La calidad del aire dentro de las oficinas tiene impacto en la función cognitiva

Por: Revista veintitrés


Según datos de un estudio realizado por científicos de Harvard 

La calidad del aire dentro de una oficina puede tener un impacto significativo en la función cognitiva de los empleados, incluyendo el tiempo de respuesta y la capacidad de concentración, según un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Harvard. “Tenemos una gran cantidad de investigaciones sobre la exposición a la contaminación exterior, pero pasamos el 90% de nuestro tiempo en interiores”, señaló José Guillermo Cedeño Laurent, investigador y autor principal del artículo publicado en la revista científica Environmental Research Letters.

Cedeño Laurent y sus colegas diseñaron un estudio que siguió durante un año a 302 empleados de oficinas de seis países: China, India, México, Tailandia, Estados Unidos y Reino Unido. El relvamiento concluyó en marzo de 2020, cuando la pandemia ´provocó un lockdown global.

Trabajo y calidad

Todos los participantes, de entre 18 y 65 años, trabajaban al menos tres días en un edificio de oficinas y tenían un puesto de trabajo permanente dentro de ella. Sus espacios estaban equipados con un sensor ambiental para controlar en tiempo real las concentraciones de partículas finas de 2,5 micrómetros y menores (PM2,5), así como también el dióxido de carbono, la temperatura y la humedad relativa.

Los participantes recibieron una aplicación diseñada a medida en sus teléfonos para realizar testeos cognitivos. Se les pidió que hicieran las pruebas a horas programadas o cuando los sensores detectaban niveles de PM2,5 y CO2 inferiores o superiores a determinados umbrales. Se realizaron dos pruebas: la primera requirió que los empleados identificaran correctamente el color de las palabras que deletreaban otro color.

Esto evaluó la velocidad cognitiva y la capacidad de concentrarse en los estímulos relevantes cuando se presentan estímulos irrelevantes. La segunda prueba consistió en sumas y restas básicas con números de dos dígitos, a fin de analizar la velocidad cognitiva y la memoria de trabajo. Esto evaluó la velocidad cognitiva y la capacidad de concentrarse en estímulos relevantes cuando se presentan estímulos irrelevantes.

Los resultados mostraron que un aumento de 10 microgramos por metro cúbico de PM2,5 provocaba una reducción de aproximadamente un 1% en el tiempo de respuesta a ambas pruebas y más de un 1% en la precisión.

Fuente de la información e imagen:  https://www.veintitres.com.ar

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Diez claves de las neurociencias para mejorar el aprendizaje: Propuestas para Maestros

Por: Norberto Pons

Investigaciones recientes aportan procedimientos que sirven para elaborar propuestas prácticas para mejorar el rendimiento escolar. Ignacio Morgado, un catedrático de Psicobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de «Aprender, recordar y olvidar: Claves cerebrales de la memoria y la educación» (Barcelona: Ariel, 2014), expresa en su trabajo que, la mayoría de las propuestas ofrecidas para mejorar la educación en nuestro país predominan los razonamientos teóricos y filosóficos sobre cómo lograrlo. En este artículo se pretende complementar con sugerencias prácticas. Son procedimientos avalados por la investigación en neurociencias y psicobiología, que pueden tener su versión particular en cada nivel y contexto educativo.

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1. Practicar regularmente deportes. El ejercicio físico aeróbico beneficia las capacidades cerebrales tanto en el niño como en el adulto. Logran una mejor memoria, mayor flexibilidad y velocidad de procesamiento de información mental.

2. Evitar el exceso de grasas en la alimentación. Son dietas que reducen la sensibilidad de los receptores NMDA, que son moléculas del cerebro que forman parte de los mecanismos de plasticidad neuronal que hacen posible la formación de la memoria en lugares como el hipocampo y la corteza cerebral.

3. Dormir lo necesario con regularidad. El sueño anticipado prepara al cerebro para aprender y, cuando ocurre tras el aprendizaje, potencia la formación y estabilización de las memorias.

4. Entrenar la memoria de trabajo. Esta la que utilizamos para pensar, razonar, planificar el futuro y tomar decisiones. Materias como la filosofía o las matemáticas promueven este tipo de memoria.

5. Guiar el aprendizaje con preguntas. Este procedimiento motiva al estudiante, concentra su atención y que busca en cualquier fuente de información posible, la solución a los interrogantes que se le plantean.

6. Practicar el recuerdo de lo aprendido. El preguntar sobre la información recientemente aprendida beneficia a la memoria a largo plazo.

7. Aprendizaje y memoria. En situaciones emocionales o de estrés moderado, la activación de estructuras cerebrales como la amígdala y la liberación en la sangre de hormonas como la adrenalina y los glucocorticoides pueden contribuir a la facilitación del aprendizaje y la memoria actuando directa o indirectamente sobre los circuitos neuronales del cerebro.

8. Incentivar la lectura. Esto es, de todas las actividades intelectuales potenciadoras de capacidades mentales. La que proporciona un mejor balance costo/beneficio es, sin duda, la lectura. La actividad de leer requiere poner en juego procesos mentales como percepción, memoria y razonamiento.

9. Aprender más de una lengua (Bilingüismo). Los individuos que adquieren múltiples lenguas en su infancia y las practican a lo largo de su vida tienen una mayor atención selectiva.

10. Evaluaciones orales. Los exámenes orales no sólo permiten una evaluación muy rigurosa del conocimiento adquirido por los alumnos, sino que, sobre todo, inducen en ellos un tipo de estudio mucho más basado en la comprensión e información que en su simple memorización. Son además métodos que generan una memoria a largo plazo.

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