MundoHispanico/10 de junio de 2016
La publicación de cientos de documentos sobre las técnicas agresivas y sin escrúpulos usadas en la Universidad Trump pone en apuros al virtual nominado republicano Donald Trump, que podría tener que testificar por fraude el 28 de noviembre, poco después de las elecciones presidenciales.
El juez Gonzalo Curiel ordenó el viernes la publicación, antes del 2 de junio, de más de mil páginas de escritos judiciales sobre la Universidad Trump debido al interés público que puede tener el caso, abierto en 2010 en la corte del distrito Sur de California, con sede en San Diego.
El polémico proyecto educativo podría cruzarse en el camino hacia la Casa Blanca del magnate, que ha construido su campaña presidencial sobre su reputación como exitoso hombre de negocios.
“Donald Trump en sí mismo es un fraude”, consideró hoy en un acto en Nueva Jersey la demócrata Hillary Clinton, posible contrincante de Trump para la Presidencia y al que acusó de tratar de “estafar” a Estados Unidos de la misma forma que engañó supuestamente a los alumnos de su proyecto educativo.
Los centenares de documentos publicados hasta ahora, en respuesta a una petición del diario The Washington Post, retratan a la Universidad Trump como un negocio sin escrúpulos que presionaba a sus estudiantes para que adquirieran cursos sobre negocios inmobiliarios y finanzas con matrículas de casi 35.000 dólares.
“En la Universidad Trump enseñamos el éxito, de eso se trata todo, del éxito y eso puede ocurrirte a ti”, asegura el magnate en uno de los anuncios del centro, que abrió en 2005 y en 2010 tuvo que cambiar su nombre a “Trump Entrepreneur Initiative” dado que no contaba con una licencia para ser universidad.
Hasta 80.000 personas acudieron a los cursos gratis de iniciación de la Universidad Trump en los que los profesores presionaban a los estudiantes a inscribirse por 9.995 dólares en el curso “bronce”, por 19.495 dólares en el curso “plata” y por 34.995 dólares en el curso “oro”, según los escritos judiciales.
“La Universidad Trump prometía a sus alumnos que les ayudaría a hacer dinero, pero en realidad la Universidad Trump solo estaba interesada en vender a cada persona el curso más caro que podía”, afirma Ronald Schnackenberg, que trabajó para el centro entre octubre de 2006 y mayo de 2007.
En una declaración jurada, Schnackenberg asegura que la Universidad de Trump era “fraudulenta” y “se aprovechó de las personas mayores y sin educación para despojarlos de su dinero”.
Las acusaciones contra la Universidad Trump salieron a relucir el pasado mes de febrero cuando el senador Marco Rubio acusó a Trump de comenzar una “universidad falsa” durante un debate del proceso de primarias republicanas en Houston (Texas).
Entre los escritos publicados recientemente destacan testimonios como el de Schnackenberg y una serie de “manuales de estrategias” que servían de guía a los profesores para hacer publicidad.
Uno de esos “manuales de estrategias” recomienda clasificar a los estudiantes por su liquidez financiera, pero insta al personal a no dejar de vender cursos a los alumnos con menos ingresos.
“El dinero nunca debe ser una razón para no inscribirse en la Universidad Trump”, dice uno de los manuales, en el que se da instrucciones al personal para vender las clases, incluso a individuos escépticos y reacios, apelando directamente a sus necesidades psicológicas.
De esta forma, el centro da instrucciones sobre cómo guiar al comprador a través de una “montaña rusa de emociones” para que adquiera los cursos.
El magnate, que llegó a ser propietario del 93 % de la compañía, se ha defendido de las acusaciones, ha asegurado varias veces que muchos de sus alumnos están satisfechos y ha acusado al juez Gonzalo Curiel de estar en su contra por “ser de origen mexicano”.
En realidad, Curiel nació en el estado de Indiana (medio oeste de EEUU), según el registro de jueces federales del Gobierno.
Además del caso de Curiel en California, el magnate se enfrenta a otra investigación iniciada en 2013 por el fiscal general del estado de Nueva York, Eric Schneiderman, que afirma que la Universidad Trump defraudó 40 millones de dólares a más de 5.000 personas.
El juicio en California está fijado para el 28 de noviembre y el juez Curiel ha reclamado la presencia del magnate, mientras que en Nueva York una corte de apelaciones a finales de abril determinó que el proceso contra Trump debe seguir adelante, aunque todavía no se ha fijado fecha para el juicio.
Los registros de las cortes federales muestran que, desde principios de la década de 1980, Trump ha sido demandado al menos 150 veces y la mayoría acabaron con final feliz para el magnate.
Esta vez las demandas de fraude, publicidad engañosa y falsas promesas podrían agriarle la fiesta al candidato, no solo por las consecuencias judiciales sino por las repercusiones políticas que podría tener un juicio tan cerca de las elecciones presidenciales.
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