Informe revela triste realidad de niños ugandeses

África/Uganda/21 Junio 2018/Fuente: Prensa Latina

Un informe publicado hoy en la prensa ugandesa reveló que millones de niños en Uganda siguen fuera de la escuela, y otros mueren antes de cumplir cinco años.
El informe sobre la niñez 2018 de la Organización no gubernamental Save the Children indica que además muchos pequeños ugandeses muestran un crecimiento atrofiado y viven bajo riesgo de violencia o prácticas nocivas como matrimonio o trabajo infantil.

No obstante, la entidad reconoce que Uganda ha realizado importantes mejoras para garantizar los derechos de la infancia, al clasificarse tercero entre los 10 países en África Oriental y Central (detrás de Ruanda y Kenya) en este sentido.

En Uganda, la investigación descubrió que una de cada cuatro familias no puede permitirse visitar un centro de salud o comprar medicamentos para niños enfermos.

Muchos de estos pequeños se están perdiendo la infancia porque se les niega un comienzo justo en la vida. Los niños de los hogares más pobres experimentan la peor salud, tienen dificultades para acceder a una educación decente y tienen más probabilidades de tener que trabajar o de casarse jóvenes, indica el reporte.

La pesquisa, hecha pública este lunes en el periódico New Vision, también revela que uno de cada cinco menores en edad de ir a la escuela primaria todavía no está inscrito o asistiendo a la escuela primaria.

Según el jefe de educación de Save the Children, Edson Nsubuga, solo el 28 por ciento de los niños asisten a la escuela secundaria y solo el 13.4 están matriculados en educación preescolar vital.

Los niños con discapacidades corren un riesgo especial de perder el aprendizaje, ya que solo el nueve por ciento puede asistir a la primaria, manifestó.

Por su parte, la directora de la ONG, Brechtje Van Lith, celebró que Uganda haya subido en el ranking, pero la realidad es que millones de infantes aún se quedan atrás.

Las numerosas leyes y políticas positivas para protegerlos a menudo son ignoradas. El matrimonio precoz adolescente es muy común y casi una de cada cinco niñas de entre 15 y 19 años ya ha dado a luz o está embarazada, lo que las obliga a abandonar la escuela, comentó.

Los 10 países en los que se considera que los niños estaban en mayor riesgo se encontraban en África, con Níger, Malí y la República Centroafricana como los peores.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=188144&SEO=informe-revela-triste-realidad-de-ninos-ugandeses
Comparte este contenido:

El conflicto en Afganistán deja a casi la mitad de la infancia fuera de la escuela

Afganistán/09 de Junio de 2018/El País

Casi cuatro millones de menores de edad no estudian debido al deterioro de la seguridad, la pobreza arraigada y la discriminación, alerta Unicef. El 60% de ellos son niñas

    • Unos 3,7 millones de niños y niñas en Afganistán, casi la mitad de la población de entre 7 y 17 años, están fuera de la escuela, según el estudio ‘Iniciativa mundial sobre niños fuera de la escuela: Afganistán’, publicado el pasado domingo. El conflicto, el empeoramiento de la situación de seguridad en todo el país, la pobreza y la discriminación contra las niñas son los factores a la base del aumento del número de pequeños que no asisten a la escuela por primera vez desde 2002. Las niñas representan el 60% de la población no escolarizada. Este porcentaje sube hasta el 85% en provincias como Kandahar, Helmand, Wardak, Paktika, Zabul y Uruzgan. 
    • Farida, de 40 años, enseña en un centro de aprendizaje acelerado en Jalalabad, en el este de Afganistán. Está decidida a hacer que las niñas vuelvan a estudiar y ha pasado horas convenciendo a los padres. Más de 176.000 menores de edad acceden a la educación comunitaria en Afganistán, que les brinda oportunidades de estudiar más cerca de sus hogares y, en algunos casos, en sus mismos hogares.
      Farida, de 40 años, enseña en un centro de aprendizaje acelerado en Jalalabad, en el este de Afganistán. Está decidida a hacer que las niñas vuelvan a estudiar y ha pasado horas convenciendo a los padres. Más de 176.000 menores de edad acceden a la educación comunitaria en Afganistán, que les brinda oportunidades de estudiar más cerca de sus hogares y, en algunos casos, en sus mismos hogares. 
    • Marhaba, de 15 años, asiste a una clase de costura en un centro de formación profesional en la ciudad de Jalalabad (Afganistán). Dejó la escuela después del segundo grado, cuando tenía ocho años y la familia se mudó a las afueras de Kabul, donde su padre trabajaba fabricando ladrillos. "Me sentí triste, perdida, porque no había escuela a la que asistir. Pero estaba feliz de que mi papá tuviera un empleo", explica. Marhaba comenzó a trabajar junto a él en la fábrica. Ahora gana un poco de dinero vendiendo ropa y algunas artesanías.
      Marhaba, de 15 años, asiste a una clase de costura en un centro de formación profesional en la ciudad de Jalalabad (Afganistán). Dejó la escuela después del segundo grado, cuando tenía ocho años y la familia se mudó a las afueras de Kabul, donde su padre trabajaba fabricando ladrillos. «Me sentí triste, perdida, porque no había escuela a la que asistir. Pero estaba feliz de que mi papá tuviera un empleo», explica. Marhaba comenzó a trabajar junto a él en la fábrica. Ahora gana un poco de dinero vendiendo ropa y algunas artesanías. 
    • Zahra, de 15 años, regresó a Afganistán desde Pakistán hace dos años. Solo completó el primer grado en la escuela antes de abandonar los estudios para ayudar en casa, pero ahora asiste a clases de aprendizaje acelerado en Jalalabad, en el este del país, para tratar de recuperar los años perdidos. "Quiero ser periodista porque quiero visitar a personas vulnerables y escucharlas y tomar notas", cuenta.
      Zahra, de 15 años, regresó a Afganistán desde Pakistán hace dos años. Solo completó el primer grado en la escuela antes de abandonar los estudios para ayudar en casa, pero ahora asiste a clases de aprendizaje acelerado en Jalalabad, en el este del país, para tratar de recuperar los años perdidos. «Quiero ser periodista porque quiero visitar a personas vulnerables y escucharlas y tomar notas», cuenta. 
    • Algunas niñas estudian bajo una tienda que recibe el apoyo de Unicef en las afueras de Jalalabad, en el este de Afganistán. La mayoría de las alumnas ha sido desplazada por el conflicto al menos una vez. El estudio de Unicef también arroja algunos datos positivos. Las tasas de deserción escolar, por ejemplo, son bajas, ya que el 85% de los niños y niñas que comienzan la escuela primaria terminan el último grado, mientras que el 94% de los niños y el 90% de las niñas que comienzan la secundaria inferior también completan el ciclo.
      Algunas niñas estudian bajo una tienda que recibe el apoyo de Unicef en las afueras de Jalalabad, en el este de Afganistán. La mayoría de las alumnas ha sido desplazada por el conflicto al menos una vez. El estudio de Unicef también arroja algunos datos positivos. Las tasas de deserción escolar, por ejemplo, son bajas, ya que el 85% de los niños y niñas que comienzan la escuela primaria terminan el último grado, mientras que el 94% de los niños y el 90% de las niñas que comienzan la secundaria inferior también completan el ciclo. 
    • La falta de infraestructura, incluidos baños, instalaciones para el lavado de manos y agua potable segura, es una de las razones por las que las niñas a menudo no asisten a la escuela.
      La falta de infraestructura, incluidos baños, instalaciones para el lavado de manos y agua potable segura, es una de las razones por las que las niñas a menudo no asisten a la escuela. 
  • Sharak e Muhajireen es una aldea en el distrito de Nili, en la provincia de Daikundi (Afganistán), donde viven casi 200 familias. Muchas de las jóvenes casadas o que tienen una edad superior a la de ir a la escuela se han inscrito en el Centro de Aprendizaje Acelerado de Unicef. Una de las mujeres del pueblo, Surayaa Hussaini, ha ofrecido espacio en su casa para dar clase. En esta foto, las estudiantes, que traen consigo a los hijos, juegan a voleibol o se sientan juntas durante el almuerzo.
    7Sharak e Muhajireen es una aldea en el distrito de Nili, en la provincia de Daikundi (Afganistán), donde viven casi 200 familias. Muchas de las jóvenes casadas o que tienen una edad superior a la de ir a la escuela se han inscrito en el Centro de Aprendizaje Acelerado de Unicef. Una de las mujeres del pueblo, Surayaa Hussaini, ha ofrecido espacio en su casa para dar clase. En esta foto, las estudiantes, que traen consigo a los hijos, juegan a voleibol o se sientan juntas durante el almuerzo.

    Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/06/01/album/1527852289_462081.html#foto_gal_7

Comparte este contenido: