que nadie, que la dominación es múltiple y que una sociedad justa tiene que tener a la vez igualdad de clase, de género y de etnia.Llamadas a ser parte del florecimiento social que significó la Revolución Bolivariana las mujeres venezolanas adquirieron protagonismo, hoy es un lugar común sostener que esta revolución tiene cara de mujer. Y esto ha ocurrido, porque la organización comunitaria que es la base del Poder Popular, y ha sido norte principal de los esfuerzos de transferir poder al pueblo, descansa sobre la acción de las mujeres.

En el nuevo modelo de participación política las mujeres venezolanas de los sectores populares han encontrado su propia forma de empoderamiento, y han jugado con su movilización un papel importante para la democratización radical.La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela abrió los nuevos cauces políticos y sociales e instituyó la base de un modelo de democracia participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural, en ella, las mujeres fueron visibles integrantes del poder constituyente del pueblo. La nuestra, fue la primera constitución que utiliza lenguaje sensible al género en toda su extensión. La garantía de derechos humanos nutre transversalmente toda la Constitución, con una visión centrada en el ejercicio efectivo y real, sin discriminación, con igualdad y equidad, por lo cual las medidas positivas hacia grupos que pudieran ser vulnerables –entre ellos las mujeres- tienen rango constitucional. Se incluyeron los derechos sexuales y reproductivos, y por primera vez el reconocimiento del trabajo invisible e imprescindible de las mujeres en los hogares. El texto constitucional se constituyó en una plataforma de lucha, y base desde la cual avanzar.

Al calor del nuevo pacto social, se desarrollaron nuevas formas comunitarias populares de mujeres, con amplia participación, que si bien lucharon por intereses prácticos y principalmente de clase, fueron afirmando en su accionar una conciencia de género, con tintes feministas y socialistas. En ese camino, el Comandante Chávez animó una y otra vez a que las mujeres organizadas estuvieran siempre presentes en todos los espacios, en el conjunto de nuestras luchas, luchas que son socialistas y son feministas a la vez.

La filosofía de la relación entre socialismo y feminismo, que determina la posibilidad de creación de sociedades realmente igualitarias, fue explicitada en muchas intervenciones del Comandante Chávez, tales como las siguientes: “El socialismo del siglo XXI es antimachista. Admiro a la mujer y su lucha y su batalla, y llamo a los hombres de Venezuela a que desterremos para siempre el machismo de esta tierra, para que algún día declaremos a Venezuela territorio libre de machismo”. (12/04/2007, Aló Presidente, programa Nº 281). Explicó también, de qué manera la opresión de las mujeres se relaciona con la injusticia del sistema capitalista: “En el marco del sistema capitalista es imposible derrotar la exclusión y el atropello a la mujer, porque el sistema capitalista tiene su base en los antivalores de la exclusión, el machismo, la violencia, la degradación de los valores y particularmente de la mujer” (07/03/2006, Primer Encuentro Nacional de la Red Popular de Usuarias del Banco de Desarrollo de la Mujer).

Con claridad meridiana expresó su compromiso con la causa de las mujeres: “Soy feminista lucho y lucharé sin tregua, porque la mujer venezolana, ocupe el espacio que tiene que ocupar, en el corazón, en el alma de la patria nueva, de la revolución socialista” (16/09/2010, Juramentación de las Guardianas de Chávez). Y aseguraba que “la dignidad de un pueblo pasa por la dignidad de las mujeres”, porque “La revolución socialista debe ser feminista, defender a las mujeres que han sido explotadas, ellas y sus hijos e hijas”. (10/12/2011, Frente a Comuneras del Hato El Porvenir)

No dejó nunca, nuestro compañero eterno, de preguntar en cualquier lugar y en las innumerables iniciativas que impulsó, por dónde están las mujeres, por su participación, por el reconocimiento que recibían; y no dejó nunca de reconocer el aporte de todas, especialmente de las hijas del pueblo: “Cuántas cruces cargan las mujeres pobres, cuánto dolor, cuánto amor para dar, cuánto amor para aportar a la hora en que aparecen en el horizonte; cuánto amor para aportar (…) cuánto que aportar y ahora me consta en este difícil sendero que hemos venido transitando cuánto aporte de las mujeres venezolanas” (19/09/2012, Acto en el Teatro Teresa Carreño). Y así se consolidó una relación de doble vía, Chávez y las mujeres humildes, afecto y compromiso mutuo.

La masiva participación popular de las mujeres en el proceso bolivariano fue apoyada a través de instituciones que fueron creadas y consolidadas en Revolución, tales como el Instituto Nacional de la Mujer, el Ministerio del Poder Popular para la Mujer, el Banco de Desarrollo de la Mujer, la Misión Madres del Barrio, la Defensoría del Pueblo a través de la Defensoría Especial de la Mujer y los programas de formación de la Escuela de Derechos Humanos, los Tribunales Especiales de Violencia contra las Mujeres. Las prácticas femeninas en la construcción de sociedad y de producción, ahora visibles, valorizadas y protagónicas, van gestando una democracia más radical y más igualitaria.

Ideas, obras y sentimientos que constituyen el legado feminista de Chávez son:

  • La caracterización de nuestra revolución como feminista, entendiendo que para la liberación del pueblo es indispensable la liberación de la mujer.
  • La confianza y valorización de la capacidad y acción de las mujeres y en su compromiso con la revolución.
  • El impulso a la visibilización y protagonismo de las mujeres del pueblo y la prioridad política de la igualdad y la inclusión.
  • El apoyo solidario a las madres que crían solas a sus hijos e hijas, librando a una generación de la pobreza.
  • El apoyo económico a las mujeres más pobres, borrando el rostro femenino de la miseria en nuestro país.
  • El reconocimiento el valor del trabajo del hogar que cultiva sociedad, y la seguridad social de nuestras abuelas.
  • La creación de una institucionalidad para avance de la mujer, la igualdad y la equidad de género.
  • El clima social que permitió impulsar la ley para salir del yugo de violencia contra las mujeres.
  • En resumen, la centralidad de las mujeres como motor y eje de las transformaciones sociales.

Con la legitimación de las ideas feministas, que impulsó el Comandante Chávez, y que la acción institucional y de colectivos y redes permitió expandir, el legado de Chávez va tomando fuerza en un feminismo social popular radical y original, que está en construcción. Y se ha fertilizado en colectivos de mujeres más jóvenes, que crecieron en Revolución, y han venido conformando un feminismo nuevo, con características propias, que se define como movimiento social con fuerte compromiso popular y autonomía. Desde allí se continúa y se seguirá cumpliendo con el deber histórico de impulsar la materialización del “socialismo feminista”, parte constitutiva de la profundización de nuestra Revolución.

Tomado de: http://www.humanidadenred.org.ve/?p=3424

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México:Batallones Femeninos.Cuando el Rap es un arma contra el machismo

 La agrupación de raperas ‘Batallones Femeninos’ denuncian a través de sus temas los feminicidios en Ciudad Juárez y buscan con sus rimas el empoderamiento de la mujer y acabar con los estereotipos machistas.

Manu Ureste (@ManuVPC) /abril 19 2016 / Animal Político

Ella tiene los ojos grandes. Oscuros. Llenos de esperanza y de sueños varios. Su tez es morena, tiene los labios gruesos, y el cabello le cae como una cascada por unos hombros finos y delicados que dan cuenta de una estatura delgada.

A sus 17 años, ella ya sabe lo que es ser una mujer valiente. Hermosa. Trabajadora. Que siempre lucha, que no se rinde. Que usa su alegría para enfrentar la rutina de las largas jornadas en una maquiladora en Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua.

Es mediodía y su turno termina. Ella, que viste unas sandalias y una blusa amarilla, sale entonces a la calle para emprender, como hace a diario, el camino de vuelta a casa.

Pero a los pocos pasos, se siente observada. Amenazada, perseguida. Y entonces su respiración se acelera. Y el miedo le invade.

Ella trata de caminar rápido, pero alguien la jala con violencia de la mano y le impide continuar con su camino.

Ella grita desesperada con todas sus fuerzas. Pero a su alrededor, todos están sordos y ciegos.

Violada, torturada, amenazada, amordaza y con lágrimas en los ojos oscuros, ella suplica que esa bestia termine pronto mientras le muerde con saña los pechos.

Pero ella ya no volverá a casa, donde su madre la espera alterada y preocupada.

Aún no sabe que el cuerpo de su hija yace solitario en mitad de la nada.

Desnudo.

Acariciado por el viento.

Y con los huesos pulidos por el aire del desierto.

“Nuestra defensa de la mujer es hacer Rap gritando que nos están matando»

Esta es la crónica de uno de los miles de feminicidios que han tenido lugar en Ciudad Juárez, Chihuahua. Una crónica que el grupo de rap Batallones Femeninos plasmó en el tema llamado ‘Así era ella’, en el que, como dice la voz de la poeta María Rivera en los samples del track, narra la historia de María, Carolina, Juana, Petra, o en definitiva, de “las muertas que nadie sabe, que nadie vio que mataban”.

“Esta rola es representativa de lo que pasó en Ciudad Juárez y de lo que aún sigue pasando”, explica en entrevista con Animal PolíticoSusana Molina, cuyo nombre de rapera es Obeja Negra.

“Pero también es un tema que habla de lo que está pasando en cualquier parte del país. Pregúntale a cualquier mujer mexicana si ha sufrido violencia, o si conoce a otra mujer que la haya sufrido, y te va a decir que sí porque la violencia ya es algo que ha permeado en todos los ámbitos de la sociedad mexicana”, añade Obeja Negra, quien con otras cinco raperas de la Ciudad de México y otras dos de Ciudad Juárez, forman el grupo Batallones Femeninos.

Escucha aquí el tema ‘Así era ella’

Precisamente, la formación acaba de publicar un disco con el título de ‘Vivas nos queremos’, en el que denuncian que los feminicidios “siguen siendo una herida abierta que no ha cicatrizado, porque los asesinatos de mujeres continúan impunes”.

“Nuestra defensa de la mujer es la palabra. Es hablar. Es hacer rap gritando que nos están matando, que nos están desapareciendo única y exclusivamente por ser mujeres”, expone la rapera, quien también es integrante de la Colectiva Fronteriza; una red de pintoras, grafiteras, músicas y escritoras, que se unieron para expresar sus ideas en una sociedad predominantemente machista, pero sobre todo para apoyar la búsqueda de justicia de las madres de Ciudad Juárez.

Pero además de los feminicidios en Juárez y en otros lugares del país como Ecatepec, en el Estado de México, en los 10 temas que dan forma al álbum ‘Vivas nos Queremos’ –en el que participan otras raperas, como la oaxaqueña Mare Advertencia Lírika-, Batallones Femeninos también riman sobre la igualdad de género, el empoderamiento de la mujer, o sobre los estereotipos machistas y sexistas que abundan en la sociedad y en los medios de comunicación.

“Para Batallones Femeninos el Rap es un arma para el empoderamiento de la mujer”, expone Dulce María, cuyo nombre de rapera en la agrupación es Señora de Xibalba.

“El Rap es un arma muy poderosa –insiste la artista, nacida en un barrio popular del norte de la Ciudad de México-. Porque con el micrófono tú como mujer tienes el poder de que todos te escuchen. El poder de expresar las problemáticas por las que pasan nuestras hermanas, mamás, tías, sobrinas, o hijas. Nosotras creemos que hay que combatir la violencia y el machismo, y nuestra manera de hacerlo es rapeando, rimando, gritando y cantando”, asegura Señora de Xibalba, mientras en su mano derecha sostiene la portada del disco en la que aparece una mujer con el rostro cubierto y unos guantes de boxeo en actitud desafiante.

“A muchos hombres no les gustan nuestras temáticas porque rápido se ponen el saco”

No obstante, este combate frontal contra el machismo también les ha generado muchos problemas dentro de la escena del Hip Hop mexicano. Incluso, Obeja Negra narra una anécdota en la que un rapero, al que le disgustó uno de los temas de Batallones Femeninos en defensa de la mujer, la agredió físicamente asestándole un cabezazo.

“A muchos hombres no les gustan nuestras temáticas porque rápido se ponen el saco”, dice Señora de Xibalba, quien asegura que, en especial, hay un tema de la agrupación que genera mucha molestia entre los raperos.

“A nosotras nos han hecho un buen de cosas. Y más cuando escuchan esa rolita de ‘Hermanas de Sangre’ –ríe divertida la rapera-. Con ese tema nos han llegado a desconectar los micrófonos en conciertos. O los ingenieros de sonido meten ruidos a la canción para que no se escuche”.

‘Hermanas de Sangre’, explican ahora las raperas Luna Negra y Polyester Kat, es una respuesta ácida y desafiante –“Yo menstruo cuatro días al mes, y tú eres un idiota todo el año”- repite el estribillo del tema- a los estereotipos machistas sobre la menstruación.

“Este tema es nuestra respuesta a cuando un güey te dice: ‘ay, es que te pones bien pendeja en tus días”, sonríe maliciosa Luna Negra.

No obstante, a pesar de las risas, Señora de Xibalba narra que no ha sido nada fácil –y que aún no lo es- introducirse en el mundo del Rap con su mensaje abiertamente feminista y compartir escenario con otros raperos.

“Esa onda de que el hip hop es una comunidad no es cierto –asevera la rapera, tajante-. Es una elite. Y si ellos aceptan tu música, entonces estás dentro. Pero si no la aceptan, estás fuera. Sin embargo, creo que cada vez hay más unión entre las mujeres raperas mexicanas. Y todo esto ya no nos interesa. Si nos escuchan o no, si nos invitan o no a sus eventos, nos da igual –encoge los hombros para concluir-. Porque, les guste o no, en Batallones Femeninos vamos a seguir haciendo nuestro Rap”.

En el soundcloud de Batallones Femeninos puedes escuchar todos sus temas.

Fuente: http://www.animalpolitico.com/2016/04/batallones-femeninos-cuando-el-rap-es-un-arma-contra-el-machismo/

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