Redacción: Diario de Ibiza
La empresaria Alba Pau asegura que el 90% de los problemas de los menores con discapacidad o que sufren abusos sexuales o malos tratos se solucionarían «con un poco más de voluntad política»
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Esta catalana –«banyolina», matiza– que acaba de cumplir 64 años recibirá el 11 de octubre el Premio Diario de Ibiza a la Acción Social por la labor que desempeña en varias asociaciones dedicadas a mejorar la vida de los niños más desfavorecidos. Una acción que compagina con su trabajo al frente del restaurante Can Pau y que inició en Ibiza hace ahora cerca de trece años. Es la impulsora del popular calendario de Apneef, entidad que atiende a niños con discapacidad y con la que está muy implicada, igual que con Magna Pityusa, que se encarga de voluntariado, y Conciencia, que atiende a niños que han sufrido abusos o malos tratos.
¿Qué historia hay detrás de su necesidad de ayudar a los niños?
No hay ninguna historia. Un amigo me preguntó qué le debía yo a la vida para tener esta necesidad de ayudar y le dije que no lo sabía, no he hecho nada grave. Quiero darle las gracias a la vida porque he criado tres hijos y me ha ido bien, no hay más. Creo que es innato. Va en mis genes.
La familia de mi madre era muy humilde y teníamos una tía que vivía con nosotros. Cuando murió mis hermanas mayores fueron al ayuntamiento para dar parte y allí descubrieron que no era nuestra tía. Nuestra madre nos explicó que era una mujer a la que habían recogido pero que para que la tratáramos como si fuera de la familia nos dijeron que era nuestra tía. Era compañera del colegio, murieron sus padres, la echaron de la finca en la que vivían y la familia de mi madre la acogió.
¿Y la de su padre?
Era una familia tremendamente solidaria. Mi abuelo mantenía el asilo de Banyoles. Murió pobre pero mantuvo el asilo. Son genes.
¿Y por qué los niños?
En Banyoles me dedicaba a los mayores. Muchas chicas íbamos los domingos al asilo a ayudar a repartir las comidas. A las mujeres les dábamos caramelos y a ellos, tabaco. Me pasaba la vida allí, me gustaba. Cuando vine a Eivissa quise hacer voluntariado, pero entre el restaurante y los hijos… Carmen Villena me tendió una trampa. Me dijo que tenía que ayudarles y yo le decía que cuando me retirara. Me llevó a Apneef y empecé con ellos.
¿Qué vio aquel día?
Las sonrisas. Cuando les ayudo y sonríen es casi un acto egoísta, soy yo la beneficiada. Me han enseñado tolerancia, a ser mejor… ¡Y las madres! Mira que es difícil la vida, pues imagínatela con un niño con problemas. Terrible. Muy dura.
¿Qué historia le ha tocado más el corazón?
¡Uf! [Piensa] Las enfermedades degenerativas son las que más me afectan. Llevo casi 13 años yendo a Apneef y he visto la decadencia de una de esas enfermedades. A una niña con síndrome de Down la ves el primer día y ya tiene unas características, pero en esas enfermedades ves el proceso que sufre ese niño y cómo acaba dejando de ser él. También estoy ahora con niños maltratados y de vez en cuando tengo que distanciarme y oxigenarme para poder seguir ayudándoles. Si un niño nace con un problema hay que aceptarlo, pero que un adulto decida destrozarle la vida a un niño es muy grave. Hoy por hoy me afecta mucho. Y hay tantos casos.
Mucha gente cree que su ayuda se limita a dar dinero.
Para nada. Soy activa y no soy miembro de ninguna asociación, no quiero centrarme en una y, además, estoy comprometida con varias: Magna Pityusa, Apneef y Conciencia. Lo que pasa es que la gente me ve en las fiestas. Ahora mismo, por ejemplo, estamos ofreciendo terapia a 70 familias de Santa Eulària a las que absorben las instalaciones de Sant Antoni. Es un palo para las familias, necesitan tres horas entre los trayectos, la sesión y preparar a los niños. Fuimos a ver a la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, que nos dijo que no sabía que hubiera tantas familias y nos ofreció un local. Además, a Sant Antoni le solicitamos más espacio y nos pidieron que cada ayuntamiento cubriera a sus familias. Tenemos que hablar con el alcalde de Sant Joan porque tenemos once familias allí. El dinero que se obtenga este año en la subasta de la fiesta del calendario de Pachá irá para el nuevo espacio de Santa Eulària. Ha sido un logro. Nos pasamos la mañana llorando cuando nos dijeron lo del espacio.
Es curioso que no lo supiera cuando Santa Eulària ya había cedido un espacio para Amadiba.
Ese tema prefiero no tocarlo.
El Ayuntamiento envió a una niña con discapacidad a la escuela de verano de Sant Josep porque en Santa Eulària no la acogían.
Eso, de cara al año que viene, deberá estar arreglado.
Le enumero las asociaciones en las que colabora y me habla de ellas: Apneef (Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Eivissa y Formentera).
Bueno, para todas ellas, busco dinero. Lo que me interesa es que atiendan a los niños de la isla, ellos son lo primero. No puede ser que en un país del primer mundo haya un niño que sufra o al que sus padres no puedan comprar unas gafas o pagar un dentista. Ésta es una isla tremendamente solidaria. El otro día llamé a la doctora Canet por un problema: un niño tetrapléjico que no puede subir escaleras ni en ascensor porque no cabe la silla. En media hora, todos los dentistas de la isla que tienen las consultas en planta baja se habían ofrecido a ayudar. Cada vez que tenemos un problema que no absorbe la Seguridad Social, buscamos una solución.
Magna Pytiusa.
Pues hago la misma labor que en Apneef, básicamente buscar patrocinadores.
Conciencia.
Ahí hay otro tipo de implicación porque todo es secreto, muy reservado. Tenemos contacto con psicológos, pedagogos, psicólogos forenses… No podemos exponernos ni mostrar mucho a la gente porque debe ser todo confidencial.
Trabaja con niños maltratados.
Sí, marcados. Abusados. Maltratados. Es algo que se te queda dentro. Ahora estamos luchando porque la madre de un niño nos dejó una finca, Cas Calero, donde nos gustaría hacer un espacio para niños sin familia o de los que su familia no se puede hacer cargo. No puede ser que en Ibiza nuestros niños se vayan a Palma a un edificio con rejas. ¿No pagamos nuestros impuestos? Hemos ido a hablar con el Consell y la respuesta ha sido muy buena.
También colabora con Juntos.
Sí, enviamos bicicletas a África. Uno de los problemas que hay con el tema de la solidaridad es que mucha gente se pregunta dónde va el dinero. Hay asociaciones, como Apneef, Magna Pityusa o Conciencia que pasan auditorías. Apneef, incluso, es de utilidad pública, sale en el BOE y en los Presupuestos del Estado. Algunas asociaciones hemos pedido inspecciones para que se vea dónde va todo el dinero, para que la gente vea cuáles son transparentes y cuáles no.
¿Los políticos y las administraciones hacen lo suficiente?
Hay personas individuales implicadas, pero en conjunto no hacen lo suficiente. Si lo hicieran, ¿por qué tendríamos que hacerlo nosotros? Hay personas muy implicadas porque el pueblo de la isla es muy solidario, pero nuestros niños no votan. Hay muchas carencias. Mira el tiempo que ha estado congelado el dinero de las asociaciones. Hemos tenido que hacer eventos para que Apneef no tuviera que cerrar. Apneef es transparente. Es un cristal. De Conciencia y Magna Pytiusa, también, he visto los números. Yo no toco el dinero. Mira, de la cuenta que he abierto para las familias con niños con cáncer el dinero sólo lo puede sacar el jefe de Pediatría.
¿Con voluntad política se solucionarían problemas?
Con un poco más de voluntad política se solucionaría el 90% de los problemas que tienen estos niños.
¿Y por qué no se hace?
No son conscientes de la realidad. Mira la alcaldesa de Santa Eulària, que dice que no sabía que prestamos servicio a 70 familias del municipio. Al alcalde de Sant Joan le hemos hablado de once familias y en un par de días estaremos en el Ayuntamiento.
¿Cómo es el día a día de las madres de estos niños?
Muy duro. Esas madres son unas guerreras. Te dan unas lecciones de vida… Carmen Bonet, de Apneef, recuerda a una madre que le dijo que esos niños están aquí por un motivo: enseñarnos a ser mejores personas. El día a día de estas madres es muy duro. Cuando nace su niño con problemas pasan un duelo, se hunden y luego se ponen las pilas para salir adelante. Una vez pasado el duelo no están flagelándose todo el día. Mira la presidenta de Apneef, Susi Fresneda. Admiro cómo lo lleva todo. Cuando salgo de estar con esas madres me digo: seré gilipollas quejándome por no tener unos zapatos a juego con esto. Dentro de lo malo, haber nacido en Eivissa es un privilegio.
¿Está segura?
Sí. Es un privilegio porque todos nos conocemos y quien no tiene una abuela tiene una tía o alguien que se pueda quedar con el niño una hora. Y es posible ir caminando a casi todos sitios. Profesionales de fuera nos han dicho que estamos a años luz de Barcelona o Madrid, que estamos casi como en África, que lo de los servicios sociales en Ibiza es una broma. Las instituciones no funcionan y nos dicen que no puede ser que esos niños no cuenten con todos los recursos.
¿Qué hace falta ahora mismo?
Especialistas. Hay profesionales de Ibiza trabajando fuera porque aquí no tienen opciones, pero claro, se les tiene que prometer un seguimiento. La atención social no debería depender del color político. Las asociaciones funcionan bien, la gente de las asociaciones funciona, son los de arriba los que no cumplen. Ahora ha habido cambio de gobierno en el Consell, hasta que nos paguen los atrasos y se hayan puesto al día habrán pasado dos años. Luego se sientan, se sitúan, empiezan y se acaba el mandato. ¡Vuelta aempezar! Esto no puede ser así.
¿Para los niños que sufren abusos o malos tratos hay recursos?
No, no tenemos ni psicólogo forense especializado. Podría haber dos, hemos investigado. No puedes llevar un niño a un psicólogo forense tres años después. ¿Sabes cómo luchan para olvidarse? ¿Para no tenerlo presente? No puedes hacerles revivir todo pasado tanto tiempo. Estamos atrasadísimos.
¿Lo pasa mal?
Sí, con los niños maltratados. Por eso me tengo que retirar. Ahora mismo tenemos un caso y me he tenido que alejar porque no puedo perder la salud ni el sueño.
Los profesionales tienen recursos para eso.
Pero es que yo lo hago desde el corazón. Ellos le quieren dedicar su vida y son muy fuertes. Tampoco pensaba encontrar estas barbaries. A veces me equivoco. El otro día los chicos pusieron reguetón en el restaurante, una canción que decía «perra, chúpamela» y les salté a la yugular: «¡Han matado a otra mujer! ¡Han violado a otro niño! ¿Cómo podéis escuchar esto?». Me paso. Ahí me doy cuenta de que tengo que parar. Poner distancia. Pero Marisina Marí, presidenta de Conciencia, no puede hacerlo, ella no puede poner distancia.
¿Llora mucho?
Sí, pero me quedo tan bien… Hasta que murió mi hermana Eva era muy dura. Desde entonces lloro mucho. Por todo. Cojo el coche y me voy. Y he llorado mucho con Conciencia, con los niños que sufren. Un día fui al juzgado y vi un niño al que le han destrozado la vida… No tengo capacidad para comprender eso, que por un instante de placer rompas a un niño, lo destroces.
¿Cómo compagina el restaurante con su labor solidaria?
Eso me pregunta mucha gente. Pues no tengo ocio. No me habrás visto en un bar, una discoteca o una inauguración. Me da tanta paz hacer esto… Es como un vicio. He entrado en un bucle y me quito horas de sueño y días libres. El único vicio que no he abandonado es el de leer. Muchas noches me duermo en la cama aún con las gafas. Ayudar a estos niños me llena. ¿Sabes lo bien que duermo? Ahora puedo dedicarle más tiempo porque tengo a mis hijos Jordi y Quim en el restaurante y a Eduard, que es abogado y me hace de gestor. Ellos me dicen que me dedique a los niños y a viajar.
¿Los empresarios y profesionales de la isla colaboran?
Colaboran, pero comienzan a estar cansados de que tantas asociaciones les pidamos. Yo misma la semana pasada dije que no a regalar una cena porque cada año tengo un cupo y el de éste ya está agotado. Y como yo, muchas empresas. Sobre todo pequeñas. No puede ser que nos vayamos pisando unas a otras cuando todas queremos lo mismo. Para el año que viene ya lo tenemos todo pensado y lo llevamos todo con un secretismo… Lo que no puede ser es que todos, por ejemplo, hagamos calendarios. Si uno hace un calendario, que otro haga un boli y otro una agenda. Tendríamos que coordinarnos más, pero es muy difícil. También tengo enemigos.
¿Ha pensado abandonar?
En agosto, cuando me llamó la directora de Diario de Ibiza para decirme lo del premio me puse a llorar. Estaba en plena temporada, agotada, yéndome de aquí a las tres de la mañana… Tenía la sensación de que no podía seguir. Eso me pasa a veces en agosto, cuando surge un problema, pero luego se me pasa. Pienso en lo que puedo conseguir y se me pasa. La semana pasada estuve en Barcelona, comí con Rosa Clará, le pedí algún traje para subastar el día de la fiesta y me dijo que sí. Tengo esa facilidad de llegar a la gente.
¿Alguien le ha dicho que no?
[Piensa] No, pero alguna famosa del calendario me ha dicho que hablara con su mánager. Les he dicho que no sabía qué era un mánager. Si Rafa Nadal o Naomi Campbell me dicen que sí a la primera, ¿cómo pueden éstas de la prensa del corazón enviarme a su mánager?
¿Se retirará alguna vez?
No mientras tenga fuerza. Me gusta. Y me lo paso bien.
Llora, ¿también ríe?
A ver, cuando lloro son lágrimas agridulces. Cada año, en la gala de Pachá me escondo entre las cortinas para llorar. Es un llanto dulce. En la balanza pesan más las alegrías.
¿Recuerda la última vez que se ha reído en esta labor solidaria?
Sí, con los mayores. Son tan cariñosos… Todo el rato los chincho para hablar de novios. Voy por la calle y, si me ven, me llaman a gritos. Les pregunto cosas y se ríen. Sobre todo cuando hablamos del Barça y de sexo. Me quieren y se divierten mucho conmigo. Y yo con ellos.
Fuente: https://www.diariodeibiza.es/pitiuses-balears/2019/10/09/lloro-ninos-sufren/1096786.html