Del etnocentrismo privativo, a la investigación transdisciplinar abierta

Por Juan Domingo Farnos

Seguimos insistiendo en nuestros planteamientos de INVESTIGACIÓN y de implementación, en la necesidad de hacerlo de manera transdisciplinar como la única manera de aportar valor y eso sucede a través de la diversidad que proporcionan estas actuaciones.

Swanson mostró que la investigación de dos campos muy diferentes se pueden poner juntos para resolver un problema de pie en un tercer campo, eso si si tenemos claro que necesitamos tanto el tiempo y el interés para realizar las conexiones transversales pertinentes. Si Swanson era capaz de hacer esto en 1986, sin duda debería ser más fácil de conseguir hoy en día, teniendo en cuenta los avances en los motores de búsqueda informatizada.

Estos pueden conducir a alianzas interdisciplinarias, que se exhiben, es una de tantas posibilidades que tenemos Por otra parte, podemos recurrir a las bases de conocimientos disciplinarios “indígenas”. Esto ayuda a explicar el aumento de lo que podría llamarse “afianzamiento de referencia”, es decir, altos citas de un cuerpo bien delimitado de textos. En ese caso, es necesario dominar la jerga local antes de hacer cualquier progreso intelectual: muy alta renta pero en una comunidad relativamente pequeña, cerrada. Gran parte de la “posmodernidad”, especialmente como se ve por sus detractores, puede entenderse de esta manera.Pero realmente, ¿Cuál es el problema de la aplicación, evolución y desarrollo de la interdisciplinariedad ? ¿Es ésta la solución?

Steve Fuller plantea una pregunta inevitable para esta serie en la interdisciplinariedad. Él responde a esta pregunta, proporcionando una cuenta de la naturaleza propietaria esencialmente y otra que añadiríamos, las dificultades de transferencia que la mayoría de veces tenemos

¿Cuál es el problema para el que la interdisciplinariedad se la solución? La respuesta es lo que podemos denominar la tendencia de las disciplinas a ser cada vez más la propiedad de su relación con la consulta organizada. Una disciplina es “propiedad” en este sentido negativo si se puede obligar a investigadores a reconocer la propiedad de un campo de investigación, independientemente de la relevancia real de las disciplinas . Si la consulta que necesitaremos hacer constantemente es una especie de viaje intelectual, entonces las disciplinas imponen peajes a lo largo del camino, el cuál dificultará todo el proceso. Sin duda, la llegada de Internet ha puesto en marcha una nueva y robusta ola de libertarismo credencial, como estamos ahora siempre sólo unas pocas pulsaciones de teclado lejos de encontrar retos y alternativas a la opinión de expertos sobre prácticamente cualquier tema. Sin embargo, también existe una revuelta contra la epistémica búsqueda de rentas procedentes del interior de la academia, que es donde generalmetes se ponen “mas pegas” a la interdisciplinariedad.

Thomas Kuhn originalmente lo llama “ciencia normal“. Esto ocurre cuando un distintivo teórico y metodológico marco o paradigma, con probada eficacia se extiende indefinidamente, desplazando de ese modo un vistazo a otros enfoques y los tipos distintivos de preguntas que que potencialmente abordan.

Sin duda, esta marginación da lugar a la creación de otras disciplinas, . Pero éstas también sufrirán el mismo proceso de “normalización”. El final de esta visión es que los dominios de fenómenos llegan a ser propiedad de disciplinas, el acceso a los altos costos que implican principales, no sólo en términos de formación especializada, sino también los recursos humanos y materiales necesarios para llevar un proyecto de investigación a buen término y eso provoca una situación de PROTECCIONISMO ENDOGÁMICO que al mismo tiempo, y tal vez debido a este recurso-intensidad, hay poco interés en que se produzca ya ni tan solo una reorganización interna y mucho menos una transformación que harían que las partes sufrieran frente al todo. De hecho, según Kuhn, una disciplina tiene que estar al borde de la autodestrucción, la “crisis” que precipita una “revolución” -antes que su paradigma se sustituya correctamente.
Hemos visto, pues, como dirían los economistas, que las disciplinas son entidades “dependientes de la trayectoria”, cuyo éxito muy en particular, siguiendo un camino se convierte en un fuerte atractor.
Siempre estableceremos una distinción entre el “contexto de descubrimiento” y el “contexto de justificación.” La ciencia como una institución convierte los orígenes idiosincráticos de los descubrimientos en conocimiento lo que afirma que cualquier persona, en principio, puede justificar por sí mismo, simplemente mediante el examen de la evidencia y el razonamiento ofrecido por una afirmación de conocimiento en particular. De esta manera, las percepciones individuales llegan a ser incorporadas en un cuerpo colectivo de investigación, que a su vez permite a la humanidad en su conjunto. Por lo tanto, mientras que una verdad particular puede haber sido descubierta de una manera muy particular, la tarea de la ciencia es mostrar que podría haber sido descubierta bajo una variedad de circunstancias, siempre que obtengamos la evidencia y el razonamiento necesario.

Es fácil ver cómo este principio positivista podría sonar el toque de difuntos para este posicionamiento más epistémico. Los positivistas en sí mismos, tanto en el espíritu de los imperialistas del pasado y de hoy globalicionistas-vieron a la eliminación de las barreras comerciales como que conducen a una mayor integración e interdependencia. La interdisciplinariedad se fomentaría eficazmente a través de anti-disciplinariedad, al menos en la medida en disciplinas tendrían que traducir sus jergas específicas en una lengua franca común de intercambio intelectual. Sin embargo, esto no es exactamente de lo que realmente ocurre Al igual que en el caso económico, las asimetrías de poder ya existentes entre las disciplinas se juegan en esta “zona de libre comercio.” Mientras que muchas disciplinas se convirten en la física de usar modos de investigación, nada amables, la física-se aún va más lejos en las aguas estancadas intelectuales . Por ejemolo, Matemáticas constituía una barrera oculta al libre comercio en este contexto.

El resultado es que epistémica búsqueda de rentas y su remedio positivista propuesta coexisten hoy en día, sin resolución, sin duda el peor de ambos mundos. Una vez más, esto no es tan diferente de la economía política y el fenómeno del mundo es especialmente evidente en las ciencias sociales.

Pero hoy hemos encontrado en palabras como: interned, red, inclusividad ,….. las tres palabras que explosionan lo anterior ya que hacen que nuestras investigaciones por medio de internet nos permiten “vivir” en red y llegar a hacerlo de manera diversa (inclusividad), lo cuál facilita mucho no solo nuestra labor, si no también ofrecer un valor tal que hasta ahora nunca había sido posible, ni entender, ni llevar a cabo.

Nico Stehr (Knowledge Societies, 1994), revista británica Sociology (“establece  el importante papel del conocimiento en la actual sociedad postindustrial, en el sentido sugerido de desplazar a tradicionales factores del cambio social como el capital y la fuerza de trabajo“, lo quede alguna manera dinamita no solo la cultura social existente hasta ahora, si no el concepto propio que tenemos de instituciones como la universidad y es precisamente en esta posición donde los conceptos que utilizamos más hoy en investigación, conocimientos y tecnología, se someten a cuarentena de una manera más intensa.

Evidentemente estos dos factores cambian el espectro de lo que conocemos por sociedad, eso es una evidencia que clama al cielo, pero no se puede lanzar como una cortina de humo contra una sociedad gobernada por “expertos”, no es el caso. El conocimiento siempre fue muy importante, y no sólo desde la Segunda Guerra Mundial, aunque no es enfatizado hoy del mismo modo que en el pasado. Hoy sabemos que los poseedores de la propiedad no coinciden necesariamente con los gestores de la propiedad, es una separación que tiene lugar en el pasado del capitalismo. Creo que la tesis de la “sociedad del conocimiento” es sintomática de esa separación, y debería ser entendida en términos de la misma. La epistemología social trata de hacer un uso creíble del término “conocimiento”, no de aplicarlo a cualquier cosa y eso da a entender que la ciencia y el conocimiento son “abiertos” libres, y no son propiedad de nadie.

Snow, en su famosa conferencia Rede de 1959, señaló la existencia de dos culturas separadas por una abismo de incomprensión mutua, las culturas humanística y científico-técnica, con lo que nuestras investigaciones transdiscuplinares estarían muertas antes de empezar, lo que no es el caso, afortunadamente. Pero todo ello ¿estaría realmente contribuyendo a mejorar la comunicación entre las dos culturas señaladas por C.P. Snow, o más bien refuerza esa separación con su tendencia a la consolidación disciplinar? Evidentemente siempre dependerá de los presupuestos universitarios, públicos. En este sentido, no se ha contribuido demasiado a fomentar la conciencia crítica de los científicos, al menos no tanto como quizá hubiese sido posible. etc…pero estará muy mitigado por la influencia de la cultura open” del mundo de internet, lo cuál hará que todo ello sea posible, pese a quien pese.

Por ser la institución más poderosa en la sociedad, la ciencia es también una institución de acceso privilegiado. Incluso los que trabajan en la universidad raramente siguen lo que ocurre en las grandes instalaciones y laboratorios. En general, se asume que lo que ocurre en los grandes laboratorios tiene algún tipo de conexión con las tecnologías industriales, que se aceptan a nivel personal como productos de la ciencia. Esta suposición hace a la ciencia muy poderosa. Pero muy poca gente ha tenido la oportunidad de observar tal conexión. Por tanto, la pregunta es por qué creemos en ella, por qué creemos en esa historia. Cuando debe darse cuenta de creencias generales mantenidas por personas que no tienen un contacto directo con el objeto de su creencia, considero que la retórica desempeña un papel muy importante. El modo en que los científicos hablan y escriben acerca de sus actividades, hacen que el oyente o el lector se sienta testigo de lo que está pasando –se trata de la idea de Steven Shapin de “testimonio virtual”. Hacen que el lector “vea” cómo se realizan observaciones, se confirman hipótesis, se ponen a prueba teorías, etc. Y estas cosas se presentan de modo que el lector perciba que se trata de un proceso lógico, aunque no puedan ver qué es lo que ocurre realmente. La retórica, en cierto sentido, consiste en estos recursos didácticos. Pero esto, a su vez, refuerza el modo en que mucha gente habla del método científico.

No importa cuál sea tu campo de dedicación, incluso si no entras en el laboratorio y no participas de la ciencia en acción, a pesar de ello hablas de lo que es la ciencia: una forma maravillosa de racionalidad, se dice, que tiene ciertos pasos invariables, que conduce a descubrimientos, etc. Se trata de una imagen que después es incluso utilizada como forma paradigmática de racionalidad, como puede verse por ejemplo en el diseño de los primeros tests de inteligencia. Estas son formas de retórica que refuerzan la creencia general de que la ciencia es una institución muy importante, quizá la más importante, de la sociedad moderna (muchas veces parece un acto de fe de los lectores, oyentes…hacia los que hacen las investigaciones científicas...) Este es el modo en que la ciencia se reproduce continuamente a través de la retórica.

Los filósofos han elaborado normas para la ciencia, normas sobre cómo debe reproducirse el conocimiento. Han propuesto reglas de racionalidad como el principio de falsación de Popper, el método hipotético-deductivo, diversas lógicas inductivas, etc. En general, estas normas han sido elaboradas sin prestar atención a las realidades y posibilidades de los individuos ( sin contemplar la diversidad ni los posicionamientos personalizados/socializadores, ni la influencia que tiene sobre todo ello la fuerza de internet, las TIC, AI…)) Lo que recomienda la epistemología social: trasladar ese aspecto de la filosofía política al dominio de la ciencia. Pero también se trata de un objetivo que tiene un importante componente retórico, pues el filósofo o el epistemólogo social deben presentar cierta clase de normas y decir “aquí tienes normas cuyo cumplimiento está en tu propio interés de producir conocimiento”. Y realizar esta clase de argumento persuasivo es hacer retórica.

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 Una disciplina aislada, procede de que cuenta con una base de conocimiento académico, o, al menos, dispone de conocimiento especializado. Sin embargo, creo que si se puede solventar este problema de identidad profesional sin necesidad de recurrir a disciplinas académicas tradicionales, entonces dispondremos de un modo de reconciliar las dos iglesias, es decir, si trabajamos de manera trnasdisciplinar, esta unión provocará el reconocimiento no solo de las partes, si no del todo (análisis y síntesis).

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El llamado “milagro japonés”, es un ejemplo de ello,  del que hablamos como algo que sigue a la Segunda Guerra Mundial, tiene de hecho su origen mucho antes. En efecto, el período que media entre 1869 y 1904 es el de más intensa transformación social y cultural de Japón. En ese breve período de tiempo, los japoneses se las arreglan para seleccionar y asimilar los aspectos apropiados de la ciencia occidental, unos aspectos que en Occidente mismo se consideraban como no asimilables por aquellos que no compartían sus valores culturales. Esta es la cuestión.

A pesar de que la ciencia ha sido tradicionalmente considerada como un producto del desarrollo de la historia occidental, una y otra vez Occidente se ha visto sorprendido por la capacidad de los no occidentales para apropiarse de esa ciencia. No es necesario, por tanto, compartir los valores occidentales para ser capaces de usar técnicamente la ciencia. Creo que ésta es una lección muy importante. Una forma de acabar con el etnocentrismo de la ciencia occidental, y especialmente el etnocentrismo de aquellos que promueven la ciencia occidental, es aprender la lección de Japón. Este país se convierte muy rápidamente en una gran potencia pero sin abrazar los valores culturales occidentales.

Es más, precisamente por no abrazar esos valores culturales, ciertos aspectos de la ciencia resultaron más fáciles de asimilar que en Occidente. Tan pronto como Japón comienza a destacar a principios del siglo XX, podemos encontrar a personas en Gran Bretaña y Alemania que exclaman “estos japoneses tienen una proporción mayor a la nuestra de estudiantes de ciencia, de estudiantes dedicados a la mejora de su sociedad”. Y así es, son capaces de asimilar lo mejor de nosotros, juntarlo con lo mejor de ellos mismos y sacar productos acabados de una gran calidad, de eso hablamos, por supuesto.

Fuente: https://juandomingofarnos.wordpress.com/2016/06/08/del-etnocentrismo-privativo-a-la-investigacion-transdisciplinar-abierta/

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