Mundo: La amenaza del supremacismo blanco

La amenaza del supremacismo blanco

Frei Betto

Soy blanco, pero tengo ADN negro e indígena. Y tengo dudas de si mi inveterado optimismo, reforzado por el factor de resurrección de mi fe- de que la vida prevalecerá sobre la muerte- resistirá a los indicios de barbarie que identifico en la actual coyuntura mundial.

Me alivia el hecho de que no tengo descendientes, tanto es el temor que siento hoy por el futuro de la humanidad. Me sumo al epílogo de Machado de Assis en Memorias póstumas de Bras Cubas (1881): “No tuve hijos, no le transmití a ninguna criatura el legado de nuestra miseria”.

Si tuviera que señalar un único factor del actual caos global apuntaría al supremacismo de la elite blanca. No tanto por condición de clase, sino de espíritu.

Jair Bolsonaro

Conozco a personas pobres imbuidas del síndrome del elitismo. Todo Brasil vio, en el gobierno de Bolsonaro, a un presidente de la Fundación Palmares, negro, manifestar prejuicios sobre su propia etnia. En septiembre de 2021 criticó el movimiento negro, negó que Brasil fuera un país racista y defendió que se debía acusar también del delito de racismo a quien ofende a personas blancas. “Soy el terror de los afrollorones, de la negrada victimista, de los negros con rabia. No les tengo miedo”, declaró en un evento en Brasilia organizado por el diputado Eduardo Bolsonaro (PL-SP), ante un público conservador.

El elitismo racista se caracteriza por una acentuada aporofobia, esto es, una aversión a los pobres. La persona vive alquilada, carga con un monte de deudas, araña para pagar las cuentas, pero abomina a quien se encuentra desempleado o vive en situación de calle. Como tiene amistades en situación mejor que la suya se considera de clase media en camino al ascenso social. Se avergüenza de su situación real y se alía a los alpinistas de la pirámide de la desigualdad.

Trump es hoy en día el gurú de esa gente. Usa metáforas como “inmigrantes” para vomitar sus prejuicios contra los extranjeros atraídos por el “sueño americano”, aunque su tercera esposa, Melanie Knauss, haya nacido en Eslovenia. Lo bastante sagaz como para no ser acusado de racista y perder votos de los electores negros, es obvio que su “América” es la de los wasp, sigla que designa a los blancos, anglosajones y protestantes. Los racistas estadounidenses desprecian a los católicos, predominantemente descendientes de italianos e irlandeses.

La ideología trumpista es el Destino Manifiesto, la convicción de que el modelo de vida estadounidense debe ser llevado a todos los pueblos. Trump es el Capitán América, un personaje de historietas creado en 1941, en plena Segunda Gran Guerra para inflamar de orgullo a las tropas de los Estados Unidos contra las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón). El personaje realiza prodigios y escapa a todas las trampas que le tienden sus enemigos.

Trump es candidato a la presidencia, acompañado por J.D. Vance, a quien se califica de modelo de la meritocracia por haber nacido en una familia del interior de pocos recursos y haberse hecho rico y famoso. Su mujer, Usha Chilukuri Vance, es hija de inmigrantes. La ideología rastrera estadounidense de que el sol de la prosperidad brilla para todos y basta con saber alcanzarlo, como si no hubiera lucha de clases, me recuerda el Reader’s Digest, una revista conocida en el Brasil de mi infancia con el nombre de Selecciones, repleta de artículos centrados en convencer al lector de la supremacía de los Estados Unidos, y de cuántos famosos nacidos en la pobreza se convirtieron en exitosos magnates.

Vance, el vice de Trump, se jactó en la convención del Partido Republicano de que su abuelo tenía en su casa 19 armas “para proteger a la familia”. ¡Dios mío! ¡Cuándo se hubiera podido imaginar que mantener un arsenal en casa pudiera ser motivo de orgullo para un político!

Los Estados Unidos son una nación bélica. Cuenta con solo el cuatro por ciento de la población mundial, pero su población civil tiene en sus manos 393 millones de armas: el 40 por ciento de todas las que circulan en el mundo.

Así como el gurú de Bolsonaro era el supuesto filósofo Olavo de Carvalho, el de Vance es el politólogo Patrick Deneen, de la Universidad de Notre Dame. Católico fundamentalista, se dio a conocer en 2018 con el lanzamiento del libro Por qué ha fracasado el liberalismo, en el que propone una sociedad centrada en los valores religiosos y restringida a pequeñas comunidades, un sistema conocido como “localismo”, opuesto a la globalización.

Admirador del premier húngaro Viktor Orban (amigo de Trump), de extrema derecha, Deneen sugiere imitarlo en el control ideológico de las universidades vetando ideas identitarias, ecologistas, sexistas y marxistas. Y apoya el servicio militar y civil obligatorio para todos los jóvenes.

Deneen sostiene, además, que fue un error integrar a las mujeres al mercado de trabajo. Eran más felices cuando ocupaban la posición de reinas del hogar…

Es sorprendente ver a millones de electoras estadounidenses fanáticas de la dupla Trump-Vance. En marzo de 2023, Trump fue acusado de hacerle pagos clandestinos a una estrella de cine porno. Y en mayo del mismo año fue condenado por un jurado de Nueva York por abuso sexual y difamación contra la escritora Elizabeth Jean Carroll, a quien tuvo que pagarle cinco millones de dólares.
Cuando la cabeza se impregna de fanatismo, los ojos se ciegan.

Uno de los factores que más contribuyen al fundamentalismo es la religión, que se basa en la fe, aunque la teología exige apoyar la creencia en la razón y no ceder al fideísmo, que es la convicción de que la fe prescinde de la razón y de la ciencia.

Sin duda, como vimos en Brasil a lo largo del gobierno de Bolsonaro, todavía hoy en muchas candidaturas a los gobiernos municipales Dios será invocado como cacique electoral de innumerables candidatos. Una encuesta realizada por Reuters/Ipsos revela que 65 por ciento de los electores republicanos le atribuyen a una intervención divina la sobrevivencia de Trump al escapar del atentado que lo hirió en la oreja… La victimización martirial de un candidato siempre ayuda a apuntalar su elección.

Aunque existen síntomas apocalípticos derivados del desequilibrio ambiental, como sequías prolongadas e inundaciones diluvianas, Trump defiende abiertamente descartar las energías limpias y priorizar el uso de combustibles fósiles.

Todo indicaba que la dupla Trump-Vance sería electa en noviembre. A partir del 20 de enero de 2025, el mundo estaría bajo el gobierno del supremacismo blanco, racista, misógino y religioso. Un dios creado a imagen y semejanza de sus propósitos imperialistas.

Pero la renuncia de Biden a un segundo mandato y la selección de Kamala Harris, una mujer negra, como candidata del Partido Demócrata, ahora obliga a Trump a poner sus bardas en remojo…

rmh/fb

 

Fuente de la Información: https://firmas.prensa-latina.cu/2024/08/01/la-amenaza-del-supremacismo-blanco/

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La reforma curricular al centro de la lucha por el poder

Por: Sergio Martínez Dunstan

«Los puntos coyunturales que ponen en riesgo la puesta en marcha de un nuevo plan de estudios saltan a la vista.»

La reforma curricular está sitiada entre fuego cruzado y fuego amigo. Diversos grupos la han colocado al centro de la lucha por el poder político, la disputa por la educación y la pugna por la Secretaría de Educación Pública. Así lo dejó entrever Marx Arriaga,  Director General de Materiales Educativos. “Estamos en una guerra, en una gran batalla. No estoy exagerando”.

En el marco del evento “Desafíos de la transformación educativa para la nueva escuela mexicana”, organizado por la Secretaría de Educación de Michoacán, el funcionario reaccionó a las preguntas planteadas por los participantes y el otro ponente invitado, Erick Juárez Pineda. El también Director de Educación Futura resaltó el activismo del titular de la dependencia gubernamental en las asambleas de análisis de los planes y programas de estudios 2022. Y, en contraparte, destacó la ausencia, por ejemplo, de la Subsecretaria de Educación Básica y la Directora de Desarrollo Curricular en la divulgación de la propuesta curricular. Quienes por obvias razones, también deberían estarlo haciendo según las atribuciones legales inherentes a sus cargos.

Marx, el empleado federal, puso el dedo en la llaga al mencionar:

Todavía están las presiones de la derecha para que no se publiquen el plan y los programas de estudios. Hay fuerzas al interior de la SEP que están resistiéndose a hacerlos públicos. Están ganando voluntades. Aún no se ha logrado. Si esto se llega a concretar, de lograrse, sería una conquista social.

El periodista previamente cuestionó: ¿quién va a seguir al frente de la SEP? tomando en cuenta que Delfina Gómez Álvarez encabeza las encuestas para asumir la candidatura al gobierno del Estado de México. Se habla de Marx Arriaga, de Luciano Concheiro, Adela Piña entre otros personajes, remató. Luego entonces, el proyecto curricular de relevancia transexenal  ¿quién lo defenderá de los embates opositores? Su interlocutor, Marx Arriaga, delegó tal responsabilidad a los maestros al expresar: ¿Quién va a dar la cara? tienen que ser los maestros. En el mismo tenor, y a propósito de las inquietudes de los participantes en las mesas de trabajo sobre ¿cuál debería ser el perfil docente para abordar esta nueva escuela mexicana? respondió con toda puntualidad:

“Un sujeto que tenga conciencia social y de clase. Si no hay un análisis del materialismo histórico, de lo que sucede en sus contextos resultaría casi imposible que identifiquen las problemáticas en sus entornos.” 

Asimismo, reflexionó en torno a otra interrogante igualmente trascendental: ¿Cómo debería ser la formación hacia el docente? Centrada en comunidades de aprendizaje. Es impensable desarrollar el modelo de la nueva escuela mexicana a través de un programa de capacitación porque vendría a contradecir la misma propuesta curricular. La formación continua es imposible mediante un proceso donde sólo se desarrollen contenidos. El modelo debería considerar el desarrollo del pensamiento crítico alrededor de la propuesta curricular. Si no hay un análisis de las crisis sociales, entones ¿cómo vamos a llegar a la expectativa de la Ley General de Educación, de la nueva escuela mexicana, de la propuesta curricular que promueven el pensamiento crítico para la transformación social? La estrategia de hacerlo en cascada en las sesiones de los Consejos Técnicos Escolares, sería un fracaso.

En el modelo neoliberal, prosiguió, el control del magisterio es más sencillo tras su fragmentación (o atomización). Por ello, resulta peligroso para el sistema formar comunidades de aprendizaje. “Vamos a ver si la SEP tiene el valor de llegar hasta sus últimas consecuencias de promover el pensamiento crítico tanto de los sujetos de la educación como también de los docentes”. Y, por supuesto, que hay contradicciones en los procesos del Sistema para la Carrera de la Maestras y los Maestros. Tendrán que modificarse los lineamientos, desaparecer o centrarlos en una evaluación formativa. No debe reconocerse la formación de los maestros a través de un examen de conocimientos. Los profesores son parte del Estado. Para ganar espacios se requiere conquistar previamente otros. Ya se ganaron las normales, las universidades interculturales, los libros de texto, la UPN.

Los puntos coyunturales que ponen en riesgo la puesta en marcha de un nuevo plan de estudios saltan a la vista. Trastocaría también al de educación superior el cual se ha venido discutiendo con mayor sigilo en comparación con el de educación básica.

En una guerra sin cuartel, el fuego amigo da cuenta de una lucha fratricida entre los correlegionarios afines a la línea presidencial mientras que los fuegos cruzados ocurren desde varios lados y distintas líneas provenientes de los opositores a la política gubernamental. A la lucha por el poder político se le suma la pugna por ocupar la Secretaría de Educación Pública. Al debate sobre el sustento paradigmático y epistémico del plan de estudios habrá que agregarle las visiones particulares para su implementación. Rebatir la propuesta curricular se ha convertido en un pretexto perfecto para la lucha por el poder. La casi inminente salida de Delfina Gómez Álvarez dejando acéfala la Secretaría de Educación Pública bajo estas circunstancias se torna por demás riesgoso. En esta lucha, se ha privilegiado el control político dejando en segundo término la formación de la futura generación de niñas, niños y adolescentes. Y, paralelamente, la política de revalorar el trabajo docente la han llevado hasta la pretensión de manipular al magisterio para el control político.

Por ello, cuando se habla de la reforma educativa del 2019, de los preceptos constitucionales y legales de ella emanados, de la nueva escuela mexicana como el instrumento para lograrlo, a esta fórmula hay que sumarle la política curricular como piedra angular para el éxito de la política educativa. Con ello, el fortalecimiento del grupo político influyente y agenciarse la victoria en la lucha por el poder.

Carpe diem quam minimun credula postero

Fuente de la información:  https://profelandia.com

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