UNESCO / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Marco Cortés / Fuente: El Espectador
Un informe publicado por la Unesco revela la difícil situación de las mujeres que quieren acceder a la educación superior en campos de estudio como matemáticas, las ingenierías, las ciencias y la tecnología.
Los bajos índices de escolaridad superior más altos del mundo se presentan en los estados árabes, el sur, el oeste y el centro de Asia, pero el índice más bajo es el de el África subsahariana (menos del 10%). La cifra la reveló recientemente la Unesco al señalar, además, que aunque latinoamérica (cerca del 50%) presenta un rango por encima de la media mundial (entre el 30 y el 40%), aún no es suficiente para alcanzar uno de los 17 objetivos de desarrollo sostenible que pretende: “Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”.
Lo anterior, según muestra el informe, se da gracias a que no se han podido disminuir las disparidades de género en cuanto al acceso a la educación profesional, sobre todo en las ciencias, la tecnología, las ingenierías y las matemáticas, donde solo el 35% de los estudiantes de estos campos son mujeres.
El acceso a la educación de calidad en campos de la tecnología y la innovación no solo se debe a la baja inversión estatal en los estados donde es más grave el problema, sino además por prejuicios y normas sociales.
Es decir, en muchos países subdesarrollados y en vía de desarrollo aún se educa a las niñas a corresponder a ciertas normas y costumbres en los que se enmarca el ser mujer. Todo ello hace que se altere su relación con ellas mismas, con los demás y su comunidad, pero también la forma como, según el informe, desproporcionadamente dejan la educación secundaria y profesional.
El dato se vuelve alarmante cuando se considera que en estos campos están no solo los futuros empleos de cada país, sino el avance tecnológico y por lo tanto económico de cada nación. La conferencia de la Unesco en Bangkok que reveló dicho informe se aseguró que el África subsahariana necesita 2.5 millones de ingenieros si quiere cumplir el objetivo de desarrollo sostenible.
Además, en la misma conferencia se afirmó que para 2025 habrá 7 millones de nuevos empleos en Europa en estos campos de la tecnología y la innovación pero no las suficientes personas para cubrirlos.
La semana anterior a que el informe de la Unesco se revelara, en Colombia se aprobó un recorte del 41% para la ciencia, lo que indignó a múltiples sectores académicos que no entienden la contrariedad del Gobierno nacional al apostarle a la educación como emblema del posconflicto, y al mismo tiempo hacer hacer este tipo de cercenamientos en un punto de inversión social considerado primordial dentro de los objetivos de desarrollo sostenible del organismo multilateral.
Teniendo en cuenta que una de las recomendaciones más acuciantes del informe es un llamado a los gobiernos a promover y garantizar el acceso a la enseñanza de los campos de la tecnología y a información, haciendo énfasis en la igualdad de género, Colombia estaría dando un salto atrás para cumplir dicho propósito que tiene como meta el año 2030.
Según cifras recogidas por el Banco Mundial, la inversión de los gobiernos nacionales en este ámbito no ha tendido al crecimiento de manera sostenida (del 0.1% del PIB en el 2000 al 0.2% en 2016), lo que muestra una clara falta de compromiso político en este tema, contrario a los datos en inversión, por ejemplo en el campo de la defensa (2.8% en 2017).
Fuente de la Noticia:
http://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/en-el-mundo-solo-3-de-las-mujeres-se-graduan-en-carreras-de-tecnologia-e-informacion-articulo-713031