España / 23 de junio de 2019 / Autor: Daniel Sánchez Caballero / Fuente: El Diario de la Educación
Entrevista a David F. de Arriba. Maestro y coordinador de ‘Memoria y viñetas. La memoria histórica en el aula a través del cómic’:
David Fernández de Arriba ha conseguido meter una de sus grandes pasiones personales en su trabajo. Este profesor de sociales en un instituto en Viladecans tenía el cómic como una afición (edita el blog Historia y Cómic y es miembro de la Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic) hasta que el Memorial Democràtic de Catalunya se puso en contacto con él y le propuso crear un libro con propuestas didácticas para que los profesores trabajen la memoria histórica en clase.
Este joven profesor siempre tuvo claro que tenía que ser un libro práctico, listo para utilizar en clase. “Estamos los profesores hartos de que nos digan: ‘Esto es interesante’, pero luego no haya manera de adaptarlo para clase». Dicho y hecho, el proyecto se puso en marcha y funcionó. Tanto, que ahora se han lanzado a editar la versión en castellano, para lo que han abierto un crowdfunding en Verkami. Fernández de Arriba solo le ve ventajas al cómic en clase, un formato que resulta conocido y amable para los alumnos, pero además permite abordar algunas cuestiones con una visión más personal de la generalista que suelen ofrecer los libros de texto.
¿En qué consiste el proyecto?
La idea surge a raíz de mi blog. Se puso en contacto conmigo el Memorial Democràtic de la Generalitat, montamos un seminario para profesores sobre cómo usar el cómic como herramienta didáctica. Hice de asesor, funcionó muy bien y me ofrecieron la posibilidad de publicar un libro sobre el tema, que fue la edición en catalán. Es un libro pensado para docentes. Hay una primera parte más teórica como introducción al cómic, con un artículo de Gerardo Vilches sobre la historia del cómic; otro de Pepe Gálvez sobre el lenguaje del cómic, y, luego hay otros dos, uno de Elena Masarah y otro mío, sobre la relación entre cómic e historia, para que quien quiera utilizarlo en clase pero no conozca el medio pueda utilizarlo y aprovechar al máximo sus características.
Después está la parte central del libro, que son las propuestas didácticas. En la versión castellana son 12 cómics con actividades preparadas para que se pueden utilizar en clase directamente. No son recomendaciones tipo “podéis usar estos cómics”. Es como si fueran libros de texto. Lo ideal sería leer el cómic primero y en paralelo seleccionar las actividades más convenientes para cada nivel. Y cada propuesta didáctica tiene actividades complementarias basadas en artículos periodísticos, documentales o alguna canción que sirven para unir el cómic con otros medios que sirven para tratar la memoria histórica en clase, ofrecer más información y trabajar mejor los contenidos.
Entiendo que el uso del cómic con estos fines es bastante novedoso.
El uso tradicional del cómic en clase ha ido más por la parte creativa: que los estudiantes crearan uno o una tira. Aquí se hace el uso contrario, a partir de un cómic terminado obtener información. Creo que este uso sí es más novedoso y no se ha hecho de forma sistemática. Quizá algo como Astérix sí se ha utilizado, pero no tanto para trabajar épocas concretas.
¿Me puedes especificar un poco los usos concretos que se le pueden dar, o contar alguna de estas actividades en qué consiste?
El uso sería hacer leer alguna obra o fragmento, según el cómic, y se proponen actividades variadas. Desde cosas más creativas y de investigación a partir de aspectos que se vean reflejados en los cómics hasta hacer exposiciones orales. Se pueden estudiar los recursos propios del lenguaje del cómic. La intención era que las actividades fueran lo más variadas para que los docentes puedan adaptarlo a sus intereses. Hay cómics de 300 páginas con 80-90 actividades. La idea no es que las hagan todas, sino que seleccionen las que les interesen. Si quieres trabajar, por ejemplo, el papel de la mujer en la Guerra Civil coges Jamás tendré 20 años y ves lo que le pasa a la abuela del autor cuando se dio el golpe y te centras en aspectos concretos. O quieres ver cómo funcionaban las cárceles femeninas durante el franquismo, pues utilizas Cuerda de Presas, estudias lo que enseña, lo analizas.
Al ser un formato más amable para los alumnos, supongo que tendrá buena acogida.
Es un lenguaje muy atractivo para ellos porque lo ven más fácil y agradable. Muchos leen o han leído cómic, dominan el lenguaje. Y es agradecido por la sensación de que lo leen más rápido que una novela. Siempre que lo uso en clase funciona muy bien. Sorprende un poco, pero rápidamente cogen el funcionamiento y les gusta.
Al unir texto e imagen en la misma página, trasmite mucha información. Todos los cómics que aparecen en el libro están muy bien documentados, tienen una parte gráfica muy cuidada y en pocas páginas transmite mucha información. Lo que queremos los profesores siempre es conseguir la máxima información de la forma más atractiva. Además, la mayoría son historias personales y es muy fácil que los alumnos se identifiquen con los personajes, que son los padres o abuelos de algunos autores. Es fácil así ponerse en su piel o preguntarse cómo lo vivió su propia familia, por ejemplo. Esto es importante y hace que funcione mucho.
Me resulta interesante esta visión más personal, que en el estudio general de la Historia debe quedar más aparcada.
Los temarios son tan amplios e inaccesibles a veces que se pierde esa parte de hacer la historia de las personas, y los cómic permiten eso. No son solo los grandes hechos de la Guerra Civil, sino ver cómo vivió la gente normal la guerra y cómo les afecto. Es muy vívido a través del cómic. Otros medios tienen una distancia mayor, el cómic te mete más en la historia y crea un canal de comunicación pasado-presente más directa y consigue que nuestros alumnos entiendan cómo pasaron las cosas y cómo les afecta, porque al final la historia es eso: conocer el pasado para comprender el presente.
Los libros de texto plantean los grandes personajes y los grandes acontecimientos. Es un tratamiento muy superficial, aunque normalmente son temas que se tratan muy a final de curso y vamos tan cortos de tiempo que es imposible llegar a todo y los últimos temas acaban siendo perjudicados. Los libros de texto tienen mucho déficit con esto. Tienen grandes nombres y hechos, pero la cosa más cotidiana, cómo lo vivió la gente, queda muy arrinconado normalmente.
¿Has tenido problemas alguna vez con la dirección o algún compañero o, incluso, alguna familia por enseñar con algo tan poco serio a priori como los cómics?
En el colegio ningún problema, siempre se han mostrado receptivos. Entre los compañeros a veces llama la atención en un principio, pero en cuanto ven que es algo serio y se trabaja bien, lo ven de otra manera. De hecho, doy clase también de Lengua Castellana y hemos metido algún cómic como lectura obligatoria. Pero bueno, alguna compañera nunca lo ha utilizado pese a mi insistencia. Pero sí he dado charlas en institutos, etc. y cada vez hay más interés. Las familias igual. Al principio se sorprenden, pero cuando ven que es algo serio les parece bien, nunca he tenido ningún problema.
¿Está el género denostado?
Creo que aún perdura cierto estereotipo negativo, la idea de que el cómic es puro entretenimiento infantil, de consumo rápido. Pero también creo que estamos en un momento en el que está ganando reconocimiento cultural. Se hacen exposiciones en museos, hay un premio nacional, suplementos literarios, aparece cada vez más en medios. En este sentido creo que es un proyecto positivo. Hay obras como Maus o Persépolis, en España El Arte de Volar, Los surcos del azar, Estamos todas bien o Arrugas. La gente ve que cada vez hay más cómic adulto, capaz de explicar grandes historias, transmitir sentimientos o reconstruir la vida de un personaje histórico, como cualquier otro medio artístico.
Metéis también la memoria histórica… ¿Se habla poco de esto en la escuela?
Como el encargo del libro original lo hace el Memorial Democràtic y este está centrado en aquella época, lo condiciona. De este periodo se habla en general muy a final de curso, de manera rápida y sin profundizar mucho. Como es un tema un poco polémico hay docentes que no acaban de entrar en él y sí que creo que hay un déficit sobre cómo se explica nuestro pasado más reciente. También es una manera de que llegue a más gente, más estudiantes, más profesores. Si conseguimos que la Memoria Histórica esté más presente, se hable más, pues será un doble éxito.