Hacer una pausa

Hacer una pausa

Teresa Galicia

Ya han transcurrido más de tres semanas del inicio del ciclo escolar y habría que detenerse un poco y reflexionar en que tanto este modelo híbrido (como se le denomina oficialmente), está logrando los objetivos de aprendizaje propuestos en la gran diversidad de escuelas y de contextos que existen en nuestro país.

El modelo no es nuevo, ya que especialmente en Universidades y escuelas privadas ya habían empezado a utilizarlo, combinando la presencialidad con clases en línea bajo un esquema flexible promoviendo el aprendizaje autónomo entre los estudiantes.

Esta propuesta va más allá del uso de las TIC, puesto que aunque implica la utilización de ciertos recursos y herramientas que brinda el acceso a Internet, también ofrece la posibilidad de una experiencia más personalizada de acuerdo a las necesidades de los estudiantes, puesto que otorga la libertad para qué decidan, cuándo y dónde estudiar, ya que sus opciones lo permiten: a distancia, presenciales o mixtas, además de que el currículo y las actividades de aprendizaje se adecuan tomando en cuenta lo que necesita cada alumno.

Ahora se dice que México tomó la opción de la educación híbrida, sin embargo, haciendo un alto y profundizando en lo que realmente sucede en los espacios educativos escolarizados, en la mayoría de ellos, especialmente en lo que comprende la educación obligatoria pública, se siguen realizando prácticas relacionadas con lo que se ha denominado como “Enseñanza remota de emergencia”ERE (Berruecos, 2020), ahora combinada con la asistencia a la escuela de algunos alumnos.

El principal reto sigue siendo el diseño y desarrollo de los ambientes híbridos, ya que se trata de una modalidad educativa con características particulares, que bien entendida, puede llevar al mejor aprovechamiento de las posibilidades tanto presenciales como virtuales, pero que ante la realidad compleja que se presenta en nuestro sistema escolarizado, pareciera ser una buena propuesta que enfrenta el reto de las desigualdades sociales y brechas digitales presentes en los diversos contextos.

Sin duda, con una implementación adecuada, permitiría la flexibilización de la oferta educativa por su característica de expansión de los tiempos y espacios. Híbrido significa que los encuentros presenciales y virtuales, permitirían la integración rutinaria de espacios en donde las actividades educativas se desarrollarían a través de secuencias de instrucción, que se integran entre espacios presenciales, virtuales y autónomos, la posibilidad en tiempos sincrónicos y asincrónicos, así como la de incluir experiencias previas y escenarios de práctica de los estudiantes en el ambiente de aprendizaje.

La interacción y la comunicación también son básicas en este modelo por los encuentros que promueve, ya que, tanto en los momentos presenciales como virtuales, se prevén diversos tipos de interacción entre estudiantes con estudiantes y de estudiantes con el profesor, además del uso entrelazado de la presencia con la no presencia en las aulas.

Si en la puesta en práctica se adoptan ambientes presenciales con ocasionales elementos virtuales de apoyo o como ambientes virtuales con algunos encuentros presenciales, se reducen las posibilidades de esta modalidad, además de que los profesores requieren, como lo he escrito en otras colaboraciones, de formación y acompañamiento docente para poder implementarlo en las diversas realidades educativas ya que su concreción y mejor aprovechamiento necesitan de un diseño y desarrollo deliberado y planeado integrando los espacios y tiempos de aprendizaje presenciales, virtuales y autónomos.

Las experiencias de los maestros y maestras en este escenario son necesarias para conocer las prácticas que están realizando para la concreción de este modelo. En estos días estaré compartiendo mis experiencias con personal educativo de escuelas públicas de Educación Básica de todos los niveles y modalidades de Oaxaca, a invitación del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca dentro del seminario “La práctica docente en el modelo de educación híbrida”.

Insisto en que toda implementación, requiere de seguimiento y monitoreo, que no esté basado en cuántos estudiantes asisten y cuántos no o en cuántas escuelas abrieron sus puertas y cuántas no; se requiere saber que está pasando con el proceso de enseñanza y de aprendizaje y las prácticas docentes que se está llevando. Aproximarse a la diversidad de realidades permitiría, si es necesario, redireccionar el camino. ¿Acaso no es tiempo de hacer una pausa?

Referencias

Berruecos, A. (2020) https://ibero.mx/prensa/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-educacion-distancia-hibrida

Osorio, L. (2008) “Ambientes híbridos de aprendizaje: elementos para su diseño e implementación” https://tinyurl.com/k72f2zxs

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/hacer-una-pausa/

 

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Educación ‘online’ frente a presencial: no hay lugar como la escuela para aprender

Educación ‘online’ frente a presencial: no hay lugar como la escuela para aprender

La exigencia educativa choca muchas veces con las numerosas brechas digitales que existen. A la vez que la convivencia promueve enseñanzas y aprendizajes valiosos para nuestras vidas.

Por Pedro M. Sasia, Universidad De Deusto Y Galo Bilbao Alberdi, Universidad De Deusto

De entre los ángulos de análisis que nos ofrecen estos tiempos de pandemia, es necesario detenerse en uno que, para quienes nos dedicamos al mundo de la educación, ofrece sus propios matices. De forma súbita, en medio del curso académico, hemos tenido que cambiar la manera de relacionarnos con nuestro alumnado, con nuestros compañeros y compañeras y con la organización a la que pertenecemos, pasando a ejercer como “teledocentes” a tiempo completo.

Todo esto ocurre en el marco de una escalada competitiva en la que está sumida ya desde hace tiempo la inmensa industria del conocimiento. Una industria que convierte en prioridad la diversificación de la oferta de productos formativos en formato online. La tendencia está ahí: la impulsa el mercado (muy especialmente los productores de contenidos y aplicaciones), la asumen las instituciones educativas, la apoyan los gobiernos y la demanda un determinado perfil de cliente-alumno.

Lo mejor y lo peor de la tecnología educativa

Las posibilidades que ofrecen las plataformas digitales pueden ser excelentes ayudas en determinadas situaciones. En las circunstancias actuales, están haciendo posible que mantengamos la actividad docente con los centros educativos cerrados, obrando el milagro de la “presencialidad remota”. Y lo hacen en unas condiciones que el alumnado parece aceptar sin problemas al adaptarse con naturalidad a su condición de nativos digitales.

Sin embargo, considerando el evidente carácter siempre ambivalente de la tecnología, no podemos dejar de atender los aspectos negativos que comporta. Empezando por las condiciones materiales para desarrollar nuestra actividad, nos damos cuenta de que es necesario disponer en nuestros hogares de ciertos recursos (conocimientos, equipos, aplicaciones, ancho de banda…).

Esta exigencia choca muchas veces con las numerosas brechas digitales que existen incluso entre nosotros, casuales habitantes del llamado primer mundo.

La rapidez es contraria a la reflexión

En segundo lugar, comprobamos nuevamente cómo las características esenciales de muchas de las tecnologías empleadas –-como la rapidez o la inmediatez– en numerosas ocasiones se articulan muy problemáticamente con la reflexión, la corrección de la expresión, el rigor y la lentitud -–sí, la lentitud– necesarias en la tarea educativa.

Aprender necesita de un contexto

Un tercer aspecto surge al recordar que procesos tan propiamente humanos como la enseñanza-aprendizaje están necesariamente acompañados de un contexto, de unas circunstancias, de una infinidad de pequeños detalles de todo tipo. Elementos que solo existen en el espacio físico y que son los que dotan a este proceso de pleno sentido y significado, al contener una parte imprescindible del proceso de interacción y comunicación.

Existen otras consecuencias posibles, como las que derivan de los nuevos entornos digitales en muchos de nuestros derechos como la privacidad o la propiedad. Baste aquí al menos con subrayar una evidencia que en el terreno educativo tendemos a olvidar: lo virtual no puede nunca sustituir a lo real. Incluso sin entrar en la valoración sobre su mayor o menor calidad, al menos reconozcamos que es incomparable, que es otra cosa distinta y, por tanto, nunca lo sustituirá adecuadamente.

No todo tiene una solución tecnológica

Finalmente, recordemos que, más allá de discrepancias concretas, esta situación aporta un nuevo elemento aplicable a muchos otros aspectos del desarrollo humano. Es importante huir una vez más del “solucionismo tecnológico”. Del evidente peligro de suponer que los problemas sociales se pueden resolver con soluciones exclusivamente técnicas.

En estos días lo vemos con mucha claridad: hay elementos no directamente vinculados a la técnica que resultan imprescindibles, como la disposición personal, la responsabilidad profesional, la ética empresarial o la legitimidad política.

Ojalá podamos recuperar la sociabilidad perdida cuando las circunstancias así lo permitan. El espacio físico que nos rodea, la sensación de formar parte de un grupo, los juegos de miradas y gestos, las constantes interacciones humanas son oportunidad siempre de enseñanzas y aprendizajes valiosos para nuestras vidas. Todo ello, y mucho más, está en juego.

De todos nosotros, personas e instituciones llamadas a ejercer responsablemente nuestra labor docente, depende. Será tarea nuestra que, tras esta experiencia, se siga reivindicando la interacción directa, real, como el modo más adecuado, aunque costoso y exigente, de una relación educativa. Ojalá podamos repetir aquello de que no valoramos lo que tenemos hasta que lo hemos perdido. Y, ojalá también, podamos tener la oportunidad de recuperarlo.The Conversation

Pedro M. Sasia, Profesor investigador en ética organizacional, Universidad de Deusto y Galo Bilbao Alberdi, Profesor de Ética. Investigador del Centro de Ética Aplicada, Universidad de Deusto, Universidad  de Deusto.

Fuente de la Información: https://www.prensalibre.com/vida/salud-y-familia/educacion-online-frente-a-presencial-no-hay-lugar-como-la-escuela-para-aprender/

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