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España: Los consejeros socialistas de Educación piden en bloque la anulación de las «reválidas» de ESO y Bachillerato

España/05 de agosto de 2016/www.teinteresa.es

Los consejeros de Educación de las comunidades autónomas gobernadas por el PSOE han pedido al Gobierno en funciones que derogue «de forma inmediata» el Real Decreto aprobado la semana pasada en Consejo de Ministros por el que se regulan las pruebas finales que, según la LOMCE, realizarán los estudiantes al terminar la ESO y el Bachillerato.

En un documento conjunto, los consejeros socialistas piden la convocatoria «urgente» de una Conferencia Sectorial de Educación para «pedir explicaciones al ministro sobre esta forma de proceder» e instarle a derogar la norma y que, a su juicio, debería celebrarse «como muy tarde la primera semana de septiembre».

«La aprobación del Real Decreto –aseguran– no sólo es un despropósito, que pone de manifiesto la incapacidad de este gobierno y del Partido Popular para alcanzar el más mínimo acuerdo educativo, sino que es, además, un verdadero atropello a la voluntad democrática manifestada por la comunidad educativa en numerosas ocasiones, por todas las fuerzas políticas (salvo el PP) y al sentir mayoritario de la Conferencia Sectorial de Educación, en la que sólo las Consejerías gobernadas por el Partido Popular manifestaron su apoyo a la norma».

Según los socialistas, la norma es «una provocación» que muestra la intención del Partido Popular de «llevar hasta sus últimas consecuencias los cambios previstos en la LOMCE».

Por ello, han expresado su intención de impulsar «un gran acuerdo con toda la comunidad educativa» con el objeto de derogar la LOMCE y han advertido al ministro de Educación, Cultura y Deporte en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, que, en caso de que se lleve a cabo la aplicación del Real Decreto aprobado la semana pasada «no contará con su colaboración».

Tomado de: http://www.teinteresa.es/educa/consejeros-socialistas-Educacion-revalidas-Bachillerato_0_1625837772.html

Imagen: https://www.google.com/search?q=Los+consejeros+socialistas+de+Educaci%C3%B3n+piden+en+bloque+la+anulaci%C3%B3n+de+las+%22rev%C3%A1lidas%22+de+ESO+y+Bachillerato&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwi9v9iwuajOAhUFMyYKHVKrCncQ_AUICSgC&biw=1366&bih=623#imgrc=VW5YilbtG0FBSM%3A

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Reválidas: un golpe bajo de Rajoy a la educación

Por Agustín Moreno

Como en los mejores tiempos del franquismo, en vísperas de vacaciones y cuando se forman colas kilométricas de automóviles camino de las playas, el gobierno en funciones de Mariano Rajoy ha aprobado un Real Decreto que regula las reválidas de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y de Bachillerato. Lo hace precisamente cuando la gran mayoría de la comunidad educativa proponía a los partidos políticos que van a negociar la formación de gobierno una serie de medidas urgentes para evitar daños irreparables al alumnado. No atendiendo el clamor de la mayoría de comunidades autónomas que vienen pidiendo al Ministerio de Educación que pospusiera la aprobación de las pruebas externas por ser contrarias a ellas, como lo demostraron con el boicot a las de primaria. Por último, desprecia el acuerdo del anterior Congreso de los Diputados que aprobó en abril la paralización de la LOMCE por una amplia mayoría. En resumen, el gobierno del PP es todo imposición y nada de diálogo.

El Real Decreto, que regulan las evaluaciones finales de ESO y de Bachillerato, fija las materias troncales, las específicas y las optativas, el porcentaje de peso de las notas académicas (60%) y de las reválidas (40%), quién realiza las pruebas, las correcciones, establecimiento de fechas, etc. Los alumnos de ESO se examinarán de 7 asignaturas con 60 minutos por prueba, y los de Bachillerato de 8 asignaturas con una duración 90 minutos por cada una. Las reválidas durarán entre 4 y cinco días.

Solo podrán presentarse a ellas los alumnos que tengan un máximo de dos asignaturas suspensas en ESO (siempre que no sean Lengua y Matemáticas) y con todas aprobadas en Bachillerato. Los alumnos que no obtengan la nota suficiente no obtendrán los correspondientes títulos de ESO o de Bachillerato, aunque en el curso 2016/17 no tendrán aún efectos académicos. La reválida de Bachillerato sustituirá a la Prueba de Acceso a la Universidad.

El alumnado de ESO que no apruebe las dos convocatorias no obtendrá el título y no podrá seguir estudiando otra cosa que no sea la Formación Profesional Básica (FPB). Esto es un importante retroceso ya que supone ofertarles un itinerario pensado como final de trayecto. Hay que recordar que la FPB está siendo un rotundo fracaso en la opinión de los expertos, ya que al suspender la mitad del alumnado se convierte en una vía muerta.

Por ello las críticas no se han dejado esperar. Los directores de los centros educativos denuncian que estos alumnos quedarían en un auténtico limbo sin salidas y supondría aumentar el fracaso escolar y su práctica expulsión del sistema. La Confederación Estatal de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) ha anunciado queestudiará acciones jurídicas contra el gobierno por aprobar el Real Decreto estando en funciones.

El fondo del rechazo de la comunidad educativa a las reválidas es por el carácter segregador que tienen; porque establece pruebas externas de carácter finalista en las que el alumnado se juega a una carta el resultado final de muchos años de escolarización; porque no tienen en cuenta realmente el progreso del alumno y el contexto socioeconómico del centro; y porque sustraen la evaluación última al profesorado que les ha dado clase y les conoce. Las reválidas nos retrotraen medio siglo en el tiempo: al mismo sistema clasista que había antes de la ley de Educación de 1970.

Llegado a este punto, hay que hacer una afirmación: por supuesto que los profesionales no nos oponemos a la evaluación. El Foro de Sevilla la define bien: en la educación obligatoria la evaluación debe tener un claro propósito formativo, de conocimiento y apoyo a los procesos de aprendizaje y desarrollo personal. Una evaluación excluyente, sancionadora y de control –como plantea la LOMCE-, basada en pruebas frecuentes y estandarizadas, es contraria a su sentido educativo y a la diversidad humana, generando abandono y exclusión.

En resumen, el gobierno en funciones tiene legitimidad política cero para aprobar estas medidas que son las más polémicas de una que tiene un amplio y profundo rechazo. Y hay que sacar dos conclusiones. Una sobre la movilización: en septiembre la Marea Verde tendrá que volver a la calle en defensa de la Educación Pública. Otra política ahora que se está hablando de la investidura: lo realmente importante no estriba en qué gobierno se forma, sino para qué política y ya va siendo hora de dejar el teatro y hablar de las grandes cuestiones como la educación, el paro o las pensiones. Y en torno a ellas formar la mayoría de gobierno. Frente a la pesadilla de un nuevo gobierno del PP, debería de valer la mayoría que aprobó la paralización de la LOMCE en el Congreso de los Diputados.

Fuente: http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/2016/07/30/revalidas-golpe-rajoy-la-educacion/1595

Imagen tomada de: https://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/files/2016/07/protesta_revalidas_Galicia.jpg

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La educación como barrera social o como instrumento de igualdad

Por: Alejandro Tiana Ferrer

Los últimos datos publicados por el proyecto PISA, correspondientes al año 2012, nos dejaron una mala noticia: los indicadores de equidad, de los que España podía legítimamente enorgullecerse, habían empeorado. La situación no era preocupante, pero sí la tendencia que se apuntaba.

Por ese motivo, y a la espera de que se publiquen a finales de 2016 los datos correspondientes al año 2015, estamos en un momento oportuno para reflexionar acerca del papel que desempeña el sistema educativo con vistas a promover la igualdad en la educación.

Desde este punto de vista hay tres cuestiones que merece la pena analizar con cierto detenimiento. En primer lugar, conviene pensar acerca de qué implica hacer efectivo el principio del derecho a la educación. En segundo lugar, hay que reflexionar acerca del modo en que mejor se asegura la igualdad en el acceso de los estudiantes a los distintos tipos de centro. Y en tercer lugar, debemos estudiar cómo se organiza el sistema educativo para impedir la aparición de barreras sociales y para fomentar la equidad en la educación.

Un equilibrio difícil pero necesario: libertad de enseñanza y derecho a la educación

Los dos grandes principios que rigen en la actualidad la política de la educación son los de libertad de enseñanza y derecho a la educación. Ambos cuentan con una larga historia, paralela al proceso de reconocimiento de los derechos individuales y sociales que ha tenido lugar en la época contemporánea.

El principio de libertad de enseñanza (o libertades de enseñanza, en plural, como dice acertadamente Manuel de Puelles que deberíamos denominarlo) se inserta en el reconocimiento de los derechos de libertad o libertades civiles que se produce ya desde la Revolución Francesa. Encuentran estos derechos su justificación en la necesidad de que el Estado respete la esfera privada del individuo, lo que implica reconocer la libertad de expresión, de culto, de conciencia o de prensa. La aplicación de este principio general al ámbito de la educación se realiza en una triple dirección: libertad de creación de centros, libertad de cátedra y libertad de elección de centro. Mientras que la primera acepción se consolidó en el Estado liberal, durante el siglo XIX, el reconocimiento de la segunda solo se conseguiría avanzado ese siglo, después de muchos conflictos. La tercera acepción centra buena parte de los debates políticos actuales en torno a la educación.

Por su parte, el derecho a la educación va asociado al reconocimiento de los derechos prestacionales o sociales, que comenzaron a incluirse de manera generalizada en las constituciones nacionales después de la segunda guerra mundial. Este tipo de derechos, que abarca ámbitos como las relaciones laborales, la salud, la seguridad social o la educación, encuentra su fundamento en la necesidad de asegurar a todos los ciudadanos un mínimo de igualdad, sin el cual el ejercicio de las libertades cívicas y políticas reconocidas no sería efectivo. Los componentes fundamentales del derecho a la educación son tres: obligatoriedad (ya que la educación es un derecho fundamental, del que no se debe privar a nadie), gratuidad (al menos en los niveles básicos, como medio de asegurar su efectividad) e igualdad de oportunidades (para progresar en el sistema educativo en función del mérito y no de los recursos disponibles). Los tres componentes han quedado recogidos en documentos tan relevantes como la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 y la Convención de los Derechos del Niño de 1989.

Se trata de dos principios procedentes de tendencias ideológicas diferentes. El primero encuentra su origen en el liberalismo y el conservadurismo, en sus distintas concepciones, mientras que el segundo lo tiene en el igualitarismo y la democracia social. Por ese motivo ha existido y existe entre ambos una tensión que no resulta siempre sencilla de resolver.

En el caso de España, esa tensión fue evidente durante los siglos XIX y XX, generando incluso algunos conflictos de cierta envergadura. La Constitución de 1978 intentó buscar un equilibrio entre ambos, aunque la tarea no resultó sencilla, dada la profunda divergencia ideológica existente. Hay que reconocer que no fue fácil encontrar un acuerdo entre las posiciones defendidas respectivamente por los herederos de la escuela nacionalcatólica franquista y los de la escuela pública unificada republicana. El antagonismo estaba muy arraigado y los enfrentamientos habían estado a la orden del día.

Es bien sabido que el artículo 27, que trata de la educación, fue uno de los que puso en riesgo el consenso constitucional. El debate fue intenso, si bien se alcanzó finalmente un acuerdo, consistente en la yuxtaposición de los dos principios mencionados, la libertad de enseñanza y el derecho a la educación. Todas las partes negociadoras realizaron cesiones relevantes, que no dejaron de recibir algunas críticas de sus afines. Pero lo importante es que se alcanzó un consenso, de los que Giovanni Sartori denomina básicos, sobre el que basar la posterior regulación de nuestro sistema educativo.

Con más o menos dificultades y con ocasionales recursos al Tribunal Constitucional, el sistema ha venido funcionando razonablemente durante los últimos treinta y cinco años. Pero en estos últimos tiempos estamos asistiendo a un intento más o menos abierto de cambiar ese consenso básico. En nombre del principio de libertad de enseñanza, y centrándose sobre todo en la libertad de elección de centro, hay sectores ideológicos que propugnan cambios normativos profundos. La inclusión que hace la LOMCE de “la libertad de enseñanza y de creación de centro docente, de acuerdo con el ordenamiento jurídico” entre los principios inspiradores del sistema educativo, sin hacer mención paralela al derecho a la educación, me parece una demostración patente de ese intento. En mi opinión, corremos el riesgo de romper un consenso básico que costó mucho alcanzar. Y ese es un problema importante que no nos podemos permitir que se reavive en las circunstancias actuales.

Un mito engañoso: la libertad de elección

En relación con lo anterior, vale la pena destacar que la libertad de elección se ha convertido desde hace años en una de las banderas educativas favoritas de los grupos conservadores y liberales. Se trataría en última instancia de asegurar que las familias pueden elegir el tipo de educación que desean para sus hijos, por medio de la libre elección de centro. La defensa de ese principio se sustenta en algunas ideas que merece la pena analizar.

Un supuesto muy extendido entre los defensores de dicha opción es que en España existe una escasa libertad de elección. El motivo sería la existencia de una supuesta zonificación rígida, que asignaría forzosamente a los alumnos al centro más cercano a su domicilio y les impediría elegir.

Pues bien, hay que subrayar que esa idea es falsa. Es cierto que contamos con zonas escolares, cada una de las cuales agrupa generalmente varios centros. O sea, aplicamos criterios de asignación de alumnos similares a los existentes en países como Inglaterra o Estados Unidos, que no pueden considerarse enemigos de la libertad individual. Pero a diferencia de lo que allí sucede, las familias no están obligadas a llevar a sus hijos al centro que les corresponde, sino que pueden realmente elegir cualquier centro que deseen, esté o no dentro de la zona en que se ubica su domicilio. E incluso admitimos la posibilidad de tomar en consideración el lugar de trabajo de los padres en vez del domicilio a efectos de admisión en un centro determinado, ampliando así la libertad real de elección.

En consecuencia, nuestras zonas escolares no tienen carácter exclusivo, siendo su única función la de primar la cercanía (entre otros factores) cuando hay más demanda que plazas disponibles en un centro. Porque es realmente ahí donde se sitúa el problema de la elección y donde vale la pena centrar el análisis.

En efecto, cuando hay más solicitudes que plazas en un centro puede optarse por diversos sistemas para asignarlas. Una primera opción consiste en dejar que sea el centro quien elige libremente a sus alumnos. Es lo que algunos defienden abiertamente, planteando una contradicción insalvable, puesto que no serían las familias quienes elegirían, sino los centros quienes podrían elegir a su propio alumnado. Al margen de la discrecionalidad y la injusticia que ese sistema introduce, hay que hacer notar que la supuesta defensa de un principio llevaría precisamente a su negación: frente a la libertad de elección (de las familias), primaría la arbitrariedad de la elección (por los centros).

Una segunda opción consiste en adoptar algunos criterios objetivos para resolver los desajustes entre las plazas disponibles y las preferencias expresadas por las familias. En principio, se trata de una solución más justa y que concede mayor seguridad. Es el modelo actualmente aplicado en nuestro sistema educativo, al igual que en otros muchos. Ahora bien, el dilema se plantea cuando se trata de establecer dichos criterios. Los más habituales son la distancia del domicilio al centro, el nivel de renta y el tamaño de la familia. El primero se basa en la conveniencia de que los niños y jóvenes asistan a centros cercanos a su domicilio, dadas las múltiples ventajas que ello implica. El segundo y tercero tienden a favorecer a las familias con mayores necesidades, a las que los poderes públicos deben proteger especialmente. Si bien dichos criterios pueden pervertirse y no están exentos de fraudes, resultan sin duda razonables. Se trata de un sistema que asegura el equilibrio de la libertad de enseñanza y el derecho a la educación.

Existen también opciones intermedias, como la de combinar algunos de los criterios mencionados con otros más flexibles o dar la posibilidad a los centros de asignar libremente una determinada puntuación, adicional a las anteriores, para cubrir sus plazas. En este caso, la justicia de la solución adoptada depende de varios factores. Por una parte, si la puntuación así asignada es demasiado alta, estaríamos de hecho en el primer caso analizado más arriba. Por otra parte, si esa puntuación no presta una atención especial a las familias más desprotegidas o con mayores necesidades, estaríamos ante una situación que primaría a quienes tienen mayor poder o capacidad de influencia. En ambos casos habría personas o grupos que saldrían perdiendo con la aplicación de este sistema.

Y es que no basta con preguntarse qué grado de libertad de elección existe en un sistema educativo. En 1996 Bruce Fuller y Richard F. Elmore coordinaron un libro con el sugerente título Who chooses? Who loses? (Teachers College Press, New York). Debo reconocer que me impactó su análisis acerca de los efectos desiguales de la elección de centro. Desde entonces, cuando se habla de libertad de elección no me resisto a plantear la pregunta de quién sale perdiendo. Pienso que vale la pena formularla, pues no todos los sistemas son neutrales.

Un instrumento para la igualdad: trayectorias escolares abiertas y fluidas

Asegurar la equidad en la educación y evitar la creación de barreras escolares y sociales no implica solamente defender el derecho a la educación y llevarlo a la práctica en lo que se refiere a la igualdad de condiciones en el proceso de escolarización. También implica establecer una estructura y una ordenación educativas que aseguren la igualdad.

Como es bien sabido, los sistemas educativos actuales distan de ser idénticos, si bien presentan algunos rasgos similares. Por una parte, todos ellos definen una etapa de escolarización obligatoria, precedida y seguida por otras que no lo son y que a su vez difieren en los momentos de inicio y final, así como en su configuración. Por otra parte, todos cuentan con un tronco común de duración variable y unas ramificaciones que varían en número y extensión. El modo en que se imbrican la obligatoriedad y la formación común, cuya duración puede o no coincidir, difiere asimismo de unos sistemas a otros. Haciendo un símil viario, podría decirse que esta configuración dibuja un entramado de caminos, más o menos complejo y con un número variable de vías internas de conexión, por donde transcurren las trayectorias escolares que los estudiantes recorren durante su etapa formativa.

En consecuencia, puede decirse que los dos elementos fundamentales que determinan dicha configuración son la estructura del sistema y la ordenación educativa. La combinación de ambas hace posibles unas trayectorias e impide otras, abriendo o cerrando caminos a los estudiantes que las transitan. Y el análisis de tales trayectorias es muy interesante para valorar qué oportunidades de educación y formación ofrecen realmente los sistemas educativos al alumnado.

Los modelos subyacentes a la Ley Orgánica de Educación (LOE) y a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) son muy diferentes. Mientras que el primero es un modelo de tronco único prolongado, seguido por una ramificación corta pero intensa, el segundo es un modelo en abanico, donde el tronco se va escindiendo progresivamente en vías divergentes con escasa intercomunicación entre sí. Se trata de dos opciones claramente diferentes, que vale la pena analizar.

Desde una perspectiva general, puede apreciarse que la estructura del sistema educativo adoptada por la LOE y la LOMCE es idéntica, ya que tienen las mismas etapas y con igual duración. Podría, por lo tanto, considerarse que son modelos equivalentes. Sin embargo, las medidas de ordenación que las acompañan son tan distintas que determinan trayectorias escolares muy diferentes.

La LOE enfatiza el carácter común de la educación básica, entre los 6 y los 16 años de edad, esto es en las etapas de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria (ESO), planteando la atención a la diversidad como un mecanismo que permite huir de la uniformidad y dar a cada estudiante lo que necesita para su pleno desarrollo, siguiendo trayectorias diferenciadas pero equivalentes y conducentes a una misma titulación. Por su parte, la LOMCE, bajo el rótulo de la flexibilización, propone desarrollar programas que permitan a cada estudiante “desarrollar todo su potencial”. El problema que subyace detrás de una declaración tan genérica estriba en que dichos programas van conduciendo a trayectorias divergentes, con difícil retorno o cambio de rumbo. Por una parte, sustituye los programas de diversificación curricular por los de mejora del aprendizaje y el rendimiento en el primer ciclo de la ESO (cursos 1º a 3º), que dejan un interrogante abierto acerca de qué sucede con quienes no los superen. Por otra parte, establece dos opciones en 4º de ESO, que ya se prefiguran en 3º: las enseñanzas académicas (conducentes al bachillerato) y las aplicadas (conducentes a la formación profesional). Por último, todo ello se culmina con un triple título final de ESO: un certificado de los estudios cursados para quienes no lleguen a superar ninguna de las dos reválidas planteadas y dos títulos diferentes de Graduado en ESO, en función del tipo de reválida aprobado. Todo ello abre la vía a tres trayectorias distintas: la nueva Formación Profesional Básica, la Formación Profesional de Grado Medio o el Bachillerato. En suma, los caminos que pueden seguir los estudiantes se abren en abanico. Y el problema aumenta, si se tiene en cuenta que las pasarelas de unas vías a otras son muy limitadas.

Este modelo de la LOMCE, aun manteniendo la misma estructura del sistema educativo de la LOE, reduce muy sustancialmente su grado de comprensividad. Los estudiantes comienzan a ser separados bastante antes de finalizar la etapa obligatoria, con notables dificultades para revertir decisiones tempranas que pudieran resultar desacertadas. Además, esa rigidez tendrá impacto en el aprendizaje que debe realizarse a lo largo de la vida. La pregunta de qué sucederá si un joven desea retomar su formación a partir de un mal comienzo académico resulta inevitable. Y hay que decir que la respuesta es muy decepcionante.

La posibilidad de plantear trayectorias abiertas y reversibles no se basa solamente en razones técnicas, sino también de equidad y justicia social. Nuestras sociedades necesitan desarrollar el talento de todos los ciudadanos, independientemente de las decisiones incorrectas tomadas en algún momento del tiempo. Sin eso, no tendremos un sistema justo ni eficaz. Y no parece que ese sea el modelo hacia el que tendemos. Y eso actúa más como barrera social que como instrumento al servicio de la igualdad en materia de educación. Quizás los próximos datos de PISA no reflejen todavía la magnitud del cambio que se está produciendo, pero antes o después lo dejarán notar, si no hacemos nada para revertir la tendencia.

Tomado de: http://www.te-feccoo.es/2016/07/20/la-educacion-como-barrera-social-o-como-instrumento-de-igualdad/

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Madrid: Castigados sin practicar deporte

España/Madrid/ 18 de Julio de 2016/Levante

Mientras la Asamblea de Madrid aprueba por unanimidad una hora más de Educación Física en todas las etapas educativas, el Consell «castiga» sin practicar deporte a los jóvenes de 2.º de Bachillerato al eliminar esta optativa de cuatro horas semanales. La decisión, tomada por el PP, y no revocada por el tándem Compromís-PSPV, se aplica ya el próximo curso.

rafel montaner | valencia La Conselleria de Educación impide a los centros docentes ofertar el próximo curso la optativa de Educación Física en segundo de Bachillerato. La desaparición de esta asignatura, que con sus cuatro horas semanales de práctica deportiva rompía el sedentarismo de los jóvenes bachilleres obligados a hacer codos ante la inminente Selectividad, ha desencadenado el «rechazo total» del profesorado que la imparte y del Colegio Oficial de Licenciados en Educación Física de la C. Valenciana (Colef-CV)

La decisión de no incluir la Educación Física entre las asignaturas de libre configuración autonómica en el decreto de la Generalitat que desarrolla la aplicación del currículo de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) fue tomada por la anterior Administración del PP y mantenida por el actual tándem Compromís-PSPV al frente de la conselleria. Aunque el decreto data de 2015, se aplicará el próximo curso por primera vez en 2.º de Bachillerato al implantarse la Lomce en este nivel.

En algunos Institutos públicos de Educación Secundaria (IES), como el Joan Fuster de Sueca, los departamentos de Educación Física han llegado a plasmar el rechazo a la supresión de la materia en la memoria final de este curso que han remitido a la Inspección. «Desaparece una asignatura que procuraba el desarrollo integral del alumnado, buscando su autonomía y ayudándole a adquirir un estilo de vida saludable», se denuncia en el informe.

«Nos quitan los únicos referentes curriculares que citaban competencias motrices „competencia en el dominio corporal, competencia en la adquisición de un estilo de vida saludable, competencia en la ocupación activa del ocio, competencia en la expresión y el autocontrol corporal„, y nos quitan el derecho a poder ofrecer a unas personas que lo pedían, la posibilidad de escoger una materia que les ayudaría a mejorar su salud física y mental», concluye la memoria.

«Una decisión política»
El presidente del Colef-CV, Vicente Miñana, considera que la eliminación de la optativa de Educación Física en 2.º de Bachillerato «no es culpa de la Lomce, pues cuatro autonomías la siguen ofertando, sino de una decisión política del anterior Consell y del actual, a pesar de que tanto el PP como PSOE y Compromís defendían en sus programas electorales la promoción de la actividad deportiva entre los niños y adolescentes».

Para el Colef-CV, la Conselleria de Educación va en contra de todas las recomendaciones internacionales de lucha contra la pandemia de la obesidad infantil y recuerda, que según las estadísticas de la Unión Europea el 80 % del alumnado solo hace deporte en la escuela.

En España, tanto en Primaria como en Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y primero de Bachillerato únicamente se imparten dos horas semanales de Educación Física, cuando el Parlamento Europeo recomienda desde 2007 al menos tres horas semanales. Además, desde el año pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a que los escolares practiquen deporte durante al menos una hora diaria.

Mientras la Comunitat recorta horas de Educación Física, otras autonomías abren caminos para aumentarlas. Así, el pasado 9 de junio el pleno de la Asamblea de Madrid aprobó por unanimidad una proposición no de ley (PNL) presentada por C’s para ampliar a tres horas semanales la asignatura de Educación Física en todos los cursos de Primaria y Secundaria, así como aumentarla en Bachillerato y FP.

Fuente: http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2016/07/17/castigados-practicar-deporte/1445695.html

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España: La Assemblea de Docents mantiene el boicot a las pruebas Lomce

ElMundo/30 de abril de 2016/EuropaPressPalma

«Estamos preparados y dispuestos a boicotear las pruebas si se decide realizarlas»

La Assemblea de Docents y la Plataforma Crida han insistido este sábado en mantener su propuesta de boicot a las pruebas Lomce ya que han recordado que la paralización anunciada por el conseller de Educación es temporal. De este modo, la Assemblea deja patente su descontento con la resolución de la Conselleria de la semana pasada, relativa a la suspensión temporal de la aplicación de las pruebas de evaluación para los alumnos de tercero y sexto de primaria, al considerar que se produce «sin un compromiso claro de detenerse definitivamente, como ya han hecho las Comunidades Autónomas de Canarias, Navarra, Cataluña y País Vasco».
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Así, en previsión de que finalmente se puedan convocar las pruebas, «habrá muy poco tiempo para reaccionar ya que el curso escolar se encuentra muy avanzado». «Nos preocupa que las pruebas se solapen con el final de curso generando, una vez más, caos en los centros», ha explicado la Assemblea en un comunicado. Vuelve a denunciar que estas evaluaciones «responden a uno de los principios de la Lomce que más refleja su carácter segregador, que pretende clasificar alumnos y centros, que sólo evalúa resultados y no procesos de aprendizaje y que hace de la competitividad un objetivo fundamental». Según la Assemblea, este modelo, «ya experimentado en otros países, no funciona y se aleja de la escuela compensadora de desigualdades sociales, familiares y económicas que es tan necesaria en esta comunidad». En este sentido, la entidad ha advertido de que la norma educativa continúa implantándose «con constantes incertidumbres como ésta» en los centros educativos Baleares, y «nada hace pensar que una próxima Conferencia Sectorial de Educación, a la que se acoge el conseller para argumentar la decisión de suspensión temporal, sea capaz de acordar ninguna medida contundente en contra de la Lomce». Por todo ello, la Assemblea ha exigido la paralización completa del calendario de aplicación de la Lomce y la ejecución de un acuerdo político inmediato para su derogación. «Por lo tanto, estamos preparados y dispuestos a boicotear las pruebas si se decide realizarlas», ha concluido.

Fuente: http://www.elmundo.es/baleares/2016/04/30/5724e5b346163fc4428b4597.html

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España: Para CCOO, el fortalecimiento de la enseñanza pública es la garantía de igualdad de oportunidades

Fuente CCOO / 22 de Abril de 2016

Los resultados del informe de la OCDE ‘Estudiantes de bajo rendimiento: por qué se quedan atrás y cómo ayudarles a tener éxito’ confirman la necesidad de derogar la LOMCE y de la extensión y fortalecimiento de la educación pública.

En el informe de la OCDE ‘Estudiantes de bajo rendimiento: por qué se quedan atrás y cómo ayudarles a tener éxito’, que analiza las causas que explican las diferencias en los resultados de las pruebas PISA (niveles de conocimiento en matemáticas, lectura y ciencias), se afirma que el nivel socioeconómico de los estudiantes influye de manera determinante en los resultados. Según la OCDE el rendimiento del 40% del alumnado que tiene peor situación socieconómica está por debajo de la media, frente al 8% entre los que tienen mejor situación. Además cuando los alumnos con peor nivel socieconómico se ‘concentran’ los resultados empeoran, lo que explica que en los colegios públicos el 29% de los alumnos obtenga peores resultados, frente al 15% en los colegios concertados y el 10% de los privados.

A la OCDE le preocupa cómo inciden estos resultados en el PIB, en el abandono escolar y en la peor inserción laboral de los que no alcanzan el nivel establecido en las pruebas. Cuesta creer que el actual gobierno en funciones, y su recientemente nombrado embajador ante la OCDE y ex ministro de educación Sr. Wert, promotor de la aún vigente Ley educativa (LOMCE), y supuestamente experimentado sociólogo, no conocieran la relación entre situación social y rendimiento escolar. Pero, ¿actuaron en consecuencia?

La evolución de algunos indicadores del sistema educativo muestra la orientación de las políticas educativas en relación a los resultados del informe de la OCDE. La inversión del Ministerio de Educación en los programas de carácter compensador disminuyó entre 2009 y 2015 un 24%, recortando a su vez el número de docentes en centros públicos (casi 30.000 menos), mientras aumentaba el alumnado (más de un 17%). En los centros concertados y privados la evolución es la inversa, se incrementa la inversión y el número de profesores, pero el número de alumnos crece sólo un 5%.

Si el nivel socioeconómico y la concentración del alumnado con mayores necesidades tiene efectos significativos sobre los resultados (e indirectamente en la economía, en el abandono escolar y en la inserción laboral), lo lógico habría sido aumentar los recursos para atender (compensar) mejor a los niños y niñas y distribuir el esfuerzo de atención entre centros públicos y concertados. Todo lo contrario a lo que se ha venido haciendo.

Las reformas del actual gobierno ponen el sistema educativo al servicio de la desigualdad social, con discursos sobre la libertad de elección de centro y la calidad que enmascaran la garantía de la estratificación social y la segmentación de oportunidades. En aras de una calidad ‘selectiva’ se ha renunciado a la equidad y abandonado a su suerte a una parte importante de niños y niñas. Por ello CCOO ha denunciado la LOMCE y los recortes a la educación pública.

Tenemos datos de sobra para afirmar que el alumnado cuyo ‘entorno socioeconómico es precario’ rinde menos porque tienen peores condiciones de vida, se le hurtan recursos, recibe menos apoyo del que necesita, en definitiva, se vulnera su derecho a la educación. Sin embargo, frente a toda evidencia, la mayor parte de las medidas que propone la OCDE inciden en el refuerzo y la atención individualizada, sin ninguna orientación que apunte, no ya a políticas redistributivas, sino a medidas de equidad en el ámbito educativo.

Para CCOO los resultados de este informe confirman la justicia de nuestras reivindicaciones: derogar la LOMCE, pero sobre todo abordar una reforma educativa que sitúe a la educación pública en el centro del sistema, que apueste por la calidad, entendida como igualdad de oportunidades. Para ello hay que invertir de manera prioritaria en sus centros, su profesorado, el personal de servicios educativos, en actividades y servicios complementarios integrados, incluidos comedores, etc.

Ahora que se está discutiendo sobre los posibles pactos políticos, donde a excepción del PP, los partidos de ámbito estatal hablan de la necesidad de un acuerdo sobre la educación, CCOO reivindica, como siempre y más que nunca, la extensión y fortalecimiento de la educación pública.

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España: URGENTE el Foro Mundial de la Educación apoya la campaña para un “Diálogo por la educación”

Fuente Foro Mundial de Educación /19 de Abril de 2016

Ante el clamor que exige la derogación de la LOMCE y una nueva ley de educación que sea fruto de un acuerdo social y político, la plataforma La educación que nos une lanza la campaña “Diálogo por la educación” con el deseo de impulsar una Ley de Educación:

  • Democrática: elaborada con la participación de la comunidad educativa y la ciudadanía.
  • Estable: centrada en las necesidades de las personas y no en los intereses de los partidos.
  • Comprometida con un mundo más justo.

Concluye una legislatura del Partido Popular marcada por la imposición de una ley educativa elaborada sin consenso y de espaldas a la comunidad educativa y al conjunto de la sociedad. La práctica totalidad de los partidos políticos se comprometieron a derogar la LOMCE apenas cambiara el juego de mayorías parlamentarias. Confiamos en que esta sea una de las primeras medidas adoptadas en la próxima legislatura. La segunda promesa con que abrió el Ministro Wert su trabajo al frente del Ministerio de Educación fue la elaboración del Libro Blanco de la Función Docente, encargado por su heredero, el señor Méndez de Vigo, a José Antonio Marina a tres meses de las elecciones. Un nuevo pilar del sistema educativo construido sin diálogo y sin consenso. No son estas las formas que esperamos de la nueva legislatura.

Por todo ello, reclamamos un proceso de diálogo abierto a la ciudadanía y a la comunidad educativa que permita el alumbramiento de una nueva ley de educación fruto de un acuerdo social y político que le augure, al fin, una estabilidad más allá de los vaivenes electorales. No aceptamos un Pacto de Estado entre partidos políticos y organismos económicos que excluyan a la comunidad educativa y la sociedad civil.

Apoya nuestra petición de forma individual o colectiva para reclamar un Diálogo por la Educación.
El enlace de la campaña, el vídeo promocional de la campaña y el espacio para firmar en apoyo disponible aquí
 Diálogo por la educación

Diálogo por la Educación

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