Ángela González: Las lesbianas existimos, aunque no nos quieran ver

Mucha gente no sabe que la lucha por los derechos civiles de las personas LGTB fue iniciada por una lesbiana.


Nueva York, Stonewall Inn, 28 de junio de 1969, Storme DeLarverie, según los testigos y ella misma, dio el primer puñetazo a la policía durante la revuelta de Stonewall. También fue ella quien gritó “¿Por qué no hacéis nada?” mientras se la llevaban esposada y la metían a empujones en un furgón policial. Su grito desencadenó las protestas que hicieron historia.

Sin embargo, apenas se la recuerda o se reconoce su figura dentro del imaginario colectivo LGTB. Recientemente, durante la conmemoración del 50 aniversario de Stonewall, seguía costando encontrar testimonios, documentales o libros que destacaran su papel.

Este “olvido” de una de las pioneras de la lucha por los derechos LGTB no debería extrañarnos, teniendo en cuenta la larga tradición del borrado de las mujeres a lo largo de la historia. Si las mujeres no hemos existido en el arte, en la literatura, en la ciencia, en la historia, las lesbianas todavía menos.

Por ello es importante reconocer la labor que realizan numerosos colectivos, historiadoras, periodistas, editoras, escritoras para recuperar la memoria de las mujeres lesbianas en el pasado. Porque recuperando nuestros referentes, haciéndolas visibles a ellas, nos hacemos visibles nosotras en el momento presente y marcamos el camino para las que vengan. 

Precisamente el libro de Cristina Domenech, “Mujeres que se empotraron hace mucho”, y que pretende recuperar la memoria de las lesbianas en la historia, comienza con una cita de Safo que dice “Alguien, en el futuro, nos recordará”.

Y eso hacemos hoy, 26 de abril, Día de la Visibilidad Lésbica; las recordamos y las visibilizamos.

A lo largo de la historia las lesbianas hemos sido invisibles y en la actualidad somos invisibilizadas. Las lesbianas existimos, tenemos agenda propia y exigimos nuestro espacio dentro del movimiento LGTB y del movimiento feminista ya que hemos formado parte de ambos durante mucho tiempo. En este sentido, cabe recordar el papel del feminismo lésbico a finales de los años 70, una corriente teórica dentro del feminismo radical, que nace precisamente de la insatisfacción de las lesbianas con la segunda ola feminista y con el movimiento de liberación homosexual.

En España, las lesbianas estuvieron presentes en la lucha por la democracia desde la clandestinidad, en el movimiento de liberación homosexual, en la lucha por los derechos sexuales y reproductivos en los años 80, con la ley de despenalización del aborto de 1985, en la erradicación de la violencia contra las mujeres en 2004 y en la conquista del matrimonio igualitario en 2005 y en el proyecto de Ley de Igualdad de trato y no discriminación que no llegó a ver la luz.

Siempre ha existido la doble militancia con el movimiento feminista, como mujeres que sufren opresión, y con el movimiento LGTB por la conquista de los derechos civiles. 

No obstante, en la última década dentro del movimiento LGTB, se ha hecho más latente que las agendas se bifurcan debido a varios motivos: en primer lugar, por la consecución de los principales logros de la agenda común (matrimonio igualitario, derecho a adoptar, entre otros), en segundo lugar, por las posibles contradicciones en determinadas demandas de las agendas de ambos movimientos y, en tercer lugar, por el auge del movimiento feminista en los últimos años a nivel internacional, que ha vuelto a  resituar el foco de muchas de sus prioridades.

Lo que sí es necesario dejar claro en un día como hoy es que las mujeres lesbianas tenemos nuestra propia agenda. Siempre la hemos tenido, y muchas de nuestras reivindicaciones siguen ahí: Las lesbianas seguimos sin tener acceso a los tratamientos de reproducción asistida en la Sanidad Pública en todas las Comunidades Autónomas, y cuando lo tenemos hay una lista de espera tan larga que la mayoría opta por ir a clínicas privadas. Por ejemplo, el método ROPA (cada vez más demandado entre parejas de mujeres) solo es accesible a través de la sanidad privada. Por otro lado, cuando decidimos formar una familia, las lesbianas tenemos que adoptar a los hijos e hijas nacidos de la relación de pareja si no estamos casadas. No ocurre lo mismo con las parejas formadas por personas de distinto sexo.

Además, como minoría entre las mujeres y en el movimiento LGTB, carecemos en gran medida de protocolos ginecológicos y de prevención de las ETS adaptados a la realidad de las relaciones lésbicas. También es necesario que la realidad sexual de las mujeres lesbianas tenga un mayor espacio en la educación afectivo-sexual.

Las lesbianas hemos practicado la doble militancia debido a nuestra doble discriminación; por pertenecer al sexo femenino y por nuestra orientación sexual.

Esta doble discriminación se debe a que las lesbianas no cumplimos el mandato que el patriarcado nos exige, por lo que la misoginia hacia nosotras es feroz. Sufrimos lesbofobia de diversas formas; cuando se nos acusa de ser “marimachos” negando nuestra identidad como mujeres o asegurando que somos menos mujeres por romper los estereotipos de género e incumplir los cánones de feminidad construidos por el heteropatriarcado. Somos víctimas de acoso sexual por parte de hombres cuando vamos de la mano por la calle con nuestras parejas y también son víctimas de lesbofobia los hijos e hijas de parejas lesbianas cuando dicen que tienen dos mamás.

Además, la invisibilidad de las lesbianas y el hecho de que les cueste más salir del armario, tal y como afirma el “Informe de delitos de odio e incidentes discriminatorios al colectivo LGTBI” de 2018 elaborado por la FELGTB, dificulta que éstas interpongan denuncias o pidan información ante delitos de odio. De ahí que sean necesarios estudios específicos sobre la realidad de las lesbianas dentro del movimiento LGTB y campañas de visibilización.

Hasta hace poco también éramos prácticamente invisibilizadas en los medios de comunicación y en la cultura de masas. Cada vez es más frecuente encontrarse lesbianas en el cine y en la televisión, especialmente en series para todos los públicos. Por desgracia las lesbi-tragedias o bollo-dramas siguen estando presentes en un alto porcentaje de los guiones. (Acuérdense de Los Hombres de Paco) Y no, tampoco somos como The L Word, ni pretendemos serlo. 

En un día como hoy, tampoco podemos olvidar que ser lesbiana está perseguido en muchos lugares del mundo. En 68 de los 193 estados miembros de la ONU existen leyes que criminalizan los actos sexuales entre personas del mismo sexo; en muchos de ellos las lesbianas son sometidas a violaciones correctivas. Muchas de ellas acaban siendo víctimas de trata con fines de explotación sexual.

Sí, las lesbianas somos minoría en ambos movimientos, pero no queremos ser una minoría mediática, política y social. Por esta razón, desde el año 2008, el 26 de abril se conmemora el día de la visibilidad lésbica, para vindicar una sociedad igualitaria en derechos y oportunidades para las lesbianas, condenar el machismo que sustenta la lesbofobia y potenciar nuestra visibilidad. 

Pero, además de todo ello, en este momento, nuestros derechos, como mujeres y como lesbianas corren grave peligro ante el auge de la ultraderecha: las mujeres lesbianas somos el blanco perfecto para el discurso del odio, porque somos mujeres y porque amamos a otras mujeres. Somos lo más transgresor y opuesto a su modelo de sociedad tradicional y conservadora.

Este año, nuestra visibilidad tiene que hacerse ver en las calles, en las redes, en los medios, en nuestro entorno familiar y social pero, sobre todo, en las urnas. Para combatir todo contra lo que hemos luchado: el machismo y la LGTBfobia, más concretamente la lesbofobia.

Porque las lesbianas existimos. Y estamos aquí para que nadie nos arrebate nuestra libertad a amar y para seguir vindicando nuestros derechos. Para que nadie nos devuelva a la clandestinidad de Stonewall.

Fuente: https://rebelion.org/las-lesbianas-existimos-aunque-no-nos-quieran-ver/

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España: Por unas aulas libres de adoctrinamiento y llenas de educación para la igualdad

España/02 de Junio de 2018/El Diario

Carta abierta al consejero de Educación, Cultura y Deportes, Ángel Felpeto, contra la asignatura de Religión en centros educativos

Son varias las motivaciones que incitan a la Federación de Enseñanza de CCOO a escribir al consejero de Educación.

No hace mucho tiempo, nos hacíamos eco de la noticia que el “Diario de Navarra” publicaba en sus páginas, y que decía así: “La Religión Islámica llegará por primera vez a las aulas a partir del próximo curso”. Parece que esta publicación no ha dejado indiferente a la población. La iniciativa del Gobierno navarro ha sido de gran acogida por los practicantes de esta doctrina, no así por sus detractores.

En CCOO creemos firmemente que para avanzar como sociedad se debería comenzar por la ruptura con el Concordato que abre las aulas a la enseñanza de la religión católica, no por otorgar similares concesiones a otras religiones. Como somos conocedores de que la religión es un tema “sensible” y no quisiéramos que las dudas se apoderasen del lector, deberíamos aclarar que el presente escrito no es un manifiesto en defensa, ni ataque, de una u otra religión.

La cosa está clara. No es la primera vez, como tampoco será la última, que CCOO se posiciona en contra de que las creencias religiosas sean inculcadas desde la escuela. Tampoco es una novedad el afirmar que nada tenemos en contra de ningún credo. Nuestra petición, que pasa por hacer de las aulas “espacios libres de adoctrinamiento”, responde únicamente a que consideramos que los aspectos relacionados con la fe deberían quedar relegados a otro ámbito y contexto distinto al educativo.

La escuela no es un lugar de credo. La escuela pública nos pertenece a todas y a todos. Y tenemos la firme convicción de que una de las finalidades de la educación pública ha de ser la de dotar al sujeto de mecanismos a nivel afectivo y cognitivo que posibiliten la integración en la sociedad de cada uno de nosotros como individuos sociales y como personas únicas que somos.

Por no hablar del conflicto que surge en las edades más tempranas cuando nuestros niños y niñas enfrentan religión y ciencia. La presencia de la religión en la escuela favorece que el pensamiento dogmático aventaje muchas veces al pensamiento científico.

Son varias las cuestiones: ¿Por qué se permite la formación religiosa en los centros sostenidos con fondos públicos? ¿Por qué no convertimos las aulas en espacios libres de adoctrinamiento, libres de verdades únicas y excluyentes? ¿Por qué no nos limitamos a potenciar valores que nos sirvan para vivir en una sociedad plural, valores como la solidaridad, la tolerancia, el respeto mutuo, la libertad? ¿Por qué no luchamos por derribar la barrera que supone para la ciudadanía los dogmas de fe? ¿Por qué no se apuesta por el pensamiento libre, por el pensamiento crítico?

Pero como hemos anunciado al inicio, eran varios los motivos que nos incitaban a manifestarnos. La reciente celebración del 17 de mayo, día contra la LGTBIfobia, nos vuelve a recordar que no todas y todos tenemos cabida en nuestra sociedad. Que el amar puede llegar a ser una razón de condena.  Que tu identidad sexual puede convertirte en víctima de la violencia, de la exclusión, del odio, del miedo, de la discriminación. Y la motivación del salvaje ejecutor se basa únicamente en la orientación sexual de aquel o aquella que eligen como presa para desahogar su irracionalidad, para mostrar su intolerancia, su carencia de valores.

«Estamos sufriendo las consecuencias de una gran epidemia, la intolerancia»

 ¿Por qué no nos aventuramos entonces, en un sistema educativo que eduque en la igualdad, en la laicidad, en la corresponsabilidad, que combata la LGTBIfobia, que haga de la diferencia una riqueza? En definitiva, ¿por qué no implantamos de una vez la asignatura que está siendo objeto de pilotaje en nuestra CCAA?

Desde CCOO, invitamos al señor consejero a que apueste de una vez por todas y a que apueste fuerte, por la reducción de las horas asignadas a la materia de Religión y la puesta en marcha de “Educación para la igualdad, la tolerancia y la diversidad” en todos los centros educativos de la región.

Fuente: https://www.eldiario.es/clm/palabras-clave/libres-adoctrinamiento-llenas-educacion-igualdad_6_775932406.html

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