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ONU – Guterres: El aumento de la pobreza es una «responsabilidad moral de nuestro tiempo»

Guterres: El aumento de la pobreza es una «responsabilidad moral de nuestro tiempo»

15 Octubre 2021

Para el titular de la ONU es necesario poner fin a este ultraje, hacer frente al endeudamiento excesivo y garantizar la inversión para la recuperación en los países que más lo necesitan. Uno de los principales problemas es que la solidaridad brilla por su ausencia, justo cuando más se necesita.

Por primera vez en dos décadas, la pobreza extrema está aumentando, ha asegurado el Secretario General de la ONU en un mensaje publicado el viernes con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, el 17 de octubre.

Describiendo los niveles actuales de pobreza como «una acusación moral de nuestro tiempo”, António Guterres indicó que la pandemia de COVID-19 ha causado estragos en las economías y sociedades de todo el mundo, dejando caer en la pobreza el año pasado a unos 120 millones más de personas.

La asimetría en la recuperación está profundizando aún más las desigualdades entre el Norte y el Sur. La solidaridad brilla por su ausencia, justo cuando más la necesitamos”, añadió.

Luchar en dos batallas

La lucha contra la pobreza debe ser también una batalla contra la desigualdad.

El titular de la ONU indicó que la desigualdad en las vacunas ha permitido que las variantes del COVID muten y «se propaguen de manera descontrolada», condenando al mundo a millones de muertes más y prolongando una desaceleración económica que podría costar billones de dólares.

«Debemos poner fin a este ultraje, hacer frente al endeudamiento excesivo y garantizar la inversión para la recuperación en los países que más lo necesitan», explicó Guterres.

Construir mejor de cara al futuro

El Secretario General de la ONU esbozó un enfoque de recuperación global en tres vertientes para construir un mundo mejor después de la pandemia. Ese enfoque comienza con “una voluntad política más fuerte y unas alianzas más sólidas para instaurar una protección social universal de aquí a 2030, e invertir en la reconversión laboral a favor de la pujante economía verde”.

«Y debemos invertir en puestos de trabajo de calidad en la economía del cuidado, lo que favorecerá una mayor igualdad y garantizará que todas las personas reciban la atención digna que merecen», añadió.

La inclusión de las mujeres en los procesos políticos y de construcción de la paz beneficia a todas las sociedades.

Igualdad de las mujeres

Además, la recuperación debe ser inclusiva, porque una recuperación desigual deja atrás a gran parte de la humanidad, aumenta la vulnerabilidad de grupos ya marginados y aleja aún más la posibilidad de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

«El número de mujeres en situación de pobreza extrema supera con creces al de hombres. Incluso antes de la pandemia, los 22 hombres más ricos del mundo acumulaban más riqueza que todas las mujeres de África, y esa diferencia no ha hecho sino aumentar. No podemos recuperarnos utilizando solo la mitad de nuestro potencial”, aseguró.

Por ello, las inversiones económicas deben dirigirse a las mujeres empresarias, favorecer una mayor formalización del sector informal, centrarse en la educación, la protección social, el cuidado universal de los niños y las niñas, la atención sanitaria y el trabajo decente, así como subsanar la brecha digital, teniendo en cuenta su profunda dimensión de género.

Impulsar el crecimiento

El tercer ángulo de la recuperación debe ser construir un mundo resiliente, descarbonizado y sin emisiones de gases de efecto invernadero: “La recuperación debe ser sostenible”, aseguró.

Instó a todos a «escuchar mucho más» a los que viven en la pobreza, abordar las indignidades y «derribar las barreras» a la inclusión, en todas las sociedades”.

“En este día y todos los días, unamos nuestras fuerzas para acabar con la pobreza y crear un mundo de justicia, dignidad y oportunidades para todas las personas”, concluyó.

 

Fuente de la Información: https://news.un.org/es/story/2021/10/1498472

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Los siglos de las mujeres

Por: Elena Simón

Tras un siglo XX, «siglo de las mujeres», todavía quedan cosas pendientes para la igualdad: parar la socialización sexista, la violencia específica y superar el déficit de respeto y representación.+

El convulso e impredecible siglo XXI, del que aún no tenemos suficiente perspectiva histórica para calificar, nos permite introducir, desde nuestro pensamiento feminista y creativo, algunas hipótesis en forma de dudas o preguntas. No tenemos certeza de la dinámica que tomarán los acontecimientos sociales, culturales, políticos o económicos. Podemos inferir algunas consecuencias, avistar algunos itinerarios, deducir algunos hechos que se vayan a producir, derivados de otros que ya se producen. Pero, sin duda, no tenemos la bola de cristal para avistar lo que aún no ha ocurrido.

En el asunto de las mujeres y nuestros derechos ocurre esto exactamente: del acceso de las mujeres a derechos civiles, políticos y sociales se dedujo, en su momento, el fin de las desigualdades institucionales, jurídicas e, incluso, cotidianas. De la consideración de las mujeres como ciudadanas equiparables a los varones se esperaba el fin de la división sexual del trabajo y un trato igual para trabajo igual, el reparto de tareas domésticas y de cuidados y la consiguiente variación de los proyectos de vida en los jóvenes varones y mujeres. Del acceso de las mujeres a todo tipo de conocimientos, incluidos los más difíciles y especializados, se infería que ellas iban a tener una representación equilibrada en todos los ámbitos del saber y del poder. Se pensó que sólo sería cuestión de tiempo.

Transcurrió todo el siglo XX, al que podríamos llamar por derecho propio “el siglo de las mujeres” porque supuso un antes y un después en los derechos y oportunidades de las mujeres de buena parte del mundo (aunque no en todo el planeta) y también se hallaba bajo la influencia de las ideas de progreso lineal, continuo y ascendente.

El siglo XX iba arrastrando consigo una cierta ruptura de la división sexual del trabajo y de los espacios de reconocimiento y también una esperanza de que cada individuo, hombre o mujer, podría realizar proyectos de vida cada vez más elegidos y singulares, respecto a sus estudios, ocupaciones profesionales, formación de pareja y/o familia, dedicación a actividades y aficiones diversas en el tiempo libre, movilidad geográfica, disfrute de bienes culturales, etc…

Todo ello estaba significando pasos de gigante y, en el caso de las niñas, las jóvenes y las mujeres adultas de todas las edades, mucho más, pues salíamos de prohibiciones y prescripciones rígidas e innegociables que acarreaban castigos de marginación y apartamiento. Las mujeres nos fuimos apropiando de la parte sustraída y negada de lo humano, que también nos correspondía como humanas: espacios, tiempos, tareas, habilidades, rangos, títulaciones, etc…

Por eso podríamos decir que el siglo XX fue el siglo de las mujeres. Lentamente y de forma imparable íbamos saliendo de las madrigueras, de la hibernación y lográbamos cambiar progresivamente esa vieja piel dentro de la cual se nos había relegado a un solo espacio y oficio: el hogar y la condición de madresposas. Esta apertura de puertas, que habían perdido candados y llaves, invitaba a empujar y a ampliar el mundo. Se podía descubrir algo distinto y atractivo del otro lado, no sólo conocer dentro de los límites de la prudencia, decencia y oportunidad. Muchas mujeres empezamos a salir sin compañía masculina e, incluso, solas, a viajar, a trabajar, a acudir a distintos tipos de espectáculos o lugares de ocio y esparcimiento.

Se había producido una revolución silenciosa pero muy visible en las costumbres y modos de vida, acompañada de unos profundos cambios legislativos, tecnológicos e ideológicos, que permitían pensar y desear que las mujeres fueran seres humanos completos, con derechos, oportunidades y deberes equivalentes a los hombres.
Acabó el siglo XX y de todos estos cambios copernicanos, impensables para generaciones anteriores, que habían soportado prescripciones de género insoslayables y estáticas, no se derivó un proceso allanado y muchas secuelas se quedaron ahí para dificultar el fin del larguísimo período de las vindicaciones feministas en pro de la libertad, dignidad, presencia, representación, reconocimiento, voz e igualdad para las mujeres todas. Simplemente se fueron logrando parcelas de la igualdad formal.

Las secuelas que la enfermedad del sexismo va dejando se refieren tanto a aspectos materiales como simbólicos e ideológicos y son las que deberían constituir la agenda feminista del siglo XXI.

Tendremos que recordar, para terminar, la mayoría de cuestiones que tendrán que completar el ciclo de acceso de las mujeres a derechos y oportunidades, trato y condiciones, sin valores restados, sin conceptos y tratos denigrantes, sin carencias constatables en la representación, sin discusión ante las evidencias de desigualdad y aprobar las asignaturas pendientes, como son:

  • La persistencia de la educación y socialización sexista.
  • La violencia específica ejercida sobre las niñas, las jóvenes y las mujeres.
  • El déficit de respeto y representación.

Y, seguramente, mucho más que irá surgiendo a lo largo del presente siglo, aunque este valdría como un buen programa de mínimos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/02/21/los-siglos-de-las-mujeres/

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Las falsas causas biológicas de la discriminación de género y de edad

Por Vicenç Navarro

Hoy se está extendiendo de nuevo la agitación social como protesta frente a las políticas públicas que se han ido aplicando por parte de los distintos gobiernos españoles (bien a nivel central o autonómico) que han causado un gran deterioro del bienestar de las clases populares de España (ver mis artículos “España es el país de la Unión Europea con peores condiciones de trabajo”, Público, 22.02.2018, y “La falsedad de la supuesta excesiva generosidad de las pensiones”, Público, 02.02.18). En realidad era predecible que ello ocurriera, pues los indicadores de calidad de vida en estas clases sociales han alcanzado tales niveles que han forzado a grupos especialmente vulnerables de la población, como son los ancianos y las mujeres, a salir a la calle y denunciar la situación en la que se encuentran. Estos movimientos han alcanzado un nivel de movilización tal que el establishment político del país ha comenzado a estar preocupado, respondiendo, por un lado, con medidas represivas y, por el otro, con la avalancha ideológica a través de los medios de información que controlan o influencian para falsificar la realidad, negando que haya mérito en las denuncias, atribuyendo su situación de insostenibilidad (en el caso de las pensiones) a la transición demográfica y no a la aplicación de las políticas públicas impuestas a la población por aquel establishment, y en el caso de la desigualdad de género a causas naturales de tipo biológico como el embarazo o la maternidad. Su principal intención es despolitizar el conflicto social, diluyendo y negando así la responsabilidad de aquel establishment en la creación y reproducción de tal malestar social. Así, atribuyen lo que dicho establishment político-mediático define como el “problema de las pensiones” a la transición demográfica, es decir, a que haya cada vez más ancianos y menos jóvenes, lo cual determina que no habrá fondos (generados por los segundos) para pagar las pensiones (que reciben los primeros). Tal argumento se presenta constantemente, y con la pomposidad que da el poder, como si fuera una obviedad. Y el enorme sesgo derechista de los mayores medios de información españoles (con ausencia de voces críticas) explica que tales argumentos se acepten como dogmas.

Ahora bien, como todo dogma este se base en fe y no en evidencia científica. En realidad, es muy fácil mostrar su falsedad. España no tiene ningún problema de falta de jóvenes. En realidad, hemos exportado casi un millón de personas (incluyendo jóvenes) en los últimos años y ello como consecuencia de falta de empleo. Es más, el desempleo en España entre jóvenes es enorme (38%). A la luz de estos datos hablar de falta de jóvenes es una frivolidad.

Son causas políticas, no biológicas, las que hacen insostenibles las pensiones

El problema de la supuesta inviabilidad de las pensiones no es ni biológico ni demográfico. El problema es primordialmente político, es decir, es causado por la excesiva influencia que ciertos grupos (el capital financiero) y ciertas clases sociales (el 20% de la población con renta superior del país) tienen sobre el Estado (sea central o autonómico). Ahí está la raíz del problema. España tiene la suficiente riqueza para pagar e incluso expandir las pensiones. Y sin embargo se gasta poco en pensiones, cuando su estructura demográfica es bastante semejante a la de la mayoría de países de un nivel de desarrollo económico parecido. En realidad, como consecuencia del elevado nivel de riqueza, debería gastarse mucho más en pensiones. En lugar de un 8% del PIB (la cifra más baja de la UE-15, el grupo de países de la UE de semejante nivel de desarrollo económico, después de Irlanda y Luxemburgo), debería gastarse al menos lo que gastan los países en pensiones el promedio de los países de la UE-15 (9,5%), la cual tiene una estructura demográfica semejante con un porcentaje de la población anciana muy parecido (18,5% de la población con 65 años o más en ambos casos). En realidad, esta subfinanciación de las pensiones ocurre en todas las transferencias públicas y servicios públicos del Estado del bienestar, y ello no se debe a causas biológicas y demográficas sino a causas políticas. Concretamente, a los escasos ingresos del Estado como consecuencia de la excesiva y antidemocrática influencia sobre él (ya sea central o autonómico) del 20% de renta superior del país, que paga muchos menos impuestos que sus homólogos en la UE-15. Ahí está el problema.

El falso determinismo biológico como causa de la brecha de género

Una situación semejante a la de las pensiones ocurre con la explicación de la brecha de género. Hemos escuchado estos días a voces conservadoras y liberales que están explicando tal brecha como consecuencia de un fenómeno biológico: la maternidad. Se dice que la mujer es la que biológicamente queda embarazada y da a luz y la que, como parte de su determinante biológico, desarrolla las labores de maternidad. Como consecuencia de ello, “familia” en España quiere decir “mujer”. De ahí se deduce que la maternidad es la causa del retroceso social y laboral, explicando así, por ejemplo, la brecha de género (incluyendo la brecha salarial) entre hombres y mujeres. Esta explicación, ampliamente extendida en España y promovida por el mismo establishment político-mediático que atribuye la supuesta insostenibilidad de las pensiones a la transición demográfica, despolitiza un hecho como lo es la “maternidad” (cómo se realiza y en qué condiciones), que es profundamente político, es decir, que es el resultado del contexto político que traduce relaciones de poder, y muy en especial relaciones de poder de género y de poder de clase social.

En realidad, si la causa de la brecha salarial fuera biológica, tendríamos que encontrar una relación entre número de infantes por mujer en un país y tamaño de la brecha salarial. Es decir, que a mayor número de nacimientos mayor debería ser la brecha salarial. Pues bien, los datos no muestran esta relación. Así, los países nórdicos de Europa (Noruega y Suecia, por ejemplo) tienen un número mayor de nacidos por mujer fértil (1,85 y 1,88 respectivamente) que España (1,5), según los datos de The World Fact Book, y sin embargo tienen una brecha de género, incluyendo salarial, menor. En realidad, España tiene una de las tasas de fertilidad más bajas de Europa y una de las mayores causas de este diferencial se debe al contexto político (es decir, qué fuerzas políticas han gobernado durante más tiempo en cada país, muy diferentes en el norte que en el sur de Europa). Los países nórdicos han sido gobernados durante la mayor parte del tiempo desde la II Guerra Mundial por fuerzas políticas de sensibilidad socialista (alianzas de partidos socialdemócratas con partidos comunistas y/o verdes) que han desarrollado y llevado a cabo políticas públicas de apoyo a las familias, facilitando la compatibilidad de las responsabilidades familiares con el proyecto profesional de la mujer como parte de su ideología a favor de la equidad y de la igualdad. En realidad hay muchísimas más mujeres trabajando en el mercado de trabajo en aquellos países (75% de media entre Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia) que no en España (58%) y a pesar de ello el número de niños por mujer fértil es mucho mayor en aquellos países que en España. La amplia disponibilidad de lo que definí en su día como el 4º pilar de Bienestar -escuelas de infancia y servicios domiciliarios- (ver mi artículo “El cuarto pilar del Estado del Bienestar”, Público, 15.10.2009) y la corresponsabilidad en las labores familiares con participación del hombre en tales tareas (por ejemplo, según datos del European Institute for Gender Equality, la mujer sueca dedica 11,6 horas a la semana a cocinar y a las tareas del hogar y el hombre 8, una diferencia de 3,6 horas) explican que el significado y las consecuencias de la maternidad sean muy distintas en Suecia que en España, donde las mujeres dedican 19,2 horas a la semana a cocinar y a las tareas del hogar, por 10,6 de los hombres (una diferencia de 8,6 horas). Y es por ello que las fuerzas conservadoras (PP) y liberales (Ciudadanos y el PDeCAT) quieren despolitizar la discriminación contra la mujer, para ocultar sus políticas, que hacen un daño enorme a la mujer. Es tan sencillo como esto.

Imagen tomada de: https://www.nuevatribuna.es/asset/thumbnail%252C750%252C420%252Ccenter%252Ccenter/media/nuevatribuna/images/2018/03/14/2018031418334263132.jpg

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Ebele Okoye, Premio Harambee 2018 a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana

21 de Enero 2018/Fuente y Autor: opusdei

El Premio Harambee España a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana, patrocinado por los Laboratorios René Furterer, ha sido concedido este año a la farmacéutica nigeriana, Ebele Okoye, como promotora del Proyecto social AMAD de Women Board.

Vendrá a Madrid para recoger el premio el próximo 6 de marzo, de manos de S.A.R. Doña Teresa de Borbón dos Sicilias, Presidenta de Honor de Harambee.

Ebele Okoye, sin abandonar su profesión de farmacéutica, desarrolla un ambicioso proyecto en las comunidades de Iloti, Irawo y Odelewu de las regiones de Nsukka, Ibadán y Lagos, en el sudoeste de Nigeria.

Su proyecto tiene como objetivo:

– La alfabetización de niñas para que puedan incorporarse al sistema escolar

– Proporcionar a las adolescentes autoestima, habilidades para la vida y refuerzo escolar

– Proporcionar servicios médicos y dentales básicos a los más pobres

– Capacitación profesional de mujeres y acceso a microcréditos

– Obtención de habilidades en la industria artesanal: fabricación de textiles, jabón líquido, tintado de tejidos, panadería y pastelería

– Adquisición e instalación de herramientas y máquinas simples para el procesamiento de la yuca

– Gestión de recursos para aumentar la productividad

– Gestión con proveedores de microcréditos y administración de los mismos

Ebele Okoye nos dice que la gran desigualdad en su país no es solo entre hombres y mujeres sino sobre todo entre unos pocos muy ricos y la mayoría muy pobre. “En las zonas rurales las mujeres están totalmente sometidas”. Ella sabe que formando a las mujeres, para que puedan ganarse la vida y ser independientes, a las adolescentes para que no abandonen los estudios o aprendan un oficio y facilitando a las niñas el acceso a la educación, África puede cambiar en pocos años, porque son las mujeres las que transmiten la educación, la cultura y la tradición. “Educando a una mujer, nos dice, se educa a toda la familia y con las familias a todo el país”.

“África, asegura, necesita líderes responsables y el proyecto AMAD es un modelo excelente porque no solo imparte seminarios de liderazgo, sino que también aborda los problemas sociales, especialmente la lucha contra la pobreza. Como ejemplo, la aplicación del programa AMAD en la comunidad de Iroto, en el área del gobierno local de Ijebu-Ode, del estado de Ogún se han beneficiado cerca de 4.000 mujeres y niños de la zona”.


Harambee –que en swahili significa todos juntos- es un proyecto internacional de solidaridad con África subsahariana que colabora con proyectos educativos, sanitarios o asistenciales, impulsados y realizados por los mismos africanos en sus países. Todos sus voluntarios trabajan de forma solidaria, sin percibir remuneración alguna. En 2018 Harambee desarrolla proyectos en Benín, Bwrundi, Congo, Camerún, Costa de Marfil, Kenia, Nigeria, Rwanda, Sudáfrica, Togo y Uganda.

René Furterer – marca de los laboratorios Pierre Fabre, ofrece una gama de cuidados de cuero cabelludo y cabello, así como una serie de rituales que conforman una experiencia única y personalizada al servicio de la belleza capilar. Formulados a base de aceites esenciales 100% naturales y extractos de plantas rigurosamente seleccionados por sus propiedades específicas, los cuidados René Furterer aportan unos beneficios rápidos, visibles y duraderos.

Como marca precursora en el uso del karité en cosmética, René Furterer ha iniciado una colaboración a largo plazo con una joven organización productora de karité en Burkina Faso. De esta manera mejora día a día las condiciones de trabajo de más de 200 mujeres, proporcionando a los productos para cabellos muy secos de la marca, una manteca con la garantía KARITÉ ÉTICO, elaborada sumando la tradición africana más auténtica, a nuestro rigor farmacéutico. Este junto con otros proyectos solidarios, convierten a la marca René Furterer, en una marca equitativa, solidaria y responsable.

Fuente de la noticia: http://opusdei.es/es-es/article/ebele-okoye-premio-harambee-promocion-igualdad-mujer-africana/

Fuente de la imagen: https://odnmedia.s3.amazonaws.com/image/Ebele-Okoye_2018012019234486487

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6 iniciativas que promueven el papel de la mujer en las ciencias

España / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Pablo Espeso / Fuente: Educación 3.0

¿Por qué no hay tantas mujeres en las ciencias como hombres? Muchos están intentando buscar respuestas a esta pregunta, situada como una de las grandes preocupaciones de la sociedad actual y con mucha literatura al respecto. A pesar de que hay estudios que aseguran que las mujeres son mejores en las ciencias que los hombres, se sabe que existe algún momento en el que pierden el interés por las carreras científicas, incluyendo por supuesto las matemáticas. Un estudio de Microsoft afirma que esto se da a partir de los 11 años, con especial impacto alrededor de los 15.

Sin embargo, son muchas —y cada vez más— las iniciativas de menor o mayor escala que buscan promover el papel de la mujer en las ciencias, en sus diferentes ámbitos: la tan reconocida STEM (Science, Technology, Engineering, Math, o su versión STEAM que añade las Arts), el mundo de la informática y la programación o, en general, todo lo relacionado con las ciencias tanto teóricas como experimentales. A continuación os mostramos algunas de las mejores iniciativas mundiales nacidas para acercar a las mujeres a las ciencias.

La Ciencia es cosa de chicas¡La ciencia es cosa de chicas!

Estamos ante un proyecto europeo Horizonte 2020 realizado entre los años 2013 y 2015 como una estrategia para la igualdad de género en la investigación y la innovación. ¡La ciencia es cosa de chicas! proporciona contenido como perfiles, cuestionarios, concursos o diversos tipos de actividades para promover la ciencia tanto entre jóvenes como no tan jóvenes, y muestra diferentes relatos realizados por trabajadoras de varios sectores sobre cómo son sus trabajos en la ciencia. En la actualidad, este proyecto se mantiene vigente a través de Hypatia, una nueva iniciativa para emponderar a jóvenes (13-18 años) en la importancia del papel de las mujeres en la ciencia.

Girls who codeGirls who code

Una de las iniciativas más exitosas en los últimos años en el terreno de la tecnología y el papel de las mujeres es Girls who code. Su fundadora, Reshma Saujani, lleva desde 2010 trabajando en esta iniciativa cuyo objetivo es el de mostrar el mundo de la programación informática a las mujeres jóvenes. Para ello, además de todo su contenido online disponible gratuitamente a través de su página web, también realizan diferentes talleres, campamentos y actividades físicas por todo Estados Unidos, que permiten a las estudiantes conocer de primera mano las posibilidades del mundo de la programación.

Girls in TechGirls in Tech

Otra iniciativa para acercar la tecnología en general y la programación en particular a las mujeres es Girls in Tech, con un fuerte crecimiento en los últimos años y con un equipo de profesionales afincado en España que están moviendo diferentes actividades a lo largo de la península. Porque precisamente las actividades son clave: eventos y campañas que realizan a lo largo de todo el mundo, con especial énfasis en la asistencia a grandes eventos de programación en todo el mundo —también en España— para demostrar que las mujeres también pueden estar en el mundo de la tecnología. Su bloges de obligada visita para conocer sus últimas iniciativas.

Día Internacional de la Mujer y la Niña en la CienciaDía Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) llevan ya varios años moviendo el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra cada 11 de febrero. Una jornada con la que “poner fin a los prejuicios” y acercar las ciencias a las mujeres de todas las edades. A través de esta página web también publican multitud de recursos (documentos, vídeos y todo tipo de materiales) con los que celebrar este día a través de acciones especiales para cualquier día del año, y no solo el 11 de febrero.

Girls 4 ScienceGirls 4 Science

Esta organización sin ánimo de lucro nace en Chicago, Estados Unidos, y tiene un ámbito local pero mucho que mostrar. Girls 4 Science enseña lo que es la ciencia y las materias STEM a niñas de entre 10 y 18 años a través de diferentes campamentos y actividades en la propia ciudad de Chicago. Ya han conseguido que más de 500 niñas asistan, y su trabajo continúa con nuevos talleres para los próximos meses.

Girls in STEMGirls in STEM

En esta ocasión desde la Universidad de Columbia, Estados Unidos, ponen en marcha la iniciativa Girls in STEM con la que, en colaboración con expertos de diferentes materias, realizan actividades y talleres con una selección de jóvenes para mostrarles cada respectivo campo, y de esta forma mostrarles en qué consiste la ciencia en esta nueva era de la tecnología. Las actividades comenzaron en 2016 con un pequeño taller de 25 chicas y se han mantenido durante el 2017 con la participación de entidades como Microsoft o National Geographic y con el objetivo de reducir las diferencias entre hombres y mujeres.

La imagen de cabecera corresponde a una de las iniciativas de Girls who Code llamada “My Code”, un canal de YouTube que cuenta la experiencia de cuatro chicas en el mundo de la programación.

Fuente del Artículo:

http://www.educaciontrespuntocero.com/experiencias/iniciativas-mujeres-ciencias-stem/52486.html

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Hay distintas clases sociales entre las mujeres y, por lo tanto, diferentes feminismos

Por: Vincenc Navarro

Entre los hombres, la manera de expresar su machismo (la manera de oprimir a la mujer) depende, en gran parte, de la clase social del que lo manifiesta. Naturalmente que hay puntos y comportamientos comunes, pero siempre, o casi siempre, la clase social del hombre define muy marcadamente cómo se expresa tal machismo. No es, pues, de extrañar que lo mismo ocurra entre las mujeres (en un comportamiento precisamente opuesto al machismo). La bienvenida concienciación de las mujeres, como colectivo social, de la necesidad de conseguir los mismos derechos que los hombres, también viene marcada de una manera muy palpable por la clase social a la que la mujer pertenece o representa. De ahí la pluralidad de movimientos feministas.

Quedó ello claro hace varios días en un hecho que adquiría gran visibilidad mediática en EEUU, y que ocurrió en la Harvard University, el centro académico con más recursos, más rico y más poderoso de EEUU. Tal universidad tiene 37.000 millones en endowment (es decir, en propiedad sobre la cual generar ingresos). Las matrículas de los estudiantes son una parte muy minúscula de sus ingresos y, con tal propiedad, se ha convertido en uno de los centros de fondos de inversión más importantes del país. El hecho que sea un centro educativo es una actividad más que le da nombre, pero la mayoría de sus fondos se obtienen a través de las inversiones de su endowment. La riqueza de recursos es, pues, su característica principal. Dicha universidad es también donde parte de la élite de EE.UU. se educa, se socializa y configura su manera de pensar mediante los valores que tal universidad promueve. En EE.UU., es conocido que la cultura de tal centro es predominantemente conservadora y liberal (“liberal” en el sentido europeo de la palabra, pues la palabra “liberal” en EE.UU. quiere decir socialdemócrata o socialista, de los cuales hay muy pocos en Harvard. Por cierto, el hecho que los corresponsables de los medios de información españoles parezcan no darse cuenta de esta diferencia en la utilización del término “liberal”, crea una confusión enorme en la audiencia de tales rotativos).

El conservadurismo de Harvard aparece en todas sus dimensiones, incluyendo en su escasa sensibilidad hacia las poblaciones vulnerables y discriminadas, como afroamericanos, latinos y mujeres. Ahora bien, en 1977 tomaron la decisión de intentar parecer más modernos y se abrieron lentamente a afroamericanos (procedentes, sin embargo, de escuelas privadas de élite, como fue el caso del estudiante Obama, que llegó a ser presidente del país), más tarde a latinos y, últimamente, a mujeres. Harvard quiere parecer moderna y feminista.

Ahora bien, su conservadurismo y liberalismo estructural permanece y es marcado, apareciendo cuando uno menos se lo espera, como ocurrió recientemente cuando el que había sido ministro de Hacienda de la Administración Clinton, el señor Larry Summers  fue nombrado, por el Executive Board de tal universidad, presidente de la Universidad. En una entrevista, dicho señor Summers dijo que el hecho de que no hubiera más mujeres que fueran catedráticas en disciplinas científicas como física o química, se debía –según él- a razones biológicas, es decir, que las mujeres no eran hábiles para tales ciencias.

El feminismo de la clase de renta alta y mediana-alta

El escándalo que tales declaraciones crearon fue mayúsculo, de manera que el Executive Board de la Universidad rápidamente indicó que nombraría a una mujer como Presidenta, lo cual, por fin ocurrió. Se nombró como Presidenta a la Dra. Drew Faust, que era, además de ser mujer, una conocida feminista entre la comunidad científica que había animado a las mujeres (de su clase social, de renta alta y mediana-alta) a aspirar a lugares de alto poder institucional, rompiendo así con el monopolio del hombre en las estructuras de poder. Tal nombramiento fue celebrado prácticamente por la mayoría de las asociaciones feministas de EE.UU.

El feminismo popular

Ahora bien, hubo algunas mujeres de Harvard que no lo han celebrado. No eran ni profesoras, ni estudiantes, sino trabajadoras. Eran las mujeres de limpieza de la Universidad de Harvard (concretamente del hotel que tiene Harvard en su terreno, de siete pisos y cuarenta habitaciones, gestionado por la compañía Hilton Hotels & Resorts). Este hotel es uno de los más exitosos de Boston (los cuales, todos ellos, dependen primordialmente de la clientela provista por sus vinculados al mundo académico de tal ciudad). Tal hotel el año pasado consiguió uno de los mayores beneficios en el sector hotelero de la ciudad. Pero, a pesar de tal riqueza, las mujeres de la limpieza del hotel (la gran mayoría de ellas latinas) se encontraban entre las peor pagadas del sector, con mayor número de habitaciones a limpiar por día y mayor número de accidentes.

Durante más de tres años tales mujeres han estado intentando sindicalizarse, pues, de conseguirlo, podrían defenderse colectivamente y negociar sus salarios, beneficios sociales y condiciones de trabajo. Harvard, incluyendo su presidenta feminista, se ha opuesto durante muchos años. Y a pesar de las peticiones de las trabajadoras, muchas feministas de gran renombre en EE.UU., figuras del establishment político-mediático del país, ignoraron estas peticiones. En un interesante artículo en la revista The Nation, Sarah Lemand y Rebecca Rojas han detallado la enorme y heroica lucha de estas trabajadoras para conseguir que Harvard aceptara que pudieran sindicalizarse. Y las trabajadoras de limpieza descubrieron que hay tantos feminismos como clases sociales existen en EEUU. Y que las feministas del establishment político-académico-mediático estadounidense, no representaban los intereses de la mayoría de las mujeres que no pertenecen a tales clases pudientes y adineradas. El conflicto entre estas dos clases (las clases de renta alta y mediana-alta, por un lado, y la clase trabajadora, por el otro) apareció también en la definición de sus intereses. La realidad es que la integración de las primeras en las estructuras de poder era y es irrelevante para la mujer de las clases populares.

Y ello apareció también claramente en las últimas elecciones a la Presidencia de aquel país. El hecho de que la candidata a la presidencia del Partido Demócrata intentara movilizar a las mujeres presentándose como la candidata feminista es un ejemplo de ello. La gran mayoría de las mujeres de clase trabajadora no le votaron; apoyaron a Trump que, junto con el candidato socialista, apeló al voto de clase, incluyendo un discurso y unos temas de clara aceptación y atractivo para las clases populares. Clase social, después de todo, continúa siendo una variable clave para entender lo que pasa a nuestro alrededor, no solo en el mundo del hombre, sino también en el mundo de la mujer.

Las consecuencias de la debilidad del feminismo popular

Y esto ocurre también en España. La evidencia científica existente muestra claramente que, en España, aquellos servicios del Estado del bienestar que están menos desarrollados son precisamente los servicios de ayuda a las familias, tales como las escuelas de infancia –mal llamadas guarderías en nuestro país- y los servicios domiciliarios a las personas con dependencia. El déficit en el desarrollo de tales servicios en este país es enorme.

Y en España cuando decimos “familia” queremos decir mujer. Es la mujer la que lleva la mayor carga de responsabilidades familiares. El contraste de los países del sur de Europa (donde las derechas han sido históricamente muy fuertes) con el norte (donde las izquierdas han sido históricamente muy fuertes) es abrumador. En Suecia, por ejemplo, el número de horas semanales dedicadas a las tareas familiares por parte de la mujer es de 26. El hombre, 22. En España, la proporción es de 42 versus 8.

Ahí radica el escasísimo desarrollo de los servicios de ayuda a las familias en el sur de Europa, con un coste humano enorme. La mujer española tiene tres veces más de enfermedades debidas al estrés que el hombre. Y la mujer más afectada es la de clase trabajadora que no tiene servicios privados como la de clase pudiente (la sirvienta), que puede ayudarla. De ahí que la mayoría de encuestas muestren que, además de mejor condiciones de trabajo y mejores salarios, las demandas más comunes por parte de las mujeres de las clases populares son las dirigidas a conseguir estos servicios. Es urgente que los partidos políticos que están enraizados en las clases populares y que se consideren al servicio de dichas clases protagonicen y lideren la universalización de tales servicios en España. España (incluyendo Catalunya) necesita mayor concienciación de las necesidades de las mujeres pertenecientes a las clases populares. La evidencia de ello es abrumadora. Así de claro.

Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/19649/hay-distintas-clases-sociales-entre-las-mujeres-y-por-lo-tanto-diferentes-feminismos/

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Francia: Las escritoras se implantan, por fin, en la escuela francesa

Europa/Francia/09 Abril 2017/Fuente:internacional.elpais /Autor: SILVIA AYUSO

Madame de Lafayette, la primera mujer que entra en el programa oficial de la opción de letras

No será por falta de opciones: ahí están Marguerite Duras, George Sand, Marguerite Yourcenar, Louise d’Épinay, Colette, Madame de Sévigné o, cómo no, Simone de Beauvoir. La literatura francesa puede jactarse de contar con reconocidas y abundantes autoras femeninas que han trascendido tiempos y fronteras. Pero hay una barrera que estas mujeres aún no habían logrado superar del todo: la enseñanza francesa. Hasta ahora. Según se ha anunciado en el último “boletín oficial” de la educación nacional, el próximo curso, los alumnos que escojan la opción de humanidades en su último año de secundaria, tendrán como materia obligatoria, el estudio de “La princesa de Montpensier”, de Madame de Lafayette, junto a “Los monederos falsos” de André Gide, un habitual en estas clases.

¿Y por qué es esto noticia? Pues porque es la primera obra de una mujer que entra en el programa escolar especialmente dedicado a las letras para los jóvenes franceses. Y porque solo se ha conseguido por la insistencia de una profesora de literatura, Françoise Cahen, que el año pasado lanzó una petición online “para darle su sitio a las mujeres en los programas de literatura” de la enseñanza secundaria.

Cierto es que las obras de numerosas autoras son leídas, estudiadas y comentadas a lo largo del ciclo escolar, pero “jamás ha habido en el programa de literatura de la terminal L (la opción de letras de secundaria) una autora femenina”, criticaba Cahen en su escrito. No se trata, subrayaba, de buscar la paridad absoluta entre autores y autoras. Pero en una opción escolar en la que “la mayoría de alumnos y de los profesores de literatura son mujeres, ¿qué mensaje subliminal queremos dar? ¿La imposibilidad de convertirse en artista (para las mujeres)? ¿Que estamos aquí solo para estudiar y admirar a los autores masculinos?”, se preguntaba.

“Marguerite Duras, Madame de Lafayette, Annie Ernaux, Marguerite Yourcenar, Nathalie Sarraute, Simone de Beauvoir, George Sand, Louise Labé y las otras no son especialmente interesantes solo porque sean mujeres, sino que ameritan ser estudiadas por lo que han aportado a la literatura y a la sociedad”, reclamó.

Su queja de un “exceso de testosterona” en la especialización literaria de los alumnos logró reunir casiescritora 20.000 firmas, suficientes para que la ministra de Educación, Najat Vallaud-Belkacem, la primera mujer que ocupa esta cartera en Francia, respondiera anunciando el cambio en el programa oficial y celebrando que, por fin, las mujeres empiezan a tener “el lugar que se merecen” en la educación francesa.

Es un paso importante para “la igualdad entre hombres y mujeres”, se felicitó también Vallaud-Belkacem en las redes sociales.

Tanto la ministra como la profesora han valorado la elección Madame de Lafayette (1634-1693) como primera autora de lectura obligatoria. Pero, acotó Cahen en declaraciones a Le Parisien, “esta victoria no debe ocultar todo el camino que resta por recorrer”.

Y ese camino es aún largo. Según un estudio publicado a finales de 2013 por el centro Hubertine-Auclert, que trabaja por la igualdad entre hombres y mujeres, en los libros de texto de los cursos de secundaria y de formación profesional “las mujeres son ampliamente invisibles en todos los campos (la literatura, las artes, la filosofía, el periodismo y también en tanto que figuras históricas)”. El informe destacaba que en estos manuales, la presencia de mujeres es de 6,1%, frente al 93,9% de hombres. Especialmente bajo: el número de referencias a mujeres filósofas (0,7%), escritoras (3,7%) y artistas (6,7%).

La selección de Madame de Lafayette contiene su propia dosis de justicia poética. Fue precisamente en su época, en 1689, cuando la Academia Francesa, otra de las instituciones con una marcada ausencia femenina, masculinizó los términos “autora, poetisa, pintora, filósofa y médica” habituales en ese tiempo.

Fuente de la noticia:

http://internacional.elpais.com/internacional/2017/03/27/mundo_global/1490643367_410062.html

Fuente de la imagen:

http://ep01.epimg.net/internacional/imagenes/2017/03/27/mundo_global/1490643367_410062_1490644095_noticia_normal_recorte1.jpg

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