Marianicer Figueroa: Una breve introducción a la investigación militante, comprometida e implicada (Video)

Charla Introductoria del II Diplomado en Investigación comprometida e implicada de Abacoenred, facilitado por la Dra Marianicer Figueroa Agreda, Psicóloga venezolana, Dra en Innovación Educativa, activista por la difusión libre y el acceso abierto al conocimiento y por la menstruación consciente.

Para conocer más de la propuesta del Diplomado te invitamos a visitar el siguiente enlace: http://abacoenred.com/ii-diplomado-en-investigacion-comprometida-implicada/

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Libro: El Sentido del Conocimiento Libre

Algunas nociones comunes desde un activismo enunciado en el norte del sur

© Marianicer Figueroa Agreda
© Fundación Editorial el perro y la rana, 2018 (digital)

Coautores: Marx Gomez, María Angela Petrizzo, Jacinto Dávila, Alejandro Ochoa

Reseña:

El libro el sentido del conocimiento libre es un ejercicio reflexivo de cinco activistas por la difusion libre y el acceso abierto al conocimiento que suma voces desde Venezuela al debate ético-político mundial sobre las cualidades y los fines del Conocimiento y en especial el del conocimiento académico que proviene de nuestras Instituciones de Educación Universitaria y Centros Científicos.  En el mismo se pone en el tapete la tensa relación existente entre propiedad intelectual y el acceso al conocimiento, derechos que están consagrados en nuestra carta magna y cuyo vinculo siempre revela un conflicto de intereses sobre todo cuando se empieza a cuestionar el discurso naturalizado y posicionado que hace referencia que Los derechos de autor deben prevalecer como jerárquicamente superiores al derecho al conocimiento por parte de los pueblos, incluyendo en aquellos casos en donde la sobrevivencia de la humanidad esta de por medio, tal como sucede en el ámbito de la salud con la lucha que han tenido países con situaciones de endemia y que se han tenido que enfrentar a todo el entramado legal de las patentes para poder elaborar fármacos  como el caso de los retrovirales en Brasil, o de lo que se quiso imponer por  la explotación comercial del conocimiento sobre una cadena genética y las variantes de un gen, a través de  los derechos de propiedad otorgados a la compañía Myriad Genetics sobre la secuencia mutante de genes relacionados con el desarrollo de tumores de mama.

Analizar entonces el secuestro del conocimiento deja ver Entonces el trasfondo importante de esta tensa relación, en tanto da cuenta que la propiedad intelectual al utilizar el conocimiento como mercancía al servicio de los procesos de dominación/colonización del Capitalismo, no solo puede impedir el libre acceso al conocimiento, sino al cuido y permanencia de la vida misma. Por ello, en el marco de la crisis civilizatoria del capitalismo, sin dejar de reconocer los derechos morales de autoria y patrimoniales  de quienes crean obras, es el momento de repensar y actuar ante el modelo geopolitico por el cual grandes consorcios empresariales de EEUU, Japon y la Unión Europea, a través de la Organizacion Mundial de la Propiedad Intelectual, insisten no solo en endurecer el sistema de derechos de propiedad intelectual (DPI) derechos de autor, patentes, marcas registradas, derechos de los difusores y otros por el estilo, sino en abarcar sus ámbitos de acción para terminar de privatizar  las cosas esenciales materiales e inmateriales de la vida y lo que muchos y muchas concebimos como  bienes comunes

El problema del secuestro del conocimiento académico es planteado por lxs activistas coautorxs desde dos vertientes en el que ponemos en cuestión el lugar de divulgación del conocimiento y los modos de creación y uso del mismo :
 desde la primera vertiente denunciamos como el conocimiento que generan nuestrxs investigadorxs queda atrapado en los Consorcios de Editoriales Privadas a las que luego las IEU tienen que pagar en dolares para acceder a los resultados de una investigación que previamente financio,dado  que el modelo occidental instituido de los sistemas de recompensa dentro de la carrera científica, están enfocados más a la publicación en revistas “de alto impacto”, porque les aseguran prestigio y reconocimiento, a pesar de que el costo de la suscripción y el acceso a las mismas esté limitado a las universidades e institutos de investigación que puedan cancelar su alto precio. Al respecto es importante dar a conocer que hoy en día la protesta global a esta practica que privatiza y por ende secuestra el conocimiento,  se ha caracterizado por las campanas de cancelación masiva de las suscripciones a estas casas editoriales por parte de grandes centros educativos mundiales, la renuncia de centenares de académicos a los consejos editoriales de las mismas, y el crecimiento de las alternativas de publicación en acceso abierto que cada día gana mas adeptos incluyendo nuestro país.
en la segunda vertiente denunciamos el imperialismo disciplinario y metodológico que secuestra toda posibilidad de reconocer modos otros y fuentes otras de conocimiento, que no sean las que responden a los cánones de la ciencia cartesiana moderna, por de mas colonial y patriarcal, cuya cosmovisión dominante corresponde a un modelo sociopolítico y cultural  que impone y preserva diversos modos en los que se dibuja la pretensión de hacer universales los valores de la sociedad capitalista desde donde estos se enuncian. Y allí caemos en la discusión si al saltarnos el sistema de publicación cerrada, garantizamos que el conocimiento sea ademas de libre acceso, realmente liberador de lo que oprime y subyuga a pueblos enteros, sus mujeres y hombres, y fomente contenidos epistemológicos y mecanismos organizacionales que contribuyan con la fundamentación de una ciencia y de una cultura autónoma para los pueblos del Sur.
Ambas denuncias, tienen que ver con lo que sucede aguas adentro en nuestras IEU y centros de investigación científica, aun después de 18 anos de un proyecto de gobierno que apunta al alcance de la justicia social. La realidad es que tal como lo he escuchado a mi hermano Marx Gomez parafraseando a Boaventura, alcanzar justicia social, sin justicia cognitiva atenta contra toda posibilidad de alcance de soberanía, incluyendo soberanía científica y tecnológica a la que están llamadas nuestras instituciones a aportar. En ese sentido, el libro no solo desnuda esta realidad, sino que brinda alternativas para emprender acciones tanto institucionales como gubernamentales que nos permitan saldar las deudas que genera la forma como en tiempos de revolución, se sigue colaborando con el secuestro de lo que debería ser de acceso de todos y todas
INDICE:
PRÓLOGO 9
INTRODUCCIÓN 17
ORIENTACIONES SUTILES PARA LEER ESTE MAPA-CUENTO 23
BLOQUE I 27
El Conocimiento Libre como idea encarnada 29
Algunas nociones generales sobre el Conocimiento Libre 33
Del encuentro con el Conocimiento Libre o lo que hace habitable el activismo 47
Motivos otros para asumir el activismo por la difusión libre del conocimiento 55
BLOQUE II 59
Manifiesto a cinco manos Marianicer Figueroa/Alejandro Ochoa/Jacinto Dávila/María Ángela Petrizzo/Marx Gómez
Un cuento colectivo para subvertir el viaje.
Una introducción para un discurso herético 61
Sobre el conocimiento y el saber como sustantivo y sin adjetivo 63
El adjetivo «libre» del conocimiento como denuncia 71
El conocimiento entre cercos y secuestros 77
¡El acceso abierto! Vs. ¿Abierto el acceso?: una lectura para sortear la inclusión excluyente 87
Activismo y Conocimiento Libre: una mirada a nuestro ombligo 95
Investigar y teorizar sobre el Conocimiento Libre: el valor de la “,” 105
Una radiografía del caminar preguntando para situar las conclusiones 109
BLOQUE III 133
Narrativas personales sobre el Conocimiento Libre / Marianicer Figueroa 135
El Conocimiento Libre: una aproximación crítica para su comprensión como práctica social / Alejandro Ochoa 137
Una Lógica para el Conocimiento Libre: tejiendo los códigos consensuados entre activistas / Jacinto Dávila 157
El Sentido del Conocimiento Libre: reflexiones desde los encuentros / María Ángela Petrizzo 163
El Conocimiento Libre como cuido de la otredad: entretejiendo sentidos desde el consenso activista / Marianicer Figueroa Agreda 173
Tejiendo reflexiones para la construcción de una matriz: Conocimiento Libre implica conocimiento decolonizado / Marx Gómez 185
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“El poder mágico del consumismo sólo se puede desarrollar sobre un desierto emotivo, un desierto social”: Entrevista a Silvia Federici

Entrevista realizada a Silvia Federici por  Beatriz Plaza y Erika González , investigadoras del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad.

Escritora, activista y profesora de la Universidad de Hofstra de Nueva York, Silvia Federici es una referente en la economía feminista. Hablamos con ella durante el V Congreso Estatal de Economía Feminista [1] sobre cuestiones como el sistema capitalista, las alternativas soñadas y en marcha, la lucha salarial, el trabajo doméstico, la quema de brujas y el imaginario popular.

– ¿De qué hablamos cuando nos referimos a la economía feminista?

– La economía feminista es un proyecto con mucho coraje que se ha propuesto cambiar de manera significativa una disciplina que ha estado más comprometida con la economía capitalista que con ninguna otra. Creo que ha tenido muchos efectos importantes: el primero, someter la economía oficial a una crítica radical de su metodología, de su forma de medir, de su aplicación del método cuantitativo, del análisis de la realidad social que no se puede reducir a una fórmula matemática y de sus valores estructurales; el segundo, poner en el centro de esta deconstrucción de la economía la importancia de toda un área de actividades que definimos como reproductivas, muy importante para el movimiento feminista pero sistemáticamente desconocida y desvalorizada por la economía oficial. El cuidado, el trabajo del hogar, las relaciones familiares, sexuales o procreativas, el cuidado de los niños, el de las personas enfermas, el de los mayores… Para la economía feminista esto es fundamental, no solamente para la reproducción de nuestra vida, sino también para la producción del sistema capitalista, porque la sociedad ha sido sometida a esta producción.

Las economistas feministas hemos visto la importancia de todo este conocimiento e iniciado una investigación sobre las consecuencias y los efectos de la invisibilización. En concreto, hemos empezado un trabajo de democratización del lenguaje que ha permitido crear un espacio donde las mujeres que no son economistas expertas pueden empezar a comprender cuál es la lógica de este sistema en el que vivimos, una lógica realmente perversa.

Por ejemplo, estudios como el de Madeleine Fairbairn (sobre la medida de los estándares del PIB y sobre cómo las organizaciones internacionales y los gobiernos cuentan y excluyen el trabajo de reproducción de sus cuentas) nos han permitido comprender que el crecimiento de niños y niñas no es considerado productivo, pero fabricar las armas que los matan sí que lo es.

Gracias a estos estudios podemos entender la lógica que calificaba de perversa, porque la economía como disciplina ha creado un nudo que nos impide ver la verdad de las relaciones capitalistas. Es una red de categorías, conceptos, asuntos y asunciones que son como un muro que la gente común no puede comprender, que nos ofusca la visión. Por este motivo ha sido importante comenzar a explicar qué significan estas categorías y empezar a construir, a pensar y a imaginar la posibilidad de una alternativa.

– En este contexto, advierte sobre el peligro de que la economía feminista se convierta en una rama más de la economía. ¿Cómo cree que se podría evitar esto?

– Creo que se puede evitar si las economistas feministas trabajan en la economía como espías en un territorio hostil. No se trata de educar a las y los economistas, sino de comprender y transmitir la conciencia que pueden adquirir trabajando dentro la economía. Una vez adquirida, se podría empezar un trabajo de educación importante, porque, en mi opinión, el riesgo es dejar de pensar.

Por este motivo, creo que es importante que la economista feminista tenga su punto de referencia en los movimientos, sea como inspiración por la economía alternativa (lo que es necesario hacer a partir de la lucha o de la expresión, ya que la lucha exprime necesidades, dificultades y posibilidades), sea como guía para no olvidar por quien se escribe y por quien se hace este trabajo. El riesgo es pensar que nuestros referentes son los economistas de los institutos académicos.

Se habla de las mujeres y de la igualdad, pero después se aprueban leyes que destruyen la condición de igualdad. El reto por tanto es enseñar al sistema a ser contundente, porque muchas feministas han participado en conferencias de las instituciones y la gente identifica el feminismo como el que ha sido construido por Naciones Unidas. Es importante que las economistas feministas no repitan esto.

– ¿Qué opina sobre las potencialidades de la economía feminista?

– La economía feminista debería tener dos objetivos principales: por un lado, revalorizar el trabajo de reproducción y, por otro, demostrar la centralidad, no solamente del trabajo de cuidado. Tengo un poco de resistencia a este concepto porque durante muchos años en el movimiento feminista en el que milité nunca se habló de cuidado. El término “cuidado” es completamente nuevo, de los años 90. En los documentos feministas de los años 70 y 80 se habla de trabajo doméstico o trabajo de reproducción, pero nunca de trabajo de cuidados. ¿Por qué? ¿Cuál es para mí el problema? El problema es que se va a construir una nueva jerarquía entre las mujeres que hacen el trabajo material (limpiar la ropa o las calles) y el trabajo que se ve como más emotivo, intelectual, educativo, relacional… Por eso yo uso estos términos pero con mucha cautela, porque no me gusta separar el trabajo material del inmaterial. Para mí es muy importante demostrar la centralidad.

El trabajo de cuidados es un ejemplo paradigmático, no se puede olvidar que lo material e inmaterial es indisoluble en el trabajo que reproduce la vida de una persona. Piensa en la educación de las niñas o en la cura de los enfermos. Si sabes cómo se cura un enfermo, qué significa trabajar con una persona que no es autosuficiente, es que sabes que no se puede separar una cosa de la otra. La gran tragedia hoy es exactamente esto, la separación. Lavar, limpiar o amamantar a un niño o niña, ¿es material o inmaterial? Si piensas en el trabajo de reproducción te das cuenta de cuánta estupidez hay en esta tendencia a la separación. No me gustaría que las mujeres reprodujeran de manera indirecta esta dinámica que sitúa a los conceptos en niveles más altos o bajos según el tipo de trabajo. Conservar la naturaleza, cocinar, el trabajo sexual, hacer el amor… ¿qué es, material o inmaterial? ¿Cómo se puede separar? No, no vamos a reproducir esta visión que separa y que hemos criticado tanto en los hombres, en los intelectuales.

– Señala a los movimientos sociales como fuente de inspiración. ¿Qué fortalezas podrían aportar al sistema para hacerlo más sostenible, justo y equitativo?

– Cuando hablo de movimiento social lo hago entendiéndolo como un concepto amplio y diverso, porque hay muchos tipos de movimientos sociales y de algunos no soy muy entusiasta. Me gusta mucho lo que tantos compañeros y compañeras en América Latina dicen: “no es importante hablar de movimiento social sino de sociedades en movimiento”. Hablo de movimientos sociales muy arraigados en la sociedad, que cooperan y que miran lo que está cambiando a nivel de base. Movimientos sociales no como organizaciones separadas, sino como clave en la reflexión que está ocurriendo en varias partes del mundo y que nacen de la conciencia de que esta sociedad capitalista no nos puede garantizar nada, que no puede ofrecer prosperidad o seguridad de vida sino sólo a grupos limitados, en períodos concretos y en condiciones particulares, como ocurrió después de la II Guerra Mundial, de los años 40-50 hasta los 60-70.

Fue una época asombrosa en la que se consiguió desestabilizar el sistema gracias a los grandes movimientos sociales contra el capitalismo: la descolonización, la lucha anticolonial, las revueltas en las fábricas de los obreros industriales, el alzamiento contra la guerra del Vietnam, el movimiento feminista o el surgimiento del indigenista. Fue un período increíblemente importante que puso en crisis de manera estructural la capacidad de la sociedad capitalista de producir y reproducirse. El proceso de globalización, la intención de cambiar el mundo de las bases durante los años 80-90, fue la respuesta del sistema.

Hay una gran conciencia sobre el hecho de que el capitalismo puede conceder la prosperidad o el nivel adecuado de vida solamente en condiciones particulares. En este contexto, es importante comprender y analizar lo que es el consumismo, producto directo de un gran empobrecimiento social. Si tienes una vida rica desde el punto de vista emocional, con buenas relaciones sociales, no te pierdes por una camiseta. El poder mágico de las cosas, es un poder que se puede desarrollar sólo sobre un desierto emotivo, un desierto social.

Un gran número de poblaciones ya se sienten excluidas porque han sido expulsadas de sus tierras, de sus trabajos, de sus salarios…. Por eso están intentando crear formas diferentes de vida, organizándose de formas diversas. Los movimientos sociales que tienen sus raíces y sus cimientos en estas poblaciones son los más importantes.

Los movimientos feministas populares de América Latina son los movimientos que el capitalismo reprime. Me refiero a los que tienen como punto de referencia las grandes luchas de las mujeres campesinas por defender los campos, la agricultura de subsistencia y la soberanía alimentaria, o las luchas contra el extractivismo, contra la minería, contra las cárceles y contra todas las formas de represión militar. El zapatismo, en México, o el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, en Brasil, son sólo dos de los muchos ejemplos que existen.

Muchos son movimientos creados sobre una base territorial que están empezando una forma de producción diferente teniendo presente el autogobierno. En mi opinión, esto es lo que se está ocurriendo por primera vez en el mundo: lo nuevo surge cuando hay una percepción de que el viejo sistema, el capitalismo, es muerte, y esta idea ya se está difundiendo, sobre todo en América Latina.

– Dice que allí donde se siente la necesidad del cambio se generan prácticas para la construcción de alternativas. Muchos movimientos populares han visto en el Estado un instrumento que les puede ayudar a promover cambios para salir de la explotación o de la amenaza que supone el capital. ¿Hasta qué punto la toma de las instituciones puede servir para el cambio?

– Sí, ahí hay un gran debate. El ejemplo más claro es el que viene de América Latina, cuando los zapatistas rechazaron participar en las campañas electorales. Muchas personas de los sectores de izquierda criticaron esta actitud intensamente, pero yo creo que ahí los zapatistas tenían razón, porque el Partido de la Revolución Democrática (PRD) no ha sido una alternativa. Hemos visto que en países donde los partidos progresistas asumieron el poder, como en Bolivia, con Evo Morales o en Ecuador, con Rafael Correa, ya hay un conflicto entre Estados y movimientos de base.

En el caso de Bolivia, el presidente ha seguido desde el inicio una política extractivista. Aunque ha intentado reducirlo con algunas medidas, como las bolsas solidarias, son acciones tan simbólicas que no cambian nada y no ponen en el centro el fundamento de las relaciones sociales ni un nuevo modo de producción. En Ecuador, Rafael Correa había prometido una postura determinada frente al petróleo, y ahora se choca con el Yasuní. En Brasil, muchas compañeras y compañeros están demostrando que, con el tiempo, Lula da Silva ha instaurado un imperialismo que sólo se diferencia de los otros en el esfuerzo por expulsar a las empresas americanas.

Es necesario reflexionar sobre esto. Si no nos enfrentamos, si pensamos que se puede mejorar el capitalismo y continuamos con la misma lógica, solamente podremos reducir los efectos negativos. Si creemos que el progresismo significa reducir y humanizar un poco la explotación, entonces el resultado será aún peor, porque esto crea mucha pasividad, nos hacen creer que van a mejorar nuestras condiciones, que no debemos activarnos porque ellos lo harán por nosotras.

– Una de las cuestiones clave que identifica como reforma estructural es la reivindicación que desde el movimiento feminista se ha realizado en torno a la lucha salarial, uno de los elementos que más desigualdad genera. ¿Podría profundizar un poco en cómo la brecha salarial reproduce la desigualdad?

– Desde el Colectivo Feminista Internacional lanzamos la campaña Salario para el Trabajo Doméstico porque entendíamos el sueldo como una máquina que provoca desigualdades. En primer lugar, la diferencia de salarios ha permitido invisibilizar el trabajo doméstico, lo que ha provocado una serie de explotación laboral. En segundo lugar, lo ha naturalizado porque lo ha mitificado y ha creado jerarquías entre lo “asalariado” y lo “no salariado”. A través de estas jerarquías se ha ocasionado un sistema de control indirecto de las personas “sin salario”. Aquí las y los asalariados se convierten en patrones, controladores y supervisores del trabajo no salariado. La jerarquía nunca es neutra, es el principio de la explotación. Debemos tener cuidado cuando hacemos cualquier lucha salarial y asegurarnos de que ésta no va a ser a costa del bienestar de otras personas, cerciorarnos de que aquello que ganamos en el terreno del salario no reproduzca de nuevo jerarquías que generen desigualdades.

– Habla de construir formas más cooperativas para la reproducción social…

– En realidad es un sueño, aunque también una práctica. Dolores Hayden, una feminista que ha hecho mucha labor urbanística en Estados Unidos, ha estudiado la historia centrándose en el esfuerzo de las mujeres para superar el aislamiento del trabajo doméstico.

En muchos países la forma más cooperativa ha surgido a partir de una necesidad provocada por la depresión y la austeridad, como en Chile, Perú y Argentina, donde las mujeres trajeron las olas de los piquetes, los comedores populares y los huertos urbanos. Es importante ver qué ha traído de nuevo a la lucha social. Elementos que no estaban en las luchas de los años 60-70 y que nacen de una necesidad de crear formas de control sobre nuestras vidas, de autoproducción y autoaprovisionamiento.

Me parece haber reconocido la línea que necesitamos seguir. Es claro que en algunos países el camino está más avanzado porque el desastre económico los ha obligado a hacerlo. Y también que en muchos lugares como en América Latina es un poco más fácil porque existe una tradición de relaciones comunitarias que el capitalismo no ha podido destruir y que hoy es una fuerza. El camino que nos muestra América Latina, el camino que se debe recorrer también en Europa y en los EEUU, ya se ha iniciado. En Grecia, por ejemplo, millones de personas se han encontrado con la realidad de un empobrecimiento brutal. Es evidente que van a tener que empezar a crear formas alternativas de vida, y las opciones son aceptar la derrota continua o juntarse, juntar sus recursos, juntar su energía y crear. Mi pareja ahora está en Heraclio, Creta, donde han organizado un gran festival para celebrar las nuevas clínicas sociales. Todas estas cosas se van a ampliar necesariamente.

– Vamos a cambiar de tema y abordar otra de las cuestiones fundamentales de tu obra. En su libro Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria[2], retomas la matanza de brujas como fundante de un sistema capitalista que expropia el cuerpo, los saberes y la reproducción de las mujeres sin remuneración alguna. ¿Qué opinas de la quema de brujas?

– La reflexión sobre las brujas es muy seria, y abro para mí lo que es como una herida abierta, porque en los últimos cuatro o cinco años me he dado cuenta de que el legado de los inquisidores permanece en el imaginario popular, de que han dejado una herencia de desvalorización de la bruja que se plasma en canciones o en prácticas como quemar a las brujas, y que esto pasa a nivel europeo.

Hay quema de brujas en Escandinavia, aunque han hecho un pequeño esfuerzo por reconocerlo construyendo un monumento en Noruega. También en San Juan se celebra la quema de las brujas, incluso hay canciones sobre ello. Cuando fui a Copenhague las mujeres me mostraron algunas representaciones horrendas de brujas. Me gustaría viajar y luchar contra esto junto a un grupo de mujeres.

El año pasado en el País Vasco vimos cosas que nos entristecieron mucho. La imagen de la bruja se ha convertido en una mercancía que se usa para atraer a turistas en lugares como Zugarramurdi, donde hay un Museo de las Brujas y puedes encontrar imágenes horribles. Les pregunté a las mujeres de las tiendas que por qué razón vendían esas cosas y me dijeron que, aunque no les gustaba, lo ordenaba el patrón. Debemos hacer algo para que no se vendan más.

Una puede pensar que tal y como está el mundo, lleno de problemas, nadie va a pensar en las brujas, pero creo que hay que hacer algo, que sería muy importante. En realidad, hoy también se queman brujas: en África se calcula que se han quemado, enterrado vivas o acuchillado más de 30.000 mujeres, sobre todo mayores; en 2013 se han enterrado vivas 700 mujeres en Tanzania; y en Papúa Nueva Guinea también han quemado a muchas. ¿Dónde están las feministas? ¿Dónde hay un surgimiento de feministas?

En India estoy en contacto con mujeres feministas que se están ocupando de esto, porque allí es una matanza. Todas me dicen que está conectado con el cercamiento y la propiedad de las tierras, con el nuevo papel de las mujeres y con la expulsión de las mayores, que son consideradas como no productivas pero que tienen acceso a la tierra. La manipulación de las compañías, que usan las acusaciones de brujería para conseguir sus objetivos es constante. Es importante organizar un grupo de mujeres en cada país para hacer algo. ¿Por qué no en España también?


*Beatriz Plaza y Erika González son investigadoras del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad.

Fuente: http://www.revistapueblos.org


NOTAS:

[1] Vic (Catalunya), julio de 2015.

[2] Federici, Silvia (2010): ‘Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria’, Editorial Traficantes de Sueños, Madrid.

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«Ser colaborador» del Movimiento social de niños, niñas y adolescentes trabajadores

“Ser Colaborador”

“Ser Colaborador”, concerniente al mundo real de la niñez trabajadora, es el título del estudio patrocinado por «Save the children» y escrito de la mano de dos importantes referentes cuando se habla de quienes han asumido como tarea militante acompañar las luchas de quienes reivindican el derecho  al trabajo digno y emancipador.En estos procesos, Colaboradores adultos los acompañan

En palabras de sus autores, la concepción de que se entiende con la figura del Colaborador que plantea el estudio, viene develada desde las voces vertidas por la misma niñez trabajadora, las expresadas por los Colaboradores que acompañan su quehacer cotidiano, y por la opinión de los Colaboradores referentes por su trayectoria, aportes y tiempos en el Movimiento social de niños, niñas y adolescentes trabajadores de América Latina y el Caribe (MOLACNATs). cuya data aproximada  es de cuatro décadas a escala nacional y de casi tres décadas a nivel regional en América Latina como MOLACNATs.

Este abordaje no podía ser de otra forma cuando el movimiento en si, ha sido colmado deliberadamente, y con especial cuido, por la conciencia crítica, la formación, la dinámica social, en síntesis, por el protagonismo, de los niños, niñas y adolescentes trabajadores (NATs), quienes en su quehacer social han reivindicado sus necesidades fundamentales, acompañados(as) por adultos(as) que ejerciendo una múltiple y permanente labor social colaborativa, han asumido roles como problematizadores problematizados, educadores, defensores de los derechos humanos de la niñez trabajadora y sistematizadores, entre muchas funciones.

Pensar al Colaborador, “con un polo a tierra” conectado con el sujeto de la realidad social, mediado por la amorosidad, es quizás el resultado de preguntarse: ¿Qué es ser Colaborador? desde un profundo, leal y militante respeto por las distintas voces consultadas, toda vez que cualquier traducción podría cercenar la riqueza de sentidos que tienen los NATs, su movimiento social y, en él, el significado de la presencia del Colaborador.

Para acceder a este interesante investigación militante, hacer clic aquí

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