Entrevista a Pilar Llácer: “ Hay que estar aprendiendo y renovándose constantemente porque los cambios del mercado laboral son imprevisibles ”

Por Educaweb

Pilar Llácer Centeno, (Palencia 1973) es filósofa, Máster en Informática y Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en Ética de los negocios. Su tesis doctoral cum laude trata sobre La situación de la ética en las empresas del IBEX 35: un análisis de la misión, visión, valores corporativos y códigos éticos.  Tiene más de 20 años de experiencia en educación, empleo y recursos humanos. Ha sido durante 9 años miembro del comité de dirección y directora corporativa de innovación, formación y gestión del conocimiento en Catenon Executive Search. También es autora del libro Te van a despedir y lo sabes, mediante el cual prepara y orienta a quienes han perdido su trabajo o creen que lo van a perder. En la actualidad colabora en el asesoramiento estratégico de diferentes compañías en temas relacionados con los recursos humanos y transformación digital, y es directora de prácticas curriculares y profesora doctora investigadora en EAE Business School.

¿Cuáles cree que son los retos y oportunidades que deja el COVID-19 en el mercado de trabajo?

La pandemia del COVID-19 ha acelerado los procesos de transformación digital, impulsando, no solo un nuevo modelo de trabajo por objetivos y menos centrado en la presencia, sino las competencias digitales como un ingrediente básico de cualquier profesión.

¿Qué perfiles profesionales y sectores económicos cree que quedan más y menos reforzados con la pandemia?

Todos los sectores y profesiones que no se hayan adaptado al cambio tecnológico. En España tenemos centrado nuestro PIB y parte del empleo en sectores como el Turismo y parte de nuestro tejido empresarial son pymes con menos de 9 empleados y que no estaban preparadas para el comercio electrónico.

Diversos estudios señalan que las mujeres y los jóvenes son los más perjudicados por la crisis laboral generada por la pandemia ¿Por qué?

La tasa de desempleo juvenil ya superaba en enero de 2020 el 32% y la pandemia ha impactado de lleno en las prácticas profesionales. Por otro lado, el número de mujeres dedicadas al ámbito del turismo, hostelería y cuidado del hogar era mayor y el impacto por los ERTES ha sido superior. El teletrabajo debería impulsar la disminución de desempleo de estos colectivos.

¿Qué aconsejaría a las mujeres y a los jóvenes en particular para potenciar su empleabilidad en estas nuevas circunstancias? ¿Cómo y dónde deben buscar oportunidades?

Si el perfil profesional no es atractivo para el mercado de trabajo actual, es difícil conseguir un empleo, Por ello, es fundamental formarse en competencias digitales relacionadas con el comercio electrónico o el marketing digital. Del mismo modo, las redes sociales nos ofrecen una oportunidad para mostrar lo que sabemos hacer

«Mas allá de la formación, es fundamental tener una ‘empleabilidad sostenible’, conocimientos y competencias que nos permitan poder cambiar de trabajo o sector más fácilmente».

¿Qué competencias transversales recomienda adquirir o reforzar para que sigan siendo valoradas y buscadas en este mercado de trabajo impactado por el COVID-19?

Desde hace más de 20 años, el impacto de la tecnología junto con la globalización de la economía ha provocado una evolución exponencial de los mercados de trabajo. Empresas con menos de 30 años de vida (Google, Apple, Amazón, Netflix) han generado nuevos puestos de trabajo en los que las competencias digitales son críticas. La capacidad de aprendizaje constante se ha convertido en la competencia más demandada en los últimos 5 años. Pero la crisis del COVID-19 ha impactado de lleno en nuestras competencias y vamos a necesitar intensificarlas. No solo necesitamos adaptación al cambio, sino una adaptación al cambio constante, con visión y permanente, y en constante estado de alarma.

¿Sigue la formación a lo largo de la vida siendo un elemento clave para conseguir un mayor número de oportunidades laborales?

Mas allá de la formación, es fundamental tener una «empleabilidad sostenible», conocimientos y competencias que nos permitan poder cambiar de trabajo o sector más fácilmente. Y para ello se necesita no solo formación sino un cambio de mentalidad. Hay que estar aprendiendo y renovando nuestras competencias constantemente porque los cambios del mercado laboral son imprevisibles, pero lo que es cierto es que lo digital ha venido para quedarse.

¿Cómo pueden las empresas facilitar el acceso al mercado laboral a las personas más afectadas por la crisis laboral que deja el COVID-19?

Es responsabilidad de todos los stakeholders, personas, empresas, sociedad e instituciones. Si mi trabajo se ha quedado obsoleto, no se puede obligar a las empresas a mantenerlo. Por ello es importante que todos los profesionales seamos conscientes de que, para poder ofrecer valor al mercado con nuestro trabajo, este tiene que ser demandado y diferencial.

Fuente: https://www.educaweb.com/noticia/2020/07/29/pilar-llacer-hay-estar-aprendiendo-renovandose-constantemente-19281/

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Libro: La equidad y la educación

España / 3 de septiembre de 2017 / Autor: Saturnino Martínez / Fuente: InfoLibre

El sociólogo Sarturnino Martínez trata de ofrecer «una mirada lo más limpia posible sobre el debate de la equidad educativa» en su último libro, que publica Catarata. La obra será presentada el 14 de septiembre, en la Casa del Libro de la calle Fuencarral (Madrid), por Ángel Gabilondo. A continuación, infoLibreadelanta el capítulo con las conclusiones.

 

La fábula de la tarta nos anticipó la complejidad del debate sobre la equidad. Una complejidad que muestra que no tiene sentido defender la equidad en abstracto, sino que debe realizarse siempre en un marco interpretativo complejo. Esta complejidad en el debate público tiende a degradarse a favor del solapamiento entre utilitarismo y liberalismo, que desplaza del debate político otras opciones. Pero deberíamos crear más solapamientos con las otras corrientes de pensamiento, para mejorar los consensos. En algunas cuestiones, como la educación obligatoria, se ha logrado un gran acuerdo de todas las filosofías políticas. Pero en muchas otras, estamos lejos de tal convergencia. En tal caso, solo cabe conllevarlas de forma inestable, según las correlaciones de fuerzas políticas, como sucede con la “libertad de elección”, es decir, la escuela concertada.

También debemos destacar que el mal uso de las palabras o de los datos oscurece, en vez de clarificar, los problemas educativos. Por tanto, es fundamental la precisión metodológica a la hora de estudiar los problemas educativos. En este punto cabe rogar a las administraciones públicas que generen indicadores que nos aclaren en vez de confundirnos, como está sucediendo. En otras cuestiones, no hay mucho margen para el optimismo, pues hay tensiones que son inherentes a la naturaleza de la educación como campo social. Aristóteles ya señalaba la tensión entre las diversas formas de entender la educación, por lo que lo mejor a lo que podemos aspirar es a un diseño institucional flexible, que permita que convivan de forma inestable las diferentes aproximaciones (ciencia, humanismo y mercado de trabajo). Acabar con los callejones sin salida del sistema educativo, en línea con las últimas medidas de política educativa, parece por tanto, ir en la buena dirección.

Es fundamental destacar cómo la crisis ha puesto en cuestión muchas ideas comunes sobre educación. Las familias se han empobrecido un 10% y la inversión pública por estudiante se ha reducido en un 25%, pero los indicadores de titulación han mejorado, los de competencias permanecen estables y como varios de equidad, incluso algunos mejoran, como resiliencia. Además, somos uno de los países de nuestro entorno con más desigualdad económica, y sin embargo tenemos varios indicadores de equidad educativa a un nivel de país nórdico. Este puzle se resuelve si tenemos en cuenta dos argumentos. Por un lado, la independencia y estabilidad del sistema educativo. Al profesorado le han bajado el sueldo y le han aumentado el número de estudiantes por clase, pero cabe inferir que no por eso se ha visto muy afectada la calidad de su trabajo, aunque hayan empeorado sus condiciones de vida. Como ya se ha señalado, si cuando aumentó el presupuesto, no mejoraron los indicadores educativos, ¿por qué van a empeorar cuando se recorta? Esto abre el debate a que posiblemente tengamos que explorar otras formas de dirigir la inversión en educación.

El otro elemento a tener en cuenta es la importancia de las estrategias familiares de reproducción social y las de los jóvenes, que reaccionan al empeoramiento del mercado de trabajo estudiando más. Cuando pensamos en educación, tendemos a fijarnos en las políticas educativas, el profesorado o en la didáctica, pero se nos olvida la importancia de los factores socioeconómicos y culturales ajenos al aula. En este punto España tiene un grave déficit en equidad: la dificultad con la que los estudiantes de clases populares pasan de las competencias a obtener el título de la ESO o a no repetir curso. Si bien nuestro sistema resulta equitativo desde el lado de las competencias, no lo es en estos indicadores. La situación es más grave debido a que no tener el título de la ESO limita el acceso a la educación posobligatoria, a diferencia de lo que sucede en los países de nuestro entorno. La FP básica ha sido un tímido movimiento para salir de esta situación, y la normalización prevista en la prueba de acceso a la FP de grado medio, puede ser, si se hace bien, una medida en la dirección adecuada; pero aun así, habría que reconocer mejor que hay estudiantes a los que si no facilitamos una formación profesional con poca exigencia académica, quedan fuera del sistema. El fracaso de la LOGSE en “rescatarlos”, pensando que era suficiente con escolarizarlos dos años más para que mejorasen sus resultados, tuvo el efecto perverso de aumentar el fracaso escolar y la desigualdad de oportunidades, por lo que debemos ser más realistas con respecto al tipo de alumnado existente.

La inercia del sistema educativo y la fuerza de los factores socioeconómicos y laborales ajenos al aula no deben llevarnos a la pasividad. El buen profesorado produce más efectos positivos en el alumnado de clases populares que en el de clases altas. Posiblemente medidas encaminadas a mejorar la selección del profesorado sean las más adecuadas, como el “MIR docente”; una selección que dé un gran peso a la vocación, y que use los incentivos de forma moderada y delicada, pues producen demasiados efectos perversos y pueden degradar la relación de confianza necesaria en educación. Además, las medidas de apoyo extra personalizado también mejoran el rendimiento y reducen las desigualdades educativas, pues impulsan más al alumnado de origen popular. En el aula se juega amplificar o mitigar las desigualdades que hay fuera de ella.

Quizá la mayor crítica que pueda realizarse a este libro está en los muchos temas que hemos dejado de lado. Pero nos hemos centrado en aclarar algunas cuestiones básicas que están muy oscurecidas en el debate educativo: la equidad, como inseparable de una concepción de qué sociedad queremos; en qué consisten los indicadores educativos y cómo operan; la desigualdad de clases sociales y cómo se transforma en desigualdad de oportunidades educativas. La cuestión de género se ha tratado bajo el prisma de la clase social, en parte porque en ella intervienen varios factores que actúan en la desigualdad de clase (como las expectativas familiares y las oportunidades laborales). No se ha indagado cómo es la relación entre identidad de género y escuela, de forma tal que la educación es uno de los pocos ámbitos en los que las mujeres están claramente mejor que los varones. En la cuestión de las minorías y de los inmigrantes se pueden entender parte de las diferencias como desigualdades en los efectos primarios; pero cuestiones como la discriminación o el choque cultural merecen un tratamiento específico.

El objetivo final del libro ha sido mostrar que la equidad y la educación son sumamente complejas, y que ganamos mucho en el debate si manejamos las expresiones de forma precisa, y con conocimiento de sus matices, para saber qué decimos en cada momento. A partir de ahí, cabe esperar que el debate vaya a mejor. Si no, será ruido, y no intercambio de razones y evidencias.

Fuente de la Reseña:

https://www.infolibre.es/noticias/cultura/2017/09/04/prepublicacion_equidad_educacion_saturnino_martinez_68973_1026.html?utm_source=twitter.com&utm_medium=smmshare&utm_campaign=noticias&rnot=1024044

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