Imaginando infraestructuras digitales desde el afecto y el cuidado personal, colectivo y planetario

En junio 2023, nos encontramos un grupo de 35 personas – mujeres, personas queer y género diversas –  de Latinoamérica, que venimos haciendo grandes esfuerzos para tratar de construir una sociedad digital que favorezca la posibilidad de la vida de todas las especies, que no sea destructiva y extractivista y que permita ser, sentir y pensar desde las diversidades.

Nos permitimos un espacio de afecto y de reposo que interrumpiera el ritmo frenético de la urgencia de la siguiente acción y la exposición permanente a la presión, el peligro, la resistencia, que deja poco tiempo al cuidado personal, el de los seres queridos, de los colectivos cercanos y a la solidaridad planetaria.

Quienes compartimos ese espacio sabemos que las tecnologías digitales, como han sido pensadas y construidas desde lo hegemónico y desde lo patriarcal, contribuyen con desconectar con el cuidado y el afecto e incitan a meterse en una carrera por la inmediatez, el individualismo, el desinterés y la destrucción. Por eso, creemos que es necesario imaginar, construir, proponer infraestructuras que sustenten otras formas de vivir en el contexto de la sociedad digital.

Nos reencontrarnos sin prisa, con cariño y de-construimos agendas de acuerdo con nuestros quereres. De este proceso emergieron temas enormes dentro de los cuáles armamos ideas valiosas y profundas. Hablamos de las políticas y prácticas de cuidado, del racismo ambiental, de la justica ambiental, de la autonomía tecnológica, de las tecnologías que sustentan la vida y que ponen en primer plano la solidaridad.

Esta edición latinoamericana invita al análisis crítico de la sociedad digital integrando la visión de las  mujeres en la construcción tecnológica, así como el papel de las diversidades en la innovación.

Una sociedad digital que acumula en cada vez menos manos y que expulsa y excluye, tiene como una de sus estrategias principales ocultar qué es lo que hay detrás de las tecnologías digitales que se consumen. Cambiar el enfoque de cómo lo uso a cómo funciona, es sustantivo. Entender qué hay más allá de lo evidente, por qué funciona de esa manera, cuál es el modelo de negocios y el modelo económico de acumulación en el que se sustentan, es parte de este análisis crítico que proponemos desde los feminismos digitales latinoamericanos. ¿Cómo vivo en este contexto? ¿Cómo lo siento y lo pienso? ¿Qué capacidad de transformarlo tengo y con quiénes? Son preguntas base de la construcción de conciencia para y desde el contexto digital en el que existo.

Desde la propuesta hegemónica, representada por el modelo de sociedad que promueven las grandes plataformas y permean todos los espacios de decisión (sociales, políticos, culturales, económicos, de vida cotidiana) de nuestra región, se sostiene un discurso a nombre de la inclusión de más mujeres y más diversidad en la producción de tecnologías digitales (inteligencia artificial, la cyberseguridad, el blockchain, etc). Pero estos esfuerzos están dirigidos a mantener y fortalecer el orden actual y responden a una urgencia de talento humano para la industria y de personas consumidoras de las innovaciones.

La instrumentalización de las diversidades es requerida para aumentar la acumulación y se fundamenta en tecnologías digitales para la desconexión entre personas y con los contextos que las rodean, la desatención y la actuación basada en el engaño y la mala información y el consumo excesivo de aparatos, datos, aplicaciones, imágenes, audios, etc que destruyen todas formas de vida.

Esta edición del Gender.ITit busca demostrar lo que significa repensar la sociedad digital desde la experiencia reflexiva de las mujeres y las diversidadespersonas de géneros y sexualidades diversas que vivimos en este momento histórico en el contexto de la sociedad digital latinoamericano. Creemos que es urgente retornar a las preguntas fundacionales:

¿Qué tecnología construimos? ¿Por qué esa? ¿Cómo la construimos? ¿Con qué propósito? ¿Quiénes participan y de qué manera en la construcción tecnológica? ¿A quiénes se está beneficiando? ¿Qué sociedad está siendo reflejada en esa construcción tecnológica? ¿Dónde y cómo se integran nuestras experiencias de vida cotidiana en la construcción de las tecnologías digitales?

Los 8 artículos que conforman esta edición reposicionan las utopías, los sueños conjuntos, las acciones colectivas y los encuentros amorosos en el centro de la creación tecnológica. Y definen que sus principios deben ser la solidaridad y la sororidad, el respeto a la vida inter-especies, el apoyo mutuo, el cuido y el cuidado, la comunalidad, la resolución colectiva de los problemas cotidianos.

¿Podemos romper el legado colonialista, ahora expresado en la sociedad digital, que ha sido impuesto en nuestra región y en varias otras partes del mundo? ¿Qué expresiones tecnológicas de base digital emergen cuando el propósito no es la acumulación y la dominación? ¿Qué tipo de infraestructuras y formas de relacionamiento surgen cuando lo que está en el centro es que exista la vida? ¿Cómo retomamos y priorizamos el pensamiento latinoamericano que ha tratado de ser destruido y borrado por el proyecto colonial, patriarcal y capitalista por ser considerado no válido? ¿Cómo la experiencia de las mujeres puede sustentar sociedades digitales donde la vida es posible?

Nuestro encuentro latinoamericano no ha tenido como propósito contestar cada pregunta, sino mantenerlas en el horizonte como forma de conducir lo que sentimos, pensamos y queremos para abrir múltiples alternativas. Demostramos que lo sustantivo es el encuentro donde emerge lo existente no-hegemónico, las tecnologías sociales, las infraestructuras autónomas y de resistencia, otras formas de vida y de relacionamiento y espacios organizativos alternativos que rechazan llamarse “desactualizados”, “ineficientes”, “románticos”, “reducidos”, entre otros nombres que se les asignan para restarles validez. Nuestro encuentro evidencia que ya existen alternativas, que ya se crea tecnología desde otros referentes, aunque se insista en invisibilizarlos, desautorizarlos, desaparecerlos.

Esta edición se construye a múltiples manos, enfoques, lenguajes y formatos. Las autoras hacen un llamado a recordar que en las infraestructuras tecnológicas lo que viajan no son bits, sino sentimientos, propuestas y reivindicaciones; asimismo, nos recuerdan que la soberanía alimentaria y la soberanía tecnológica son dos aristas de una misma forma de existir que no pueden desconectarse.

Ellas demuestran que es posible construir tecnologías digitales que posibiliten la vida si se parte de otras formas de crearla, distintas a las que se han posicionado como las únicas. Esto solo es posible si lo personal se hace político y se pone en el centro de su desarrollo los sentimientos, experiencias y deseos de las mujeres y otras poblaciones que no han sido tomadas en cuenta.

También enfatizan en que las tecnologías que necesitamos no son un asunto técnico, sino que deben tejerse entre todas las personas que han estado excluidas de la forma en que se ha construido la sociedad digital que vivimos. Tejer es una palabra clave en la propuesta de esta edición. De esta manera se cuestiona la forma y los motivos por los que se construye tecnologías digitales y la importancia del cuidado y los afectos como la base de los métodos y procesos que se requieren para desarrollar alternativas que sean compatibles con la vida y el buen vivir.

En el momento en que montamos esta edición se ha intensificado el colonialismo, la exclusión, el desplazamiento migratorio obligado, la desigualdad, la crisis climática y se han desatado guerras genocidas. Las tecnologías digitales han sido herramientas claves en esta deshumanización demostrando una y otra vez que, así como funcionan desde lo hegemónico se sostienen y sostienen la violencia con el propósito central de acumulación, Esa no es la manera como las imaginamos, queremos y construimos desde nuestros enfoques feministas para el cuidado afectuoso de lo individual, colectivo y la solidaridad planetaria.

A pesar de esto resistimos y resistiremos. Por eso acompañamos nuestra edición con una serie ilustrada que nos recuerda que del abrazo colectivo emergen las raíces de otras formas que posibiliten el buen vivir, sustentado en la solidaridad y el apoyo mutuo entre todas las especies que convivimos en la Tierra.

Entradas:

  1. Una tecnología sostenible y responsable es posible, María Encalada https://genderit.org/es/feminist-talk/1-una-tecnologia-sostenible-y-responsable-es-posible
  2. Un ejercicio de memoria en las infraestructuras digitales, Juliana Guerra y Nikole Yanez https://genderit.org/es/feminist-talk/2-ejercicios-de-memoria-en-las-infraestructuras-digitales
  3. Ecosistemas tecnológicos transformadores inspirados en el ‘buen vivir’, Paola Mosso Cárdenas https://genderit.org/es/feminist-talk/3-ecosistemas-tecnologicos-transformadores-inspirados-en-el-buen-vivir
  4. Semeando florestas ecotransfeministas, Thiane Neves Barros, Laila Almeida Braga, Fernanda Monteiro, Violeta Cunha y Foz https://genderit.org/es/feminist-talk/4-semeando-florestas-ecotransfeministas-rebeldia-e-radicalidade-monstra-na
  5. Tecnologias a partir do chão que pisamos: fuxicos entre os feminismos digitais e os feminismos populares Latinoamericanos, Iara Moura, Olívia Bandeira y Maria Veronica de Santana https://genderit.org/es/feminist-talk/5-tecnologias-partir-do-chao-que-pisamos-fuxicos-entre-os-feminismos-digitais-e-os
  6. Belezas são coisas acesas por dentro, Luisa bagope https://genderit.org/es/feminist-talk/6-belezas-sao-coisas-acesas-por-dentro
  7. Hacer frente a los dolores cercanos. Algunos colores, aromas, formatos de la resilencia, Jes Ciacci https://genderit.org/es/feminist-talk/7-hacer-frente-los-dolores-cercanos-algunos-colores-aromas-formatos-de-la-resiliencia

Nota:

Genderit.org es un espacio de análisis y reflexión para activistas, académicas y defensoras de los derechos de las mujeres, los derechos sexuales y los derechos en internet. Ofrece un espacio para la reflexión y la defensa y promoción de políticas y culturas de internet que respondan a las necesidades de las mujeres, las disidencias sexuales y queer y la población trans.

Fuente de la información e imagen:  https://redeslibertarias.com

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Lo Importante No Es Lo Que Pasa En El Metaverso, Sino En El Otro Lado

Por: Esther Peñas

Tal y como advierte la tecnóloga madrileña Lucía Velasco, la disrupción digital en los entornos productivos es cada vez más evidente: 85 millones de empleos se transformarán debido a la revolución tecnológica antes de 2025 en todo el mundo. En su último libro, ‘¿Te va a sustituir un algoritmo?’ (Turner), esta experta independiente de la Comisión Europea, que además dirige el Observatorio Nacional de la Digitalización y el Impacto de la Tecnología en la Sociedad (ONTSI), analiza los beneficios, desafíos, contrariedades y amenazas de este nuevo escenario donde el metaverso parece interpretar el papel de protagonista. ¿Su recomendación? Reflexionar sobre las decisiones que debemos tomar para no quedarnos descolgados en un mundo donde nada, nunca, será igual.


«Estamos en un momento –respecto de las nuevas tecnologías– tan importante como la era atómica», afirmas en tu libro. ¿Cuántas personas se quedarán por el camino y de qué manera?

Los riesgos son importantes. Precisamente por eso he escrito este libro, porque debemos ser conscientes de ellos. Pero también estoy convencida de que estamos a tiempo de evitar que nadie se quede atrás y acompañar a aquellos que no puedan hacer esta transición digital.

¿Hasta qué punto son útiles los algoritmos y sus combinaciones? ¿Cuándo conviene desterrarlos para obtener resultados?

Los algoritmos nos facilitan la vida: nos dicen cómo llegar a los sitios, priorizan los correos, ayudan a interpretar radiografías, sugieren dosis de medicaciones, nos recomiendan música o películas, hacen un match en cualquier aplicación de ligoteo o le dicen al banco que dé o no, un crédito. No pienso que haya que desterrarlos sino, más bien, entenderlos y controlarlos. Siempre tiene que haber supervisión humana cuando se toman decisiones sobre personas y debemos ser capaces de saber cómo llegan a las conclusiones que llegan. Hay que estar muy atentos para evitar que nos lleven a lugares que ya habíamos superado: esto sucede porque repiten patrones, utilizándose datos que, sin tratar, son el reflejo de lo peor y lo mejor de la sociedad. Debemos avanzar en la auditoría algorítmica y en su transparencia.

Crece la incertidumbre ante la posibilidad de que los algoritmos vengan a quitarnos el trabajo. Aunque sabemos que, a su vez, las nuevas tecnologías crearán nuevos empleos, la proporción entre la destrucción y la creación de puestos de trabajo será escalofriante. ¿Qué sucederá con esas grandes masas de gente en paro?

Diría que vienen a quitarnos trabajo, no el trabajo. La revolución digital hará que tengamos que adaptarnos rápida y masivamente a cambios en gran parte de los trabajos, pero no habrá grandes masas de gente en paro. Los Gobiernos no lo permitirán.

¿Podría la digitalización acentuar aún más la brecha entre muy ricos y pobres?

Ya lo está haciendo. Hay una concentración de riqueza y de poder en unas pocas empresas y en quienes las lideran. Se debe equilibrar la balanza usando herramientas más tradicionales de economía política, pero también hay que atreverse a probar nuevas. La competencia de los mercados y la protección de los trabajadores, independientemente del tipo de contrato que tengan, son pilares fundamentales para combatir estas brechas.

«Tenemos en riesgo nuestra privacidad, que es en el fondo, nuestra libertad»

Argumentas que la capacidad de intercambiar grandes cantidades de datos de forma rápida y barata ha sentado las bases para el auge de la economía digital y sus nuevas formas laborales. Pero con este carácter financiero, ¿acaso la transformación no favorece una ‘economía ficticia’ (o abstracta) y más vulnerable, como vimos en la crisis de Lehman Brothers?

La gran crisis que hizo tambalear las economías más importantes del mundo hace casi 15 años vino provocada por una agresiva desregulación y un poder desproporcionado de los poderes financieros para influir en las normas que les restringían la especulación. Es necesario poner límites a los gigantes tecnológicos precisamente para evitar que vuelva a suceder. Esta vez tenemos en riesgo nuestra privacidad, que es en el fondo, nuestra libertad.

¿De qué modo podríamos reindustrializar España en clave digital?

Incorporando a la economía del dato los sectores tradicionales que sostienen nuestra economía, como el turismo, para que puedan competir en el siglo XXI; pero también entendiendo dónde está el futuro, como por ejemplo en la ciberseguridad. Debemos incorporar a nuestra reindustrialización coordenadas de soberanía digital y de autonomía estratégica para reducir dependencias.

Y el futuro, ¿son las criptomonedas?

El futuro inmediato es la regulación de las criptomonedas para evitarle disgustos a muchas personas que se dejan llevar por las promesas de pelotazos digitales.

A la hora de hablar de ciberseguridad, o del vehículo eléctrico o la educación digital…  ¿En qué podemos competir y estar a la altura?

En todo. España no tiene nada de qué acomplejarse. Somos líderes mundiales en los índices de ciberseguridad. De hecho, el primer PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) del Gobierno de España, con los fondos del plan de recuperación, pretende crear el ecosistema para fabricar vehículos eléctricos, convirtiendo a nuestro país en el Hub Europeo de electromovilidad, con una inversión total de más de 24.000 millones de euros. Solo tenemos que creernos que somos capaces.

Respecto de nuestra formación digital, ¿cuál es nuestro talón de Aquiles?

Tenemos un país con unas infraestructuras digitales envidiables que nos permiten aprovechar al máximo esta ola de educación digital. Sin embargo, es necesario mejorar la recogida de datos para diseñar programas que sean realmente efectivos, asegurarnos que la desigualdad y la brecha educativa no son un obstáculo para que todas las personas puedan aprovechar el potencial de la revolución digital.

¿Caben las humanidades en un mundo digitalizado?

Son más necesarias que nunca. La tecnología debe tener una perspectiva humanista para que tenga sentido y mejore nuestras vidas.

«España no tiene nada de lo que acomplejarse: somos líderes en ciberseguridad y tenemos unas infraestructuras digitales envidiables»

Parece difícil imaginar hoy en día una desglobalización. En cambio, asegura que está ahí, a la vuelta de la esquina. ¿Podría esa desglobalización considerarse un retroceso en el bienestar?

En muchos casos yo lo consideraría una garantía de suministro y de recuperación de muchos trabajos que se fueron en su día. Depender de países cada vez más inestables, con regímenes no siempre democráticos que reniegan del orden global, no parece la mejor apuesta para mejorar en bienestar. El repliegue regional está sucediendo.

En este sentido, las redes, por un lado, estimulan el activismo (el fenómeno Greta Thunberg no se entiende sin ellas, por ejemplo) pero, por otro, nos alejan de la calle, de los espacios en los que realmente se cambia la realidad. Quiebra los vínculos fuertes como los afectos. ¿Esta tendencia se acusará más en el futuro?

Esa va a ser uno de los grandes retos. Convertir las redes en la nueva plaza pública como espacio de convivencia, garantizar nuestros derechos digitales y educar para que nos demos cuenta por nosotros mismos de que lo importante no es lo que pasa en el metaverso, si no al otro lado.

La tecnología suele generar la expectativa de que todo es controlable, medible y predecible. Desde la hora a la que va a llover hasta las pulsaciones nocturnas. Sin embargo, la vida siempre se abre paso e irrumpen con su contingencia, impredecible de todo punto. 

Esa es la magia, que cuando menos te lo esperas, la vida te da la vuelta. Sin magia no se puede vivir.

Ante una tecnología con la que recopilamos todo, parece que la memoria es prescindible. Pero sin ella, sin memoria, no pueden establecerse redes de conocimiento. Ni siquiera la imaginación funciona sin memoria. ¿Cómo repercutirá esto en el ser humano?

Hay que profundizar en los efectos que tiene la tecnología en la salud mental, precisamente para evitar este tipo de consecuencias y educarnos a todos en los límites que debemos crear para preservar nuestro bienestar y, sobre todo, nuestra esencia.

Fuente de la información e imagen: https://ethic.es/entrevistas

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