Por: Rose Mary Hernández
Ante un salario mínimo de casi 6 dólares a la fecha, y una remuneración de escasos 40 dólares mensuales, el objetivo será llegar a la sede del Ministerio de Educación, para continuar con la agenda de protestas en contra de las precarias condiciones laborales por la que atraviesan las y los venezolanos.
Los trabajadores de Educación continúan su lucha desde el pasado lunes 9 de enero, fecha a partir a partir de la cual han estado protestando en diferentes partes del país y, ante la negativa de respuestas a sus distintas demandas, en especial por un salario igual al costo de la canasta básica, han hecho un llamado nuevamente para 16 de enero, con el objetivo puesto en llegar a la sede del Ministerio de Educación en Caracas, donde exigirán mejoras salariales.
De manera simultánea, se espera que se produzcan réplicas de concentraciones multitudinarias en los diferentes ciudades del país, invitando a padres y representantes, así como demás sectores de la Administración Pública Nacional, quienes se encuentra en igual situación de paupérrimos pagos, para que se unan en una misma voz y sentido que acompaña el clamor de la clase trabajadora nacional, y mientras se retoman las negociaciones, las maestros y maestros dicen mantenerse en asambleas general informativas y organizativas realizadas en las distintas instituciones educativas.
Aunque en cuentas Twitter de sindicalistas y representantes de federaciones signatarias se encuentra esta nueva convocatoria, los trabajadores dicen sentirse auto-convocados para asistir a las concentraciones de protestas con el lema “magisterio en emergencia” ante los salarios que son insuficientes para cubrir sus necesidades básicas, y la aplicación ilegal del instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre), el retraso de pago de deudas contraídas, encontrándose en seguridad social por ausencia y omisión del cumplimiento de beneficios contractuales.
Los maestros del país expresan su rechazo a una política anti-obrera que aplica Nicolás Maduro, justificada en sanciones y bloqueo económico que, aunque sea innegable, resulta irónico mirarles a través de las redes sociales, como muchos de su administración se encuentran en vida de opulencia y derroche mientras se le somete a los empleados público a la dura presión económica.