Salud docente: precarización y desgaste en las aulas argentinas

Por: Julián Mónaco

Agotamiento psicológico, disfonías, problemas digestivos son algunas de las situaciones que describen quienes trabajan en el sistema educativo nacional. Entre salas de espera, varias horas en distintas escuelas para llegar a un salario digno y peleas eternas con las aseguradoras de riesgos del trabajo, ¿cómo pegan la crisis y la postpandemia en los cuerpos de quienes a diario enseñan en las aulas argentinas?

Natacha da clases en secundarias públicas de la Ciudad de Buenos Aires desde hace diez años. En la actualidad, trabaja 38 horas cátedra semanales, pero llegó a trabajar 42 en cinco escuelas distintas a la vez: un liceo, un normal, un técnico, un CENS y un comercial. “Pasaba 12 horas por día de corrido fuera de mi casa. Creo que eso hace muy mal”, dice. Esta profesora de Historia cuenta que la tarea docente muchas veces le genera estrés y angustia y hace un alto en la jornada para reflexionar en los por qué. Piensa, por ejemplo, si su trabajo tiene una implicación subjetiva mayor a la de otros: “Cuando charlo con amigas que no son docentes, me doy cuenta de que ganan bastante mejor, quizás laburan alguna hora más, pero toman el trabajo como un medio, como una actividad cualquiera. En cambio, la carga emocional y la presión con la que nosotras hacemos nuestra tarea es muy grande”. Natacha cree también que la idea de vocación —que rodea siempre a la labor docente— en ocasiones se transforma en una suerte de auto-explotación encubierta: “A veces me digo a mí misma `bueno, me quedo más horas a la noche para que los pibes entiendan y salga todo bien`. Y quizás lo que los pibes necesitan para aprender mejor son otras condiciones de existencia”.

¿Cómo impactan en la salud física y emocional de las y los docentes la sobrecarga laboral y la multiplicidad y variedad de demandas que llegan a las aulas en un contexto de crisis económica y social? ¿Qué riesgos conlleva hoy la tarea de enseñar? ¿La pospandemia trajo nuevos malestares? ¿Por qué dentro de los sindicatos los espacios dedicados a estas temáticas ganan importancia? ¿Cuáles son sus principales batallas?

En octubre de 2018, CTERA publicó los resultados de una Encuesta Nacional de Salud y Condiciones Laborales para la que fueron consultados 2.283 docentes de 14 provincias: en ella, el 87% de las y los profesores y maestros señalaba que, en los últimos doce meses, había padecido patologías como el estrés y la disfonía; el 68%, problemas osteoarticulomusculares; el 48%, problemas digestivos y el 42%, dificultades respiratorias.

Mientras Natacha viaja —en subte y colectivo— de una escuela a otra, también lo hace Estela: “Mis complicaciones tienen que ver con lo anímico, con lo emocional”, dice. Profesora de Comunicación en cuatro escuelas porteñas —tres técnicas y una media—, cuenta que se siente estresada “sobre todo en algunas fechas puntuales, como las de cierre de notas, en las que se acumulan muchas demandas desde distintos espacios dentro de una misma escuela. Y eso a mí se me multiplica por cuatro”. Estela menciona también malestares físicos vinculados a la infraestructura escolar, como los dolores de cabeza que le genera el pasar muchas horas en aulas con calefacción que no están bien ventiladas: “A veces tengo que tomar un paracetamol porque el dolor ya es insostenible. Y también pesan las largas jornadas que enfrento porque tengo la necesidad económica de llegar a fin de mes. Y aún así, en estos últimos meses, me pasa que llego muy justa y que a veces tengo que pedir ayuda”, dice Estela, que acumula 53 horas cátedra semanales.

La docente marca también que, en la pospandemia, se le agregaron nuevas tareas: “Se nos sumó un trabajo extra que antes teníamos pero que no realizábamos a través de espacios digitales. Hoy todes les profesores tenemos un Google Classroom para cada una de las asignaturas. Incluso, si damos la misma asignatura en varios cursos, tenemos un Classroom por cada uno”. Finalmente, dice que en las escuelas en las que trabaja, las y los docentes no tienen un espacio específico para intercambiar sobre su salud: “Lo hacemos en los momentos que podemos encontrar. En los pasillos, en los recreos, en la sala de profesores. Es de manera informal y funciona como un desahogo. No para pensar en soluciones. Y esto en parte es así porque últimamente los Espacios de Mejora Institucional están sobrecargados de información, de normativas nuevas”.

En el relato de Paula, que trabaja en dos escuelas medias de la Ciudad de Buenos Aires, la multiplicación de reformas aparece asociada a la presión que genera el tener que traducirlas —una y otra y otra vez— con el propio cuerpo: “La supervisora llegó a la sala de profesores y simplemente descargó sobre nosotras una cantidad innumerable de nuevas tareas. Las leyó desde la computadora, como si fuese una máquina. Nunca nos preguntó nada. Quizás le daba vergüenza mirarnos porque la distancia entre lo que ella leía y lo que nos toca enfrentar acá todos los días era enorme. Nos fuimos muy angustiadas, pensando en cómo íbamos a hacer para poder cumplir con todo. Pero lo más feo es que, al otro día, charlando con una compañera, nos dimos cuenta de que a la noche las dos habíamos tomado pastillas para poder dormir. Creo que nos angustiamos un poco más”.

En una nueva encuesta nacional realizada por CTERA ya en julio de 2020, el 39% de las y los trabajadores de la educación indicó que el salario que percibe es el único ingreso en su casa. Aunque si se agrega a aquellas y aquellos que señalaron que se trata del ingreso principal, el porcentaje total de las y los docentes sostén de hogar asciende al 73%. Sin embargo, en un contexto de deterioro generalizado de los salarios frente a la inflación, es probable que, por ejemplo, el porcentaje de docentes del nivel secundario que trabajan en tres o más escuelas (que en ese momento ascendía al 41%) esté creciendo, al igual que el porcentaje de las y los que enseñan en 8 o más cursos a la vez (50% a mediados de 2020).

En este sentido, Noemí Tejeda, secretaria de Salud Laboral de esta entidad gremial, afirma: “Algunas de las causas principales por las que aparecen problemas como el cansancio, el agotamiento e incluso distintos tipos de fobias son la sobrecarga laboral y la multiplicidad de tareas. Para llegar a fin de mes, las compañeras y los compañeros están tomando cada vez más horas de clase: más horas cátedra en el secundario o un doble cargo si están en primaria”. Y, al igual que Natasha, recupera también la dimensión subjetiva: “En cualquier sector el trabajador y la trabajadora deben sentirse realizados con lo que hacen, deben sentirse completos. Pero en el sector docente siempre se señala lo que falta”.

Un quiebre en la voz

Hasta el 2015, Fabiana daba clases de inglés en escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires y también de la Provincia. Algún tiempo antes de ese año había comenzado a notar problemas en su voz: a lo largo de las clases, ésta se entrecortaba y algunos sonidos se perdían en el aire. Realizó consultas y, finalmente, le diagnosticaron nódulos en sus cuerdas vocales. “Empecé con tratamientos particulares, pero no resultaron fructíferos”, dice. Debió tomar una licencia y hacer la denuncia en la ART: “Estuve en tratamiento fonoaudiológico y con controles otorrinológicos mensuales bajo la órbita de Provincia ART durante un año. Cumplido ese plazo, la empresa dio por finalizado el tratamiento y una junta médica, al ver que el cuadro mejoraba pero los nódulos persistían, decidió que tenía que cambiar de tareas. Con un dictamen médico, me recalificaron: ya no podía hacer uso profesional de la voz. En 2015 tuve que salir de las aulas y asumir tareas administrativas. La ART me indemnizó por los daños y comencé una nueva etapa”.

La docente, que había comenzado a ejercer su carrera soñada a los 19 años, vuelve sobre su propia historia y reconstruye algunas de las condiciones objetivas que acabaron por truncarla, como la excesiva carga horaria y las condiciones de trabajo cotidianas: “La cantidad de niñas y niños que atendemos, escuchamos y contenemos; las aulas no acustizadas, los ruidos exteriores; las horas no remuneradas que dedicamos en nombre de la vocación. En fin, un sin números de condiciones que erosionan nuestra tarea”. Finalmente, Fabiana señala también que el sistema de salud laboral no está enfocado en la prevención, sino todo lo contrario: “En toda mi carrera, desde que la inicié en 1990, nunca tuve un solo control de salud de parte de mis empleadores. Presenté el apto médico cuando ingresé a ambas jurisdicciones y eso —increíblemente— fue todo”.

En 1996 se publicó en el Boletín Oficial el Listado de Enfermedades Profesionales previsto por la Ley de Riesgos del Trabajo, sancionada el año anterior junto, por ejemplo, a la de Flexibilización Laboral. En el caso de las y los docentes (y no de las y los auxiliares), el listado reconoce como enfermedades asociadas a su actividad profesional la disfonía y la hepatitis A (para las y los maestros de escuelas primarias). Más adelante, en 2003, se incorporaron al listado la fiebre hemorrágica con síndrome renal y el síndrome pulmonar que produce el hantavirus (para las y los maestros rurales) y, ya en 2014, las várices bilaterales y las hernias.

“Somos profesionales de la voz”, dice la secretaria de salud laboral de SUTEBA, Marisa Barromeres y amplía: “Sin embargo, la ley entiende a las disfonías de una manera muy limitada. Por eso desde que apareció esta normativa nos dedicamos a estudiarla y a investigar en el territorio para enfrentar estas visiones restringidas y poder acompañar a las y los compañeros en sus denuncias. Por ejemplo, hace tiempo comprobamos que, antes de los nódulos, puede haber hiatus y esbozo nodular y trabajamos para que las ART reconozcan estas enfermedades que durante mucho tiempo habían sido rechazadas. De hecho, todavía ocurre que tenemos rechazos”. Barromeres señala también que es necesario trabajar en materia preventiva: por ejemplo, incorporando en la formación de las y los docentes herramientas que les permitan construir una “voz pedagógica”.

La referenta de SUTEBA —gremio que actualmente cuenta con alrededor de 100 mil afiliadas y afiliados y un dispositivo institucional que incluye 17 centros de salud y la participación en comités mixtos de seguridad y salud en todo el territorio de la Provincia de Buenos Aires— señala también que “los factores psicosociales no están reconocidos en la ley. Si alguien denuncia alguna situación de este tipo, la ART se la rechaza. En definitiva, para la ART existimos de la garganta para abajo”.

El costo después del aspo

De acuerdo a Tejeda, una de las singularidades del trabajo docente es que las y los educadores están inmersos en sus propias problemáticas socioeconómicas y, al mismo tiempo, en las de las y los estudiantes y sus familias. “La tensión social repercute fuertemente en la escuela. A medida que se profundiza la desigualdad, se agrega una mayor complejidad al trabajo docente”, dice. La gremialista  de CTERA señala también que, aunque la sociedad en general ha ido avanzando en una nueva agenda de derechos (vinculados, por ejemplo, a la inclusión y a las cuestiones de género), es en la escuela en donde buena parte de esas demandas son concretamente registradas. “Sin embargo, muchas veces no se cuenta con los recursos necesarios como para dar una respuesta efectiva. Hay dispositivos, hay protocolos, pero no alcanza. Y esa situación genera una gran impotencia que también es fuente de estrés laboral”.

Nadia cuenta que el retorno a la presencialidad les está costando mucho tanto a docentes como a estudiantes: “Pienso en la intolerancia, en la poca paciencia. Tenemos que aprender a vincularnos otra vez”. Esta profesora de Inglés, que trabaja mañana, tarde y noche en una escuela media del Bajo Flores, subraya el “esfuerzo doble” que demanda formar estudiantes que pasaron del Nivel Primario al Secundario en medio de las medidas de Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, pero también el tener que volver a construir equipos de trabajo en la sala de profesores, ya sin pantallas de por medio. Todo ese esfuerzo, cuenta, repercute en su salud: “Cuando estábamos en la pandemia tenía un estrés y un cansancio mental tales que pensaba ´por favor que termine esto porque estallo´, pero la vuelta a la escuela fue bastante similar. Desde que retomamos la presencialidad vivo disfónica: cada quince días pierdo la voz”.

En el barrio de Flores, a media hora de colectivo de la escuela de Nadia, trabaja Natalia: “No pude dormir en todo el fin de semana pensando en si el lunes iba a encontrarme con mi alumna sana y salva”, dice esta docente de séptimo grado. Cuando piensa en los malestares que implica el ejercicio de su profesión, reconstruye un viernes especialmente agotador (pero, a la vez, “común y corriente”) en el que se encadenaron situaciones cargadas de tensión frente a las que le tocó dar respuestas muy rápidas y muy precisas: una niña se cortó el antebrazo con el filo del sacapuntas —“me dijo que lo hizo porque estaba triste y sola”, relata Natalia—, otra le contó una escena de violencia en su casa, otras dos le reclamaron porque un compañero las había llamado “putas”. “Hoy lunes vuelvo a la escuela como si fuera una persona normal que durmió. Pero no”, dice Natalia. Ya al final de la tarde, regresa a su casa y se encuentra con una ola viral de comentarios en las redes sociales suscitados por los resultados de las pruebas Aprender: “Que no somos idóneos, que somos fracasados”. Para no contagiarse ella también, decide no leer ni escuchar más nada.

“La escuela es la caja de resonancia de todos los conflictos sociales”, dice Barromeres y agrega: “Hay chicas y chicos que hicieron el primer y el segundo año del secundario en la virtualidad y, cuando llegaron a la escuela, se encontraron con más de diez profesores, con un edificio nuevo, sin saber muy bien cómo moverse ni cómo relacionarse y, sumado a eso, toda una carga familiar muy densa”.

En la escuela del Bajo Flores en la que da clases de inglés, Nadia —que tiene una carga horaria semanal de 60 horas reloj— también colabora en el Área de Comunicación del ciclo básico y es tutora y coordinadora de tutores. Pero, además, es referenta de estudiantes madres y padres así como de estudiantes embarazadas. En su relato, al igual que en el de Natalia, aparece una y otra vez un aspecto del trabajo docente vinculado a la contención y a la construcción de lazos comunitarios que requiere mucho esfuerzo e imaginación y que impacta fuertemente en el cuerpo de quienes lo realizan. “Estamos teniendo muchos problemas de convivencia”, dice Nadia y relata: “Todo el tiempo tenemos que estar apagando incendios: peleas entre estudiantes, peleas que comienzan en las redes y continúan en la escuela, peleas entre familias del barrio. Al mismo tiempo, me voy enterando de muchas situaciones densas de chicas abusadas, maltratadas. Una va cargando con todo eso porque es muy difícil correrse: son pibes y pibas que vemos todos los días, que conocemos desde muy chiquitos. Creo que a veces no tomamos dimensión de hasta dónde nos afecta”.

Hace poco, uno de esos episodios —que derivó en un conflicto entre una mamá y las autoridades de la escuela— la terminó bloqueando: “Me quedé parada en la puerta de la sala de profesores y no me podía mover. Me largué a llorar, temblaba, era una angustia que no me dejaba hablar. Encima era un viernes y los viernes trabajo de corrido desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche, con un par de horas en el medio en las que voy a buscar a mi hija a la escuela”. Al igual que sus colegas, Nadia también hace hincapié en el deterioro de los salarios: “Como el sueldo alcanza cada vez menos, trabajás más horas y entonces tenés menos tiempo para planificar, para vivir, para estar en tu casa, para pasar tiempo con tu familia”. Finalmente, rescata el trabajo diario junto a sus compañeros y compañeras: “Me siento orgullosa de formar parte de un grupo de docentes que tenemos mucha empatía hacia lo injusto y eso me ayuda todos los días”.

Fuente de la información e imagen:  https://revistacrisis.com.ar

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Mundo: Google presenta sus novedades educativas para 2021

Google presenta sus novedades educativas para 2021

El gigante mundial dio a conocer nuevas herramientas, que se suman a las que ya estaban en funcionamiento y fueron muy utilizadas durante la pandemia.

Desde hace más de 10 años que la tecnología de Google está al servicio de la educación y forma parte del proceso de enseñanza y aprendizaje de las instituciones, educadores, estudiantes y familias que decidieron adoptarla.

Por eso la compañía presentó, en el evento virtual Learning with Google, sus nuevas herramientas y servicios disponibles para 2021, para seguir ayudando a las personas a construir el conocimiento a través de la conexión con grandes experiencias de aprendizaje por medio de sus productos, ya sea con el Buscador o a través de YouTube, Google Classroom o Google Meet.

A nivel mundial, el conjunto de herramientas de Google para la Educación son utilizadas por más de 170 millones de estudiantes y educadores. Esta gama de productos reúne todo lo que necesitan para enseñar, aprender, conectarse y compartir todo en un solo lugar, de manera accesible desde cualquier dispositivo. Y además, en la actualidad, su herramienta Google Classroom ayuda a más de 150 millones de estudiantes, educadores y líderes escolares de todo el mundo.

NOVEDADES Y ANUNCIOS PARA 2021

A continuación, Google comparte sus compromisos con la comunidad educativa para este año y con ello, las más de 50 nuevas características en todos sus productos educativos que esperan que puedan apoyar aún más al aprendizaje en Argentina y el mundo.

A partir de 2021, la próxima era de G Suite for Education se llamará Google Workspace for Education, y ofrecerá a líderes, instituciones y educadores mayor elección y control en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Nuevas herramientas en Google Classroom: más adelante en el año el personal administrativo también podrá crear clases, agregar estudiantes o sincronizar clases a Classroom desde cualquier sistema de gestión de estudiantes. También se le permitirá a los maestros integrar sus add-ons y herramientas favoritas. Los administradores podrán gestionar estas herramientas facilitando el acceso de estudiantes y profesores y evitando múltiples inicios de sesión. Además, los profesores podrán hacer el seguimiento de la participación de los estudiantes al ver quién entregó una tarea o vió un curso.

Nuevas funciones llegan a Meet que le darán a los educadores mayor visibilidad y control, incluyendo la habilidad de poner políticas sobre quién puede unirse a las videollamadas del colegio. Además, se le dará mayor control a los educadores sobre sus salones de clase virtuales: incluyendo la habilidad de terminar las reuniones para todos y la opción de silenciar a todos al mismo tiempo para evitar interrupciones.

En Chrome OS, Google presenta más de 40 nuevos modelos de Chromebooks hechos para la educación, con información sobre cómo elegir los dispositivos correctos para las necesidades únicas de la escuela, y 500 nuevas políticas de la Consola de Administración y el ZTE que ayudarán en el manejo y optimización de los grupos de Chromebooks.

Para las escuelas que buscan entender las necesidades de los estudiantes y elevar el apoyo del aprendizaje digital y en persona, Google Cloud Student Success Services va a proveer un amplio rango de opciones.

Además habrá nuevas funciones de accesibilidad, como cursores en Chromebooks y acceso Switch, que les permitirán a los estudiantes estar al día con sus necesidades.

Fuente de la Información: https://aptus.com.ar/google-presenta-sus-novedades-educativas-para-2021/

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El Salvador: Escuelas y colegios permanecerán cerrados por la pandemia

América Central/El Salvador/14-08-2020/Autor(a) y Fuente: www.elsalvador.com

La Ministra de Educación Carla de Varela señaló además que 47 maestros han muerto desde el inicio de la pandemia.

Escuelas y colegios permanecerán cerrados dijo este domingo la Ministra de Educación Carla Hananía de Varela durante la cadena nacional en la que el presidente Nayib Bukele se refirió al manejo de la emergencia por COVID-19.

La funcionaria señaló además que 47 maestros han muerto a causa del COVID-19 y que ante el repunte de los contagios en el país no se puede exponer al personal y las familias con una apertura de las instituciones, “sería un atentado”, sentenció.

“A pesar del cierre de los centros escolares, la educación sigue, hemos capacitado a más de 50,000 docentes en el uso de Google Classroom, y seguiremos usando la tecnología para que la educación no se detenga”, añadió.

Varela dijo además que será el Ministerio de Salud el que dará los lineamientos de cuándo abrir.

Gobierno presenta un plan a pocos días de la reapertura económica

El presidente inició la cadena nacional refiriéndose a la sentencia de la Sala de lo Constitucional que declaró inconstitucional el decreto 32 que establece las fases de reapertura económica establecidas a raíz de la emergencia del coronavirus.

“Vamos a acatar la sentencia de la Sala”, dijo mientras anunció un plan de manejo de la emergencia con siete puntos.

1. La disponibilidad de más  de mil camas para pacientes con COVID-19 reunidas en el hospital El Salvador y los de la red hospitalaria.

2. Toma de muestras de COVID-19 aleatorias masivas las cuales se harán en plazas y centros comerciales en los diferentes municipios del país.

3. Entrega de kits de medicamentos domiciliares a pacientes que se identifiquen con la enfermedad a través del call centers o centros de salud. Con esto se espera descongestionar los hospitales y dar tratamiento a los pacientes ante la manifestación de los primeros síntomas.

4. Crear clusters personales de 10 integrantes con quienes podrán verse entre sí, visitarse  y salir entre ellas tomando las medidas de protección para evitar contagios. No incluye las personas que viven en la misma casa o las personas que trabajan con quien hace el cluster.

5. Entrega de paquetes alimentarios del Programa de Emergencia Sanitaria con lo que se espera que las personas no salgan para abastecerse de alimentos.

6. Entrega de carné de inmunidad para pacientes recuperados con prueba PCR el cual tendrá vigencia de 8 meses a partir de la fecha de la última prueba PCR. “Le permitirá hacer todo lo que pueda”.

7. Contratar al 100% de personas que se hayan recuperado de COVID-19 durante el tiempo que dure la pandemia con un salario de $500. Se encargara del empaquetado y entrega de kits domiciliares a personas contagiadas.

Otro de los anuncios que hizo Bukele es la entrega de un tercer bono por $150 a personal del Salud el cual recibirán en agosto, además pagará el 50 % de las planillas de mipymes por cuatro meses (de agosto a noviembre) por un monto total de $280 millones.

Sobre la sentencia de la Sala 

El sábado el Ejecutivo emitió el decreto número 33, con el que pretende alargar la fase 1 de apertura económica hasta el 23 de agosto, en respuesta a la sentencia de la Sala que se conoció el viernes.

Los magistrados del máximo tribunal resolvieron que el decreto 32 restringe derechos de los ciudadanos como las operaciones del comercio y la industria además de la suspensión del transporte público, los cuales solo pueden ser suspendidos con el aval de la Asamblea Legislativa, según mandato de la carta magna.

La Sala también dio vigencia al decreto 32 hasta el 23 de agosto dando así plazo a la Presidencia y al Órganos Legislativo consensuar para llegar a cuerdos que permitan una ley con protocolos de reapertura que no limite los derechos de los ciudadanos.

La resolución establece además que ni el gobierno ni la Asamblea pueden retomar las disposiciones que han sido invalidadas, con el propósito de volver a plasmarlas en otras leyes o decretos, advierte que de hacerlo estos serán declarados sin efecto.

“Nos obligan a reabrir todo de golpe el 23 de agosto, sin protocolos…”, dijo Bukele el pasado viernes tras conocer la sentencia de la Sala anticipando una reapertura completa de la economía a a partir de la fecha en mención.

Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/educacion-escuelas-colegios-permenceran-cerrados-pandemia/740744/2020/
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El Salvador: Ministerio de Educación. El regreso a las aulas será por grupos y de manera gradual

Centroamérica/El Salvador/25 Junio 2020/elsalvador.com

Carla Hananía de Varela explicó que Salud determinará cuándo volver a clases en salones en el sistema educativo nacional

La ministra de Educación, Carla Hananía de Varela, explicó la mañana de este jueves en entrevista con Canal 12 que no hay claridad todavía sobre cuándo volverán los estudiantes a las clases presenciales en el país, debido al avance de la pandemia por el COVID-19.

“Estamos observando lo que sucede en El Salvador y fuera, y cómo otros países han abierto escuelas y han tenido que retroceder”, comentó la funcionaria, quien aclaró que “esta es una emergencia sanitaria, no educativa. Esto impacta en la educación, pero es el Ministerio de Salud el que va a decir en qué momento podemos llegar a las aulas sin peligro, sin riesgo a los alumnos y docentes”.

Puso de ejemplo que “supóngase que tengamos un milagro, y la pandemia empiece a descender rápidamente el próximo mes, y supongamos que podamos regresar en septiembre, octubre. No vamos a poder regresar de la misma manera, vamos a tener que ir por grupos y de manera gradual. Esto implica que vamos a seguir necesitando las otras plataformas de estudio, como Google Classrom, radio, televisión, las guías educativas. En eso estamos trabajando, en fortalecer estas modalidades de enseñanza, porque se van a quedar con nosotros”.

Aclaró además la ministra que les será imposible entregar una computadora por alumno, porque “El Salvador no lo va a poder financiar, es demasiado. Así que entregaremos una por familia, haciendo un estudio de las condiciones de la familia. No se trata solo de llevar tecnología, sino cómo llevarla. Las computadoras de los alumnos es un tercer momento, pues necesitamos los fondos para ello, no los tenemos en este momento”.

Días atrás, el Gobierno le quitó fondos a Educación en medio de emergencia para pagar salarios de la ANDA, recortándole $9.1 millones de su presupuesto.

La Ministra aseguró que se han adquirido 9,000 computadoras en una primera fase, para lo cual se invirtieron 2.7 millones de dólares. Hananía dijo que ya iniciaron la entrega de estos equipos, y están priorizando a los docentes que cumplieron la capacitación de la plataforma Google Classroom, y más a quienes tienen enfermedades crónicas y arriba de 20 años de servicio.

Según la funcionaria, para el 22 de junio ya lograron capacitar a 30,708 docentes, es decir, un 67 % de los maestros del sector público, quienes ahora ya cuentan con el conocimiento para usar la plataforma educativa virtual Google Classroom.

Daños en centros educativos
El paso de la tormenta tropical Amanda y las lluvias que han afectado al país dejaron serios daños en la red de centros educativos. Hananía de Varela detalló que “son 537 centros educativos dañados, uno con daños mayores y otros menores, los más afectados son los que tienen taludes o centros de contención. Para repararlos necesitamos 13 millones de dólares”.

Finalmente, la funcionaria explicó que Educación no ha dejado de lado la alimentación de “una buena proporción de estudiantes que son de familias en pobreza extrema. Por eso hemos diseñado una entrega focalizada para 320,000 familias que están en extrema pobreza o con problemas de desnutrición”.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/ministerio-educacion-regreso-aulas-grupos-gradual/727109/2020/

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El silencio como ausencia pedagógica

Por razones de público conocimiento, la escuela pública en Argentina también sufre de la cuarentena. A partir de aquí, los docentes “son instruidos normativamente” para que utilicen ciertas plataformas a fin de continuar con el proceso de enseñanza-aprendizaje. El problema acontece cuando “se instruye” para usar plataformas tales como, por ejemplo, Google classroom. Nadie de quienes tiene potestad de hacerlo alertan sobre el perfil pedagógico[1] de la misma, mientras cada docente hace lo que puede, bien o mal, con mayor o menor empeño. Pareciera que no existiera otro tipo de tecnología educativa, más humana, lo que no es cierto. Google classroom se impone ante la urgencia, lo cual también es comprensible, aunque ello, a un futuro cercano, debiera dar pie para revisar todas las prácticas pedagógico-didácticas en el aula de la escuela pública. Sin embargo, al respecto, acontece el “silencio” de quienes son responsables en el establecimiento de condiciones laborales/pedagógicas más humanas.

 

Veamos, en tal sentido, algunos considerandos muy puntuales, sin pretender que este escrito se constituya formal académicamente, sino más que nada en una denuncia que apela a lo utópico en vez de a lo distópico, que apela a una escuela digna en vez de una escuela de la que el sabor frecuente sea el malestar en la docencia.

 

Desde la plataforma Google classroom:

 

  1. El docente no puede crear su propio diseño de clase, que viene ya pautado. El diseño de la clase viene pautado de manera tal que cada docente puede reiterar el modo como da clases de manera tradicional-presencial con todos sus vicios, empero lo que ocurre es que ahora lo hace digitalmente. “El problema es que el currículo rígido y con mandatos de aplicación en fechas y horarios preestablecidos conspira contra esta nueva forma dialógica e interactiva de aprender juntos. El sistema educativo construido sobre la lógica de la máquina newtoniana (partes ensamblables, con periodos fijos de ciclos) salta por los aires y no nos damos cuenta.”[2] Desde aquí, hacemos las siguientes consideraciones.

 

  1. No hay posibilidad de retroalimentación entre alumnos-alumnos, docentes-docentes, alumnos-docentes (en este último caso, salvo con el formato tradicional).  En Google classroom hay un ítem para crear tareas y preguntas, sin embargo, se presta al “copiar y pegar”, ahora de manera digital.

 

  1. Desde el punto de vista pedagógico, para el docente, es un trabajo meramente individual, que no favorece la comunicación entre docentes, no permite la socialización o mirada de los contenidos por parte de otros docentes. O sea, cada materia no es una cuestión comunitaria, sino individual, y se reiteran los “vicios” frecuentes de una llamada escuela tradicional, donde las materias se dan compartimentadamente. No hay trabajo colaborativo, ni crítico, ni creativo. Es decir, posibilita que un trabajo sea visto por los alumnos (por cada alumno aisladamente), pero no por colegas docentes.

 

  1. Permite trabajar por módulos o unidades a través de temas, pero no a través de problemáticas, con la complejidad de un trabajo crítico-creativo-colaborativo desde una perspectiva ético-política. Importa la tarea individual para mostrársela al docente, aunque nada más. Se presta a reiterar los vicios que acaecen en una clase escolar tradicional. Por ej., el docente que tiene pocas ganas de trabajar, simula; el docente que pretende ser exigente sobrecarga[3] de trabajo a los alumnos. A veces, hay directivos que sugieren “no recargar a los alumnos de tareas”.  Y he aquí el problema, pues pedagógicamente la cuestión no debiera reducirse a “recargar o no recargar”, con un perfil netamente bancario en ambos casos.

 

  1. Se pierde el trabajo personalizado en la relación alumno-docente y en la relación alumno-alumno.

 

  1. Cada tarea es para hacer en casa, enviarla digitalmente al docente, quien luego hace una devolución, pero no se da virtualmente la dinámica dialógica como dentro de un espacio áulico. O sea, se mantiene el formato de “tareas”, antiguamente llamadas “deberes”. Hay que tener en cuenta que existe en la actualidad otro tipo de tecnología superadora del formato criticado.

 

  1. Importa una constante revisión de los criterios pedagógico/didácticos referidos a la enunciación de explicaciones, textos y consignas. Por ejemplo, si en clase me doy cuenta, mediando la relación cara-a-cara, de que necesito realizar alguna modificación, estoy a tiempo para efectuarla. En términos digitales, lo “escrito, escrito está”. De ahí que se dé el requerimiento de una tecnología que favorezca dicha evaluación/valoración, y comunitariamente, del propio diseño y su ejecución conjuntamente otros docentes[4]. Quienes diseñaron la plataforma Google classroom no consideraron dicha necesidad, y esto no es algo ingenuo desde un posicionamiento político determinado.

 

  1. Por otro lado, en la medida en que se apliquen “pruebas” o “test” a los alumnos por opciones múltiples, ello apunta a una especie de tecnicismo-positivista propio de un enciclopedismo o modalidad bancaria tan criticada por Paulo Freire.

 

  1. Otros problemas tienen que ver con la conectividad, con el tipo de instrumentos tecnológicos[5] que cada alumno tiene, con el tener o no en el hogar un espacio propio para poder estudiar, con el acompañamiento o no de los padres y la calidad efectiva de dicho acompañamiento, con la habituación o no al uso de los medios digitales más allá del entretenimiento, con la interpretación de las consignas de trabajo o de las lecturas propuestas dentro de una realidad en la que la mayor parte de los alumnos de los sectores populares en la actualidad egresan del sistema escuela aún como semianalfabetos.

 

Toda tecnología vale dentro de un contexto de relación cara-a-cara y que no reitere los vicios de una clase tradicional. Al respecto, existen tecnologías adecuadas, válida, para ser usadas en calidad de instrumentos o medios dentro de un marco valorativo ético/político pleno de humanidad.

 

Desafíos. Dada la inesperada pandemia y cuarentena social, aparece la importancia para, luego del presente lapso, revisar comunitaria, crítica y creativamente, las prácticas pedagógicas en el aula de la escuela pública, con el acompañamiento de supervisores que sepan en tal sentido más que los docentes, que los orienten, más allá de la asfixiante normatividad debido al tsunami normativo (valga la redundancia). Sin embargo, tengamos en cuenta que el presente malestar en la docencia no predispone para el desafío propuesto, aunque existen voluntades que batallan contra viento y marea para hacer realidad el derecho a la educación. Sin embargo, vale la expresión de Antonio Gramsci: “con el pesimismo de la inteligencia, pero el optimismo de la voluntad”. Es que en la historia no todo se encuentra dicho, y de ahí un fuerte hálito de esperanza es posible.

 

Al común de los docentes “se le tiró” una herramienta digital. ¿Será la misma, luego de transcurrido el actual momento, motivo para una superación?

 

Es necesario como desafío, para superar el silencio como ausencia pedagógica, apreciar y/o luchar contra un marco de valores propios del neoliberalismo/capitalista, dándole un sentido crítico/creativo/colaborativo-comunitario a la utilización de las plataformas digitales en educación.

 

Además, consideremos que el perfil último económico/político del home-learning o enseñanza on-line, entrelazado con el home-office[6], dentro del presente neoliberalismo, significa el trabajo por proyectos, la remuneración por proyectos, la no vigencia de un contrato laboral con la empresa y la pertinente dependencia, la no existencia de sindicatos que defiendan los derechos de los trabajadores, porque la única relación sería la del individuo con la empresa que, luego de ejecutado el proyecto, cesa en su relación con la misma, hasta el diseño y ejecución de un nuevo proyecto.

 

Como señala Paulo Freire: ¿enseñar para qué?, ¿a favor de qué?, ¿a favor de quiénes?, ¿en contra de qué y en contra de quiénes?

 

Apéndice

 

Valga comentar que Google actúa como medio de espionaje al servicio del poder hegemónico, pues espía a niños y adolescentes en el colegio y en sus casas[7] a través de las plataformas digitales que ofrece en el mercado. El servicio es supuestamente gratuito, sin embargo, la intimidad de niños y adolescentes es vendida como insumo mercantil para las necesidades políticas y económicas de quienes lo demanden.

 

¿Y por dónde pasa también la función mercantil de Google classroom? Tiene un límite de almacenamiento, por lo que quien requiera aumentar el mismo debe “pagar”[8].

 

Abril de 2020

 

Miguel Andrés Brenner

Facultad de Filosofía y Letras

Universidad de Buenos Aires


[1] Perfil pedagógico que no es meramente pedagógico, sino ético/político/pedagógico.

[2] Bonilla-Molina, Luis (2020). “Coronavirus: Google y la NASSA en la reingeniería educativa.” http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/342434  (consulta: 4/4/2020)

[3] Si se visibilizan, al menos en algo, críticas o quejas, son las de algunos padres o madres.

[4] Dicho espíritu también debiera existir en el aula concreto de la escuela pública.

[5] La brecha social también existe en países del “primer mundo”, como, por ejemplo, en España. https://www.xataka.com/otros/ninos-tecnologia-ninos-acceso-a-educacion-escuela-a-distancia-esta-acentuando-brecha-social  (consulta: 4/04/2020) Ver en el mismo sentido: https://www.elcorreo.com/sociedad/educacion/ensenanza-online-agranda-20200329213348-nt.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F    (consulta: 4/04/2020). O bien en el caso de Nueva York, aunque obviamente no con el dramatismo de nuestros países sojuzgados (empero, pensemos que maltratar a un solo alumno/persona, es un crimen). https://eldiariony.com/2020/03/21/300-mil-alumnos-pobres-no-tienen-tecnologia-o-ni-siquiera-una-casa-para-nuevas-clases-por-internet-en-nueva-york/  (consulta: 4/04/2020)

[6] Trabajo en casa.

[7] https://www.elmundo.es/tecnologia/2020/02/25/5e5459fcfc6c8366368b4577.html (consulta: 4/04/2020). Podemos acudir a muy diversas fuentes de información al respecto.

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Google Classroom logra poner online al sistema educativo italiano y se posiciona como otro de los ‘ganadores’ de la cuarentena

Europa/Italia/16 abril 2020/genbeta.com

La educación es uno de las facetas de la vida diaria que más alterada se está viendo por culpa de la pandemia de coronavirus que padecemosEscuelas cerradas, millones de estudiantes que se ven recluidos en casa de un día para otro, y profesores necesitados de modos de hacerles llegar contenidos didácticos y de gestionar los deberes.

Google Classroom es una plataforma de elearning que permite a los estudiantes comunicarse directamente entre ellos y con sus profesores. Al mismo tiempo, facilita usar herramientas de Google (como Gmail y Drive) para elaborar y entregar las tareas, y que los profesores recurran a la edición educativa de las Google Apps para organizarlas y evaluarlas.

Se trata de una solución de elearning muy popular en los Estados Unidos (hace 6 años que está presente en las escuelas del país), pero la actual crisis ha situado esta plataforma en el disparadero: muchos países en los que tenía poca presencia se han subido al barco de Classroom de forma masiva, y globalmente Google ha visto como se duplicaban sus usuarios hasta sumar más de 100 millones.

Según un estudio difundido por AppBrain, la app móvil de Google Classroom se ha descargado 50 millones de veces desde que comenzó la pandemia, convirtiéndose así en la app educativa más popular, cuando a inicios de marzo no tenía presencia ni siquiera en el TOP 100 de dicha categoría. La compañía ha llegado a poner en marcha una web de recursos educativos junto a la UNESCO.

El caso italiano

Javier Soltero, vicepresidente de Google responsable del desarrollo de Google Classroom y del resto de herramientas de la G-Suite, recibió un email en marzo de su equipo en Europa: le trasladaba una consulta del Ministerio de Educación italiano preguntando si la plataforma de Google sería capaz de poner online todo su sistema educativo nacional de forma inmediata.

Tras el cierre de 28.000 escuelas italianas en febrero, la recién llegada ministra de Educación, Lucia Azzolina, había anunciado la creación de un grupo de trabajo «para garantizar el aprendizaje a distancia», que recopilaría el material y prepararía una plataforma desde el cual ofrecerlo.

«Varios días y noches sin dormir» después de recibir el email, tal como cuenta Soltero, el servicio estaba en funcionamiento y disponible para millones de niños en Italia.

Ahora, la propia web del Ministerio de Educación italiano ofrece instrucciones a los responsables de las escuelas sobre cómo inscribirse en Google Classroom, y cómo acelerar el proceso poniéndose en contacto con los partners italianos del programa Google For Education.

Google ha llegado a colaborar con compañías de telecomunicaciones italianas para facilitar que los estudiantes puedan recurrir a la línea telefónica para, al menos y a falta de otros medios, escuchar las videoconferencias de sus profesores.

Según la web italiana Spremute Digitali, una de las razones por la que no terminaba de despegar en el país transalpino eran las dudas sobre la privacidad, un tema que ha quedado un poco de lado ante la emergencia de la situación.

Pero el de Italia no es un caso extraordinario: a medida que la crisis se ha ido extendiendo, el equipo de Soltero ha recibido una oleada de solicitudes procedentes de instituciones de muchos otros países. Una expansión que, según explica, «refleja, desafortunadamente, el aumento y la propagación de la enfermedad».

Fuente e imagen tomadas de: https://www.genbeta.com/actualidad/google-classroom-logra-poner-online-al-sistema-educativo-italiano-se-posiciona-como-otro-ganadores-cuarentena

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