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Nicaragua: Entregan paquetes escolares en centros de Managua

Centroamérica /Nicaragua/ 20.01.2018 / Fuente:  www.radiolaprimerisima.com.

Los paquetes escolares para los centros educativos públicos ubicados en el Distrito I de Managua, fueron recibidos por las autoridades del Ministerio de Educación.

En los próximos días, en cada centro de enseñanza se llevará distribuirán los paquetes destinados a los estudiantes y docentes, de las modalidades de educación inicial, primaria y educación en el campo, explicó la delegada del Mined, profesora Aura Real.

El paquete incluye platos y vasos para que los niños de educación inicial puedan recibir la merienda escolar.

Los paquetes destinados a los estudiantes de primaria llevan cuadernos, marcadores, lápices, borrador y tajador, entre otros útiles.

Mientras tanto, el paquete para docentes incluye resmas de papel, engrapadora y todos los artículos que son empleados para preparar las clases.

La profesora Real también recordó que durante este año se impartirá desde el primer grado la materia de inglés.

“Nuestro Gobierno ha vivido preocupado por las familias de más bajos recursos económicos y a éstos va dirigido este programa, este material es para los niños y niñas que los padres de familia tienen alguna dificultad para comprarles el material escolar”, afirmó la delegada.

En ese distrito serán distribuidos mil paquetes para docentes y más de 8 mil para estudiantes.

Fuente de la noticia: http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/general/235752/entregan-paquetes-escolares-en-centros-de-manag

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Conoce la ambiciosa revolución educativa que lleva adelante Ecuador

Ecuador/15 de Enero de 2018/Mundo

Desde 2006, Ecuador viene implementando a gran escala el Bachillerato Internacional en colegios públicos, brindando de manera gratuita a los alumnos un exigente programa educativo que en instituciones privadas de todo el mundo pueden costar varios miles de dólares al año. Conoce todo al respecto de esta revolucionaria iniciativa.

¿Qué tienen en común 201 colegios públicos de Ecuador con el prestigioso Instituto Le Rosey de Suiza, donde se educaron miembros de las élites de toda Europa? Aunque a primera vista no haya muchas similaridades, en ambos casos se ofrece el mismo programa de enseñanza, el Bachillerato Internacional (BI).

Entre otras particularidades, el diploma que obtienen los estudiantes es reconocido por varios países del mundo sin necesidad de reválidas, debido a su metodología educativa de alta exigencia. El elevado nivel de aprendizaje ha llevado incluso a que algunas universidades en EEUU cuenten como créditos de pregrado ciertas asignaturas cursadas por los egresados del BI.

Ecuador decidió implementar en la educación pública este programa en 2006, como parte de un compromiso del Gobierno nacional por «la mejora de la calidad educativa» en el país, como un «elemento de transformación real» a través del conocimiento, explicó a Sputnik Xiomar Torres, subsecretaria de Fundamentos Educativos del Ministerio de Educación.

«Es una apuesta que ha hecho el Gobierno para mejorar la calidad, invertir en educación. Para nosotros es una apuesta importante, es una inversión alta, pero que nos beneficia, ya que nos implica mejorar la calidad de los grupos más vulnerables», dijo la funcionaria.

El programa del diploma del BI está en la oferta educativa de cientos de colegios privados de excelencia de todo el mundo, cuyos costos mensuales son cuantiosos. Sin la política pública del Gobierno ecuatoriano, la mayoría del alumnado de las unidades educativas que lo aplican en el país —7.822 estudiantes— «no hubiera podido acceder a esta propuesta», dijo Torres.

De acuerdo con el diario El Telégrafo, el proceso de acreditación al BI de cada colegio tiene un costo de alrededor de 54.000 dólares. Requiere además la capacitación de docentes a través de talleres.

Pero la inversión está rindiendo sus frutos. Torres citó los resultados de una investigación que realizó el ministerio junto con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) para conocer el impacto del BI en los logros de aprendizaje de los alumnos de las unidades en las que se aplica, que revelaron crecientes resultados positivos en lenguaje y matemáticas, incluso en aquellos que estudian en el mismo colegio el programa nacional ecuatoriano.

«Vimos que efectivamente hay un mayor nivel de aprendizaje y desarrollo. Lo más motivante que hoy nos impulsa a trabajar en el fortalecimiento del BI es que no solo vimos la mejora en los chicos [que cursan el programa], sino que se pudo evidenciar una mejora en la calidad del aprendizaje en toda la unidad educativa», dijo la subsecretaria de Fundamentos Educativos.

Para los alumnos, también requiere un esfuerzo mayor. El diploma tiene un fuerte énfasis en construir una mentalidad internacional y en fomentar el pensamiento crítico, a través de materias como Teoría del Conocimiento.

​Además, se debe completar un cupo de horas de Creatividad, Actividad y Servicio (CAS), que amplía el desarrollo educativo con trabajo de campo más allá de las cuatro paredes del aula. Finalmente, el proceso se concluye con exámenes internacionales estandarizados y una monografía corregida por un profesor externo acreditado. Por eso, incidió Torres, su aplicación es «vocacional».

«Tienen más horas de clase, un proceso de mucho trabajo en campo, mucho trabajo de investigación y de escritura. Involucra un compromiso no solo del estudiante sino también de su familia. Una vez que conocen la propuesta, a través de las unidades educativas buscamos orientarlos para que puedan cumplir con esta oferta más rigurosa y compleja», dijo la funcionaria.

 

Una vez egresados, los alumnos han obtenido becas tanto en las más prestigiosas universidades de Ecuador —por ejemplo, la de Investigación y Tecnología de Yachay— como fuera del país.

El BI consiste también para los docentes en un desafío, pues se necesita capacitarse en la metodología del BI. Esto requiere «mayor compromiso e involucramiento», pero el Estado ha hecho lo posible para garantizar la formación y el acompañamiento, así como la permanencia de los profesores en los colegios.

Con esto, Ecuador se pone en una situación de liderazgo. Existen otras propuestas de aplicación del BI en colegios públicos de Argentina (13 colegios), Chile (1), México (4) o Perú (24), pero ninguna de estas naciones ha llevado el programa a la escala que lo ha hecho Quito.

​El objetivo del país es aumentar a 500 la cantidad de instituciones públicas en las que se ofrece el diploma internacional, pero no como una manera de brindar un sistema educativo de alta exigencia apenas a quienes lo cursan, sino como una herramienta más en la suba del nivel y una mejora de los resultados en la totalidad de los colegios nacionales.

«No queremos tener un grupo de élite de solo 500 unidades de calidad, sino aprender de esas buenas prácticas y metodologías para que todo el sistema educativo nacional sea de calidad. Cuando hayamos alcanzado esas metas y veamos que en nuestras evaluaciones de impacto no hay diferencias de aprendizaje entre el BI y el sistema nacional podríamos decir que hemos cumplido la meta. Mientras tanto seguiremos buscando todas las posibilidades que nos permitan la mejora de la calidad educativa», concluyó Torres.

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/cultura/201801131075398236-bachillerato-internacional-ecuador/

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Ecuador: 229 instituciones educativas entregará el Ministerio de Educación en 2018

América del sur/Ecuador/06 Enero 2017/Fuente: Metro Ecuador

Se realizará la intervención en infraestructura de 2.500 instituciones educativas, que incluye colegios de arte, interculturales bilingües, inclusivas y especializadas, patrimoniales y una generación de espacios seguros para fomento del deporte y promoción de la ecología.

El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Educación prioriza la inversión en educación, con la construcción de 229 instituciones educativas a nivel nacional durante el 2018, con una inversión de USD 422 millones, con lo cual se beneficiará a 310 mil niños, niñas y adolescentes.

Según la planificación establecida, 44 corresponden a unidades educativas del milenio, 19 a repotenciaciones y 166 a UEM siglo XXI. ¨Estamos aquí para llevar adelante, con mucha precisión, esta política del Gobierno Nacional respecto al fortalecimiento de todo el sistema educativo del país”, afirmó el ministro de Educación subrogante, Jaime Roca en un conversatorio con medios.

En la zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) se estima una inversión cercana a los USD 50 millones que corresponde a 11 repotenciaciones, 6 unidades educativas del milenio siglo XXI, 132 instituciones educativas en mantenimiento correctivo y 53 unidades móviles. “Es un enorme reto y una gran inversión que vamos a emprender durante el próximo año”, enfatizó el Ministro.

Además, se realizará la intervención en infraestructura de 2.500 instituciones educativas por un monto de USD 300 millones, que incluye colegios de arte, interculturales bilingües, inclusivas y especializadas, patrimoniales y una generación de espacios seguros para fomento del deporte y promoción de la ecología.

Respecto a los avances obtenidos durante los 6 meses de gestión del Presidente Lenín Moreno, se han inaugurado 53 instituciones educativas, con una inversión de USD 83 millones en beneficio de 39.000 niños, niñas y adolescentes a nivel nacional.

De este modo el Gobierno Nacional demuestra el compromiso de priorizar la inversión en educación, privilegiando al sector social para garantizar una educación gratuita y de calidad.

Fuente: https://www.metroecuador.com.ec/ec/noticias/2017/12/27/229-instituciones-educativas-entregara-el-ministerio-de-educacion-en-2018.html

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El temor a graduarse

Por. José Antonio Alonso

El PIB per cápita no es la mejor forma de certificar que los logros de un país son tan irreversibles como para hacer prescindible la ayuda internacional.

De manera no totalmente inesperada, el proceso por el que los países dejan de recibir ayuda internacional al desarrollo (denominado proceso de graduación) suscita controversia internacional. Como es sabido, el CAD de la OCDE (que es el comité que agrupa a los donantes) determina que si un país supera por tres años consecutivos el umbral que le da acceso al grupo de renta alta (hoy fijado en algo más de 12.000 dólares per cápita), deja de ser elegible como receptor de ayuda internacional. Este tema que antes estaba reservado a tediosas sesiones técnicas de la OCDE, ha pasado a ocupar un puesto estelar en la agenda diplomática de un amplio número de países en desarrollo (incluidos varios latinoamericanos). Algunos de ellos, como Uruguay o Chile, han presionado ante la Comisión Europea y la OCDE para que se alteren los criterios de graduación y diversos organismos (como SEGIB o CEPAL) han hecho saber sus discrepancias con respecto al proceder de la OCDE.

Para mediar en el debate, debiera reconocerse que está totalmente justificado que existan reglas de elegibilidad para el acceso de los países a unos fondos que, como la ayuda internacional, son de naturaleza concesional. Eso mismo sucede en el ámbito doméstico con los programas subvencionados: necesariamente han de precisarse las condiciones de acceso a los recursos. La crítica, por tanto, no puede derivar de que exista graduación, sino acaso de los criterios que la rigen. Y, desde esta perspectiva, la razón está de parte de los países afectados: la definición de un umbral puramente discrecional de PIB per cápita no es la mejor forma de certificar que los logros de un país son tan irreversibles como para hacer prescindible la ayuda internacional.

Son muchas las limitaciones que el PIB per cápita tiene para captar los niveles de bienestar y desarrollo de un país. En primer lugar, remite a una dimensión única del progreso –la económica-, omitiendo otras como el medio ambiente, los derechos de las personas o los logros sociales, cuyo valor no se expresa adecuadamente a través del mercado. Es, además, una variable promedio, que vela la información acerca de cómo se reparten los recursos y las oportunidades en el seno de una sociedad. Y, en fin, iguala en su traducción monetaria ámbitos (escuelas y cañones) que la sociedad, sin embargo, valora de forma diferenciada. La Comisión que creó el presidente Sarkozy, con la participación de dos premios Nobel, Amartya Sen y Joseph Stiglitz, ilustra bien las limitaciones de esta variable para medir el progreso.

Cabría pensar en un procedimiento alternativo que respete algunos criterios. En concreto, debería reconocerse el carácter multidimensional del desarrollo

La experiencia histórica lo confirma. El crecimiento del PIB per cápita es compatible con la persistencia en el país de mayúsculos déficits en términos de infraestructuras, logros sociales o solidez de las instituciones, que fácilmente pueden revertir los logros alcanzados. La experiencia de algunos países de América Latina, como Argentina o Brasil, ilustra estos procesos. En otros casos el progreso en el PIB deriva de una ocasional revalorización de una materia prima de exportación, con limitado impacto en la transformación social del país (piénsese en Guinea Ecuatorial o en Angola, por ejemplo). Y, en fin, en otros casos un PIB elevado es compatible con que el país presente altos niveles de vulnerabilidad ante el cambio climático u otros fenómenos ambientales extremos, como sucede en algunas islas del Caribe o Pacífico. En todos estos casos el PIB per cápita es muy poco ilustrativo de los desafíos que esas sociedades afrontan. Por ello, basar en esa variable el acceso a la ayuda no puede juzgarse sino como insatisfactorio.

Cabría pensar en un procedimiento alternativo que respete algunos criterios que parecen de razón. En concreto, debería reconocerse, en primer lugar, el carácter multidimensional del desarrollo, admitiendo que un país puede tener logros en una dimensión, mientras mantiene carencias en otras, sin que quepa encerrar todas ellas en una única variable. La Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible refrenda ese carácter irreductiblemente multidimensional del desarrollo. En segundo lugar, debería sustituirse la lógica dual, del “todo o nada”, por una lógica más gradual, en donde los países puedan perder el acceso a unos instrumentos de apoyo, a medida que consolidan sus logros en algunas dimensiones, pero mantengan el recurso potencial a otros en aquellos ámbitos donde son mayores sus desafíos. La graduación debería tener en cuenta, en tercer lugar, no solo las carencias de un país, sino también las posibilidades que este tiene para afrontarlas, a partir de la movilización de recursos propios. No parece razonable, por ejemplo, que se reclame ayuda internacional mientras se renuncia a construir un sistema fiscal solvente, permitiendo que las clases pudientes eludan su responsabilidad tributaria. Y, por último, la oferta de apoyos debería ser transparente y clara, de modo que todo país supiese a que mecanismos de apoyo puede acceder a medida que transita de una situación a otra.

La oferta de apoyos debería ser transparente y clara, de modo que todo país supiese a que mecanismos puede acceder

La aplicación de esta forma de enfocar el proceso, permitiría que hubiese graduaciones parciales, haciendo que el proceso fuese más progresivo y adaptado a las condiciones del país. Ahora bien, para que el proceso de graduación sea manejable, las dimensiones a considerar debieran estar acotadas. De forma deseable, deberían referirse a ámbitos muy centrales del proceso de desarrollo, susceptibles de medir a través de indicadores solventes y para los que existan instrumentos específicos de ayuda, que puedan ser activados de acuerdo con las circunstancias del país. Cuatro dimensiones destacan entre las que satisfacen esas exigencias: las carencias sociales, que se expresan no solo en términos absolutos, sino también a través de diversas medidas de desigualdad y fragmentación social; la carencia en materia de infraestructuras, que está en ocasiones condicionada por adversas condiciones geográficas del país; los desafíos ambientales, que condicionan la sostenibilidad del desarrollo; y, por último, la vulnerabilidad del país frente a riesgos diversos (ambientales, de conflictos o shockseconómicos).

La Unión Europea, aunque de un modo imperfecto y parcial, ha tratado de desplazar el sistema de graduación de su cooperación a un formato cercano a lo que aquí se sugiere. Los países miembros del CAD, sin embargo, hasta ahora han hecho caso omiso a las críticas aferrándose a unos procedimientos (imperfectos) que fueron definidos hace casi cincuenta años. ¿Sería demasiado pedirles que se pongan al día?

Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/11/22/planeta_futuro/1511366462_120639.html

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España: La comunidad educativa se manifestará este domingo por la educación pública y contra el 155

España/12 de Diciembre de 2017/El Mundo

Según el manifiesto difundido por la asamblea en su web y recogido por Europa Press, la comunidad educativa considera «urgente» abrir de una vez el debate sobre la inconveniencia de la doble red, «el principal factor que causa la segregación escolar» en Cataluña.

A su juicio, es necesario un pacto nacional contra la segregación escolar que destierre progresivamente la doble red del sistema educativo, sin que se tenga que apuntalar con dinero público la enseñanza privada-concertada.

Asimismo, la manifestación velará por «recuperar la democracia en los centros» pidiendo la retirada del Decreto de dirección y de plantillas, desobedeciendo la Lomce y abriendo un auténtico debate educativo.

Sobre la aplicación del 155, ha asegurado que éste puede suponer que las competencias en educación pasen a ser controladas directamente por el Estado; asimismo, el manifiesto lamenta acusaciones como la del ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, al afirmar que «los docentes adoctrinan y manipulan la historia en sus clases».

Para la asamblea, estas acusaciones atentan gravemente contra la dignidad profesional y personal de todo el profesorado: «Habrá que dar una respuesta masiva y democrática a un Estado que criminaliza y difama a todos aquellos que luchan día a día para conseguir una escuela libre».

Fuente: http://www.elmundo.es/cataluna/2017/12/11/5a2ec17d268e3efa6e8b45ad.html

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El Salvador llega a 74 municipios libres de analfabetismo

Centro América/El Salvador/09 Diciembre 2017/Fuente: Prensa Latina

San José Guayabal se convirtió hoy en el municipio 74 libre de analfabetismo en El Salvador, cuyas autoridades educativas confían en erradicar dicho problema social en 2018.
El 97.15 por ciento de la población mayor de 15 años de edad en San José Guayabal, demarcación del departamento de Cuscatlán, ya sabe leer, escribir y realizar operaciones matemáticas básicas, como exige la certificación.

Angélica Paniagua, directora del Programa Nacional de Alfabetización, destacó el papel de los voluntarios y la alcaldía local en este hito que abre nuevas posibilidades a la población.

Según estimados del Ministerio salvadoreño de Educación, 14 municipios más serán certificados antes de terminar el año, para cerrar 2017 con 88 territorios libres de analfabetismo.

Con una inversión superior a los dos millones de dólares, el Programa Nacional de Alfabetización atiende a 29 mil 793 jóvenes y adultos en 130 municipios del país.

El presidente, Salvador Sánchez Cerén, conocido como ‘El Profesor’ por su formación pedagógica, se comprometió a erradicar el analfabetismo antes de concluir su mandato, en 2019.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=136713&SEO=el-salvador-llega-a-74-municipios-libres-de-analfabetismo
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Batalla por la educación en Afganistán tiene ya décadas, pero recién se anima

Afganistán/06 de Noviembre de 2017/Global Voice

En un discurso en la reinauguración de la Universidad de Kabul en 1993, en medio de una amarga guerra civil, Abdul Ali Mazari, fundador del partido político Hezb-e-Wahdat, habló de un problema que invadió su mente algún tiempo.

Citó cuatro máximas famosas del profeta islámico Mahoma, que enfatizó la importancia de la educación para todos, incluidas las mujeres. Luego, afirmó estar desconcertado de que, pese a esas palabras, la mayoría de los clérigos musulmanes aún se oponían a la educación escolar y universitaria, especialmente para las mujeres.

Este discurso de Ali Mazari se dio poco después del yihad contra el intento de ocupación de la Unión Soviética en Afganistán, donde algunos comandantes de la resistencia muyahidín asesinaron a maestros pagados por el Estado y cerraron las escuelas en áreas que controlaban.

Hoy, la batalla para abrir y clausurar escuelas es tan intensa como siempre, puesto que el gobierno del presidente Ashraf Ghani, que tiene el apoyo de Estados Unidos, lucha para repeler una insurgencia dominada por el Talibán y otros grupos radicales como ISIS que también operan en el país.

De coacción comunista a dependencia de donantes

Casi la mitad de los 36 millones de habitantes en Afganistán es menor de 18 años. Actualmente, más de 9,2 millones de niños están inscritos en escuelas; 39% son niñas, según el Ministerio de Educación afgano. Aunque el país todavía se encuentra hundido en la inseguridad y la corrupción, el surgimiento de escuelas privadas y públicas es uno de los beneficios del desarrollo que surgió de la invasión al país dirigida por Estados Unidos en 2001.

Desde 2002, el Pentágono, el Departamento de Estado y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional han invertido un total de 759 millones de dólares en la educación primaria y secundaria en Afganistán, junto con otros donantes que realizan contribuciones menores.

Aunque en gran parte el Talibán se opone absolutamente a la ayuda estadounidense y a la educación de las mujeres, otras facciones armadas leales a agentes de poder regionales han cambiado su postura y sus actitudes hacia la educación.

Tradicionalmente, las escuelas y universidades han sido gratuitas en Afganistán. En la década de 1980, cuando el brutal y muy repudiado Gobierno prosoviético hizo que la educación fuera obligatoria para todos los niños, algunas familias recurrieron al soborno de funcionarios educativos a cambio de que no aceptaran a sus hijos en las escuelas. El argumento era que la educación escolar podría convertirles en no creyentes.

No obstante, después de 2001, algunos padres comenzaron a enviar a sus hijos a escuelas públicas, y también a buscar centros educativos privados donde sus hijos pudiesen obtener una mejor educación.

Simbolizar la medida en que la educación se convirtió en un campo de batalla en la política nacional fue el triunfo de Ghani en las elecciones presidenciales de 2014.

Cuando las elecciones entraron a segunda vuelta, la campaña de Ghani fue criticada por la de su oponente Abdullah Abdullah, pues se designaba como el candidato de la educación y describía a Abdullah como sinónimo de caudillismo.

Corrupción, religión y aumento de madrasas

La corrupción permanece profundamente enraizada en la educación pública, particularmente en la cima de la cadena alimenticia. Hace dos años, la oficina del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés) reveló que Farooq Wardak, ministro de Educación durante el segundo periodo presidencial de Hamid Karzai (2009-2014), había malversado fondos destinados para escuelas estatales que en realidad no existieron.

El gobierno de Ghani se rehusó a iniciar una investigación a las acusaciones y luego nombró al exministro Wardak como asesor presidencial.

A su vez, el desarrollo de las escuelas privadas ha sido obstaculizado por pesadas cargas impositivas gubernamentales y por restricciones que las obligan a enseñar únicamente el curriculum estatal. Este continúa fuertemente influenciado por el Islam.

El gobierno respaldado por el comunismo de la década de 1980 eliminó los libros de texto religiosos del curriculum escolar, estrategia impopular que luego el gobierno muyahedín revirtió rápidamente.

Bajo el Talibán, cuyo control se consolidó en el país para 1996, los textos religiosos dominaron ampliamente el horario de clases.

En la actualidad, los estudiantes reciben un promedio de dos horas de instrucción religiosa basada en enseñanzas coránicas, independientemente de sus creencias religiosas, aunque la religión domina otras materias, como historia y literatura.

Esto continúa en la universidad, donde Saqafat-e-Islami (cultura islámica) es un curso obligatorio en los ocho semestres de una carrera de cuatro años.

El año pasado, el parlamentario afgano Abdul Hafiz Mansor expresó su preocupación de que “Saqafat-e-Islami produce extremismo y terrorismo en las universidades”. Su discurso obtuvo la aprobación de muchos usuarios de medios sociales.

Una mezcla de pobreza y conservadurismo explica por qué muchas personas prefieren ignorar el curriculum estatal por completo y enviar a sus hijos a madrasas (escuelas religiosas islámicas) gratuitas, que son financiadas generosamente.

Esas escuelas, cuyas fuentes de financiación raramente se conocen pero se cree ampliamente que tienen el respaldo financiero de acaudalados en empresarios del Medio Oriente árabe, atraen enormes cantidades de estudiantes.

De acuerdo con un reportaje de Voice of America, existen 1200 madrasas inscritas y 13 000 no inscritas que funcionan en el país. El gobierno central en Kabul es bastante débil para supervisarlas.

Se cree que en algunas de estas instituciones enseñan asignaturas fundamentalistas, aunque los egresados de la mayoría de madrasas generalmente no están bien preparados para trabajar más allá de establecimientos religiosos, un factor que le hace el juego al Talibán.

La batalla por la educación es estratégica y de larga duración, y ahí compiten dos visiones muy diferentes del futuro.

Para los niños que estudian en Afganistán, la pregunta más importante no es sobre el tipo de institución de la cual egresan, sino una más amplia sobre la sociedad a la que se integran.

Fuente: https://es.globalvoices.org/2017/11/03/batalla-por-la-educacion-en-afganistan-tiene-ya-decadas-pero-recien-se-anima/

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