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España es el tercer país de la OCDE con una plantilla pública más envejecida

España / www.cincodias.elpais.com / 16 d agosto de 2017

l envejecimiento de la plantilla de la Administración se ha acelerado en los últimos años de crisis. Con una oferta pública a la baja, la edad media de los trabajadores ha subido. España es hoy el tercer país de la OCDE con una plantilla pública más envejecida, según datos de la OCDE correspondientes a 2015. En concreto, el informe señala que el 36% de los empleados de la Administración central tienen más de 55 años. Sólo Italia e Islandia presentan cifras más elevadas. En los 35 países de la OCDE, los trabajadores mayores de 55 años representan de media el 25% del total.

En 2010, España era el octavo país de la OCDE con una plantilla pública más envejecida. En solo cinco años escaló hasta el tercer puesto. En los últimos cinco años, ningún país ha sufrido un proceso de envejecimiento tan acelerado como el de la Administración española.

Los datos todavía son más elocuentes si el foco se pone solo en la Administración general del Estado y en el personal adscrito a los ministerios. Los últimos datos de Hacienda y que corresponden a 2017 reflejan que de los 188.506 efectivos que empleaba la Administración General del Estado en enero, el 65% tiene más de 50 años. De hecho, el número de empleados públicos adscritos a los ministerios que tienen más de 64 años suma 3.114 personas y supera ampliamente al colectivo menor de 30 años, que se limita a 1.217.

El sindicato mayoritario en el sector público, CSIF, denuncia que la política de no reposición de los trabajadores que se jubilan ha llevado a una situación que califican de “emergencia” y reclaman un plan para rejuvenecer la plantilla pública. El Gobierno ha aprobado para este año una oferta pública de empleo de 28.200 plazas, la mayor desde 2008. De éstas, 20.451 vacantes son de ingreso libre y el resto son puestos de promoción interna.

España cuenta hoy con 2.523.167 empleados a nómina de la Administración, ya sea central, autonómica o local. El 60% de este colectivo son funcionarios y el resto son trabajadores con contrato laboral, eventuales o interinos. La plantilla pública representa el 16,7% del total de asalariados de España. El porcentaje ha aumentado en los últimos años por la fuerte destrucción de empleo registrada en el sector privado. España cuenta con menos empleados públicos que la media de la OCDE. De media, los 35 países del organismo internacional mantenían una plantilla pública equivalente al 18,1% del total de la fuerza laboral con datos de 2015. En el caso de España, el porcentaje en ese ejercicio era del 15,7%, 2,4 puntos por debajo de la media.

Aun así, hay enormes diferencias entre comunidades. Por ejemplo, el número de empleados públicos en Extremadura alcanza el 28,6% del total de asalariados. Sin tener en cuenta a Ceuta y Melilla, que registran porcentajes superiores al 50%, es el nivel más elevado. Le sigue Castilla y León (23,1%), Castilla-La Mancha (22,4%) y Asturias (20,2%). Allí donde hay menos ocupados y una mayor tasa de paro, el peso del sector público sobre el total es mayor.

En el lado opuesto sobresale Cataluña. En esta comunidad trabajan 303.887 empleados públicos, un 11% del conjunto de asalariados. Baleares (12,2%), Madrid (14,8%) y País Vasco son las otras comunidades con un porcentaje relativamente bajo de empleados públicos.

Respecto a las retribuciones, los datos de la OCDE reflejan que en España los sueldos son más elevados que la media. Y también superan las nóminas del sector privado. Según datos de la Agencia Tributaria, el salario medio en la Administración alcanzó los 34.186 euros anuales frente a los 22.742 euros de media de la empresa privada. Hay que tener en cuenta que el grado de formación es mayor en la Administración y también es menor el empleo parcial.

Un informe publicado este año por Esade y el Instituto de Estudios Económicos (IEE)alertó del impacto negativo del proceso de envejecimiento, que conllevará “la pérdida de competencias propias de los perfiles de empleados públicos más mayores y, posteriormente, la pérdida de talento”. Aun así, también señaló que ello puede ser una oportunidad para avanzar hacia una mayor “flexibilidad y tecnificación” en el sector público, dos aspectos en los que el estudio recomienda que avance la Administración.

Otra característica del sector público en España es su elevado grado de descentralización. De los 2.523.167 de empleados públicos, el 52% está adscrito a una comunidad autónoma. El 21,5% trabaja para los ayuntamientos o diputaciones y otro 20,7% pertenece a la Administración central.

Según los datos de la OCDE, España es el octavo país desarrollado con una mayor proporción de trabajadores que están en nómina de entes territoriales o locales. Se sitúa por detrás de Suiza, Alemania, Canadá, Japón, Bélgica, Suecia y Estados Unidos. Turquía, Irlanda y Grecia son los países menos descentralizados.

Fuente:https://cincodias.elpais.com/cincodias/2017/08/11/midinero/1502466311_931559.html

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Te presentamos el siguiente análisis: Jóvenes, educación y futuro

Venezuela / www.panorama.com.ve /2 de agosto de 2017

Teniendo en cuenta que el futuro de cualquier sociedad, descansa en las nuevas generaciones, en esa  juventud conformada por un contingente de individuos en etapa de crecimiento, es importante considerar el rol que ellos tienen y la manera cómo la educación influye en su futuro.

Los jóvenes,  se encuentran en proceso de desarrollo, buscando avanzar y crecer.  Por esa razón, deben contar con las oportunidades de formación necesarias, de manera que puedan   participar en el avance de la sociedad y manejar el destino del mundo. Sabemos, que la educación juega un papel fundamental,  para que estén en capacidad de desarrollar valores y herramientas que les permita cumplir sus objetivos y crecer como individuos. Así mismo, permitirá  convertir su preparación en las cualidades necesarias para aportar su participación activa  al entorno.

Sin duda, la formación es el  camino  que abrirá las puertas a los jóvenes para  responder  a las exigencias de la sociedad y cultivar la independencia requerida para ser productivos, autónomos y  participes de los avances necesarios, para beneficio propio y del colectivo.

Si se trata de un joven universitario, esta es una fase de la vida en la que se sienten  comprometidos con su futuro,  que dominan sus actos y tienen control para lograr sus objetivos. En esta etapa, han entendido además la importancia de formarse académicamente  con miras a obtener un título y así buscar  la oportunidad de incorporarse en el mercado laboral.

Algunos de ellos,  aspiran  combinar sus estudios con algún tipo de experiencia de trabajo que les permita aprender o realizar aportes económicos a su núcleo familiar. Sin duda, la consolidación de la formación académica obtenida en la universidad, se logra una vez que pueden poner en práctica todos los conocimientos adquiridos durante sus estudios, lo cual les exige además afrontar la realidad profesional con excelente base.

Se recomienda, que estos jóvenes universitarios  se establezcan un perfil claro y específico, pues esto permitiría guiar al éxito los esfuerzos realizados en cuanto a la inserción laboral. Igualmente, es necesario consolidar estrategias de desarrollo individual que faciliten esta tarea.

Se puede decir entonces, que los jóvenes se siente identificados con la con la necesidad de  alcanzar un mejor futuro tanto propio como colectivo  y por ser los responsables de  esas imperiosas  transformaciones,  han entendido la relevancia de contar con una formación que les permita estar preparado para esos cambios.

Fuente:http://www.panorama.com.ve/facetas/Te-presentamos-el-siguiente-analisis-Jovenes-educacion-y-futuro-20170725-0030.html

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Jóvenes, educación y futuro

Por: Arminda García

Teniendo en cuenta que el futuro de cualquier sociedad descansa en las nuevas generaciones, en ese contingente de individuos en etapa de crecimiento, es importante considerar el rol que ellos tienen y la manera cómo la educación influye en su futuro.

Los jóvenes se encuentran en proceso de desarrollo, buscando avanzar y crecer.  Por esa razón deben contar con las oportunidades de formación necesarias, de manera que puedan participar en el avance de la sociedad y manejar el destino del mundo. Sabemos que la educación tiene un papel fundamental para que estén en capacidad de desarrollar valores y herramientas que les permitan cumplir sus objetivos y crecer como individuos. Asimismo, permitirá convertir su preparación en las cualidades necesarias para aportar su participación activa al entorno.

Sin duda, la formación es el camino que abrirá las puertas a los jóvenes para responder a las exigencias de la sociedad y cultivar la independencia requerida para ser productivos, autónomos y partícipes de los avances necesarios, para beneficio propio y del colectivo.

Si se trata de un joven universitario, esta es una fase de la vida en la que se siente comprometido con su futuro, en la que domina sus actos y tiene control para lograr sus objetivos. En esta etapa ha entendido, además, la importancia de formarse académicamente con miras a obtener un título y así buscar la oportunidad de incorporarse en el mercado laboral.

Algunos de ellos aspiran a combinar sus estudios con algún tipo de experiencia de trabajo que les permita aprender o realizar aportes económicos a su núcleo familiar. Sin duda, la consolidación de la formación académica obtenida en la universidad se logra una vez que pueden poner en práctica todos los conocimientos adquiridos durante sus estudios, lo cual les exige además afrontar la realidad profesional con excelente base.

Se recomienda que estos jóvenes universitarios se establezcan un perfil claro y específico, pues esto permitiría guiar al éxito los esfuerzos realizados en cuanto a la inserción laboral. Igualmente, es necesario consolidar estrategias de desarrollo individual que faciliten esta tarea.

Se puede decir entonces que los jóvenes se sienten identificados con la necesidad de alcanzar un mejor futuro tanto propio como colectivo y por ser los responsables de esas imperiosas transformaciones, han entendido la relevancia de contar con una formación que les permita estar preparado para esos cambios.

Fuente: http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/jovenes-educacion-futuro_194989

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España: El capital educativo

España / www.elconfidencial.com / 26 de Julio de 2017

‘Recurso’ es aquello a lo que puedo acudir para resolver un problema o realizar un proyecto. Esta definición nos permite hablar de muchos tipos de capital, no solo del económico

Desde que escribí ‘La creación económica’, estoy tratando de reivindicar con nulo éxito la palabra ‘capital’, cuyo significado ha sido absorbido, injustamente, por la economía. Algo parecido ha sucedido con la palabra ‘emprender’. No todo emprendedor es empresario. El significado comercial de ‘empresa‘ es muy tardío. En su origen, la palabra significaba iniciar una aventura, una acción que implicaba riesgo. Por eso, dice Sebastián de Covarrubias en el primer diccionario de la lengua castellana (1611), “los caballeros andantes acostumbraban pintar en sus escudos y recamar en sus sobrevestes estos designios y sus particulares intentos se llamaron empresa, y también los capitanes en sus estandartes quando van a alguna conquista”. De ahí, concluye Covarrubias: «Empresa es cierto símbolo o figura enigmática hecha con particular fin, enderezada a conseguir lo que se va a pretender y conquistar o mostrar su valor y ánimo”. La economía ha secuestrado esta bella palabra. Con ‘capital’ ha sucedido lo mismo. Significaba lo que es ‘cabeza’ (‘caput’) de muchas cosas, el origen de una numerosa progenie. De ahí los ‘pecados capitales’, que eran la fuente de muchos otros.

Lo característico del ‘capital’ es que mediante la acumulación de recursos amplía las posibilidades de acción

La definición de ‘capital’ que propongo dice así: “Es el conjunto de recursos acumulados que amplían las posibilidades de acción o de producción de una persona o de una colectividad”. ‘Recurso’ es aquello a lo que puedo acudir para resolver un problema o realizar un proyecto, y que por eso considero un bien. Esta definición nos permite hablar de muchos tipos de capital, no solo del económico. Incluso la economía ha tenido que ampliar su significado al hablar de ‘capital humano’, que es el conjunto de conocimientos y habilidades que tiene un trabajador. También ha admitido la noción de ‘capital intelectual de una empresa’, que invadió la literatura sobre ‘management’ en los noventa, y que ahora, como todas las modas, aunque sean buenas, ha periclitado. En Francia, que siempre ha tenido buen ojo para detectar tendencias, Pierre Bourdieu, un gurú de la sociología, habló de ‘capital simbólico’. El premio Nobel de Economía Douglas North estudió el ‘capital institucional’, la calidad de las instituciones de un país como gran fuente de progreso. Voy más allá, y creo que se debería hablar incluso de ‘capital espiritual’, que no es un oxímoron ingenioso, sino el conjunto de recursos espirituales que tiene una persona para afrontar la situación en que se encuentra.

Foto: Cordon Press.
Foto: Cordon Press.

Lo característico del ‘capital’ es que mediante la acumulación de recursos amplía las posibilidades de acción. Le da poder, le ‘empodera’. Si no es así, es una mera acumulación inerte. Un médico necesita atesorar conocimientos, experiencias, práctica, para poder curar. Las instituciones de una sociedad —por ejemplo, la administración de justicia, el sistema educativo, la sanidad pública— son también un conjunto de recursos. La valentía, la imaginación, la resistencia son recursos psicológicos deseables. El triunfo de la ‘psicología positiva’, impulsada desde la American Psychological Association, se basaba en su interés por estudiar y aumentar los recursos humanos, sus fortalezas.

Volviendo a ‘capital’, tal vez pensarán ustedes que es absurdo empeñarse en ir contra el uso generalizado de una palabra, y que es mejor buscar otra. Sin duda, pero es que no la encuentro. Me sucede lo mismo con otras palabras pervertidas en su significado: ‘disciplina’ o ‘autoridad’, por ejemplo. Se han ligado a modelos policiales o dictatoriales, cuando significaban lo contrario. ‘Disciplina’ viene de ‘discere’, aprender. Y ‘autoridad’ es el poder que no se impone por la fuerza, sino por el respeto. Antes de pretender inventar una palabra nueva, prefiero, pues, explicarles por qué me parece necesario reivindicar la palabra ‘capital’ y aplicarla a la educación.

Culturas triunfantes y culturas fracasadas

Toda persona nace en una sociedad, que tiene un nivel de ‘capital económico’ (recursos económicos) y de ‘capital cultural o social’ (recursos simbólicos), que proporcionan unas posibilidades económicas y unas posibilidades intelectuales a sus miembros. El primero es medido por los índices clásicos, como el PIB. El segundo, por índices más complejos, como el ‘índice de desarrollo humano‘ de Naciones Unidas, que mide las expectativas de vida, la educación y el nivel de vida digno, o el ‘índice de progreso social’, que mide la satisfacción de las necesidades básicas, el nivel de bienestar fundamental y las oportunidades de progresar. El concepto de ‘posibilidad’ es esencial para comprender la noción amplia de ‘capital’.

Que un niño nazca en una sociedad rica económica y culturalmente no significa que vaya a ser capaz de disfrutar de esas ventajas

En castellano viejo, de las personas ricas se decía que “tienen muchos posibles”. Pues bien, el capital aumenta los posibles. Un físico como Einsteinno pudo nacer en Alemania en el siglo X, ni en Zambia en el siglo XX. En ningún caso el nivel cultural lo permitía. Cada sociedad, en cada momento histórico, ofrece un repertorio de posibilidades. Las que tenían los ‘intocables’ en la India eran mínimas. Las que tienen en las sociedades avanzadas las personas analfabetas, también pueden serlo. Los índices de exclusión señalan a los que disponen de pocas posibilidades.

Sin embargo, el que un niño nazca en una sociedad rica económica y culturalmente no significa que vaya a ser capaz de disfrutar de esas ventajas. El acceso a las posibilidades existentes constituye el problema básico de la justicia. Habrán oído con frecuencia decir, hablando de economía, que primero hay que ‘crear riqueza’ y después ‘repartirla’, porque de nada vale ‘repartir la pobreza’. Es cierto. En el campo ‘cultural’ sucede lo mismo: hay que crear un nivel cultural alto y luego ‘repartirlo’ mediante la educación. Al hacerlo, entra en funcionamiento lo que denomino bucle prodigioso, un mecanismo expansivo y ascendente. El ‘nivel cultural alto’ está relacionado con los índices de progreso social mencionados. Contra un bobo y demagógico igualitarismo que afirma el idéntico valor de todas las culturas, creo que las hay mejores y peores. Hay culturas triunfantes y culturas fracasadas.

Foto: iStock.
Foto: iStock.

Para entendernos, creo que la cultura nazi o la cultura soviética eran peores que la cultura democrática. No se trata del nivel artístico, científico o tecnológico —o al menos de eso solo—, sino de la calidad de las instituciones, del modo de resolver los conflictos, de la confianza existente entre los ciudadanos, de la calidad de vida, de los valores puestos en práctica cotidianamente, de la participación y la solidaridad, de la ausencia de corrupción, de los niveles de libertad y de justicia. Lo que los autores anglosajones denominan ‘social capital’, que es, en el fondo, un ‘capital ético’. El nivel científico, artístico y tecnológico de la Alemania nazi era muy alto, pero su ‘capital ético’ colapsó.

Uno de los objetivos de una sociedad con ‘alto capital cultural’ es conseguir que todos los ciudadanos participen de él, lo hagan suyo y lo conviertan en ‘capital personal’. De ello se encarga, en gran medida, la educación. Por eso podemos hablar del ‘capital educativo’ de una sociedad, del conjunto de recursos (materiales, sociales, culturales, etc.) que pone a disposición de sus ciudadanos para su formación. Jerome Bruner, uno de los grandes expertos en el estudio de la inteligencia humana, señaló con elocuencia que la inteligencia personal se configura siempre gracias a las herramientas conceptuales, afectivas, morales que la cultura proporciona. A su vez, el ‘capital educativo’ de una persona es el conjunto de conocimientos, competencias y relaciones que ha adquirido mediante la educación. Ambas nociones van conectadas. Ortega dijo una frase que se ha hecho popular: “Yo soy yo y mi circunstancia”. Pero casi siempre se olvida la segunda parte: “Y si no salvo mi circunstancia, no me salvo yo”. Como dice el proverbio africano que me gusta tanto repetir: “Para educar a un niño, hace falta la tribu entera”. A lo que hay que añadir: “Y para educar bien a un niño, hace falta una buena tribu”.

No son los títulos que consigan, sino el conjunto de recursos intelectuales, afectivos, ejecutivos lo que va a permitirles enfrentarse a los retos

Desde los programas de la Fundación UP —una institución sin ánimo de lucro— nos gusta explicar a los padres —que desearían poder dejar un ‘capital económico’ a sus hijos— la importancia de que les ayuden a aumentar su ‘capital educativo personal’, que no son los títulos que consigan, sino el conjunto de recursos intelectuales, afectivos, ejecutivos (también académicos, por supuesto) que va a permitirles enfrentarse en las mejores condiciones a los retos de una vida laboral, afectiva, social, política cada vez más compleja. Pero añadimos que para ello no basta la educación directa —la que recibe en la familia o en el centro educativo— sino que hay que colaborar para elevar el ‘capital cultural’ de la sociedad en que vivimos, porque la escuela se nutre de él. Hay que mejorar la tribu. Este enfoque de la educación, basado en una ‘pedagogía de los recursos’, en la idea de ‘capital educativo’, nos parece un proyecto hermoso, justo y eficaz. Pueden verlo en Universidad de Padres. Sería estupendo que colaborasen en su éxito.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/educacion/2017-07-25/el-capital-educativo_1420163/

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¿Estamos aprovechando a los trabajadores de mayor edad?

Por: El Economista

De tomarse las políticas correctas que faciliten el trabajo de los empleados de mayor edad, existe la posibilidad de disfrutar de ventajas económicas derivadas de la participación de estos empleados en la fuerza laboral, contribuyendo al poder adquisitivo del consumidor, a los ingresos fiscales de los países y mejoras sustanciales en el PIB.

Los trabajadores de entre 55 y 69 años de edad deberían de ser alentados y apoyados a permanecer en la fuerza de trabajo por más tiempo, lo que beneficiaría en casi dos billones de dólares al Producto Interno Bruto (PIB) de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

NOTICIA: ¿A qué aspiras en tu retiro?, una cuestión fundamental

Según el “Índice de la Edad Dorada” de PwC, el que las personas más experimentadas continúen incorporados a la fuerza laboral no sólo aumenta al PIB de la OCDE, sino que además contribuye al poder adquisitivo del consumidor y a los ingresos fiscales de los países. Estimaciones de la consultora británica señalan que también podría ayudar a mejorar la salud y el bienestar de las personas mayores manteniéndolas física y mentalmente activas.

El estudio del PwC es un promedio ponderado de siete indicadores que reflejan el impacto en el mercado de trabajo de los trabajadores mayores de 55 años en los países de la OCDE, incluidos el empleo, los ingresos y la formación académica. Islandia, Nueva Zelanda, Israel y Suecia ocupan los cuatro primeros lugares del índice. El objetivo es cuantificar hasta qué punto diferentes las economías aprovechan el potencial de sus trabajadores más experimentados.

Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas, para el 2050 el número de personas mayores de 55 años en los países de la OCDE crecerá casi un 50%, hasta alcanzar niveles que ronden los 538 millones de personas. Es una ventaja que los avances de la medicina moderna logren prolongar la expectativa de vida, sin embargo, el rápido envejecimiento de la población pone presión financiera significativa sobre los sistemas de salud, la asistencia social y las pensiones. Esto sólo aumentará con el tiempo.

Para poder contrarrestar los efectos secundarios que complican las finanzas gubernamentales derivadas de la extensión de la expectativa de vida, los gobiernos de la OCDE deben incluir dentro de sus prioridades reformas a los sistemas de pensiones y otros incentivos financieros para fomentar una jubilación posterior. Indudablemente esto aliviaría una carga financiera debido a la mayor recaudación fiscal y ayudaría a que las personas de esas edades puedan seguir contando con los beneficios que les ofrece una vida laboral activa, según las conclusiones del índice de PwC.

NOTICIA: Prepare su retiro de acuerdo a su edad

Aunado a todo esto, PwC recomienda tomar medidas para apoyar el aprendizaje y la formación a lo largo de toda la vida laboral, que ayude a todas las generaciones a hacer frente al rápido progreso tecnológico, incluida la automatización que se espera que sufran las industrias con la Cuarta Revolución Industrial y la adopción de la tecnología en los entornos laborales. Estas medidas no deben de ser excluyentes de los trabajadores más jóvenes, ya que esto aumentará tanto la demanda como la oferta.

PwC sugiere que los patrones adapten políticas de trabajo flexible, opciones de jubilación parcial y el rediseño del papel pueden ayudar a satisfacer las necesidades y preferencias cambiantes de los trabajadores de más edad.

A lo largo de los países miembros de la OCDE, PwC estimó que el aumento potencial del PIB tras alargar el plazo de pertenencia al mercado laboral para los mayores de 55 años a niveles similares a los que tiene el cuarto puesto del conteo (Suecia), podría ser de alrededor de 2 billones de dólares en su conjunto.

Específicamente en México el aumento reflejado en el PIB sería de 50,200 millones de dólares, para la fecha meta y 4.4% de crecimiento del PIB, según PwC. El índice admite que existen países que pueden presentar mejores incrementos que este al tomar decisiones en las iniciativas para fomentar el alargar el tiempo de jubilación, la diferencia es que la pirámide poblacional no les favorece si continúan con sus políticas. En el caso de México, hay más población joven, por ello de tomarse medidas en este respecto se tiene enfrente una posibilidad de crecimiento, sobre todo con decisiones anticipadas.

Nuestro país ocupa el lugar número 18 del índice de PwC, y encabeza la lista (junto con Turquía y Grecia) de países con peores caídas en la calificación del estudio al descender 12 lugares en ese periodo. Según los datos de la consultora, en el 2003 México ocupaba el puesto número seis del ranking global.

ARTÍCULO: ¿Cuáles son las consecuencias de un aumento en la esperanza de vida?

En México el porcentaje de personas de entre 55 y 64 años de edad laborando es del 54.9% una diferencia de 20.5% con respecto a Suecia.

Fuente:http://eleconomista.com.mx/economia-global/2017/06/26/estamos-aprovechando-trabajadores-mayor-edad

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Récord de empleo en EEUU

Por: Jorge Castro

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señaló recientemente que el empleo ha adquirido un nivel récord en EE.UU. este año (y lo mismo ha ocurrido en el resto del mundo avanzado), con una pauta de 61% en la franja de 15 a 74 años de edad.

Ha quedado atrás el pico histórico de 2007 (60,8%), que se alcanzó inmediatamente antes de desatarse la crisis financiera internacional 2008/2009, que provocó la primera recesión global desde la década del 30 y creó 46 millones de desocupados en un año.

Agrega OCDE que dos tercios de los puestos de trabajo creados en los últimos siete años tienen un carácter profundamente polarizado. Mientras se han vaciado los del medio de la pirámide económica/social (-9,5 puntos porcentuales), han aumentado 7,6 puntos porcentuales los de la franja de arriba y 1,9 puntos los de abajo.

La polarización responde a causas estructurales: un tercio es obra de la destrucción de empleos industriales provocada por la revolución tecnológica (se han perdido 7,5 millones de puestos de trabajo manufactureros en EE.UU. entre 2001 y 2015) y otro tercio de las pérdidas se debieron al traslado de las operaciones de las transnacionales estadounidenses al mundo emergente (China/México en primer lugar).

Esta transferencia se realizó en la búsqueda de menores costos laborales (outsourcing) como ventaja competitiva crucial en la primera etapa de la globalización, ante todo para las actividades trabajo-intensivas.

La productividad norteamericana no cayó en los sectores de punta en los últimos 10 años (ha crecido 3,5% anual). Solo disminuyó a partir de 2004 en el promedio de la economía (pasó de 2,4% a 0,5% por año), como consecuencia del retraso de las unidades menos productivas, cuya eficacia aumentó 0,3% anual o menos.

La economía estadounidense se sumergió en un proceso depresivo a partir de 2009 (+2,1% anual entre 2009 y 2016); y no fue la obra ni de la caída de la productividad ni de la disminución de la fuerza de trabajo (los baby boomers comenzaron a retirarse a partir de 2010), sino de la drástica reducción experimentada por la tasa de inversión (12,5% del PBI en 2016); y esto sucedió a pesar del récord de rentabilidad de las transnacionales estadounidenses en este período, el mayor en 70 años.

Esta anomalía coincidió con el despliegue de la nueva revolución industrial, que utiliza menos materias primas, fuerza de trabajo y capital, y torna irrelevantes los costos laborales.

Esto ha revertido la tendencia decisiva de la primera fase de la globalización (1991/2008): la búsqueda de los menores costos laborales en el sistema mundial, fuera de EE.UU. El resultado fue que las cadenas globales de producción se extendieron extraordinariamente, y a través de ellas —dentro de ellas— se multiplicó el comercio internacional. Así fue como China se transformó en la primera exportadora del mundo y en la cabeza del intercambio global.

La eliminación de la relevancia de los costos laborales realizada por la nueva revolución industrial es parte de un proceso de reducción sistemática de los costos de producción. La voz de orden ahora de las transnacionales estadounidenses no es más invertir en China, sino en EE.UU. Es lo que se denomina “localización”.

No es solo la potencia retórica de Trump lo que fuerza a las transnacionales a invertir nuevamente en EE.UU. Lo que esclarece la mente de los ejecutivos norteamericanos es el brutal determinismo de los menores costos de producción provocados por la nueva revolución industrial.

La confianza en el capitalismo no es un fenómeno psicológico, sino un sistema de incentivos ineludible en términos de competitividad. Apple produce en China 80% de los equipos de iPhones que vende en el mundo; y ahora ha resuelto invertir más de US$1.000 millones en EE.UU., para crear 6 nuevas plantas industriales y 150.000 puestos de trabajo. “Nada torna a una persona más inteligente que la posibilidad de ser ejecutada en un plazo de dos semanas”, dice Oscar Wilde.

“Localización” es la expresión tecnocrática del reclamo de colocar a EE.UU. primero y hacerlo cada vez más grande. Boston Consulting Group (BCG) afirma que la nueva revolución industrial disminuiría 20%/40% los costos de producción estadounidenses en los próximos 5 años. Productividad y competitividad son ahora sinónimos absolutos en EE.UU.

La regla del capitalismo avanzado ha sido que el capital sustituye al trabajo para aumentar la productividad. Sucede que en el camino se ha apoderado del doble de ganancias que los trabajadores. La productividad aumentó 2,6% anual entre 1991 y 1996, mientras que la retribución laboral aumentó solo 1% por año.

Las transnacionales estadounidenses han sido las grandes ganadoras de la globalización, mientras que la nación americana —encabezada por los trabajadores industriales— ha sido inequívocamente la gran perdedora, tanto en lo económico como en lo social y cultural.

El “fenómeno Trump” nada tiene de casual.

Fuente:https://eju.tv/2017/06/record-de-empleo-en-eeuu/

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OCDE advierte de las desigualdades en el mercado laboral

Perú / www.gestion.pe / 14 de Junio de 2017

“El mercado laboral sigue mejorando en la zona de la OCDE pero las personas con ingresos bajos y medios han visto estancarse sus salarios”, indica un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo en Europa.

La OCDE advirtió este martes sobre las desigualdades en el mercado laboral entre los que más y menos ganan, y pidió a los países que tomen medidas para repartir mejor el fruto del crecimiento económico.

“El mercado laboral sigue mejorando en la zona de la OCDE pero las personas con ingresos bajos y medios han visto estancarse sus salarios”, indica un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicado en Berlín.

Además, entre 1995 y 2015, la proporción de empleos semicalificados bajó 9.5 puntos porcentuales en los 35 países miembros de la OCDE.

“Mucha gente no siente los beneficios ya que se enfrenta a salarios estancados y a ninguna perspectiva profesional”, señaló por su parte Ángel Gurría, secretario general de la OCDE.

La renta media disponible del 10% más rico de la población es ahora nueve veces superior al del 10% más pobre, cuando hace 25 años era sólo siete veces mayor.

Según la OCDE, el rechazo a la globalización se explica por la “incapacidad de las políticas públicas existentes de promover un crecimiento inclusivo” que beneficie a gran parte de la población.

Fuente: http://gestion.pe/empleo-management/ocde-advierte-desigualdades-mercado-laboral-2192394

 

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