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De marginalidades, precarización y vaciamiento. La Educación de jóvenes y adultxs como variable de ajuste en la era macrista

Por: Fernando Lazaro, Fernando Santana y Ezequiel Alfieri
Para aquellxs que venimos trabajando desde hace muchos años en la Educación de jóvenes y adultxs (EDJA), no es nuevo que los diferentes gobiernos de turno, o bien la tomen como un espacio marginal dentro del sistema educativo o bien impulsen hacia ella políticas precarizadoras que llevan tanto a la pérdida de derechos de lxs docentes como a una merma en la calidad educativa. Sin embargo, el gobierno actual de Maurcicio Macri y de las diferentes jurisdicciones del mismo tinte político, está llevando adelante una política de vaciamento de la EDJA, lo que implica que pase de una situación marginal a una tentativa de aniquilamiento. Estas políticas no pueden ser pensadas solamente en términos de cierres efectivos de establecimientos, porque de lo que estas medidas nos hablan es de una nueva vulneración de derechos a los sectores de por sí más postergados de la sociedad.
La política económica llevada a cabo por el gobierno actual, que implica la apertura de los mercados, la libre circulación de mercancías, un tipo de cambio devaluado, la quita de retenciones a los grandes exportadores (sojeros y mineros), la ausencia del Estado para el control de la especulación financiera (o cuando no es así, oficia como garante de esta especulación), está generando una destrucción del aparato productivo, un ensanchamiento de la brecha social, una pauperización de los sectores populares y un endeudamiento sin comparación del Estado, que, a su vez, ya no cuenta con los instrumentos mínimos para hacerle frente. Es decir, el Estado se encuentra ante la necesidad de pagar las deudas contraídas sin los mecanismos necesarios para poder hacer frente a estas obligaciones.
El propio gobierno que generó esta crisis, entonces, es el que utiliza a la educación, a lxs docentes, y a las instituciones educativas en todos sus niveles como variable de ajuste. ¿Por qué? Porque indudablemente para la clase dirigente actual no hace falta que nuestrxs jóvenes y adultxs se eduquen, que puedan acceder a la escuela para poder tener un título secundario, que puedan pensar y pensarse desde otro lugar, tener proyectos colectivos, solidarios. En definitiva, pensar en otra realidad. En este modelo económico no cabemos
todxs; en esta Argentina neoliberal no entran los 44 millones de argentinxs.
A diferencia de los años ´90, se combina ahora con este neoliberalismo económico, un conservadurismo político y un fascismo ideológico que impregna en los sectores medios y que, ante la pauperización de sus condiciones de vida, exige más represión y violencia hacia los sectores más vulnerables. Los triunfos de Bolsonaro en Brasil, de la derecha en Colombia y Chile, el resquebrejamiento de los Estados Nacionales en América Central, el asesinato de militantes sociales, populares, feministas, así como los ataques a Evo Morales en Bolivia y a Maduro en Venezuela financiados por el imperialismo norteamericano, generan un nuevo mapa regional.
Hoy el sistema no cierra, estalla por todas partes y la fórmula que se implementa es ajuste-vaciamiento-represión; cerrar escuelas y construir cárceles; obturar sueños e imponer estigmas; romper proyectos colectivos e instaurar el “único camino”.
La campaña presidencial del PRO de caras a este 2019 electoral ha sabido leer esta coyuntura, y no de manera azarosa elige como sus leit motiv reflotar las consignas de la baja de la edad de imputabilidad, esta vez al mínimo de 15 años (tras un fallido intento años anteriores de bajarla a los 14), criminalizando la pobreza; una política persecutoria hacia lxs inmigrantes, a quienes desde el Gobierno y desde los medios se lxs construye como responsables del narcotráfico en las villas y asentamientos del país, además de la acusación que se hace recaer sobre ellxs de venir a perjudicar a lxs argentinxs, impidiendo el acceso a los nativos de este país a fuentes laborales, a una salud de calidad y a mejores condiciones de vida; un fuerte foco en las políticas represivas para ¨combatir¨ la delincuencia, devolviéndole poder a las fuerzas armadas, comprando armamentos utilizados como herramientas de tortura que podrían ser transportados y utilizados en los servicios públicos, así como una política de premios y castigos, que tiene en la llamada Doctrina Chocobar una de sus muestras más cabales. Ante la crisis, es en estos puntos donde se elige poner el acento desde el gobierno. En la política del macrismo, no hay lugar para la educación.
Quiénes acuden a la educación de las personas jóvenes y adultxs
La EDJA está destinada a todas aquellas personas, que no han desarrollado sus estudios dentro de los cánones establecidos por la normativa institucional. En este sentido, la EDJA es el reconocimiento de la imposibilidad del sistema educativo de dar respuestas a las millones de personas que ingresan al sistema educativo y por diferentes motivos, ya sea por dispositivos escolares y/o condicionamientos sociales terminan siendo expulsadas de él.
Sin embargo, también la EDJA es considerada por los rasgos del sujeto que recibe la educación, es decir, las clases subalternas y los sectores sociales que acuden y son destinatarios de ella. Es decir, los sectores vulnerados, subordinados, trabajadores, marginados, el ‘sobrante’ que el sistema no pudo incluir (Rodríguez, 2006; Brusilovsky, 2006), que por sus características han sido y son los sujetos marginados/as del sistema socioeconómico, y que a su vez tienen carencias educativas, lo que refuerza su condición de precariedad y exclusión.
La educación de jóvenes y adultos es donde acude quien fue expulsadx, quien fue puesto en los márgenes, al que el sistema nunca quiso ni pretendió mirar; fue olvidadx; allí concurrieron lxs pibxs chorrxs y la mujer migrante; la puta, el puto y el obrero; la vecina y el falopero; el ‘conflictivo’ y la madre adolescente; el y la piba abandonada; en la EDJA están todxs, juntos, amontonados, apretados, compartiendo sueños y realidades; metas y deseos; ahí están los cuerpos transpirados, sudados, marcados por la vida, la violencia.
De marginalidad y precariedad.
La Educación de las personas jóvenes y adultas nunca tuvo una importancia central en el sistema educativo. Tradicionalmente en Argentina, la EDJA no tuvo una especificidad por parte de las políticas públicas, ni en cuanto a su pedagogía ni a sus contenidos curriculares; era más bien una continuación de las experiencias de la educación infantil y la persona adulta, considerada como un niño o una niña deficitaria.
Al mismo tiempo se sostuvo que la Educación de Adultos no debía ser atendida de manera particular ya que el propio accionar del Estado eliminaría el analfabetismo y reduciría drásticamente la cantidad de personas sin algún tipo de instrucción a lo largo de su vida. Desde esta premisa, la EDJA no tendría sentido de ser a mayor intervención del Estado. Quizás en ello radique una de las posibles explicaciones del lugar marginal que siempre ha ocupado en las políticas públicas. La marca fundante de la EDJA y su persistencia en el tiempo, ocupa un carácter compensatorio y subalterno, lo que constituye su “marca de origen” (Finnegan, 2012).
Ahora bien, esto nunca sucedió y la EDJA continúo presente en el siglo XX con diferentes políticas. En la década del ’90 al imponerse un nuevo paradigma educativo acompañando a las políticas neoliberales que se aplicaron en todo el continente, se produce un doble fenómeno perjudicial que significó un fuerte retroceso para el subsistema. Por un lado, un corrimiento de la especificidad, ya que deja de ser un nivel (con la eliminación de la Dirección Nacional de Educación de Adulto –DINEA-) y pasa a ser una modalidad del nivel medio (ahora denominado ‘Nivel Medio de Adulto’). En ese mismo sentido, en la Ley Federal de Educación (1993) no se hace alusión a la EDJA ni tampoco a las características que debía afrontar el docente ni a la especificidad de sus características. Por otro lado, se desarrolla una educación vinculada al control y disciplinamiento más que a una verdadera estrategia educativa hacia un sector tradicionalmente excluido.
La falta de atención al subsistema de adultos, la apertura de ofertas privadas (que sólo perseguían el lucro económico sin fijar una verdadera renovación educativa), terminaron imponiendo una educación y un diseño curricular ‘pobre para pobres’, que potenció la reproducción de las desigualdades educativas que eran reflejo de las desigualdades sociales; en síntesis: “Las políticas educativas para los sectores populares convirtieron así a la modalidad en un cuasi mercado de educación, vinculado al proyecto económico, social y político exclusor de la nueva Derecha” (Brusilovsky: 2006, p.12).
Si trazamos una línea de continuidad, en la primera década del presente siglo, las políticas públicas no han modificado su carácter compensatorio, no habiendo modificaciones sustanciales en cuanto a la inclusión de los sectores populares.
A partir de la Ley de Educación Nacional de 2006, con la sanción de la obligatoriedad de la enseñanza media, la política kirchnerista se perfiló hacia la implementación de programas y planes de terminalidad. El que sobresalió de ellos fue el Plan FINES 2 (Plan de Finalización de Estudios Secundarios), originalmente pensado para lxs trabajadorxs de cooperativas y del ‘Plan Ellas Hacen’, que terminó aplicando para todxs lxs jóvenes y adultxs que deseaban terminar el secundario.
La flexibilidad en el régimen de cursada (que se redujo a dos o tres veces por semana), la cuatrimestralidad de las materias (que dejaron de ser anuales), el régimen de contratación de lxs docentes (que vulneraba en varias dimensiones al propio Estatuto) y la multiplicidad de establecimientos en donde se implementó dicho plan (organizaciones barriales y territoriales, sindicatos, parroquias, clubes, etc.) fueron algunas de las características de este programa). Las críticas a este plan, a pesar de su masividad y de su extensión, provinieron principalmente por la doble situación de precarización que generó: precarización educativa y precarización laboral.
Vaciamiento y recortes. La EDJA como variable de ajuste.
Desde que asumió el gobierno de Mauricio Macri en 2015 asistimos a cierre de Centros de Formación Profesional (CFP) y su traspaso de educación al ámbito de trabajo; cierre de Bachilleratos de Adultos en la Provincia de Buenos Aires; la intransigencia al reconocimiento de los Bachilleratos Populares, amenazas de intervención y de cierres, así como precarización de trabajadorxs cuyos bachilleratos fueron reconocidxs pero no así quienes están frente a las aulas; el cierre de sedes del Plan FinES y por último el cierre de 14 escuelas comerciales nocturnas, la reducción de la cantidad de matrículas en otros nueve liceos y bachilleratos nocturnos, el cierre del Proyecto BLA del Liceo N°3 del Distrito Escolar N°5 y del Proyecto ALAS, del Colegio N°13 del Distrito Escolar N°18, a través de la Resolución 4055/88, deja a más de diez mil estudiantes afuera y sin trabajo a más de dos mil docentes, según expresan en diversos comunicados los sectores de la comunidad educativa que vienen enfrentando esta ofensiva.
Todo esto enmarcado en una serie de ajustes y recortes que está sufriendo la educación en general (cierre de escuelas rurales, la quita de subsidios a los Centros de Educación Complementaria, el intento de cierre de escuelas de Islas, el congelamiento de salarios y no apertura de paritarias, desfinancimiento de los establecimientos, falta de inversión en infreaestructura, la eliminación de los Profesorados de la Ciudad de Buenos Aires, etc), en un contexto de crisis económica, social y política, que marca un fin de época; y que ubica nuevamente a la educación como variable de ajuste. Amparados en modelos estandarizados de evaluación (como las pruebas PISA y el operativo APRENDER), se encuentra en éstas la ¨justificación¨ para avanzar sobre la educación de adultxs, con el propósito de vaciarla y gradualmente, eliminarla.
El discurso economicista es el que se impone: se cierran porque hay mucha oferta y poca demanda, porque se aplica la ecuación “costo-beneficio”, como si la educación fuera una medición, porque hay que sostener los gastos de una nocturna y su plantel docente; no se reconocen Bachilleratos Populares porque el problema es el presupuesto ya establecido. La ministra de educación porteña se vanagloria con esa ecuación. Son administradorxs, son gerentes de recursos humanos, no son docentes, no son pedagogoxs, no les interesa la vida en las escuelas ni lo que pasa en ellas, ni lxs docentes ni lxs estudiantes.
Necesitan cerrar las escuelas nocturnas, necesitan cerrar los Bachilleratos populares, necesitan eliminar a la EDJA, porque ahí (aquí) están lxs que hacen temer a lxs poderosxs si se organizan; lxs que pueden dar vuelta la página de la historia.
Lo que les molesta es el exceso, lo que sobresale de esa línea imaginaria que, hegemónicamente dice lo que es correcto, lo que es blanco, lo que es limpio; ese excedente entre el afuera y el adentro. Pensar una teoría del excedente tiene que dar cuenta de las grasas de más que sobresale de los cuerpos, de las bocas, de las palabras. Es el número incómodo que está de más en las aulas, es el pibe o la piba joven a quien hay que pegarle un tiro porque exuda su pobreza, su negritud, su olor. Es el que excede de la escuela tradicional y entonces ‘cae’ a la noche; y si hay algo que tiene claro este gobierno es que hay que dejar caer a lxs pobres de la escuela pública, de la escuela de adultxs, de las nocturnas, de los trabajos. La avanzada también es sobre las vidas, sobre lxs que escapan a las lógicas meritocráticas e individualistas que pueblan la educación de las personas adultas.
Por eso cierran las escuelas; por eso vacían la educación de adultos; no porque no cierran los números. El problema no es económico, el problema es político.
*Enviado por el autor a OVE.
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Argentina: Vidal ataca las escuelas técnicas

Por: laizquierdadiario.com/Laura Galanternik-Carlos Rodríguez

La Dirección General de Cultura y Educación avanzará con una serie de reformas en las 262 escuelas técnicas bonaerenses. 1500 módulos serían recortados.

En los últimos días los sindicatos docentes de la provincia de Buenos Aires informaron haber tenido acceso a un “borrador” en el que se expresa la intención del gobierno provincial de modificar la currícula de la Escuela Técnica, que tendría como consecuencia el recorte de casi 1500 horas reloj en toda la formación.

La inminencia de la reforma se confirmó hace pocas horas cuando el portal abc publicó una nota sobre «Los nuevos desafíos de la Educación Técnica», pretendiendo generar un espacio de diálogo para satisfacer inquietudes.

La información que empezó a circular indica que el proyecto modificaría la propuesta curricular y pondría en riesgo la homologación de los títulos por parte del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), lo que significa que los títulos técnicos de provincia podrían perder la validez nacional.

Sin embargo, en la página oficial no hacen referencia a que el recorte afectaría materias como artística, ciudadanía, historia, físico química y biología. Además, se reduciría el espacio de las prácticas profesionalizantes en un 50%, como así también materias específicas de cada especialidad.

En resumen, se eliminarían más de trescientas horas en el Ciclo Básico, a un promedio de 100 horas por año, y más de 1100 horas en la formación técnica específica y talleres. Además, se generarían cambios de denominación de las materias, lo que provocará que los docentes no puedan ser reasignados y por consiguiente la pérdida de la estabilidad laboral.

Bajo el argumento de “reforzar el vínculo de los colegios con el mundo del trabajo e interrelacionar los espacios de taller con el resto de las áreas curriculares” se eliminarán los espacios de formación donde se tratan los derechos ciudadanos, donde se generan espacios de reflexión y que pretenden promover en los jóvenes un espíritu crítico.

Esta nueva avanzada del gobierno de María Eugenia Vidal sobre las escuelas técnicas, en el marco de un plan de ajuste y recorte en diversas áreas de administración provincial, se inscribe como uno de los innumerables ataques a la Educación Pública, junto al cierre de escuelas, cierre de bachilleratos de adultos, y de los Equipos de Orientación Escolar, para nombrar los más recientes.

Asimismo las escuelas técnicas atravesaron cambios profundos en las últimas décadas, como cuando Menem cerró el Consejo Nacional de Educación Técnica (CONET) y todas las escuelas pasaron a depender de las provincias, o cuando Duhalde liquidó a la rama, haciendo que los talleres sean optativos, y otorgando un título de secundario polimodal con orientación.

La notificación publicada asegura que los cambios tiene que ver con la “Modernización, actualización de diseños curriculares, incremento en la matrícula, mejoramiento de los niveles de empleabilidad de los estudiantes”, sin embargo se adecua más a las recetas de ajuste que piden organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial que con una nueva y mejorada propuesta pedagógica, consensuada con estudiantes y docentes, y que además significaría el despido de cientos de trabajadores de educación.

En tanto el frente gremial docente bonaerense sigue proponiendo una serie de luchas sectoriales aisladas facilitando el objetivo del gobierno de hacer pasar este ajuste. Hoy más que nunca hay que exigir a las conducciones sindicales un plan de lucha serio para defender la educación pública, gratuita y de calidad, contra todos los ataques de Macri y de Vidal, y exigir el no pago de la deuda externa fraudulenta, utilizando esos fondos para educación y en defensa de una escuela, que esté puesta al servicio de los intereses de las grandes mayorías: los trabajadores y los sectores populares.

La Multicolor La Plata convoca a movilizar mañana, lunes 23, a las 13 horas desde Plaza Moreno hasta la Dirección de Educación Técnica y a las 15 al Ministerio de Economía (8 y 45) para exigir un aumento del 30 % con cláusula gatillo, el pago retroactivo y la derogación de las resoluciones antieducativas.

*Fuente: https://laizquierdadiario.com/Vidal-ataca-las-escuelas-tecnicas

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“Fuerce partos si quiere, pero llame a lo forzado por lo que es: esclavitud”

Carta de Margaret Atwood al Gobierno de Argentina

Por: Patricia Reguero
La autora de El cuento de la criada pide a la vicepresidenta Gabriela Michetti que no mire a otro lado y defiende el derecho al aborto en una carta en la que pide reflexionar sobre la esclavitud que supone para las mujeres no poder decidir sobre sus cuerpos.

La autora de El cuento de la criada ha interpelado al Gobierno de Argentina sobre el aborto, poco después de que el Congreso aprobara tras un debate de más de veinte horas una propuesta para legalizarlo y a punto de que esta propuesta tenga que pasar por el Senado.

En una carta enviada a el diario UNO de Sanfe y que se titula ¿Un estado esclavo?, la novelista canadiense, premio Príncipe de Asturias y candidata al Nobel, continúa así el diálogo iniciado.

Este diario preguntó a la escritora por su opinión sobre el aborto después de que la vicepresidenta de Argentina, antiabortista y que considera que “si no te da para criarlo lo podrás dar en adopción y alegrarás a una familia​”, respondiera a un tuit de Atwood, que el pasado 25 de junio, cuando se debatía la propuesta en el Congreso, le pedía “no mirar a otro lado y dar a las mujeres la posibilidad de elegir”.

El cuento de la criada se ha convertido en un referente feminista después de que HBO la convirtiera en una serie que muestra la distopía que mostraba Atwood en la novela, en la que las mujeres son despojadas de sus derechos y puestas al servicio del poder de los hombres de Gilead: las esposas, las tías y las criadas forman parte de un engranaje jerárquico en el que estas últimas cumplen una mera función reproductora en la que su capacidad de gestar se pone a disposición de la dictadura de Gilead.

De hecho, un grupo de mujeres argentinas utilizó esta referencia el pasado 7 de julio, cuando comenzaba en el Senado el debate sobre la ley del aborto. Una treintena de mujeres se colocó frente al Congreso y permaneció en silencio durante unos 20 minutos en una acción promovida por periodistas argentinas en la que las participantes desplegaron los pañuelos verdes que se han convertido en un símbolo de la defensa de los derechos reproductivos.

En la carta, Atwood asegura que “a nadie le gusta el aborto, incluso cuando es legal y seguro […] pero a nadie le gustan tampoco las mujeres sangrando hasta la muerte en el piso del baño de abortos ilegales». “Quizás una forma diferente de abordar la cuestión sería preguntar: ¿en qué tipo de país quieres vivir? Uno en el que cada persona es libre de tomar decisiones sobre su salud y su cuerpo o uno en el que la mitad de la población es libre y la otra mitad está esclavizada”, asegura la autora, que concluye: “Fuerce partos si usted quiere, Argentina, pero por lo menos llame a lo forzado por lo que es, esclavitud: reivindicar poseer y controlar el cuerpo de otra persona, y sacar provecho de eso​”.

¿Un Estado esclavista? 
A nadie le gusta el aborto, incluso cuando es seguro y legal. No es lo que ninguna mujer elegiría para festejar un sábado por la noche. Pero a nadie le gustan tampoco mujeres sangrando hasta la muerte en un baño por un aborto ilegal. ¿Qué hacer?
A lo mejor una manera diferente de acercarse a la respuesta sería preguntar, ¿en qué clase de país querés vivir? ¿En uno en el que cada individuo es libre de tomar decisiones concernientes a la salud y el cuerpo de ella o él, o en uno en el que la mitad de la población es libre y la otra mitad es esclavizada?
Las mujeres que no pueden tomar la decisión sobre si tener o no bebés son esclavas, porque el Estado reclama como propiedad a sus cuerpos y al derecho a dictar el uso al que deben someterse sus cuerpos. La única circunstancia similar para los hombres es el reclutamiento en el ejército. En ambos casos existe riesgo para la vida del individuo, pero un conscripto del ejército por lo menos está provisto de comida, ropa y alojamiento. ¡Incluso los criminales en las prisiones tienen derecho a esas cosas! Si el Estado exige el parto forzado, ¿por qué no debería pagar la atención prenatal, el parto mismo, la atención postnatal y –para los bebés que no se venden a las familias más ricas– el costo de criar al niño?
Y si el Estado está tan interesado en los bebés, ¿por qué no honrar a las mujeres que tienen más bebés respetándolas y sacándolas de la pobreza? Si las mujeres prestan un servicio necesario al Estado –aunque en contra de su voluntad– seguramente se les debería pagar por su trabajo. Si el objetivo es más bebés, estoy segura de que muchas mujeres se resignarían a la tarea si se las recompensara adecuadamente. De lo contrario, se inclinan por seguir la ley natural: los mamíferos placentarios abortarán ante la escasez de recursos.
Pero dudo que el Estado esté dispuesto a brindar los recursos necesarios. En cambio, solo quiere reforzar el truco barato habitual: obligar a las mujeres a tener bebés y luego hacer que paguen. Y que paguen. Y que paguen. Como dije, esclavitud.

Si se elige tener un bebé, eso es, por supuesto, un asunto diferente. El bebé es un regalo, dado por la vida misma. Pero para ser un regalo, debe ser dado libremente y libremente recibido. Un regalo también puede ser rechazado. Un regalo que no puede ser rechazado no es un regalo, sino un síntoma de tiranía.

Decimos que las mujeres “dan a luz”. Y las madres que han elegido ser madres sí dan a luz y lo sienten como un regalo. Pero si no han elegido, el nacimiento no es un regalo que ellas dan; es una extorsión contra sus voluntades.
Nadie está forzando a las mujeres a tener abortos. Nadie tampoco debería obligarlas a someterse a un parto. Fuerce partos si usted quiere, Argentina, pero por lo menos llame a lo forzado por lo que es. Es esclavitud: es reivindicar poseer y controlar el cuerpo de otra persona y sacar provecho de eso​».
[Traducción de la carta íntegra que Margaret Atwood ha enviado al diario www.unosantafe.com.ar]
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Argentina-Aten: recuperar los sindicatos ¿para qué?

Por: laizquierdadiario.com/Yazmín Muñoz Sad/04-07-2018

La semana pasada las centrales sindicales de la CGT y CTA llamaron a un paro general, como expresión extendida de la bronca que recorre los distintos lugares de trabajo y que ya no pueden contener con su estrategia de esperar al 2019 .

El nivel de ajuste y ataque a la clase trabajadora que lleva adelante Macri junto a los gobernadores con tarifazos, inflación creciente, devaluación, paritarias a la baja, despidos, la reforma laboral a medida de los empresarios y el desembarcó del FMI con su plan de ajuste, pone en la agenda nacional la necesidad de pensar que sindicatos necesitamos para enfrentar tamaño ataque y para que las crisis la paguen los empresarios y no las y los trabajadores. La discusión es ellos o nosotros.

En distintos lugares del país las y los trabajadores resisten. Los 350 trabajadores de TELAM están luchando contra los despidos. En la provincia de Chubut los estatales y docentes que están a la cabeza hace más de 70 días, pelean por aumento salarial enfrentando represiones y el amedrentamiento policial por parte del gobierno de Arcioni. La CTERA, que es la central que aglutina a los gremios docentes del país se dignó a llamar al paro nacional después de la represión, paro necesario pero que llega tarde.

En la provincia de Neuquén, los trabajadores de la maderera MAM a un año de lucha siguen peleando por la reincorporación, los trabajadores de la PIAP y los ceramistas, siguen resistiendo las condiciones precarias en las que se encuentran para sostener los puestos de trabajo. Las y los trabajadores de la educación llevamos adelante una dura huelga durante 3 meses en defensa de la escuela pública, por el salario y por las condiciones laborales, pero la lucha continúa porque las partidas de refrigerio siguen sin alcanzar, porque siguen habiendo falencias en la infraestructura porque sobre nuestras cabezas está en ciernes el avance de la reforma educativa en el nivel medio, que viene a naturalizar la situación de precarización laboral y pedagógica. Este reforma está impulsada por el gobierno del MPN junto a la conducción provincial de aten TEP-K.

Tanto la CTERA como la CGT y la CTA llevan adelante no solo la misma estrategia de garantizar la gobernabilidad al macrismo esperando el recambio peronista en el 2019, sino también aislar las luchas, dividir a los trabajadores evitando de todas las maneras posibles que la gran fuerza social que encarna la clase trabajadora se pueda expresar decididamente en la calles con un programa que dé salida a la crisis.

Sindicatos ¿a la altura de las circunstancias?

Claramente la respuesta a la pregunta es que no. Las centrales sindicales dirigidas por distintas facciones del peronismo como la CGT y la CTA están más preocupadas por reubicar a su corriente política como una alternativa viable al macrismo que en enfrentar los ataques a los trabajadores.

Por eso recuperar los sindicatos de las burocracias sindicales que nos «patean en contra» es una tarea de primer orden.

Dentro de los gremios docentes, que es uno de los más extendidos en el país, como los Sutebas- Buenos Aires, el SUTE-Mendoza y Aten-Neuquén existen seccionales recuperadas por los Frentes Multicolores de los que la agrupación Negra en ATEN, al igual que la corriente nacional 9 de abril, participa activamente para enfrentar a los gobiernos y las burocracias sindicales como la de CTERA. Pero al interior del Frente Multicolor no tenemos, todas las corrientes las mismas posiciones sobre cómo recuperar y poner en pie los sindicatos.

Desde nuestra perspectiva, el sindicato debería servir para que cada vez más trabajadoras y trabajadores tomen en sus manos la organización y participación desde las bases en todas las instancias, no solamente para levantar la mano en una asamblea o poner el cuerpo en las medidas. Sino para debatir qué tipo de coordinación necesitamos a nivel nacional para enfrentar el ajuste del gobierno y el FMI, qué programa es necesario levantar para terminar con el pago de la deuda y el ajuste, qué lazos tenemos que establecer con la comunidad y otros sectores como ceramistas, madereros, textiles, estatales, qué problemas pedagógicos y de práctica docente enfrentamos en la situación actual, cuál es tarea para extender la educación sexual integral a todas las escuelas, con el sindicato como promotor fundamental de esta actividad, cómo desarrollar el debate sobre la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito entre docentes, estudiantes y comunidad. Es decir unir las demandas económicas, políticas y democráticas como parte de un programa común. Construirlo colectivamente, donde cada trabajador/a sea sujeto activo de dicha construcción.

Pero en aten venimos debatiendo con los planteos de Angélica Lagunas (Izquierda Socialista) y la agrupación Fucsia-Púrpura- Tribuna docente, porque sostienen un modelo de acción político-sindical en el que la democracia de base se subordina a la conveniencia de los “secretarios generales”. Parten de una concepción en la cual la asamblea tiene un rol subordinado a espacios “calificados” de dirección como pueden ser las directivas o peor aún el plenario de secretarios generales, que cada vez que puede hace interpretaciones “políticas” de los mandatos en lugar de atenerse a lo que votó la base.

¿Porque decimos esto? Porque en varias oportunidades durante el conflicto la secretaria general de aten capital no defendió mandatos de la asambleas en el plenario de secretarios generales por ejemplo, en relación a la Audiencia en Defensa de la escuela Pública impulsada por la banca de Raúl Godoy del PTS-Frente de Izquierda o cuando se planteó la necesidad que una delegación viajase a Bs As a realizar una acción en CABA y que contó con los votos necesarios , la secretaria general de aten capital no defendió ese mandato y se sumó a la política de Guagliardo y la Celeste-Violeta nacional de ir a la Marcha Federal a exigir la reapertura de la paritaria nacional sabiendo que el conflicto de Neuquén quedaría diluido, o cuando en las última asamblea se votó llamar a asambleas a mediados de junio y en reuniones de directiva se posicionaron en contra (Fucsia-Púrpura-Marrón) de hacerlo no respetando ese mandato , o poniendo trabas en la realización del Foro por el derecho a decidir también votado en asambleas junto a la resolución de que una comisión organizadora lo llevara adelante .

En contra sentido a esta concepción de la mayoría del Frente Multicolor , encabezado por Angélica Lagunas , desde la Agrupación Negra convocamos al activismo del sindicato y a las bases que en cada lucha dan todo de sí para que triunfe enfrentando al MPN y sus punteros, a seguir participando y sosteniendo todos los espacios de discusión democrática y organización del sindicato, haciendo pie en la tradición democrática de ATEN para desarrollarla en un sentido verdaderamente clasista, militante y antiburocrático.

Por otro lado y no menos importante, a fin de año tendremos elecciones en Aten y creemos que el activismo y los sectores de base también tienen que participar activamente en la construcción de qué Frente se necesita. Para eso creemos que se tienen que llamar a plenarios abiertos de agrupaciones y activismo para la conformación de dicho Frente y su programa. Desde la Negra pelearemos por esa perspectiva para poner en pie un sindicato clasista que se plantee coordinar con otros trabajadores, que una sus demandas a las del pueblo trabajador en contra del saqueo del FMI, que tome como suyas las demandas del movimiento de mujeres, de los derechos humanos, de los pueblos originarios, en fin que construya una alianza para vencer para que la crisis la paguen los capitalistas.

*Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Aten-recuperar-los-sindicatos-para-que

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El macrismo, víctima de su propia trampa.

Por: Eduardo López .

El Gobierno de la Ciudad, fanático como todo defensor del neoliberalismo de las evaluaciones estandarizadas, acaba de caer en su propia trampa. Los resultados de las pruebas Prils –se dieron a conocer en los últimos días– indican que los niños y niñas de la Ciudad obtuvieron “un promedio significativamente menor que la media” en los niveles de comprensión lectora. En este distrito, el PRO decide la política educativa desde hace 10 años. Por lo tanto sus funcionarios debieron salir a dar explicaciones. Aquí es donde aparece la celada de la que no pueden escapar las autoridades pedagógicas de la CABA. La respuesta de la licenciada Tamara Vinacur, directora de la Unidad de Evaluación del Ministerio de Educación porteño, argumentó que el bajo resultado y la mala ubicación en el ranking, 46 sobre 61 participantes, se debe a que en nuestros planes de estudios los contenidos vinculados a la lectura crítica que evalúan las Prils se enseñan a años posteriores a 4º grado, que es en el que tomaron las evaluaciones.

Como las pruebas son estandarizadas no tienen en cuenta los diferentes planes de estudios ni objetivos de cada país. Es decir, lo que cuestiona Vinacur es el carácter de la prueba, ya que eso justificaría el mal desempeño. Pero se trata del tipo de pruebas estandarizadas que desde la Unión de Trabajadores de la Educación venimos sosteniendo que no sirven para evaluar integralmente a nuestro sistema educativo.

En síntesis, si las evaluaciones estandarizadas fuesen la herramienta correcta, 10 años de política educativa de Macri y Larreta en la Ciudad han demostrado un rotundo fracaso. Si, por el contrario, las evaluaciones estandarizadas no son el mecanismo adecuado para advertir nuestros problemas, las y los docentes teníamos razón en nuestros cuestionamientos y deberíamos usar otro tipo de evaluaciones. Esta es la trampa en la que caen los mismos que defienden este tipo de pruebas.

Lo mismo había ocurrido el año pasado con la evaluación estandarizada  sobre contenidos de matemática que se tomaban en años distintos a los que se enseñaban en la Ciudad. La pregunta es por qué seguimos comprando estas pruebas enlatadas a empresas privadas internacionales en vez de crear nuestras propias evaluaciones. Las que queremos los docentes y también la mayoría de los pedagogos e investigadores en educación debe ser integral, participativa, contextualizada y no una excusa para atacar a la escuela pública y sus trabajadores. Estas características no están presentes en ninguna de las mediciones estandarizadas que fascinan a los gobiernos neoliberales.

Si queremos avanzar hacia niveles más críticos de lectoescritura en nuestros estudiantes, en lugar de medir con instrumentos diseñados para otros sistemas educativos, deberíamos preguntarnos por la incidencia que tiene la posibilidad de entrar en contacto con el mundo de lo escrito en el jardín de infantes, es decir desde los 3 años. Para esto es una condición fundamental que los niños y las niñas tengan vacantes en escuelas infantiles públicas como las que año tras año niega el Gobierno porteño a las familias que se inscriben. Ese contacto temprano con la lectoescritura no puede reemplazarse por ese circuito extra educativo de Centros de cuidado de la Primera Infancia que el Ministerio de Educación de la Ciudad delegó a organizaciones no gubernamentales.

Si el macrismo luego de 10 años de gobierno en CABA no cambia esta forma de mirar la educación, no sólo caerán en la trampa los funcionarios de gobierno, sino que arrastrarán a ella a toda la opinión pública y al sistema educativo de la Ciudad.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/80950-el-macrismo-victima-de-su-propia-trampa

Imagen: http://ute.org.ar/wp-content/uploads/2016/11/multipletest-780x400_c.jpg

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Macrismo recargado y las tareas que nos esperan. Argentina elecciones parlamentarias.

Por: Atilio A. Boron

La inobjetable victoria del macrismo a nivel nacional plantea un enorme desafío para el conjunto de fuerzas que bregan por un país justo, democrático y soberano. Hoy, debido al lento pero irresistible –irresistible por ahora, como una vez dijera Hugo Chávez- ascenso de la derecha, la Argentina se ha convertido en un país más injusto, menos democrático y más dependiente. ¿Qué hacer ante tamaña involución? ¿Cómo enfrentar a esta conjura de la plutocracia local, sus mandantes en Washington y su ejército de publicistas y propaladores de eficaces “posverdades” que lograron que un 41.7 % de la población votase alegremente por quienes han demostrado que gobiernan para los ricos y con los ricos y que están dispuestos a llevar hasta sus últimas consecuencias una suerte de eutanasia de los pobres, los viejos, los jóvenes, los excluidos? Para responder a esta pregunta es preciso primero reconocer exactamente la fortaleza del adversario y, autocrítica mediante, nuestras debilidades. Ambas se combinaron para producir esta nueva derrota del espacio progresista y de izquierda nucleado en torno a la figura de Cristina Fernández de Kirchner.

Una celebración desmesurada

La gritería de la derecha ha incurrido en toda clase de hipérboles para celebrar el triunfo del macrismo. Victoria “enorme”, “histórica”, “¡hazaña histórica!” dijo uno, “arrasadora”, “líder de otra galaxia” según uno de los principales consultores políticos, son algunas de las expresiones utilizadas para caracterizar lo ocurrido el pasado domingo. ¿Cómo calificar entonces la victoria de Raúl Alfonsín en 1983, que consagró la primera derrota presidencial del peronismo a lo largo de su historia? ¿O, sin ir más lejos, el 54% de CFK en el 2011? Es obvio que un desbordante optimismo campea en las filas de la derecha. Sin embargo, el analista no puede dejarse llevar por ninguno de estos excesos, que con signo contrario también se escucharon luego de conocido el veredicto de las urnas en el bunker de CFK en Sarandí. Una actitud más sobria, menos propensa a esa “desmesura” que muchos de los operadores macristas le achacaban con exclusividad al kirchnerismo demuestra que los guarismos obtenidos por Cambiemos son prácticamente idénticos a los que Néstor Kirchner cosechara en su primera elección parlamentaria luego de llegar a la Casa Rosada: 41.7% para el macrismo, 41.6% para el santacruceño en el 2005. En ambos casos, quedan por debajo de lo conseguido por Raúl Alfonsín en las legislativas de1985 cuando se alzó con el 42.3 % de los votos. En ambas ocasiones, 1985 y 2005, el reconocimiento de la victoria oficial ahorró la grandilocuencia imperante en estos días. En suma: muy buena elección del macrismo, pero lejos de ser un triunfo sin precedentes en la política argentina.

Va de suyo que lo anterior no tiene por objeto restar los méritos del adversario sino calibrarlos en su justo término. La subestimación conduce inexorablemente a la derrota, como lo prueba la temeraria ingenuidad del kirchnerismo al “elegir” como un rival fácil de doblegar, aún por Daniel Scioli, al por entonces jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Se lo despreció y ridiculizó durante años –desoyendo a quienes advertíamos el peligro- hasta que se produjo el amargo despertar de Noviembre del 2015 y para sorpresa de propios y ajenos el rival despreciado terminó entronizado en la Casa Rosada. En línea con esta actitud es preciso reconocer que Cambiemos prevaleció en 13 distritos: Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Salta, Santa Cruz, Santa Fe, mientras que el justicialismo –en sus múltiples variantes, algunas más cercanas a Macri que a Cristina- obtenía la victoria en once, una vez establecido el triunfo del kirchnerismo en Tierra del Fuego y, por un puñado de votos, en la provincia de La Pampa, otrora bastión inexpugnable del peronismo. El macrismo mejoró su representación en diputados y senadores nacionales, y si bien no tiene quórum propio en ninguna de ambas cámaras la irresistible atracción de la chequera que maneja la Casa Rosada y la volubilidad de sectores y líderes políticos que se presentan como “oposición” hace prever que a partir del 10 de diciembre Macri contará con mejores chances de aprobar la legislación necesaria para viabilizar la segunda, y más radical, fase del ajuste. A lo anterior súmesele que al día de hoy Cambiemos es la única fuerza de alcance nacional y que triunfó en los cinco distritos (Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza) donde se concentra el 70% del electorado nacional. Una gran victoria, sin duda, pero que en la historia de nuestra democracia reconoce varios precedentes como para ser calificada como “hazaña histórica”. Raúl Alfonsín y Carlos Menem así lo demuestran.

En una nota publicada en la Revista Anfibia Alejandro Grimson señala tres factores explicativos de la victoria macrista. Uno, la eficacia movilizadora del relato de Cambiemos con el cual la población fue bombardeada día y noche a lo largo de casi dos años gracias a la formidable, diría inédita y profundamente antidemocrática, concentración oligopólica en la prensa, la radio y la televisión que hace que la Argentina viva, mediáticamente hablando, bajo una “cadena nacional permanente”. En los temas fundamentales los dos principales medios gráficos del país tienen tanta diferencia entre sí como la que existía entre el Pravda y el Izvestia en el apogeo de la extinta Unión Soviética, pese a lo cual los exégetas de la derecha siguen diciendo que “antes”, es decir durante el gobierno de CFK, la libertad de prensa estaba amenazada. En este funesto escenario mediático el mensaje transmitido por el relato de la derecha era claro: “el kirchnerismo es el pasado, y fue una perversa combinación de incompetencia y corrupción que creó una falsa ilusión de bienestar que demostró ser insostenible. El país sobrevivió a aquella pesadilla y ahora debe afrontar, con esperanzada resignación, los sacrificios necesarios para retornar a la normalidad”. La interminable repetición de este mensaje, taladrando día y noche el cerebro de los argentinos, más la sistemática supresión de voces disidentes realizada por los autoproclamados custodios de la república –eliminación de Telesur de los canales de cable, purgas en Radio Nacional, “apriete” en emisoras y televisoras privadas para acallar voces molestas, manejo arbitrario de la pauta oficial para perjudicar a los medios disidentes- unido al infame desplome de lo que había sido el aparato mediático del kirchnerismo más la oportuna sucesión de citaciones de la justicia federal a altos personeros del gobierno anterior durante la campaña terminaron por instalar un sentido común ampliamente compartido en la sociedad, no exento de ribetes tragicómicos. Ante la observación de que ahora el salario se deteriora día a día, el desempleo crece inconteniblemente y el país se endeuda de manera exorbitante por varias generaciones la respuesta estandardizada de la víctima suele ser algo así como: “sí, pero se robaron todo”. En otras palabras, la ilusión de un futuro mejor (que no la esperanza) así como la execración del pasado fue hábilmente inoculada en la población por la pléyade de inescrupulosos “marketineros” contratados por aún más inescrupulosos líderes de la derecha. El dato de que hay muchos más miembros del gabinete de Mauricio Macri que de Cristina Fernández procesados por la justicia no hizo mella en aquel sentido común. Tampoco tuvo efecto alguno el conocimiento de que Mauricio Macri llega a la Casa Rosada estando procesado por la justicia; o que se encuentra involucrado en negocios turbios detectados en losPanamá Papers (que originaron la renuncia del Primer Ministro de Islandia), situación compartida por varios miembros de su entorno como Claudio Avruj, Esteban Bullrich, Gustavo Arribas y su primo, Jorge Macri entre otras figuras de Cambiemos. La prensa (dizque) “independiente” se encargó de blindar meticulosamente el tema y la noticia se la tragó la tierra y jamás fue examinada en profundidad por la opinión pública. Lo mismo ocurrió con la escandalosa iniciativa del presidente de perdonar una deuda contraída por su padre, Franco Macri, durante su gestión al frente del Correo Argentino, cosa que ante el clamor de la opinión pública finalmente tuvo que ser revertida y enviada a la justicia en medio de un fuerte escándalo que, sin embargo, no tuvo consecuencias políticas. Lo mismo que una dirigente social, Milagro Sala, fuese enviada a la cárcel y retenida allí por casi dos años sin condena y, cual “Estado canalla”, desoyendo la medida cautelar emitida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y las recomendaciones de varios comités de Naciones Unidas exigiendo su inmediata liberación. El caso de la desaparición forzada de Santiago Maldonado a manos de la Gendarmería fue tan sólo el último escandaloso eslabón de esta trama de mentiras, ocultamientos y desinformación premeditada. Un proceso en donde la perversidad de una de las “candidatas estrella” del macrismo, Elisa Carrió, llegó a extremos pocas veces vistos en la Argentina al proferir tal cantidad de exabruptos (“20% de posibilidades que esté en Chile”, “como Walt Disney”, etcétera) que no sólo exhiben el lado oculto de sus convicciones supuestamente republicanas y humanitarias y su desenfrenada búsqueda de protagonismo en los medios sino también del triste retroceso cultural de la ciudadanía porteña (que por décadas había sido un baluarte en la exigencia de juicio y castigo para los culpables de la represión de los años setentas) que ahora premia con el 51 % de sus preferencias a un personaje que dijo tales aberraciones.

A lo anterior nuestro autor agrega dos otros factores: por una parte el papel de la ya anotada concentración mediática que impidió que el relato macrista pudiera ser críticamente examinado ante el gran público. Pocas veces en nuestra historia hubo tal nivel de “unanimismo mediático” como el que hoy asfixia a la Argentina. Esto es una nefasta innovación en nuestra vida política, pero hay que recordar que siempre, aquí y por doquier, las fuerzas políticas de izquierda y progresistas debieron luchar contra ese enemigo atrincherado en los medios de comunicación, y a menudo lo hemos derrotado. Y en segundo lugar, la gran fragmentación de la oposición y, sobre todo, la implosión del peronismo en una multiplicidad de organizaciones políticas construidas sobre las frágiles arenas de diversos liderazgos provinciales o locales que impidieron se pudiera enfrentar la ofensiva de la derecha con eficacia. Obviamente, esto remite a la crucial cuestión de lo que es hoy el peronismo. ¿Es Cristina, como lo reafirmó claramente en la reciente campaña senatorial, o es ella junto con todos, o algunos, de los siguientes: Gioja, Insfrán, Pichetto, Verna y Rodríguez Saá junto a los perdidosos Urtubey, Massa, Randazzo, Menem, Alicia Kirchner, Schiaretti y De la Sota ¿Puede este heteróclito conjunto converger en una propuesta común? De hecho no pudo, y esa dispersión llevó aguas al molino del gobierno. Lo más probable es que muchos de estos personajes ya estén en conversaciones con el gobierno nacional para asegurar la “gobernabilidad” en los próximos dos años y “un lugar bajo el sol» del presupuesto nacional en los nuevos tiempos que se avecinan.

¿Cómo construir una alternativa?

El exitismo oficial encuentra un sorprendente paralelismo en ciertos miembros del entorno del cristinismo. La autoproclamación ser de “la única oposición real”, reiterada en cuanta ocasión se pueda, tropieza con los duros datos de la realidad. Los poco más de cinco millones de votos obtenidos a nivel nacional constituyen sin la menor duda un piso importantísimo para futuras competencias electorales. Pero como lo hemos dicho en múltiples ocasiones, el problema de CFK no es su piso –sólido, confiable, leal- sino su techo, carente de elasticidad para captar nuevas voluntades todo lo cual conspira contra su capacidad para lanzar una propuesta atractiva no sólo para los kirchneristas sino también para quienes no lo son, tanto dentro y especialmente fuera del peronismo. Si algo enseña la historia reciente de la Argentina es que con el peronismo sólo ya no se ganan elecciones a nivel nacional. El triunfazo de Cristina en el 2011 es impensable en nuestros días, porque la trama política y cultural del país cambió en una dirección contraria a la esperada. La Argentina hoy es un país más conservador que antes, más refractario a las interpelaciones progresistas o de izquierda, anatemizadas como un irresponsable “populismo”; además, el ancho y heteróclito campo de la izquierda y el progresismo se encuentra profundamente fracturado. Por ello, sólo una convocatoria amplia que avance por izquierda mucho más allá de los límites del contradictorio universo peronista estará en condiciones de canalizar las “energías nacionales” como decía Antonio Gramsci y derrotar al proyecto macrista. Si esta empresa de creación política no se lleva a cabo la derecha podría llegar a gobernar por largo tiempo en la Argentina. Una banca en el Senado no es precisamente el mejor instrumento para plantear una oposición eficaz al macrismo. En ese ámbito Cristina seguramente terminará conformando un monobloque, porque sus antiguos aliados peronistas no parecen demasiado entusiasmados con su incorporación a la Cámara Alta. Dada esta realidad, su capacidad para inclinar el fiel de la balanza a favor de sus propuestas o de arrastrar tras su liderazgo una mayoría de senadores para poner coto a la virulencia de Cambiemos es por lo menos dudosa. No sólo eso: el Frente para la Victoria que había sido el instrumento político-electoral del kirchnerismo durante doce años fue despachado a mejor vida sin ofrecérsele a sus deudos el beneficio de un modesto funeral para explicarles las razones de tan súbito e inesperado deceso. Lo mismo cabe decir de la creación de la Unidad Ciudadana: ¿qué asamblea de militantes y dirigentes aprobó su creación, con qué fundamentos, cuál es su programa, quiénes son sus autoridades, cuál será su política de alianzas? Nada se sabe al respecto.. Sólo que ambas cosas, la disolución del Frente para la Victoria como la creación de Unidad Ciudadana expresan un estilo de conducción política –desde arriba, vertical, personalista- que la historia demuestra que en la sociedad actual termina en el fracaso. Lamento decirlo porque se trata de una tradición fuertemente arraigada en el movimiento popular y quizás tuvo eficacia en el pasado. Pero hoy ya no funciona. Fracasó en el 2013, en el 2015 y de nueva cuenta el pasado domingo. Nada peor que ocultar lo que hoy es una conclusión irrefutable; ese estilo de conducción es un anacronismo político, seguro padre de nuevas derrotas.

La tarea de derrotar al proyecto de la derecha requerirá de todas nuestras fuerzas y toda nuestra inteligencia. Vuelvo a Gramsci con aquello de pesimismo de la razón pero acompañado por el optimismo de la voluntad. Sin una profunda autocrítica, reclamada insistente pero infructuosamente por muchos sectores dentro y fuera del kirchnerismo desde el 2015, no se podrá encontrar el rumbo para construir un gran frente de liberación nacional y social, claramente anticapitalista y antiimperialista. Las políticas de corrimiento hacia el centro político están condenadas a terminar en una nueva frustración. Hay una ley sociológica que dice que los pueblos prefieren el original a la copia. Si una coalición progresista “suaviza” su discurso (en un país tan flagrantemente injusto y saqueado por la CEOcracia como la Argentina) y adopta uno más centrista lo más probable será que la ciudadanía elija votar por la derecha original y no por un progresismo que modere su discurso y sus propuestas y se vaya pareciendo cada vez más a la derecha. Si de administrar al capitalismo se trata, nadie mejor que la burguesía y sus representantes políticos para hacer esa tarea. No le ayudó a Cristina guardar silencio ante el crimen de Santiago Maldonado; o referirse sólo al pasar al escándalo judicial en torno a la detención de Milagro Sala, equiparar a ésta con un sedicioso como Leopoldo López en Venezuela y decir que en ese país no hay un estado de derecho, o abstenerse de felicitar a Nicolás Maduro por la magnífica victoria cosechada en las elecciones regionales. Todo eso, a la vez que se optó por imitar el estilo de campaña, y la escenografía new agedel PRO, lo cual no le agregó un solo voto a CFK. Los que llegaron no procedían de esos territorios sociales donde prevalece el eclecticismo y el nihilismo posmoderno, que es el lugar en el que Cambiemos cosecha sus votos.

La nueva construcción tendrá que trascender el plano electoral e internarse en la creación de un amplio espacio político-cultural. Este deberá ser la culminación de un proceso de diálogos sin exclusiones entre todos quienes saben que al macrismo no se le combatirá con promesas de un “capitalismo serio o racional”. La tercera vía es, digámoslo de una vez, una vía muerta. Sólo podrán librar una efectiva batalla en contra de Cambiemos quienes estén dispuestos también a luchar contra el capitalismo (y no sólo el neoliberalismo) y el imperialismo y puedan comunicarlo socialmente de modo eficaz. En la nueva construcción política que necesitamos las propuestas de los críticos del capitalismo y el imperialismo deberán ser las que le asignen una “tonalidad ideológica” a la nueva propuesta. Para lo otro, para hablar de un capitalismo inclusivo y racional, está Cambiemos. Seamos claros: sólo desde la izquierda se podrá disputar la hegemonía político-cultural del macrismo, de la cual se desprende su preponderancia electoral. Es debido a ello que la elaboración de un programa político con nítidos contenidos democráticos, anticapitalistas y antiimperialistas será indispensable para cimentar la unidad de acción de un amplio conjunto de fuerzas políticas y movimientos sociales procedentes de distintas tradiciones y suficientemente vigoroso como para enfrentar las batallas que se avecinan y derrotar a una derecha organizada como nunca antes en su historia. Si fracasamos en este empeño tendremos macrismo para rato. Es una cuestión que remite tanto a la necesidad de crear una real alternativa que así sea percibida por una ciudadanía castigada por los rigores del ajuste neoliberal como de simple aritmética política. Sin esa gran coalición de signo anticapitalista y antiimperialista no podrá construirse una mayoría electoral.

El papel de Cristina

Tras la ratificación del rumbo actual en las elecciones del pasado domingo el gobierno acelerará la marcha hacia una restructuración regresiva del capitalismo argentino. Será necesario impedir que se consume un proyecto que retrotraería nuestro país a la situación imperante en las vísperas de la aparición del peronismo en 1945. Lo que ocurre en Brasil despierta la admiración de la Casa Rosada. El ataque al salario, a los trabajadores y al sindicalismo combativo será inminente. El endeudamiento tan irresponsable como desenfrenado y el desmantelamiento de la legislación protectiva de los trabajadores y, en general, de los pobres, de los adultos mayores, de los jóvenes será implacable. Los argentinos haríamos bien en mirarnos en el espejo brasileño para advertir lo que nos espera: congelamiento de los gastos en salud y educación, fin de la jornada de ocho horas, derogación de las principales piezas de la legislación laboral y jubilación sólo para el titán que venciendo indecibles contingencias y todo tipo de enfermedades pueda hacer aportes jubilatorios durante 49 años y llegar a su ancianidad con restos como para disfrutar de una modestísima pensión antes de despedirse de este mundo y disfrutar de un módico funeral. Ante ello una construcción debilitada por un arcaico verticalismo sólo serviría para acelerar la destrucción de la ciudadanía económica, social y política que se propone el macrismo y que con tanto esfuerzo fuera conquistada en años pasados. Será necesario crear una suerte de Frente Amplio, como el uruguayo; o un movimiento tan plural y heterogéneo como lo fuera el 26 de Julio en Cuba. Y el liderazgo deberá enriquecerse del diálogo, la discusión, el debate de ideas. Ya no hay lugares privilegiados de conducción porque todos, absolutamente todos, hemos sido derrotados. Eso es precisamente lo que nos une: la derrota.

Y esta nueva construcción tendrá que librar una batalla organizacional, política y cultural. Deberá ser aquel “Príncipe Colectivo” del que hablaba Antonio Gramsci para desde su novedad y frescura llegar a sumar millones de voluntades que, sin duda, cuando se disipe el espejismo hábilmente creado por Cambiemos, estarán a la búsqueda de una ruta de escape que no puede ser volver al pasado. Que quede claro: el liderazgo de Cristina no está en discusión; ningún otro político del campo de la oposición tiene su estatura y sus votos como para disputarle su lugar. Lo que sí está en cuestión es su estrategia de construcción política, como lo demuestran las recientes derrotas electorales, los sonados fracasos del FPV, la Cámpora y Unidos y Organizados y, más recientemente, su empecinamiento en no aceptar ir a las PASO para competir con Florencio Randazzo, que probablemente le hubiera permitido alzarse con la victoria nada menos que en la provincia de Buenos Aires. Una Cristina que escuche (“dicen que Cristina escucha poco”, anotaba Norberto Galasso en una entrevista para Zoom), que confíe menos en su intuición (que la ha traicionado muchas veces), que valore positivamente a quienes disputan sus argumentos con la intención de colaborar en su empeño y no con el ánimo de erigir obstáculos. Una Cristina que descrea de los adulones que le dicen que es infalible y que cuando ven que se encamina al abismo no le dan la voz de alerta. Una Cristina que recuerde el consejo de Evita, cuando le recomendaba a Perón desconfiar de los alcahuetes y gentes de confianza que lo rodeaban. ¿Cuántos de ellos, que parecían kirchneristas “de paladar negro”, no se pasaron al bando contrario ni bien CFK dejó de ser presidenta? ¿Qué lecciones deben extraerse de ello?

Para concluir, sólo con el “vamos a volver” no va a ser suficiente para seducir a esos contingentes sociales agredidos y ofendidos por el macrismo pero atrapados por los traicioneros efluvios de un relato científicamente concebido para desmovilizar y estimular la pasividad y la resignación. Esto es así porque la campaña propagandística del macrismo ha sido muy efectiva y, además, porque las asignaturas pendientes luego de doce años de gobierno kirchnerista son inocultables. Se hizo mucho y bien, pero no lo suficiente; y muchas cosas se hicieron mal y otras ni siquiera se hicieron (por ejemplo: una reforma tributaria, o la nacionalización del comercio exterior). Y, lo que se hizo bien se comunicó mal. Ensimismado en la engañosa seguridad de su indisputada hegemonía el gobierno perdió capacidad de leer lo que estaba ocurriendo en la sociedad, y especialmente lo que le estaba sucediendo a las propias bases sociales del electorado kirchnerista. Tampoco supo entender sus nuevas demandas económicas y sociales y tomar conciencia del vertiginoso cambio cultural que tornaba a las clases y capas populares impermeables a la interpelación del progresismo y críticas de las políticas asistencialistas del gobierno. Fenómeno epocal, no exclusivo de la Argentina. En Bolivia, Ecuador y Venezuela ha ocurrido lo mismo, si bien no tan intensamente como entre nosotros.

Será preciso elaborar un programa político que sistematice las propuestas de transformación social que llevará a cabo la nueva coalición política. Un programa de “desmercantilización” de la salud, la educación y la seguridad social, convertidas por el actual gobierno en infames mercancías cuando en realidad son derechos humanos. Un programa de recuperación de la democracia en el espacio público, hoy férreamente controlada por la oligarquía mediática. De preservación de los bienes comunes; de efectiva reforma del estado, para que pueda regular al mercado y no al revés, como ocurre en estos días. En suma, a partir de esta nueva construcción política realizar efectivamente un tránsito desde el gobierno al poder y, de ese modo, elevar el bienestar material y espiritual de millones de argentinas y argentinos. Un programa, en suma, que sea totalmente ajeno al eclecticismo de la “tercera posición” o la ilusión de un “capitalismo serio”. Un programa, en suma, tendencialmente orientado hacia el socialismo.

Estamos en vísperas de un nuevo comienzo, desde el llano, con aliados titubeantes, o desconfiados, y enemigos envalentonados. Será una marcha cuesta arriba y difícil, pero si tenemos el rumbo claro y la organización adecuada, podríamos evitar lo peor en el 2019. Es más, diría que si actuamos con inteligencia y sin desmayos podríamos revertir el revés del 2015. Para ello será preciso creer en nuestras propias fuerzas y contar con un programa político de avanzada: antioligárquico, anticapitalista y antiimperialista. No hay que olvidar que el gobierno de Macri se enfrenta a un complejo panorama económico que sin un desenlace catastrófico a la vista; es decir, sin un 2001 en el horizonte, igual será muy duro para la gestión. La crisis general del capitalismo y el descrédito del neoliberalismo global, ahora condenado por el amo imperial, serán fuente de innumerables obstáculos para el éxito del proyecto de Cambiemos. Pero dejemos que nuestros enemigos hagan lo suyo, y no soñemos que van a trabajar para nuestra victoria. Somos nosotros quienes debemos aprestarnos adecuadamente para la batalla, y no esperar que ellos se equivoquen o caer nuevamente en el error de subestimar su vocación de dominio. El clima cultural los favorece, pero eso puede cambiar si se actúa con decisión y de cara a la verdad. El programa macrista acarreará enormes sufrimientos a nuestro pueblo. Debemos ser capaces de mostrar que hay otro camino, que otro mundo es posible, y que la nueva construcción política en ciernes podrá ser el instrumento idóneo para construir esa alternativa, superadora de las inexorables lacras del capitalismo en cualquiera de sus versiones.

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Argentina: Comunicado: Las fuerzas de seguridad que queremos

Argentina/10 de Abril de 2017/Instituto Patria

Nuestro más enérgico repudio a la represión de los docentes mientras intentaban instalar un aula itinerante en la Plaza del Congreso para ejercer su derecho a la protesta.

Nuestra creciente preocupación por la manera en que este Gobierno responde a las demandas sociales y populares: sin diálogo y con represión y sostenidos con un extraordinario blindaje mediático.

Bregamos por el pleno funcionamiento del Estado de derecho y acompañamos a los docentes en su lucha por la defensa de la escuela pública como así también a todos los trabajadores que están peleando por condiciones de trabajo más dignas y salarios justos, buscando poner un freno al brutal ajuste.

Queremos fuerzas de seguridad que, desde el gobierno político, respeten los derechos humanos y que sepan cómo actuar en una sociedad compleja, en un entramado social que necesita de personal capaz de entenderlo y de gestionar el conflicto.

Queremos una sociedad donde el conflicto se dirima democráticamente, con pleno ejercicio de los derechos y siempre en favor de los derechos de los trabajadores.

Repudiamos la represión perpetrada por el Gobierno de Mauricio Macri.

Defendemos la escuela pública y apoyamos a los docentes.

Comisión de Seguridad Democrática del Instituto PATRIA

Fuente: http://www.institutopatria.com.ar/ptr/las-fuerzas-de-seguridad-que-queremos/

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