México/12 de julio de 2016/Fuente: el diario ntr
“Tu lucha es digna y justa. Estoy contigo, maestro”. Esta frase vista en un cartel en la segunda marcha en solidaridad con el magisterio en Guadalajara el 29 de junio resume la resonancia que la lucha magisterial ha tenido en el país y el mundo. Millones de mexicanos ven esta lucha como justa y la respaldan. Padres de familia, autoridades municipales de Oaxaca, familiares de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el sindicalismo independiente, asambleas estudiantiles de universidades de la capital y de varias ciudades del país, artistas, académicos, organizaciones sociales, la Red Todos los Derechos para Todos y muchas agrupaciones de distinto signo han ido mostrando su apoyo.
No sólo en México. Maestros y sociedad civil de Estados Unidos, España, Alemania, Argentina, Australia, Gran Bretaña y Canadá, entre otras partes del mundo, se han solidarizado con esta lucha.
Presenciamos en México una insurgencia del magisterio contra la reforma educativa anunciada el 10 de diciembre de 2012, apenas al arrancar el gobierno de Enrique Peña Nieto, y que tiene un objetivo: derogar la reforma constitucional y las leyes reglamentarias de esta legislación llamada educativa, pero que en esencia pretende un nuevo control del magisterio y la privatización del sistema educativo público.
El punto central de esta reforma es la llamada evaluación punitiva. La reforma obliga a todos los maestros a evaluarse en un examen estandarizado de opción múltiple que es cuestionado por los especialistas educativos. Los maestros mexicanos se han dado cuenta de que están contra la espada y la pared: si no se presentan serán despedidos, pero si se presentan, automáticamente perderán su derecho adquirido de permanencia en el empleo. Cientos de miles de docentes han cobrado conciencia de este riesgo.
La movilización del magisterio agrupado en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tiene como eje central una huelga o paro nacional magisterial iniciado el 15 de mayo de este año. Al iniciar el paro, el titular de la Secretaría de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, dijo que el movimiento había sido secundado por una minoría y que había sido un fracaso. Debió tragarse sus palabras. A casi dos meses el paro se ha convertido en la mayor movilización de trabajadores de la educación en la historia del país, a pesar del despido de casi 4 mil 500 maestros paristas de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán.
Para enfrentar la insurgencia magisterial, el gobierno federal ha echado mano de diversas maniobras: despidos, campaña propagandística en medios oficialistas contra los opositores, fabricación de delitos contra dirigentes de la CNTE y cárcel a dos dirigentes de la Sección 22 de Oaxaca. En lugar de disminuir, la protesta ha crecido. Además del paro de labores, el magisterio disidente ha paralizado Oaxaca y Chiapas mediante bloqueos carreteros.
Esta inmensa oleada de resonancia y solidaridad con la insurgencia ha derrotado por completo la costosa propaganda oficial sobre la reforma. Cuando el mismo Peña Nieto, su gendarme Aurelio Nuño o los medios oficialistas dicen que la reforma se justifica para mejorar la calidad de la educación, el magisterio y la población que lo apoya responde que es una reforma punitiva; cuando el gobierno y los medios comerciales dijeron que había desabasto de alimentos por bloqueos carreteros, el magisterio y las redes sociales solidarias difundieron imágenes y testimonios con los mercados populares abarrotados de productos y consumidores.
Cuando en Nochixtlán el jefe de la Policía Federal, Enrique Galindo, y el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, pretendieron justificar la represión y negar el uso de armas de fuego, a las pocas horas se desmontó el intento de plantar otra “verdad histórica” difundiendo las fotos y videos de la PF y la Gendarmería disparando a mansalva contra los pobladores de esa localidad. Hasta ahora todas las estrategias y campañas oficialistas habían sido derrotadas por los maestros.
En este contexto no es descabellado contemplar la derogación de la reforma educativa como la salida más sensata e iniciar un proceso de diálogo y discusión de una verdadera reforma pedagógica nacional, tal como pide la CNTE y respaldan millones de mexicanos. No obstante, las resistencias son enormes, pues la educativa parece ser el pilar de las reformas estructurales de Peña Nieto.
Fue la primera de todas las reformas anunciadas (10 diciembre 2012) y ceder en ésta significa reconocer que las demás también se pueden derogar. Eso es lo que está en juego en esta insurgencia magisterial: todo el proyecto de gobierno, toda la política neoliberal, toda la “máquina depredadora” (como dicen los zapatistas) del Estado y sus políticas neoliberales al servicio del capital.
Obligado por el paro, los bloqueos carreteros, la presión de la sociedad civil nacional e internacional y el costo de la represión en Nochixtlán, el gobierno federal se vio obligado a sentarse a dialogar con los representantes de la CNTE. Hasta ahora el gobierno ofrece un diálogo sin sustancia. Quiere diálogo pero sin aceptar que puede derogar la reforma.
Como en los viejos tiempos autoritarios de Gustavo Díaz Ordaz, se ofrece una supuesta mano tendida a cambio de no cambiar nada y con la amenaza de la represión, tal como advirtieron el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco.
Las salidas que se vislumbran no son alentadoras por las amenazas de represión lanzadas por el gobierno. Al mismo tiempo que los ministros de Peña Nieto hablan de diálogo, se enviaba a 6 mil policías federales a Chiapas y Oaxaca a esperar instrucciones para levantar los bloqueos. Si esto ocurre, pueden anticiparse hechos represivos semejantes a los de Nochixtlán, con saldos multiplicado por 10.
Es necesario imponer al Estado una salida de diálogo que tome en cuenta la demanda central de derogación de la reforma educativa y un cambio pedagógico nacional de fondo. Para ello es necesario brindar solidaridad a los maestros que, luchando en las calles, nos dan una clase de dignidad.
@rmartinmar
Fuente: http://www.ntrguadalajara.com/post.php?id_nota=44546
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