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Las declinaciones del «emprendedorismo» y las nuevas derechas

El «emprendedorismo» funciona como un hilo conductor entre diferentes dimensiones de la emergencia de las nuevas derechas, desde la economía hasta los influencers, pasando por la política stricto sensu.

Para que la alianza entre clases que condujo a la extrema derecha al triunfo electoral en países como Brasil y Argentina fuera posible, era necesario que algunas imágenes y palabras produjeran una identificación entre sectores muy distintos de la sociedad. «Emprendedor» era uno de estos signos. Al fin y al cabo, es un término que no solo abarca realidades muy diferentes –desde el ejecutivo hasta el trabajador informal, desde el dueño de una cadena de tiendas hasta el pequeño comerciante–, sino que, al representar un objeto de aspiración, puede referirse tanto a la realidad como a un deseo. En un mundo donde se insta constantemente a las personas a admirar a los empresarios y a ver las cosas desde su punto de vista, no sorprende que candidatos que se presentan como defensores de los emprendedores puedan atraer a ricos y pobres al mismo tiempo.

Pero el rol de operador ideológico en una alianza entre diferentes clases tampoco lo dice todo sobre el papel que juega el emprendedorismo en la política actual. Es necesario entender a figuras como Jair Bolsonaro y Javier Milei no solo como favorables a los emprendedores, sino como ellas mismas resultado de fenómenos de emprendedorismo, en este caso político. A partir del agotamiento y la descomposición del progresismo en Brasil y Argentina, «ser de derecha» (y, gradualmente, de extrema derecha) se ha convertido en una elección profesional para muchas personas. Este «emprendedorismo político» desempeñó un papel clave en la construcción de la ola que llevó a estos personajes a la Presidencia y, evidentemente, alcanzó otro nivel con la toma del poder.

La ubicua ideología del emprendedorismo de las últimas décadas tiene diversas fuentes, que van desde el neoschumpeterianismo del teórico de la gestión Peter Drucker hasta la generalización de «emprender» como prácticamente sinónimo de toda acción humana por parte de la escuela austríaca de Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek. En países como Brasil, su difusión desde los años 1980 se debió principalmente a cuatro factores. Los dos principales fueron, por supuesto, el dominio absoluto de las ideas neoliberales en el debate público y las políticas inspiradas en estas ideas, que favorecieron al mercado como mecanismo de asignación de recursos en detrimento de los derechos sociales y los servicios públicos, aumentando la coerción económica sobre las personas e intensificando la lógica de «matar o morir». Pero también pesaroń mucho la creciente penetración de las iglesias evangélicas que predican la llamada «teología de la prosperidad» y el boom de la industria de la autoayuda y el coaching. Esta última, una especie de uróboros del emprendedorismo –en el que la constante demanda de autooptimización para el mercado se transforma en una oportunidad de negocio–, consiste en la curiosa actividad económica en la que individuos cuyo único negocio son ellos mismos enseñan a otros individuos sus secretos para triunfar en los negocios.

Los gobiernos de izquierda que prosperaron en América Latina a principios de este siglo no representaron un momento de reflujo en la ideología del emprendedorismo, sino todo lo contrario. Como señala Verónica Gago, en gran medida la movilizaron y, en cierto sentido, la «democratizaron»1. Durante este periodo, las condiciones económicas favorables y la apuesta por las políticas distributivas y el mercado de consumo interno crearon las bases para un «emprendedorismo popular» que funcionó como fuente de dinamización económica y ascenso social. Con ello, el progresismo contribuyó a la consolidación de un «neoliberalismo desde abajo»: una condición en la que las clases populares, cada vez más acostumbradas a la privatización de los riesgos y a los discursos de legitimación del orden económico promovidos por el neoliberalismo, interiorizan la lógica del «emprendedor de sí mismo» y pasan a concebir sus propias estrategias de vida en estos términos.

Incluso en condiciones normales, el mercado siempre produce muchos más perdedores que ganadores. Por cierto, la ficción de que sería un espacio en el que los individuos florecen exclusivamente por sus méritos suele servir para ocultar todas las ventajas de las que en realidad dependen los ganadores (riqueza intergeneracional, buenas conexiones, acceso privilegiado al poder político, etc.). Pero el poder de la ideología del emprendedorismo proviene, en gran medida, del hecho de que la imposibilidad de realizarla refuerza la identificación con ella, en lugar de debilitarla. Cuando se cree que el éxito depende exclusivamente del esfuerzo individual, el fracaso no se vive como una señal de que los datos están sesgados, sino como culpa, vergüenza y un llamado a trabajar aún más. El éxito y la figura misma del emprendedor se convierten así en objetos de lo que la recientemente fallecida teórica estadounidense Lauren Berlant denominó «optimismo cruel»: el apego a una promesa de felicidad que no solo no llega a materializarse, sino que nos impide obtener la felicidad, y a la que volvemos una y otra vez con la esperanza de que «esta vez será diferente»2.

Acumulada durante décadas, esta repetición produce tanto solidaridad negativa (el sentimiento de que «si yo tengo que pasar por esto, todos los demás también») como resentimiento (el odio que surge de la experiencia de no obtener lo que se imagina que se merece). Gran parte del material que Donald Trump y otros líderes de extrema derecha tuvieron a su disposición en Estados Unidos y Europa proviene de ahí. Pero el resentimiento también puede generarse en un periodo mucho menor, si se produce un achatamiento repentino del horizonte futuro; así fue como ocurrió en Brasil. Sin duda, no fueron solo la omnipresencia y el perverso atractivo de la ideología del emprendedorismo lo que sedujo a personas de muy diversa procedencia en las elecciones de 2018. La crisis económica iniciada en 2014 frustró las expectativas tanto en la parte superior de la pirámide social como en su base, mientras que el estallido de un gran escándalo de corrupción ofreció una explicación causal simple y un objetivo fácil para el resentimiento: la culpa la tenían la «vieja política» y el «saqueo del pt [Partido de los Trabajadores]». Como los años de «saqueo del pt» también habían sido ventajosos para ciertos grupos sociales, el odio podía extenderse al portero de un edificio que había logrado viajar a Nueva York, a la hija de la empleada doméstica que había ingresado en la universidad pública, a los indígenas cuyas tierras habían sido reconocidas, a las personas lgbti+ que obtuvieron amparos legales o a artistas que organizaron eventos con apoyo de la Ley Rouanet3.

El súbito resentimiento provocado por la crisis podía así comunicarse con un resentimiento que se había ido acumulando progresivamente durante la década anterior, y quizás incluso antes. A diferencia del primero, común a ricos y pobres, el segundo estaba más concentrado en un estrato social específico: la baja alta clase media.

La «baja alta clase media»

Cuando Trump ganó las elecciones de 2016, la sorpresa se atribuyó casi en su totalidad a la mítica «clase trabajadora blanca» de las regiones desindustrializadas durante décadas de globalización neoliberal. Por mucho que este segmento social pueda realmente haber definido el resultado de la votación en sus distritos, este análisis confundió anécdota y hecho al ignorar que solo 25% de los votantes de Trump coincidían con el perfil de una persona blanca, sin título universitario y con ingresos por familia debajo de la media nacional, o al no tener en cuenta que muchos votantes pobres en relación con la media nacional eran relativamente acomodados en comparación con las áreas donde vivían («nacionalmente pobres pero localmente ricos»)4. Por su parte, en Brasil, mientras la izquierda se enfocaba en los millonarios que apoyaban al gobierno y la derecha intentaba presentarse como la verdadera voz del pueblo, quizás deberíamos haber identificado al núcleo del bolsonarismo en un estrato que, aprovechando la expresión de George Orwell en El camino de Wigan Pier, podríamos llamar «baja alta clase media».

En el Brasil actual, muy diferente de la Inglaterra eduardiana en la que creció Orwell, lo que designaría esta etiqueta es un estrato de personas con una condición acomodada, pero constantemente acechada por el fantasma de la movilidad social negativa. Aunque sus ingresos las sitúan en la clase media o media alta, carecen de la riqueza provista por activos acumulados y del capital cultural y social de otras personas con niveles de vida similares5. Estas deficiencias las hacen particularmente sensibles a las diferencias de estatus y expuestas a las fluctuaciones de la economía. Frutos de la primera o segunda generación que logró el ascenso social, o herederas de familias que vieron menguar su riqueza, se encuentran permanentemente en una suerte de punto medio: alto consumo, pero a costa del endeudamiento; título universitario, pero mediocre y en instituciones de bajo prestigio; empresa propia, pero nunca operando con un margen completamente cómodo sin recurrir a la evasión de impuestos y otros recursos ilegales.

Su condición de «lumpen-elite» los convierte en presa fácil de un resentimiento dirigido tanto hacia arriba como hacia abajo. Hacia arriba, se resienten ante una elite cultural que domina códigos que a ellos se les escapan (y que ven como simples marcadores de distinción social), una elite social que tiene las conexiones que a ellos les faltan (y que se presenta como una red cerrada de amiguismos) y una elite económica que posee la riqueza que anhelan (objeto de envidia y emulación al mismo tiempo). Hacia abajo, se resienten ante la amenaza de perder sus propios marcadores de distinción: la exclusividad en el acceso a bienes de consumo como los viajes internacionales, espacios como la universidad o servicios como el trabajo doméstico. Esta ansiedad de estatus implica, a su vez, una alta vulnerabilidad a las perturbaciones, en lo que el filósofo político Corey Robin denominó «la vida privada del poder», y que podemos entender ampliando la idea del sociólogo W.E.B. Du Bois de un «salario psicológico de la blanquitud» para hablar también de relaciones de clase y de género6. El resentido muchas veces encuentra compensación emocional en la posibilidad de sentirse superior al camarero, a la empleada doméstica, al negro (en el caso del blanco), a la mujer (en el caso del hombre), al gay o trans (en el caso del cis-hetero) y, por lo tanto, le molesta cualquier riesgo de no poder disfrutar de estas ventajas o de perderlas.

La baja alta clase media no dejó de beneficiarse de los años de prosperidad lulista, pero vio que sus ganancias sufrieron una relativa depreciación en comparación con las ganancias de los más ricos y los avances simbólicos y materiales de los más pobres. Fue en este ambiente donde la prédica de figuras como Olavo de Carvalho7 encontró terreno fértil al colocar en el mismo marco de una gran conspiración contra los valores occidentales la frustración del concurseiro8 que no fue aprobado (y pasó a culpar a las cuotas raciales), la del hombre que no pudo ser macho alfa (y empezó a culpar al feminismo), la del adulto que se sintió disminuido intelectualmente (y empezó a culpar al marxismo cultural) y la del empresario fracasado, para quien el problema eran las políticas redistributivas, entendidas no como mecanismos para promover la actividad económica y reparar las desigualdades históricas, sino como sobornos del gobierno a los grupos de interés. Como resultado, los sentimientos de fracaso e impotencia encontraron no solo una explicación, sino un espacio de recepción y organización9. En este sentido, la formación de la nueva derecha brasileña desde 2013 hasta el presente, con sus protestas ocasionalmente delirantes y sus pánicos morales en torno de universidades y exposiciones de arte contemporáneo, fue quizás el mayor programa de salud mental que Brasil haya conocido.

Es en este nicho de la baja alta clase media donde se creó y se mantuvo el bolsonarismo más convencido. La propia familia Bolsonaro, por cierto, probablemente pertenecería a este si no hubiera descubierto un talento para los negocios políticos. Pero de allí no solo procedían la mayoría de los seguidores más feroces de la nueva derecha, sino también muchos de sus organizadores e intelectuales orgánicos. A medida que la inestabilidad política y económica reveló la existencia de este mercado, cientos de empresarios en bancarrota, rockeros decadentes, actores y actrices fracasados, periodistas de dudosa reputación, subcelebridades «activistas», traders esforzados, coaches mediocres, policías y militares que buscan complementar sus ingresos –toda una colorida fauna de agitadores «conservadores», «patriotas», «liberales» y «anarcocapitalistas»– encontraron la oportunidad de una nueva carrera.

Ya sea a través de la creación de movimientos capaces de captar recursos de nebuloso destino, a través de la conquista (o reconquista) de espacios en los medios tradicionales, o a través de la monetización de canales de YouTube y perfiles de Instagram, estos constituyeron un circuito en el que la acumulación de capital político se convertía fácilmente en acumulación de capital económico, y viceversa. Esta convertibilidad es, además, tanto el medio por el cual se construye la trayectoria del emprendedor político como su propio fin. Al consolidarse como influenciador, el individuo puede reclamar un cargo público, ya sea por elección o designación; el cargo público, a su vez, trae notoriedad y una audiencia fiel, retroalimentando la performance en las redes sociales. Incluso cuando no conduce a una carrera política, el emprendedorismo político siempre implica ventajas pecuniarias, tanto directas (invitaciones a conferencias, contratos publicitarios y editoriales, venta de productos como camisetas y calcomanías, fondos públicos) como indirectas (condonación de deudas tributarias, préstamos, acceso a autoridades).

En este sentido, la ola de extrema derecha que sorprendió a muchos en 2018 también debe entenderse como un gran movimiento emprendedorista. Este es, por cierto, uno de los puntos en que fenómenos como Bolsonaro y Trump más se distinguen de los movimientos fascistas históricos del periodo de entreguerras. Mientras que los primeros se basaban en organizaciones de masas altamente disciplinadas, concebidas a imagen de un ejército paralelo, sus epígonos contemporáneos se parecen más a un enjambre de emprendedores innovando en un nicho de mercado10. Usando plataformas digitales en lugar de formas de organización más tradicionales, conectan una demanda (frustraciones, heridas y deseos variados) con una oferta (cobijo, explicaciones, soluciones y válvulas de escape). Como la base sobre la que se desarrolla este encuentro es la fragilidad emocional que genera la incapacidad de cumplir las propias expectativas, hay un terreno fértil para oportunistas y especuladores de todo tipo.

En este sentido, de hecho, la agitación de la extrema derecha y el mundo del coaching son muy similares: en ambos casos, para alimentar el «optimismo cruel» que sustenta la creencia en el emprendedorismo, es fundamental que los candidatos a influencers sepan interpretar el papel de objetos de admiración. Por mucho que su nueva carrera esconda el fracaso de la anterior, deben presentarse como vencedores en el competitivo mundo del mercado, grandes exponentes en sus respectivas áreas, autoridades cuyos méritos manifiestos no lograron ser reconocidos debido a algún tipo de complot. Por eso la militancia bolsonarista más aguerrida aparece tan claramente dividida entre los que sufren por no llegar a las alturas prometidas por su visión del mundo y los que dicen conocer algún secreto oculto o fórmula del éxito. Por cada Ricardo Vélez Rodríguez, un resentido anticuado, piadoso y nostálgico, siempre hay un Markinhos Show, el asesor especial designado por el general Eduardo Pazuello en el Ministerio de Salud, cuyo sitio web lo describe como «Conferencista motivacional, Master Coach, analista de neuromarketing, especialista en marketing, seo, Hipnólogo, Mentalista, Practitioner de pnl, Músico, Emprendedor y Especialista en Marketing Político». Incluso la supuesta figura «técnica» del gabinete de Bolsonaro, el ministro de Economía Paulo Guedes, es alguien cuya capacidad intelectual nunca fue muy apreciada por sus pares, pero que logró convertir su éxito como operador bursátil en un cargo ministerial en el que mezclaba el rol de orador motivacional en eventos de inversores con la constante venta de terrenos en la Luna.

Dado que fue en este ambiente de emprendedorismo freestyle donde el bolsonarismo reclutó a buena parte de su personal, no es de extrañar que el gobierno se mostrara plagado de pícaros negociando con falsificadores, como lo sugieren las farsas que la Comisión Parlamentaria de Investigación (cpi) de la pandemia11 sacó a la luz. Pero las oportunidades de negocio no se agotaron con el reparto de cargos a simpatizantes sin ninguna cualificación discernible, ni con la asignación de recursos públicos a influencers digitales amigos, ni con el gasto en alimentos y bebidas de lujo posiblemente sobrefacturados, el relajamiento en los mecanismos de control, el sigilo de la tarjeta corporativa presidencial y la entrega de porciones administrativas y presupuesto a los socios. El fenómeno del «tratamiento temprano»12, impulsado por una red de influencers del mundo médico en sinergia con laboratorios farmacéuticos y un gobierno interesado en eximirse de responsabilidad en la lucha contra el covid-19, demuestra que el bolsonarismo continuó produciendo enjambres y nichos de celebridades capaces de volar cada vez más alto.

Maquiavelos y estafaos

«Existen fuertes indicios de que, al menos en su estado actual, la agitación [de extrema derecha] en eeuu es tanto un vendehumo como un movimiento político», escribieron Leo Löwenthal y Norbert Guterman en un estudio clásico de la retórica utilizada por propagandistas de derecha13. Corría el año 1949. «No debemos olvidar que el agitador confía en que su audiencia esté formada por ‘tontos’», dicen los autores. «Personas que guardan rencor hacia el mundo porque sienten que han sido postergadas, y que, por lo tanto, son inseguras, dependientes y están confundidas»14. Más recientemente, el historiador Rick Perlstein ha señalado que la promiscuidad de larga data entre los intereses comerciales y los fines políticos dentro del movimiento conservador estadounidense hace imposible decir dónde termina el negocio y dónde comienza la ideología. «Son dos caras de la misma moneda, la estafa de la cura milagrosa para las enfermedades cardíacas que cuesta solo 23 centavos transformándose infinitesimalmente en la estafa de tasas impositivas marginales minúsculas como la cura milagrosa para los problemas nacionales»15. El conservadurismo, «en ese aspecto como en muchos otros», concluye Perlstein, es lo mismo que los esquemas piramidales o el infame «marketing multinivel» de empresas como Amway, un viejo imán para la baja alta clase media16.

En el discurso de la meritocracia, la promesa aparentemente democrática de que todos pueden «llegar» por su propio esfuerzo se equilibra de manera precaria con la celebración aristocrática de aquellos que realmente «llegan» como individuos dotados de un talento y de un coraje superior a la media. En estos términos, por ejemplo, el economista Joseph Schumpeter exaltó la «destrucción creativa» promovida por el emprendedor, un revolucionario cuyos logros están «fuera de las actividades rutinarias que todos entienden»17. En un mundo extremadamente desigual, esta duplicidad produce inevitablemente, por un lado, el sufrimiento altamente individualizado del fracaso y, por otro, la esperanza de que el premio mayor siempre está a la vuelta de la esquina, al alcance de cualquiera que sepa reconocerlo. El elogio del esfuerzo se convierte fácilmente, entonces, en la valorización de la astucia y en el golpe de suerte.

Esto se vuelve aún más evidente cuando pasamos de la narrativa épica de Schumpeter a aquella más modesta de Friedrich von Hayek, en la que el héroe no es un innovador radical, sino alguien que sabe aprovechar información privilegiada. Para Hayek, el mercado es un gran procesador de información que comunica diferencias ventajosas en las condiciones de producción a través de variaciones de precios. Es el hecho de tener información única, como obtener mano de obra o transporte más baratos, por ejemplo, lo que permite a un agente vender a un precio más bajo. De este modo, él estará al mismo tiempo sacando una ventaja económica de este conocimiento y aportando una novedad útil al resto del sistema. Es así como, escribe Hayek, «cuando solo unos pocos conocen un nuevo acontecimiento importante», serán «los tan difamados especuladores» quienes «harán que la información relevante se difunda rápidamente mediante una adecuada variación de los precios»18. El camino más corto hacia el éxito es el descubrimiento, ya sea de una pequeña ventaja marginal o de la próxima gran idea. Y, por supuesto, donde hay mucha gente buscando un atajo, siempre habrá algún astuto cuyo atajo es convencer a otros de que ha encontrado uno.

La cosa se complica aún más cuando dejamos el eje producción-comercio y pasamos a las finanzas. Mientras que en el primer caso la ventaja incluida en la información privilegiada se verifica inmediatamente en el abaratamiento del producto, la ventaja de una inversión suele ser a futuro: apuesta hoy por esa idea y gana mañana por haberla descubierto primero. El mercado financiero pone la próxima gran idea potencialmente al alcance de todos, pero al mismo tiempo hace que el negocio del lucro, el esquema piramidal, la cura milagrosa, vender humo y la teoría conspirativa tengan fundamentalmente la misma forma: la promesa de que la información ahora restringida a un pequeño círculo pronto demostrará ser una verdad revolucionaria y generará ganancias pecuniarias y/o psíquicas a aquellos que se atrevieron a abrazarla primero19. La diferencia entre la oportunidad perdida y la apuesta de un millón de dólares puede estar en la audacia del «pensamiento freelance», tomando prestada la expresión que el presentador de Fox News, Tucker Carlson, usó para describir al movimiento conspiranoico qanon.

Las similitudes no se detienen ahí. Al igual que con los esquemas piramidales, la mejor manera de ganar dinero con las finanzas es ser el primero en entrar y el primero en salir. Dado que el valor de un activo depende de la percepción de las personas sobre el valor que tendrá, quienes invierten primero tienen la oportunidad de apreciar su apuesta inicial hasta que el activo se valore tanto que ya no pueda dar el rendimiento esperado. Entonces será el momento de vender, antes de que el mercado llegue a la misma conclusión y el precio comience a caer. Esta trayectoria describe todas las burbujas especulativas de la historia, desde la fiebre de los tulipanes en Holanda en el siglo xvii hasta la caída del mercado inmobiliario que derrumbó la economía mundial en 2008. Pero estos momentos supuestamente excepcionales no revelan nada más que lo que hace el mecanismo normal del mercado cuando no hay nada que pueda controlarlo.

Si bien esta lógica sigue siendo la misma desde el nacimiento del mercado financiero, dos factores han cambiado en las últimas décadas. Por un lado, ha habido una reducción del feedback entre la percepción pública y el valor monetario: ahora los dos interactúan mucho más rápido. Por otro lado, proliferaron los medios y las técnicas para manipular la percepción.

Al conectar mercados y naciones de todo el planeta, la globalización de finales del siglo pasado ha creado un mundo donde el dinero nunca duerme y los activos financieros están continuamente sujetos a los cambios de humor de una audiencia internacional que responde en tiempo real a las redes sociales y a los noticieros durante las 24 horas. Así, un gesto tan pequeño como el del astro portugués Cristiano Ronaldo al esconder dos botellas de Coca-Cola durante una conferencia de prensa puede tener un impacto casi inmediato en las acciones de la marca. Sin embargo, la otra cara de la moneda es que hay un número cada vez mayor de dispositivos disponibles para cualquiera que quiera inflar el valor de los activos, de las ideas y de las empresas.

Esto se puede hacer mediante la fuerza bruta del dinero. Empresas como Uber pueden ofrecer precios bajísimos a los consumidores no solo porque explotan las lagunas de la legislación laboral, sino porque tienen los fondos para operar en números rojos durante años, hasta que destruyen a los competidores y monopolizan sus mercados. Este plan de negocios es el secreto de las start-ups tecnológicas más exitosas (las llamadas «unicornios»), y asume que si luego la empresa no es capaz de dar el rendimiento esperado, es probable que los inversores hayan obtenido su beneficio al momento de la oferta pública inicial de la empresa. Pero los artificios en cuestión también pueden ser los de la propaganda: si el valor de un activo depende de que se perciba como valioso, quienes logren generar esa impresión inevitablemente verán que se revaloriza. Así es como una máquina de hype bien aceitada es capaz de inflar una inversión tan engañosa como el ya legendario Fyre Festival20.

Es en este punto donde se cruzan las finanzas y la influencer economy. No solo en el sentido de que los influenciadores son grandes dispositivos de manipulación de opinión, sino también porque comparten con el mercado financiero exactamente el mismo principio: gestionar la percepción pública como mecanismo de generación de valor21. Dada la centralidad de este tema en la actualidad, parece perfectamente justo que una de las figuras más definitorias de nuestro tiempo sea Donald Trump: un multimillonario autodeclarado cuya principal fuente de ingresos en este siglo fue interpretar el papel de multimillonario en un reality show y patentar su nombre como marca registrada.

Cuando la percepción pública y el dinero están tan entrelazados, nada importa más que la autenticidad: cuando todos tratan de fingir, lo que es «de verdad» vale más. El problema, por supuesto, es que falsificar algo real nunca ha sido tan fácil. En una sociedad global hiperconectada, con miles de millones de productores y consumidores de información, no faltan formas de publicitarse sin parecerlo, sembrando contenidos que parezcan «orgánicos» y «espontáneos» para generar una participación activa que sea efectivamente ambas cosas. Los instrumentos para manipular las métricas de las redes sociales, como click farms y cuentas de robots o cyborgs; la multiplicación de fuentes de fake news; la contratación de influencers para publicidad no declarada; la creación de ecosistemas de comunicación multiplataforma que forman un circuito cerrado donde progresivamente se construyen mundos paralelos: todo indica que vivimos en una especie de edad dorada del fraude22. Si en el pasado un buen embaucador siempre plantaba uno o dos cómplices entre el público para que lo ayudaran a atraer a sus víctimas, en internet uno puede tener tantos cómplices como le quepa a su presupuesto. Del Brexit a Bolsonaro, la historia del giro a la derecha de la política mundial en los últimos años es inseparable del hecho de que las democracias contemporáneas aún carecen de anticuerpos para enfrentar esta transformación.

Nota: este texto es una versión levemente modificada del libro Bolsonarismo y extrema derecha global. Una gramática de la desintegración (Tinta Limón, Buenos Aires, 2024). Traducción: Florencia Carrizo.

  • 1.V. Gago: La razón neoliberal. Economías barrocas y pragmática popular, Tinta Limón, Buenos Aires, 2014.
  • 2.L. Berlant: Cruel Optimism, Duke UP, Durham, 2011. [Hay edición en español: El optimismo cruel, Caja Negra, Buenos Aires, 2020].
  • 3.Mecanismo de finaciamiento de las actividades culturales introducida durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso en la década de 1990 como forma de eximir al poder público de responsabilidades y ampliar el control del mercado sobre el sector. Esta ley se volvió en la última década un objeto de la paranoia un tanto despistada de la extrema derecha, que la ve como instrumento para favorecer el «marxismo cultural» durante los gobiernos del PT.
  • 4.Ver Nicholas Carnes y Noam Lupu: «It’s Time to Bust the Myth: Most Trump Voters Were Not Working Class» en The Washington Post, 5/6/2017; Thomas Ogorzalek, Luisa Godinez Puig y Spencer Piston: «White Trump Voters Are Richer Than They Appear» en The Washington Post, 13/11/2019.
  • 5.En una economía altamente financiarizada, «[el] principal factor determinante de la desigualdad ya no es el empleo, sino la capacidad de comprar activos cuya apreciación es más rápida que la inflación y los salarios. (…) Por supuesto, los ingresos salariales siguen siendo de vital importancia para muchas personas como medio para acceder a los medios de subsistencia, pero lo importante es que, por sí mismos, sirven cada vez menos como base para lo que la mayoría de la gente consideraría una vida de clase media». Lisa Adkins, Melinda Cooper y Martijn Konings: The Asset Economy: Property Ownership and the Logic of Inequality, Polity, Cambridge, 2020, p. 5.
  • 6.C. Robin: The Reactionary Mind: Conservatism from Edmund Burke to Donald Trump, Oxford UP, Oxford, 2018; W.E.B. Du Bois: Black Reconstruction in America, 1860-1880, Free Press, Nueva York, 1998.
  • 7.Olavo de Carvalho (1947-2022), residente en EEUU, fue un activo referente ideológico de la extrema derecha y tuvo una influencia importante al inicio del mandato de Bolsonaro [n. del e.].
  • 8.El término designa a las personas, normalmente de clase media y media baja, que se dedican durante mucho tiempo a prepararse para todo tipo de concurso con la esperanza de alcanzar una carrera segura en la administración pública.
  • 9.Es interesante notar que el discurso de la extrema derecha ofrece el alivio de una desculpabilización individual (el fracaso, que normalmente sería responsabilidad del propio individuo, en este caso no lo es) sin reconocer la acción de las estructuras sociales sobre nuestras vidas. Lo que hacen las teorías de la conspiración es atribuir personalidad e intencionalidad a las fuerzas impersonales que condicionan las trayectorias personales: si fallaste, no es porque el sistema distribuye las oportunidades de manera desigual, sino porque algunos agentes específicos así lo querían. De esta manera, la demanda de justicia termina haciéndose equivalente a la demanda de «igualdad» de un mercado idealizado, libre de las acciones nocivas de sujetos más o menos ocultos.
  • 10.La organización paramilitar no necesariamente desaparece, pero es, por así decirlo, «tercerizada». En casos como Brasil, se constituye como una actividad empresarial según el modelo de las milícias. En definitiva, es necesario reconocer que ni siquiera las formas de organización de la extrema derecha salieron ilesas de las transformaciones impuestas por la revolución neoliberal.
  • 11.La CPI del covid-19, también llamada cpi de la pandemia, fue una comisión parlamentaria que investigó supuestas omisiones e irregularidades en el accionar del gobierno del presidente Bolsonaro durante la pandemia de covid-19. Fue creada el 13 de abril de 2021, instalada oficialmente en el Senado Federal el 27 de abril de 2021 y prorrogada por otros tres meses el 14 de julio de 2021, culminando con la presentación y votación del informe final el 26 de octubre de 2021 [n. de la t.].
  • 12.«Tratamiento temprano» se refiere a un conjunto de medicamentos cuyo uso sin comprobación científica fue estimulado por autoridades públicas y miembros de la comunidad médica brasileña durante la pandemia de covid-19 como alternativa a las políticas de protección como el distanciamiento social y la utilización de mascarillas, activamente saboteadas por el gobierno de Bolsonaro.
  • 13.L. Löwenthal y N. Guterman: Prophets of Deceit: A Study of the Techniques of the American Agitator, Harper & Brothers, Nueva York, 1949, p. 129. Este libro fue republicado por la editorial angloestadounidense Verso en 2021.
  • 14.Ibíd., p. 21.
  • 15.En este punto, es interesante recordar que, además de la defensa de los intereses corporativos de los cuarteles, la labor del diputado Jair Bolsonaro se reducía prácticamente a la militancia de curas milagrosas como el niobio, el grafeno y la fosfoetanolamina, la llamada «píldora del cáncer», que fue objeto de uno de los dos únicos proyectos de ley aprobados por él en tres décadas, luego prohibida por el Supremo Tribunal Federal (STF) por pisotear las atribuciones de la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria (Anvisa). Quienes observaron de cerca las protestas a favor del impeachment de Dilma Rousseff en 2015 recordarán que las pancartas de apoyo al proyecto de ley 4639/2016, que legalizaba el uso de la píldora, formaban parte del heterogéneo paquete de demandas de los manifestantes.
  • 16.R. Perlstein: «The Long Con: Mail-Order Conservatism» en The Baffler, 11/2012.
  • 17.J. Schumpeter: Capitalismo, socialismo e democracia, Fundo de Cultura, Río de Janeiro, 1961, p. 166. [Hay edición en español: Capitalismo, socialismo y democracia, Página Indómita, Barcelona, 2015].
  • 18.F. Hayek: Derecho, legislación y libertad. Una nueva formulación de los principios liberales de la justicia y de la economía política, Unión Editorial, Madrid, 2014.
  • 19.En un artículo clásico, los antropólogos John y Jean Comaroff describen los esquemas piramidales como «capitalismo de casino para personas que carecen del capital fiscal o cultural para (…) apostar en mercados más convencionales»; en otras palabras, una especie de Dow Jones para los pobres –o para la lumpen-elite–. J. Comaroff y J.L. Comaroff: «Millennial Capitalism: First Thoughts on a Second Coming» en Public Culture vol. 12 No 2, 2000, p. 313. La antropóloga Letícia Cesarino utilizó recientemente la observación de los Comaroff sobre la proliferación de este tipo de esquemas para analizar el emprendimiento en torno del «tratamiento temprano». Ver L. Cesarino: «Tratamento precoce: negacionismo ou Alt-science?» en Blog do Labemus, 27/7/2021.
  • 20.El Fyre Festival, un evento musical de lujo previsto para 2017 en una isla de las Bahamas, se ha convertido en un caso ejemplar del cruce entre mercado financiero, cultura influencer y fraude: su publicidad fue tan exitosa que acabó comprometiendo a los organizadores, que no tenían experiencia en eventos de este tipo, con una serie de promesas publicitarias que tampoco tenían condiciones que se pudieran cumplir. El resultado fue un desastre para las aproximadamente 500 personas que viajaron a la isla, decenas de juicios, la detención de uno de los fiscales y dos documentales.
  • 21.Una intersección literal de las dos economías es la tendencia reciente de contratar a influencers digitales para promover las criptomonedas, creando pequeñas burbujas en beneficio de los primeros inversores, una práctica común del mercado de valores conocida como pump and dump [inflar y tirar].
  • 22.Esta impresión se confirma con la reciente explosión de programas de televisión, tanto de ficción como documentales, que abordan notorios casos de fraude ocurridos en los últimos años, como los que involucran a las empresas WeWork, Theranos y LuLaRoe, o el de la falsa millonaria Anna Sorokin.

Fuente de la información e imagen:  https://nuso.org/articulo

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La profesión más deseada en Ecuador es convertirse en influencer

América del Sur/Ecuador/03-02-2023/Autor(a) y Fuente: /www.lahora.com.ec

Ni ser astronauta o científico, lo que más buscan los ecuatorianos en motores de consulta como Google es cómo convertirse en un personaje de redes sociales y ganar dinero a través de ello.

Hace alrededor de 15 días, el director del Servicio de Rentas Internas (SRI), Francisco Briones, declaró que en el mundo de los influencers de rede sociales «realmente se mueven millones de dólares. Hay muchos influencers que reciben transferencias millonarias por parte de las empresas de redes sociales fuera del radar de las autoridades tributarias ecuatorianas»

Este tipo de declaraciones, junto con la exposición de la economía digital y la profundización del uso de redes sociales desde el inicio de la pandemia de la COVID, han consolidado una realidad social en donde cada vez más ecuatorianos ven a los influencers como un modelo económico y de vida.

Con base en las búsquedas de Google, un reciente estudio apunta a que la profesión deseada por los ecuatorianos no es ser astronauta, científico, maestro o ingeniero; sino convertirse en un influencer de redes sociales.

Es decir, una persona que genera contenidos audiovisuales (fotos, videos, etc) en plataformas como Facebook o Instagram; y generan ingresos de acuerdo al número de seguidores, interacciones, contratos con marcas, colaboraciones, entre otros.

Con datos recabados entre octubre de 2021 y octubre de 2022, la mayoría de las búsquedas que iniciaron con la frase «como ser un», se completaron con  la palabra influencer, sobre todo en los segmentos más jóvenes entre 18 y 35 años.

La economía ecuatoriana precisamente genera pocas opciones laborales para esos jóvenes, que, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC), representan más de 4 de cada 10 ecuatorianos en la informalidad y el desempleo.

Lorena Mora, economista y docente, explicó que a las precarias oportunidades laborales se suma una deficiente educación primaria y secundaria que no impulsa a que la gente busque formarse en perfiles técnicos y tecnológicos con alta demanda en el Ecuador y el mundo; sino que llena las facultades universitarias en las mismas cuatro o cinco profesiones ya saturadas.

» Existen muchos jóvenes, y no tan jóvenes, frustrados porque no pueden salir de la informalidad, o que sobreviven en trabajos mal pagados y con pocas garantías. En ese escenario, muchos se interesan por saber cómo hacerse influencer para mejorar su mala situación. En muchos casos se tiene la imprecisión que esa actividad es fácil y genera mucho dinero; pero es más compleja de lo que parece y no todos los influencers están forrados de dinero», puntualizó.

LA HORA, a través de una nota publicada el pasado 22 de enero de 2023, analizó que la actividad de los influencers, y los ingresos que se pueden generar, dependen de varios factores. No todo lo que parece brillar es oro.

Rosanna Zaldumbide, educadora en escuelas y colegios, comentó que se puede canalizar el interés creciente por lo audiovisual y las redes sociales hacia generar interés en los niños y jóvenes sobre las oportunidades que da la tecnología y las profesiones técnicas.

» Los influencers cumplen una función social, e incluso en muchos casos de divulgación de conocimientos. A través de su popularidad, se puede incentivar el interés por otro tipo de actividades que cada vez son más importantes en la economía presente y futura», añadió.

El interés por convertirse en influencer no es solo una realidad ecuatoriana; sino que se replica, por ejemplo, en casi todos los países de Sudamérica. Las únicas excepciones son Guayana y Trinidad y Tobado donde la profesión más deseada es la de escritor; la Guayana Francesa donde las búsquedas están encabezadas por la profesión de abogado; y Brasil donde las preferencias apuntan a convertirse en empresario. (JS)

Fuente e Imagen: https://www.lahora.com.ec/pais/profesion-mas-deseada-ecuador-convertirse-influencer/

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Hijos gamers, youtubers y TikTokers: ¿profesiones con futuro o moda pasajera?

Por: ABC

El tiempo de uso de las redes sociales ha crecido un 76% entre los menores españoles y un 25% en plataformas de vídeo como Youtube, en el último año.

El mundo laboral ha vivido una auténtica transformación en la última década, en gran medida provocada por la digitalización. Las respuestas a la pregunta «¿Qué quieres ser de mayor?» son cada vez más variopintas y a las profesiones más tradicionales se han sumado otras muchas ampliamente ligadas con la tecnología como: programadores, analistas de datos, diseñadores UX/UI, pero también creadores de contenidos para plataformas como Youtube, Instagram, TikTok o Twitch, entre otras.

Desde Qustodio, plataforma de seguridad y bienestar para familias, han observado durante el último año un gran crecimiento del uso de redes sociales por parte de los menores, aumentando un 76% el tiempo empleado con respecto a 2019, datos que recoge su estudio anual «Aplicaciones y menores: un año atrapados detrás de las pantallas», y que también muestra que el uso de las plataformas de vídeo online como YouTube habría aumentado un 25%.

«Estos datos son una clara muestra de la situación actual. Los menores pasan más tiempo en las redes sociales consumiendo contenido que crean los influencers y estos se convierten en modelos a seguir», afirma Eduardo Cruz, CEO y co-fundador de Qustodio. «Es normal que nuestros hijos quieran este tipo de rol. La vida que se muestra en las redes es idílica y utilizada como anzuelo de marketing, que tu trabajo sea jugar a videojuegos o viajar alrededor del mundo motiva más que un trabajo de 8 a 5».

Al igual que en el pasado los niños soñaban con ser caballeros o guerreros porque encontraban en ellos inspiración y la exaltación de todos los valores que querían representar, en la actualidad, los jóvenes y menores aspiran a ser influencers, los nuevos referentes de las nuevas generaciones. De hecho, según datos de la XIII Encuesta de Adecco ¿Qué quieres ser de mayor?, la profesión de youtuber aparece como la cuarta más deseada para los casi 2.000 niños y niñas españoles de entre 4 y 16 años.

La realidad es que, el mundo evoluciona y con él, nacen nuevas profesiones. Tanto es así, que en España existen más de 7.500 personas dedicadas a la creación de contenido en las redes, convirtiendo su estilo de vida en un negocio de marketing. Una dinámica difícil de comprender para las generaciones mayores, pero muy admirada por los nativos digitales.

Es un hecho. La profesión de influencer existe y se ha convertido en uno de los trabajos mejor pagados de los últimos años. De hecho, según el informe Influencer Marketing Hub, el negocio de la publicidad en redes sociales creció en 2020 cerca de 8.200 millones de euros. Instagram ocupa la primera posición del ranking en el que un macro-influencer podría ganar entre 4.000 y 8.000 euros por post y un mega-influencer por un contenido promocional nunca aceptaría menos de 8.000 euros pudiendo llegar al millón de euros en casos de celebridades. En YouTube un nano-influencer puede ganar entre 16 y 160 euros y un mega-influencer puede llegar a ingresar más de 16.000 euros por mención. Mientras que el sueldo medio de un profesor de Educación Primaria está en torno a los 2.000 euros, según datos de la UGT y el de médico en unos 4.400 euros. Estos datos se convierten en una motivación más para los jóvenes.

La demanda de estos profesionales por las marcas ha sido tan alta que se han creado estudios para poder aprender a ejercer este puesto. En 2019, la Universidad Autónoma de Madrid decidió crear el curso «Intelligence Influencers: Fashion & Beauty», organizado por la Facultad de Psicología y la Escuela de Inteligencia Económica de la UAM, junto con la colaboración de la Ibiza Fashion Week para formar a los jóvenes en esta nueva profesión.

La figura del influencer no es otra cosa que una nueva herramienta de marketing que las marcas integran en sus estrategias para poder generar más ventas y mayor reputación de marca y funciona. El éxito del fenómeno se debe a la sensación de credibilidad que aportan hoy en día las opiniones de estos creadores de contenido. No se sabe cuánto va a durar, lo que sí que es una obviedad es que los influencers, tienen poder, y mucho, sobre los consumidores y sobre los niños.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-hijos-gamers-youtubers-y-tiktokers-profesiones-futuro-o-moda-pasajera-202106210101_noticia.html

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Flavita Banana: «Muestra calma, convencimiento, sigue haciendo tu trabajo y así llegarás a mucha más gente»

Flavia Álvarez, demuestra ser la mente pensante detrás del nombre artístico Flavita Banana: natural, cercana, inteligente y poseedora de un arma muy letal, el humor. La influencer con más de 300.000 seguidores/as en Instagram tiene gran repercusión en sus vidas y hemos querido conocer más sobre ello. En cómo las redes pueden ser un gran aliado para transmitir mensajes que queremos que el público reciba, pero también de la gran responsabilidad que eso conlleva.

Se te define como ilustradora que se ríe de las cosas del querer, viñetista, mujer todoterreno y con gran capacidad para conectar con las personas… ¿Cómo te defines tú?

Hace poco, por primera vez y a lo grande, me autodefiní como pensadora. Me acordé de que hay ciertos personajes en la historia, masculinos claro, que eran pensadores, de recorrido filosófico, pero pensadores, de oficio. Entonces, decidí que yo también soy pensadora. Además de eso, transformo las ideas en conclusiones, en este caso viñetas.

Por lo tanto, no entraría tanto en ilustradora, porque la ilustración es trabajar sobre un texto, concepto, titular… y hacer una segunda lectura, donde, generalmente sin palabras, estás reinterpretando la idea base. En mi caso, en cambio, yo también pongo la idea. Sí que tengo unas pocas viñetas que entrarían dentro de la definición de ilustración, pero si no, en mi caso, primero está el texto o la idea y luego el dibujo. Mis trabajos son viñetas, por lo tanto, Flavita Banana es pensadora y viñetista.

¿Cuál es el secreto, en tu caso, para llegar a un público tan amplio y diverso?

Creo que se me da bien resumir, reducir un concepto grande, un pensamiento que he tenido, algo que he oído o que está ocurriendo con frecuencia, a una frase. El día de San Valentín, por ejemplo, me fijé en dos parejas con las que me crucé. Las dos, casualmente, sin darse de la mano, cada uno a su rollo, ellas con su respectivo ramo de flores, pero sin hablar. Admito que hoy me he levantado un poco pocha pensando que estaría bien tener a alguien, pero en realidad me doy cuenta de que ese concepto de pareja, al no tenerla, se ha idealizado. Basta con salir a la calle para ver que no es así. Generalmente, todos esos estímulos de parejas que tienes en redes, en anuncios, en libros, en las películas… son un ideal extremo. Nos frustramos por algo que queremos, pero que se nos ha metido en la cabeza no vía la realidad, sino vía lo que nos han vendido como tal.

Como ves, decir esto me ha llevado mucho tiempo, pero es cuestión de trabajarlo y trabajarlo, hasta lograr una frase de unas seis palabras como máximo y que no dé lugar a dudas, que quien haya sentido lo mismo que yo lo entienda en esa dirección.

En todo este tiempo has publicado muchas viñetas que seguro te han ayudado o dejado huella… ¿Sientes que has evolucionado?

Creo que no he cambiado mi modo de hacer, pero sí me he dado cuenta del efecto que tenía, lo cual nunca ha sido intencional. Yo nunca pensé que mi intención en la vida era ayudar a la gente, nada más lejos de la realidad. Digamos que soy bastante individualista. Pero a raíz de mensajes y el contacto con la gente contándome cosas serias de cómo les habían afectado mis viñetas (grandes campos en la vida como dejar a la pareja, empezar de cero, viajar…) he visto que mi trabajo tiene más efecto del que yo pensaba.

He tomado la decisión que este año, concretamente hasta marzo, seguiré haciendo cosas relacionadas con mi trabajo de cara al público. A partir de abril, toda la aplicación de mi tiempo va a estar dirigida hacia cómo ayudar teniendo tanta audiencia.

¿Como en el viaje a Senegal?

No fue a través de la audiencia, fue porque yo lo necesitaba para mí, para ayudar, pero sobre el terreno, así que fui a dar clases a niños a Senegal. Cuando digo ayuda me refiero a algo que también se adapte a mí y a mi estilo de trabajo, el humor. Podría ir a repartir chalecos a los refugiados, pero preferiría ir, por ejemplo, con una asociación que se dedique a ello y sacar de esa experiencia, a lo mejor, un libro. De humor, aunque parezca incoherente. Eso sí, para conseguir que otros ganen dinero, no tanto yo. Usarlo como plataforma de visibilidad de cosas que hay que saber.

«Toda la aplicación de mi tiempo va a estar dirigida hacia cómo ayudar teniendo tanta audiencia»

¿Qué le gusta a la gente? ¿Qué le preocupa? ¿Qué te cuentan tus seguidores/as en los mensajes?

El tema con el que más se me contacta, es el de las relaciones de pareja. Antes me pedían consejo, pero ahora han parado de hacerlo porque les pedí que lo hicieran. Es verdad que todos podríamos dar consejos, pero no soy la persona más adecuada, evidentemente. Además, no estoy formada en ello, al contrario de otras personas.

Pero si, el tema más común en los mensajes es el de las parejas, el amor, el desamor…sobre todo, gente que lo ha superado gracias a mi trabajo. Tengo una gran suerte, y es que hay muy pocos mensajes negativos, básicamente porque no me meto, es muy neutro.

¿Esos mensajes reflejan la sociedad con la que Flavita Banana sueña?

A raíz de viajes, como este último a Senegal, se te vuelve a tambalear lo que tú tenías pensado que era correcto. Me he dado cuenta de que lo hablamos todo. En cambio, allí, pueden estar arreglando un motor tres personas en silencio. Digamos que ya se entienden.

En nuestra sociedad, como ha habido un trabajo tan intenso de análisis de las emociones, nos ha llevado a una sobre comunicación. Tenemos tendencia a decir constantemente cómo nos sentimos. Dicho así, suena muy bien; de hecho, es lo que intentamos, que desde pequeños seamos capaces de verbalizar cómo nos sentimos. En cambio, cuando ves a una sociedad que no lo hace y funciona, aunque probablemente tenga aspectos más reprimidos, te replanteas las cosas.

Lo que me gustaría que cambiase es que tendemos a culpar de lo malo siempre hacia fuera. La gente no se para y analiza para decir qué hemos hecho mal. Cuando damos apoyo a las amistades, tampoco les ponemos sobre la mesa que quizás ellos/as lo están haciendo mal, aunque lo sepamos. Estamos muy mimados, se nos vende que somos los mejores todo el tiempo y creo que hace falta un poco más de autoanálisis.

Hagamos, pues, un ejercicio de autoanálisis. Pongámonos en la piel del follower de Flavita Banana. ¿Qué aprendo yo de ella?

El punto principal, donde además se ha hecho campaña para vender mi primer libro, es el feminismo, y como suelo decir, el feminismo es sentido común. Es decir, poner en evidencia situaciones que son muy tontas o muy obvias para nosotras y de nuevo usando el lenguaje del humor: impulsar lo positivo en lugar de atacar lo negativo. Mis viñetas tienen poca violencia verbal, no me quejo.

Hay otras ilustradoras que lo que hacen es la reivindicación “con mala hostia”, la cual es necesaria, pero yo opto siempre por el humor y creo que mi público, que se podría definir sobre todo como gente con inquietud y en busca de más información, necesita, aunque esté feo decirlo así, un líder. Los grupos de gente, normalmente, necesitan un líder o alguien que, como decía, resuma.

Para mí también es una gran responsabilidad, porque hay muchas chicas jóvenes que me toman como único referente. Eso, por una parte, me preocupa, pero por otra, intento usarlo. De vez en cuando, subo fotos de mi vida privada, de mi cocina por ejemplo, para que la gente desmitifique esa idea de alguien exitoso en redes con barcos y palmeras. Yo vivo con tres personas y se me cae la cocina a cachos.

«De vez en cuando, subo fotos de mi vida privada, de mi cocina por ejemplo, para que la gente desmitifique esa idea de alguien exitoso en redes con barcos y palmeras»

De base, el humor se juzga como algo cómico, gracioso e incluso banal, sin embargo, tus viñetas son de carácter humorístico, pero con unos mensajes que se alejan de lo trivial, transmitiendo así un mensaje serio.

Si, ese es el ideal. Eso es lo que he intentado siempre, una contraposición. Yo siempre digo que una cosa es la comicidad y otra el humor. La comicidad es lo gracioso, como puede ser Chiquito de la Calzada o vídeos de bebés que se caen. A mí eso me encanta, me hace reír barbaridades. En cambio, con el humor no siempre te ríes. Se trata de un momento de comprensión, de clarividencia. El espectador no tiene porqué ser inteligente, pero en ese momento siente inteligencia, ha pillado algo. Hay chistes, bastante sofisticados, que no te hacen gracia, pero te quedas muy tocado y eso es el humor. Entonces, es esa arma que mencionas para tocar temas duros, con un lenguaje humorístico. Y esas, para mí, son las viñetas ideales. Que la gente sonría, por lo menos, con un tema que tiene mucho peso.

Me viene a la mente una viñeta del “funeral sorpresa”. En esa viñeta no tengo que explicar qué ha pasado, estas hablando de un funeral, algo “chungo”, pero al coger los ingredientes justos, haces reír. En este caso, no hay ningún mensaje de fondo, no estoy educando a la sociedad.

Pero, puede que sí, porque cada uno se apropia del mensaje a su manera. No hay un mensaje fijo, incluso en algunas que tú crees que sí, estas se interpretan de manera distinta.

Las que suelen tener un mensaje fijo son las que publico en S Moda porque me obligo yo misma a que sean píldoras de “adoctrinamiento suave” feminista. Cuando yo voy por libre no hay una idea de fondo nunca, no significan nada. Por ejemplo, una de mis favoritas, es una mujer a punto de colgarse que se está quitando los tacones como para acabar de caer. No dice nada, yo no pensé en nada. Yo solo pensé en alguien que se intenta bajar de algo más alto y alucino con las interpretaciones que se han dado.

Lo importante es el cómo lo dices.

Si, de hecho, he borrado muchas viñetas antiguas porque eran barbaridades. Antes era más violenta, estaba más cabreada o no sabía gestionar bien el lenguaje.

Con el tiempo también me he dado cuenta de que sigue costando la palabra “feminismo”. Sigue costando que la gente se la ponga en su boca, sigue sonando mal. Entonces, solo se va a seducir a la gente que se considera feminista. Si pretendes convencer a la gente mediante gritos y cabreos, solo vas a asustar a la parte que estás tratando de convencer. O peor, la vas a convencer más de que tú eres lo que ellos llaman histérica. Muestra calma, convencimiento, sigue haciendo tu trabajo y así llegarás a mucha más gente, porque la pones en evidencia.

Tu habrás convencido a mucha gente.

He tenido un par de mensajes de chavales de 19-20 años que han pasado a “nuestro bando” por las viñetas. Uno, concretamente, me dijo que lo había dejado con su ex y llevaba meses fatal, no paraba de llamarla, seguirla… y que un día, por casualidad, cayó en mi Instagram, se lo leyó entero y de repente dijo: “¡Ella también es alguien!”. Tiene derecho a hacer lo que quiera, ella también tiene su vida, que no es mía”. Me contó que dejó de molestarla y que ahora se comporta mucho mejor. Habrá que ver cómo evoluciona y si su entorno ayuda en su desarrollo.

Por otra parte, me escriben chavalas que son muy activistas, pero viven en entornos donde el patriarcado es el modelo de convivencia, de manera que ellas con 15 han de poner y recoger la mesa mientras que sus hermanos de 18 años no lo han hecho nunca. Te escriben agradeciéndote tu trabajo y diciéndote que ellas, cuando se desvinculen de estos ambientes, no perpetuarán estos modelos. Aquí es donde te das cuenta de que, a largo plazo, estas plantando algo. De alguna manera me siento culpable porque mi intención solo era hacer humor, no ayudar, pero de repente ves que, de rebote, vas ayudando a personas y te sorprende.

Y ahora, ¿también es de rebote o hay una intencionalidad?

Lo que sé es que siempre será a través del humor. Yo no pretendo que haya un detonante clave en la vida de alguien a raíz de mi trabajo. Es cierto que en algunas de mis viñetas hablo sobre el carpe diem o el “solo se vive una vez”. Me gustaría que la gente reflexionara y que piense que la vida va más allá de ensayar y probar.

¿Qué buscas a través de las iniciativas como E.B.P.N.I (por el bien de la población y la normalización de las influencers), a la cual se han sumado más influencers, ¿crees que está teniendo el impacto suficiente o el que tu desearías?

(risas) Es muy fuerte, hay muchos artículos hablando de este movimiento y la verdad es que lo hice de broma, porque ese día no tenía nada que colgar y pensé en esto a raíz de unas bromas con una compañera. Si que es verdad que lo ideal sería que aparecieran influencers, no en dibujo sino físicos, y que también se sumaran a este proyecto. Lo podría haber hecho de mis cosas buenas, pero la idea es normalizar.

«Mi intención solo era hacer humor, no ayudar, pero de repente ves que, de rebote, vas ayudando a personas y te sorprende»

Y saliendo del mundo de las redes, ¿cómo sigues tu trabajo fuera de ellas?

A veces es difícil y tampoco tengo un método concreto. Conlleva trabajo de autónoma, es decir, mucha gestión de correos, agenda, etc. De cara a los talleres, hago pocos, la verdad. Cursos hice algunos, de humor gráfico, pero es muy difícil impartir cursos de esta temática, ya que el humor se tiene o no se tiene, por lo que no puedo ir yo y enseñarles a decir chistes, o quizás sí, pero sería a muy largo plazo. Respecto a conferencias, la mayoría de las que imparto tienen como eje principal el feminismo. Aunque sea viñetista, se me contacta mucho para dar conferencias, hacer artículos o lo que sea referentes al feminismo. En mi caso no es porque esté muy documentada en el tema, sino porque soy un claro ejemplo de persona que lo es.

Para terminar, ¿cuáles son tus planes de futuro a partir de abril?

No lo he dicho hasta ahora, pero la idea es enfocarlo más a ayudar. Estando en Senegal me contactó el colectivo Open Arms para proponerme ir con ellos de voluntaria. Esa sería una opción, por ejemplo. A parte de esto, lo que quiero hacer, a partir de abril, es poner menos mi cara en público, ya que te quita mucho tiempo y te acaba cansando. Otra idea es sacar un libro dirigido hacia el tema de la salud mental. Todavía no sé si sacarlo con una editorial o sacarlo yo, porque ya lo hice en su día y salió muy bien.

Es un tema que se presenta como un gran fantasma en nuestra sociedad súper bienestar. No es gracioso, es molesto, no se habla, y como decía Miguel Hernández: “Ver y oír a un triste, enfada”. Es molesto que alguien esté mal, entonces lo que pretendo es normalizarlo. Yo, por ejemplo, el año pasado pasé por una fase de depresión y ansiedad brutal, estando en la cama todo el día, sin poder salir a la calle, medicándome a todas horas y aun así seguía publicando viñetas. Al ver lo que me ocurría pensaba en toda la gente que estaba pasando por la misma situación que yo y que bastaría con explicar mi situación en Instagram y normalizarla, entendiendo que pasa y pasará. Por lo tanto, el objetivo es sacar un libro contando todo esto, pero no contando mis experiencias, sino generalizando, hablando con más gente y, principalmente, levantando la voz.

Como ves, sí que va a haber algunos cambios pero el lenguaje va a ser el mismo. Yo seguiré con las revistas en las que estoy y seguiré siempre con las risas a todas horas, pero a veces es necesario parar con la locura del público.

Entrevista recuperada del blog zuombcn.

Autores: Arrate Hernandez Oiarbide y Roger Valldosera

Fuente: http://www.aikaeducacion.com/entrevistas/flavita-banana-muestra-calma-convencimiento-sigue-trabajo-asi-llegaras-mucha-mas-gente/

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20 ‘influencers’ educativos para seguir este 2020

 

Dos decenas de perfiles que generan discurso, debate y agenda en el mundo educativo y que puede ser interesante que sigas en 2020.

Con la llegada del nuevo año vuelve la tradición de proponernos buenos propósitos. Por ello, este año hemos preparado una lista que nos puede servir para estar al día de las novedades del mundo educativo y de la actualidad docente. Es una lista de las muchas posibles que se pueden hacer. Se trata de que sea útil para informarse, aprender y compartir. Es una propuesta.

El criterio de elaboración ha sido combinar perfiles institucionales y personales diversos para ofrecer una línea de tiempo suficientemente rica y plural. Añadimos también miradas críticas y constructivas con la incorporación de internet, las redes sociales y las nuevas tecnologias tanto en el ámbito de la educación formal como informal. Y también algo de humor.

Hablamos de influyentes no por que tengan más o menos seguidores sino por la coherencia, credibilidad y focalización en el mundo educativo actual y su constante evolución. El anglicismo influencer ha hecho fortuna para determinar aquellos perfiles influyentes en las temáticas más diversas, aunque nosotros no lo vinculamos al aspecto comercial al que a menudo se asocia.

Seguro que podéis añadir nuevas propuestas para enriquecer esta lista y crear de nuevas según vuestras motivaciones e intereses. Nos leemos, hablamos y compartimos en las redes.

1. @diarioeduca El Diario de la Educación. Periódico digital que ofrece información y opinión de interés para la comunidad educativa hispanohablante.

2. @UNESCO_es Cuenta oficial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)

3. @unicef_es Trabajamos para que se cumplan los derechos de los #niños a la supervivencia, la salud, la educación y la protección.

4. @EspacioOEI Cuenta de Twitter oficial de la Organización de Estados Iberoamericanos para la #educación, la #ciencia y la #cultura

5. @educaINTEF Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación de Profesorado del Ministerio de Educación y Formación Profesional

6. @osiseguridad Oficina de Seguridad del Internauta de @INCIBE Información y soporte para evitar y resolver problemas de seguridad en Internet #ciberseguridad

7. @ciberespiral Asociación Espiral, educación y tecnología.

8. @farodigitalok Incorporamos la voz de chicos, chicas y jóvenes para crear estrategias de uso crítico y consciente del mundo digital.

9. @FundacionGiner Cuenta oficial de la Institución Libre de Enseñanza

10. @edutuiter Hablamos de educación. Sumanos @turemanso @pbongiovanni

11. @ftsaez Aprendo por todos lados. Leo y escribo donde puedo. Hablo donde me dejan. Me gusta escuchar. Enseño en la UGR. Enredo y crezco en @conecta13 y @conocimientoAB.

12. @cristobalcobo Senior Education Specialist #Edtech & policy – human-centered technologies – future of learning

13. @jblasgarcia Maestro Psicopedagogo Profesor UMU y @juancarlosiies Blog http://jblasgarcia.com Activista de #RevoluciónInclusiva #TBL #AC #ABP #Soy_InnoDucator @INED21

14. @tonisolano Aprendiendo y enseñando en la medida de lo possible

15. @cscolari UPF researcher: interfaces, digital, transmedia & media ecology/evolution + TEDx + PI H2020 @Trans_literacy + http://Hipermediaciones.com

16. @maestradepueblo Doy clase, hago recreos, corrijo cuadernos, me coordino, atiendo a padres, programo en casa, me formo en mi tiempo libre,… ¡pero tengo muchas vacaciones!

17. @garbinelarralde #educación #visualthinking #pensamientovisual #arte #innovación #aprendizajeactivo #educacionartistica

18. @marcelamomberg History Teacher, BA in Economics #Educación2.0. Collaborating @Ined21 @Scolartic @Ineverycrea #Redes #ABP Huérfano Digital

19. @carmeniglesiasb Artesana de la RED. Community Manager Educativa. Madrina de proyectos educativos. Colaboro, difundo y aprendo por defecto @ConOtraCLASE #EduPills @ineverycrea

20. @lindacq EdTechnologist, Educationalist. Prof. Fac. d Educ. Universidad de Murcia (Spain). Talkative & Learnative. Sorry for typos and muchness

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/01/10/20-influencers-educativos-para-seguir-este-2020/
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Eva Bach y Montse Jiménez: “No hay que dar la espalda a los cambios aunque supongan reaprender”

En su libro ‘Madres y padres influencers’ Eva Bach y Montse Jiménez aportan 50 herramientas prácticas para comprender el mundo en el que viven los jóvenes y convertirse en una figura influyente en sus desarrollo.

¿Alguna vez te has preguntado cómo comprender y hacer que los adolescentes de hoy te comprendan? ¿O cómo educarles de la mejor manera posible en un mundo que se presenta cambiante? Eva Bach y Montse Jiménez son educadoras y madres y han unido su experiencia a la opinión de más de 1.500 jóvenes en el libro ‘Madres y padres influencers’. En él presentan 50 herramientas prácticas para entender los conceptos y actitudes de la Generación Z (estudiantes nacidos entre 1994 y 2010), y otras para conseguir llegar al corazón de los adolescentes, ser una figura influyente para su desarrollo y reaprender a educar.

Pregunta: ¿Deberían manejarse con soltura los padres actuales en las nuevas tecnologías?

Respuesta: No solo eso, sino que deberían estar por delante de sus hijos en todos aquellos aspectos que conciernen su educación. Deberían disponer de aquellas habilidades, recursos y herramientas que los ayudaran a hacer un buen guiaje y orientación en aspectos esenciales para el buen desarrollo de la persona.

En nuevas tecnologías, seguramente será muy difícil estar por delante en habilidades técnicas, pero quizá no sea este el objetivo sino el preguntarse cómo acompañar a nuestros hijos en la gestión del tiempo, el desarrollar pensamiento crítico, el educar en el saber elegir… Lo que está claro es que no hay que dar la espalda a cualquier tipo de cambio aunque para nosotros suponga el desaprender para reaprender de nuevo. Debemos estar por delante en madurez en general y en madurez emocional en particular, y también en cuanto a lucidez, a aportar sentido y a representar modelos de vida coherentes y atractivos.

R: En la adolescencia concurren tres tipos de factores: en primer lugar, los naturales de la propia etapa psicoevolutiva. Estos son los mismos que hace 30 años. Por ejemplo, el pleno despertar vital y la necesidad de tomar las riendas de la propia vida que la adolescencia supone, con las emociones intensas y complejas que todo esto conlleva. En segundo lugar, los factores contextuales propios de cada época: sociales, culturales, políticos, económicos o laborales.

Estos varían y actualmente estamos ante cambios de paradigma muy grandes a todos niveles. Estamos creando nuevos modelos no solo de relación interpersonal, ciudadanía y participación democrática o conciencia ecológica, que ahí es nada, sino incluso un nuevo modelo de un ser humano metaconectado y emocionalmente consciente e inteligente. Y tenemos ya a muchos adolescentes comprometidos con esta labor. Finalmente, los factores familiares y personales, absolutamente singulares y diferentes en cada caso, que les hacen únicos e irrepetibles.

Eva Bach y Montse Jiménez. Padres y madres influencers

P: ¿Qué papel ocupa el smartphone en la educación de los jóvenes?

Por otro lado, podemos tener el mejor smartphone del mercado y no estar a la altura de lo que los jóvenes necesitan. Tener un smartphone por el solo hecho de tenerlo no garantiza nada. Si es una plataforma para acercarnos a nuestros jóvenes, saber qué les interesa, qué ven, qué se descargan y cómo interactúan, entonces es una buena herramienta. No tenerlo por el solo hecho de desconsiderar la herramienta y lo que implica nos puede alejar de la realidad no solo de los jóvenes sino de nuestro entorno y de un mundo que inevitablemente está hiperconectado.

P: ¿Qué consejo le daríais a las familias que no estén al día en las nuevas tecnologías?

R: Que se acerquen a los adolescentes de su entorno, que vean en la tecnología las oportunidades que puede ofrecer. Que se preocupen por el entorno virtual en el que sus hijos se mueven. Solo así podremos hacer el acompañamiento necesario e imprescindible para evitar el ser absorbidos por el ‘lado oscuro de las tecnologías’, que existe y que no deja de ser ‘el lado oscuro’ de las personas, solo que magnificado y aumentado por las posibilidades de la herramienta.

Si no se acercan por desconocimiento o desinterés, entonces les recomendaríamos que se acerquen y que intenten descubrir qué buscan y qué encuentran los jóvenes en ellas, porque solamente desde el conocimiento, el interés y la sintonía emocional con ellos (desde nuestra dimensión común de personas), lograremos ser referentes válidos y creíbles para educarlos.

P: ¿Grupos de WhatssApp de padres sí o no? ¿Por qué?

R: El problema no son los grupos de WhatsApp. El problema es el uso que hacemos de ellos. La interacción debería de ser siempre constructiva, positiva, asertiva y respetuosa, entre otras.

Y, por encima de todo no debería usarse para demonizar la escuela o el profesorado, ni para desmerecer la tarea educativa sino para reforzar nuestro vínculo, nuestra comunicación. Tampoco deberían de ser la agenda escolar de los deberes de nuestros hijos. Con estas actitudes les invalidamos y además no favorecemos para nada una educación responsable y autónoma.

P: Afirmáis en el libro que, además de las nuevas tecnologías, hay otros conceptos que es necesario aprender como ‘poliamor’, ‘Tinder’ o ‘rayarse’. ¿La educación que nos dieron nuestros padres en casa ha quedado totalmente obsoleta?

R: Estos conceptos son palabras que lo que hacen es definir nuevas maneras de ver, vivir y entender el amor, las relaciones, el vínculo o la comunicación. La educación de nuestros padres era la educación de los tiempos de nuestros padres. En el libro citamos al pensador y filósofo Michel Serres cuando dice: “Antes de enseñar cualquier cosa, a quien sea, al menos es necesario conocerlo. ¿Quién entra hoy en la escuela, en el instituto, en la universidad?”

Sin embargo, la transmisión de valores universales, esenciales para la vidano está nunca obsoleta. Y a todas las generaciones sin excepción, nuestros padres, maestros y mayores nos los han transmitido. Esos mensajes hay que identificarlos, reconocerlos y pasarlos a las nuevas generaciones. Cualquier nueva forma de relación debe apoyarse en ellos y ceñirse a una serie de criterios fundamentales. Si sufrimos o hacemos sufrir, vamos mal. Si nos lastimamos o herimos a otros, o bien lo negativo pesa más que lo positivo, o lo que vivimos nos resta alegría, fortaleza, plenitud, dignidad, empatía, habrá algo que aprender y reconducir, y tenemos la responsabilidad moral de hacerlo.

R: Una educación demasiado autoritaria se basa en una emoción muy poderosa que es el miedo. Se puede aprender desde el miedo, por supuesto, pero hoy en día la neuroeducación nos muestra que se aprende mejor desde el placer y la alegría. Ambas contribuyen mejor a la motivación, a que sea más significativo y se grabe mejor lo aprendido, y a poder recuperarlo y utilizarlo más eficazmente. Pero es que además, es mejor educar por la alegría de educar que educar para imponer deberes u obligaciones. Si nuestro único empeño en enseñar cosas y que nos obedezcan, lo vamos a pasar mal todos. Si en cambio tratamos de crear y compartir instantes bonitos de vida mientras educamos, no solo van a aprender mejor, sino que vamos a disfrutar más de la vida y del regalo de tenernos. Muchas veces somos inflexibles porque estamos tan obcecados en cómo tienen que ser el día de mañana, que nos olvidamos de disfrutarlos cómo son hoy. La vida ya es, no es algo que será cuando terminemos de educarlos.

P: ¿Cómo conseguir que los padres se conviertan en esa figura ‘influyente’ que los adolescentes asocian a personas que salen en las redes sociales?

R: No hay que conseguirlo. ‘Influencers’ ya lo somos y así lo ratifican los propios chicos y chicas a los que hemos entrevistado para nuestro libro. Hemos escuchado a 1.500 y hemos constatado que un 75% siguen a uno o más influencers. Pero sorpresa. Cuando les preguntamos a quién admiran de su entorno cercano, un 80% responden a alguien de su familia. Padre y madre suman el 60% y luego hay abuelas/os, tías/os, etc. Además, sabemos que la influencia de la familia, sumando herencia y ambiente, genética y educación, suma más del 50%. Por tanto, nosotros ya somos sus primeros y primeras influencers. Y con nuestro libro lo que pretendemos es, por un lado, que padres, madres, educadores/as y familia en sentido extenso se lo crean. Y, por otro, ofrecerles herramientas para que ejerzan la mejor de las influencias, que tengan conocimientos, claridad y recursos personales para que las cosas bonitas y buenas que tienen que pasar en las vidas de los jóvenes, pasen. Para ello hay que empoderarles para que sean ellos y ellas quienes puedan elegir las mejores influencias para sus vidas.

Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/dar-espalda-cambios-reaprender-de-nuevo/118781.html

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Educación alemana: La silenciosa revolución de YouTube en la sala de clases

Redacción: DW

Casi sin que profesores y padres se dieran cuenta, YouTube se convirtió en un actor muy importante en la educación. Según un estudio, cerca de la mitad de los jóvenes alemanes usa vídeos para aprender.

Hasta ahora, YouTube ha sido considerado como un lugar para ver vídeos musicales o a personas que ofrecen tutoriales de belleza. Pero el vídeo del youtuber Rezo, con el decidor título «La destrucción de la CDU», dejó muy en claro que YouTube es más que un sitio para la entretención. También es un poderoso instrumento para el debate político.

Casi en paralelo, un sondeo realizado entre 800 estudiantes descubrió algo distinto, casi tan sorprendente como el éxito de Rezo: YouTube se ha convertido en un lugar para el aprendizaje. Casi el 50 por ciento de los estudiantes alemanes consultados usan la plataforma digital como fuente educativa. Los jóvenes valoran especialmente la variedad y la oferta de vídeos explicativos. O, como dice el estudio encargado por el Consejo para la Educación Cultural, «YouTube se ha convertido en el medio cultural líder entre la juventud».

YouTube cambió la enseñanza

En la presentación del estudio, realizada en Berlín, el presidente de la Agencia Federal para la Educación Cívica, Thomas Krüger, criticó que no se haya reconocido aún la dimensión pedagógica de la plataforma de vídeos. «El uso de este medio por parte de los estudiantes es cada vez más importante, pero los padres y los profesores lo subestiman», dijo Krüger. Este cambio radical ha pasado inadvertido. Podría decirse que una revolución pedagógica ha tenido lugar en el más absoluto silencio.

Un tutorial de matemáticas en YouTube, todo un hit. Un tutorial de matemáticas en YouTube, todo un hit.

Según el estudio, los jóvenes usan YouTube sobre todo para repasar aquellas materias que no entendieron bien en la escuela. Además, encuentran mucha información para sus deberes, adquieren conocimientos generales y preparan sus exámenes. También es de destacar que YouTube sirve como fuente de inspiración para las clases de música, arte y teatro.

Por ello no sorprende que, según la encuesta, además del entretenimiento y la diversión, los jóvenes valoren a YouTube como un factor que incentiva la creatividad y facilita el acceso al conocimiento.

Consecuencias para la formación de profesores

Los cambios en los hábitos de aprendizaje deberían tener consecuencias también para la formación de los docentes, dicen los autores del estudio. No se trata solo de que los maestros conozcan YouTube y otros medios similares. Lo importante es incorporar el canal de vídeos a la pedagogía convencional. A medida que la tendencia propenda hacia el autoaprendizaje, los profesores desempeñarán un rol cada vez más de instructores educativos, dicen los especialistas.

Los profesores deberían también ser aliados a la hora de realizar un análisis crítico de los vídeos, pues al igual que en las noticias políticas, en los vídeos educativos no es fácil medir la calidad de la oferta. Por poner un ejemplo simple: si un alumno entiende mal una postura para hacer un acorde en la guitarra, el resultado será que la nota sonará mal y alguien debe estar a su lado para corregirlo. Los alumnos también deberían ser sensibilizados sobre el modelo de negocios que se esconde tras los vídeos  y cómo algunos influencers pasan a depender de las empresas que los auspician.

De todas formas, los expertos ven muchos beneficios en el uso de los vídeos de YouTube. Si se abren «nuevos caminos» junto a la «educación tradicional», la calidad de la educación mejorará ostensiblemente. Y teniendo en cuenta los malos resultados que obtiene el sistema educacional alemán en las mediciones nacionales e internacionales, esta ayuda se requiere con urgencia.

El youtuber Rezo. El youtuber Rezo.

Falta de comunicación

Pero sigue en pie la pregunta sobre cómo debería ser llevado a la práctica, para profesores y padres, este nuevo uso de YouTube. Thomas Krüger ve paralelos entre el sistema educativo y los recientes resultados en las elecciones europeas: así como el análisis de las votaciones refleja que falta comunicación entre los partidos tradicionales y las nuevas generaciones, también se repite el fenómeno entre profesores/padres y alumnos. «Hay una cierta incomunicación entre el currículum, los profesores y la vida de los estudiantes», dice Krüger, quien valora el rol de los tutoriales digitales que ya existen en el sistema educacional, pues han servido como puente entre generaciones.

Una muestra de que las cosas van a otra velocidad en las escuelas la dio el mismo youtuber Rezo, que escribió en su cuenta de Twitter que «en los últimos días me han llegado muchos mensajes de profesores y estudiantes que han visto mi video juntos en la escuela y han montado discusiones sobre él». Incluso el influencer tiene esperanzas en que la revolución digital que se acerca a las aulas genere cambios. (dz/ers)

El Consejo para la Educación Cultural se ve a sí mismo como una entidad asesora independiente que se preocupa de la calidad de la educación en Alemania. Es una iniciativa de instituciones como la Fundación Bertelsmann, la Fundación Deutsche Bank y la Fundación  Robert Bosch.

El estudio «Juventud/YouTube/Educación Cultural. Horizonte 2019» se basa en una encuesta representativa realizada a jóvenes de entre 12 y 19 años sobre el uso de la oferta cultural en sitios culturales digitales.

Fuente: https://www.dw.com/es/educaci%C3%B3n-la-silenciosa-revoluci%C3%B3n-de-youtube-en-la-sala-de-clases/a-49059054

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