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Mazotti: «La problemática de violencia de género, sexual y maltrato infantil es alarmante»

Por: Entrevista 930 en radio Monte Carlo.

La directora de Inmujeres Mariela Mazotti dijo que en Uruguay «nos tenemos que preocupar muchísimo» por los temas de violencia de género y sexual porque la problemática «es alarmante y no se mitiga comparándolo con otros países de América Latina».

«En Uruguay la problemática de violencia de género, doméstica, sexual y maltrato infantil es alarmante y no se mitiga comparándolo con otros países de América Latina. Nos tenemos que preocupar muchísimo, por eso queremos impulsar un plan de emergencia nacional. El mundo está pasando por un momento de extrema violencia social, que también es violencia de género, porque el uso del poder tiene connotaciones de autoritarismo que se asocia a la cultura patriarcal, y en la vida privada de las personas se expresa en la violencia contra niñas, niños, adolescentes, mujeres y personas mayores», dijo Mazotti.

Para la directora de Inmujeres «aumentar las penas, definir al femicidio como un homicidio especialmente agravado coloca e identifica el problema» y considera que no se puede renunciar al objetivo del «femicidio cero» aunque «sea una utopía».

Habló de llevar adelante una política integral que empiece por la prevención, que tiene que ver con la educación de mujeres y hombres, aunque consideró que la campaña educativa en estos temas «es un debe» a pesar de que se han hecho cosas, «pero todavía insuficientes».

«El fenómeno de la violencia sexual en niñas, niños y adolescentes es un secreto, una realidad oculta, porque justamente ocurre en el ámbito familiar, en personas muy cercanas a las víctimas. Hay situaciones de riesgo en la calle para las que también tenemos que prepararnos y actuar, pero el porcentaje altísimo de violencia, abuso y maltrato a la infancia y adolescencia está en vínculos cercanos, personas de confianza», dijo en Entrevista 930.

Mariela Mazotti comentó que «la sumatoria de femicidios que se dan en departamentos del interior y pequeñas localidades es un fenómeno que empieza a ser observado hace dos o tres años» y que tiene que ver con la no realización de denuncias y porque «en los lugares más alejados a las mujeres les da vergüenza, la violencia de género muchas veces genera culpa».

Fuente de la entrevista: https://www.radiomontecarlo.com.uy/2019/09/07/entrevista-930/mazotti-la-problematica-de-violencia-de-genero-sexual-y-maltrato-infantil-es-alarmante/

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«La ausencia de límites es una forma de maltrato infantil»

Por: lacapital.

Lucas Raspall, médico psiquiatra y psicoterapeuta, miembro de Fundación América por la Infancia, señala que no hay nada que justifique una agresión verbal o física hacia un niño. Cuáles son las consecuencias de la violencia que se soporta a edades tempranas.

—¿Qué acciones u omisiones de los progenitores son consideradas maltrato infantil?

—Hay muchas conductas que pueden ser consideradas como malos tratos, más allá de esa violencia física que nadie dudaría en reconocer y señalar, como puede ser un golpe de puño. Los tirones de pelo u oreja, zamarreadas, pellizcones, chirlos y cachetadas son también malos tratos, nunca justificados. No hay razón para seguir sosteniendo que «un correctivo» cada tanto está bien: es maltrato y punto. Luego, las omisiones suelen entrar en los malos tratos por negligencia, esos casos en los que el cuidador se desentiende o expone al niño a situaciones de riesgo o daño. En el otro extremo, la sobreprotección puede también ser considerada una forma de maltrato, dado que inhibe o traba en el niño el desarrollo de recursos que son fundamentales para su vida.

—¿Qué dice la ley al respecto en términos generales? Se dieron cambios significativos con el nuevo Código Civil…

—Históricamente en el Código Civil la patria potestad incluía en el derecho de corrección de los padres hacia los hijos. Quizás sea en el término «corrección» donde el cuidador se amparaba para el uso de la violencia para educar. Me interesa señalar que no es una forma de violencia «menor» sino que es, ante todo, violencia. Efectivamente, en el artículo 647 del nuevo código se establece la prohibición de los malos tratos. Es más, la idea de «patria potestad», que refiere a un poder de los padres sobre los hijos, viró hacia la función de protección y cuidado de los niños, a favor de ellos y respetando siempre sus derechos.

Un niño o niña que es criado en un ambiente violento desde que nace o cuando es muy pequeño, ¿qué consecuencias psíquicas suele sufrir? ¿Es igual el impacto si la violencia se ejerce en forma directa sobre el niño o si por ejemplo su madre es víctima de violencia de género o bien hay una relación de violencia entre los padres (o nuevas parejas de los padres)?

—Las consecuencias de la crianza de un niño en un ambiente violento las conocemos hoy con profundidad desde distintas miradas. Las conclusiones de importantes investigaciones son terminantes a la hora de afirmar que los malos tratos generan en el niño un estrés tóxico que daña el organismo en su totalidad. No sólo repercute negativamente sobre el desarrollo psicológico (con su sustrato neurobiológico) sino que agrede todo el sistema, evidenciado luego en alteraciones endócrinas, dificultades en la adquisición de aprendizajes o capacidades propias de la etapa evolutiva, síntomas aislados, enfermedades y, en algunos casos, trastornos psicopatológicos. El impacto de este daño en la infancia puede ser lo suficientemente grande como para tener consecuencias a largo plazo, fenómeno que explica la mayor predisposición o vulnerabilidad que estos niños tienen en la vida adulta de padecer depresión, trastornos de ansiedad, dependencia a sustancias y tantos otros cuadros. Sin detenerme a cuantificar el nivel de daño, podemos afirmar que para un niño tanto la experiencia de ser violentado o que un familiar o cuidador con el que tiene un vínculo íntimo e importante lo sea es suficiente como para dañarlo de manera significativa.

Cuando un niño es maltratado, ¿siempre va a tener consecuencias negativas en su desarrollo?

—Las consecuencias van a depender de distintos factores: primero, el tipo de maltrato, cuánto se sostuvo en el tiempo, quién fue o es el agresor —es tanto peor cuánta más relación e intimidad tienen—, la posibilidad de salir o no de ese circuito… Luego, el momento de la vida del niño en que sucede, si tiene una red sobre la que apoyarse —otras relaciones importantes que lo acompañen—, si existen otros problemas en su entorno inmediato. También la fortaleza psicológica y biológica del niño, reconociendo que hay quienes tienen mayor resistencia —resiliencia— y otros que son más vulnerables.

En el caso en que se manifiestan las consecuencias, algunas se presentan en el corto plazo, mientras suceden las agresiones, y otras en el largo plazo, incluso cuando estas situaciones ya han quedado atrás.

¿Cómo se logra que los padres reviertan las conductas de maltrato sobre los hijos? ¿Es posible? ¿De qué depende ese cambio?

—El primer paso es siempre tomar conciencia. Que los límites son necesarios, de eso no hay ninguna duda. La ausencia de límites es una forma de maltrato -por negligencia-. De que la forma para marcarlos no es con malos tratos, físicos o psicológicos, de eso tampoco. Después de una sincera introspección, reconociendo que esos tironeos o dolorosas palabras no fueron realizadas con mala intención sino por desconocimiento de otras formas, viene el paso en el que aprender otros recursos es posible. Si la decisión de cambio es firme, pronto comprenderá la madre, el padre o el cuidador que existen modos en los que el límite se señala con igual fuerza sin dejar de tratar con afecto y cuidado.

¿Puede suceder que un padre y o una madre sean violentos con un hijo y no con otro u otros?

—Sí puede ser. Toda madre y padre sabe que con cada uno de sus hijos le pasan cosas diferentes, le cuestan más unas cosas y otras se le hacen más sencillas. En ocasiones, el niño que exige al cuidador en ese aspecto que más le cuesta podría desencadenar en el adulto reacciones -nunca justificadas- que trepan en una escalada de violencia. Por esto, quien detecte dentro suyo esa irritación o malestar que precede a las reacciones que debemos siempre evitar, debe buscar -de hacer falta- la ayuda que corresponda para entender el por qué de su conducta y cómo cambiarla.

Alguien que fue violentado por sus padres o entorno familiar, ¿será agresivo con sus propios hijos?

—Esto depende del grado de conciencia que cada uno tenga de su historia y cómo explica lo sucedido. No se trata de indagar la relación con los padres y cuidadores con fines rencorosos o para culparlos por todo lo malo que hoy nos pasa, sino para cortar la cadena de maltrato -de una vez por todas-. Si no se toma conciencia -repetiré esto hasta cansarme-, entonces las cosas se seguirán dando de la misma manera, aumentando las chances de tratar mal a los propios hijos.

Hoy es muy común que existan familias no tradicionales en su constitución ¿es incorrecto pensar que las nuevas formas de familia por sí mismas pueden ser nocivas para los niños o niñas? Qué opinión tenés al respecto….

—No creo que sean nocivas en sí mismas, pero sí plantean nuevos escenarios que es necesario empezar a observar con detenimiento y estudiar a fines de encontrar los huecos en los que las necesidades de los niños queden sin cubrir. Cada momento de la historia, cada etapa, presenta novedades; de poco sirve quedarnos en señalar si nos gusta o no, es una realidad y punto. Veamos qué podemos hacer para que ellos crezcan sanos y felices: es lo que más importa.

¿Cómo se suelen detectar los casos de maltrato infantil?

—Los casos de maltrato suelen ser detectados en servicios de atención médica, en escuelas, cuando no ya en tribunales -en la Justicia-. Pero en todos estos casos es ya tarde. Es preciso trabajar en la promoción de los buenos tratos en la infancia, concientizando y ofreciendo a los cuidadores espacios para aprender. Y en esto quiero ser claro, tenemos que entender que el maltrato no debe quedar solamente ligado a los golpes que dejan moretones o fracturas de huesos y tampoco a las humillaciones permanentes. Hay malos modos que gozan aún -y lamentablemente- del aval de la sociedad.

—¿Qué señales da un niño o niña víctima de maltrato? ¿Es la escuela un lugar donde se ven esas señales claramente?

—En la escuela se pueden observar, tanto como en otros lugares de concurrencia asidua del niño. Las señales, más allá de las consecuencias físicas que pueden tener algunos golpes, se advierten en el comportamiento. Cambios de humor, irritabilidad, ensimismamiento, deterioro de algunas relaciones con pares, pérdida de confianza en los adultos, mala conducta, impulsividad, agresividad, miedos infundados. Todas éstas podrían ser manifestaciones de una víctima de maltrato. Por otro lado, síntomas en el cuerpo -somatizaciones— como dolores frecuentes de panza, cabeza u otro, síntomas gastrointestinales, en piel, sistema nervioso…

¿El entorno, la crisis socioeconómica, la falta de recursos de todo tipo, cuánto influye en la violencia familiar? Hay más violencia contra los chicos en familias de bajos recursos económicos o es sólo un mito…

—La violencia traspasa toda barrera… sí pueden cambiar sus formas en determinados sectores o lugares pero, en la medida en que toda la sociedad no tome conciencia, se trata de una sombra que se escurre por debajo de la puerta de cada hogar, club, escuela… También es cierto que hay determinados entornos que son violentos en sí mismos, como lo es crecer en una casa en la que no hay qué comer. La desigualdad violenta; no es tanto la pobreza, sino la percepción de una desigualdad que no es justa de entrada. Las necesidades básicas no satisfechas violentan, las urgencias también.

—Si uno conoce que en su familia hay alguien que maltrata a los hijos, debe denunciarlo, intentar hablar… Siempre es una situación difícil. ¿Qué recomendás? ¿Y si es un vecino?

—Siempre hay que intentar acercarse y hablar con ese vecino o familiar, en el momento y el lugar adecuado, sin exponerlo ni juzgarlo: no somos quiénes para hacerlo. Buscar que tome conciencia, ofrecer ayuda. Si el caso es más severo, entonces quizás sí corresponde la denuncia para impedir que esa forma de violencia se repita o que el riesgo o daño sea aún mayor.

¿Cuáles son los pilares de una infancia feliz? ¿Es posible una infancia feliz?

—¡Claro que es posible! Y sé que muchos a esta altura de la nota responderán «yo tuve una infancia feliz y soy normal a pesar de que mi papá o mi mamá cada tanto me daba un chirlo»… No dudo en que, en tales casos, prevaleció el amor y la disposición de ellos sobre lo otro, pero podemos convenir en que los malos tratos no fueron los que construyeron esta imagen o recuerdo de la infancia. Ahora, cuáles son los pilares, no me resulta sencillo escribir una suerte de receta. Pero estoy seguro de que un trato afectuoso y respetuoso de las necesidades del niño (para esto, hay que saber reconocerlas), una disposición sensible que sepa interpretar lo que le pasa y una adecuada disponibilidad para acompañarlos son la base de una infancia feliz.

Fuente de la entrevista: https://www.lacapital.com.ar/mas/la-ausencia-limites-es-una-forma-maltrato-infantil-n1757064.html?

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Alba Pau: «Lloro mucho por los niños que sufren»

Redacción: Diario de Ibiza

La empresaria Alba Pau asegura que el 90% de los problemas de los menores con discapacidad o que sufren abusos sexuales o malos tratos se solucionarían «con un poco más de voluntad política»

https://www.diariodeibiza.es/multimedia/videos/local/2019-10-09-185667-alba.html

Esta catalana –«banyolina», matiza– que acaba de cumplir 64 años recibirá el 11 de octubre el Premio Diario de Ibiza a la Acción Social por la labor que desempeña en varias asociaciones dedicadas a mejorar la vida de los niños más desfavorecidos. Una acción que compagina con su trabajo al frente del restaurante Can Pau y que inició en Ibiza hace ahora cerca de trece años. Es la impulsora del popular calendario de Apneef, entidad que atiende a niños con discapacidad y con la que está muy implicada, igual que con Magna Pityusa, que se encarga de voluntariado, y Conciencia, que atiende a niños que han sufrido abusos o malos tratos.

¿Qué historia hay detrás de su necesidad de ayudar a los niños?

No hay ninguna historia. Un amigo me preguntó qué le debía yo a la vida para tener esta necesidad de ayudar y le dije que no lo sabía, no he hecho nada grave. Quiero darle las gracias a la vida porque he criado tres hijos y me ha ido bien, no hay más. Creo que es innato. Va en mis genes.

¿Y eso?

La familia de mi madre era muy humilde y teníamos una tía que vivía con nosotros. Cuando murió mis hermanas mayores fueron al ayuntamiento para dar parte y allí descubrieron que no era nuestra tía. Nuestra madre nos explicó que era una mujer a la que habían recogido pero que para que la tratáramos como si fuera de la familia nos dijeron que era nuestra tía. Era compañera del colegio, murieron sus padres, la echaron de la finca en la que vivían y la familia de mi madre la acogió.

¿Y la de su padre?

Era una familia tremendamente solidaria. Mi abuelo mantenía el asilo de Banyoles. Murió pobre pero mantuvo el asilo. Son genes.

¿Y por qué los niños?

En Banyoles me dedicaba a los mayores. Muchas chicas íbamos los domingos al asilo a ayudar a repartir las comidas. A las mujeres les dábamos caramelos y a ellos, tabaco. Me pasaba la vida allí, me gustaba. Cuando vine a Eivissa quise hacer voluntariado, pero entre el restaurante y los hijos… Carmen Villena me tendió una trampa. Me dijo que tenía que ayudarles y yo le decía que cuando me retirara. Me llevó a Apneef y empecé con ellos.

¿Qué vio aquel día?

Las sonrisas. Cuando les ayudo y sonríen es casi un acto egoísta, soy yo la beneficiada. Me han enseñado tolerancia, a ser mejor… ¡Y las madres! Mira que es difícil la vida, pues imagínatela con un niño con problemas. Terrible. Muy dura.

¿Qué historia le ha tocado más el corazón?

¡Uf! [Piensa] Las enfermedades degenerativas son las que más me afectan. Llevo casi 13 años yendo a Apneef y he visto la decadencia de una de esas enfermedades. A una niña con síndrome de Down la ves el primer día y ya tiene unas características, pero en esas enfermedades ves el proceso que sufre ese niño y cómo acaba dejando de ser él. También estoy ahora con niños maltratados y de vez en cuando tengo que distanciarme y oxigenarme para poder seguir ayudándoles. Si un niño nace con un problema hay que aceptarlo, pero que un adulto decida destrozarle la vida a un niño es muy grave. Hoy por hoy me afecta mucho. Y hay tantos casos.

Mucha gente cree que su ayuda se limita a dar dinero.

Para nada. Soy activa y no soy miembro de ninguna asociación, no quiero centrarme en una y, además, estoy comprometida con varias: Magna Pityusa, Apneef y Conciencia. Lo que pasa es que la gente me ve en las fiestas. Ahora mismo, por ejemplo, estamos ofreciendo terapia a 70 familias de Santa Eulària a las que absorben las instalaciones de Sant Antoni. Es un palo para las familias, necesitan tres horas entre los trayectos, la sesión y preparar a los niños. Fuimos a ver a la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, que nos dijo que no sabía que hubiera tantas familias y nos ofreció un local. Además, a Sant Antoni le solicitamos más espacio y nos pidieron que cada ayuntamiento cubriera a sus familias. Tenemos que hablar con el alcalde de Sant Joan porque tenemos once familias allí. El dinero que se obtenga este año en la subasta de la fiesta del calendario de Pachá irá para el nuevo espacio de Santa Eulària. Ha sido un logro. Nos pasamos la mañana llorando cuando nos dijeron lo del espacio.

Es curioso que no lo supiera cuando Santa Eulària ya había cedido un espacio para Amadiba.

Ese tema prefiero no tocarlo.

El Ayuntamiento envió a una niña con discapacidad a la escuela de verano de Sant Josep porque en Santa Eulària no la acogían.

Eso, de cara al año que viene, deberá estar arreglado.

Le enumero las asociaciones en las que colabora y me habla de ellas: Apneef (Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Eivissa y Formentera).

Bueno, para todas ellas, busco dinero. Lo que me interesa es que atiendan a los niños de la isla, ellos son lo primero. No puede ser que en un país del primer mundo haya un niño que sufra o al que sus padres no puedan comprar unas gafas o pagar un dentista. Ésta es una isla tremendamente solidaria. El otro día llamé a la doctora Canet por un problema: un niño tetrapléjico que no puede subir escaleras ni en ascensor porque no cabe la silla. En media hora, todos los dentistas de la isla que tienen las consultas en planta baja se habían ofrecido a ayudar. Cada vez que tenemos un problema que no absorbe la Seguridad Social, buscamos una solución.

Magna Pytiusa.

Pues hago la misma labor que en Apneef, básicamente buscar patrocinadores.

Conciencia.

Ahí hay otro tipo de implicación porque todo es secreto, muy reservado. Tenemos contacto con psicológos, pedagogos, psicólogos forenses… No podemos exponernos ni mostrar mucho a la gente porque debe ser todo confidencial.

Trabaja con niños maltratados.

Sí, marcados. Abusados. Maltratados. Es algo que se te queda dentro. Ahora estamos luchando porque la madre de un niño nos dejó una finca, Cas Calero, donde nos gustaría hacer un espacio para niños sin familia o de los que su familia no se puede hacer cargo. No puede ser que en Ibiza nuestros niños se vayan a Palma a un edificio con rejas. ¿No pagamos nuestros impuestos? Hemos ido a hablar con el Consell y la respuesta ha sido muy buena.

También colabora con Juntos.

Sí, enviamos bicicletas a África. Uno de los problemas que hay con el tema de la solidaridad es que mucha gente se pregunta dónde va el dinero. Hay asociaciones, como Apneef, Magna Pityusa o Conciencia que pasan auditorías. Apneef, incluso, es de utilidad pública, sale en el BOE y en los Presupuestos del Estado. Algunas asociaciones hemos pedido inspecciones para que se vea dónde va todo el dinero, para que la gente vea cuáles son transparentes y cuáles no.

¿Los políticos y las administraciones hacen lo suficiente?

Hay personas individuales implicadas, pero en conjunto no hacen lo suficiente. Si lo hicieran, ¿por qué tendríamos que hacerlo nosotros? Hay personas muy implicadas porque el pueblo de la isla es muy solidario, pero nuestros niños no votan. Hay muchas carencias. Mira el tiempo que ha estado congelado el dinero de las asociaciones. Hemos tenido que hacer eventos para que Apneef no tuviera que cerrar. Apneef es transparente. Es un cristal. De Conciencia y Magna Pytiusa, también, he visto los números. Yo no toco el dinero. Mira, de la cuenta que he abierto para las familias con niños con cáncer el dinero sólo lo puede sacar el jefe de Pediatría.

¿Con voluntad política se solucionarían problemas?

Con un poco más de voluntad política se solucionaría el 90% de los problemas que tienen estos niños.

¿Y por qué no se hace?

No son conscientes de la realidad. Mira la alcaldesa de Santa Eulària, que dice que no sabía que prestamos servicio a 70 familias del municipio. Al alcalde de Sant Joan le hemos hablado de once familias y en un par de días estaremos en el Ayuntamiento.

¿Cómo es el día a día de las madres de estos niños?

Muy duro. Esas madres son unas guerreras. Te dan unas lecciones de vida… Carmen Bonet, de Apneef, recuerda a una madre que le dijo que esos niños están aquí por un motivo: enseñarnos a ser mejores personas. El día a día de estas madres es muy duro. Cuando nace su niño con problemas pasan un duelo, se hunden y luego se ponen las pilas para salir adelante. Una vez pasado el duelo no están flagelándose todo el día. Mira la presidenta de Apneef, Susi Fresneda. Admiro cómo lo lleva todo. Cuando salgo de estar con esas madres me digo: seré gilipollas quejándome por no tener unos zapatos a juego con esto. Dentro de lo malo, haber nacido en Eivissa es un privilegio.

¿Está segura?

Sí. Es un privilegio porque todos nos conocemos y quien no tiene una abuela tiene una tía o alguien que se pueda quedar con el niño una hora. Y es posible ir caminando a casi todos sitios. Profesionales de fuera nos han dicho que estamos a años luz de Barcelona o Madrid, que estamos casi como en África, que lo de los servicios sociales en Ibiza es una broma. Las instituciones no funcionan y nos dicen que no puede ser que esos niños no cuenten con todos los recursos.

¿Qué hace falta ahora mismo?

Especialistas. Hay profesionales de Ibiza trabajando fuera porque aquí no tienen opciones, pero claro, se les tiene que prometer un seguimiento. La atención social no debería depender del color político. Las asociaciones funcionan bien, la gente de las asociaciones funciona, son los de arriba los que no cumplen. Ahora ha habido cambio de gobierno en el Consell, hasta que nos paguen los atrasos y se hayan puesto al día habrán pasado dos años. Luego se sientan, se sitúan, empiezan y se acaba el mandato. ¡Vuelta aempezar! Esto no puede ser así.

¿Para los niños que sufren abusos o malos tratos hay recursos?

No, no tenemos ni psicólogo forense especializado. Podría haber dos, hemos investigado. No puedes llevar un niño a un psicólogo forense tres años después. ¿Sabes cómo luchan para olvidarse? ¿Para no tenerlo presente? No puedes hacerles revivir todo pasado tanto tiempo. Estamos atrasadísimos.

¿Lo pasa mal?

Sí, con los niños maltratados. Por eso me tengo que retirar. Ahora mismo tenemos un caso y me he tenido que alejar porque no puedo perder la salud ni el sueño.

Los profesionales tienen recursos para eso.

Pero es que yo lo hago desde el corazón. Ellos le quieren dedicar su vida y son muy fuertes. Tampoco pensaba encontrar estas barbaries. A veces me equivoco. El otro día los chicos pusieron reguetón en el restaurante, una canción que decía «perra, chúpamela» y les salté a la yugular: «¡Han matado a otra mujer! ¡Han violado a otro niño! ¿Cómo podéis escuchar esto?». Me paso. Ahí me doy cuenta de que tengo que parar. Poner distancia. Pero Marisina Marí, presidenta de Conciencia, no puede hacerlo, ella no puede poner distancia.

¿Llora mucho?

Sí, pero me quedo tan bien… Hasta que murió mi hermana Eva era muy dura. Desde entonces lloro mucho. Por todo. Cojo el coche y me voy. Y he llorado mucho con Conciencia, con los niños que sufren. Un día fui al juzgado y vi un niño al que le han destrozado la vida… No tengo capacidad para comprender eso, que por un instante de placer rompas a un niño, lo destroces.

¿Cómo compagina el restaurante con su labor solidaria?

Eso me pregunta mucha gente. Pues no tengo ocio. No me habrás visto en un bar, una discoteca o una inauguración. Me da tanta paz hacer esto… Es como un vicio. He entrado en un bucle y me quito horas de sueño y días libres. El único vicio que no he abandonado es el de leer. Muchas noches me duermo en la cama aún con las gafas. Ayudar a estos niños me llena. ¿Sabes lo bien que duermo? Ahora puedo dedicarle más tiempo porque tengo a mis hijos Jordi y Quim en el restaurante y a Eduard, que es abogado y me hace de gestor. Ellos me dicen que me dedique a los niños y a viajar.

¿Los empresarios y profesionales de la isla colaboran?

Colaboran, pero comienzan a estar cansados de que tantas asociaciones les pidamos. Yo misma la semana pasada dije que no a regalar una cena porque cada año tengo un cupo y el de éste ya está agotado. Y como yo, muchas empresas. Sobre todo pequeñas. No puede ser que nos vayamos pisando unas a otras cuando todas queremos lo mismo. Para el año que viene ya lo tenemos todo pensado y lo llevamos todo con un secretismo… Lo que no puede ser es que todos, por ejemplo, hagamos calendarios. Si uno hace un calendario, que otro haga un boli y otro una agenda. Tendríamos que coordinarnos más, pero es muy difícil. También tengo enemigos.

¿Ha pensado abandonar?

En agosto, cuando me llamó la directora de Diario de Ibiza para decirme lo del premio me puse a llorar. Estaba en plena temporada, agotada, yéndome de aquí a las tres de la mañana… Tenía la sensación de que no podía seguir. Eso me pasa a veces en agosto, cuando surge un problema, pero luego se me pasa. Pienso en lo que puedo conseguir y se me pasa. La semana pasada estuve en Barcelona, comí con Rosa Clará, le pedí algún traje para subastar el día de la fiesta y me dijo que sí. Tengo esa facilidad de llegar a la gente.

¿Alguien le ha dicho que no?

[Piensa] No, pero alguna famosa del calendario me ha dicho que hablara con su mánager. Les he dicho que no sabía qué era un mánager. Si Rafa Nadal o Naomi Campbell me dicen que sí a la primera, ¿cómo pueden éstas de la prensa del corazón enviarme a su mánager?

¿Se retirará alguna vez?

No mientras tenga fuerza. Me gusta. Y me lo paso bien.

Llora, ¿también ríe?

A ver, cuando lloro son lágrimas agridulces. Cada año, en la gala de Pachá me escondo entre las cortinas para llorar. Es un llanto dulce. En la balanza pesan más las alegrías.

¿Recuerda la última vez que se ha reído en esta labor solidaria?

Sí, con los mayores. Son tan cariñosos… Todo el rato los chincho para hablar de novios. Voy por la calle y, si me ven, me llaman a gritos. Les pregunto cosas y se ríen. Sobre todo cuando hablamos del Barça y de sexo. Me quieren y se divierten mucho conmigo. Y yo con ellos.

Fuente: https://www.diariodeibiza.es/pitiuses-balears/2019/10/09/lloro-ninos-sufren/1096786.html

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«La ausencia de límites es una forma de maltrato infantil»

Por: Florencia O’Keeffe.

—¿Qué acciones u omisiones de los progenitores son consideradas maltrato infantil?

—Hay muchas conductas que pueden ser consideradas como malos tratos, más allá de esa violencia física que nadie dudaría en reconocer y señalar, como puede ser un golpe de puño. Los tirones de pelo u oreja, zamarreadas, pellizcones, chirlos y cachetadas son también malos tratos, nunca justificados. No hay razón para seguir sosteniendo que «un correctivo» cada tanto está bien: es maltrato y punto. Luego, las omisiones suelen entrar en los malos tratos por negligencia, esos casos en los que el cuidador se desentiende o expone al niño a situaciones de riesgo o daño. En el otro extremo, la sobreprotección puede también ser considerada una forma de maltrato, dado que inhibe o traba en el niño el desarrollo de recursos que son fundamentales para su vida.

—¿Qué dice la ley al respecto en términos generales? Se dieron cambios significativos con el nuevo Código Civil…

—Históricamente en el Código Civil la patria potestad incluía en el derecho de corrección de los padres hacia los hijos. Quizás sea en el término «corrección» donde el cuidador se amparaba para el uso de la violencia para educar. Me interesa señalar que no es una forma de violencia «menor» sino que es, ante todo, violencia. Efectivamente, en el artículo 647 del nuevo código se establece la prohibición de los malos tratos. Es más, la idea de «patria potestad», que refiere a un poder de los padres sobre los hijos, viró hacia la función de protección y cuidado de los niños, a favor de ellos y respetando siempre sus derechos.

Un niño o niña que es criado en un ambiente violento desde que nace o cuando es muy pequeño, ¿qué consecuencias psíquicas suele sufrir? ¿Es igual el impacto si la violencia se ejerce en forma directa sobre el niño o si por ejemplo su madre es víctima de violencia de género o bien hay una relación de violencia entre los padres (o nuevas parejas de los padres)?

—Las consecuencias de la crianza de un niño en un ambiente violento las conocemos hoy con profundidad desde distintas miradas. Las conclusiones de importantes investigaciones son terminantes a la hora de afirmar que los malos tratos generan en el niño un estrés tóxico que daña el organismo en su totalidad. No sólo repercute negativamente sobre el desarrollo psicológico (con su sustrato neurobiológico) sino que agrede todo el sistema, evidenciado luego en alteraciones endócrinas, dificultades en la adquisición de aprendizajes o capacidades propias de la etapa evolutiva, síntomas aislados, enfermedades y, en algunos casos, trastornos psicopatológicos. El impacto de este daño en la infancia puede ser lo suficientemente grande como para tener consecuencias a largo plazo, fenómeno que explica la mayor predisposición o vulnerabilidad que estos niños tienen en la vida adulta de padecer depresión, trastornos de ansiedad, dependencia a sustancias y tantos otros cuadros. Sin detenerme a cuantificar el nivel de daño, podemos afirmar que para un niño tanto la experiencia de ser violentado o que un familiar o cuidador con el que tiene un vínculo íntimo e importante lo sea es suficiente como para dañarlo de manera significativa.

Cuando un niño es maltratado, ¿siempre va a tener consecuencias negativas en su desarrollo?

—Las consecuencias van a depender de distintos factores: primero, el tipo de maltrato, cuánto se sostuvo en el tiempo, quién fue o es el agresor —es tanto peor cuánta más relación e intimidad tienen—, la posibilidad de salir o no de ese circuito… Luego, el momento de la vida del niño en que sucede, si tiene una red sobre la que apoyarse —otras relaciones importantes que lo acompañen—, si existen otros problemas en su entorno inmediato. También la fortaleza psicológica y biológica del niño, reconociendo que hay quienes tienen mayor resistencia —resiliencia— y otros que son más vulnerables.

En el caso en que se manifiestan las consecuencias, algunas se presentan en el corto plazo, mientras suceden las agresiones, y otras en el largo plazo, incluso cuando estas situaciones ya han quedado atrás.

¿Cómo se logra que los padres reviertan las conductas de maltrato sobre los hijos? ¿Es posible? ¿De qué depende ese cambio?

—El primer paso es siempre tomar conciencia. Que los límites son necesarios, de eso no hay ninguna duda. La ausencia de límites es una forma de maltrato -por negligencia-. De que la forma para marcarlos no es con malos tratos, físicos o psicológicos, de eso tampoco. Después de una sincera introspección, reconociendo que esos tironeos o dolorosas palabras no fueron realizadas con mala intención sino por desconocimiento de otras formas, viene el paso en el que aprender otros recursos es posible. Si la decisión de cambio es firme, pronto comprenderá la madre, el padre o el cuidador que existen modos en los que el límite se señala con igual fuerza sin dejar de tratar con afecto y cuidado.

¿Puede suceder que un padre y o una madre sean violentos con un hijo y no con otro u otros?

—Sí puede ser. Toda madre y padre sabe que con cada uno de sus hijos le pasan cosas diferentes, le cuestan más unas cosas y otras se le hacen más sencillas. En ocasiones, el niño que exige al cuidador en ese aspecto que más le cuesta podría desencadenar en el adulto reacciones -nunca justificadas- que trepan en una escalada de violencia. Por esto, quien detecte dentro suyo esa irritación o malestar que precede a las reacciones que debemos siempre evitar, debe buscar -de hacer falta- la ayuda que corresponda para entender el por qué de su conducta y cómo cambiarla.

Alguien que fue violentado por sus padres o entorno familiar, ¿será agresivo con sus propios hijos?

—Esto depende del grado de conciencia que cada uno tenga de su historia y cómo explica lo sucedido. No se trata de indagar la relación con los padres y cuidadores con fines rencorosos o para culparlos por todo lo malo que hoy nos pasa, sino para cortar la cadena de maltrato -de una vez por todas-. Si no se toma conciencia -repetiré esto hasta cansarme-, entonces las cosas se seguirán dando de la misma manera, aumentando las chances de tratar mal a los propios hijos.

Hoy es muy común que existan familias no tradicionales en su constitución ¿es incorrecto pensar que las nuevas formas de familia por sí mismas pueden ser nocivas para los niños o niñas? Qué opinión tenés al respecto….

—No creo que sean nocivas en sí mismas, pero sí plantean nuevos escenarios que es necesario empezar a observar con detenimiento y estudiar a fines de encontrar los huecos en los que las necesidades de los niños queden sin cubrir. Cada momento de la historia, cada etapa, presenta novedades; de poco sirve quedarnos en señalar si nos gusta o no, es una realidad y punto. Veamos qué podemos hacer para que ellos crezcan sanos y felices: es lo que más importa.

¿Cómo se suelen detectar los casos de maltrato infantil?

—Los casos de maltrato suelen ser detectados en servicios de atención médica, en escuelas, cuando no ya en tribunales -en la Justicia-. Pero en todos estos casos es ya tarde. Es preciso trabajar en la promoción de los buenos tratos en la infancia, concientizando y ofreciendo a los cuidadores espacios para aprender. Y en esto quiero ser claro, tenemos que entender que el maltrato no debe quedar solamente ligado a los golpes que dejan moretones o fracturas de huesos y tampoco a las humillaciones permanentes. Hay malos modos que gozan aún -y lamentablemente- del aval de la sociedad.

—¿Qué señales da un niño o niña víctima de maltrato? ¿Es la escuela un lugar donde se ven esas señales claramente?

—En la escuela se pueden observar, tanto como en otros lugares de concurrencia asidua del niño. Las señales, más allá de las consecuencias físicas que pueden tener algunos golpes, se advierten en el comportamiento. Cambios de humor, irritabilidad, ensimismamiento, deterioro de algunas relaciones con pares, pérdida de confianza en los adultos, mala conducta, impulsividad, agresividad, miedos infundados. Todas éstas podrían ser manifestaciones de una víctima de maltrato. Por otro lado, síntomas en el cuerpo -somatizaciones— como dolores frecuentes de panza, cabeza u otro, síntomas gastrointestinales, en piel, sistema nervioso…

¿El entorno, la crisis socioeconómica, la falta de recursos de todo tipo, cuánto influye en la violencia familiar? Hay más violencia contra los chicos en familias de bajos recursos económicos o es sólo un mito…

—La violencia traspasa toda barrera… sí pueden cambiar sus formas en determinados sectores o lugares pero, en la medida en que toda la sociedad no tome conciencia, se trata de una sombra que se escurre por debajo de la puerta de cada hogar, club, escuela… También es cierto que hay determinados entornos que son violentos en sí mismos, como lo es crecer en una casa en la que no hay qué comer. La desigualdad violenta; no es tanto la pobreza, sino la percepción de una desigualdad que no es justa de entrada. Las necesidades básicas no satisfechas violentan, las urgencias también.

—Si uno conoce que en su familia hay alguien que maltrata a los hijos, debe denunciarlo, intentar hablar… Siempre es una situación difícil. ¿Qué recomendás? ¿Y si es un vecino?

—Siempre hay que intentar acercarse y hablar con ese vecino o familiar, en el momento y el lugar adecuado, sin exponerlo ni juzgarlo: no somos quiénes para hacerlo. Buscar que tome conciencia, ofrecer ayuda. Si el caso es más severo, entonces quizás sí corresponde la denuncia para impedir que esa forma de violencia se repita o que el riesgo o daño sea aún mayor.

¿Cuáles son los pilares de una infancia feliz? ¿Es posible una infancia feliz?

—¡Claro que es posible! Y sé que muchos a esta altura de la nota responderán «yo tuve una infancia feliz y soy normal a pesar de que mi papá o mi mamá cada tanto me daba un chirlo»… No dudo en que, en tales casos, prevaleció el amor y la disposición de ellos sobre lo otro, pero podemos convenir en que los malos tratos no fueron los que construyeron esta imagen o recuerdo de la infancia. Ahora, cuáles son los pilares, no me resulta sencillo escribir una suerte de receta. Pero estoy seguro de que un trato afectuoso y respetuoso de las necesidades del niño (para esto, hay que saber reconocerlas), una disposición sensible que sepa interpretar lo que le pasa y una adecuada disponibilidad para acompañarlos son la base de una infancia feliz.

Fuente de la entrevista: https://www.lacapital.com.ar/mas/la-ausencia-limites-es-una-forma-maltrato-infantil-n1757064.html

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Amy Goodman y Denis Moynihan: El momento de abolir las cárceles de niños migrantes es ahora

Redacción: Rebelión

¿Qué vemos al mirar a un niño a los ojos? Hasta el lunes, cerca de 350 niños y niñas migrantes permanecían alojados en condiciones inseguras y antihigiénicas en un centro de detención temporal de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos en Clint, Texas. Las pocas personas ajenas al organismo que pudieron ver a estos niños migrantes quedaron absolutamente devastadas. Frente a la indignación nacional, el organismo mudó a los jóvenes a otros lugares, aunque al día siguiente regresó a cien de ellos a las mismas instalaciones. Quien parece conforme con esta práctica de encarcelar a los niños y niñas es el director interino de Inmigración y Control de Aduanas, Mark Morgan, a quien el presidente Donald Trump acaba de convertir en el carcelero en jefe de estos jóvenes al nombrarlo también director interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. En enero de este año, Morgan le dijo al presentador de Fox News Tucker Carlson: “Me acerqué a estos individuos a los que se llama ‘menores’, de 17 años de edad o menos, y los he mirado. Los miré a los ojos y me dije: ‘Estos son los que pronto serán miembros de la pandilla MS-13’”.

Son pocas las personas que logran tener acceso a estos niños y jóvenes, por lo que resulta difícil obtener información precisa sobre su bienestar. Warren Binford, profesora de derecho de la Universidad de Willamette, formó parte del equipo jurídico que expuso las condiciones en Clint. Binford describió lo observado en una entrevista para Democracy Now!:

“Cuando llegamos allí el lunes por la mañana, inmediatamente nos dieron una lista que mostraba que había más de 350 niños y niñas en estas instalaciones. Y entonces, al evaluar la lista, nos descorazonó la cantidad de niños muy pequeños que había allí. Había más de cien niños pequeños retenidos allí. Inmediatamente les pedimos a los guardias que comenzaran a traer a los niños más pequeños y también a los niños que habían estado allí por más tiempo. Vimos que había alrededor de media docena de madres adolescentes con sus bebés, por lo que les pedimos a los guardias que también las trajeran”.

El equipo logró entrevistar a 60 de los niños. La abogada continuó: “Estaban enfermos. Estaban tosiendo. Les goteaba la nariz. Estaban muy sucios. Inmediatamente comenzaron a describir el nivel de hambre que estaban sufriendo”. El horror se profundizaba en cada entrevista que hacían. “Descubrimos que prácticamente nadie estaba cuidando a estos niños directamente, que estaban encerrados en estas celdas las 24 horas del día. En muchas de esas celdas solo hay baños abiertos. No hay jabón, no hay forma de lavarse las manos. Están siendo alimentados dentro de las celdas con las comidas procesadas instantáneas que les describí antes. Y muchos de ellos se ven obligados a dormir directamente sobre el piso debido a la escasez de camas y colchonetas y espacio para dormir”. Los guardias les entregaron los niños pequeños a los niños mayores y les dijeron que los cuidaran.

Binford prosiguió su relato: “Después del segundo día de entrevistar a estos niños tuvimos una reunión urgente —de alto nivel— en mi habitación del hotel. Nos preguntamos qué íbamos a hacer con esto, porque alguien iba a morir. Entonces, llamamos a los abogados que estaban a cargo de este caso, les describimos lo que habíamos visto y les preguntamos qué querían que hiciéramos al respecto. Y, por primera vez en más de 20 años de hacer este tipo de visitas, nos dijeron que contactáramos a los medios para poder sacar a los niños de estas instalaciones lo más rápido posible”.

Clara Long, investigadora de la organización Human Rights Watch, también formaba parte del equipo. La investigadora relató para Democracy Now! el caso de una niña de 7 u 8 años de edad: “Le dije: ‘¿Con quién cruzaste la frontera?’ Y ella respondió: ‘Con mi tía’. Inmediatamente se puso a llorar tan fuerte que no podía emitir palabra. Mientras intento calmarla, frotándole la espalda, veo que tenía un brazalete que tenía escrito con marcador permanente las palabras ‘padre estadounidense’ y un número de teléfono”.

Clara Long continuó: “Está la sensación de que no se permite usar teléfonos en las instalaciones, pero en ese momento tanto yo como otros miembros del equipo simplemente decidimos, ‘Al demonio. Vamos a comenzar a hacer llamadas telefónicas’. Tomé el teléfono, marqué el número y me comuniqué con su padre. Él no tenía idea de dónde estaba retenida su hija”. Long afirma que hay muchos niños retenidos por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza que tienen padres y otros familiares que están en Estados Unidos legalmente.

El calvario de los migrantes y solicitantes de asilo quedó al descubierto cuando el periódico mexicano La Jornada publicó la foto de un padre y su hija, salvadoreños, ahogados en el Río Grande; todavía se podía ver el bracito de ella alrededor del cuello de su padre. Oscar Alberto Martínez Ramírez, de 25 años de edad, y su hija Valeria, de 23 meses, fueron arrastrados por las aguas correntosas entre Matamoros, México y Brownsville, Texas, tras haber sido rechazados en la frontera en su búsqueda de asilo legal.

Al responder una pregunta sobre la foto, Trump fue predecible y culpó a los demócratas por su catástrofe fronteriza. El sistema de detención de inmigrantes creció drásticamente durante el gobierno de Obama, pero Trump lo expandió aún más y con un nivel de crueldad inaudito. Al menos seis niños han muerto mientras se encontraban detenidos por el Departamento de Seguridad Nacional de Trump. Antes de 2018, había pasado más de una década desde que un niño había muerto bajo custodia de las autoridades de inmigración de Estados Unidos.

Esta semana se realizaron los dos primeros debates de candidatos presidenciales demócratas. A menos de una hora de la ciudad que acogió los debates, Miami, en Homestead, Florida, más de 2.000 menores sin acompañantes están encarcelados en un centro de detención con fines de lucro administrado por la empresa Caliburn. El ex jefe de gabinete de Trump, el general John Kelly, forma parte de la junta directiva. Debatir sobre el destino de los niños migrantes encarcelados es importante, pero la crisis de vida o muerte a la que han sido sometidos exige una acción inmediata. Hay que abolir todas las cárceles de niños migrantes ahora.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=257724

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Francia: la última nalgada

Redacción: rfi. fr

Tomó casi un año y medio, y muchas burlas, para que se aprobara lo que algunas personas llaman la legislación anti nalgadas. Los senadores franceses votarán este martes el proyecto de ley que prohíbe las «violencias educativas ordinarias», ya sean físicas o psicológicas.

Seguramente ya se ha topado con una mirada reprobadora mientras regaña a sus hijos en el supermercado. O quizás lo haya chocado ver la agresividad de padres al borde de un ataque de nervios. En todo caso, debatir sobre el valor educativo y las posibles consecuencias nefastas de nalgadas o gritos es algo común entre los padres y profesionales de la salud y la familia.

A menos de una gran sorpresa, con un último voto del Senado, Francia se dispone a sumarse este 2 de julio a la larga lista de países que han prohibido las violencias educativas ordinarias. Hoy en día, 55 países han dado el salto, desde Suecia en 1979 hasta Kosovo la semana pasada.

¿En qué consiste la ley?

En su última versión, tras su aprobación por la Comisión de Leyes en el Senado el pasado 26 de junio, el texto inicialmente propuesto por la diputada centrista Maud Petit (del partido MoDem) contiene tres artículos.

El primer artículo, que será leído en el momento de celebrar los matrimonios en las alcaldías, se refiere a la definición de la autoridad parental en el artículo 371 del Código Civil, especificando ahora que «se ejerce sin violencias físicas ni psicológicas». El segundo introduce «la prevención de las violencias educativas ordinarias» en el Código de Acción Social y de la Familia, creando una obligación de formación para los cuidadores de niños. El tercero prevé que el Gobierno presente posteriormente un informe sobre la situación en la materia, «y evalúe las necesidades y los medios necesarios para reforzar la política de sensibilización, apoyo y asistencia a los padres y la formación de los profesionales afectados».

El texto no incluye ninguna sanción penal, puesto que los malos tratos a menores ya se castigan con penas de hasta 20 años de prisión, pero marca el fin del derecho de corrección, heredado del siglo XIX: «Me dicen que es sólo un texto simbólico, porque es educativo. Pero yo creo por el contrario que estamos en los albores de un enorme trabajo para explicar a los padres cómo educar a sus hijos sin humillarlos ni violentarlos», estima la diputada Maud Petit.

¿Por qué la polémica?

«Por fin, en Francia, habrá una ley que prohíbe toda violencia contra los niños. Ya no podremos hacer creer a la gente que golpear a un niño es educación, cuando pone potencialmente en peligro su salud y su desarrollo», se alegra Gilles Lazimi, médico, coordinador de campañas contra las violencias educativas ordinarias y miembro de la asociación StopVEO.

Según el médico, entrevistado por el diario Le Monde, se trata de un momento histórico que permite la erradicación de prácticas educativas «basadas en el miedo, el dolor y el asombro del niño». Además, la adopción de la ley hace que Francia se ajuste a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, ratificada en 1990.

Pero para sus detractores, se trata de una intrusión intolerable en la vida privada de las familias, tal como lo expresó en primera lectura la diputada de ultraderecha Emmanuelle Ménard. Myriam Bendriss, vocera de la Fundación para la Infancia entrevistada por el diario 20 Minutes, explica que «la idea no es entrar en la intimidad de las familias, sino que esta ley debe permitir a las asociaciones desarrollar medidas de apoyo. Queremos poner en marcha herramientas que no estigmaticen ni culpabilicen a los padres, y promover las formaciones para una paternidad más benevolente. No hay una solución milagrosa, porque cada padre y cada hijo es diferente».

Aunque según ella, la sociedad francesa está evolucionando sobre este tema, no todos los franceses están convencidos de que una reprimenda o una nalgada traumatice a un niño de por vida. Según la Fundación para la Infancia, el 85% de los padres indican que todavía utilizan el castigo corporal o el abuso verbal.

En Suecia, pionera en la materia, el 70% de los ciudadanos se decían desfavorables a esta medida en 1979, contra sólo un 18% hoy en día. Sin embargo, varios denuncian esta visión de la paternidad que puede favorecer la aparición de «niños reyes» que imponen su propia ley. Educar sin violencia no es sinónimo de laxismo ni de ausencia de reglas de vida, responden los defensores de la ley.

Fuente: http://es.rfi.fr/europa/20190702-francia-la-ultima-nalgada

 

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Entrevista: «La ausencia de límites es una forma de maltrato infantil»

Por: lacapital.

Lucas Raspall, médico psiquiatra y psicoterapeuta, miembro de Fundación América por la Infancia, señala que no hay nada que justifique una agresión verbal o física hacia un niño. Cuáles son las consecuencias de la violencia que se soporta a edades tempranas.

omingo 21 de Abril de 2019

—¿Qué acciones u omisiones de los progenitores son consideradas maltrato infantil?

—Hay muchas conductas que pueden ser consideradas como malos tratos, más allá de esa violencia física que nadie dudaría en reconocer y señalar, como puede ser un golpe de puño. Los tirones de pelo u oreja, zamarreadas, pellizcones, chirlos y cachetadas son también malos tratos, nunca justificados. No hay razón para seguir sosteniendo que «un correctivo» cada tanto está bien: es maltrato y punto. Luego, las omisiones suelen entrar en los malos tratos por negligencia, esos casos en los que el cuidador se desentiende o expone al niño a situaciones de riesgo o daño. En el otro extremo, la sobreprotección puede también ser considerada una forma de maltrato, dado que inhibe o traba en el niño el desarrollo de recursos que son fundamentales para su vida.

—¿Qué dice la ley al respecto en términos generales? Se dieron cambios significativos con el nuevo Código Civil…

—Históricamente en el Código Civil la patria potestad incluía en el derecho de corrección de los padres hacia los hijos. Quizás sea en el término «corrección» donde el cuidador se amparaba para el uso de la violencia para educar. Me interesa señalar que no es una forma de violencia «menor» sino que es, ante todo, violencia. Efectivamente, en el artículo 647 del nuevo código se establece la prohibición de los malos tratos. Es más, la idea de «patria potestad», que refiere a un poder de los padres sobre los hijos, viró hacia la función de protección y cuidado de los niños, a favor de ellos y respetando siempre sus derechos.

Un niño o niña que es criado en un ambiente violento desde que nace o cuando es muy pequeño, ¿qué consecuencias psíquicas suele sufrir? ¿Es igual el impacto si la violencia se ejerce en forma directa sobre el niño o si por ejemplo su madre es víctima de violencia de género o bien hay una relación de violencia entre los padres (o nuevas parejas de los padres)?

—Las consecuencias de la crianza de un niño en un ambiente violento las conocemos hoy con profundidad desde distintas miradas. Las conclusiones de importantes investigaciones son terminantes a la hora de afirmar que los malos tratos generan en el niño un estrés tóxico que daña el organismo en su totalidad. No sólo repercute negativamente sobre el desarrollo psicológico (con su sustrato neurobiológico) sino que agrede todo el sistema, evidenciado luego en alteraciones endócrinas, dificultades en la adquisición de aprendizajes o capacidades propias de la etapa evolutiva, síntomas aislados, enfermedades y, en algunos casos, trastornos psicopatológicos. El impacto de este daño en la infancia puede ser lo suficientemente grande como para tener consecuencias a largo plazo, fenómeno que explica la mayor predisposición o vulnerabilidad que estos niños tienen en la vida adulta de padecer depresión, trastornos de ansiedad, dependencia a sustancias y tantos otros cuadros. Sin detenerme a cuantificar el nivel de daño, podemos afirmar que para un niño tanto la experiencia de ser violentado o que un familiar o cuidador con el que tiene un vínculo íntimo e importante lo sea es suficiente como para dañarlo de manera significativa.

Cuando un niño es maltratado, ¿siempre va a tener consecuencias negativas en su desarrollo?

—Las consecuencias van a depender de distintos factores: primero, el tipo de maltrato, cuánto se sostuvo en el tiempo, quién fue o es el agresor —es tanto peor cuánta más relación e intimidad tienen—, la posibilidad de salir o no de ese circuito… Luego, el momento de la vida del niño en que sucede, si tiene una red sobre la que apoyarse —otras relaciones importantes que lo acompañen—, si existen otros problemas en su entorno inmediato. También la fortaleza psicológica y biológica del niño, reconociendo que hay quienes tienen mayor resistencia —resiliencia— y otros que son más vulnerables.

En el caso en que se manifiestan las consecuencias, algunas se presentan en el corto plazo, mientras suceden las agresiones, y otras en el largo plazo, incluso cuando estas situaciones ya han quedado atrás.

¿Cómo se logra que los padres reviertan las conductas de maltrato sobre los hijos? ¿Es posible? ¿De qué depende ese cambio?

—El primer paso es siempre tomar conciencia. Que los límites son necesarios, de eso no hay ninguna duda. La ausencia de límites es una forma de maltrato -por negligencia-. De que la forma para marcarlos no es con malos tratos, físicos o psicológicos, de eso tampoco. Después de una sincera introspección, reconociendo que esos tironeos o dolorosas palabras no fueron realizadas con mala intención sino por desconocimiento de otras formas, viene el paso en el que aprender otros recursos es posible. Si la decisión de cambio es firme, pronto comprenderá la madre, el padre o el cuidador que existen modos en los que el límite se señala con igual fuerza sin dejar de tratar con afecto y cuidado.

¿Puede suceder que un padre y o una madre sean violentos con un hijo y no con otro u otros?

—Sí puede ser. Toda madre y padre sabe que con cada uno de sus hijos le pasan cosas diferentes, le cuestan más unas cosas y otras se le hacen más sencillas. En ocasiones, el niño que exige al cuidador en ese aspecto que más le cuesta podría desencadenar en el adulto reacciones -nunca justificadas- que trepan en una escalada de violencia. Por esto, quien detecte dentro suyo esa irritación o malestar que precede a las reacciones que debemos siempre evitar, debe buscar -de hacer falta- la ayuda que corresponda para entender el por qué de su conducta y cómo cambiarla.

Alguien que fue violentado por sus padres o entorno familiar, ¿será agresivo con sus propios hijos?

—Esto depende del grado de conciencia que cada uno tenga de su historia y cómo explica lo sucedido. No se trata de indagar la relación con los padres y cuidadores con fines rencorosos o para culparlos por todo lo malo que hoy nos pasa, sino para cortar la cadena de maltrato -de una vez por todas-. Si no se toma conciencia -repetiré esto hasta cansarme-, entonces las cosas se seguirán dando de la misma manera, aumentando las chances de tratar mal a los propios hijos.

Hoy es muy común que existan familias no tradicionales en su constitución ¿es incorrecto pensar que las nuevas formas de familia por sí mismas pueden ser nocivas para los niños o niñas? Qué opinión tenés al respecto….

—No creo que sean nocivas en sí mismas, pero sí plantean nuevos escenarios que es necesario empezar a observar con detenimiento y estudiar a fines de encontrar los huecos en los que las necesidades de los niños queden sin cubrir. Cada momento de la historia, cada etapa, presenta novedades; de poco sirve quedarnos en señalar si nos gusta o no, es una realidad y punto. Veamos qué podemos hacer para que ellos crezcan sanos y felices: es lo que más importa.

¿Cómo se suelen detectar los casos de maltrato infantil?

—Los casos de maltrato suelen ser detectados en servicios de atención médica, en escuelas, cuando no ya en tribunales -en la Justicia-. Pero en todos estos casos es ya tarde. Es preciso trabajar en la promoción de los buenos tratos en la infancia, concientizando y ofreciendo a los cuidadores espacios para aprender. Y en esto quiero ser claro, tenemos que entender que el maltrato no debe quedar solamente ligado a los golpes que dejan moretones o fracturas de huesos y tampoco a las humillaciones permanentes. Hay malos modos que gozan aún -y lamentablemente- del aval de la sociedad.

—¿Qué señales da un niño o niña víctima de maltrato? ¿Es la escuela un lugar donde se ven esas señales claramente?

—En la escuela se pueden observar, tanto como en otros lugares de concurrencia asidua del niño. Las señales, más allá de las consecuencias físicas que pueden tener algunos golpes, se advierten en el comportamiento. Cambios de humor, irritabilidad, ensimismamiento, deterioro de algunas relaciones con pares, pérdida de confianza en los adultos, mala conducta, impulsividad, agresividad, miedos infundados. Todas éstas podrían ser manifestaciones de una víctima de maltrato. Por otro lado, síntomas en el cuerpo -somatizaciones— como dolores frecuentes de panza, cabeza u otro, síntomas gastrointestinales, en piel, sistema nervioso…

¿El entorno, la crisis socioeconómica, la falta de recursos de todo tipo, cuánto influye en la violencia familiar? Hay más violencia contra los chicos en familias de bajos recursos económicos o es sólo un mito…

—La violencia traspasa toda barrera… sí pueden cambiar sus formas en determinados sectores o lugares pero, en la medida en que toda la sociedad no tome conciencia, se trata de una sombra que se escurre por debajo de la puerta de cada hogar, club, escuela… También es cierto que hay determinados entornos que son violentos en sí mismos, como lo es crecer en una casa en la que no hay qué comer. La desigualdad violenta; no es tanto la pobreza, sino la percepción de una desigualdad que no es justa de entrada. Las necesidades básicas no satisfechas violentan, las urgencias también.

—Si uno conoce que en su familia hay alguien que maltrata a los hijos, debe denunciarlo, intentar hablar… Siempre es una situación difícil. ¿Qué recomendás? ¿Y si es un vecino?

—Siempre hay que intentar acercarse y hablar con ese vecino o familiar, en el momento y el lugar adecuado, sin exponerlo ni juzgarlo: no somos quiénes para hacerlo. Buscar que tome conciencia, ofrecer ayuda. Si el caso es más severo, entonces quizás sí corresponde la denuncia para impedir que esa forma de violencia se repita o que el riesgo o daño sea aún mayor.

¿Cuáles son los pilares de una infancia feliz? ¿Es posible una infancia feliz?

—¡Claro que es posible! Y sé que muchos a esta altura de la nota responderán «yo tuve una infancia feliz y soy normal a pesar de que mi papá o mi mamá cada tanto me daba un chirlo»… No dudo en que, en tales casos, prevaleció el amor y la disposición de ellos sobre lo otro, pero podemos convenir en que los malos tratos no fueron los que construyeron esta imagen o recuerdo de la infancia. Ahora, cuáles son los pilares, no me resulta sencillo escribir una suerte de receta. Pero estoy seguro de que un trato afectuoso y respetuoso de las necesidades del niño (para esto, hay que saber reconocerlas), una disposición sensible que sepa interpretar lo que le pasa y una adecuada disponibilidad para acompañarlos son la base de una infancia feliz.

Fuente de la entrevista: https://www.lacapital.com.ar/mas/la-ausencia-limites-es-una-forma-maltrato-infantil-n1757064.html

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