España: El secretario de Estado de Educación se reúne en Bruselas con Agrupaciones de Lengua y Cultura españolas en Europa

España/Febrero de 2017/Fuente: Cuatro

El secretario de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Marcial Marín, se ha reunido este jueves en Bruselas (Bélgica) con profesores de algunas de las Agrupaciones de Lengua y Cultura españolas (ALCE) repartidas por Europa, y que desde los años setenta enseñan castellano en horario extraescolar a hijos y nietos de españoles emigrantes, ha informado el Ministerio.

Durante el encuentro, Marín ha agradecido a estos profesores «su implicación» en la difusión de la lengua y cultura española, y ha reconocido el trabajo cotidiano de estos docentes «haciendo frente a dificultades como la diversidad de edades y de niveles de lengua» del alumnado, mayoritariamente españoles de tercera generación en sus respectivos países, muchos sin conocimientos previos de castellano.

El secretario de Estado ha recordado el esfuerzo hecho desde el Ministerio para «paliar las carencias que se había detectado en estas enseñanzas» subrayando la adopción de un modelo mixto de enseñanza semipresencial que facilita la aplicación de los horarios que establece la norma de estas enseñanzas.

«Como consecuencia de la aplicación de este modelo, los desplazamientos se han reducido y el horario de tres horas semanales es ahora más flexible y, por tanto, más fácil de cumplir para los alumnos y sus familias», ha explicado Marín sobre currículo que cursan actualmente los alumnos de un ALCE, que pueden inscribirse a partir de los 7 años hasta alcanzar niveles universitarios.

Los estudiantes que superan la prueba final de las enseñanzas reciben el Certificado de Lengua y Cultura Españolas, expedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en el que se hace referencia al nivel del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCERL) alcanzado.

Actualmente, unos 15.000 alumnos se escolarizan en las 14 Agrupaciones distribuidas en los siguientes países: Alemania, Austria, Australia, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Francia, Luxemburgo, Países Bajos, Reino Unido y Suiza.

ENCUENTRO CON ESCUELAS EUROPEAS

Durante su viaje a Bruselas, el secretario de Estado de Educación también se ha reunido con profesores españoles de las Escuelas Europeas, a los que ha agradecido su trabajo a la hora de trasmitir a los alumnos los valores y la identidad europea.

«Las instituciones educativas deben participar en la construcción de una identidad europea que arrope las distintas identidades, creencias y pensamientos. Y el papel que juegan las Escuelas Europeas, y ustedes como profesores del sistema es en este sentido incuestionable», ha afirmado Marín ante los docentes de las 14 Escuelas Europeas repartidas en siete países.

Las Escuelas Europeas constituyen un organismo intergubernamental gestionado conjuntamente por los gobiernos de los 28 estados miembros de la Unión Europea. Gozan de estatuto jurídico de centro público en los países en los que están ubicadas y ofrecen enseñanzas de Educación Infantil, Primaria y Secundaria en un sistema educativo propio.

Los alumnos, prioritariamente hijos de funcionarios de la Unión Europea, al terminar la escolaridad obtienen el título de Bachillerato Europeo, que se reconoce hoy día como requisito de acceso a la Universidad, además de en los estados miembros, en otros países, como Estados Unidos o Suiza.

Las Escuelas Europeas ofrecen una enseñanza plurilingüe y multicultural a sus alumnos, al mismo tiempo que van construyendo su identidad europea, conservando al mismo tiempo su propia identidad cultural como nacional de uno de los países de la Unión.

Las Escuelas ofrecen enseñanza en las 23 lenguas oficiales de la Unión Europea, aunque el alumnado se divide por secciones lingüísticas de 15 de estas lenguas. En Infantil y Primaria, las enseñanzas se imparten en totalidad en la lengua materna del alumno, aunque se estudia una primera lengua extranjera desde primero de Primaria, que ha de ser alemán, francés o inglés, obligatoriamente. A partir de la Secundaria las diferentes áreas se imparten en lengua materna o en la primera lengua extranjera. Los alumnos pueden estudiar hasta cuatro lenguas extranjeras.

Fuente: http://www.cuatro.com/noticias/sociedad/Educacion-Bruselas-Agrupaciones-Lengua-Cultura_0_2325226062.html

 

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Los daños de la inmersión lingüística

Sonia Sierra

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) dictó el 15 de diciembre 2015 una sentencia por la que condena a la Generalitat de Cataluña a indemnizar a una niña con 3.000 euros por haber sido escolarizada sólo en catalán pese a haber obtenido el reconocimiento de los tribunales a recibir la enseñanza también en español.

Como suele ocurrir, cuando la sentencia llega, el alumno ya ha acabado su escolarización, en este caso, el ciclo de Educación Infantil.

Los padres reclamaron, tal y como reconoce la Ley de Política Lingüística, que su hija pudiera recibir educación en su lengua materna y el colegio les ofreció «atención individualizada» en español pese a que esta práctica no sustituye a la enseñanza en la lengua pedida, como señalan varias sentencias.

Para aquellas personas que no estén familiarizadas con el tema, esa «atención individualizada» con la que según los defensores de la inmersión se garantizan los derechos de los castellanohablantes, consiste en que el alumno está en clase con todo el material en catalán y cuando el docente acaba su explicación, se dirige a él y se la repite en español. Por supuesto, no hay ningún tipo de argumento didáctico ni pedagógico para defender semejante horror.

El caso que ahora nos ocupa se remonta al curso 2008-09 y los padres han tenido que esperar seis años a que se haya hecho justicia porque en todo lo que respecta al tema de la lengua, la Generalitat recurre y recurre, sometiendo a los progenitores a un calvario judicial que, paradójicamente, es pagado con el dinero de los impuestos de todos los ciudadanos, incluidos el de los demandantes.

Que una administración utilice el dinero público para pleitear contra personas cuyo único delito es pretender una educación mejor para sus hijos resulta escalofriante además de una auténtica aberración.

Por si todo esto fuera poco, los docentes llamados a reclamar reconocieron que la consejería de Enseñanza faltó a la verdad en un informe que aportó al tribunal en 2012 en el que decía que la alumna sí había recibido educación en español. Algo así sería inadmisible en la mayoría de democracias de nuestro entorno.

La cifra de 3.000 euros viene del cálculo de las horas, 6,5 horas por semana, de clase que la alumna no recibió en su lengua materna a razón de 7,36 euros la hora, según precio de mercado pero, además, también se le indemniza con227,50 euros como «perjuicio adicional» por el retraso en el aprendizaje en el que había incurrido la alumnas y otros 227,50 por «el sobreesfuerzo innecesario que de forma ilegal se ha obligado a realizar a la alumna».

Estos dos puntos son los que me parecen más interesantes de toda la sentencia porque ratifican lo que muchas personas venimos denunciando desde hace tiempo, que la inmersión perjudica a la mayoría de los alumnos, en concreto a ese más del 50% que tiene el español como lengua materna.

Las cifras son elocuentes: los castellanohablantes presentan el doble de fracaso escolar que los catalanes y la desventaja se mantiene incluso cuando distraemos los datos socioeconómicos de la familia.

Pero, además de esto, hay un daño más sutil y difícil de cuantificar y es el de aquellos alumnos que, sin llegar a ser fracaso escolar, han visto disminuidas sus notas, aunque sea ligeramente, por tener que realizar sus exámenes o presentar en una lengua que no es la suya materna porque resulta evidente que es con la que mejor nos expresamos.

Esto se nota especialmente cuando de hablar se trata, en un sistema educativo como el nuestro que carece claramente de una formación en expresión oral. Si pensamos en acontecimientos importantes en la vida académica por lo que en ellos se juega como puede ser la redacción y posterior presentación del trabajo de investigación de 2º de bachillerato o los exámenes de acceso a la universidad, resulta evidente que hay unos alumnos que parten desde una posición más favorable que otros porque unos lo hacen en su lengua materna y otros no.

Pondré un ejemplo claro. Cuando se evalúa una exposición oral, se tienen en cuenta aspectos como la corrección fonética por lo que un alumno que de forma natural pronuncia la «s» sonora o sabe distinguir entre la «o» o la «e» abierta y cerrada ya que son sonidos propios de su lengua, parte con ventaja sobre los castellanohablantes porque en español no existen.

Se podría alegar que los alumnos han estado escolarizados siempre en catalán y que por ese motivo para ellos también son sonidos «naturales», pero basta hablar con cualquier profesor de catalán de cualquier instituto de la periferia para que quede claro que esto no es así.

Esperemos que esta sentencia favorable a esos padres que han luchado contra el poder para reivindicar una mejor educación para su hija vaya más allá de la victoria moral y se abra la puerta a un debate sereno y riguroso que permita que en Cataluña todos los alumnos puedan gozar de un sistema educativo más justo e igualitario.

Fuente del articulo: http://www.economiadigital.es/es/notices/2015/01/los-danos-de-la-inmersion-linguistica-65123.php

Fuente de la imagen: http://cronicaglobal.elespanol.com/es/img2/2014/06/20140614rigau1-4140.jpg

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The Importance of Preserving and Promoting Languages: A Liberal Arts Perspective

Por: Michael Zimmerman

I recently wrote about what the death of the last thylacine (Tasmanian tiger) 80 years ago can teach us about the power the liberal arts has to solve wickedly difficult problems. That piece and its focus on extinction led to a discussion with my good friend and Russian language scholar Ben Rifkin about another serious extinction crisis: the dramatic loss of languages we are experiencing around the globe. What follows are our joint thoughts on that problem and the importance of promoting educational practices that encourage thinking across disciplines.

A frighteningly high rate of species extinction has become the defining characteristic of the Anthropocene era but species aren’t the only things being lost at an alarming rate. Languages are disappearing as well with equally serious consequences.

Linguists cannot say with certainty how many human languages are spoken today. One linguist’s language may be another’s dialect. For instance, some classify the “languages” of Danish, Norwegian and Swedish as “dialects” of a “Scandinavian language” because they share structures, vocabulary, cultural experiences and because they are generally mutually comprehensible. On the other hand, others classify the “eight dialects” of Chinese as “distinct languages,” because, for example, Cantonese, Shanghainese and Mandarin do not share vocabulary and are mutually incomprehensible, even though they share a common orthography. Thus, linguists speculate that there are as few as 5,000 and as many as 9,000 languages.

What’s not in question, however, is that the number of languages is decreasing rapidly. Languages, like species, may be characterized as endangered and they go extinct when the last speaker of a language dies. When that happens, the languageand culture disappear with little trace, typically because many of the languages we’re losing have not left written or recorded evidence behind. Indeed, many extinct languages were only spoken, not written.

Languages become endangered and die out for many reasons. Sadly, the physical annihilation of communities of native speakers of a language is all too often the cause of language extinction. In North America, European colonists brought death and destruction to many Native American communities. This was followed by US federal policies restricting the use of indigenous languages, including the removal of native children from their communities to federal boarding schools where native languages and cultural practices were prohibited. As many as 75 percent of the languages spoken in the territories that became the United States have gone extinct, with slightly better language survival rates in Central and South America, slightly worse survival rates in Australia.

Even without physical annihilation and prohibitions against language use, the language of the “dominant” cultures may drive other languages into extinction; young people see education, jobs, culture and technology associated with the dominant language and focus their attention on that language. The largest language “killers” are English, Spanish, Portuguese, French, Russian, Hindi, and Chinese, all of which have privileged status as dominant languages threatening minority languages.

While there are a few cases of language revival, such as Czech, Gaelic, Hebrew and Navajo, generally languages tend to move in one direction on the spectrum from thriving through endangered to extinct.

Why do these extinctions matter?

When we lose a language, we lose the worldview, culture and knowledge of the people who spoke it, constituting a loss to all humanity. People around the world live in direct contact with their native environment, their habitat. When the language they speak goes extinct, the rest of humanity loses their knowledge of that environment, their wisdom about the relationship between local plants and illness, their philosophical and religious beliefs as well as their native cultural expression (in music, visual art and poetry) that has enriched both the speakers of that language and others who would have encountered that culture.

While some argue that the world would be a better place if everyone spoke English, we believe that the world would be profoundly impoverished by the reduction of distinct languages and cultures.
As educators deeply immersed in the liberal arts, we believe that educating students broadly in all facets of language and culture, as well, of course, in the arts and sciences, yields immense rewards.

Some individuals educated in the liberal arts tradition will pursue advanced study in linguistics and become actively engaged in language preservation, setting out for the Amazon, for example, with video recording equipment to interview the last surviving elders in a community to record and document a language spoken by no children.

Certainly, though, the vast majority of students will not pursue this kind of activity. For these students, a liberal arts education is absolutely critical from the twin perspectives of language extinction and global citizenship. When students study languages other than their own, they are sensitized to the existence of different cultural perspectives and practices. With such an education, students are more likely to be able to articulate insights into their own cultural biases, be more empathetic to individuals of other cultures, communicate successfully across linguistic and cultural differences, consider and resolve questions in a way that reflects multiple cultural perspectives, and, ultimately extend support to people, programs, practices, and policies that support the preservation of endangered languages.

There is ample evidence that such preservation can work in languages spiraling toward extinction. For example, Navajo, Cree and Inuit communities have established schools in which these languages are the language of instruction and the number of speakers of each has increased. Speakers of Hawai’an, Quechua and Saami have also benefited from purposeful efforts to preserve their languages and cultures and to engage the younger generation in their native language and culture.

Simply put, when students have access to a world-class liberal arts education, they have a better chance at becoming citizens of the world, making it richer, more diverse and harmonious.

Tomado de: http://www.huffingtonpost.com/michael-zimmerman/the-importance-of-preserv_b_12088728.html?section=us_college

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