LGBTIQ: ¿Cambio de mentalidad en Suiza?

Por: Katy Romy

El 26 de septiembre el pueblo suizo votará sobre el matrimonio para todos. De este modo, la Confederación tendrá la oportunidad de ponerse a la par de otros países europeos en materia de derechos de las personas LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales y queer).

En la actualidad Suiza es uno de los pocos países de la Europa Occidental que no permite el matrimonio a las parejas del mismo sexo. Estas personas solo pueden formar una unión registrada, es decir, una forma de vínculo que no les brinda los mismos derechos que el matrimonio ofrece a las personas heterosexuales. Pero esto podría cambiar el 26 de septiembre, cuando Suiza vote el proyecto de ley de ‘Matrimonio para todos’.

El texto, que el Parlamento aprobó en diciembre de 2020, prevé la apertura del matrimonio a las personas homosexuales. Además, facilitaría a las parejas de mujeres acceder a la donación de esperma, permitiría la adopción conjunta así como que el cónyuge obtenga la nacionalidad.

Un comité entre partidos –compuesto sobre todo por representantes de la derecha conservadora– ha puesto en marcha con éxito un referéndum contra esta ley. Consideran que el “matrimonio para todos equivaldría a abrir una brecha social y política que vaciaría de contenido la histórica definición del matrimonio, entendido como la unión duradera entre un hombre y una mujer”.

El pueblo deberá decidir en las urnas. Se trata de una decisión que las familias arcoíris suizas esperan con impaciencia para poder beneficiarse de una mayor seguridad jurídica.

La última pequeña victoria de la comunidad LGBTIQ tuvo lugar el 9 de febrero de 2020. Ese día la población suiza acordó en las urnas castigar la discriminación basada en la orientación sexual y el racismo.

Aunque todavía queda mucho por hacer para que las minorías sexuales y de género tengan plena igualdad de derechos, advierten los expertos en Suiza y en el extranjero.

No obstante, a pesar de los progresos continuos de la sociedad para aceptar la homosexualidad, la homofobia sigue siendo un problema en Suiza. La discriminación y los ataques verbales y físicos por la orientación sexual o la identidad de género marcan, todavía hoy, el camino de algunas personas.

“La característica de la homofobia y la transfobia es que el rechazo puede provenir de la propia familia”, dice Caroline Dayer, experta en cuestiones de violencia y discriminación, de género e igualdad.

Además, algunos movimientos religiosos ultraconservadores siguen siendo especialmente intolerantes hacia las minorías sexuales y, de manera más o menos transparente, practican a veces las terapias de conversión.

En los últimos años se han puesto en marcha medidas para combatir la homofobia, sobre todo en el contexto escolar. Son, a menudo, iniciativas privadas basadas en el voluntariado, como la de la asociación bernesa ABQ.

En el pasado, Suiza estuvo a la vanguardia de los derechos de las personas LGBTIQ. En 1942 (en un momento en que en los países vecinos la represión contra las personas homosexuales era feroz) Suiza despenalizó la homosexualidad. Y cuando en 2007 introdujo la unión registrada [las parejas de hecho], la Confederación se convirtió en el primer país del mundo en reconocer de forma directa y masiva a las parejas del mismo sexo. El 58% votó a favor.

Desde enero de 2018, las personas homosexuales tienen derecho a adoptar al hijo (o hija) de su pareja. Sin embargo, ser pareja inscrita no pone en el mismo plano de igualdad a las personas homosexuales y a las heterosexuales. Ya que esta unión civil no permite a las parejas del mismo sexo adoptar o beneficiarse de la reproducción asistida. Esto hace que muchas parejas opten por soluciones alternativas, y sobre todo que recurran a bancos de esperma en el extranjero.

Fuente e imagen: https://www.swissinfo.ch/

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