América del Sur/Venezuela/28.02.2017/Autor y Fuente: http://iesalc.unesco.org.ve/
El Doctor Daniel Mato es el coordinador del proyecto de investigación “Diversidad Cultural, Interculturalidad y Educación Superior” del Instituto Internacional de la UNESCO para Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC). Éste trabajo, iniciado en el 2007, está orientado a producir información y análisis sobre las experiencias de Instituciones de Educación Superior (IES) de América Latina, dedicadas a atender necesidades y demandas de formación terciaria de comunidades de pueblos indígenas y afrodescendientes. Asimismo, el proyecto promueve el asentamiento de bases para constituir una red de colaboración entre las instituciones estudiadas.
Como resultado de la labor de esta iniciativa, se publicó en 2008 el libro “Diversidad Cultural e Interculturalidad en Educación Superior. Experiencias en América Latina”, libro que describe el proceso de creación y desarrollo de 30 instituciones interculturales distribuidas en 11 países, su contexto histórico, propósitos, logros y desafíos.
En esta oportunidad, el Doctor Mato explica de qué se trata la segunda publicación de este proyecto titulado: “Instituciones Interculturales de Educación Superior en América Latina. Procesos de Construcción, logros, innovaciones y desafíos”.
– A grandes rasgos, ¿qué caracteriza a esta segunda entrega del Proyecto de Interculturalidad y Desarrollo?
– Seleccionamos para esta segunda etapa un pequeño conjunto de experiencias, 8 en total, cuyos rasgos distintivos más importantes son dos: el primero, que todas ellas son experiencias interculturales de Educación Superior cuyo currículum se caracteriza por integrar y articular saberes de más de una tradición de conocimiento. En segundo lugar, se distinguen porque todos los casos estudiados en este segundo libro son de instituciones, es decir, no son de programas, unidades, departamentos, centros, o núcleos al interior de instituciones más amplias, si no que son instituciones completamente dedicadas a trabajar con esta orientación.
– ¿De dónde son las 8 experiencias que se recogen en este segundo libro?
– El libro lo hemos ordenado por el orden alfabético de los países de origen de las experiencias. Hay una primera experiencia que es del Centro de Investigación y Formación para la Modalidad Aborigen de la Provincia del Chaco en Argentina. Luego hay una experiencia en el Centro Amazónico de Formación Indígena, por la Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasilera, en Brasil. Tenemos una experiencia localizada en Bolivia, la de la Universidad Indígena Intercultural Kawsay. Hay una impulsada por el Consejo Regional Indígena del Cauca, en Colombia, que es la de la Universidad Autónoma Indígena e Intercultural. En Ecuador tenemos a la Universidad Intercultural de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas, que es una iniciativa de un sector de la CONAI (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador).
Hemos incluido dos experiencias de México, donde hay muchas. Una de estas es la de la Universidad Autónoma Indígena de México, una universidad fundada por iniciativa de uno de los estados mexicanos y que recientemente ha sido asimilada dentro del “Sistema de universidades interculturales” que ha propiciado la Secretaría de Educación Pública en México a través de la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe. En cierto modo, para poder comparar dos experiencias, ambas mexicanas pero distintas, hemos incluido también un estudio sobre la Universidad Intercultural de Chiapas, que a diferencia de la anterior fue creada por la misma Secretaría de Educación Pública de México. El octavo caso es el de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe nicaragüense, conocida habitualmente como URACCAN.
– Aquí se está trabajando con universidades que son interculturales desde su génesis, ¿Qué hay de particular en los procesos de construcción de estas instituciones?
– Hasta ahora, las visiones de mundo que han inspirado los proyectos de Educación Superior de los países latinoamericanos, son políticas públicas orientadas por normativas que no son de carácter intercultural, por tanto y por la que ha sido la historia de todos nuestros países, desafortunadamente, son proyectos de instituciones monoculturales.
Lo particular de los procesos de construcción de estas instituciones interculturales es, en primer lugar, que en ellas participan actores sociales que tienen distintas visiones de mundo de los factores que impulsan la acción y el desarrollo de la universidad, pero ellos llegan a un punto de acuerdo tal que se pueden armar proyectos. Un tema de debate en las universidades monoculturales de toda América Latina hoy en día, es que hay muy pocas posibilidades para poder integrar satisfactoriamente no tanto la docencia e investigación, que se han venido trabajando con ciertos niveles de éxito en las universidades convencionales, sino la docencia y la investigación con la extensión. Las universidades convencionales no suelen manejar en su vocabulario, salvo excepciones, la vinculación con la comunidad. Todas estas instituciones que hemos estudiado se han construido con participación de actores extraacadémicos, estableciendo el diálogo con ellos, tomando sus propuestas y trabajándolas de muy diversa manera. Esto en general no está previsto en la normativa, y lograr legitimar y darle una forma institucional que sea aceptable para los organismos de control de la Educación Superior en América Latina, supone un trabajo extra para estas instituciones. Es en cierto modo una carga pero también un espacio de creación, ya que todas ellas han sabido responder creativa y positivamente a esas dificultades y por ello son todas experiencias que hoy ya existen, algunas con dos o tres años de desarrollo y que vienen avanzando de manera exitosa.
– ¿Qué aporte pueden brindar estas instituciones interculturales de Educación Superior a las universidades tradicionales o, como las ha definido, instituciones monoculturales?
– Lo primero que tienen que aprender las universidades convencionales, que también son válidas por sí mismas y por el cumplimiento de sus propios fines, es la capacidad de articular saberes, en el sentido de conocimientos acumulados, modos de producción de conocimientos, y modos de comunicación. Algo muy importante de estas instituciones que estamos estudiando, es su fuerte vinculación con los entornos sociales de los que forman parte. Las tradicionales, pueden aprender precisamente las maneras en las cuales las interculturales logran articular investigación con docencia, con extensión y con vinculación con la comunidad.
Otro aspecto, relacionado con los anteriores, en el cual las universidades convencionales pueden aprender de estas instituciones, es aquel que tiene que ver con la capacidad de dedicar esfuerzos de investigación y de formación de talentos humanos para responder a necesidades específicas de los contextos inmediatos de acción de las instituciones de Educación Superior. Las instituciones que hemos venido estudiando se han planteado, explícitamente, formar talentos humanos con orientaciones tales que puedan insertarse en los mercados laborales de sus propias localidades y regiones y que no requieran necesariamente salir hacia Estados Unidos o Europa a buscar oportunidades.
– El Proyecto de Diversidad Cultural e Interculturalidad tiene 3 fases o 3 publicaciones. ¿De qué se trata la tercera fase del proyecto?
– El tercer libro se titula “Educación Superior. Colaboración Intercultural y Desarrollo sostenible. Experiencias en América Latina”. Contiene estudios sobre 8 experiencias específicas. En este caso no se trata, excepto una o dos de ellas, de instituciones interculturales de Educación Superior, que ya las hemos estudiado en el segundo libro y de una manera menos profunda en el primero, si no que se trata precisamente de proyectos y experiencias específicas de universidades convencionales que se autoreconocen como partes de la comunidad, según sea el caso. Y esto muestra la otra cara de la moneda: que no nos quedemos tan pesimistas respecto a la manera insatisfactoria en que las universidades convencionales vienen respondiendo a las necesidades, demandas y propuestas de las comunidades.
Justamente en este caso las 8 experiencias estudiadas muestran algunas maneras prácticas en las cuales, universidades convencionales o sectores de dentro de ellas (departamentos, institutos o cátedras), se han dedicado a dar respuestas interculturales específicas, creativas y sumamente provechosas a las necesidades de comunidades indígenas y afrodescendientes.
– En Brasil, a principios de agosto, se llevó a cabo el Taller Regional sobre Diversidad Cultural e Interculturalidad en Educación Superior en América Latina. De allí surgieron muchas iniciativas que se van a incorporar a este proyecto. ¿Enriquecerán el trabajo de estas experiencias y estas instituciones?
– Efectivamente, los días 6 y 7 de agosto de este año, con participación de unos 50 representantes e instituciones de Educación Superior y dirigida a responder a las necesidades de los países de la región, se hizo esta reunión y se emitió una declaración acompañada de un conjunto de 24 recomendaciones dirigidas en general al mundo de la Educación Superior. Algo interesante de la creación de estas recomendaciones es que se propone la realización de un foro o una Red Latinoamericana y Caribeña para la Promoción de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad con Equidad en la Educación Superior.
Fuente: http://iesalc.unesco.org.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=1474:entrevista-al-dr-daniel-mato-las-universidades-monoculturales-brindan-pocas-posibilidades-para-la-integracion-de-la-docencia-y-la-investigacion-a-la-vinculacion-con-la-comunidad&catid=32:entrevista&Itemid=601&lang=pt
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