Europa/España, 27 de mayo de 2017. Fuente: XYZ.
Que unos hablen de educación “diferenciada” y otros de “segregada” para referirse a lo mismo deja bien a las claras que en España la educación es otro campo para la pugna política e ideológica. Los contrarios a que se financie con dinero público a los colegios que educan a los dos sexos de forma separada adoptaron hace años el término “segregacionista” para referirse a este tipo de educación. Lo hicieron conscientes de la importancia de imponer los términos del debate como paso previo para ganarlo. El profesor de lingüística de la Universidad de Berkeley (California), George Lakoff, lo dijo bien claro “Quien domina el lenguaje, controla el mensaje y gana el debate”. Hoy basta prestar atención a los medios de comunicación para comprobar que unos se refieren a la educación diferenciada y otros a la segregada. Lo hacen a propósito de la sentencia del Tribunal Supremo que vuelve a garantizar el derecho a estos colegios a recibir fondos públicos a través del sistema de conciertos con la Administración Pública. Escribimos ‘vuelve’ porque ratifica una sentencia previa del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Con posterioridad a esta Sentencia, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa –LOMCE- impulsada por el exministro Wert reforzó el derecho de los centros de educación diferenciada a seguir acogiéndose al régimen de conciertos.
Pero la pugna no es legal; es ideológica. De un lado está principalmente el Opus Dei –la Obra- la prelatura de la Iglesia Católica propietaria (directa o indirectamente) de la mayor parte de estos centros. De otra está el poderoso lobby de la ideología de género y cristofóbica que domina en los partidos de izquierda y de centro. El Opus Dei cuenta con excelentes juristas pero su presencia pública siempre ha sido discreta. Otras instituciones religiosas como las Hermanitas de la Cruz que fundara Santa Ángela, tienen mucha mayor notoriedad social pero menos influencia judicial.
En todo este debate –esencialmente ideológico- hay un dato que apenas se exhibe. El dato se deriva de los estudios que ponen de manifiesto que los resultados de los alumnos que estudian separados por sexos suelen ser mejores que los que obtienen los alumnos en coeducación. Un resultado demasiado inasumible por una sociedad que parece sucumbir a la ideología de género como única religión laica posible.
Fuente de la noticia: http://xyzdiario.com/editoriales/sexos-educacion-justicia/