Paraguay/05 de Mayo de 2018/Hoy
Mientras la reforma educativa en Paraguay sigue tropezando con cuestiones ideológicas y religiosas, se erige una nueva escuela. Una modalidad busca sacar lo mejor de chicos y jóvenes y priorizar las relaciones personales para darles armas que les sean útiles para el mañana.
“Los padres quieren darle a los chicos lo que no tuvieron ellos pero en realidad lo que tienen que hacer es pensar en el futuro”. Esta reflexión fue una de las tantas que el director del espacio comunitario de aprendizaje del Centro para el Desarrollo de Inteligencia Luis Fernando Ramírez dijo al equipo de HOY Digital que fue a recorrer la sede.
La nueva visión pedagógica del siglo XXI promueve el aprendizaje de los alumnos en tres corrientes pedagógicas que son: las inteligencias múltiples, el desarrollo del pensamiento y el desarrollo de las emociones.
En la nueva escuela no existen aulas, hay espacios de aprendizaje que son ocupados por los alumnos de acuerdo a la necesidad que tienen. En todos ellos se desarrolla el aprendizaje colaborativo. Todo sin dejar de lado las responsabilidades ya que los estudiantes tienen un tiempo determinado para entregar su tareas.
La modalidad educativa rompe con el paradigma de la educación actual y este podría ser un factor de retroceso para padres tradicionalistas. Ramírez dijo al respecto que el trabajo más importante es el que involucra a los padres. Dijo que ellos van hasta el centro educativo a dar clases, a informarse y tienen una participación activa para que sepan de qué se trata y qué están aprendiendo sus hijos.
La directora académica Patricia Talavera, expresó que la nueva escuela tiene espacios de conversaciones donde se discuten, se comparten sobre distintos temas y también cuenta con sectores de relajación.
Allí se reduce a un mínimo el trabajo individual y se deja de lado el aprendizaje de memoria para dar paso a lo grupal y a las lecciones vivenciales. Tampoco hay exámenes, los chicos debaten sobre una teoría -por ejemplo, científica-, sus argumentos son evaluados por docentes y por expertos invitados. Los chicos se preparan como si vayan a dar un examen tradicional solo que la evaluación es distinta.
Con respecto a temas considerados tabú por sectores conservadores de la sociedad como las relaciones sexuales y el uso de drogas, Talavera expresó que se trabaja con el autoestima de los chicos para saber qué quieren. “La educación sexual no se da en una clase teórica, se forma al chico desde temprana edad en los fundamentos de su persona”, expresó. El tema drogas no se aborda en las clases de educación sanitaria sino que se conversa sobre cómo se debe enfrentar situaciones relacionadas en la calle, en una fiesta o simplemente entre compañeros.
Antes de empezar la jornada educativa, los chicos realizan actividades físicas durante 45 minutos. En ese lapso de tiempo el cerebro libera serotonina y consigue un máximo nivel de rendimiento para iniciar el proceso de aprendizaje.
Existe un aula dentro de la nueva escuela que tiene sillas que se hamacan. Luis Fernando Ramírez explicó que gracias al movimiento el alumno se concentra y aprende. “Cuando te estás moviendo tu cerebro se tranquiliza. Tenés más oportunidades de aprender. Es la mesa favorita de todos”, sostuvo.
Estos son solo algunos de los aspectos que la nueva escuela ofrece a los alumnos. Lejos de cualquier influencia negativa de las estructuras educativas convencionales y de debates sobre una reforma educativa que no llegan a consenso, hay alumnos que se explotan su parte humana. La idea es demostrar que un joven con desarrollo físico y mental puede ser más útil que una máquina, la cual va a ser su principal competencia, en un futuro cercano.