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El Salvador: El 73 % de alumnos recibió clases desde teléfonos móviles

América Central/El Salvador/31-01-2021/Autora:  Magdalena Reyes/Fuente: www.elsalvador.com

El limitado acceso a computadoras y a la red de internet ha causado un bache en el nivel educativo del país, refleja encuesta.

Pese a la suspensión de las clases presenciales debido a la pandemia de COVID-19, en el Área Metropolitana de San Salvador el 93 % de las personas continúo estudiando y de ellas el 73 % lo hizo desde un teléfono inteligente, reveló la encuesta realizada por el movimiento ¿Cómo vamos?, citada por Fusades.

Pedro Argumedo, investigador del departamento de Estudios Económicos de Fusades, señaló que la calidad de la educación se debilitó, debido a las dificultades que tuvieron los estudiantes para recibir sus clases y enviar tareas, ya que muchos tuvieron que hacerlo a través de un celular y a eso suma el problema para la mitad de los hogares donde el teléfono se compartía para conectarse.

Esa limitación incidió en que el 63 % de los consultados concluyera que no había aprendido lo suficiente, en comparación con tiempos normales.

“Tenemos un bache ahí en cuanto a la calidad de la educación para 2020 y lo vamos a tener que recuperar en los próximos años”, destacó Argumedo.

La baja en el aprendizaje pudo deberse a que el 45 % de los estudiantes compartía la computadora con otros integrantes del hogar y el 49 % compartía el teléfono.

El estudio señala que un problema relevante para incrementar el acceso a educación en línea de los hogares es la falta de ingresos, ya que solo 17 % de los entrevistados manifestaron que durante la cuarentena había realizado inversiones tecnológicas, de esos el 11 % para mejorar sus capacidades de estudio, el 4 % lo hizo solo por trabajo y para ambas actividades el 3%.

“El problema de acceso a la banda ancha se explica, en parte, por un problema de bajos ingresos de la población”, dice el estudio.

En el país la pobreza de los hogares fue 22.8 % a nivel nacional en 2019 y la pobreza multidimensional fue 28.7 %, en el departamento de la capital cayó a 16.6 %, pero fue más alta en el resto de los departamentos. También revela que en El Salvador más del 90% de los niños de hogares pobres no tienen acceso a internet, según datos de la CEPAL en 2020.

Argumedo menciona que lo medular es que los jóvenes deben tener una actitud más crítica y constructiva sobre los procesos de producción y de visión de futuro.

Según la encuesta del Foro Económico Mundial, la calidad educativa de El Salvador está por debajo de Panamá, Costa Rica y Guatemala, en el istmo.

“Su calidad educativa debe moverse y a enseñar a los jóvenes a un pensamiento más crítico, porque el pensamiento metódico va a ser sustituido por las computadoras, la inteligencia artificial y la automatización”, detalló.

Quedaron expuestas las necesidades

La pandemia incrementó la implementación de acciones, sin un plan todavía claro de la transformación digital en la educación, considerando que los alumnos y profesores pueden estar capacitados, pueden tener computadora o tablet, pero no hay claridad de cómo se resuelve el problema de la falta de ingresos para adquirir un paquete de Internet de alta velocidad en el hogar, o que los programas electrónicos garantizan el aprendizaje.

Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/noticias/negocios/smartphones-educacion-virtual-escolares-desercion-escolar/800199/2021/

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Las nuevas tendencias tecnológicas que marcarán la década en Latinoamérica

Mundo/América Latina/05-01-2021/Autor(a) y Fuente: lahora.com.ec

La paulatina implementación de la tecnología 5G, los vehículos autónomos en una infraestructura de inteligencia vial y la convivencia humana con robots marcarán en gran parte la próxima década tecnológica en Latinoamérica en una serie de avances sin precedentes.

El nuevo mundo inteligente de la nueva década estará impulsado por la rápida implementación de la tecnología 5G que facilitará la digitalización de la economía y de la vida de las personas con Brasil y México a la cabeza del nuevo desarrollo tecnológico en Latinoamérica, según predice el reporte «Visión Industrial Global» elaborado por la empresa Huawei.

Parte de la clave del nuevo mundo inteligente de la próxima década reside en la rapidez de la implementación de 5G con conexiones masivas y gran ancho de banda que permitirán vehículos autónomos y la infraestructura de red conectada a la inteligencia artificial.

«Se proyecta que en 2023 la red 5G alcanzará aproximadamente el 39% de la población mundial con 3.050 millones de personas. Para 2024, se estima que 3.600 millones utilizarán la red», explica Guillermo Solomon, director de Transformación para Latinoamérica de Huawei .

La implementación de la tecnología de 5G con conexiones masivas y gran ancho de banda en sectores como el entretenimiento, los servicios médicos, la minería, los puertos y la industria permitirá grandes avance tecnológicos en los siguientes rubros:

Economía digital global

Con la economía simbiótica con la nube como núcleo se llegará a una economía digital global donde todo se comparte. Para 2025 todas las empresas del mundo utilizarán tecnologías de la nube y un 85 % de las aplicaciones comerciales estarán basadas en la nube.

En 2025, según el reporte «Visión Industrial Global», el 90 % de las personas utilizarán asistentes personales en sus dispositivos inteligentes. La búsqueda del futuro cercano será inteligente, fluida y la información sin botones facilitará que los electrodomésticos, automóviles y dispositivos comiencen a hablar y a anticipar las búsquedas.

Calles a la medida

Los vehículos autónomos y la infraestructura de red conectada crearán un sistema de inteligencia vial con carriles virtuales de emergencia para el transporte privado y público. Las congestiones de tráfico en las grandes ciudades irán paulatinamente bajando hasta generarse una experiencia de viajes más rápida, segura y fluida gracias a las redes digitales dinámicas.

De esta manera hacia 2025 el 15 por ciento de los vehículos estarán integrados en una tecnología de redes celulares, mientras que el 20 por ciento de las grandes empresas se beneficiarán de la computación cuántica.

Trabajar y vivir con robots

En 2025 habrá una media de 103 robots trabajando por cada 10.000 empleados de manufactura. Precisos, incansables y siempre disponibles, los robots realizarán las tareas más mundanas, repetitivas, peligrosas y de alta precisión.

Se trabajará y vivirá, por tanto, con los robots en todos los ámbitos no solo en los sectores industriales. En 2025, por ejemplo, las residencias de ancianos de las naciones del G8 tendrán un promedio de 10 robots enfermeros y más de un 14 % de las familias tendrán un robot doméstico e inteligente en el hogar. Habrá, además de robots enfermeros, robots biónicos, de compañía y mayordomos.

Supervista

Otra de las tendencias es la llamada «supervista» que permitirá ver las cosas como nunca antes se había hecho en el trabajo o en el juego o el aprendizaje gracias a la fusión de las tecnologías de inteligencia artificial, 5G y otras.

Las empresas personalizarán los productos para cada consumidor y podrán fin a las barreras del idioma por la revolución de conectividad extrema ya que las empresas utilizarán el 86 % de los datos que generan de los 100.000 millones de dispositivos conectados que estarán en uso en 2025.

Gobierno digital global

La última tendencia es la de un gobierno digital global estandarizado para proteger los activos digitales del mundo sin el cual se pueden dar situaciones caóticas. Los avances en tecnología digital deben equilibrarse con los estándares y principios de datos compartidos para el uso de esos datos.

«En los últimos meses se ha demostrado que la colaboración global es fundamental para vencer con éxito al virus, sin importar si se trata de un sector médico o de comunicaciones», aseguró el presidente rotatorio de Huawei, Guo Ping, en un fórum de la GSMA, la asociación de empresas que representa los interés de los operadores de redes de celulares..

«La participación proactiva, las consultas extensas y el compromiso inclusivo de proveedores globales, institutos de investigación y asociaciones industriales facilitarán mejor el desarrollo de estándares tecnológicos al tiempo que promueven el desarrollo sostenible de las industrias y la economía global en general», aseguró Guo.

Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102337111/las-nuevas-tendencias-tecnologicas-que-marcaran-la-decada-en-latinoamerica

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Sobre el mito de la inteligencia artificial y el futuro que no vendrá

Fuentes: La paradoja de Jevons [Un dibujo del siglo XIII de una grúa de tracción humana].

Según un informe del Ministerio de Igualdad, menos del 25% del personal investigador en IA son mujeres. De hecho, los hombres representan un 88% de las personas que participan en el diseño y desarrollo de IA. Pero aún no existe un estudio que analice la interseccionalidad en este campo —¿cuántas mujeres gitanas trabajan diseñando algoritmos?—.

En marzo el gobierno de Aragón anunció el lanzamiento de un canal de Telegram para resolver dudas sobre el coronavirus. El canal incorporaba un chatbot, es decir, un algoritmo de inteligencia artificial (IA) programado para interactuar en una conversación. De esta manera —argumentaba el gobierno local—se liberarían líneas telefónicas de atención a la ciudadanía, colapsadas en aquel entonces por el desconocimiento y miedo generalizado del inicio de la pandemia. Escépticas, por las limitaciones que la IA realmente tiene, nos pusimos a conversar con este bot.

Paradoja de Jevons: – Tengo fiebre.

COVID19AragonBot: – Los síntomas más comunes de la COVID-19 son 🤒fiebre, cansancio y tos seca. […].

Paradoja de Jevons: – ¿Qué es la hidroxicloroquina?

COVID19AragonBot: – La verdad es que no te he entendido, intenta preguntarme por: ¿Qué hago con mi ropa cuando llego a casa? […].

Paradoja de Jevons: – Vaya, parece que el equipo desarrollador no ha tenido en cuenta una respuesta ante uno de los fármacos más polémicos de la pandemia. Sigamos. Me encuentro sola.

COVID19AragonBot: – En mi opinión, tener ratos de soledad te ayuda a crecer.

Paradoja de Jevons: – Díselo a mi vecina del cuarto, 83 años, sin ningún familiar que se pueda hacer cargo de ella y en medio de esta pandemia, la cual los medios la bombardean cada día recordándole que es presa fácil para este virus.  Tiene suerte de que no sepa utilizar Telegram.

El lunes 30 de noviembre volvimos a probar la aplicación.

Paradoja de Jevons: ¿Qué es la hidroxicloroquina?

COVID19AragonBot: …

Paradoja de Jevons: Tengo fiebre.

COVID19AragonBot: …

Paradoja de Jevons: – Crónica de una muerte anunciada. Otro capítulo más en el libro de “Mitos de la inteligencia artificial”.

En los últimos años, hemos visto una gran cantidad de soluciones basadas en esta tecnología dispuestas a proclamarse salvadoras (en los casos más optimistas) o facilitadoras (en los casos más realistas) de nuestro día a día. Este efecto tecnosolucionista se ha pronunciado durante la pandemia. IAs que dicen resolver dudas a la ciudadanía, que detectan coronavirus en imágenes de rayos X, que identifican si una persona lleva puesta la mascarilla o que detectan si el personal respeta la distancia de seguridad en sus puestos de trabajo. De hecho, un reciente artículo del MIT explica cómo “la IA se ha convertido en el juguete roto de la investigación científica”. En muchos casos, tanto gobiernos como medios de comunicación se sienten atraídos por estas soluciones tecnológicas inteligentes. Pero tal y como hemos visto en el ejemplo del chatbot, la IA está lejos de cambiar radicalmente nuestras vidas.

Entonces, ¿quién ha creado este mito?, ¿debemos temer a la IA?, ¿cuál es el futuro que no vendrá?

Todo mito tiene un inicio

En 1996, la empresa lBM creó DeepBlue, un algoritmo programado para jugar ajedrez. La compañía retó a Kasparov, considerado el mejor jugador de ajedrez de la época. El primer intento salió mal, pues Kasparov venció a la máquina. No obstante, un año más tarde la máquina venció al humano. Veinte años más tarde, la compañía DeepMind, la cual fue comprada posteriormente por Google, desarrolló AlphaGo, otro algoritmo entrenado para jugar al Go. Tal y como hizo IBM con Kasparov, DeepMind invitó a Lee Sedol, considerado uno de los mejores jugadores del momento. ¿El resultado? AlphaGo venció a Sedol en cuatro de las cinco partidas. Más allá de las diferencias técnicas entre DeepBlue y AlphaGo, en ambos casos la prensa se hizo eco del hito histórico que supuso. La IA batiendo al humano a un juego inteligente. Fue así como, poco a poco, grandes corporaciones, universidades y gobiernos fueron introduciendo el concepto en sus agendas.

A pesar del progreso remarcable que la IA ha traído en ciertos aspectos, muchas organizaciones se aprovechan de la confusión general que existe sobre este concepto, vendiendo proyectos basados en esta tecnología cuando realmente son solo marketing.

Hoy en día, el mito se ha ido propagando aún más debido al proceso de datificación en el que estamos sumergidas. Uno de los talones de Aquiles de la IA es que se alimenta de datos para ser “inteligente”. Necesita datos para aprender y encontrar patrones en ellos a la vez que consume una ingente cantidad de recursos energéticos al requerir, también, de mucha potencia de cálculo. En el caso del chatbot del Gobierno de Aragón, el sistema necesita un conjunto de reglas diseñadas por la programadora para saber qué contestar al interactuar con una persona. En lenguaje de programación esto se traduce a un conjunto de condicionales, tales cómo: “Si aparece el concepto “fiebre”, entonces responde con este texto de los síntomas comunes del coronavirus”. A pesar de que los chatbots ofrecen ventajas veneradas por el dogma económico imperante (disponibilidad 24/7, reducción de mano de obra, etc.), sus desventajas son mucho más limitantes como hemos demostrado al inicio de este artículo.

Entonces, ¿son estos algoritmos tan inteligentes como se cree? ¿Es realmente la inteligencia artificial, inteligente?

¿Qué tipo de inteligencia tiene la inteligencia artificial?

La palabra “inteligencia” proviene del verbo en latín intellegere que significa comprender o percibir. No existe en la academia un consenso a la hora de definir este concepto, ni de establecer cuántos tipos de inteligencia existen. En un reciente artículo publicado por Skynet Today, varios académicos del campo definen la IA como la ciencia de crear máquinas inteligentes. Pero, si no existe una definición general de inteligencia, ¿podemos tener una definición de inteligencia artificial? La respuesta es sí, pero esta poco tiene que ver con la inteligencia humana. Por ejemplo, el grupo de expertos de la Comisión Europea la define como:

“Sistema de software (y posiblemente también hardware) diseñados por humanos que, dado un objetivo complejo, actúan en una dimensión física o digital percibiendo el entorno mediante el análisis de datos, ya sean estructurados o no estructurados, razonando sobre el conocimiento, o procesando la información, derivada de estos datos y decidir la mejor o las mejores medidas a tomar para alcanzar el objetivo fijado. Los sistemas de IA pueden utilizar reglas simbólicas o aprender un modelo numérico, y también pueden adaptar su comportamiento analizando cómo el medio ambiente se ve afectado por sus acciones anteriores”.

Es decir, la IA se basa en un código informático que utiliza datos para analizarlos con técnicas puramente estadísticas y decide la mejor forma de realizar una tarea propuesta (ganar al ajedrez, detectar gatitos en imágenes, etc.). Además, también puede incluir una máquina física, ya sea en forma de robot, dron, automóvil, etc., la cual se alimenta del código y procesa sus órdenes. Una de las claves de la IA es la capacidad computacional que existe hoy en día para procesar datos. Y es esa capacidad la que hace que se hayan definido como inteligentes. En el caso del DeepBlue o AlphaGo, el código fue lo suficientemente inteligente para procesar gran cantidad de datos, realizar cálculos rápidamente y tomar el mejor movimiento en cada estado de la partida. Una tarea que al ser humano le resulta imposible. Y por ello, consideramos a lo artificial, inteligente.

Una de las claves de la IA es la capacidad computacional que existe hoy en día para procesar datos. Y es esa capacidad la que hace que se hayan definido como inteligentes.

Una de las grandes limitaciones de la IA es la generalización. Volviendo otra vez al caso del programa de ajedrez, si pusiéramos a jugar DeepBlue al Go no sabría por dónde empezar, pues las reglas del juego son totalmente diferentes. Y lo mismo si pusiéramos a jugar AlphaGo al ajedrez. De hecho, este efecto de falta de generalización también se demuestra en el Covid19AragonBot. Cuando le preguntamos qué es la hidroxicloroquina, no nos entiende y nos sugiere que le preguntemos otra pregunta la cuál seguramente formará parte de su conjunto de reglas o condicionales. Y hasta con tareas más asequibles, como distinguir un pájaro en una fotografía y encontrar un verbo en una frase. No existe aún un sistema inteligente que sea capaz de generalizar y resolver ambas tareas a la vez con gran precisión.

A pesar de lo lejos que nos encontramos de conseguir una IA generalizada, simplemente la idea teórica de que seremos capaces de construirla contribuye a su mito. No obstante, actualmente deberemos conformarnos con sistemas inteligentes que nos recomiendan la soledad para crecer en plena pandemia o confunden la cabeza de un árbitro con un balón.

El futuro que no vendrá

Pero que la IA confunda la cabeza de un árbitro con un balón no es el peor escenario distópico que se nos puede ocurrir. El problema que existe hoy en día con la IA y su mito reside en tres aspectos fundamentales: (1) el oligopolio de las big tech en el almacenamiento de datos y su consumo energético, (2) la poca diversidad que existe dentro de los equipos de investigación, y (3) la inyección de financiación en estrategias y proyectos de IA y la brecha digital.

Uno de los negocios más rentables de la última década es el almacenamiento en la nube. Este servicio consiste en ofrecer servidores que se encuentran en sitios remotos, a muy baja temperatura, para almacenar ingentes cantidades de datos. De hecho, se estima que Google, Amazon, Facebook y Microsoft almacenan un total de 1200 petabytes, es decir, algo más de 1200 millones de gigabytes. Y es que dentro de la comunidad tecnológica, pocas veces se cuestiona el consumo energético que esto supone. De hecho, se estima que el centro de datos utilizado para entrenar el algoritmo GPT-3, el famoso sistema que genera textos artificialmente, tiene un coste energético equivalente a un viaje de ida y vuelta a la Luna. Es más, se estima que su coste está entre 8,5 y 10 millones de euros. Un precio que pocas universidades públicas pueden permitirse. ¿Al servicio de quién estará la innovación en IA en los próximos años? Pero el problema no es solo la cantidad, también lo es el tipo de datos. Muchos gobiernos, y compañías privadas que ganan contratos públicos, utilizan servicios de estas big tech para almacenar sus datos. De hecho, Pedro Sánchez tuvo una reunión en 2019 con directivos de Amazon para contratar servicios de almacenamiento. Y es que Amazon tiene un departamento exclusivo para políticas públicas, en las que ofrecen no solo servicios de almacenamiento, también de inteligencia artificial y ciberseguridad. ¿Podemos entonces imaginarnos el futuro que no vendrá si estas big tech siguen haciendo su oligopolio más poderoso y hermético?

De hecho se estima que el centro de datos utilizado para entrenar el algoritmo GPT-3, el famoso sistema que genera textos artificialmente, tiene un coste energético equivalente a un viaje de ida y vuelta a la Luna.

Según un informe del Ministerio de Igualdad, menos del 25% del personal investigador en IA son mujeres. De hecho, los hombres representan un 88% de las personas que participan en el diseño y desarrollo de IA. Pero aún no existe un estudio que analice la interseccionalidad en este campo —¿cuántas mujeres gitanas trabajan diseñando algoritmos?—. Sasha Costanza-Chock muestra en su libro Design Justice un simple ejemplo del impacto que esta falta de diversidad tiene en nuestras vidas. Explica cómo las personas trans tienen mayor probabilidad de ser etiquetadas como peligrosas, al cruzar el sistema de seguridad de los aeropuertos estadounidenses. Al no tener un cuerpo normativo, el sistema detecta irregularidades, por lo que pasan a ser chequeadas por el personal de seguridad — con la consiguiente confusión que eso conlleva. Costanza-Chock argumenta que esto es debido al equipo de ingenieros que diseñaron la tecnología, el cual poco tuvieron en cuenta el colectivo trans y los cuerpos no normativos. La tecnología es política, y la mayoría de sistemas basados en IA reproducen desigualdades estructurales, pues están dominados por una mayoría masculina, blanca, cisgénero y capacitista.

Estas desigualdades, o sesgos, seguirán repitiéndose mientras se sigan omitiendo otras realidades y no se cuestione al servicio de quién están.

El gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado esta misma semana la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. En un acto retransmitido por el canal de Moncloa, el presidente anunció la inyección de 600 millones de euros, entre el periodo 2021-2023, repartidos en 6 ejes estratégicos. Durante todo el evento se dió mucho énfasis a la relación entre IA y el mundo corporativo: “España como nación emprendedora”, “emprendimiento digital”, “desarrollo de métricas de éxito que conecten universidades con el sector privado”. Y este hecho se ve reflejado en el reparto del pastel: de los 600 millones, 400 serán destinados a los ejes de investigación y tejido empresarial. Tan solo 8 millones serán destinados establecer un marco ético y normativo que refuerce derechos y libertades, el cual debería convertirse en un eje vertebral. A pesar de esta inyección de financiación, ¿cómo podemos pensar en implementar una estrategia nacional de IA, si aún tenemos que reducir la brecha digital y asentar las bases de la digitalización? Por ejemplo, el sistema de cita previa online del SEPE ha colapsado varias veces este año debido a la cantidad de personas en ERTE entrando al sistema. La página web de la Generalitat también colapsó hace unas semanas, después de anunciar la ayuda de 2000 euros para autónomos con bajos ingresos. En cuanto a la brecha digital, parte de la España vaciada sigue aún sin conexión a Internet y aún existen barrios de ciudades como Granada con cortes de luz.

A pesar de esta inyección de financiación, ¿cómo podemos pensar en implementar una estrategia nacional de IA, si aún tenemos que reducir la brecha digital y asentar las bases de la digitalización?

A puertas de empezar el nuevo año 2021, y lejos de ver el fin de esta pandemia, gobiernos, corporaciones y universidades seguirán anunciando a bombo y platillo tecnologías basadas en IA para combatir la COVID-19, y así inyectar un poco de optimismo en los ya desgastados ánimos de la población. Esto lo podemos ver claramente en el documento de la Estrategia Nacional que comentábamos anteriormente. En el Apéndice 2, el gobierno analiza el papel de la IA en esta pandemia de la siguiente forma:

La Inteligencia Artificial está jugando un importante papel en la respuesta a la crisis. Se está aplicando para poner a punto nuevos tratamientos y vacunas, para analizar diversas versiones del genoma del virus y caracterizar la respuesta del sistema inmunitario […] Se han desarrollado múltiples apps para teléfonos inteligentes que puedan servir para minimizar el contacto humano, apoyar el autodiagnóstico y detectar exposiciones con riesgo de contacto”.

Puede que algunas de ellas lleguen a implementarse y realmente supongan un avance científico y tecnológico. De hecho, la misma empresa de AlphaGo, DeepMind, presentó recientemente un modelo basado en IA capaz de predecir la estructuras proteicas con gran precisión. Esto podría ayudar a entender mejor el comportamiento de estas moléculas y desarrollar nuevos medicamentos. No obstante, DeepMind aún no ha publicado su código, y es que pocos estudios realizados por estas empresas privadas comparten la información para que otras investigadoras puedan replicar y validar los experimentos. Además, también tendremos que poner en cuestión el consumo energético que ello supondrá, pues como en el caso del algoritmo GPT-3, el modelo fue entrenado con procesadores de alto impacto medioambiental.

No obstante, la gran mayoría de ellas se quedarán en el tintero, como el chatbot del Gobierno de Aragón, y habrán supuesto otra inyección de dinero público a fondo perdido. Para evitarlo, tenemos que empezar a construir una masa social crítica que sepa discernir entre mito y realidad. Construir equipos diversos que se nieguen a diseñar cortinas de humo, con una moralidad sólida. Democratizar la IA. Crear un cuerpo independiente que audite algoritmos. Acompañar a personas afectadas por sistemas automáticos con herramientas legales para denunciar discriminaciones y vulneraciones. Cuestionar aplicaciones que supongan un enorme gasto energético. Acortar la brecha digital. Si esto no sucede en un futuro cercano, todo habrá servido para mantenernos entretenidas, mientras la élite siga recortando en derechos e inversión pública, a la misma vez que invirtiendo en cortinas de humo tecnológicas de aire emprendedor. La IA ha venido para quedarse, y la mayoría de sus aplicaciones estarán dirigidas a servir a dichas élites, saltándose el cumplimiento de los derechos humanos y la justicia social.

Lo estamos ya viviendo con los sistemas desarrollados en fronteras europeas y en campos de refugiados. Lo hemos vivido también con el reciente despido de Timnit Gebru, referente mundial en ética y IA, Google la ha despachado por cuestionar el consumo energético y las implicaciones éticas de una de sus herramientas.

Muchas maldecirán la IA y sus algoritmos, pero pocas verán que los verdaderos responsables son los de siempre. Bienvenidas al futuro que no nos espera.

La paradoja de Jevons. Un blog sobre ciencia y poder.
Ana Valdivia – Investigadora en King’s College London (Security Flows Project)

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/paradoja-jevons-ciencia-poder/sobre-el-mito-de-la-inteligencia-artificial-y-el-futuro-que-no-vendra

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Pilas: la inteligencia artificial acabará con esta lista de profesiones. Mundo

Mundo/29-11-2020/Autor(a) y Fuente: www.publimetro.co

Si usted estudió alguna de estas carreras, es mejor que vaya pensando en otra posibilidad. La inteligencia artificial acabará con esta lista de profesiones.

Un estudio revelado por El Tiempo muestra que en un futuro cercano algunos algunos campos laborales dejarán de existir.

Esto será debido al avance en la tecnología, la automatización y la implementación de robots.

Inteligencia artificial acabará con esta lista de profesiones

La investigación la realizó el metabuscador de empleo Jobatus y en esta descubrió cinco trabajos que desaparecerán.

Por lo que, si usted ejerce uno de estos oficios, piense de qué forma puede cambiarlo o mejorarlo.

Estos son:

Fotógrafos de bancos de imágenes:

Según el estudio, la inteligencia artificial ya puede proveer (en un menor tiempo) la fotografía que se desee.

Así que, los bancos de imágenes pasarán a un segundo plano y, con esto, sus fotógrafos.

Conductores de vehículos:

Si creía que esta era una labor que solo podían hacer los humanos, la tecnología nos ha demostrado que no.

Ahora los carros autónomos son una realidad y en un corto plazo será cada vez más común que no se necesite a una persona al volante. «Más aún con el desarrollo de las redes 5G, que dan un mayor soporte a esta tecnología», se lee en El Tiempo.

Periodistas:

Sí, nuestra profesión es una de las que desaparecerá dentro de poco. Esto se debe al desarrollo del machine learning, por medio de la inteligencia artificial.

Ahora con solo un titular y varios datos claves una máquina puede redactar el resto del hecho noticioso. ¡Y sin errores!

Para la fortuna del gremio, la inteligencia artificial aún no puede realizar investigaciones periodísticas ni hacer reportería.

Técnico de diagnóstico por imagen:

Una máquina ya podría estudiar una imagen, fotografías o exámenes, por lo que un técnico que se dedique a este trabajo no sería necesario.

Diseñadores web:

Varios portales de internet nos han demostrado que la inteligencia artificial permitirá crear todo un diseño web desde cero.

Fuente e Imagen: https://www.publimetro.co/co/noticias/2020/11/27/la-inteligencia-artificial-acabara-con-esta-lista-de-profesiones.html

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La era de los algoritmos: ¿Qué son y cómo impactan nuestro día a día?

Por:

Los algoritmos están presentes en nuestro día a día pero, ¿sabemos qué son y cómo funcionan?

La era actual podría llamarse «la era de los algoritmos» porque gobiernan, para bien o para mal, gran parte del mundo. El aprendizaje automático se está convirtiendo rápidamente en parte de todo lo que nos rodea, mejorando muchos productos existentes y permitiendo que se creen nuevos productos y servicios. Es el oxígeno para la generación emergente de tecnología.

Un algoritmo es una secuencia de instrucciones para solucionar un problema de manera automática. Es finito y ejecuta las instrucciones de manera sistemática. Justo debido eso, los algoritmos se han vuelto parte clave del avance tecnológico. El algoritmo tiene una entrada de la instrucción y la salida. Y si se juntan estas instrucciones con inteligencia artificial, las máquinas adquieren la habilidad de aprender y mejorar los algoritmos.

Es una tecnología que se utiliza todos los días en diversos sectores y actividades, desde detectar enfermedades, controlar vuelos o las cuentas bancarias hasta qué publicaciones mostrar en las redes sociales. Debido a su impacto en diversas áreas de nuestras vidas es esencial preguntarse, ¿cómo funcionan? ¿Qué criterios utilizan?

Criterios de los algoritmos: entre el bien y el mal

En la era de los algoritmos, una de las preguntas más recurrentes es: ¿cómo codifican lo que está bien y lo que está mal? Para esto, se necesita influenciar la inteligencia artificial (IA). Un ejemplo es el modelo de IA de imágenes de Google, donde se entrena al algoritmo a identificar fotos. En más detalle, para que el buscador encuentre fotos de perros, por ejemplo, el algoritmo tuvo que ser expuesto a distintas imágenes para aprender de las formas y patrones que se repiten. Tras analizar suficientes, el algoritmo ya sabrá reconocer los patrones que definen lo que es un perro y podrá identificarlo en cualquier otro escenario.

Sin embargo, este proceso de aprendizaje de una inteligencia artificial puede tener resultados y aplicaciones negativas, como el caso de Amazon que utilizó algoritmos para descartar candidatos basándose en los currículums de personal que contrataron en los últimos 10 años. El problema fue que muchas de las personas contratadas fueron hombres, ya que es una industria dominada por ese género. De manera que la inteligencia artificial utilizada para este fin, observó este patrón y terminó aprendiendo que las mujeres “no son buenas candidatas”. Si bien este caso muestra cómo los algoritmos pueden incrementar los sesgos y la discriminación, también sirven para identificar estos mismos prejuicios y sesgos en la sociedad. Por ejemplo, si buscas “estudiante” en Google, los resultados de la búsqueda de imágenes muestra, en su mayoría, caras de personas blancas.

Uso de algoritmos en la evaluación del aprendizaje

La educación tampoco se salva de los algoritmos. Con la pandemia, millones de estudiantes y personal docente se tuvieron que confinar a sus hogares y continuar con las clases en línea independientemente de si tenían la infraestructura adecuada o el conocimiento adecuado para adaptarse al nuevo formato.

Entre los mayores retos de esta modalidad en línea se encuentra la evaluación, por lo que muchos recurrieron al uso de los algoritmos para solucionarlo, como fue el caso de Inglaterra. La Oficina de Regulación de Calificaciones y Exámenes en Inglaterra (Ofqual por sus siglas en inglés) creó un algoritmo para estandarizar las calificaciones para evitar que se inflaran. Esto resultó en un 39 % de estudiantes con notas más bajas, desatando protestas masivas en todo el país para que se revisara el proceso.

Y este no fue el único problema que enfrentó el país ya que tuvo un problema similar para revisar las cualificaciones de nivel avanzado en los que se basan las universidades para admitir a los estudiantes de nuevo ingreso. Estas valoraciones se realizan al final del año y definen si los alumnos entran a la universidad o no. Nuevamente el algoritmo bajó los resultados de muchos estudiantes, haciendo que algunos se quedarán sin acceso a la universidad. En ambos casos, el gobierno canceló los resultados optando por resultados basados en sus exámenes simulados y evaluaciones de maestros. También permitieron que los estudiantes presentaran sus exámenes más adelante en el año.

Lo opuesto pasó en Estados Unidos donde varios alumnos descubrieron que la inteligencia artificial de la plataforma Edgenuity tenía preferencia por ciertas palabras. Al poco tiempo, comenzaron a usar estas palabras en todas sus respuestas y la máquina asumía que cubrían todo el tema y les daba la puntuación máxima.

El problema es que un algoritmo que estandariza o asigna calificaciones no toma en cuenta muchos aspectos importantes de las habilidades de un estudiante, se enfocan más en saber si memorizaron la información, sin comprender si la entendieron o la asimilaron. Aún así, aunque hay un largo camino por recorrer para que estos algoritmos puedan evaluar efectivamente pruebas y exámenes, el uso de esta tecnología, bien enfocada, puede utilizarse en beneficio de la educación. Un ejemplo de ello es el caso de Japón.

¿Cómo usan los algoritmos y la inteligencia artificial en Japón?

La compañía IBM junto con el Consorcio para la renovación de la educación del futuro (CoREF por sus siglas en inglés), buscan transformar el sistema educativo de Japón. Ellos creen que las ciencias cognitivas y el aprendizaje activo y colaborativo mejoran drásticamente la educación.

Ambas compañías desarrollaron el método del rompecabezas constructivo del conocimiento que se trata de dividir a los alumnos en pequeños grupos y ponerlos a considerar múltiples ángulos de un tema. En lugar de tener un plan de estudios estático, el docente debe diseñar lecciones enfocadas en cada estudiante, así como monitorear y proporcionar retroalimentación sobre su actividad y colaborar con otros maestros para continuar mejorando.

Para ser capaces de monitorear efectivamente las interacciones de sus alumnos, IBM desarrolló “Watson discurso a texto” que monitorea la calidad de las pláticas de los estudiantes, mejorando la planificación y retroalimentación del método. Los maestros le enseñan a Watson palabras clave que esperan que surjan durante el ejercicio para poder evaluar qué tanto entendieron los alumnos. Además, Watson registra y transcribe las discusiones de los estudiantes, buscando palabras clave esperadas para que los docentes las revisen más adelante y poder mejorar el algoritmo de la máquina. El propósito de IBM y CoREF es fortalecer la capacidad de independencia y colaboración. Su argumento es que al utilizar algoritmos e inteligencia artificial harán que los docentes se enfoquen más en inspirar creatividad y amor al aprendizaje que memorizar datos para pasar un examen.

Japón también invirtió 227,000 dólares en una prueba piloto para mejorar las habilidades de inglés en 500 aulas. El país obliga a todos los estudiantes de primaria y entre los 12 a 15 años a aprender este idioma pero, debido a la demanda, es complicado encontrar profesores calificados para esa materia. Es por eso que el gobierno decidió integrar robots programados con algoritmos e inteligencia artificial para ayudar a verificar la pronunciación del inglés de cada alumno.

En esta época donde los avances tecnológicos aumentan de manera acelerada, los algoritmos se han convertido en la base de muchas de estas innovaciones. Aunque aún existe un gran desconocimiento en el área de tecnología entre las diferencias entre Inteligencia Artificial, Machine Learning y Deep Learning, en todas están presentes los algoritmos. Estos son los conjuntos de instrucciones que los guían para cumplir sus funciones y es lo que les ayuda a aprender.

Es por eso que se escucha tanto hablar de algoritmos, porque impactan el día a día de todas las personas. Es necesario educar a los alumnos a que comprendan qué son y cómo funcionan para que logren comprender hacia dónde se mueve la tecnología y así poder enfrentar los retos de entrar al mundo laboral rodeado de tecnología. Además, conocer en qué áreas de nuestras vidas se utilizan y sus implicaciones, es parte esencial de nuestra alfabetización digital.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/la-era-de-los-algoritmos

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A la Inteligencia Artificial le falta sentido común

Aunque se han registrado notables avances en cuanto al procesamiento del lenguaje natural, los dispositivos de Inteligencia Artificial no disponen aún del sentido común necesario para comprender la comunicación humana.

Los robots y otros dispositivos que trabajan en base a los desarrollos de la Inteligencia Artificial han progresado considerablemente en los últimos años en cuanto al procesamiento del lenguaje, pero carecen de una habilidad básica para desenvolverse de manera solvente al comunicarse con el ser humano: sentido común.

De acuerdo a los resultados de una investigación realizada por científicos de la Universidad del Sur de California, en Estados Unidos, las máquinas generan oraciones sin sentido y no conectan con la vida humana cotidiana.

Existen generadores de textos por máquina que se sustentan en desarrollos de Inteligencia Artificial para crear piezas textuales con coherencia y lógica, pero más allá de estos avances la realidad es que los dispositivos robóticos no entienden en profundidad aquello que leen o redactan.

Obtienen su habilidad de la repetición de patrones que han adquirido en sesiones de entrenamiento o a través de técnicas de aprendizaje profundo, pero les falta algo básico: el sentido común que otorga el conocimiento de la realidad cotidiana.

Perros que lanzan frisbees

Según un comunicado, los investigadores estadounidenses han comprobado mediante diferentes experimentos que las máquinas reconocen las palabras y las agrupan lógicamente, pero fallan cuando debe aplicarse el sentido común. Por ejemplo, al proponerles que construyan una oración a partir de las palabras «perro, frisbee, lanzar, atrapar», una de las respuestas fue la frase: «Dos perros se lanzan frisbees».

Aunque la misma tiene lógica en función de la combinación de los vocablos aportados y en cuanto a la sintaxis, no dispone de sentido común: las máquinas no saben que los perros no pueden lanzarse frisbees entre ellos. Esto deja en claro que los dispositivos necesitan adquirir el conocimiento intuitivo de la vida humana cotidiana para poder llegar a comunicarse de una forma convincente y natural.

Los bebés y los niños desarrollan sus habilidades comunicacionales a partir de la capacidad de componer oraciones utilizando conceptos comunes, que reconocen en el entorno que los rodea.

De esta forma, un niño sabe que los perros no pueden lanzarse frisbees porque lo ha experimentado en su vida diaria, al entrar en contacto con sus propias mascotas, mediante la observación directa o porque sus padres se lo han remarcado. ¿Podrían las máquinas y los dispositivos de Inteligencia Artificial adquirir esta capacidad en algún momento?

Sin sentido común

Los expertos de la Universidad del Sur de California quisieron comprobarlo, o como mínimo determinar el estado actual de estos sistemas y conocer cuánto camino les queda por recorrer. Desarrollaron un sistema artificial de generación de textos denominado CommonGen, y lo probaron en diferentes circunstancias.

Los especialistas explicaron que su sistema se puede utilizar como punto de referencia para probar el sentido común generativo de las máquinas. Los investigadores presentaron un conjunto de datos con 35.141 conceptos, asociados mediante 77.449 oraciones.

Los resultados indicaron que incluso el modelo de mejor rendimiento alcanzó solamente una tasa de precisión del 31,6%, frente al 63,5% alcanzado por los seres humanos bajo las mismas condiciones.

Errores tontos

De acuerdo a Bill Yuchen Lin, uno de los especialistas responsables de la investigación, “fue sorprendente comprobar que las máquinas no pudieran recordar un simple conocimiento basado en el sentido común, el cual indica que un humano lanzando un frisbee debería ser mucho más razonable que un perro haciéndolo. Y esto a pesar de haber sido entrenadas al respecto”, explicó.

“Descubrimos que incluso el modelo más sólido y efectivo, después de entrenar con un gran conjunto de datos y en base a técnicas de aprendizaje profundo de vanguardia, aún puede cometer errores tontos”, agregó.

Los científicos seguirán trabajando a futuro en nuevas técnicas de entrenamiento, buscando descubrir finalmente si el límite de la Inteligencia Artificial es el sencillo y cotidiano sentido común humano.

Referencia

CommonGen: A Constrained Text Generation Challenge for Generative Commonsense Reasoning. Bill Yuchen Lin, Wangchunshu Zhou, Ming Shen, Pei Zhou, Chandra Bhagavatula, Yejin Choi and Xiang Ren. arXiv (2020).

Imagen de portada:

A pesar de los avances en el procesamiento del lenguaje en los sistemas de Inteligencia Artificial, las máquinas siguen produciendo oraciones sin sentido común como: “Dos perros se lanzan frisbees el uno al otro”. Ilustración: Adriana Sánchez.

Video y podcast: editados por Pablo Javier Piacente en base a elementos y fuentes libres de derechos de autor.

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/a-la-inteligencia-artificial-le-falta-sentido-comun.html

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«Sin políticas públicas, las personas serían tragadas por un destino atroz»

«Los mantras del neoliberalismo fueron destrozados. ¿Sirvió para algo el lema de Wall Street “la codicia es buena”? Nadie come computadoras, ni se alimenta de los algoritmos de la inteligencia artificial»

 

«Todo el mundo habla de la medicina, de la técnica, de los insumos y especialmente de la búsqueda ansiosa de una vacuna contra la Covid-19. Pocos hablan de la naturaleza»

 

La irrupción de la Covid-19, alcanzando a todo el planeta y matando a más de un millón de vidas sin poder ser veladas ni recibir el cariño último de sus familiares, además de infectar a otros muchos millones de personas, plantea la inquietante pregunta: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Por qué todo este sufrimiento? ¿Qué nos quiere decir la naturaleza con este virus invisible que ha puesto de rodillas a todas las potencias militares, haciendo ineficaces sus armas de destrucción masiva? La Covid-19 cayó como un meteoro sobre el sistema del capital y el neoliberalismo. Sus mantras fueron destrozados. ¿Sirvió para algo el lema de Wall Street “la codicia es buena”? Nadie come computadoras, ni se alimenta de los algoritmos de la inteligencia artificial.

¿Cuáles eran los dogmas de la fe capitalista y neoliberal?: Lo esencial es el lucro, en el menor tiempo posible, la competencia feroz, la acumulación individual o corporativa, el saqueo cruel de los recursos de la naturaleza, dejando las externalidades por cuenta del estado, la indiferencia ante la tasa de iniquidad social y ambiental, la postulación de un Estado mínimo para escapar de las leyes limitantes y poder acumular más libremente.

Si hubiésemos seguido estos mantras, el exterminio de vidas humanas habría sido incalculable. Sin políticas públicas, las personas serían tragadas por un destino atroz.¿Qué nos ha salvado? Aquellos valores y actitudes ausentes en el sistema del capital y el neoliberalismo: darnos cuenta de que no somos “dioses” sino totalmente vulnerables y mortales, expuestos a lo imprevisible. Lo que cuenta no es el lucro sino la vida; no es la competencia sino la solidaridad; no es el individualismo sino la cooperación entre todos; no el asalto a los bienes y servicios de la naturaleza sino su cuidado y protección; no un estado mínimo, sino el estado suficientemente pertrechado para atender las demandas urgentes de la población. Dicho directamente: ¿qué vale más, la vida o el lucro? ¿La naturaleza o su expoliación desenfrenada?

Destrucción

Destrucción Agencias

Responder a estas preguntas inaplazables es interrogarse sobre el sentido o el absurdo de nuestra vida, personal y colectiva. El aislamiento social es una especie de retiro existencial que la situación nos ha impuesto. Se crea la oportunidad de hacer estas preguntas ineludibles. Nada es fortuito en este mundo. Todo guarda una lección o un sentido secreto que debe ser revelado, por más desconcertante que sea la realidad. Lo que no podemos permitir es que este sufrimiento colectivo sea en vano. Funciona como un crisol que purifica el oro, que acrisola nuestra mente, y pone en jaque ciertos hábitos para ser revisados y otros nuevos para ser incorporados, especialmente en lo que se refiere a nuestra relación con la naturaleza y el tipo de sociedad que queremos, menos perversa y más solidaria.

Todo el mundo habla de la medicina, de la técnica, de los insumos y especialmente de la búsqueda ansiosa de una vacuna contra la Covid-19. Pocos hablan de la naturaleza. Pero es necesario considerar el contexto del brote del coronavirus. No está aislado. Vino de la naturaleza que durante siglos fue saqueada irresponsablemente por el proceso industrial del capitalismo y también del socialismo, en la falsa suposición de que la Tierra tendría recursos infinitos. Hemos deforestado despiadadamente y destruido así los hábitats de miles de virus que viven en los animales e incluso en las plantas. Al perder su “morada natural”, buscan en nosotros un sitio para sobrevivir. Así hemos conocido una amplia gama de virus como el zica, el chikungunya, el ébola, las series derivadas del SARS, como el de la Covid-19 entre otros.

Ébola en el Congo

Ébola en el Congo Agencias

Se trata de un contraataque de la naturaleza o de la Madre Tierra contra la humanidad, con el que quiere darnos una severa advertencia: “detengan la agresión despiadada, que destruye las bases físico-químicas-ecológicas que sostienen vuestra vida; de lo contrario podríamos enviarles virus mucho más letales que podrían diezmar a miles de millones de ustedes, de la especie humana, y afectar gravemente a la biosfera, ese fino manto un poco mayor que el filo de una navaja que garantiza la continuidad de la vida”.

¿Prevalecerán estas advertencias vitales o el afán de acumular y asegurar intereses materiales? ¿Tendremos suficiente sabiduría para responder a la alternativa que el Ser que hace ser a todos los seres nos presenta?: “Te propongo la vida y la muerte, la bendición y la maldición; elige la vida para que puedas vivir con tu descendencia” (Dt 30:19). Portadores de una fe en un Dios “apasionado amante de la vida” (Sab 11,26) apostamos todavía por un sentido de la historia y de la vida. Ellas escribirán la última página de la saga humana, construida con tanto esfuerzo en este planeta.

Esto sin embargo no debe desviar nuestra mirada de lo que está ocurriendo en el escenario mundial y específicamente en el brasilero, donde un jefe de estado negacionista no tiene como proyecto cuidar de su pueblo y de nuestra exuberante naturaleza. Con desprecio e ironía se comporta como Nerón que presenciaba como Roma ardía tocando la cítara.

Foto del Pantanal, asolado por el fuego, que se ha viralizado en redes sociales

Foto del Pantanal, asolado por el fuego, que se ha viralizado en redes sociales AILTON LARA / BBC News Brasil

A pesar de todo esto, nuestra esperanza no muere. Como afirma la Fratelli tutti del Papa Francisco: “La esperanza nos habla de una realidad enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en los que vive” (Nº 55). Aquí resuena el principio esperanza, que es más que una virtud, es un principio, un motor interior que proyecta nuevos sueños y visiones, tan bien formulados por el filósofo alemán Ernst Bloch en El principio esperanza. Esta esperanza nos recuperará el sentido de vivir en este pequeño y amado planeta Tierra.

Aunque somos seres contradictorios, hechos simultáneamente de luz y de sombras, creemos que la luz triunfará. Muchos bioantropólogos y neurocientíficos nos confirman que somos por esencia seres de bondad y de cooperación. Prevalece una bondad fundamental en la vida.

El hombre común, que conforma la gran mayoría, se levanta, gasta un tiempo precioso en los autobuses, va al trabajo, a menudo duro y mal pagado, lucha por su familia, se preocupa por la educación de sus hijos, sueña con un país mejor. Sorprendentemente, es capaz de hacer gestos generosos, ayudar a un vecino más pobre que él y, en casos extremos, arriesgar su vida para salvar a una niña inocente amenazada de violación. En él está actuando el principio esperanza.

En este contexto, no me resisto a citar los sentimientos de uno de nuestros más grandes escritores modernos, Erico Veríssimo, en su famoso “Contempla los lirios del campo”.

Francisco y las periferias

Francisco y las periferias

Si en ese momento un habitante de Marte cayera a la tierra, se asombraría al ver que en un día tan hermoso y suave, con un sol tan dorado, la mayoría de los hombres estaban en oficinas, talleres, fábricas… Y si le preguntase a alguno de ellos: ‘Hombre, ¿por qué trabajas tan furiosamente durante todas las horas de sol?’ – escucharía esta singular respuesta: ‘Para ganarme la vida’. Y sin embargo, la vida allí se ofrecía a sí misma, en una milagrosa gratuidad. Los hombres vivían tan ofuscados por los deseos ambiciosos que ni siquiera se daban cuenta. Ni con todas las conquistas de la inteligencia habían descubierto una manera de trabajar menos y vivir más. Se agitaban en la tierra y no se conocían, no se amaban como debían. La competencia los convirtió en enemigos. Y hacía muchos siglos, habían crucificado a un profeta que se había esforzado por mostrarles que eran hermanos, sólo y siempre hermanos. (Ver Lírios do Campo, Civilização Brasileira, Rio de Janeiro 1973. p. 292).

La irrupción de la Covid-19 reveló estas virtudes, presentes en los humanos pero especialmente en los pobres y las periferias, porque se refugiaron allí, ya que la cultura del capital reina en las ciudades, con su individualismo y falta de sensibilidad ante el dolor y el sufrimiento de las grandes mayorías de la población. ¿Qué se esconde detrás de estos gestos diarios de solidaridad? Se esconde el principio esperanza y la confianza de que, a pesar de todo, vale la pena vivir porque la vida, en su profundidad, es buena y fue hecha para ser llevada con coraje que produce autoestima y sentido de valor.

Fratelli tutti

Fratelli tutti

Hay aquí una sacralidad que no viene bajo el signo de lo religioso sino bajo la perspectiva de lo ético, del vivir correctamente y del hacer lo que debe ser hecho. El reconocido sociólogo austríaco-norteamericano Peter Berger, ya fallecido, escribió un libro brillante, relativizando la tesis de Max Weber sobre la total secularización de la vida moderna con el título: Un rumor de ángeles: la sociedad moderna y el redescubrimiento de lo sobrenatural (Voces 1973/2013). Allí describe numerosos signos (los llama “rumor de ángeles”) que muestran lo sagrado de la vida y el significado secreto que siempre tiene, a pesar de todo el caos y las contradicciones históricas.

Voy a dar, siguiendo a Peter Berger, sólo un ejemplo banal, conocido por todas las madres que cuidan a sus hijos por la noche. Uno de ellos se despierta asustado. Tiene una pesadilla, se da cuenta de la oscuridad, se siente solo y se deja llevar por el miedo. Grita llamando a su madre. Esta se levanta, toma al niño en su regazo y en un gesto primordial de magna madre le acaricia y le da besos, le dice cosas dulces y le susurra: “Hijito, no tengas miedo; mamá está aquí. Todo está bien, no pasa nada, querido”. El niño deja de sollozar. Recupera su confianza y poco después se duerme, tranquilo y reconciliado con la oscuridad.

Esta escena común esconde algo radical que se manifiesta en la pregunta: ¿no está la madre engañando al niño? El mundo no está en orden, no todo está bien. Y sin embargo estamos seguros de que la madre no engaña a su hijo. Sus gestos y sus palabras revelan que, a pesar del desorden imperante, reina un orden profundo y secreto.

Así que creemos que los tiempos de la Covid-19, tan dramáticos, pasarán. Esperamos, y cómo esperamos, que por debajo y dentro de ellos se va fortaleciendo un orden escondido que irrumpirá cuando todo pase. De esta manera, la sociedad y toda la humanidad podrán caminar hacia un sentido mayor, cuyo diseño final se nos escapa. Pero siempre hemos intuido que existe y que será bueno. Él será quien escriba la última página con un final feliz. Como escribió el filósofo del Principio Esperanza, Ernst Bloch, verificaremos que el verdadero génesis no fue al principio de las cosas sino al final. Sólo entonces será verdad: “Dios vio todo lo que había hecho y le pareció muy bueno” (Gen 1:31).

Traducción de Mª José Gavito Milano

"Maternidad", Pablo Picasso

«Maternidad», Pablo Picasso

Fuente: https://www.religiondigital.org/leonardo_boff-_la_fuerza_de_los_pequenos/Leonardo-Boff-politicas-publicas-personas_7_2287941186.html

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